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Monseñor Libardo Ramírez

Vie 28 Mayo 2021

Graves momentos piden grandeza

Por: Mons. Libardo Ramírez Gómez - Graves momentos está viviendo Colombia, en esta mitad del 2021. Tenemos, serios motivos de reclamos sobre situaciones que piden superación y por actuaciones de gobernantes que reclaman enmiendas. Hay derecho constitucional a protestas, pero esto no autoriza a destrucción y atentados contra la vida y derechos como del libre locomoción de los ciudadanos. No desautorizar ni rechazar, con firmeza, desmanes que se hacen con ocasión de ellas, manchan la limpieza de intención de honestos propulsores. Hubo meses de sosiego en el 2.020 en cuanto a manifestaciones ante el golpe del Cora vid, que crece al impulso de aglomeración de personas, pero, después de año y medio, desafiando ese grave peligro, se crea desespero para salir tumultuosamente a las calles, con ánimo de imponer reclamos. Esta desafiante actitud, y los graves desmanes que con ocasión de ellas se han cometido, han impedido apertura del Gobierno a amplio diálogo que lleve a concretar acuerdos que deben ser camino civilizado que lleve a certeras soluciones. Esta situación ha tenido que afrontarla un período presidencial de transición, entre un Gobierno que se propuso llegar a “acuerdo de paz” con una organización subversiva de larga y violenta trayectoria, cuyo trámite trajo grave inconformidad y el triunfo electoral de corriente opuesta a él. El nuevo Mandatario, aunque elegido en oposición a la del acuerdo hizo objeciones, a lo cual tenía derecho, pero, firmó, finalmente y ha impulsado su aplicación. Frente a ese Gobierno, de centro-derecha, sin reparto partidista sino técnico, se decretó, desde antes de iniciarse, ciega oposición a todos sus programas, por una extrema izquierda con miras meramente políticas. Ésta ha apoyado las protestas en sí sanas, pero ha conseguido apoyo de los actuales grupos subversivos, siendo los propiciadores de destructores y criminales desmanes, agravándose la situación, pues sus promotores no han rechazado debidamente ese aprovechamiento delictuoso. Se ha agregado un paro de transporte, lesivo del derecho constitucional de libre locomoción, con gravísimas consecuencias en cuanto a economía y salud. De parte de la fuerza pública ha habido, al buscar el control de situaciones, algunos excesos dignos de firme reclamo. Además los propulsores de protestas han asumido actitud de arrogancia, ante la convocatoria del Gobierno a diálogo encaminado a escucharse mutuamente para llegar a acuerdo, con tono de conminación de que se acepten sus peticiones o nada más qué hacer. El Gobierno tiene, constitucionalmente, qué garantizar respeto al derecho de protesta, pero también el deber de custodiar la vida y derechos de todos los ciudadanos. En estos tan complicados momentos, cómo se necesitan gestos de grandeza, inspirada en sereno patriotismo, que lleven a corregir aun personales posiciones en búsqueda de aceptables soluciones. Así lo ha hecho el Ex–Presidente César Gaviria, quien, ha asumido patriótica postura de pedir rodear al Presidente Duque, que tiene la responsabilidad del País, y sacarlo adelante. Autoridades, promotores de ordenadas protestas, líderes sociales, juventud pensante, empresarios, políticos, dirigentes religiosos, tenemos hoy, todos, llamado a gestos de grandeza. + Libardo Ramírez Gómez Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]

Sáb 16 Mayo 2020

Con serenidad, solidaridad y confianza

Por: Mons. Libardo Ramírez Gómez - Qué importante tener atinadas indicaciones para salir adelante en una difícil travesía. Pues en este difícil caminar, con invisible pero tan peligroso enemigo, presente hoy en todos los lugares del planeta, es importe compartir prudentes recomendaciones entre las cuales están: afrontar esta travesía con serenidad, solidaridad y confianza. Cómo necesitamos asumir esta época con serenidad. “Angustiarse no sirve ni para superar angustias”, nos dijo hace años caricaturista Nieves. Entonces, en medio de las dificultades, cómo es de práctico y saludable conservar la serenidad. Los creyentes recordamos en los peligros el llamado de Jesús a sus discípulos en medio de fuerte tempestad en el Tiberíades: “¿por qué tenéis miedo?”, y, enseguida, muestra su poder para ayudar a cuántos acudan a Él en cualquier tempestad, calmándola (Mt. 8, 26). Qué grande y práctica, luego, la advertencia de afrontar estos momentos de peligro en ambiente de “solidaridad”. Es algo que tenemos para todo momento por mandato de Jesús, como manifestación de creer en Él y testimonio para suscitar verdaderos discípulos suyos (Jn. 17,21). Gracias a Dios, con pocas excepciones de ciegos sectarismos o torcidos sentimientos de algunos que buscan aprovecharse del momento para ventajas personales, hemos visto de otros hermosos testimonios con heroicas y generosas actuaciones como médicos, personal de salud, guardianes del orden, empresarios y gobernantes, desde la Presidencia y otros cargos, entregados de lleno a tomar las medidas que se estime más conveniente para encauzar batallas por la salud y la economía tan golpeadas. Los pastores de la Iglesia, de todos los credos, se han sumado a buscar los medios para que el invaluable mensaje religioso conforte y oriente a los humanos, y, a colaborar en programas de ayuda a los millares de necesitados que arroja este momento. De las dos recomendaciones anteriores surge la tercera, como es la de cultivar la confianza, y no estar a cada paso dudando de las ayudas humanas y divinas. “Dios quiere a los humanos y no al virus”, se ha dicho con razón en estos días de calamidades, que no son fruto de descomposiciones de la materia creada pero sí castigo de desvíos de los humanos de las leyes naturales y preceptos explícitos de Dios. La ciencia va dando medios de superación a esos males y el Creador está listo a dar visiblemente la mano cuando se acude a Él con confianza. Me ha confortado encontrar, en estos días, escritores creyentes, muchos no pastores religiosos, recordando textos bíblicos como el Cap. 38,1 del Eclesiástico, que pide honor al médico en su labor pues es querida por el Señor y Creador. Me conforta que desde el Presidente de la Republica y dirigentes de todo orden y categoría pongan su máxima confianza en Dios. También me llenó el ánimo la voz del joven Jorge Celedón con sus canciones a través de la televisión como aporte alegre en medio de las penas colectivas, como solidaridad con todos los sufrientes, y por su testimonio de que su alegría, serenidad y calma, las apoya en la fe en el Dios de las bondades. En principios superiores se cimenta, firmemente, una actitud serena y confiada, en ambiente de solidaridad ante las grandes calamidades que siembran incerteza. Se refuerza todo con el testimonio de pequeños o grandes, ricos y pobres que ofrecen a la humanidad generosos y variados aportes. Qué bien evaluar salidas de superación con servicios prestados en alegría y esperanza. Es la oportunidad de vivir debidamente este nuevo viernes santo de pasión nuestra, cumpliendo en solidaridad cuanto nos corresponde para bien personal y de los demás, aspirando a una nueva Pascua de Resurrección, libres de egoísmos, llegando a nueva etapa de una humanidad reconciliada. Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]

Lun 16 Dic 2019

Sí optimismo, no conformismo

Por: Mons. Libardo Ramírez Gómez -Ya llega el momento de máxima alegría humana ante el gesto grandioso del infinito amor divino al hacerse de nuestra familia el Hijo eterno de Dios, y nacer despojado de honores y ostentaciones y vanidades en el establo de Belén. Ya escribía el iniciar este diciembre que debíamos vivir todo este mes en ambiente de alegría para estar celebrando este hecho, y no superficialmente sino acogiendo, en forma consciente, la vida divina en nosotros, pues esa es la magnífica realidad que nos ofrece el Niño de Belén. Esta es la grande realidad que nos trae optimismo, y no solo conformismo, en medio de penas y dificultades que estamos seguros de superar con la fortaleza que nos ofrece ese Pequeñín del pesebre, quien, como lo anunció el Arcángel, es “Hijo de Dios” (Lc. 1,35). Alegría y optimismo es cuanto experimentamos ante ese hecho grandioso, asumido con plena fe y que alienta nuestro vivir a la luz de ella. Desde su nacimiento, luego en sus años de niñez y juventud, en años de predicación de su Buena Nueva, de su pasión, muerte y Resurrección, hasta su Ascensión al cielo, y en su ejercicio como Rey del Universo, es el camino de este Jesús que pasa a nuestro lado, y, mejor aún, se quedó en nuestro corazón. Bien lo expresa ese canto religioso que dice: “Jesús está pasando por aquí, y cuando pasa todo se transforma, se va la tristeza llega la alegría, para ti y para mí”. En medio de esta bien fundada e infinita alegría, podemos expresar con este nuevo cántico: “No puede estar triste un corazón que tiene a Cristo; ni un corazón que tiene a Dios”, y, también, esta confortante voz, en la prosperidad y aún en las penas y dificultades. “¡Sonríe, Dios te ama!”. En medio de incertezas que pueden llevar al pesimismo, qué bien recordar cuanto dice el Manual de una apreciada organización apostólica, con gran espíritu de fe y confianza en Dios: “¡Nunca hay razón para desesperar”! Esta vivencia de fe, que hace vibrar la celebración de la Navidad en esa dimensión, nos lleva a un estado de ánimo no conformista, ya que nos da permanente y alegra espíritu de superación y de compromiso con nuestra misión en la tierra, sin ningún pesimismo, sino con el optimismo que nos da la fe y la exultante alegría que da el vivir según ella nos pide. Dificultades, muchas cosas sin plena respuesta, tenemos en todas las naciones, heredadas de épocas anteriores, fallas graves en gobernantes y gobernados ha habido y habrá en todas las épocas y países de la tierra. Todo lo cual es preciso afrontar pero con el alegre optimismo del cristiano, que busca y se compromete a colaborar para salir adelante, y no quedarse en solo protestas sino aceptar dialogo constructivo. Siempre de actualidad lo expresado por Jhon F. Kennedy: “No preguntes tanto qué puede hacer el País por ti, sino qué puedes hacer tú por él”. Con fe en Dios, como regalo del Niño Dios, podemos esperar con redoblado optimismo que dará luces, fuerza y voluntad a los Gobernantes para oír y decidir lo mejor para el País, y a los gobernados para no enceguecerse en solo protestas sino en optar, confiadamente, por lo mejor. No conformismo, Sí bien fundado optimismo, y saldremos adelante, comenzando así un feliz 2020. Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]

Vie 29 Nov 2019

Frente situación gravemente compleja

Por: Mons. Libardo Ramírez Gómez - Las situaciones que se van presentando en el mundo, y en cada una de las naciones, se van dando periódicamente dentro de grave complejidad. Algunas, por gravísimos, hechos explican claramente su surgimiento, otras son tejidas hábilmente por ánimos de crear dificultades que emproblemen a sus adversarios y que abran paso a personales ambiciones. Desde que existen los humanos en la tierra, se han tenido envidias, odios y crímenes como el de Caín y discordias a muerte como entre los hijos de Isaac o de Jacob, o entre ungidos Reyes como Saúl y David. Esto ha llevado a que la historia del mundo esté también jalonada por conflictos y conflagraciones mundiales como las dos terribles guerras del Siglo XX. En nuestros países hemos tenido momentos de grandes enfrentamientos como el de los aborígenes y conquistadores, entre españoles y criollos, y entre los mismos conmilitones de la gran lucha por la independencia. Estos últimos enfrentados por odios cultivados por recelos y lucha por imponer ideales contrarios, con atentados contra sus vidas como frente al propio Libertador y Padre de la Patria. Guerras fratricidas hemos tenido por ambición de predominios personales o banderías políticas en los 200 años de Independencia, con esfuerzos por lograr la paz, ya con apabullamiento de adversarios, ya con nobles entendimientos por el bien general, unos con sólidas bases otros sin ellas dejando brecha abierta para nuevos conflictos. A todo escala se han tenido hechos de clara motivación para guerras y para clamor de cambios de Gobierno, como las vanidosas y demenciales ambiciones de Napoleón o de Hitler, y, entre nosotros, con desbordamientos dictatoriales de un Cipriano Mosquera y un Rafael Reyes, o un Rojas Pinilla. Ahora, echando mirada serena y objetiva a la situación actual de Colombia, hay que reconocer qué hay graves deficiencias en cuanto a respuestas efectivas en muchos frentes, algo que se ha venido acrecentando y que se está haciendo resaltar y sentir al vivo al pueblo colombiano, pero no bravísimas causas como las que motivaron las tensionadas revoluciones, hizo que se realizaran las grandes manifestaciones del 21 pasado, ejemplarmente cumplidas, lamentablemente con no veraces aseveraciones, y, más lamentable aún aprovechadas por extremistas con ímpetu vandálico que empañaron la recta intención de protestas iniciales. Estamos en momento que exige reflexión a conciencia, de cómo aunar las buenas voluntades, superando simples emociones e interminables recriminaciones, con personas de sentido patriótico de todos los sectores de opinión, formar bloque compacto que tome decisiones para salvar la democracia al estilo de la “Conversación Nacional” a que está invitando el Presidente. Él ha podido cometer errores como el querer enmarcarlo todo en su sano pero utópico propósito de no conseguir adeptos con halagos sino con razones, quien, plegándose un poco, está invitando a una responsable y verdadera salvación nacional, en dialogo abierto a toda la opinión pública para no avanzar al caos que unos pocos propician. A grandes momentos, grandes hombres y mujeres que invocando a Dios, eviten el derrumbamiento de nuestra Nación, capaces de generosos y patrióticos aportes para el salvamento nacional. Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]

Mié 13 Nov 2019

Ante fiera tozudez abortista

Por: Mons. Libardo Ramírez Gómez - Causa extrañeza, a algunos, que siga habiendo un “debate sin fin” (El Tiempo 27-10-19), en torno al “aborto legal”, cuando en realidad ese debate quedó abierto desde el día, para unos “memorable” para otros “lamentable”, cuando la Corte Constitucional (10-05-06), dio la Sentencia 355, considerando este asunto como “un tema de salud”, y, en tres casos determinados, “despenalizó” el delito del aborto. En querer imponer la opinión de unos pocos, y en forma sesgada, está el origen de este debate, pues no se habló en la Sentencia de “legalizar”, pero se ha querido darle esa dimensión, y la misma Corte pasó luego acrecentar diferencias al hablar de que de allí ha surgido, como un “derecho de la mujer”, pedir que se mate al hijo de sus entrañas. Además, recientemente, se ha pretendido, de parte de la misma Corte, exigir al Ejecutivo hacer reglamentación del aborto como si fuera un “derecho de la mujer”, que se puede practicar hasta los últimos días del embarazo, y que, prácticamente, los galenos no puedan presentar “objeción de conciencia”, algo tan claramente reconocido por nuestra Constitución (Art. 11), y por códigos civiles. Como graduado en Derecho Canónico, estudioso de legislaciones de distintos países, Presidente por 12 años del Tribunal Eclesiástico Nacional, defensor del derecho natural al sagrado derecho de la vida, siento que, para bien de nuestro País, debo pronunciarme en este nuevo momento álgido. Es que de parte de la misma Corte Constitucional se pretende obligar al Presidente de la República, y colaboradores del Ramo de Salud, a dar reglamentaciones que no les corresponden, con detalles que pisotean aspectos de derecho natural que reclama el respeto a la vida, primer derecho de los seres humanos. Es de advertir que desde el 2006 venimos repitiendo que, estamos ante reclamos no solamente de carácter religioso, sino acordes con Tratados de Derechos Humanos, y gran número de científicos, sosteniendo la preciosa realidad de la dignidad y derechos de la persona humana desde su concepción, a pocas horas de ser engendrado, hasta su muerte natural. Es de destacar cómo, en nuestros días, hay gran sensibilidad por seres vivos de la naturaleza, las plantas, las aves, los toros, y los niños ya nacidos (postnatal), pero en relación los no nacidos (prenatal), tan débiles e indefensos, qué inclemencia, al contraponerlos a sus madres, a quienes quieren dar el derecho de exterminarlos, al considerarlos como un estorbo a sus libertades. Es que los tres casos despenalizados pueden ser fácilmente extendidos a número infinito, pues hay posibilidad de alegar causas con gran facilidad. Que hubo “violación”, cómo se puede contradecir su afirmación si las relaciones íntimas son de ordinario sin testigos; en caso de “peligro de la salud y vida de la madre”, con qué amplitud se puede alegar, al tener en cuenta que todo embarazo trae serio peligro; ante la “deformación del niño en crecimiento uterino”, antes que matarlo hay múltiples medios de su mejoramiento, con médicos especialistas en ello, y, siendo, por lo demás, esos niños ya nacidos, centro de amor y cuidado de hogares con sentimientos naturales humanitarios. Existe, además, el hecho de que, apenas dada la referida Sentencia de la Corte de despenalización en los casos mencionados, dictó el Ministerio de Salud la Reglamentación 444 que fue demandada por destacados Juristas, y fue declarada nula por el Consejo de Estado (15-03-13), por incompetencia de ese Ministerio para emanarla. Se precisó, en ese momento, que es al Parlamento a quien le correspondería, si lo estima correcto hacerlo, dar una determinación al respecto, pero si éste se niega por estimarlo inconveniente, no hay camino constitucional para que en este orden de cosas se proceda a dar orden al Ejecutivo para realizar este acto. Sería ilegal que el Presidente, o cualquier funcionario que reciba esa orden, la cumpliera, pues estaría realizando algo ilícito y nulo. De un Presidente que, con valor, y exponiendo su prestigio, pensó que, “a conciencia”, debía hacer objeciones a la legislación sobre la JEP, se espera que, en este caso, al menos igualmente grave, objete esa orden inconstitucional que ha recibido y se niegue a cumplirla. En el caso del aborto es de rememorar la actitud de gran valor cívico del Rey Balduino, de Bélgica, que prefirió renunciar a esa dignidad, con peligro de no ser restituido de su cargo (05-04-90), antes que rubricar algo en contra de la ley natural, para que otro, si lo estimaba procedente, firmara lo aprobado en el Parlamento. + Libardo Ramírez Gómez Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]

Vie 15 Feb 2019

Cien años bien vividos

Por: Mons. Libardo Ramírez Gómez - El 18-02-1918, nacía en Zapatoca (Sant.), el débil niño, como el mismo advierte en buen reportaje periodístico (11-02-19), el hoy Cardenal José de Jesús Pimiento Rodríguez. Secretos son los proyectos de Dios, y, a pesar de esos visos iniciales, después de una vida colmada de valiosas realizaciones, acaba de cumplir cien años, y, bien vividos. En medio de tanta superficialidad de millares de personas, qué importante encontrar vidas colmadas de méritos, llenas de acciones que han “dado fruto, y fruto abundante” (Jn. 10,26). Inició estudios en su acogedora población natal, bajo la guía de las Religiosas Bethemitas, fue monaguillo en su Parroquia y a los 12 años pasó a adelantar estudios en el Seminario de San Gil, en donde cursó Secundaria, Filosofía y Teología, que culminó en el Seminario de Bogotá con brillantes resultados. Ordenado Sacerdote (14-12-41), prestó diversos servicios de importancia en su Diócesis de origen hasta ser nominado Obispo (28-08-55). Ejerció como Auxiliar de Pasto por cuatro años, hasta su designación como residencial de Montería, jurisdicción que regentó por cuatro años, siendo trasladado a la Sede de Garzón en 1964. Honda huella ddejó en estas Diócesis, con avances notorios en distintos frentes, como impulso a organizaciones laicales y de labor social, creación de Parroquias, y debiendo afrontar la destrucción de templos en todo el Huila, causado por terremoto en 1967. Siendo Obispo de Garzón fue elegido Presidente de la Conferencia Episcopal (07-72), que ocupó, muy eficientemente, por dos periodos. Colaboró ese año en la creación de la Diócesis de Neiva, y, en 1975, fue designado Arzobispo de Manizales, sede que regentó con sabiduría, firmeza y prudencia, hasta el 1996 Pasó, por dos años, a colaborar como sencillo Cooperador en Parroquia de la Diócesis de Apartadó. Vivió, luego, por varios años en Foyer de Charité, cerca de Bucaramanga, de donde salió dos años y medio a regentar, como Administrador Apostólico, la Diócesis de San Gil, y promovió la fundación de la Diócesis de Vélez (2003). Fue sorprendido, en el 2015, con su exaltación a Cardenal, sorpresa que menguó su salud, pero, restablecido ha asumido con gran responsabilidad su misión del gran servidor del Papa en la orientación de la Iglesia, con confortantes llamados al Episcopado a afrontar, con valor y claridad, su misión magisterial. Bien ha hecho la prensa al destacar su vida y pensamiento, como el Nuevo Siglo con otros dos comentarios míos sobre él de años pasados, y de otros columnistas. De resaltar reciente entrevista, con el Tiempo (11-02-19), ya mencionada, en donde dio dicientes y magistrales respuestas. Clara y profunda a propósito de su longevidad: “larga o corta, la vida es un don de Dios, y, a cualquier edad, hay qué mirarla como un regalo del Señor”. En cuanto a ser dócil a la voz de Dios, manifestó: “Dios lo va llamando a uno, sin darse cuenta, a comprender que allí esta Él”. Qué verdad la dicha sobre el Vaticano II, y su aplicación: “Si se estuviera aplicando habría menos problemas en la Iglesia y en el mundo”. Sobre nuevo Concilio Ecuménico advirtió sobre la dificultad de otra convocatoria con más de 6.000 Obispos en el mundo, y, con gran propiedad, da valor a los Sínodos con representación mundial, creados por S. Paulo VI, así sean con carácter consultivo, que van supliendo la necesidad de un Concilio. Ante graves debilidades de la Iglesia, que trae honda preocupación y voluntad firme de superarlas, dice que se debe tener en cuenta “que la Iglesia es divina por el Fundador, pero es humana por nosotros y tiene todas flaquezas nuestras”. Sinceras sus respuestas ante la realidad de la muerte y el natural temor humano ante ella, pero, puestos en manos de Dios, tiene “confianza en que no va hacer una cosa atormentadora, sino algo con luz”. + Libardo Ramírez Gómez Obispo emérito de Garzón Email: [email protected]

Mar 16 Feb 2016

Manifiesta “FETOFOBIA”

Por Mons. Libardo Ramírez Gómez: No desperdician ocasión defensores de la matanza de niños en crecimiento en el vientre materno. Apenas hay asomo dé que se de alguna de las circunstancias en las que la poderosa Corte Constitucional despenalizó el aborto (no lo legalizó), están listos a promover campañas para invitar a madres gestantes a convertirse en asesinas de sus hijos. Se ha extendido, con razonada alarma el número de personas afectadas por el “zika”, con posibilidad de que en mujeres embarazadas haya repercusiones graves en niños en gestación que como “microcefalia”. Entonces, los adalides del aborto lo primero que recomiendan es practicarlo en esas indefensas creaturas. Esta bien la preocupación general por ese flagelo, está bien buscar, afanosamente, medios para contrarrestarlo. Es lo necesario, como en todos los casos en que están en peligro la madre y el niño en gestación, buscar cómo salvar a los dos, deber de la ciencia médica y de dignos discípulos de Hipócrates. Personas de gran sentido humano, defensores del don sagrado de la vida, no piensan con ligereza en que la solución frente a problemas sea la de matar una creatura humana, ni proponerlo como primera solución con más empeño aún que en fumigar los insectos trasmisores del contagio. Con gran satisfacción, encontramos científicos y médicos que cumplen con su deber de defender la vida buscando efectivos correctivos a las complicaciones que se produzcan en esos niños y no entrar a asesinarlos porque la Corte haya despenalizado esa rudimentaria e inhumana actuación. En el solo campo de la ciencia es de tener presente cuanto afirma, con asentimiento de muchos científicos, el médico con más de cuarenta años de experiencia de labor, Dr. John C. Wilke. Es su documentada conclusión que desde el momento en el cual se ha realizado plenamente la concepción pocas horas después de la fertilización, ya hay una vida humana completa, hay “un ser humano completo del que se irán luego desarrollando sus incipientes miembros. Complementa lo anterior cuando, al referirse al ovulo fertilizado, afirma que no es un ser humano en potencia, es un ser humano con basto potencial, que una vez que se completa la concepción, llega a ser un ser “humano actual” (Cf. “El aborto, Dr. Wilke y Señora, Ricardo Gaitán editores pags. 72-74). Ese ser humano completo e irrepetible es el que recomiendan algunos matar con máxima facilidad antes que buscar otros recursos ante una dificultad que se presente. Reconocen honestos médicos que no es fácil detectar si el niño en gestación haya alguien realmente microcefalia por el contagio de zika, por lo que es apenas una probabilidad y no certeza, por lo que no se puede considerar caso despenalizado. Además, es de destacar cómo padres y madres de hondo sentimiento humano aceptan con edificante amor a un niño limitado antes que sentenciarlo a muerte. Tantas veces se convierten, en hogares de nobles sentimientos, en centro cariñosa de unidad familiar el atenderlo. Desde la revelación divina, no opuesta a la ciencia ni a las correctas costumbres humanas sino sapiente inspiración y ayuda, hay repetidos llamados al respeto a toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. “No mataras” (Ex. 20,13), “la sangre de tu hermano clama a mi desde el suelo” (Gen. 4,10); “cuanto hicisteis a uno de estos hermanos más pequeños ami me lo hicisteis”. (25,40). Allí están esas enseñanzas científicas y bíblicas, defensoras de la vida de los niños y de la dignidad de las madres para de no ser asesinas de sus hijos. Principios y reflexiones que han de llevar a evitar el exterminio de esas débiles sino propiciar, buscar otras salidas a problemas vitales. Es urgente afrontar pandemias como la que ha traído el zika, pero buscando caminos distintos a recomendaciones fruto de delictuosa “fetofobia”. +Mons. Libardo Ramírez Gómez Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]

Vie 30 Oct 2015

La artesanía de la paz

Escrito por: Mons. Libardo Ramírez Gómez Arte sencillo y delicado, que lleva muy grabada la impronta de quien lo realiza, es la artesanía. Ante un propósito que requiere tanta sabiduría, prudencia y decisión de lograrlo, como es el de llegar a que en nuestro país retorne a la paz, es algo que reclama el paciente estilo de un artesano. Feliz idea de la Conferencia Episcopal de Colombia de colocar ante Dios y ante los colombianos esa tarea de llegar a la paz en documento titulado: "Artesanos del perdón". Desear y buscar la paz es algo que está en el corazón de todo colombiano. Amigos de la guerra habrá solo entre los enloquecidos con el marxismo, pero entre nuestros dirigentes cívicos eso no existe. En las primeras líneas del documento aludido se afirma: "Anhelamos la paz aquí en Colombia, por caminos a veces diferentes, pero el objetivo final es la paz". Se requiere decidida voluntad de todos, con moderación y equilibrio en las expresiones, para no crear, con descalificaciones, profundas animadversiones. Es algo necesario desde las distintas corrientes de quienes, por diversas rutas, queremos a Colombia como oasis de verdadera paz. Ánimo y pulso sereno ha de tener el artesano para sacar adelante su obra, ha de tener el coraje de la rectificación, ver la necesidad de reconocer errores y buscar cómo moldear debidamente para conseguir la obra deseada con pulido acabado pero con solidez que le dé estabilidad y no solo apariencia. Serenidad y animo conciliador con todas vertientes ha de tener el gobierno que debe liderar la artesanía de la paz. Se requieren pasos transparentes, que eviten incertezas sobre un caminar correcto que evite caer en desfiladeros mortales, hoy o mañana. Serenidad y ánimo de acoger los aspectos positivos de cuanto esté tratando de realizarse desde las esferas gubernamentales, ha de haber en estrados no afectos a la dirigencia de turno, mostrando así el íntimo anhelo de paz que se pregona. En esa línea de actuar se lanzan voces, con tono afortunado, como Editorial del Nuevo Siglo del 18-10-15 con el título comprometedor de: "Un alto en el camino". Hay allí insistente y patriótico llamado a evitar caer, entre los demócratas que rechazamos y no justificamos los caminos de violencia, en "abismo de división infranqueable". Se recuerda que, para ello, como se ha logrado en distintos momentos en Colombia, dejar de lado caprichosas y fieras actitudes, y "llegar a un consenso entre los líderes principales, con miras a reconciliación nacional". Importante que los acuerdos, a toda escala, sean transparentes, entendibles por la gente sencilla ante la que deben ser sometidos a votación, sin engaños ni subterfugios, porque "una paz sin pueblo sería el peor error, y la más grave señal antidemocrática". Pasadas las recientes elecciones, en las que hubo relativa paz, vemos, con preocupación, tres graves situaciones que es preciso afrontar con serenidad y realismo: que los partidos no estén pensando en cómo servir mejor a la Patria, sino en seguir con la mira puesta en próximos comicios para imponerse en el país; que hay guerrilleros en mesa de negociación sin pedir perdón de crímenes, tratando de imponer sus ideales marxistas, y sus amigos de otras organizaciones, cometiendo, sin protesta de ellos, nuevos feroces asaltos; que seguimos viendo civiles que se adueñan de la bandera de la paz, con el empeño de sacar adelante un excluyente pensamiento para ostentar posibles resultados como triunfo propio, y ser honrados como los salvadores de la patria. La tarea de la Iglesia, sin hipotecarse a una sola vía hacia la paz, es que, como Madre y Maestra de la "artesanía de reconciliación", impulse, en todas las regiones, labores concretas hacia concientización y hacia hechos de progreso, unidos en fraternidad, y, con oración al "Príncipe de la paz", seguir impulsando todo con alegría y esperanza. + Libardo Ramírez Gómez Expresidente del Tribunal Eclesiástico Nacional Email: [email protected]