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conferencia episcopal de ecuador

Mar 11 Mayo 2021

Conferencia Episcopal de Ecuador solidaria con la Iglesia y el pueblo colombiano

A través de una carta dirigida al presidente del episcopado colombiano, monseñor Oscar Urbina Ortega, las directivas de la Conferencia Episcopal de Ecuador (CEE), expresaron su cercanía y solidaridad al pueblo colombiano por los brotes de violencia surgido en los últimos días en el territorio nacional. En su mensaje, los obispos de Ecuador rechazan todo tipo de violencia: "Conjuntamentamente con ustedes, los obispos de la Conferencia Episcopal de Colombia, rechazamos toda clase de violencia, venga de donde venga, sea cual sea; ésta debe ser enfrentada con generosidad y patriotismo ya que la violencia no soluciona nada; produce más sufrimiento y más muerte", señalan en la misiva. Igualmente, reconocen que en Colombia como en el resto de países de América Latina, las familias vienen sufriendo desde hace muchos años la inequidad, la pobreza, el desempleo y el hambre; esto, agregan: "ha corroído la esperanza, ha destruido los sueños y ha vuelto a abrir las heridas. Con ustedes denunciamos la hipocresía de quienes identifican la paz con el silencio cómplice, con la indiferencia egoísta y con la retórica de status quo". A este respecto señalan los prelados que la CEE se suma a la súplica de la Iglesia y del pueblo colombiano, pidiendo de Dios la conversión de los "corazones de piedra" para que así se pueda construir una Colombia fraterna "en la que el dolor de uno sea el dolor de todos, en la que la alegría de uno sea la alegría de todos; una Colombia en la que todos los que faltan a la mesa del pan y de la vida sean necesarios y no simples cifras de una fría estadística". Finalmente, al evocar las palabras que el Papa Francisco pronunció en su visita a Colombia: "Es la hora de desactivar los odios, renunciar a las venganzas y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro", agradecen la generosidad y servicio de quienes atienden el grito de los últimos y excluidos, de los "pequeños y los pobres".