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jornada de los pobres

Vie 12 Nov 2021

“Colombia tiene una situación de pobreza muy compleja”: Mons. Henao

Con motivo de la celebración, el domingo 14 de noviembre, de la V Jornada Mundial de los Pobres, el director del Secretariado Nacional de Pastoral Social – Cáritas Colombiana, monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, ha dicho que este espacio ha de ser la oportunidad para asumir de forma responsable el compromiso de apoyar a las personas, comunidades y familias que durante el tiempo de pandemia han resultado enormemente empobrecidas. “Colombia tiene una situación de pobreza muy compleja y hay una cantidad enorme de personas, millones, que no comen sino una sola vez al día, muchas de ellas han perdido su trabajo, otras se encuentran en condiciones de extrema vulnerabilidad, frente a esta situación, que no podemos desconocer porque peor sería la indiferencia, es importante dedicar un domingo muy especialmente para elevar el compromiso, toda la fuerza de la Iglesia en busca de alternativas y caminos que sean capaces de restaurar la dignidad de las personas más afectadas por esta situación”, afirma Mons. Henao. Recuerda el pasaje bíblico que el Papa Francisco sugiere para esta Jornada, «A los pobres los tienen siempre con ustedes» (Mc 14, 7), donde narra el encuentro de Jesús con una mujer que derramó perfume sobre su cabeza y fue criticada. Al respecto, el directivo señala que esta expresión invita, por una parte a “reconocer que tenemos que estar siempre identificando la presencia del Señor entre nosotros a través de las personas más necesitadas” y por otra exhorta a reconocer “que estamos en un mundo en el cual mucha gente ha resultado empobrecida a raíz del efecto de la pandemia y han surgido nuevas formas de pobreza”. Monseñor Henao Gaviria continúa observando que el mensaje que el Obispo de Roma sugiere para esta jornada, es dejar de lado las acciones individualistas y a cambio tener una visión más integral de todo lo que significa un sistema, una sociedad, una forma de democracia que sea capaz de responder a las condiciones de los más pobres. “Nos toca hacer ejercicios personales, pero también hay que apuntar hacia los ejercicios estructurales con el fin de cambiar todas aquellas expresiones de la sociedad que excluyen, marginan y dejan por fuera a grupos humanos muy vulnerables”. Jornada Mundial de los Pobres Esta jornada se conmemoró por primera vez el 19 de noviembre de 2017, bajo el lema: «No amemos de palabra sino con obras», en esta ocasión el Papa Francisco, subrayó en su mensaje que el objetivo de la misma sería “en primer lugar, estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro. Al mismo tiempo, la invitación está dirigida a todos, independientemente de su confesión religiosa, para que se dispongan a compartir con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como signo concreto de fraternidad”. Mensaje V JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Lun 9 Nov 2020

Nos examina el amor

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía – “En el atardecer de nuestras vidas nos examinará el amor” (San Juan de la Cruz). Jesús, en el Evangelio de Mateo, nos propone este examen en tres parábolas, colectadas en el capítulo 25 y puestas como Evangelio en los tres últimos domingos del ciclo litúrgico. 1. (Domingo XXXII). Se trata, en primer lugar, del Amor como espiritualidad, participando del Amor Esponsal entre Cristo e Iglesia. El amor es la auténtica espiritualidad de toda la Iglesia, raíz y razón de ser de toda acción eclesial y de todo carisma para el servicio de los demás. Es este “amor como espiritualidad” el que desplaza nuestro corazón del yo al otro, al prójimo, al necesitado y más pobre, al diverso y contrario, incluso al que nos pone como sus “enemigos”. El amor al pobre y la solidaridad con el necesitado nacen de esta raíz espiritual, liberándolos del egocentrismo y de las manipulaciones ideológicas, demagógicas, narcisistas y populistas. La imagen de la salida, con la Esposa, a recibir al Esposo que llega; y de la entrada, al banquete de bodas con Él, centra la espiritualidad del Amor en la eucaristía y en la espera vigilante, enamorada, “pilosa”, dirían hoy. Es estar siempre bien provistos del aceite y de la luz de las lámparas encendidas, del corazón en vela, aunque duerma y descanse el cuerpo. Las amigas de la novia y los amigos del novio han de propiciar este encuentro y esta “conducción” de la novia al banquete de bodas del cordero. Una imagen tomada de la cultura esponsalicia del pueblo hebreo. El Resucitado y Vencedor, el Cordero Inmolado en la cruz, es el Esposo que conduce a la Iglesia, identificada como la Nueva Jerusalén y ciudad santa, e integrada por ciudadanos que son “santos”, o sea, creyentes fieles a Jesús, hasta la ofrenda de sus vidas y el martirio. Ya desde ahora, como invitados que respondemos al Amor de Cristo, nos preparamos para esta Alianza de Bodas, no ya como meros invitados, sino como partícipes y dignos merecedores de este Amor Esponsal. En la Eucaristía somos invitados y comulgantes, haciéndonos Cuerpo de Cristo, Pueblo de Dios y Esposa del Cordero. “Dichosos los invitados que entran al banquete de Bodas del Cordero”, a la Cena del Señor(Ap19,9). 2. En el penúltimo Domingo, el XXXIII, Jornada mundial de los en pobres, el amor se convierte en responsabilidad y laboriosidad, administrando y haciendo rendir los bienes que nos son confiados. La espera amorosa vence el miedo y la negligencia, y nos consagra a la misión para dar los mejores frutos y resultados a la llegada del Dueño. El amor examinará nuestra respuesta a la gracia, los frutos o resultados de esta unión entre gracia divina y libertad humana. Es la parábola de los talentos. Pero, a la luz de la Jornada de los pobres, podemos leer en la parábola, tanto la INCLUSION que pide Dios de todos en las oportunidades, como la responsabilidad de cada persona ante el don y la confianza que Dios deposita en ella: da “a cada uno según su capacidad”. Mujeres hacendosas y hombres emprendedores, son los depositarios del don de la vida, pero, sobre todo, de la dignidad humana y la solidaridad fraterna: “abre sus palmas al necesitado y extiende sus manos al pobre” (Pr 31, 20). Esta frase de Proverbios, en la primera lectura, identifique a cada comunidad creyente con esa mujer elogiada por su virtud, su dignidad y esfuerzo, su solidaridad y buenas obras. A tono con este pensamiento, el Papa nos propone, del Sirácida o Eclesiástico, el mismo mensaje: “TIENDE TU MANO AL POBRE”(7,32).El signo de tender la mano, dice, exprese nuestra cercanía, solidaridad y amor. Y contrarreste el de tantas manos tendidas para obrar el mal y causar daño al prójimo y a las sociedades, empobreciendo y llenando de dolor la humanidad. “La libertad que nos ha sido dada con la muerte y resurrección de Jesucristo, es una responsabilidad para ponernos al servicio de los demás, especialmente de los más débiles” (8). 3. Finalmente, en el Domingo de Cristo Rey, final del año litúrgico, el examen del amor recaerá sobre el cuidado de los pobres y necesitados, y sobre el cuidado de la casa común, de los recursos comunes y del bien común. Es la parábola del juicio a las naciones, del rey y pastor que identifica nuestra capacidad de escuchar y responder al clamor de las víctimas del despojo, al clamor de los excluidos y pobres, de los reclusos y enfermos. Un mundo sin hambre ni carencia de agua potable, sin desplazados y emigrantes forzosos, sin destechados y carentes de abrigo, sin reclusos hacinados y delitos en crecida, sin daños a la salud humana y contaminación y depredación de los territorios, un mundo más humano, fraterno y sano, es posible, es necesario. El amor cristiano, si se vuelve eficaz y profético, no solamente hace obras de misericordia con individuos y grupos necesitados, sino que alienta la transformación colectiva de las causas que originan estas necesidades insatisfechas en tantos pueblos y naciones del planeta. Esta semana de los pobres, acreciente y extienda la labor de la Iglesia a todos los sectores urbanos y rurales. ¡Manos a la obra! Jesús nos una y nos conceda su paz. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali