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predicación orante 19 de mayo de 2024

Vie 17 Mayo 2024

Paz a vosotros

DOMINGO DE PENTECOSTÉSMayo 19 de 2024Primera Lectura: Hch 2,1-11Salmo: 104(103),1ab y 24ac. 29bc-30.31 y 34 (R. cf. 30)Segunda Lectura: 1Co 12, 3b-7.12-13 o Ga 5,16-25Evangelio: Jn 20,19-23I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónSumerjámonos hoy en este misterio guiados por la Palabra, de manera que nos impregnemos de él. Los invitamos en este año a leer con mayor atención el Pentecostés lucano narrado en Hechos de los Apóstoles 2,1-11 (primera lectura de la Solemnidad). La “Lectio” de este pasaje nos ayudará a recrear la atmósfera, el estado de ánimo de Pentecostés, porque es verdad que no puede haber un estado de ánimo mejor, una actitud más completa con la cual podamos vivir la vida que ¡la del Espíritu Santo! Salido de la artística pluma lucana, notamos que el relato de Pentecostés es un drama bellísimo, un drama en el sentido original del término, que es el de una participación, de un fuerte movimiento interno cargado de fuertes emociones que le da un gran giro al escenario. ¡Qué intensidad hay en cada palabra! Para captarlo, entremos en la atmósfera espiritual de los dos cuadros que lo componen: (1) Dentro del cenáculo: la efusión del Espíritu (2,1-4) (2) Fuera del cenáculo (2,5-11)1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles que celebramos el día de hoy se ubica dentro de la plenitud de la revelación con la encarnación y el misterio pascual de Nuestro Señor Jesucristo, que ascendido a los cielos y no nos dejó huérfanos, pues cumplió la promesa de enviarnos su Espíritu. Este acontecimiento extraordinario se ubica dentro de las acciones salvíficas de Dios a lo largo de la historia de la salvación; en efecto, Pentecostés, en sus orígenes, era una fiesta agrícola: daba gracias a Dios por las primeras cosechas del trigo; con la liberación de la esclavitud y la alianza sellada en el Sinaí cincuenta días después de la salida de Egipto, según la tradición judía, quedó ligada definitivamente a este acontecimiento fundamental de su historia en el que nació y se constituyó como pueblo de la alianza al recibir y aceptar Ley santa que Dios le dio.Como esta alianza muchas veces fue transgredida por el pueblo, Dios anunció una nueva por boca de Ezequiel: “Os tomaré de entre las naciones, os recogeré de todos los países y os llevaré a vuestro suelo. Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; os purificaré de todas vuestras inmundicias y de todas vuestras basuras. Os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis mandatos” (36,24-27). Y, también, por el profeta Joel: “Después de esto yo derramaré mi espíritu sobre todo mortal y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros ancianos tendrán sueños, vuestros jóvenes verán visiones. Y hasta sobre siervos y siervas derramaré mi espíritu en aquellos días” (3,1-2). Esto es lo que se realiza en le cenáculo mientras los apóstoles con algunas mujeres, entre ellas María, la madre del Señor, estaban reunidos en el piso de arriba y en oración. El Espíritu Santo como viento impetuoso irrumpe en el lugar y se posa sobre todos ellos en forma de lenguas de fuego; de esta manera, los hace profetas, pues inmediatamente comienzan a pregonar las maravillas de Dios en distintas lenguas.El Espíritu Santo es el don de Cristo resucitado. Es lo que se nos indica en el Santo Evangelio; en efecto, en las horas de la tarde del mismo día de la resurrección, Jesús se aparece a sus discípulos, que estaban con las puertas cerradas por miedo a los judíos, y les insufla su Espíritu. Pasando por la pasión y muerte en cruz y levantado de la tumba por el poder divino, resurge victorioso y del Padre obtiene todo poder y, también, la potestad para enviar su santo Espíritu sobre aquellos que lo han aceptado. Él nos adquirió este don mediante el sufrimiento y la muerte.Este santo Espíritu ha sido derramado en nuestros corazones desde el día de nuestro bautismo y desea animar y conducir toda nuestra vida hacia la santidad o perfección de la caridad; quien le abre su corazón y le deja actuar, trabajando por liberarse de todos los obstáculos, entonces dará los frutos tan hermosos que san Pablo nos enuncia en la lectura de su carta a los Gálatas que hemos escuchado en el día de hoy: “amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí”.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?“Todos quedaron llenos del Espíritu Santo”. Dios se nos da con generosidad; su Espíritu es el amor del Padre y del Hijo; todo su amor quiere morar en nuestros corazones y lo hace desde el día de nuestro bautismo, pero solamente puede llenarnos de toda su bondad y misericordia si le abrimos las puertas de nuestra alma de par en par; y esto exige un trabajo serio y decidido por dar muerte, con su gracia, a todas las obras de la carne. En la medida que avancemos por este camino, su santo Espíritu nos irá inundando más y más, hasta que todo nuestro ser quede permeado y penetrado por Él, que nos quiere llenar completamente, pues su amor no tiene medida; somos nosotros quienes ponemos un límite.Para que Jesús nos pueda colmar cada vez más con su santo Espíritu hemos de acercarnos cada vez más a Él. En la medida en que nos unamos más a su corazón, entonces nos insuflará con más fuerza e intensidad su Espíritu. Precisamente, el día de la resurrección sopló sobre ellos y les concedió este Don. Y la condición para ser sus amigos, para ser de sus íntimos es, tal como Él mismo nos lo dijo en varios pasajes de los Evangelios, cumplir sus mandamientos, es decir, en todo momento seguir su querer, hacer lo que más le agrada, pues Él siempre desea lo mejor para nosotros.En la medida en que nos vayamos dejando poseer más y más por Él, su Espíritu nos llenará y nos fortalecerá para dar los hermosos frutos de una existencia llena de paz, de gozo, alegría… y, de este modo, también nuestro corazón, inundado de su santo Espíritu se convertirá, cumpliéndose las palabras del mismo Jesús, en un torrente de agua viva, en una fuente de agua viva, o mejor, el Espíritu pasará por nosotros a muchos otros, comunicándoles su suavísimos y deliciosísimos frutos que estimularán a los demás a una vida de seguimiento del Maestro y a testimoniarlos con las obras y, también, con las palabras, con palabras de fuego, pues una persona poseída por la tercera Persona de la Santísima Trinidad rebosa del fuego ardiente del Amor y su palabra es como horno encendido, según dice Ecl 48,1, refiriéndose a Elías: “Entonces surgió el profeta Elías como un fuego: su palabra quemaba como antorcha”. Esto es lo que se nos indica con el signo de las lenguas de fuego.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor: haz que no temamos al fuego de tu Santo Espíritu; Él no viene a destruirnos; solamente quiere hacer cenizas todo lo que en nosotros ha sido fruto de una vida según la carne; Él solamente quiere liberarnos de las escorias del pecado y del egoísmo que es la fuente de todo mal; Él solamente quiere purificarnos y embellecernos, para que seamos imágenes vivas y radiantes de su Amor misericordioso.Señor: ayudándonos a acercarnos cada vez más a Ti, para que siempre estés insuflando tu santo Espíritu sobre nuestro corazón; así, colmados de tu amor y de tu bondad, no tendremos temor a nada ni a nadie, pues habremos experimentado que solamente Tú tienes Palabras de vida, que solamente Tu eres el Camino, la Verdad y la Vida, que solamente Tu nos puedes conceder la Resurrección y una existencia muy plena ya desde esta tierra.Señor: concédenos la gracias de ser valientes testigos de tu amor en medio del mundo, comunicando ante todo con nuestra vida, que quien te sigue encuentra el camino hacia una vida hermosa y bella, llena de paz, gozo y alegría, muy libre de todo temor y servidumbre, pues teniendo en el corazón al Dios de la Vida y del Amor, todo es nada comparado a este Tesoro que al morir se nos concede de manera plena y definitiva, una vez purificados de toda mancha del mal._______________________Recomendaciones prácticas:•Hoy termina el Tiempo Pascual. Después de la última misa, en la noche, se apaga el cirio pascual y se retira del presbiterio. Conviene colocarlo decorosamente en el bautisterio para que arda durante la celebración del Bautismo y poder encender en él los cirios de los bautizados. •Comienza la Semana de oración por la Unidad de los cristianos.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaLa Eucaristía es el encuentro con Cristo Resucitado que nos da su Espíritu, mediante el cual tenemos la fuerza para vivir una existencia auténtica y verdadera, colmados del amor de Dios y dispuestos a comunicarlo a los demás mediante una existencia transfigurada y llena de humildad y bondad. Participemos con gozo y devoción de esta celebración para obtener este fruto tan necesario para nuestras vidas no pocas veces herida por el mal y el pecado.Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos cuenta las intervenciones salvíficas de Dios en bien de la humanidad y de cada persona; hoy escucharemos su intervención culminante que quiere actualizarla y realizarla también en nuestra vida. Escuchemos con atención.Oración Universal o de los Fieles Presidente: El Espíritu derramado en nuestros corazones desde el día de nuestro bautismo nos invita a clamar al Padre; presentémosle a Él todas nuestras súplicas con fe y confianza.R. Escucha, Padre, nuestra oración.1.Por el Papa Francisco, por nuestros obispos, sacerdotes y religiosos, para que en todo momento se dejen conducir por tu santo Espíritu hacia una vida de auténtica caridad.2.Por quienes gobiernan las naciones, para que siempre elijan lo que la sabiduría de tu santo Espíritu les inspire para bien de todos los ciudadanos.3.Por quienes sufren, para que aleccionados por el Espíritu Santo y fortalecidos por su presencia en sus corazones, asuman sus dolores como una oportunidad para configurarse más plenamente a Cristo y contribuyan a la salvación de la humanidad.4.Por nosotros, aquí reunidos, para que nunca entristezcamos al santo Espíritu de Dios; por el contrario, muy dóciles a sus inspiraciones podamos caminar hacia una vida llena de gozo y alegría. Oración conclusivaEscucha Padre Santolas súplicas que te hemos dirigido; que lleguen a tu presencia y alcancen de Ti lo que te hemos dirigido con fe y confianza, por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Vie 17 Mayo 2024

La Voz del Pastor | 19 de mayo de 2024

Reflexión del señor Cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia:Lectura del Santo Evangelio según San Juan 20, 19 - 23