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bien común

Vie 27 Mayo 2022

La vida política de la sociedad

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - En este momento, cuando nos disponemos a elegir un nuevo Presidente para Colombia, es preciso que iluminados por la doctrina social de la Iglesia seamos conscientes y responsables de cuanto nos corresponde hacer. Urge que miremos en su conjunto la sociedad y tengamos conceptos claros. Debemos comprender, en primer lugar, que la organización jurídica y política de la vida en la sociedad es una necesidad, por cuanto es una exigencia ética que deriva de la misma naturaleza humana. Esto implica la integración de los grupos, instituciones y asociaciones que los ciudadanos constituyen libremente para el desarrollo de su vida personal y comunitaria dentro de una regulación jurídica y política que se edifique sobre el principio inviolable de la dignidad humana, como fundamento y fin de toda forma de convivencia, que reconozca y garantice el ejercicio libre de los derechos y deberes de la persona y que sirva a la promoción del bien común. Esta organización política de la sociedad requiere un pueblo consciente de su libertad, que defiende siempre su derecho a decidir cómo quiere ser gobernado y quién quiere que lo gobierne; comporta también una autoridad política legítimamente constituida que debe guiarse por la forma de mando institucionalizada en el Estado; pide un orden jurídico justo, estable y público que garantice los derechos y deberes fundamentales de todos; exige un sistema de relaciones entre gobernantes y gobernados marcado por la responsabilidad y la confianza. A este respecto la doctrina social católica enseña que Dios es el origen del poder, porque es el creador del hombre y del mundo. Los gobernados eligen a sus gobernantes, pero no les transfieren la titularidad del poder; por eso, éste es siempre revocable. La corrupción del derecho de mando degenera en tiranía, lo que legitima el derecho de resistencia. Las leyes positivas no pueden sustentarse en la mera voluntad de los legisladores, en proyectos ideológicos o de gobierno, ni en la parte mayoritaria de la sociedad. El derecho natural es el fundamento pre-político sobre el que debe sustentarse el derecho. La doctrina de la Iglesia valora el régimen democrático como modelo de organización política que garantiza la participación, se opone al monopolio del poder y es un ideal de libertad y madurez moral que pone en su centro la defensa y garantía de la persona, de sus derechos y libertades. La democracia no puede reducirse a la regla de la mayoría, debe asentarse en un Estado de derecho que garantice la división funcional del poder, que instaure la autoridad de la ley, que someta y fiscalice al poder político. Por consiguiente, es preciso oponerse, por ser contrarios a la dignidad y libertad del ser humano, a los regímenes dictatoriales con voluntad de permanencia, a la institucionalización de formas políticas basadas en la excepcionalidad, la represión y la violencia. Son causa de graves problemas en la organización política: la acción política como actividad orientada a la satisfacción de intereses particulares, las diversas formas de monopolio de poder, los caudillismos que piden adhesión incondicional y la intromisión del poder en la esfera de las libertades fundamentales de las personas. Algunos medios con los que se puede afrontar los desafíos que plantea la adecuada organización política de la sociedad son estos: educar en la consideración de la dignidad de toda persona; lograr que la familia, la escuela y las diversas instituciones civiles y religiosas formen la conciencia ciudadana; promover el respeto a los valores y a los logros culturales y sociales de la nación; defender el derecho a la libertad religiosa y de conciencia; construir instituciones políticas y sociales que se relacionen desde los principios de subsidiariedad y responsabilidad. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Jue 26 Mayo 2022

Obispos invitan a participar en los comicios electorales pensando en la paz y el bien común del país

A tres días de las elecciones presidenciales, monseñor Omar Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, renovó la invitación a los colombianos para discernir a conciencia entre las "opciones reales" que se tienen para poner un presidente en la dirección del país. Exhortó a ejercer el derecho al voto de manera pacífica, acudiendo a las urnas con la convicción de que el pueblo colombiano tiene grandes potencialidades para generar el cambio que favorezca el bien común. “Este es un momento muy importante de Colombia y necesitamos que todos participemos. Es verdad que tenemos dificultades y justamente por eso debemos participar, pero también tenemos grandes potencialidades, concurramos a las urnas”, afirmó el prelado. Finalmente, observó que esta patria necesita “renovarse en sus opciones y proyectar el país que queremos”, donde los temas de paz y desarrollo integral sean prioridad. Lea también el COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA SOBRE LAS ELECCIONES PRSIDENCIALES Descargar comunicado

Vie 20 Mayo 2022

Obispos: “La participación en la vida política es una obligación moral”

El mensaje que envían los obispos al pueblo colombiano a pocos días de las elecciones presidenciales, es una exhortación a participar “activa y conscientemente” de estos comicios. Los prelados señalan que ante las distintas opciones que se ofrecen para ejercer el derecho al voto, es importante aplicar tres verbos: distinguir, ponderar y valorar, esto, agregan “es lo que llamamos el arte de la búsqueda democrática del bien común”. “Hoy más que nunca necesitamos de esta capacidad para reflexionar sobre la realidad en la cual vivimos y reconocer las causas profundas de nuestros males sociales, sin dejar de mirar las grandes potencialidades que tenemos para progresar unidos”. A través de un comunicado invitan a los colombianos a cuestionarse sobre ¿En qué Colombia queremos vivir mañana?. Responder este interrogante observan los obispos, permitirá motivar y dar la posibilidad de “engendrar ideales para el bien de todos”. “Al participar, superamos el pesimismo y el miedo que nos llevan a desconfiar permanentemente unos de otros. El sueño compartido de un país mejor para todos nos permite recuperar la confianza ciudadana en las instituciones, si logramos entregar su dirección a las personas que consideramos más dispuestas a servir al bien común”. En este contexto, invitan a participar de esta jornada electoral recodando que, “a pesar de nuestras circunstancias, el voto es la herramienta sin violencia más poderosa que tiene una sociedad democrática para determinar su futuro; cuando votamos, hacemos que nuestras voces sean escuchadas”. La misiva fue firmada por los obispos Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia - CEC; Ómar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y vicepresidente de la CEC, y Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la CEC. El comunicado finaliza con una cita contenida en el Evangelii Gaudium, exhortación apostólica del papa Francisco: “Recordemos que el ser ciudadano fiel es una virtud y la participación en la vida política es una obligación moral”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Lun 9 Nov 2020

Papa Francisco insta a una inteligencia artificial con ética

Las intenciones de oración del Papa Francisco para el mes de noviembre 2020, están encaminadas en orar para que el uso de “la inteligencia artificial esté siempre al servicio del ser humano”. En su tradicional mensaje el Pontífice reconoce que “la inteligencia artificial está en la raíz del cambio de época que estamos viviendo” por tanto agrega, “la robótica puede hacer posible un mundo mejor si va unida al bien común”. Advirtió que si el progreso tecnológico aumenta las desigualdades, este no sería un progreso real. Así mismo, señaló que todo avance que implique el uso de la tecnología debe estar basado en el respeto por la dignidad de la persona y la creación. Video de intenciones del Papa Francisco El Video del Papa es una iniciativa oficial de alcance global que tiene como objetivo difundir las intenciones de oración mensuales del Santo Padre. Es desarrollada por la Red Mundial de Oración del Papa (anteriormente conocida como Apostolado de la Oración) y la productora La Machi.

Lun 22 Jul 2019

Economía y dignidad humana

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Uno de los temas de reflexión, en la pasada Asamblea de la Conferencia Episcopal de Colombia, fue: “La economía al servicio de la dignidad humana y del bien común”. Así se asumía la tarea que la Iglesia tiene de analizar realidades como el trabajo, la producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios; todas ellas en relación con el sentido de la existencia del ser humano, la calidad de vida particularmente de los más pobres y el proyecto presente y futuro de la sociedad. El discernimiento en esta materia reviste importancia y actualidad también porque hoy, en tantos casos, todo se mira y se aprecia sólo desde la perspectiva económica. A la vez, es en este campo donde aparecen situaciones profundamente preocupantes como la pobreza, el desempleo, la desigual distribución de los bienes, la carencia de servicios indispensables, que afectan a grandes sectores de la población. Es una situación inadmisible que más de mil millones de seres humanos vivan en la miseria. A la base de todo esto está el egoísmo que no sólo olvida, sino que excluye a los demás, una concepción equivocada de la vida centrada en el dinero, la ignorancia acerca del destino universal de los bienes y de la propiedad, el manejo irresponsable y deshonesto de los recursos, el aprovechamiento utilitarista de los valores económicos por parte de los países más fuertes. En nuestro país, en buena parte, la economía ha estado marcada por el narcotráfico y utilizada para la violencia. Por eso, el Papa Francisco ha dicho, en varias ocasiones, que la crisis económica es una crisis ética y antropológica. En relación con este tema de la economía, constatamos en nuestra sociedad, con gran preocupación, especialmente tres grandes males: la inequidad, la corrupción y la insensibilidad social. La desigualdad económica es una bomba de tiempo; el Santo Padre señala que la inequidad es la raíz de todos los desastres sociales. La corrupción es el cáncer de la economía, expropia el bien común, destruye la esperanza frente a proyectos futuros. La insensibilidad social es una calamidad muy grave, porque vacía nuestra vida de sentido. Esta realidad prueba que es necesario volver al Evangelio. Jesús nos dejó unos criterios esenciales e insuperables de comportamiento: la confianza en la providencia de Dios, que siempre nos cuida (Mt 6,25-32); la libertad frente a los bienes materiales, que no son más que la vida (Lc 12,13-21); la generosidad para poner lo que somos y tenemos al servicio de los demás (Lc 10,25-37); la responsabilidad en la administración de lo que se nos ha confiado (Mt 25,14-30); el compromiso en favor de los pobres y necesitados (Mt 25,35-45). Dentro de la evangelización de lo social, debemos comenzar los cristianos por formarnos nosotros mismos de acuerdo con la enseñanza de Jesús desarrollada ampliamente por la doctrina de la Iglesia, a fin de dar un testimonio nítido de libertad, honestidad, justicia y generosidad en el uso de todos los dones recibidos. Sólo el amor nos permitirá ser una comunidad signo de la interdependencia de la humanidad en términos de relación fraterna, de comunión de bienes y servicios y de participación responsable en la administración del mundo. Luego, nuestra misión es colocar en el centro de la economía la dignidad de la persona humana y el bien común. En nuestras catequesis, en los diálogos personales y en las demás ocasiones que tengamos, sacerdotes y laicos, con sentido profético, debemos anunciar valores esenciales como la honestidad, la responsabilidad, la justicia y la solidaridad. Debemos inspirar una economía con ética que garantice la vida humana, la protección de la familia, la igualdad social, la dignidad de los trabajadores, la ayuda a los más vulnerables, los derechos de las generaciones futuras y el cuidado del medio ambiente. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Mar 2 Jul 2019

La economía al servicio de la dignidad humana y del bien común

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - En dos ocasiones, cada año, todos los Obispos de Colombia, de las distintas arquidiócesis y diócesis, así como de los Vicariatos Apostólicos, provenientes de todas las zonas de Colombia nos encontramos fraternalmente en la Sede de nuestra Conferencia Episcopal en Bogotá para revisar la situación de la realidad nacional y entrar en temas que son de fundamental importancia para la evangelización y la actividad de la Iglesia de Cristo en nuestra Patria, para animar y fortalecer el camino de nuestras comunidades. Este año, en la semana del 1 al 6 de julio 2019, celebraremos la (CVIII) Centésima octava Asamblea Plenaria, para estudiar el tema:La Economía al servicio de la dignidad humana y el bien común.Estamos dedicando tres años al estudio de la incidencia de la evangelización en los distintos ambientes sociales.La Iglesia quiere entrar en lo profundo de la realidad social y, desde el Evangelio de Cristo, tratar de comprender e iluminar el camino de nuestra acción social y de anuncio de las verdades de la fe. Esta temática nos hace entrar en lo profundo de la Doctrina social de la Iglesia, en la lectura que se hace desde el evangelio de los distintos temas que se han ido creando en el último siglo, para comprender la lectura que los cristianos han hecho de los distintos temas que tocan la vida humana y las realidades del hombre, que vive en común con otros hombres y tiene particulares modos de reflexión y vida. La Doctrina social de la Iglesia se ha desarrollado a partir del Magisterio de los Pontífices desde el papa León XIII, con la publicación de la Encíclica Rerum Novarum (1891) y que ha continuado a lo largo de los decenios con enseñanzas muy precisas y claras para los cristianos, orientando suforma de comprender las realidades sociales.En los últimos años hemos tenido dos Encíclicas sociales de mucha importancia, Caritas in Veritate (Caridad en la verdad) de Benedicto XVI y Laudato si (Alabado seas) del Papa Francisco. Ellas nos han hecho entrar en el tema de la caridad y el servicio a los hermanos y la vivencia de la caridad en primer lugar y, en el cuidado de la casa común y del entorno en el cual vive el hombre. El objeto de nuestro encuentro nos hará entrar en una dimensión muy importante de la Doctrina social de la Iglesia, laDignidad de la persona humana. La Iglesia en su enseñanza a lo largo de los siglos, no ha dejado de indicar al hombre, su realidad, sus derechos, su ser, como objeto de la reflexión y de las respuestas que deben darse desde la fe. El hombre, su ser, ha alcanzado una respuesta clara y precisa en el evangelio de Cristo, en la misión y tarea que se le ha confiado y en el horizonte para el desarrollo de su ser, según la voluntad de Dios. La dignidad humana surge de la acción de Dios, pues el hombre es creatura de las manos del Altísimo, habiendo recibido del creador su alma y su cuerpo, además de una tarea y una misión concreta en la realidad y en el mundo.El hombre fue creado de las manos de Dios y de su acción, recibiendo ser “imagen” de El (Génesis 1, 26). En virtud de su dignidad el hombre ha recibido una tarea una misión, que realizar en el mundo, tanto en sus relaciones interpersonales, como en el cuidado y el desarrollo, además del aprovechamiento de lo creado. Este es uno de nuestros grandes retos en la humanidad que vivimos y experimentamos hoy. El Concilio Vaticano II, en la Constitución pastoral Gaudium et Spes (Gozo y esperanza) nos enseña:«Todos los bienes de la tierra deben ordenarse en función del hombre, centro y vértice de todos ellos (…) La Biblia enseña que el hombre ha sido creado «a imagen y semejanza de Dios» (…) y que por Dios ha sido constituido señor de la entera creación visible para gobernarla y usarla glorificando a Dios (…) Pero Dios no creó al hombre en solitario (…) El hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza, un ser social y no pue­de vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás»(Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 12). Precisamente en este orden es que queremos revisar y estudiar el tema de la economía, de las distintas relaciones sociales que se establecen en torno al trabajo, a la compensación justa y necesaria para el trabajo humano, en la propiedad a la cual tiene derecho el hombre y, también al acceso que todos tienen como derecho fundamental al uso de los bienes materiales. En este contexto social en el cual vivimos, la economía a veces parece algo lejano, destinada a ser estudiada y dirigida por unos pocos técnicos, que establecen normas y leyes que nos alejan de la justicia y de los derechos de las personas. La Doctrina social de la Iglesia ha enseñado siempre que hay unas cuestiones fundamentales en la lectura del orden social (base de la economía). Ya el Papa León XIII en la EncíclicaRerum Novarum, había puesto tres valores fundamentales que debían ser tenidos en cuenta: el uso de los bienes materiales para todos; el valor del trabajo -su respeto, fortalecimiento, justa compensación-; y los derechos de la familia en la justicia y la garantía de salarios y derechos justos(Este tema es ratificado por San Juan XIII en la Encíclica Mater et Magistra (Madre y Maestra) n. 42. En nuestros días se va fortaleciendo la propuesta de una nueva economía, que tenga al hombre y sus derechos como fundamento, con la propuesta de un nuevo modelo alternativo de economía y de sociedad.La Iglesia en Colombia ha valorado y apoyado en muchos momentos estos temas, con el fortalecimiento del cooperativismo; con la creación y fortalecimiento del SENA, como oportunidad de formación de los jóvenes; con la creación de un comercio equitativo, solidario y respetuoso de la naturaleza y de los bienes comunes. El tema de la economía, de los parámetros sociales de lectura de los bienes económicos,de los medios de producción y de sus ganancias, tiene que pasar necesariamente por el bien común y destino social que estos bienes tienen, la Iglesia lo ha llamado una hipoteca social(San Juan Pablo II, Encíclica Sollicitudo Rei Socialis (Solicitud por las cosas sociales, n. 42). Los bienes, la propiedad privada tienen también su valor y deben ser respetadas, pero es necesario que se fortalezca un camino de justicia y de participación de los bienes para todos, sin distinción, evitando la inequidad y la injusticia para muchos.Es necesario proponer una respuesta a la realidad social, en el ejercicio y cumplimiento de cuanto la Iglesia ha enseñado que es la justicia social, el derecho a todos a acceder a los bienes de la naturaleza, de la producción económica, al satisfacer sus necesidades primarias y fundamentales. El Evangelio de Cristo, está claramente en la base de estas opciones y de estas respuestas que son tan necesarias. Les pido queridos lectores de LA VERDAD que pongan esta intención en sus oraciones, pidiendo las luces del Espíritu Santo sobre el trabajo que realizaremos. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta

Lun 1 Jul 2019

Presidente del Episcopado instala CVIII Asamblea Plenaria

En la mañana de hoy, monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, fue el encargado de hacer la instalación de la asamblea plenaria de obispos que llega a su versión ciento ocho. En esta ocasión, el tema principal de discernimiento se centrará en “la economía al servicio de la dignidad y del bien común.” Monseñor Urbina Ortega, inició su intervención recordando que “la dignidad de la persona, creada a imagen de Dios, es un misterio. Pero, también, es una conquista que está a la base de la construcción de toda sociedad que coloque a las personas en el centro de las transformaciones sociales”. El arzobispo de Villavicencio, expuso que las cuestiones sociales y económicas deben ir encaminadas, en la reflexión y anuncio de la Iglesia, a despertar las conciencias de los responsables de ellas, para recuperar el sentido de humanidad y justicia. Dijo, además, que “Los derechos humanos no son simples concesiones sociales, sino, elementos nucleares de la propia dignidad humana, y el poder político y la sociedad están llamados a protegerlos”. Al referirse al tema del bien común, expresó que se requiere de una ética responsable para el manejo de la economía “que debe pasar por la responsabilidad en el consumo, en el cuidado de la casa común y en la protección de los más vulnerables”. El prelado develó durante su alocución que es evidente ver como la tenencia de tierras se concentra en manos de unos pocos, por lo que advirtió que las medidas que acompañen la reforma agraria no pueden quedarse solo en un reparto de tierras, sino que debe contribuir al desarrollo integral de los pueblos. En su discurso, se refirió también al cambio de época que conlleva nuevas dinámicas de ver el mundo en una “aldea global” interdependiente. “El desarrollo humano y el bienestar social tienen necesidad del amor en la verdad, en una sociedad que pasa por momentos difíciles: la crisis financiera, sus consecuencias sociales, sicológicas, políticas y antropológicas; la globalización con la reducción del nivel de protección social, el eclecticismo cultural, la ambigüedad de la ciencia con aplicaciones cuestionables en el dominio de la vida y la falta de reflexión sobre el fin de la economía”. A la vez que resaltó que solo el amor permitirá vivir y guiar la creciente interdependencia de la humanidad en términos de relación, comunión y de participación, monseñor Urbina Ortega mencionó y reflexionó sobre algunas pistas que el Papa Francisco sugiere para redescubrir el camino del respeto y la equidad de las personas. Son ellas: La opción preferencial por los pobres; las periferias; la inequidad; la corrupción; la injusticia política, social y económica; el techo, la tierra y el trabajo; los emigrantes; la tarea profética y las nuevas generaciones. Al dirigirse a los obispos presentes en la asamblea, dijo que a pesar de que los tiempos son difíciles siempre hay una esperanza. “Todo lo que acontece, por más negativo y terrible que sea, siempre servirá para el bien; por eso los invito a proseguir en el trabajo que las jurisdicciones han realizado”. Finalmente, afirmó que, ante esta compleja realidad, los obispos durante la asamblea se darán a la tarea de escuchar, discernir y trazar tareas de acción para la tarea evangelizadora de la Iglesia que acompaña a las comunidades. “Sabemos que no hay fórmulas mágicas, pues la historia la construimos paso a paso, en el tiempo más que en el espacio, pero podemos ayudar a colocar la economía al servicio de todo nuestro pueblo y no de unos pocos, luchar contra la exclusión, la corrupción y la inequidad, en la que el dinero domina en menoscabo de las personas”. La asamblea del episcopado que congrega en esta ocasión a 85 prelados de las diferentes jurisdicciones del país, sesionarán en plenaria hasta el próximo 5 de julio. El sábado 6, los obispos peregrinarán hacia la Basílica de Chiquinquirá donde celebrarán el centenario de la coronación de Nuestra Señora del Rosario como reina y patrona de Colombia. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar discurso inaugural Mons. Óscar Urbina[/icon]

Vie 28 Jun 2019

Julio 1 al 6: Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano

En esta ocasión el tema de reflexión es: "La economía al servicio de la dignidad humana y del bien común". Durante el encuentro, los obispos profundizarán en las tendencias actuales de la realidad socio-económica colombiana a la luz del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia, para proponer líneas de acción pastoral que promuevan el desarrollo integral y solidario. Como cierre de la asamblea y en el marco del centenario de coronación de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, los obispos peregrinarán el sábado 6 de julio a la Basílica de la llamada "ciudad mariana" , donde celebrarán la Eucaristía para pedir por la paz y la reconciliación del país.