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sagrado corazón

Vie 27 Jun 2025

¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos Confío!

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve - El mes de junio está consagrado en la Iglesia para contemplar el Crucificado y mirar en Él su costado traspasado y orar con corazón limpio diciendo: ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos Confío! Esta oración nos pone en una actitud de pobreza evangélica, es decir, en una confianza total en el Señor; poniendo nuestra vida en sus manos, presentándole nuestras fatigas diarias y pidiendo que perdone nuestros pecados. Esta certeza la tenemos en su misma Palabra: “Vengan a mí, los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su vida. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera” (Mt 11, 28-30).No hay nada más agobiante que el pecado en la propia vida, que causa amargura y destruye la propia existencia, deteriorando la relación con Dios y con los demás. Por eso, hay que contemplar el Crucificado, para recibir la gracia del perdón por nuestros pecados y el alivio que brota del Corazón amoroso de Jesús, que es rico en misericordia. Que sigue teniendo compasión de nosotros y del mundo entero, para que ninguno se pierda, porque “Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva” (Ez 33, 11), ya que Él no vino al mundo para juzgar y condenar, sino para salvar (Cf. Jn 12, 47) y ofrecer a todos, una vida nueva que brota de su amor y misericordia.Muchos seres humanos en el mundo viven llenos de odio, resentimiento, rencor, venganza que causan violencia y muerte; todos estos males se producen en el corazón humano que está dividido y enfermo. Ya desde el antiguo testamento el profeta Jeremías experimentó esta realidad cuando afirmó: “Nada más falso y enfermo que el corazón del hombre” (Jer 17, 9) y Jesús en el Evangelio nos lo afirma cuando dice: “Sin embargo lo que sale de la boca viene del corazón, y eso es lo que mancha al hombre. Porque del corazón vienen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios y las injurias. Eso es lo que mancha al hombre” (Mt 15, 18-20). Quedando claro que al revisar nuestra vida podemos encontrar nuestro corazón lleno de odio y resentimiento que causa maldad, división y violencia en cada familia y en la sociedad.Frente a esta realidad que está en el interior de cada uno de nosotros, Jesucristo es nuestra esperanza, “una esperanza que no defrauda” (Rm 5, 5a). Él viene a ofrecernos su perdón y su misericordia, que brotan de su corazón que está lleno de amor para con cada uno de nosotros. Él viene a sanar las dolencias internas y darnos paz y sosiego en medio de tanta división, porque “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5, 5b). Él quiere quedarse para habitar en cada corazón y en cada familia y darnos su perdón misericordioso. Hoy se hace más necesaria la súplica al Señor ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío!, reconociéndolo en el sacramento de la Reconciliación cuando somos perdonados; en la Eucaristía, donde somos alimentados con su cuerpo y con su sangre; para darnos vida en abundancia y la salvación eterna. Lo vivimos con un corazón grande para amar, para llegar hasta Él y descansar en Él en los momentos más difíciles de nuestra vida.Todos necesitamos la humildad y mansedumbre del corazón traspasado de Jesucristo, para volver a tomar el rumbo personal y familiar, marcado por tanta dificultad y confusión por la que pasamos a causa de la pérdida del sentido de Dios, “Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan” (Sal 22, 4). Todos necesitamos del perdón y la reconciliación que vienen del Corazón amoroso de Jesús para vivir reconciliados y en paz en nuestras familias y en la sociedad, “Tu bondad y tu misericordia me acompañan” (Sal 22, 6). Cuánto bien nos hace dejar que Jesús vuelva a habitar en nuestro corazón y nos lance a amarnos los unos a los otros con su Corazón lleno de amor. Por esto, tenemos que orar y pedirle al Señor que venga en nuestro auxilio, por eso le decimos con fe y esperanza, ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío!La gracia que nos da la misericordia de Dios con el perdón que gratuitamente nos ofrece Jesucristo, la recibimos como Palabra de Dios que nos libera de la esclavitud del pecado que nos divide y llena el corazón de odio y resentimiento, para darnos capacidad de amar y transmitir a los demás la misericordia con el amor del Corazón de Jesús, “Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros. “Con cuánta más razón, pues, justificados por su sangre, seremos por Él salvados del castigo” (Rm 5, 8).Todo viene de Dios, que nos ha reconciliado consigo por el Corazón de Cristo. Dios Padre, en efecto, es quien, en el Corazón de Cristo nos perdona, no tomando en cuenta nuestros pecados. Es por esto que la Iglesia nos suplica, por las entrañas de Cristo: Dejémonos reconciliar con Dios y nos invita a confiar en el Señor, repitiendo siempre: ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío! Alimentados con la Eucaristía y fortalecidos con la oración, recibamos del Señor las palabras: “Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5, 8). Que la Santísima Virgen María y el Glorioso Patriarca San José, alcancen del Señor la misericordia y el perdón y un corazón grande para amar.En unión de oraciones, reciban mi bendición.+José Libardo Garcés MonsalveObispo de la Diócesis de Cúcuta

Mar 1 Jun 2021

Obispos insisten en la importancia del diálogo para superar la crisis

Los Obispos católicos de Colombia, frente a las problemáticas sociales que sigue afrontando el país y ante los encuentros que se vienen dando entre el Gobierno y el Comité Nacional de Paro, para buscar caminos de salida, ofrecen una reflexión de nueve puntos (Comunicado No. 66), en torno a la importancia del diálogo, basándose en la recomendación de la encíclica del papa Francisco «Fratelli Tutti». Igualmente, animan a todos los católicos a perseverar en la oración, pues ésta, señalan los obispos, "infunde ánimo y sostiene a quien quiere promover el entendimiento y la fraternidad". En este contexto, convocan para que el próximo viernes 11 de junio, en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, se unan a una jornada de plegaria para pedir por la paz y la reconciliación del país. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mar 7 Jun 2016

"Padres, qué tremendo es que nos creamos mejor que los fieles”: Arzobispo de Barranquilla

Esta fue una de las reflexiones ofrecidas por el arzobispo de Barranquilla, monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, durante la eucaristía donde se conmemoró el Jubileo Sacerdotal. El prelado haciendo mención de su próximo aniversario de bodas sacerdotales, a celebrarse el sábado 25 de junio a las 10 a.m. en la Catedral, animó a los presbíteros de la Iglesia local para que vean cada uno el Ministerio Sacerdotal como una Gracia de Dios, como la mejor opción de vida y regalo del Señor para ellos. "No pudimos ser llamados a una vida más linda que la de ser sacerdote", dijo. Seguidamente, recordó el llamado hecho a cada uno de ellos a la sencillez y humildad, para evitar caer en soberbia y creerse perfectos, señalando al otro como pecador y no reconocerse ellos así mismos también como tal. "Padres, qué tremendo es que nos creamos mejor que los fieles, perfectos, y que los fieles no sean sino pecadores", dijo el Señor arzobispo de Barranquilla. "Oren por mí", frase del Papa Francisco, con la que concluyó el prelado e hizo alusión a la necesidad de plegaria por la vida sacerdotal de cada pastor de la Iglesia. En la misa también se recordó a los sacerdotes enfermos, fallecidos. Y se hizo homenaje a Miguel Salcedo Correa, el presbítero más nuevo de la Arquidiócesis de Barranquilla, así como al padre Estanislao Ciochon, quien para la fecha cumple 50 años de ordenación sacerdotal. La ceremonia que se realizó el marco de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y del Día del Inmaculado Corazón de María, tuvo como concelebrante a monseñor Víctor Tamayo, obispo auxiliar de esta ciudad y asistieron religiosas, religiosos y centenares de feligreses.