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confinamiento

Mié 20 Abr 2022

En Buenaventura aumenta violencia, confinamiento y desplazamiento

Insistente llamado al Gobierno hace el obispo de Buenaventura, monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, quien asegura que el incremento de la violencia y el desplazamiento en esta región del país sigue creciendo. El prelado en diálogo con el Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal, mostró una breve radiografía de lo que está sucediendo en esta región del país. Informó que el ELN reunió a la comunidad de la Vereda San Isidro y “les dijeron que era mejor que se fueran porque iba a ver muchos combates y que peligraban sus vidas, entonces la gente comenzó a salir”, por esta razón, y desde una semana antes del Domingo de Ramos han llegado al Coliseo Cubierto El Cristal de Buenaventura alrededor 200 personas desplazadas. A esta población que se encuentra en unas condiciones difíciles, la Pastoral Social de la Diócesis les ha venido ofreciendo alimentación y artículos de primera necesidad. Así también, está acompañando a los líderes, quienes reclaman la presencia del Estado. También aseguró que la Armada Nacional ha estado llegando hacia ese territorio, pero su presencia no es permanente, ellos solo van de paso. “Pero ellos dicen (habitantes) cuando está la Armada y se quedan no me pasa nada, pero cuando se van al otro día llegan los otros grupos a amenazar y a estigmatizar”. Agregó que en las comunidades del Bajo Calima la gente está cansada, viven en una zozobra y en un miedo permanente por los constantes enfrentamientos que se presentan. Pero también dijo que hay “otras veredas que se están viniendo hacia el casco urbano, hay veredas prácticamente vacías, que tenían 400 o 500 habitantes y ya no queda nadie, otros están allí confinados”. A esta problemática, expuso el obispo, se suma también toda la violencia urbana en Buenaventura, que se genera “por la disputa de territorios entre un grupo llamado los Chotas y otros los Espartanos, que son grupos delincuenciales locales, que cuidan el transporte de la cocaína, hacen extorsión, robos y amedrantan a la comunidad”. Agregó que “todos los productos de la canasta familiar ellos la manejan, cobran un impuesto, nadie puede vender, sino los que paguen el impuesto, el resto no pueden comercializar ningún tipo de productos de la canasta familiar. Ellos todo lo dominan en la ciudad y lo que sale de la ciudad también para la zona rural”. Se requiere la presencia del Estado Frente a este difícil panorama monseñor Jaramillo Montoya reclamó la presencia del Estado, “no puede ser que estos territorios estén solamente al margen de todo el orden nacional y que la autoridad allá la ejerzan solamente los grupos al margen de la ley”. “Necesitamos una presencia del Estado. Primero, del Ejército Nacional, los necesitamos allá, que estén permanentemente en ese lugar; segundo, que junto con la fuerza pública llegue la inversión social, llegue el desarrollo, que mejoremos las escuelas, que haya mejor transporte, que haya ayuda a los campesinos que siembran arroz, siembran cacao y siembran otro tipo de cultivos lícitos, que se le apoye a ellos. Los narcotraficantes sí están apoyando con semilla, con asistencia técnica, con economía a los campesinos para que siembren la coca, no es justo que los narcotraficantes hagan ese papel también hecho y el Gobierno no lo esté haciendo en esos territorios”, concluyó el jerarca.

Mar 13 Abr 2021

En los próximos días de pandemia: retos para la familia

Como parte de las acciones que ayudarán a animar el Año de la Familia convocado por el Santo Padre el pasado 27 de diciembre de 2020, el Departamento de Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal de Colombia y la Fundación Familias Fuertes, invitan a las familias para que a partir del 14 de abril y durante 21 días, se atrevan a vivir cada día un reto como experiencia de fe y fortalecimiento al núcleo familiar. La pandemia del Covid-19 ha puesto a las familias en una situación excepcional. En muchos hogares estos espacios de confinamiento han servido para fortalecer esos lazos familiares que ya existían; pero, en otros, ha sido una carga difícil de llevar, propio de muchos factores que convergen al interior del hogar, como: la falta de diálogo, la violencia, el desempleo, entre otros. Frente a esta compleja realidad, la Iglesia busca caminos que permitan llegar y acompañar a estas familias. Por ello, propone un material radiofónico que contiene reflexiones y propuestas cortas, aplicables al bienestar de las familias y orientadas a partir de la exhortación apostólica Amoris Laetitia «La alegría del amor». Cómo participar Se ha creado la cuenta gratuita de Telegram https://t.me/FundacionFamiliasFuertes Así, desde un teléfono móvil, los interesados podrán unirse a este canal e interactuar para asumir esta gran aventura. Para mayores informes, también pueden enviar un mensaje al darle click a este enlace https://wa.me/5214622511017 donde brindan asesoría si presentan inconvenientes para ingresar.

Lun 30 Nov 2020

Boletín "Notas de Actualidad Litúrgica" No. 77

El Departamento de Liturgia del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), presenta el Boletín Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA N° 77, ¡Regresemos con esperanza al templo!, en el contexto de vuelta progresiva al templo donde, experimentando ciertos temores, tenemos la firme esperanza de que el Señor siempre ha estado caminando con nosotros para ser capaces de discernir su voluntad en bien de todo su pueblo. En efecto, después de este tiempo de confinamiento y también de gracia, con las correspondientes orientaciones y aplicación de los respetivos protocolos de bioseguridad, se han ido reabriendo paulatinamente los templos y estamos, con ciertos temores, pero también con grandes esperanzas, retornando a las celebraciones litúrgicas que alimentan y fortalecen la vida espiritual del pueblo de Dios y, por tanto, la familiaridad comunitaria. Sin embargo, dado que en esta nueva etapa que ya estamos viviendo, unos todavía no pueden y otros definitivamente no podrían participar en las celebraciones en los templos, ya sea por las restricciones establecidas en los protocolos o por razones de salud o de edad, conviene mantener activa la preocupación y el esfuerzo pastoral para hacer que ellos, con las estrategias pastorales que han sido implementadas en esta época, se puedan unir a las celebraciones de la comunidad. Agradeciendo la colaboración de cada uno de los que aportaron sus conocimientos e ideas, deseamos que estas reflexiones nos ayuden a profundizar, iluminar y orientar más el momento histórico de celebración de la fe, en medio de la realidad concreta de la pandemia del coronavirus que estamos viviendo, para que todos, creyentes y aun los alejados, nos podamos encontrar con Jesucristo, único camino de conversión, comunión y solidaridad. Descargar Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA No. 77 Lea también: Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA" No. 71 Lea también: Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA" No. 72 Lea también: Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA" No. 73 Lea también: Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA" No. 74 Lea también Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA No. 75 [icon class='fa fa-download fa-2x'] Lea también Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA No. 76[/icon]

Jue 3 Sep 2020

Un réquiem

Por: Mons. Ovidio Giraldo Velásquez - En esta pandemia y en el tiempo de confinamiento ha habido una frecuente y dolorosa experiencia de la muerte. Algún amigo, vecino, compañero de trabajo, conocido o, más doloroso aún, alguien de la familia ha partido. En la reapertura de las actividades ya no los encontraremos. En esta luctuosa lista hay personas de todas las edades, de todas las profesiones y condiciones. No importa tanto saber su número o establecer una clasificación. Nos debemos resistir a olvidarlos o a pasar desapercibida su partida. Son más que registro de estadísticas. En cada uno de ellos hay una historia de vida, un drama familiar, un reclamo, lágrimas, esperanzas y desesperanzas. Han partido, ya no están, queda su ausencia y tal vez profundo dolor. Hagamos un pare para pensar en ellos y en sus familias, para pensar que, como dice Ernest Hemingway, “la muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntas por quién doblan las campanas: doblan por ti”. Sin duda alguna la pandemia nos ha arrebatado un significativo número de compañeros de viaje y nos ha desprovisto de su presencia y competencia, enrostrándonos nuestra esencial fragilidad, la natural precariedad de los recursos y cálculos humanos y el límite de nuestras posibilidades. Pero, en nuestra esperanza y para nuestro consuelo debemos pensar, con el apóstol San Pablo, que en la muerte se siembra una semilla y ésta fructificará en un cuerpo celestial; y que la muerte también es una ganancia, es una puerta de vida “porque este ser corruptible tiene que vestirse de incorrupción, y este ser mortal tiene que vestirse de inmortalidad” (1Corintios 15,53). Oremos por todos los que han partido, muchos de ellos en angustia y soledad; oremos por sus familias y sus allegados; también por quienes en vida de ellos supieron servirles, supieron ayudarlos, supieron quererlos. Dios pagará. Finalmente, pensemos en Dios, en su dolor, en el luto de su corazón por toda esta suspensión afanosa de la vida de muchos. Todos somos sus hijos. El corazón de Dios está sangrando con más intensidad en estos días. Pensemos también en la creación, que gime por nuestras locuras, que sufre nuestros horrores, que se estremece por nuestros abusos. Para nuestra oración de sufragio podemos apoyarnos en los salmos 40, 42, 51, 70, 86, 121, 130, 145. Para oración de reconciliación con la creación nos pueden servir los salmos 8, 104, 148. Para nuestro reencuentro con Dios en estas circunstancias dolorosas nos pueden ayudar los salmos 9, 11, 25, 31, 38, 39, 40, 41, 46, 89, 90, 102, 123, 127, 139, 143, 146, 150. Himno de la Liturgia de las Horas Amargo es el recuerdo de la muerte en que el hombre mortal se aflige y gime en la vida presente, cuya suerte es morir cada día que se vive. Es verdad que la luz del pleno día oculta el resplandor de las estrellas, y la noche en silencio es armonía de la paz y descanso en las tareas. Pero el hombre, Señor, la vida quiere; toda muerte es en él noche y tiniebla, toda vida es amor que le sugiere la esperanza feliz de vida eterna. No se oiga ya más el triste llanto; cuando llega la muerte poco muere; la vida, hija de Dios, abre su encanto :“La niña no está muerta, sólo duerme”. Señor, da el descanso merecido a tus siervos dormidos en la muerte; si el ser hijos de Dios fue don vivido, sea luz que ilumine eternamente. Amén. + Ovidio Giraldo Velásquez Obispo de Barrancabermeja