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padre jorge bustamante

Vie 6 Ene 2023

Epifanía: Solemnidad que invita a mostrar el rostro de Jesús en el que sufre

Solemnidad de la Epifanía del Señor, conocida comúnmente como la fiesta de los Reyes magos. “Es la manifestación de Dios a la humanidad representada en aquellos tres personajes que vinieron de oriente para adorarlo y ofrecerle sus dones”, así lo explica el padre Jorge Bustamante Mora, secretario adjunto de la Conferencia Episcopal de Colombia. Recuerda que una estrella guío a los Reyes magos, hasta donde había nacido el Niño Dios, el Salvador, “hoy nosotros tenemos que dejarnos guiar por esa estrella de la espiritualidad, del amor, de la iglesia, para encontrar a Jesús, adorarlo y ofrecerle todo lo que somos, nuestra vida, nuestra entrega, nuestra fe, que son ese incienso, ese oro y está mirra que le entregamos al Señor”. El directivo agrega que Epifanía significa manifestación de Dios, e invita a hacer viva esta manifestación del rostro de Jesús, acercándose a quien sufre, al triste, al desamparado e incluso al que es feliz. La Epifanía Es una de las fiestas litúrgicas más antiguas, más aún que la misma Navidad. Comenzó a celebrarse en Oriente en el siglo III y en Occidente se la adoptó en el curso del IV. Epifanía, voz griega que a veces se ha usado como nombre de persona, significa "manifestación", pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los magos. Los Reyes Magos Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación, en Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltazar (Mt 2 1-12), como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad.

Mar 7 Dic 2021

Noche de las velitas: Significado de esta tradición católica en Colombia

Víspera de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el padre Jorge Bustamante Mora, secretario adjunto de la Conferencia Episcopal de Colombia, comparte el sentido de la tradición en la Noche de las Velitas. Siguiendo esta tradición, en nuestro país durante la noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre, las casas y calles se iluminen con velas y luces multicolores, en medio de un gran ambiente de fiesta en honor a la Inmaculada Concepción de María. Esta expresión de piedad popular simula lo ocurrido en 1854 mientras el pueblo católico esperaba en la Plaza de San Pedro del Vaticano, la Bula con la cual el Papa Pío IX declararía la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora. Esa noche “los católicos de todo el mundo encendieron velas y antorchas, manifestando su esperanza en que se declarara de manera oficial y dogmática que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción”, explicó el sacerdote. Dijo, además, que encender cada vela significa pedir por la intercesión de María, la Madre de Dios, una gracia: “por la paz, por el amor, por la reconciliación, el cuidado de la Casa Común, por quienes sufren, por quienes han partido, por todas circunstancias personales, sociales y eclesiales de cada persona”. “Encender la luz, es decirle a la Virgen y al Niño Jesús que vengan a nuestras casas, a nuestros hogares, por eso, invito a cada uno de los católicos para que enciendan sus luces y esperemos con amor la llegada de la Virgen María”, puntualizó. Lucernario: “Con la Sagrada Familia, encendamos una luz por la Vida” Para animar esta celebración, la Comisión Episcopal de Promoción y Defensa de la Vida del episcopado colombiano, invita a todas las familias a unirse de manera virtual, este martes 7 de diciembre, a partir de las 07:00 p.m., para encender una vela como es tradición en todos los hogares la “Noche de las Velitas”, pidiendo por el derecho y respeto a la vida de toda persona. Será un momento significativo para fortalecer la esperanza y el compromiso por la vida, donde los arzobispos de las catorce provincias eclesiásticas de Colombia, en representación de las 77 jurisdicciones del país, se enlazarán de manera virtual y encenderán una vela presentando una intención particular. El evento será transmitido de 7:00 p.m. a 9:00 p.m. a través de las redes sociales de la CEC @Episcopadocol

Jue 19 Ago 2021

Avanza formación permanente sobre exorcismo

“Exorcismo y oración de liberación”, fue el tema que ocupo la agenda de formación del clero de las diócesis de Duitama – Sogamoso y Yopal. El curso fue dirigido por el padre Jorge Enrique Bustamante, en representación del Departamento de Doctrina de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). Según lo expresaron sus organizadores, el curso no pretende enseñar a los sacerdotes la praxis del exorcismo, sino que hace parte del proyecto de formación que ofrece la CEC los sacerdotes para que conozcan este tema de carácter doctrinal y sepan discernir en los casos en que los fieles se acercan a la Iglesia solicitando este sacramental; así, a través de la escucha, el análisis y la oración se puede llegar a concluir si se trata de un caso de posesión o de una afección psicológica o fisiológica, evitando practicar exorcismos donde no hay materia para ello. Este plan de formación comenzó en el mes de noviembre de 2019 con la realización del curso sobre Exorcismo y Oración de Liberación en el que participaron 3 señores obispos y 70 sacerdotes de Colombia, con ponentes internacionales, entre ellos: los padres Pedro Barrajón, teólogo español, y César Truqui, sacerdote exorcista en Suiza. Fruto de este encuentro se publicó el libro: “Exorcismo y oración de liberación”, un texto que recoge las memorias del curso teológico-pastoral que lleva este mismo nombre. Luego de superar los inconvenientes ocasionados por la pandemia para la edición de las memorias, estas ya se encuentran disponibles en la Librería de la CEC y pueden ser adquiridas por quienes deseen profundizar en un asunto que en la actualidad tiene especial importancia. En la diócesis de Yopal, también tuvo lugar un encuentro presencial de formación para laicos con el mismo tema. El próximo mes de septiembre se realizará el curso de formación para el presbiterio de la Arquidiócesis de Ibagué.

Vie 19 Mar 2021

El Papa Francisco en Irak

Por: P. Jorge Enrique Bustamante Mora - La frase de Jesús a sus discípulos: “Todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8) ha vuelto a resonar con fuerza en el viaje apostólico del Papa Francisco a Irak, vivido del 5 al 8 de marzo. Allí resonaron con intensidad, entre otros, grandes temas: La fraternidad humana, el testimonio cristiano y la cercanía a una Iglesia mártir. El Papa fue a Irak, pero su voz, enseñanza y testimonio lo son para el mundo entero. La primera gran mirada, indudablemente, se centra en el hecho mismo de un viaje testimonial y esperanzador en medio de la pandemia del covid-19; han pasado 15 meses de su último viaje (19 – 26 de noviembre de 2019) a Japón. El mundo ha vivido el parón nunca esperado. Ahora el Papa con las medidas propias de bioseguridad ha emprendido de nuevo el camino de los viajes apostólicos para seguir acercando el amor de Dios a las gentes. El virus no ha parado ni parará la evangelización; ciertamente han cambiado algunas cosas, pero se recurre a la creatividad para seguir en esta marcha incontenible. Este es un testimonio de esperanza, el mundo debe ver en la responsabilidad del Papa y su gesto de cercanía una imagen a no dejarnos derrotar por el “terror” o “miedo” de las incertidumbres humanas, hay que afrontarlas con responsabilidad y seguir el camino de la vida con la esperanza puesta en el Dios de la vida. Una segunda lectura, incontestable, es el lugar que visitó y desde el cual nos habló. Para muchos en nuestro contexto colombiano o latinoamericano, escuchar Irak, tiene varias resonancias: un lugar lejano, desconocido o únicamente conocido por las violentas noticias de guerra y destrucción que con frecuencia llegan; un mundo que para muchos suena a “enemigos de la fe”. La visita del Pontífice ha colocado en los ojos del mundo esta tierra con todas sus problemáticas; ha evidenciado con su presencia que el testimonio de fe y cercanía es más valioso que el miedo y los prejuicios. Él Vicario de Cristo se hizo presente, como él mismo lo precisa: “Vengo como penitente que pide perdón al Cielo y a los hermanos por tanta destrucción y crueldad. Vengo como peregrino de paz, en nombre de Cristo, Príncipe de la Paz” (Discurso a las autoridades y cuerpo diplomático). No fue una insensatez su decisión de ir a una tierra que centímetro a centímetro ha sido regada por la sangre de inocentes; es la coherencia de sus exhortaciones: una Iglesia en salida, la cultura del encuentro, de la cercanía y del amor misericordioso. Una tercera ojeada que quisiera subrayar es la categoría de “un viaje histórico”. Por primera vez un sucesor de Pedro pisa la tierra de nuestro padre en la fe, Abraham; con quien tienen que ver las grandes religiones monoteístas del mundo – el islam y el judaísmo –, además el cristianismo. Fue un momento de profunda espiritualidad, como dijo el Papa: “nos parece que volvemos a casa”, fue allí donde nuestro padre Abraham inició una aventura del todo particular en relación amorosa con Dios, “Él escuchó aquí la llamada de Dios, desde aquí partió para un viaje que iba a cambiar la historia”, precisó el Papa Francisco. En este ambiente de misterio frente a los líderes de las diversas confesiones de fe presentes en Irak, especialmente las monoteístas, el Papa subrayó que hoy, nosotros, judíos, cristianos y musulmanes, somos el fruto de esa llamada y de ese viaje. Exhortó a no separarnos nunca como hermanos y hacer que “la verdadera religiosidad – sea – adorar a Dios y amar al hermano”, pues “quien cree en Dios, no tiene enemigos que combatir, solo tiene un enemigo que afrontar: la enemistad”. Finalmente, una mirada sobre los encuentros vividos del Papa en este viaje. De remarcar la Iglesia cristiana católica que lo recibió, junto con la comunidad de Irak, con alegría y Esperanza; una Iglesia mártir que se ha puesto en pie para continuar su vida. Fue hermoso ver el testimonio, no solo del Papa allí en esa tierra, sino de los niños, los jóvenes y la comunidad en general que con fe y esperanza se han puesto sobre el surco de construir y mirar el futuro con confianza en Dios que los acompaña en medio de tantos dolores. No puedo dejar de mencionar el trascendental, silencioso y austero encuentro entre el Papa Francisco y el Ayatola Al Sistani, líder la comunidad musulmana chiita; un momento sin el ruido de lo mediático, más bien mediado en la plena confianza del uno en el otro. Un encuentro que despierta grandes esperanzas para una convivencia pacífica en esa región entre las distintas concepciones religiosas, donde los católicos hemos puesto parte de la sangre derramada y que llegamos a ser a duras penas cerca del 1% de la población. Creo que este viaje fue un viaje de amor, de amor a Cristo para darlo a conocer; de amor a la comunidad católica mártir que sufre para acompañarla y sostenerla; un viaje de amor por cada ser humano en Irak, sin importar su concepción de fe, para juntos mirar hacia el futuro con esperanza. Un viaje de amor que se hace testimonio para el mundo, existen razones dolorosas para comprometernos impostergablemente en la construcción de la fraternidad humana. Fue y es un viaje como el de Abraham, una respuesta al llamado de Dios, un viaje que como el del padre en la fe cambiará la historia. Un viaje en el que el Papa le ha gritado al mundo lo que dijo en Ur de Caldea, la patria de Abraham: “Nos toca a nosotros recordarle al mundo que la vida humana vale por lo que es y no por lo que tiene”. P. Jorge Enrique Bustamante Mora Director del Departamento de Doctrina y Promoción de la Unidad y del Diálogo (PUD) Conferencia Episcopal de Colombia

Mié 20 Ene 2021

“Oración por la unidad de los cristianos”

Desde el pasado 18 de enero y hasta el lunes 25, en la fiesta de la Conversión de San Pablo, el hemisferio norte celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, cuyo lema propuesto para esta ocasión es: “Permanezcan en mi amor y darán fruto en abundancia”,cita tomada del Evangelio de Juan. El padre Jorge Enrique Bustamante Mora, director del Departamento de Promoción y la Unidad del Diálogo de la Conferencia Episcopal de Colombia, nos compartió sobre algunos aspectos propios a esta celebración. El sacerdote explicó que las iglesias cristianas del hemisferio norte celebran por esta fecha la llamada “Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos”, contrario al hemisferio sur que, debido a su dinámica de periodo vacacional, el Consejo Mundial de Iglesias en el 1926, determinó trasladarla a otro momento del año. Regularmente se celebra entre las fiestas de Pentecostés y la Santísima Trinidad. Para este año, se está celebrando en dos momentos litúrgicos: La confesión de Pedro, que la celebran algunas iglesias cristianas y la conversión de Pablo que es el 25 de enero para la Iglesia católica y algunas confesiones cristianas. “Son 8 días para pedir esa unidad, para pedirle al Señor lo que Jesús mismo nos dice:'Que todos sean uno'”. Los subsidios de la semana de oración Desde 1968, el documento que indica cómo orar con espíritu ecuménico durante esta semana, es producido por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias y por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Desde 1975, estos subsidios -lecturas bíblicas, comentarios y oraciones para cada día de la semana-, son preparados sobre la base de un proyecto elaborado cada año con el aporte de un grupo ecuménico local en un país diferente. Este año, 50 religiosas monásticas de Grandchamp, una realidad ecuménica en Suiza, que pertenecen a diferentes confesiones cristianas y de distintos continentes, fueron las encargadas de elaborar los subsidios. El título para este año ha sido: “Permanezcan en mi amor y darán fruto”, una frase del evangelio de Juan 15, 5 ss. El padre Bustamante advirtió que, en el contexto de la pandemia, que toca a toda la humanidad, esta semana, al menos en lo que corresponde a los países del hemisferio norte, se realizará de manera virtual, pero animó para que el resto de los cristianos del hemisferio sur se unan de alguna forma en oración. “La invitación bien que nosotros cristianos del hemisferio sur no celebramos la semana de oración en este tiempo, es a unirnos de alguna forma en oración, porque la oración siempre la escucha Dios. La única oración que Dios no escucha es la que no se hace”, comentó. El Papa Francisco anima a vivir la semana de la oración por los cristianos El padre Bustamante observó cómo el Papa Francisco, siguiendo las enseñanzas de sus antecesores frente a la celebración de esta semana, insiste en diferentes contextos la importancia de seguir rezando por el don de la unidad. “Para ninguno es un secreto que el Papa vibra por esta realidad de la unidad de los cristianos. Él ha insistido al finalizar el Angelus del domingo:'hoy es un día especial porque hoy comienza la semana de la unidad de los cristianos'”. “Él ha invitado a que oremos, a que permanezcamos en el amor, a que permanezcamos unidos siempre al tronco, a Jesús, unidos al otro para orar y para pedir siempre toda esta realidad de la unidad de los cristianos. Así que estamos exhortados por nuestro Papa Francisco a permanecer unidos en la oración”, aseveró. Es mandato de Dios orar por la unidad de los cristianos Frente a esta realidad que el Papa nos interpela, de mantener la unidad entre los cristianos, el sacerdote dijo que un auténtico católico debe entender que este es un mandato o una exigencia que Jesús le hace, el orar por esta intención.“Que todos sean uno, como tú y yo Padre somos uno, para que el mundo viendo como ellos se aman crea en que tú me enviaste”. Sostuvo que ningún católico perderá su identidad al tener que orar por aquellos que, seguramente, no están unidos a la Iglesia. “Eso tiene que ser claro en la persona, que su identidad no es tocada por esto, sino que al contrario es la auténtica realidad cristiana católica la que se coloca frente a Jesús para orar por la unidad y la unidad no significa que el otro tenga que formar parte de mi vida, de mi realidad, de mi Iglesia, que se haga católico”. Finalmente, el sacerdote dio tres pistas que ayudarán a vivir la unidad entre los cristianos.Primero: Orar es un mandato de Dios.Segundo: Orar es permanecer en mi identidad buscando la voluntad de Dios.Tercero: Reconocer que el misterio de la unidad lo realiza Jesús, por eso, a Él lo pedimos, porque nosotros aún no vemos claro cuál es la unidad querida, pero el Señor nos la va mostrando poco a poco. En Roma, como es tradicional, será el Papa Francisco quien este 25 de enero haga el cierre de esta semana en la Basílica de San Pablo Extramuros, presidiendo la celebración de las vísperas junto con los representantes de algunas comunidades cristianas. [icon class='fa fa-download fa-2x'] DESCARGAR SUBSIDIOS [/icon] Lea también [icon class='fa fa-download fa-2x'] El Papa: es urgente dejar los particularismos, cristianos sigan camino hacia la unidad[/icon]

Sáb 9 Ene 2021

Iglesia acoge medidas del Gobierno Nacional frente a incremento de contagios

La Conferencia Episcopal de Colombia, a través del padre Jorge Enrique Bustamante Mora, Director de los Departamentos de Doctrina y de Promoción de la Unidad y el Diálogo, ha expresado que, ante la gravedad de la situación de la pandemia en estos momentos y siguiendo las directrices establecidas en la circular conjunta de los Ministerios de Salud y del Interior, en la cual se establecen normas de confinamiento y restricción de la movilidad y la circulación en los municipios con alta ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI), invita a los fieles al cumplimiento de las normas establecidas por los mandatarios locales y exhorta a los creyentes a elevar continuas y fervientes oraciones a Dios para que con su misericordia podamos superar prontamente este momento difícil que vivimos. Igualmente, el sacerdote recuerda que "corresponde a cada Obispo en su respectiva jurisdicción, según las medidas que se hayan adoptado por las autoridades locales, determinar los procedimientos a seguir y brindar el acompañamiento espiritual a toda la comunidad”. En la Arquidiócesis de Bogotá Por su parte, Monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, en un comunicado dirigido a los sacerdotes de su jurisdicción, ha dado instrucciones para que se cierren las puertas de los templos ante el creciente número de contagios, atendiendo las disposiciones impartidas por el Gobierno Nacional y la Alcaldía Mayor de la capital del país. El Prelado pide a los sacerdotes mantener los templos cerrados, mientras dure la declaratoria de "restricción total de Ia movilidad", es decir, desde el jueves 7 de enero a medianoche, hasta el martes 12 de enero a las 4 de la mañana. Indica que, luego de esta fecha, sólo se podrán reabrir las iglesias en las localidades que no se encuentren en estricta cuarentena. Por otra parte, para el caso de las exequias, recuerda que éstas se podrán seguir realizando con los debidos protocolos de bioseguridad ya establecidos por la arquidiócesis. Monseñor Rueda Aparicio invita a los sacerdotes a cuidarse y a cuidar la salud de todas las personas, por lo que les anima a continuar con sus tareas pastorales y las celebraciones eucarísticas valiéndose de los medios virtuales “de modo que todos los fieles se sientan acompañados y fortalecidos espiritualmente en este tiempo de confinamiento”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Lun 7 Dic 2020

Noche de Velitas: Conoce el sentido de esta tradición católica

El padre Jorge Bustamante Mora, director departamento de Doctrina y PUB de la Conferencia Episcopal de Colombia, nos comparte el sentido de la tradición de la Noche de las Velitas, en la víspera de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Siguiendo esta tradición, en nuestro país durante la noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre, las casas y calles se iluminen con velas y luces multicolores, en medio de un gran ambiente de fiesta en honor a la Inmaculada Concepción de María. Esta expresión de piedad popular simula lo ocurrido en 1854 mientras el pueblo católico esperaba en la Plaza de San Pedro del Vaticano, la Bula con la cual el Papa Pío IX declararía la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora. Esa noche “los católicos de todo el mundo encendieron velas y antorchas, manifestando su esperanza en que se declarara de manera oficial y dogmática que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción”, explicó el sacerdote. Dijo, además, que encender cada vela significa pedir por la intercesión de María, la Madre de Dios, una gracia: “por la paz, por el amor, por la reconciliación, el cuidado de la Casa Común, por quienes sufren, por quienes han partido, por todas circunstancias personales, sociales y eclesiales de cada persona”. “Encender la luz, es decirle a la Virgen y al Niño Jesús que vengan a nuestras casas, a nuestros hogares, por eso invito a cada uno de los católicos para que enciendan sus luces y esperemos con amor la llegada de la Virgen María”, puntualizó. Para animar esta celebración, el Departamento de Promoción y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), ha convocado a los católicos y personas de buena voluntad, para hoy 07 de diciembre a las 7:00 p.m., a encender una vela y, así, pedir por el respeto a la vida de toda persona desde el momento de su fecundación hasta la muerte natural.

Vie 25 Sep 2020

¿Por qué volver a los templos?

Por: P. Jorge Enrique Bustamante Mora - La pandemia nos alejó durante meses de los templos; ahora se nos invita a “volver a los templos”; y no han faltado en las redes sociales las voces disonantes que se oponen a este volver, y no me refiero a los argumentos de salud sino a posturas muy distantes de esos estrados. Algunos recurren a la sentencia que no es necesario volver a un templo pues a Dios se le encuentra en todo lado. Alguien en mis redes me decía “oraré para que usted pueda encontrar a Dios sin necesidad de ir al templo”, de estas motivaciones o cuestionamientos nacieron estas reflexiones, que espero sean luz y formación de unos y otros. Quiero iniciar citando a Pablo para argumentar a quiénes me dirijo: “¿por qué voy a juzgar a los de fuera?” (1 Cor 5,12), estas reflexiones, enseñanzas, orientaciones son para los de dentro, para los que se precian de ser y pertenecer a la comunidad cristiana católica. Sé que otras comunidades cristianas tienen una comprensión y teología muy distinta sobre el valor de los templos, respeto sus posturas y espero que ellos respeten la nuestra. Me surgen varios interrogantes ¿En nuestra relación y amor con Dios qué valor damos a los templos? ¿Acaso podemos cambiar nuestra postura bajo el argumento que a Dios lo encontramos en todo lado? ¿Un cristiano católico no tiene necesidad de ir al templo? ¿Acaso el creyente católico resuelve su relación con Dios en un intimismo personal? ¡Que a Dios lo encontramos en todo lado lo tengo claro! ¿Qué católico desconoce el atributo divino de la omnipresencia de Dios? Sabemos que le es propio de su perfección y que este atributo le permite estar presente en todos los lugares y en todos los momentos al mismo tiempo. Por si acaso, he aquí algunas referencias bíblicas, Dios mismo con una pregunta retórica nos cuestiona “¿No lleno yo el cielo y la tierra?” (Jr 23,24); la sabiduría del pueblo de Israel así lo comprendió “En todo lugar están los ojos de Yahvé observando a malos y a buenos” (Pr 15,3); y solo por citar un texto del Nuevo Testamento veamos lo que nos enseña Jesús sobre la oración: “Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará” (Mt 6,6). Que Dios está presente en todo lado es claro, pero estos encuentros no eximen de aquellos en los lugares sagrados, como los templos. Todo lo contrario, cuando el creyente en cualquier lugar y en una relación auténticamente espiritual se encuentra con Dios, es Dios mismo quien le enseña que hay encuentros más íntimos y lugares especiales en los que se vivencia su amor. El encuentro real don Dios en cualquier lugar no es pretexto para despreciar los lugares que Él mismo consagró. “Volver a los templos” significa tener claridad sobre la dimensión espiritual católica. Tres grandes componentes se pueden citar: El valor sagrado del lugar, el sentido inigualable de la Iglesia – comunidad creyente, y finalmente, la incuestionable presencia real de Jesús en la Sagrada Eucaristía. Nuestra comprensión del valor del lugar sagrado nace de la experiencia bíblica. Israel descubrió el valor sagrado del Templo, sobre este argumento compuso hermosísimos salmos hablando del recinto sagrado (Cf. Sal 27; 24, 42), su oración hoy frente al Muro de los Lamentos no es más que una manifestación del valor sagrado del Templo. Jesús respetó el valor del Templo y buscó su purificación, Él que habla de oración en Espíritu y verdad (Cf. Jn 4,24) no escatima en llamar al Templo “casa de oración” (Mc 11,17; Mt 21,13; Lc 19,46; Jn 2,14). A la edad de 12 años ya lo había llamado: “casa de mi Padre” (Lc 2,49). Los cristianos en continuidad con este valor consagramos lugares especiales al encuentro con Dios, y aunque nos encontramos con Él en todo lado, no dejamos de tener “casas de oración”. El valor de lo sagrado para los cristianos es una novedad fielmente vivida durante estos ya casi dos mil años. Cada lugar sagrado, templo, capilla, oratorio, nos lleva a decir como Pedro: “Señor está bien que nos quedemos aquí” (Mt 17,4), estos lugares son para los cristianos católicos esas “chozas” que quiso construir Pedro para estar cerca del Señor, en ellas experimentamos la luz de la transfiguración y bajamos a la lucha de la vida con la fuerza del Señor. ¡Nada como un lugar sagrado para intimar con Dios! La expresión “volver a los templos” en los labios de un creyente significa comprender el sentido inigualable de la Iglesia – comunidad creyente; en ella se expresa su deseo de querer vivir su condición de piedra viva de la Iglesia, pues “los que en un tiempo no eran pueblo, ahora son Pueblo de Dios” (2 P 2,10). Cada bautizado se sabe parte de este Pueblo único; “volver a los templos” es volver a ver el rostro del otro que es hermano, es compartir la alegría de caminar juntos al encuentro de Dios. La Iglesia va más allá de las fronteras de la propia casa, en los otros hay riqueza y presencia de Dios. Es suficiente ver la realidad de la Iglesia en sus inicios “En Antioquía, donde por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de cristianos” (Hch 11,26); “Al llegar Bernabé y ver lo que Dios había obrado entre ellos se alegró y los exhortaba a permanecer unidos al Señor” (Hch 11,23). En el encuentro de las piedras vivas, cada uno se fortifica en el testimonio, comparte la oración, juntos aprenden como Iglesia a no temer la persecución, el sufrimiento de cada uno cobra sentido, valor, ella- la Iglesia – permanece unida en oración (Cf. Hch 12,1.5). El pueblo congregado en un lugar sagrado es fuerza que alcanza el amor de Dios. “Volver a los templos” no significa caminar de casa a otro lugar para hacer lo que se podía haber hecho en casa, nada más absurdo y ajeno a la comprensión de la verdad. El “volver a los templos” significa volver a la realidad de la vivencia sacramental; y de manera particular a la incuestionable presencia real de Jesús en la Sagrada Eucaristía. Esta, aunque por más que se quiera no se puede tener en cada casa o en cualquier lugar, qué más quisiéramos que en cada una hubiese un sacerdote para hacer presente la Carne y Sangre del Señor. Aunque Dios lo llena todo y nos podemos encontrar con él en cualquier lugar, no acontece lo mismo con la realidad de la Carne y Sangre de Jesús. La presencia viva y real de Jesús está allí presente en el encuentro de la comunidad eclesial presidida de un sacerdote que ofrece el Sacrificio de la Salvación. Sobre este realismo ya nos dijo Jesús: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna” (Jn 6,54); Pablo al respecto nos dice: “la copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo?; y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? (1 Cor 10,26). Así que “volver a los templos” es volver a los sacramentos, a la realidad de la Confesión a la vivencia de la Eucaristía; es volver a sentir la Gracia transformante del Señor en la realidad de la gracia sacramental que se debe prolongar a lo largo de la vida. “Volver a los templos” es ser Iglesia que entra en contacto con la presencia real de Jesús en un espacio Sagrado. Nuestros templos no son solo un altar de sacrificio sino también un espacio sagrado de encuentro y oración, a ellos va el creyente buscando al Señor, a vivir su amor. Hermanos creyentes ¡Volvamos a los templos”! no traguemos entero que nosotros tenemos doctrina, teología y espiritualidad que nos hace comprender porque es importante “volver a los templos”. P. Jorge Enrique Bustamante Mora Director del Departamento de Doctrina y Animación Bíblica de la CEC [email protected]