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Semana Santa - Misterio Central de nuestra fe

Dom 9 Abr 2017

Celebración del Misterio Central de nuestra fe

La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso del año en el que, como bautizados, celebramos el misterio central de nuestra fe: Pasión, sepultura, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Con especial amor, pastores y fieles nos preparamos para vivir estos misterios que deben partir de un acto de fe en la gloria de Jesús que ha vencido la muerte. La celebración recorre distintos momentos de la Semana en la que Jesús, tras llegar a Jerusalén, asume con amor generoso su entrega y su muerte y nos llena de alegría con su victoria en la Resurrección. Celebrar con dignidad este tiempo implica formarse en la fe y proponernos el cumplimiento de una serie de normas que son el fruto de una larguísima experiencia de la Iglesia, verdadera maestra en la forma de hacer presentes y vivos los misterios de la vida de Jesús. Retomando las palabras del Papa Francisco, en la primera Audiencia de su Pontificado, en la Semana Santa evocamos el designio de amor que recorre toda la historia de las relaciones entre Dios y la humanidad. Jesús entra en Jerusalén para dar el último paso, en el que resume toda su existencia: se dona totalmente, no se queda nada, ni siquiera la vida. En la Última Cena, con sus amigos, comparte el pan y distribuye el cáliz «para nosotros». El Hijo de Dios se ofrece a nosotros, entrega en nuestras manos su Cuerpo y su Sangre para estar siempre con nosotros, para habitar en medio de nosotros. Vivir la Semana Santa, entonces, ha explicado el Papa, implica seguir a Jesús no sólo con la emoción del corazón; “vivir la Semana Santa siguiendo a Jesús quiere decir aprender a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de los demás, para ir hacia las periferias de la existencia, movernos nosotros en primer lugar hacia nuestros hermanos y nuestras hermanas, sobre todo aquellos más lejanos, aquellos que son olvidados, que tienen más necesidad de comprensión, de consolación, de ayuda. ¡Hay tanta necesidad de llevar la presencia viva de Jesús misericordioso y rico de amor! Vivir la Semana Santa es entrar cada vez más en la lógica de Dios, en la lógica de la Cruz, que no es ante todo aquella del dolor y de la muerte, sino la del amor y del don de sí que trae vida. Es entrar en la lógica del Evangelio”.