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Predicación orante domingo 16 de febrero de 2025

Jue 13 Feb 2025

Bienaventurados

SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOFebrero 16 de 2025Primera lectura: Jeremías 17, 5-8Salmo: Sal 1, 1-2.3.4 y 6 (R. cf. 39, 5a)Segunda lectura: 1Corintios 15, 12.16-20Evangelio: Lucas 6, 17.20-26I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn este sexto domingo del tiempo ordinario se nos invita, no solo a oír la Palabra de Dios, si no escucharla con el corazón para que ella produzca frutos en nosotros. La palabra de Dios hoy, por medio del profeta Jeremías nos recuerda que quien opta por Dios, quien aprende a escuchar su voz y la pone en práctica experimentará la bendición, será “bendito quien se fía de Yahvé, pues no defraudará Yahvé su confianza (Jr. 17,7), pero quien se hace el sordo a la palabra de Dios, no deja que ella produzca frutos abundantes, quien pone su confianza en las cosas humanas no será maldito. El apóstol san Pablo con fuerza le habla a la comunidad de los corintios y les hace saber que el mensaje que les está predicando tiene como centro la resurrección de Cristo y por ende la esperanza que todos por le fe en Él resucitarán, pues si Cristo no resucito vacía es la predicación y vana nuestra fe,” somos los hombres más dignos de compasión” (1 Cor. 15,19).El evangelio de San Lucas, en el pasaje de las Bienaventuranzas, nos recuerda que la verdadera felicidad no está en las cosas que posemos o ambicionamos, la verdadera felicidad no está en tener muchas personas a nuestro alrededor, la verdadera felicidad está en abandonarnos en Él, poner a Dios en el centro de nuestra vida y hacer de Él nuestro mayor tesoro, nuestro alimento, buscar agradarle primero a Él y no a los demás. No podemos olvidar que es bienaventurado, feliz, bendecido y lleno de vida verdadera quien confían en Dios y solo en ÉL.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? De una manera maravillosa la Palabra de Dios, por medio del apóstol San Pablo nos vuelve a poner en el contexto de la pascua, nos invita a volver la mirada al día de Pascua a no olvidar cual el centro, razón y fuerza de nuestra fe, Cristo Resucitado. San Pablo dedica su vida al anuncio de Jesús, pero lo anuncia muerto y resucitado, lo anuncia como el vencedor de la muerte, aunque sabe que para muchos será incomoda su predicación, él con valentía manifiesta que si no creemos en la resurrección seremos los más desdichados de todos. Por ello la Iglesia desde sus inicios ha predicado a Jesucristo que padece, muere en la cruz y al tercer día resucita de entre los muertos para romper las cadenas de la muerte y así conceder a quienes crean en Él la esperanza de una vida nueva. por ello Pablo no solo anuncia que Cristo Resucito, sino que también los creyentes resucitarán por la fe en Él, la muerte no es el final de la vida, es Pascua, es el paso de esta vida a la eterna por la confesión del nombre de Jesús, por la fe en Jesús.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Al acercarnos a la Palabra de Dios en este domingo, Dios quiere hablarnos al corazón para llenar de alegría nuestro corazón y darle sentido y fortaleza a nuestra vida. Hoy Jesús me dice y te dice que Él es la fuente de la vida verdadera, que ha muerto para ofrecernos la posibilidad de vivir una vida verdaderamente feliz en esta tierra con la esperanza de disfrutar de la vida que no se acaba en el cielo. Pero esto no se puede quedar en un simple discurso, tiene convertirse en nosotros en una convicción que surja desde lo profundo de nuestro corazón y desde allí se convierta en una fuerza que nos lleve a ser cristianos que demos testimonio de Jesús en nuestra vida concreta. En una sociedad que pareciera que se fuera alejando cada día más de Dios, en un mundo donde aparentemente el mal, la muerte y la “oscuridad” se han fortalecido, nosotros los discípulos de Jesús, usted y yo, todos debemos como Pablo, los apóstoles y tantos hombres y mujeres a los lardo de más de 2.000 años, anunciar a Jesús que ha resucitado, proclamar que la vida ha triunfado sobre la muerte, que el mal, el diablo no tienen la última palabra y con nuestra manera de vivir, de hablar y pensar podemos hacer presente a Cristo, vencedor de la muerte. Como Iglesia, como creyentes, estamos llamados a ser Luz y anunciar con palabras y obras, a tiempo y destiempo el evangelio de la vida.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La Palabra de Dios busca producir frutos en aquellos que se disponen como tierra buena para recibirla, pedimos a Dios que nos de la gracia de abrir el corazón a su palabra en este domingo, acoger con un corazón limpio este llamado que nos hace a alejarnos del pecado, pedimos a Dios que nos de la fuerza para “solo confiar en Él”, te pedimos que no permitas que coloquemos nuestra esperanza en las cosas o las personas, pues solo tú tienes Palabras de Vida eterna, danos la sabiduría necesaria para comprender que solo en ti podemos ser realmente “bienaventurados.Pedimos a Dios la gracia de poder transmitir con nuestras palabras y nuestra manera de vivir la alegría de la fe, el gozo de que sentimos por ser hijos de Dios y poder experimentar su amor, pidamos a Dios que podamos contagiar a muchos de la alegría de ser cristianos, recordándoles, mostrándoles que si tenemos a Jesús en nuestro corazón el llena de sentido, de alegría y paz la existencia. Pidámosle a Jesús que nos de la gracia de ser motivo de verdadera a alegría para los que están a nuestro lado._______________________Recomendaciones prácticas: •21 – 23 de febrero. Jubileo de los DiáconosII.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Al reunirnos como comunidad en este domingo, la Iglesia nos invita hacernos consientes que en medio de nosotros esta Jesús, el Señor, que nos llama a seguirle para llenar nuestra vida de su presencia y alcanzar la bienaventuranza y compartirla con los demás.Unidos, participemos de la mesa de la Palabra y compartamos el pan Eucarístico. Con profunda fe iniciemos nuestra celebraciónMonición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos va a recordar que tenemos delante de nosotros dos caminos, el camino del bien y del mal, la posibilidad de optar por Dios y acercarnos a Él o por le contraria alejarnos. Escuchemos con atención esta Palabra, alimentémonos de ella y comprometámonos a ponerla en práctica siempre.Oración Universal o de los FielesPresidente: Elevemos al Dios nuestras suplicas y con la confianza de saber que siempre nos escucha, digamos:R. Padre Bueno, escúchanos.1.Por la Iglesia, para que sea obediente a la voluntad del Padre Eterno y ayude a todos a acercarse a Él como única fuente de vida verdadera. Oremos.2.Por los gobernantes para que cada día, iluminados por el Espíritu Santo trabajen por la justicia y el progreso de los todos. Oremos.3.Por aquellos que se han alejado de Dios, para abriendo su corazón a Él pueden llenar su vida de sentido y verdadera alegría. Oremos.4.Por nosotros, para que, al participar de la Eucaristía, experimentemos el gozo de sabernos amados por Dios y así podamos también vivir en la verdadera caridad. Oremos.5.Por el Jubileo de los Diáconos, para que su ministerio se enriquezca y desempeñen dignamente su servicio en el altar y en todos los lugares donde son enviados. Oremos.Oración conclusivaPadre bueno, Tú conoces mejor que nosotros las necesidades del mundo, acoge nuestras oraciones y concédenos los auxilios que con fe te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.