Pasar al contenido principal

Predicación orante domingo 20 de agosto de 2023

Vie 18 Ago 2023

Mujer, qué grande es tu fe

VIGÉSIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO20 de agosto de 2023Primera lectura: Isaías 56,1.6-7Salmo: 67(66),2-3.5.6 y 8 (R. cf. 4)Segunda lectura: Romanos 11,13-15.29-32Evangelio: Mateo 15,21-28I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEl tiempo durante el año se convierte en una contemplación gradual y permanente del rostro de Jesús, Hijo del hombre, que va iluminando el acontecer de la comunidad cristiana en diferentes aspectos de su ser y quehacer.En este domingo, la liturgia se convierte en una invitación universal a la salvación en Jesucristo:Con Isaías se afirma que Dios traerá a su monte santo a los extranjeros y eso será motivo de júbilo ya que finalmente el Templo se3 convierte en casa de oración para todos (primera lectura).El salmo 67(66), muy conocido en el ambiente litúrgico, como parte del invitatorio, recordando lo que significa la peregrinación y subida al Templo de Jerusalén, hace la invitación a la alabanza universal y a que todos los pueblos experimenten la justicia de Dios y exulten en alabanza.Es necesario reconocer que Dios no se arrepiente de sus promesas y sus dones son irrevocables, pero la elección de Dios hace que él tenga misericordia de todos (segunda lectura),Para llegar al culmen de esta Palabra con el texto de Mateo en su relato de la mujer cananea que obtiene el favor de Jesús (Evangelio)1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La liturgia de la Palabra inicia su recorrido con el texto del profeta Isaías, quien a los inicios de la última parte de su libro (Tercer Isaías cap. 56-66) y pensando en restauración, habla de una vocación universal a la salvación, donde caben extranjeros y eunucos que decidan observar el respeto a la alianza y su liturgia.Los peregrinos que quizás llegaban a Jerusalén para la fiesta de los Tabernáculos (sukot) entonaban el salmo 67(66) como una solemne acción de gracias comunitaria en clave sacerdotal y allí la alegría nuevamente alcanza a todas las naciones.El texto de la carta a los Romanos presenta la idea de la restauración y la entrada en el misterio de la regeneración por parte de los gentiles (cristianos de Roma). Aquí son esenciales las ideas de don y llamada como iniciativa divina.El texto del Evangelio de este domingo continúa en los capítulos 14 al 18, que en Mateo corresponden al entorno del discurso comunitario o eclesial.El relato nos permite contemplar el encuentro de Jesús con una mujer pagana y nuevamente aparece la misión de los discípulos, que ahora no reparten el pan como en Mt 14,13-21 sino que interceden para que Jesús atienda a la mujer.La respuesta de Jesús a los discípulos muestra el pensamiento en el que se debatía la comunidad judeocristiana de la época del evangelio: Jesús viene sólo a los suyos o realiza una misión universal de salvación.En el Primer Testamento, los cananeos eran los no judíos por antonomasia. De acuerdo con la orientación general del relato de Mateo, no es Jesús quien se adentra en ese territorio extranjero, sino la mujer la que sale al encuentro del Maestro y, frente a las reticencias iniciales de este último, logra con su gran fe que la buena noticia de la llegada del reino alcance también a quienes no son judíos. Se adelanta así de alguna manera la misión universal que Jesús ordenará a sus discípulos después de Pascua (28,19).2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?En este domingo la comunidad cristiana, muy avocada en la sinodalidad, descubre que está invitada a ser instrumento de comunión y desde allí irradiar a todos los hombres el favor de Dios.La llamada universal a la salvación es un camino de humildad que hay que recorrer para reconocer que no somos ni los únicos ni los mejores, que hay muchos que hacen camino con nosotros y que seguramente también están gozando del favor divino.La Palabra de Dios suscita en el corazón de la comunidad el deseo de acogida y no de discriminación, el deseo de fraternidad que construye puentes y supera las barreras de la indiferencia de unos y otros.Si la gloria del cristiano es la Cruz del Señor, esta Cruz se vuelve punto de encuentro y posibilita que allí haya árbol de acogida para todos.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?El Prefacio VIII (“la Iglesia congregada por la unidad de la Trinidad) en el misal expresa: “Porque has querido reunir de nuevo, por la sangre de tu Hijo y la fuerza del Espíritu, a los hijos dispersos por el pecado”. De esta manera se ve la comunidad como espacio de encuentro de quienes Dios ha querido llamar y reunir.Suplicamos a Dios que nos conceda el don de la unidad en medio de la diversidad, el don del reconocimiento del otro y la humildad para saber reconocer que Dios actúa donde quiere, como quiere, cuando quiere y con quien quiere.Este domingo debe ser un compromiso en el camino sinodal con expresiones muy concretas de reconocimiento de la realidad del otro y la búsqueda de las “semillas del Verbo” presentes en todas las culturas y pueblos.Debemos reflejar en la vida este llamado universal a la salvación, posibilitando que Dios actúe en la vida de los demás y no queriendo retenerlo para nosotros no manipularlo con nuestras palabras y acciones.Para contemplar es muy oportuno reconocer en la vida del otro como en la vida de la mujer cananea “¡Qué grande es tu fe!” y repetir a lo largo de la semana esta frase para dejar que la Palabra se haga carne en nuestra existencia diaria._______________________Recomendaciones prácticas:-La oración colecta de este domingo insiste en que Dios prepara bienes invisibles para los que le buscan, por eso es importante insistir en el tema de la llamada universal a la salvación como un acto de amor divino que requiere una respuesta desde el amor de los hombres.-Una propuesta pastoral en el espíritu del camino sinodales la invitación a la oración por todos los hombres, la oración que une a creyentes y Cristo y se proyecta en sus frutos a los no creyentes.-El prefacio VIII puede ayudar a concretar mejor el mensaje del domingo.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En la Eucaristía, somos invitados a participar todos porque el Señor convoca a hacer fiesta por sus maravillas y la comunidad responde en la generosidad y obediencia para reconocer que el favor de Dios llega a todos. Oremos unos por otros y celebremos este misterio del inefable amor Divino.Monición a la Liturgia de la PalabraComo peregrinos de la esperanza nos movemos en la escucha de la Palabra de Dios y abrimos el oído para experimentar el paso del Señor por nuestra asamblea. Acojamos su invitación y subamos al monte del Señor para vivir su salvación. Escuchemos.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Convocados al monte de la salvación y buscando juntos el favor de Dios, presentemos nuestras súplicas con fe.R. Ten piedad de nosotros, Señor.1.Por el Papa Francisco, nuestro Obispo N., y todos los pastores de la Iglesia, para que siempre y en todo lugar sean garantes de la unidad e inviten a todos a acercarse a la Iglesia para construir la familia de los hijos de Dios. Roguemos al Señor.2.Por los pueblos de la tierra, para que el triunfo de Jesús sobre la muerte apague los odios y restaure la paz. Roguemos al Señor.3.Por los gobernantes de todos los pueblos, para que construyan puentes de unidad y promuevan políticas de integración y reconocimiento de los otros. Roguemos al Señor.4.Por los que sufren y viven en la tristeza su existencia, para que experimenten la cercanía de sus hermanos y todos nos comprometamos en la búsqueda de mejores circunstancias y ambientes de vida para todos. Roguemos al Señor.5.Por esta asamblea, para que en la humildad experimente el llamado a la conversión y fortalecida por la Eucaristía salga a edificar una sociedad más humana y cercana. Roguemos al Señor.Oración conclusivaRecibe la oración que te presentamos, Padre Santo yacoge las necesidades de todos los hombres,que te buscan con sincero corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.