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adviento

Lun 2 Dic 2024

Adviento: tiempo de conversión y esperanza

Por Pbro. Gerardo Andrés Guayacán Cruz - El Adviento es uno de los períodos más significativos del calendario litúrgico cristiano. No solo marca el inicio del año litúrgico, sino que nos invita a una profunda reflexión teológica sobre el misterio de la Encarnación y la segunda venida de Cristo.La palabra "Adviento" proviene del latín adventus, que significa "venida", y se refiere a la espera de la venida de Cristo, tanto en su nacimiento en Belén como en su prometido regreso al final de los tiempos, la Parusía.El núcleo teológico del Adviento se encuentra en la celebración del misterio de la Encarnación. En el corazón de la fe cristiana, se halla la afirmación de que Dios, en su infinita misericordia, se hizo carne en la persona de Jesús. La Encarnación no es solo un evento histórico, sino un acto de salvación universal, en el que el Dios mismo se hace Hombre para redimir a la humanidad del pecado y la muerte.Este misterio tiene dos profundas implicaciones teológicas. Primero, destaca la gracia de Dios: el Salvador no llega como un rey imponente, sino como un niño frágil nacido en la pobreza, revelando que el amor de Dios no tiene fronteras y se ofrece gratuitamente a todos. Segundo, la Encarnación señala la unión de lo divino y lo humano en la persona de Cristo, (la unión hipostática de Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre).Además de su vínculo con la primera venida de Cristo, el Adviento también nos introduce en una dimensión escatológica. El término escatología, en la teología cristiana, se refiere a la Parusía, o segunda venida de Cristo al final de los tiempos. En el Adviento, se profundiza en la expectativa escatológica, recordando que la venida de Cristo no se limita a su nacimiento en Belén, sino que apunta a su regreso en gloria para juzgar a vivos y muertos. El Adviento, por tanto, es una invitación a vivir en tensión entre “el ya y el todavía no” de la salvación.En la lectura de los textos bíblicos de Adviento, especialmente los del Evangelio de Mateo, Marcos y Lucas, se subraya la necesidad de estar vigilantes y preparados para la venida definitiva del Señor. Los evangelios nos recuerdan que, así como el pueblo de Israel aguardaba al Mesías, los cristianos debemos vivir como si la venida de Cristo pudiera ocurrir en cualquier momento. Esta esperanza escatológica no es motivo de temor, sino de aliento, pues los cristianos sabemos que, con la segunda venida, se consumará el Reino de Dios, un Reino de justicia, paz y bienaventuranza eterna.Uno de los aspectos más profundos de este tiempo litúrgico es el de la Esperanza. Esta virtud no solo nos hace mirar al pasado, hacia el nacimiento del Señor, sino también hacia el futuro, hacia la esperanza de su regreso glorioso. El Adviento nos recuerda que nuestra vida cristiana es una constante espera de esa promesa, y nos anima a vivir con la certeza de que la victoria final de Dios es nuestra esperanza.La esperanza cristiana es activa y transformadora. No es una espera pasiva o resignada, sino una espera que nos mueve a vivir de acuerdo con los valores del Evangelio, a ser agentes de paz, justicia y amor en un mundo que tanto lo necesita. En este sentido, el Adviento es también un tiempo para recordar que somos llamados a colaborar en la construcción del Reino de Dios aquí y ahora.El Adviento es también tiempo de conversión. La figura de Juan el Bautista, que aparece en los evangelios de este tiempo litúrgico, nos recuerda la necesidad de "preparar el camino del Señor". Juan predicaba una conversión radical: arrepentirse de los pecados y hacer que nuestros corazones estén preparados para recibir al Salvador.El llamado a la conversión durante estos días siguientes, es un llamado a abrir nuestras vidas a la acción de Dios, a permitir que Él entre en nuestro ser y nos transforme. Es un tiempo para sanar las heridas del alma, para reconciliarnos con Dios y con los demás, y para dejar atrás todo lo que nos aleja de Él.La Iglesia nos recuerda que la salvación es una obra iniciada en la Encarnación y que es una realidad viva en nuestra vida cotidiana. Que este Adviento sea un momento para renovar nuestra fe, para abrir nuestro corazón a Cristo y para vivir en la esperanza de la venida del Señor.Que éste sea un tiempo especialmente gozoso, con esa alegría incontenida de quien está esperando a alguien sumamente amado, sumamente deseado.Pbro. Gerardo Andrés Guayacán CruzSacerdote de la Diócesis de Duitama-Sogamoso

Vie 29 Nov 2024

Adviento 2024 en Colombia: obispos piden a los fieles fortalecer la oración y reavivar la esperanza en las comunidades

Los obispos colombianos invitan a todos los fieles católicos para que durante el tiempo de Adviento, que este año se vivirá desde el domingo 1 hasta el martes 24 de diciembre, incentiven la oración, fortalezcan los vínculos de unidad y fraternidad, propaguen gestos de bondad y cultiven anhelos de paz y de justicia en el país.Además de ser un tiempo de especial preparación para la Navidad, los prelados resaltan que, en esta ocasión, al ser el preámbulo del Jubileo Ordinario del 2025 convocado el papa Francisco bajo el lema “Peregrinos de esperanza”, todos están llamados a transmitir esperanza, entendida en sí misma como una virtud cristiana.“En la Bula de Convocación al Jubileo, el Santo Padre nos ha insistido en “no caer en la tentación de considerarnos superados por el mal y la violencia” y nos invita a redescubrir aquellas señales de esperanza que contienen el anhelo del corazón humano tan necesitado de la presencia salvífica de Dios. Precisamente, el Adviento nos pone en estrecha relación con la virtud cristiana de la esperanza, que debemos reavivar, de modo que sobreabunde en medio de nuestras comunidades y pueblos y, con ella, la vida”, expresan los pastores en el mensaje.Finalmente, los obispos se manifiestan confiados a la intercesión de la Virgen María y animan a “seguir caminando juntos como Iglesia colombiana que peregrina en la esperanza”.Vea a continuación la lectura del mensaje por parte del Secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia:

Vie 22 Nov 2024

Todo el que es de la verdad, escucha mi voz

NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,REY DEL UNIVERSONoviembre 24 de 2024Primera lectura: Dn 7,13-14Salmo: 93(92),1ab.1c-2.5 (R. cf. Dn 7,14)Segunda lectura: Ap 1, 5-8Evangelio: Jn 18, 33b-37I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducción●Jesucristo es Rey del universo, Rey de reyes y Señor de señores; por Él fueron creadas todas las cosas, Él es el principio y fin de todo lo que existe; por Él subsiste todo (cf. Col 1, 17). Un Rey que lo sustenta todo con su sabiduría y amor, que se pone al servicio de la humanidad y mediante su sacrificio la redime del pecado y la sustenta con su misma vida.●En Jesús el Reino de Dios ha entrado en este mundo. La Iglesia, como dice la Lumen Gentium del concilio Vaticano II, es el inicio y el germen del Reino en este mundo (n. 5), que hace a todos sus discípulos reyes y sacerdotes.●Su Reino se hace presente en este mundo cada vez que alguien le permite entrar y guiar su vida y cada vez que un grupo de creyentes vive en la fe y la caridad que nacen de Aquel que murió en la cruz.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Jesucristo, Rey del universo, que inaugura un Reino nuevo y eterno, fue profetizado en la visión del Hijo de hombre que venía en las nubes del cielo y a quien se le dio poder real y dominio y a quien todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán, según nos dice el libro de Daniel. Su Reinado encarna el reinado de Dios en esta tierra, tal como hace eco el salmo a la profecía antes referida: “El Señor reina, vestido de majestad”.En la segunda lectura del libro del Apocalipsis se nos invita a rendir gloria y honor a Aquel que es el Príncipe de los reyes de la tierra, el Rey de reyes, quien por su sangre derramada nos ha convertido en reyes y sacerdotes. Además, se nos dan unas características muy concretas de nuestro Señor, soberano del mundo: es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra, quien nos ama y nos ha liberado de nuestros pecados por su sangre, nos ha hecho reyes y sacerdotes de Dios, su Padre; es el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso. Podríamos sintetizar todas estas caracterizaciones diciendo que Él lo es todo: Verdad, Amor y Vida que apunta hacia una plenitud absoluta y total, en una relación que responderá a los anhelos más profundos del corazón humano.En el evangelio se nos especifica la naturaleza del Reino de Jesucristo: no es de este mundo, es decir, no es caduco y no mira a la sola transformación terrenal; es una realidad mucho más honda y profunda: es un Rey que da vida y vida en abundancia, que reconstruye el corazón desde dentro y en profundidad, para que de este modo toda persona pueda obrar el bien también en el ámbito temporal y terreno y, de este modo, contribuya al establecimiento del Reino futuro, que no tendrá fin.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Jesucristo es Rey, Creador junto con el Padre y el Espíritu Santo de todo cuanto existe, que con su sabiduría y amor lo sostiene todo. Sin Él nada existe, pues en el principio Dios lo creó todo por su Palabra. Hemos sido hechos a su imagen y semejanza. Sin Él no podríamos existir un momento. Por Él existimos y subsistimos. Más aún, Él nos ha traído vida y vida en abundancia mediante su sacrificio en la cruz. De su costado abierto hemos recibido la sangre que borra nuestros pecados y nos comunica luz y fuerza diariamente.Jesucristo es Rey y ejerce su reinado por medio del servicio hasta la muerte y muerte de cruz por nosotros y por nuestra salvación. Su Reino es muy distinto al modo como los poderosos de este mundo ejercen su autoridad. Como discípulos suyos estamos llamados a convertirnos para dejar la lógica terrenal y asimilar el nuevo estilo que Jesús nos ha dejado con su vida y su muerte; Él, como Rey de reyes, ocupó el último lugar, tanto en su nacimiento como en su muerte. No se arrogó ningún privilegio; más aún, toda su vida fue un vivir para la gloria de su Padre y para la salvación del género humano.Hemos sido salvados en comunidad. El concepto Reino siempre hace referencia a un conjunto de personas, a un espacio con cierta amplitud sobre el que se ejerce el reinado. Así mismo, el Reino de Jesucristo busca llegar a toda la humanidad, acoger a cada persona que viene a este mundo, derramar sobre todo viviente el bálsamo de su amor que ilumina y comunica vida. La Iglesia es la comunión de todos aquellos que se han adherido a su Reino, es la comunión de todos ellos entre sí y con el mismo Jesús, su Rey. En la medida en que vivamos la comunión real y existencial entre nosotros, entonces daremos testimonio de que Él es el verdadero Rey que debía venir; como dice nuestro Señor en el Evangelio de san Juan: “Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti; que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste” (17, 21).3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Jesucristo, Rey del universo, ayúdanos a comprender que sin ti nuestra vida no puede existir, pues eres el fundamento por quien subsiste todo. Sin tu Sabiduría y amor que nos regalas en la vida de cada día a través de muchas mediaciones y muy particularmente mediante la vida sacramental, nuestra existencia caminaría en la oscuridad y el sinsentido, en la vaciedad y la soledad más absoluta.Jesucristo, Rey del universo, concédenos la gracia de convertirnos al nuevo espíritu de tu reinado: el servicio y la entrega hasta el olvido de nosotros mismos, solamente buscando la gloria del Padre y la salvación del mundo. Ayúdanos a comprometernos en una vida de servicio abnegado y desinteresado, de manera que podamos ser un reflejo vivo del amor del Rey pobre y humilde, que nunca buscó su gloria ni quiso aparentar grandeza humana alguna.Jesucristo, Rey del universo, haz que tu Iglesia camine hacia la unidad como tú mismo lo pediste antes de tu pasión; solamente así podremos ser evangelizadores audaces e intrépidos en el hoy de nuestra historia, pues reflejaremos esa comunión de vida y de amor que tú vives con el Padre y el Espíritu; y solamente así podremos ser un signo creíble en medio de un mundo dividido por las discordias y enemistades, pero que en su corazón siempre anhela una existencia plena en el amor y la comunión._______________________Recomendaciones prácticas:●1º de diciembre. Inicia el tiempo de Adviento, ciclo C.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Jesucristo, a quien hoy celebramos como Rey del universo, es el principio y el fin de la historia, es el centro del mundo, por Él hemos sido creados y redimidos; solamente en Él tenemos vida y vida en abundancia; Él se hace presente en la Eucaristía; que esta celebración sea un encuentro vivo con el único que nos pueda comunicar plenitud de vida y felicidad.Monición a la liturgia de la Palabra Jesucristo, Rey del universo, mediante su palabra nos guía y orienta en medio de las vicisitudes de este mundo; acojamos su luz para que podamos caminar por sendas de justicia y verdad.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos a Dios Padre, por mediación de su Hijo, Rey del universo, todas nuestras súplicas y necesidades.R/. Por mediación de tu Hijo, Rey del universo, atiende nuestra súplica.1.Te pedimos por tu santa Iglesia extendida por todo el universo, inicio y germen de tu Reino en esta tierra: que viva en la unidad, a imagen de la Trinidad. Oremos.2.Por quienes gobiernan las naciones, para que en su tarea imiten a Jesucristo que vino no a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos. Oremos.3.Por quienes no tienen techo donde vivir ni alimento para sus cuerpos, para que encuentren personas con buen corazón, que sean un vivo reflejo de Cristo que ejerció su autoridad en la entrega hasta la muerte y muerte de cruz. Oremos.4.Por todas las familias cristianas, para que en ellas reine la unidad y la paz y se conviertan en un estímulo para acoger a Cristo, nuestro Dios y Señor. Oremos.5.Por todos nosotros que participamos en esta celebración eucarística para que asimilemos el espíritu de tu Hijo que ocupó el último lugar en su nacimiento y en su muerte en cruz por amor y para nuestro bien. Oremos.Oración conclusivaDueño y Señor del universo,que has querido que nosotrostus hijos llegáramos al finalde este año litúrgico;al celebrar hoy a tu Hijo,Rey de todo lo creado,te pedimos que aceptesnuestra oración y sintamosel efecto de tu poderentre nosotros.Por Cristo nuestro Señor.R/. Amén.

Jue 7 Dic 2023

De la mano de la Virgen

Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - “En el sexto mes, Dios envió al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen comprometida para casarse con un nombre llamado José, de la descendencia de David. El nombre de la virgen era María” (Lc. 1, 26 -27).Iniciamos el año litúrgico 2023 – 2024 con el adviento, el domingo 3 de diciembre. Como bien se sabe, este es un tiempo especial dedicado a la preparación de la gran fiesta de la navidad. Confiados en Dios, disponemos alma, vida, cuerpo y corazón, para recibir nuevamente al Niño Dios. El adviento es el tiempo de la gozosa espera, donde a través de actos de penitencia, oración y limosna, abrimos las puertas de nuestras vidas para acoger la nueva noticia que los ángeles anunciaron a los pastores en Belén.Pero es necesario tener presente que el adviento no debe limitarse a estos días previos a la navidad. La vida del cristiano es y debe ser asumida en constante adviento. Es necesario tomar conciencia de que estamos de paso por este mundo, de que somos peregrinos y que el adviento, en la espera de la segunda venida del Señor, debe animar toda nuestra existencia. Para ello la palabra “preparación” es una constante. Tenemos que estar todos preparados porque no sabemos ni el día ni la hora en que vendrá el Señor. Eso es también adviento. Podríamos decir, que la madurez del cristiano se manifiesta en lograr combinar el presente con el futuro; el ya pero todavía no que anima la fe a buscar en todo momento la verdad infinita del Hijo de Dios.El camino del adviento, de la mano de la Virgen, adquiere su pleno significado, pues ella, la llena de gracia, supo lo que era acoger en su corazón y en su seno al Hijo de Dios y vivir en carne propia la espera gozosa durante los nueve meses de su embarazo. De la mano de la Virgen María, los invito a recorrer el camino de sus vidas, en tónica de adviento.En el año 1223, en un pequeño poblado de Italia llamado Greccio, hace 800 años, San Francisco de Asís quiso escenificar el misterio del portal de Belén. San Francisco veía en esta escena la síntesis de todo el amor que Dios nos tiene. Ha sido esta una tradición que ha superado los tiempos y llega a nosotros con una invitación muy especial: la de que hagamos de nuestros corazones, de nuestras vidas, de nuestras familias, un nuevo pesebre, en donde nazca verdaderamente el Niño Dios. No puede ser el pesebre una simple decoración. Ha de ser también el testimonio de una fe que tenemos en que somos amados y salvados por el amor y la misericordia divinas.Como nos recuerda el Papa Francisco en la Carta Apostólica Admirabile signum del 2019, “el hermoso signo del pesebre, tan estimado, suscita siempre asombro y admiración”. Y también: “¡Cuánta emoción debería acompañarnos mientras colocamos en el belén las montañas, los riachuelos, las ovejas y los pastores! De esta manera recordamos, como lo habían anunciado los profetas, que toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías. Los ángeles y las estrellas son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor”.Aprovecho para motivar a todas las familias a que recen las novenas de adviento con fe, con esperanza, con recogimiento. Que los pesebres sean hechos con material no biológico, pensando en el cuidado de la casa común, y que, como dice el Papa, no pierdan nunca el asombro al reconocer que, de nuevo Dios Padre creador nos envía a su Hijo para salvarnos. Su nombre es Jesús.De la mano de la Virgen los invito a celebrar la Navidad, tiempo de gozo, tiempo de paz.De la mano de la Virgen María cumplo el primer año del inicio de mi arzobispado en Cali. La Virgen Inmaculada me acompañe hoy y siempre.A todos los lectores de la Voz Católica, a todos los fieles de la Arquidiócesis de Cali y a todos los hombres y mujeres que habitan estas hermosas tierras del Valle del Cauca, les deseo una feliz Navidad y un año 2024 lleno de las gracias y bendiciones del Altísimo. Reciban y vivan el nuevo año de la mano de la Virgen.

Jue 7 Dic 2023

La Voz del Pastor | 10 de diciembre de 2023

Reflexión del señor Cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia:Lectura del Santo Evangelio según Marcos 1, 1-8

Mar 5 Dic 2023

Una mirada a La Inmaculada

Por Pbro. Gerardo Andrés Guayacán Cruz- En este tiempo de Adviento la Iglesia nos presenta para nuestra imitación a la Virgen María, en el misterio de su Concepción Inmaculada. María no está distante de la vida del cristiano. La vida de María no debe ser distante para el creyente. Ella representa para la historia de la salvación un lugar privilegiado por ser la elegida, la “llena de Gracia”. Es nuestro deber exaltar el misterio de la Concepción Inmaculada de María que se celebra anualmente en la Iglesia.La Virgen María desde su concepción, fue preservada por Dios de toda la mancha de pecado original. Ella es privilegiada entre todas las criaturas por singular gracia y privilegio para ser la Madre del Salvador, Jesucristo el Señor. Ella, la Virgen Madre, con su “Sí”, confirmó el proyecto trazado no solamente para Ella, sino también para todo el pueblo de Dios que peregrina en este mundo, la Santa Madre Iglesia.La Bula Ineffabilis Deus [Dios inefable] promulgada por Pio IX el 8 de diciembre de 1854 con la cual se declaró el dogma de la Inmaculada Concepción, enseña que “El Dios inefable eligió y señaló, desde el principio y antes de los tiempos, una Madre, para que su unigénito Hijo, hecho carne de ella, naciese, en la dichosa plenitud de los tiempos, y en tanto grado la amó por encima de todas las criaturas, que en sola ella se complació con señaladísima benevolencia. Por lo cual tan maravillosamente la colmó de la abundancia de todos los celestiales carismas, sacada del tesoro de la divinidad, muy por encima de todos los ángeles y santos, que Ella, absolutamente siempre libre de toda mancha de pecado y toda hermosa y perfecta, manifestase tal plenitud de inocencia y santidad, que no se concibe en modo alguno mayor después de Dios y nadie puede imaginar fuera de Dios”.El Catecismo de la Iglesia Católica (CEC) recoge este magisterio en la siguiente enseñanza: “Para ser la madre del Salvador, María fue dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante. El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como “llena de Gracia”. En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios” (CEC n.490).El papa Benedicto XVI, con un lenguaje profundamente teológico-pastoral mencionó en el Ángelus del 8 de diciembre de 2012 que “María está libre del pecado porque es toda de Dios, totalmente expropiada para Él. Está llena de su Gracia, de su Amor”. El pueblo cristiano ha tenido conciencia de que María “colaboró de manera totalmente singular en la obra del Salvador, por su fe, esperanza y ardiente amor, para restablecer la vida sobrenatural de los hombres. Por esta razón es nuestra Madre en el orden de la gracia” (LG 61). Es Dios quien miró a María con amor; es Dios quien le habló y la eligió para llevar a cabo la obra más perfecta de todas; es Dios quien la consagró entera para su proyecto de salvación; es Dios quien en su seno dio a los hombres la manifestación más excepcional del amor, Cristo Nuestro Señor. Es Ella el modelo perfecto de santidad que todos estamos llamados a imitar, pero es indispensable, para imitar sus virtudes, conocerla, amarla, venerarla; actitudes de una devoción madura a la Santísima Virgen María.

Mar 20 Dic 2022

Navidad sinodal

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Durante el año 2022 hemos sido convocados por el Papa Francisco a apropiarnos de un estilo particular de vida que es la sinodalidad. Si partimos del significado de la palabra sínodo, que es “caminar juntos”, el tiempo de adviento y de navidad recogen buena parte de sus características, pues son días en los que la familia se reúne, los sectores en los barrios y comunidades territoriales se congregan, y en las parroquias se promueve el rezo de la novena de preparación para el nacimiento del Niño Dios en la que participan fieles de todas las edades. La sinodalidad implica estar juntos, caminar juntos, tener sentimientos comunes, mirar el futuro con esperanza, porque sabemos que está siempre en las manos de Dios. Pero este año estos tiempos litúrgicos llegan en contextos históricos muy complejos. A nivel mundial, incrementos de acciones bélicas, guerra entre Rusia y Ucrania que no termina, etc. A nivel local también estamos pasando por situaciones de aumento de la pobreza, de la violencia y de la incertidumbre en buena parte de la población. Esto puede hacer pensar que no hay motivos para celebrar el adviento y la navidad. Por el contrario, el adviento habla de esperanza. Para el que tiene fe, las situaciones de adversidad pasarán. Esperamos los cielos y tierra nuevos que se nos han prometido, por lo que no podemos dejar de vivir plenamente este tiempo, que finalmente, es tiempo de gracia. Y para vivir mejor el adviento, que nos prepara para la navidad, es necesario volver a casa, restablecer los vínculos rotos, ser solidarios con los pobres y acompañar a los que están o se sienten solos. Es la manera como la sinodalidad se vuelve acto concreto. Son los sentimientos de gozo que se comparten y hacen posible que los tristes recobren la alegría, y los que anidan en sus corazones la desesperanza reconozcan que Dios no ha abandonado a su pueblo. La invitación es clara: ¡a vivir en su auténtico significado el adviento y la navidad! Dios, que por amor asume nuestra condición humana, y nace en el portal de Belén, haga posible que los sueños y anhelos que tenemos se cumplan. Los invito a vivir el adviento y la navidad 2022 en clave de sinodalidad, para que escuchemos la voz de la Iglesia y para que escuchemos también lo que el Espíritu nos dice. Para ello, la Arquidiócesis publica el texto de las reflexiones para la novena de navidad de este año. Otra forma de vivir la sinodalidad es sentir que vale la apena dar gracias. ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, él ser humano para darle poder?, dice el salmo 8. ¿Quiénes somos nosotros para que Dios se haga hijo de hombre, y se “abaje”, asumiendo nuestra condición humana? En realidad, no somos nada, no merecemos tan grande distinción. Dios, en su infinita misericordia, nos envió a su Hijo para que tuviéramos vida. Esa es la navidad. Por esto no nos queda sino dar gracias a Dios y con el coro de los ángeles, glorificar por siempre a Dios y suplicar de él su paz. Esos sentimientos de gratitud son los que tenemos en la Arquidiócesis por la vida y el ministerio de Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía, quien nos ha acompañado por más de doce años, poniendo al servicio de esta Iglesia particular de Cali toda su persona y todo su ser. Esta edición de la Voz católica quiere ser un signo más del aprecio y gratitud al arzobispo saliente. Baste solo con que cada uno de los lectores haga un recuento de las experiencias vividas con Mons. Darío, para descubrir como el Señor ha hecho grandes maravillas a través de su persona. Como su sucesor, me llena de satisfacción haber podido compartir con él más de ocho años de ministerio episcopal en Cali, por lo que puedo dar fe de sus desvelos, de su entrega, de su persistencia, de su amor de Iglesia y de la incansable búsqueda para hacer de Cali un pueblo que camine de la mano de Dios y que se comprometa a sanar heridas y vivir en paz. Ni las dificultades, ni las limitaciones propias del ministerio, ni los fracasos en algunos proyectos emprendidos, ni los inexorables años que llegan le quitaron la alegría de saberse servidor, pastor y guía. Con toda la comunidad arquidiocesana, damos gracias a Dios por su vida y la obra que realizó en medio de nosotros. Imploramos sobre él su abundante bendición. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Arzobispo de Cali

Mar 13 Dic 2022

Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO Diciembre 18 de 2022 Primera Lectura: Isaías 7, 10-14 Salmo: 24(23), 1-2.3-4ab. 5-6 Segunda Lectura: Romanos 1, 1-7 Evangelio: Mateo 1, 18-24 I. Orientaciones para la Predicación Introducción ¡Ya llega el Rey de la gloria!! Ya estamos en el cuarto domingo de Adviento que da inicio a la última semana de adviento, se enciende el cuarto cirio, ya estamos próximos a la Navidad. El Salmo 23 que proclamamos hoy, anuncia que “Va entrar el Señor”, va a poner su morada entre nosotros (Cfr. Jn 1, 14). Tanto la primera lectura como el evangelio anuncian como algo inminente el hecho de que “la virgen está encinta y da a luz un hijo” y este hijo será “el Emmanuel”, el Dios-con-nosotros, de tal manera que la llegada del Hijo de Dios es inminente, alegrémonos y gocemos, llenémonos de júbilo, pero al mismo tiempo preguntémonos con el salmista “¿Quién puede subir al monte del Señor?, ¿Quién puede estar en el recinto sacro?”. ¿Será que cada uno de nosotros está preparado para recibir al Señor?, pues solo “el hombre de manos inocentes y puro de corazón” puede entrar en esa presencia. “No tengas miedo de llevarte a María” (v. 20) Por otra parte, en el pesebre, junto al Señor que viene, encontramos también a José y María. Vale la pena resaltar un hecho que nos presenta el pasaje del Evangelio de hoy en la versión de Mateo. Se trata del hecho de que, al quedar María embarazada por obra y gracia del Espíritu Santo, cosa que aún ignoraba José, ante las razonables dudas de él y su decisión de repudiarla en secreto, es el mismo Señor a través de su ángel quien reivindica, quien defiende a María y categóricamente le dice a José “No tengas miedo de llevarte a María, tu mujer porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”. Es el mismo Dios quien disipa las dudas respecto a María. Ella confió en Dios como su humilde esclava y Dios no la guarda y conserva su integridad. Hoy que con frecuencia nos siembran dudas frente a María, que si tuvo uno o varios hijos, que solo Cristo basta y la presencia de María no es necesaria, que si tiene la potestad o no de interceder, etc. Ante estas dudas hoy estas palabras del evangelio son para nosotros: ¡No tengas miedo de llevarte a María! No tengas miedo de llevarla a tu casa, a tu lugar de trabajo, de hacerla parte de tu espiritualidad. “Llevar a María” es llevar bendiciones. Prueba de ello son las bodas de Caná, un matrimonio que comenzó mal, con poco vino y de mala calidad. Como se comienza se termina; para esos nuevos esposos improperados e imprevistos, es fácil concluir que las cosas no les irán muy bien, pero afortunadamente tuvieron un acierto, el acierto de invitar a María ya Jesús a sus bodas (Cfr. Jn 2, 1-2) y esto, ya sabemos la historia, cambio todo para bien. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El oráculo del profeta Isaías, en su contexto original, es una respuesta al rey Ajaz de Judá que debe decidir sobre la amenaza de ataque a Jerusalén por parte de los reyes de Israel y Siria. El profeta invita a Ajaz a no temer y a descartar una respuesta armada, confiando en la fidelidad del Señor a sus promesas, pues él no permitirá que la descendencia de David pierda el trono de Judá. El signo de la acción de Dios es que “la virgen está encinta, y da a luz un hijo”. Si bien ligadas en su sentido literal a un contexto histórico preciso, esta profecía abre el horizonte y anuncia el nacimiento del Mesías de las entrañas purísimas de la Santísima Virgen. Escribiendo a los Romanos, san Pablo recuerda que el centro y el culmen de la revelación divina es justamente el nacimiento del Hijo, acontecimiento que fue anunciado por los profetas y que, llegada la plenitud de los tiempos (cfr. Gal 4,4), tiene lugar en un espacio y tiempo concretos. El énfasis de esta introducción de la carta está el reconocimiento de Cristo como Mesías Salvador y de la gracia del apostolado que los discípulos reciben del mismo Señor. El relato del Evangelio, que nos introduce espiritualmente en la contemplación del acontecimiento más grande y definitivo de la historia, subraya el origen divino del niño que nacerá de María, el cual viene del Espíritu Santo, en el que se cumplen todas las promesas de Dios, al que se ha de recibir en la fe y que salvará al pueblo de sus pecados. El recuerdo de la profecía de Isaías certifica, por así decirlo, que el Hijo que nace de maría es el Emmanuel, el Dios con nosotros. Modelo de cómo acoger el plan de Dios, su amor revelado en el nacimiento del Hijo eterno, son María y José, obedientes y fieles, generosos y humildes. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? A pocos días de la celebración del nacimiento del Niño Dios, la Palabra de este domingo último de Adviento nos invita a entrar totalmente en la contemplación del misterio más grande de nuestra fe: el Hijo de Dios se ha hecho Hombre, es la prueba más grande del amor del Padre Dios, es el acontecimiento que nos llena de alegría y de esperanza. ¿Cómo recibir, entonces, al señor que llega pronto? No mundanicemos la celebración de la Navidad El Evangelio nos advierte claramente que no debemos permitir que se nos embote la mente (cf. Lc 21,34), esto que, que las preocupaciones del mundo, la distracción del dinero, el ruido, los vicios nos hagan perder la dimensión sobrenatural de cuanto estamos celebrando. Se trata de una situación que lamentablemente se ha vuelto común: que olvidemos a Jesús en la navidad y le demos más importancia a los regalos, a las comidas y a las fiestas. El Papa Francisco nos ha dicho que “la Navidad es la revancha de la humildad sobre la arrogancia, de la simplicidad sobre la abundancia, del silencio sobre el alboroto, de la oración sobre ‘mi tiempo’, de Dios sobre mi ‘yo’ . Vayamos hasta el pesebre y contemplemos el amor infinito de Dios La navidad nos pide una actitud contemplativa. El Papa Francisco ha subrayado en diversas intervenciones que el silencio interior es una condición necesaria para ir con provecho hasta el pesebre y descubrir que realmente Dios está con nosotros, está de nuestra parte, viene para salvarnos, para darnos la libertad verdadera. Con la humildad, generosidad y obediencia de María y de José El modelo de José y María nos indica las actitudes positivas que nos conducen al encuentro del Niño Dios: la humildad, para reconocer en el pequeño del pesebre al Mesías; la generosidad, que es la disponibilidad, frente al plan de salvación de Dios; la obediencia, que es la docilidad y voluntad de servir completamente a lo que el Señor quiere. Vivamos la gracia del apostolado También, ya desde este momento, nos debemos sentir enviados, “comunicadores” de la Buena Nueva del nacimiento. Lo podemos hacer en nuestras familias, en nuestros círculos sociales, en nuestros conjuntos residenciales, en los barrios, en las veredas, en nuestras comunidades. En este tiempo, podemos convertir la feliz navidad que nos deseamos en un apostolado, en un anuncio, pues es decir que Cristo nazca en tu corazón y te llene del verdadero amor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? • Señor, que pueda palpar y sentir con fuerza tu presencia en el mundo, en cada hermano, en cada acontecimiento y que, sintiéndote, me goce en tu presencia. • Que la presencia de María y el experimentar su amor maternal, contribuyan a la vivencia de una sana y equilibrada espiritualidad que de frutos abundantes de santidad. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Después del saludo puede encenderse la cuarta luz de la corona de Adviento, recitando la respectiva oración. • Este domingo resalta la figura de María y se celebra como una verdadera fiesta mariana. • Se sugiere el Prefacio de Adviento IV: María, nueva Eva, por resaltar la acción de la Virgen María. • Proponer a los fieles la visita a los más necesitados de la comunidad, llevándoles una voz de esperanza y algún presente. • Promover la cena familiar, después de la Misa de la Vigilia de Navidad. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Con inmensa y creciente alegría por la certeza de la inminente llegada del Dios hecho hombre, que pone su morada entre nosotros, nos reunimos para la celebración de la Eucaristía en este cuarto y último domingo de Adviento. Que esta celebración nos ayude a completar adecuadamente este camino de preparación para la navidad que hemos venido recorriendo. Con ojos abiertos y corazón palpitante, participemos de esta celebración. Monición a la Liturgia de la Palabra Tanto el Profeta Isaías en la primera lectura, como el salmo y el Evangelio de hoy, expresan con claridad que el cumplimiento de la profecía del mesías esperado es inminente. Ante la inminencia del Emmanuel, del Dios con nosotros, es necesario dar pruebas de que ya estamos preparados para estar en su presencia, en la certeza de que todos estamos llamados a formar parte de los santos, como dice San Pablo en la segunda lectura. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: A Dios Padre que cumple sus promesas y nos envía a su hijo para poner su morada entre nosotros, presentémosle confiados nuestras súplicas diciendo: R. Dios con nosotros, escúchanos. 1. Por los miembros de la Iglesia, para que continuando con fe, dedicación y compromiso de santidad este camino de adviento, podamos recibir a Jesús con manos inocentes y puro corazón. Oremos. 2. Por los gobernantes de las naciones, por los líderes de las comunidades, para que antepongan siempre el bien común al bien personal, perseveren en sus propósitos y su trabajo de fruto abundante para bien de todos. Oremos. 3. Por nuestras comunidades, por todos los que nos preparamos para celebrar la navidad, para que este tiempo de Adviento sea tiempo de gracia, de paz y de perdón. Oremos. 4. Por las personas que sufren a causa de enfermedad, pobreza, soledad, o en cárceles y hospitales, para que este tiempo de esperanza les traiga ilusión, entusiasmo y motivaciones para continuar con gozo en el camino de la vida. Oremos. 5. Por los alejados de Dios, para que este tiempo en que Dios viene a nuestro encuentro, sea una experiencia de conversión y de reencuentro gozoso con el Señor. Oremos. Oración conclusiva Escucha Padre estas súplicas que te hemos dirigido con fe, en el nombre de tu amado hijo Jesucristo que puso su morada entre nosotros, que bendice y salva y que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.