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trabajadores

Mar 9 Ago 2022

El Papa Francisco pide rezar por los pequeños y medianos empresarios

Para este mes de agosto el Santo Padre ha pedido rezar por los pequeños y medianos empresarios, que por consecuencia de la pandemia y las guerras que se libran en el mundo se han visto afectados y enfrentan una grave crisis socioeconómica. “Recemos para que los pequeños y medianos empresarios, duramente afectados por las crisis económica y social encuentren los medios necesarios para continuar su actividad al servicio de las comunidades en las que viven”. En su video-mensaje el Papa Francisco resalta el compromiso de los pequeños y medianos empresarios, quienes a pesar de las dificultades “invierten en la vida generando bienestar, oportunidades y trabajo”. El obispo de Roma señala que, en este grupo están aquellos que se dedican a tareas de limpieza o transporte, los artesanos, quienes tienen un comercio o talleres, entre tantos otros oficios. Ellos son “los que no salen en las listas de los más ricos y poderosos y, a pesar de las dificultades, crean puestos de trabajo manteniendo su responsabilidad social”.

Mar 3 Mayo 2022

El trabajo: un valor familiar que santifica

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - Al comenzar este mes de mayo, celebramos con toda la Iglesia la fiesta de san José Obrero, patrono de los trabajadores, procla­mado por el papa Pío XII en 1955 en un discurso pronunciado en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, con la presencia de un grupo de obreros. Allí el Papa dijo: “El humilde obre­ro de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de us­tedes y de sus familias”, proclaman­do con ello a san José, maestro de la vida interior y del silencio, patrono de todo ser humano que se dedica al trabajo digno y necesario para la sub­sistencia personal y de la familia. El magisterio de la Iglesia siempre ha reflexionado ampliamente sobre la dignidad del trabajo humano, como una manera de construir persona, fa­milia y sociedad, así lo expresó san Juan Pablo II en ‘Laborem Exercens’, Encíclica que trata sobre el trabajo humano: “mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la na­turaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido se hace más huma­no” (LE 9), destacando con esto que el trabajo tiene la misión de dignifi­car y enriquecer a todo ser humano, que con su esfuerzo transforma su en­torno y también le ayuda a desarrollar sus talentos que ha recibido de Dios. Vivimos en un mundo donde lo mate­rial está teniendo prioridad sobre los valores y las virtudes del Evangelio y por eso al venerar a san José Obrero, se recogen las actitudes de su fideli­dad silenciosa, de la sencillez de vida y del trabajo digno, libre de toda ava­ricia y falto de transparencia que co­rrompe el corazón, para orientar toda actividad laboriosa, hacia un trabajo digno que pone su foco en el servicio a la persona, al bien común y al bien­estar de la familia y de la comunidad. Así lo expresó el Papa Benedicto XVI en ‘Caritas in Veritate’: “Un trabajo que, en cualquier so­ciedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libre­mente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y muje­res, al desarrollo de la comunidad; un trabajo que de este modo haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que per­mita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos…. Un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito per­sonal, familiar y espiritual” (CIV 63). Con esta concepción humana, cristia­na y espiritual del trabajo que dignifi­ca al ser humano, se concibe toda ac­tividad laboriosa como una vocación que viene de Dios y una misión que enriquece a la sociedad, con un valor familiar que, en la sencillez de la vida de un obrero, se hace también cons­tructor del Reino de Dios en medio de la comunidad. Así lo expresa San Juan Pablo II cuando afirma: “El tra­bajo es el fundamento sobre el que se forma la vida familiar, la cual es un derecho natural y una vocación del hombre. En conjunto se debe recordar y afirmar que la familia constituye uno de los puntos de re­ferencia más importantes, según los cuales debe formarse el orden socio-ético del trabajo humano” (LE 10). San José fiel custodio de Jesús le enseñó el arte de trabajar y con ello dignificó toda actividad humana ho­nesta y sencillas que sirve a cada fa­milia para llevar el pan a la mesa de sus hogares. Así lo ex­presa Aparecida cuan­do afirma: “Jesús, el carpintero (Cf. Mc 6, 3), dignificó el trabajo y al trabajador y re­cuerda que el trabajo no es un mero apén­dice de la vida, sino que constituye una dimensión fundamen­tal de la existencia del hombre en la tierra, que garantiza la digni­dad y libertad del ser humano” (DA 120), contribuyendo con ello al desarrollo integral de cada persona. En la espiritualidad del trabajo hu­mano también se reconoce la fatiga, el esfuerzo y a veces el dolor de cada día, en una tarea que resulta exigen­te, pero que también debe ayudar a la santificación de cada uno, uniendo el sacrificio y la fatiga a la Cruz reden­tora de Nuestro Señor Jesucristo. Así lo expresa Aparecida cuando afirma: “Damos gracias a Dios porque su palabra nos enseña que, a pesar de la fatiga que muchas veces acom­paña el trabajo, el cristiano sabe que este, unido a la oración, sirve no sólo al progreso terreno, sino también a la santificación personal y a la construcción del Reino de Dios” (DA 121), de tal manera que a ejemplo de San José Obrero, se debe aprovechar el trabajo que cada uno realiza, para convertirlo en instru­mento que busca la santidad personal y familiar. Los animo a que sigamos adelante con la alegría de la fe, la esperanza y la caridad que se solidifica con el ejercicio del trabajo humano, siendo misioneros para proclamar el Evan­gelio de Jesucristo, fortaleciendo desde Nuestro Señor, la dignidad de la persona humana, la vida, la fami­lia, el trabajo, y de esta manera, vivir en la sociedad perdonados, reconci­liados y en paz, a ejemplo de la fa­milia de Nazaret. Encomiendo a la fiel custodia de san José a todos los trabajadores, que se esfuerzan por dar testimonio de honestidad y honradez con la misión que realizan cada día. En unión de oraciones, sigamos adelante. Reciban mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Sáb 1 Mayo 2021

Un “Día del Trabajo” con grandes desafíos para la economía nacional

El 1 de mayo, la Iglesia católica celebra la fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores, fecha que coincide con el Día Mundial del Trabajo. En esta conmemoración, marcada por un momento especial que afecta a la humanidad por causa de la pandemia del coronavirus, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) dirige un saludo especial a las trabajadoras y los trabajadores del país. En un video grabado por monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social y vocero de la CEC para este tema, se resalta que esta celebración se vive en un momento particular, donde la crisis económica y social que enfrenta el país está en su punto de quiebre, generando esto, la desaparición de numerosas empresas y puestos de trabajo. Urge una transformación del modelo de desarrollo Frente a esta realidad anota que el país tiene un gran desafío de repensarse; pero, para hacerlo, “es importante incorporar la voz, los programas, las propuestas de todos los trabajadores y sus organizaciones”. Solo así, agrega: “se podrá transformar el modelo de desarrollo existente y dar cambios sustanciales que nos lleven a una sociedad más equitativa e incluyente, una sociedad con una democracia más robusta”. Reconoce la labor de mujeres y hombres trabajadores, que con su voz activa y propositiva en los diferentes escenarios, le aportan a la salida de la crisis que vive el país. San José: "Un padre sencillo, capaz de llevar grandes transformaciones" Igualmente, recuerda como el Papa Francisco quiso dedicar este año a san José, un hombre sencillo y humilde, que con “su entrega y confianza en Dios fue capaz de llevar grandes transformaciones en la historia”. “Que este modelo de hombre nos sirva a nosotros en este día, para continuar haciendo esfuerzos y propuestas desde todos los sectores trabajadores, en búsqueda de las grandes soluciones y para darle alma a la economía del país”, concluye. Año de San José: "Un padre en la ternura, en la obediencia y la acogida" El Sumo Pontífice promulgó el pasado 7 de diciembre la Carta Apostólica “Patris Corde” (Con corazón de padre), en conmemoración del 150 aniversario de la declaración de san José como patrono universal de la Iglesia Católica. Con esta carta el Papa Francisco instituyó el año 2021 como el “año de San José”. Esta celebración inició el 08 de diciembre de 2020 y se extenderá hasta esta misma fecha del 2021. “Un padre amado, un padre en la ternura, en la obediencia y en la acogida; un padre de valentía creativa, un trabajador, siempre en la sombra”: con estas palabras el Papa Francisco describe a san José de una manera tierna y conmovedora.