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Diócesis de Caldas

Vie 17 Dic 2021

Nombrado Administrador Diocesano para Caldas

Este jueves 16 de diciembre fue designado como Administrador Diocesano de Caldas, el padre Juan Fernando Franco Sánchez, quien fungía como Vicario General de esa Jurisdicción Eclesiástica. El Administrador Diocesano fue elegido por el Colegio de Consultores, conforme en lo establecido en el Código de Derecho Canónico, Canon 421. Tras conocer su nombramiento, el sacerdote se dirigió a través de una carta al clero de esta Jurisdicción informando de la noticia, les pidió sus oraciones y el seguir caminando juntos en la edificación y contrucción de esta Iglesia diocesana. "Trataré de poner mis capacidades al servicio del clero y de toda la Diócesis. Cuentan incondicionalmente conmigo".

Lun 18 Oct 2021

El Papa Francisco nombra obispo para la Diócesis de Cartago

Monseñor César Alcides Balbín Tamayo, fue nombrado por el Papa Francisco como nuevo titular de la sede de Cartago, en el departamento Valle. El nuevo obispo de Cartago viene de pastorear, desde el año 2015, la Diócesis de Caldas, una jurisdicción eclesiástica ubicada en el Departamento de Antioquia. Perfil de Mons. César Alcides Balbín Tamayo Nació en Santa Rosa de Osos el 8 de septiembre de 1958. Ordenado sacerdote el 19 de noviembre de 1985 para la diócesis de Santa Rosa de Osos. Teólogo sistemático con especialización en Teología Moral, en la Pontificia Universidad Della Santa Croce de Roma y licenciado en Filosofía y Ciencias Religiosas de la Fundación Universitaria Católica del Norte. Además, es especialista en Gerencia, en la Universidad CEIPA (Centro de Investigación y Planeamiento Administrativo), Medellín y Máster en Dirección de Empresas: Executive M.B.A (Master in Bussines Administration), en la Escuela de Administración de Empresas de Barcelona. De sus servicios a la Iglesia se destaca el haber sido rector de la Escuela Apostólica Miguel Ángel Builes, Donmatías (1989-1992). Formador (1995) y rector del Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino (1996-1999); Síndico y Director Nacional de la Fundación del Mutuo Auxilio Sacerdotal, MASC (2004-2014); Director Financiero de la Conferencia Episcopal de Colombia y Representante legal de la Fundación Bernardo Herrera Restrepo (2008-2014); párroco de Bellavista (Julio 2014 – enero 2015). Fue preconizado Obispo de Caldas, Antioquia, el 28 de enero de 2015 por el papa Francisco y consagrado el 7 de marzo sucesivo [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar BIOGRAFÍA[/icon]

Jue 21 Mayo 2020

Diócesis de Caldas rechaza incremento de violencia en corregimiento de Minas de Amagá

Tras el incremento de hechos violentos y asesinatos en el corregimiento de Minas de Amagá, situado en la subregión Suroeste del departamento de Antioquia, la diócesis de Caldas ha expedido un comunicado en el que expresa su preocupación ante estos acontecimientos que rompen con la tranquilidad de las comunidades. Al rechazar todo tipo de violencia, llaman la atención de la sociedad en general y de las autoridades competentes “para que tomen cartas en el asunto y no desestimen tales hechos, pues su crecimiento va siendo exponencial”. Resaltan que esta situación de violencia ha sido recurrente en lo corrido de este año, dejando sin vida a cinco habitantes de esta población. Descubren además, que algunos de los factores que están desestabilizando la tranquilidad de este municipio han estado marcados por cuenta del consumo y el tráfico de estupefacientes. Según lo expresa la misiva, problemas estructurales de índole social como el respeto a la vida humana, la educación, proyectos recreativos, el empleo, la familia, entre otros, han sido atendidos de manera esporádica por las autoridades, sin obtener una respuesta clara que ayude a la estabilidad en las comunidades. Por último, expresan su cercanía y acompañamiento a los habitantes de este corregimiento. Manifiestan su solidaridad y oración a los familiares de quienes han perdido sus seres queridos por cuenta de la violencia. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 2 Mayo 2019

La sociedad arrinconada

Por: Mons. Cesar Alcides Balbín Tamayo - Sí, la sociedad en la que vivimos la podemos definir como una sociedad arrinconada. Podemos hablar de muchas clases de sociedad: la sociedad antigua o primitiva, la sociedad del medioevo, la sociedad moderna, la agraria, la urbana, la industrial, la sociedad de consumo, hasta «la sociedad de los poetas muertos», y la sociedad del miedo, en el sentido en el que lo dice el sociólogo alemán Heinz Bude, cuando afirma que esta sociedad está fuertemente marcada por la incertidumbre, la amargura, la rabia y la impotencia. Esto se experimenta en muchos de los aspectos de la vida. Todo esto lleva a vivir en la sensación de una constante derrota, en la imposibilidad o al menos en la gran dificultad para avanzar; a la soledad en medio de la turba, a unas ganas irrefrenables de no hacer nada, a sentir que no vale la pena, que esto no tiene sentido y que la fuerza de unos pocos arrodilla a muchos: a las personas, a las instituciones, al comercio, a la industria. Sí, así se siente cuando asistimos a lo que estamos asistiendo en nuestro medio: estamos arrodillados por un puñado de forajidos, sin Dios y sin ley. Pequeños grupos de delincuentes que a todos amenazan, que no le es suficiente que hayan invadido nuestras calles, nuestras escuelas y colegios de droga, llevando a niños y niñas, desde la más tierna edad, a perder lo más preciado como es su inocencia y su tranquilidad, y a depender de la malvada droga. Todos acorralados: las autoridades, el Estado, que parece que funciona solo en la gran capital, y desde donde se hacen las leyes y se distribuyen las tareas, más no el presupuesto, gobiernos de escritorio que poco aparecen por nuestras veredas. Acorralados en los campos o en los pueblos, donde mandan los que tienen un arma. Todos confinados a las dos o tres calles del pueblo, y avanzando a pasos agigantados a sus casas, antes de que caiga la noche, a encerrarse por miedo a las bandas que han ocupado los espacios, incluso aquellos de las autoridades. Llaman, juzgan, dictan sentencia, aplican la justicia, hacen las veces de jueces y con la facilidad de quien se toma un vaso de agua, aplican «la ley», la de ellos, y así disponen de los bienes e incluso de la vida de los demás. Es una sociedad acorralada donde el respeto a la autoridad, (si es que la hay), ha desaparecido. Nuestros pueblos, nuestras calles y nuestras veredas están secuestrados nuestras familias, nuestros jóvenes y nuestros niños: todos secuestrados, todos acorralados, todos confinados, todos arrinconados. Ya los delincuentes no caben en las cárceles, tampoco en las calles. Vamos siempre a la defensiva, no sabemos con quien nos vamos a encontrar, cunde la desconfianza, y vamos en veloz carrera. Tememos a las motos, tememos a los carros, tememos a los que van por las calles drogados, “greñudos y sucios”, tememos a los que avanzan de manera sospechosa. Tememos salir por las carreteras veredales, por las calles solitarias y por las calles congestionadas. Tememos ir solos, tememos ir en el tumulto: ¡que contradicción! Es esta la experiencia que se vive en este sur del Valle de Aburrá y en este Suroeste Cercano. La vida en nuestros pueblos se ha venido convirtiendo en una verdadera pesadilla. Escuchar a los sacerdotes y a los laicos de la Diócesis, nos ha llevado a concluir que no hay rincón que se salve. Los pueblos grandes, los pequeños, los corregimientos, las veredas, todos viven la amarga experiencia de sentirse impotentes ante tanta inseguridad. Todos ubican con facilidad el origen de tanto mal. Ubican también los lugares, las bandas, los grupos, las personas. Saben de dónde procede la droga, quién la distribuye, de quién es este perverso mercado. Y es cuando nos hacemos la pregunta: ¿será que las autoridades no lo saben o no lo quieren saber? ¿O sí lo saben, pero…? Hay que escuchar los lamentos y la impotencia de los alcaldes, ante los oídos sordos del gobierno departamental, por ejemplo, cuando ponen en su conocimiento toda esta tragedia. ¿Hasta cuándo? La sociedad arrinconada es la sociedad del egoísmo: sálvese quien pueda. Es y seguirá siendo la sociedad del miedo, del silencio, muchas veces cómplice, y otras veces complaciente, máxime si seguimos en este silencio. ¿Tendremos que concluir, entonces, que en el Suroeste estamos perdiendo el norte? + Cesar Alcides Balbín Tamayo Obispo de Caldas

Lun 3 Jul 2017

Caldas se prepara con todo para ir al encuentro del Papa

Desde el anuncio de la visita del Papa a nuestro país, los fieles de la diócesis de Caldas se están preparando para recibir al Vicario de Cristo. Así lo manifestó el obispo de esta jurisdicción, monseñor César Alcides Balbín Tamayo. “Nos estamos preparando hace meses atrás con la oración y la catequesis. Buscamos que el mensaje del Papa llegue a todos a través de la acción de los agentes de pastoral, los sacerdotes, las pequeñas comunidades del SINE y las delegaciones de pastoral”, comentó El prelado, aunque reconoció que la visita del Papa sea en pocas ciudades recordó que el Pontífice viene a Colombia, por ello importante es recibirlo con la esperanza de que traiga el saludo de reconciliación y paz a todos los sectores y grupos humanos en nuestro país. “Nos estamos organizando en grupo y con alegría con diferentes medios como pancartas, y a través de los agentes de pastoral, las pequeñas comunidades de evangelización y los grupos juveniles”, subrayó.