Por: P. Jorge Enrique Bustamante Mora - El Señor Jesús, en su oración sacerdotal (Jn 17), eleva una sentida alabanza y súplica al Padre; primero por sí mismo manifestando que todo es para mayor Gloria de Dios, luego pide por los “suyos”, es decir sus discípulos, y luego, rogó por quienes creerán en el anuncio de la Buena Nueva, dice: “No ruego solo por estos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí” (Jn 17,20), y pide en concreto por la unidad, “para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17,21). Con gran probabilidad, ya preveía que en la historia dada las complicaciones del ser humano nos dividiríamos, como efectivamente ha sucedido tantas veces.
Se evidencia que la unidad es fruto de la oración, de una súplica amorosa al Padre; que en sus planes no está el que existan miles de Iglesias según el querer de cada uno sino que se busque la unidad, y que la unidad tenga como fuente el misterio que une al Padre y al Hijo en el amor del Espíritu Santo. La unidad no es fruto de compromisos humanos sino que es un don misterioso del Espíritu Santo, por ello se hace necesario orar y suplicar a Dios nos conceda las gracias necesarias para vivir la unidad, tarea en la que debemos comprometernos todos aquellos que creemos en la Palabra de Jesús.
Orar por la Unidad de todos los cristianos, más allá de juzgar los intereses, divisiones y visiones personales, es comprender la oración que Jesús realizó y unirnos estrechamente a Él para suplicar este don. Él fue el primero que oró por la unidad. Seguramente su corazón vivía el dolor de la separación y los reproches recíprocos que durante la historia hemos ocasionado.
La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, encuentra dos fechas posibles de celebración. En el hemisferio norte del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson, en torno a la fiesta de san Pablo, por su hondo significado de conversión y unidad. En el hemisferio sur donde el mes de enero es tiempo de vacaciones, las Iglesias frecuentemente adoptan otras fechas para celebrar la Semana de Oración, por ejemplo, en torno a Pentecostés (sugerido por el movimiento Fe y Constitución en 1926), que viene a ser, también, otra fecha significativa para la unidad de la Iglesia bajo la acción del Espíritu Santo.
Desde 1968 los temas de cada Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos son elaborados conjuntamente por la Comisión “Fe y Constitución” del Consejo Mundial de Iglesias y el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos de la Iglesia Católica.
Los materiales, cada año se preparan con la participación de las Iglesias de una determinada región del mundo; el material del 2020 ha sido preparado por las Iglesias cristianas de las islas de Malta y de Gozo (Cristianos Unidos en Malta). El 10 de febrero de cada año, los cristianos de estas islas, celebran la Fiesta del Naufragio de San Pablo que lo llevó a estas tierras, acontecimiento que es narrado en Hechos de los Apóstoles 27,9 – 28,11. Con esta celebración dan gracias por la llegada de la fe cristiana a sus islas.
Por estos motivos los cristianos de esta región han elegido esta narración, (Hch 27,18 – 28,10), como base para los materiales del presente año con el tema “Nos trataron con una solicitud poco común” (Hch 28,2), haciendo alusión a la hospitalidad brindada por los nativos de estas islas a los doscientos setenta y seis náufragos (Cf. Hch 27,37).
Así esta semana es una semana de oración para unirnos a Jesús y buscar los caminos para vivir la tan anhelada unidad por la que Él oró y ora permanentemente. La invitación es que nos unamos en profunda oración por la unidad de todos los cristianos durante la Semana de Oración del 30 de mayo al 7 de junio y busquemos durante todo el año orar y vivir la unidad manteniendo la Identidad de nuestra fe. Dios nos recompensará.
P. Jorge Enrique Bustamante Mora
Director del departamento para la Promoción de la Unidad y el Diálogo
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