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Iglesia en el mundo

Mié 20 Abr 2022

Francisco: hay que honrar a los ancianos, así se reconoce su dignidad

El Papa Francisco retomó en la Audiencia General de este miércoles 20 de abril la serie de catequesis sobre la vejez con el tema: “'Honra al padre y a la madre”: el amor de vivir la vida. Allí pidió “no descartar a los ancianos”. Durante su intervención observó que no siempre en las sociedades se presta atención a devolver a nuestros ancianos el amor recibido, con la ternura y el respeto debidos. Por eso, invitó a las familias a acercar a sus hijos a los abuelos y a no desatenderlos cuando sean huéspedes de una residencia de ancianos o de reposo. A continuación, el texto completo de la catequesis del Papa Francisco: Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Hoy, con la ayuda de la Palabra de Dios, abrimos un pasaje a través de la fragilidad de la edad anciana, marcada de forma especial por las experiencias del desconcierto y del desánimo, de la pérdida y del abandono, de la desilusión y la duda. Naturalmente, las experiencias de nuestra fragilidad, frente a las situaciones dramáticas – a veces trágicas – de la vida, pueden suceder en todo tiempo de la existencia. Sin embargo, en la edad anciana, estas pueden suscitar menos impresión e inducir en los otros una especie de hábito, incluso de molestia. Cuántas veces hemos oído o hemos pensado que los ancianos molestan o estos ancianos siempre molestan. No digan que no, porque es sí. Lo hemos dicho y lo hemos pensado. Las heridas más graves de la infancia y de la juventud provocan, justamente, un sentido de injusticia y de rebelión, una fuerza de reacción y de lucha. Sin embargo, las heridas, también graves, de la edad anciana están acompañadas, inevitablemente, por la sensación de que, sea como sea, la vida no se contradice, porque ya ha sido vivida. Y así los ancianos se alejan un poco también de nuestra experiencia, queremos alejarlos. En la común experiencia humana, el amor – como se dice – es descendiente: no vuelve sobre la vida que está detrás de las espaldas con la misma fuerza con la que se derrama sobre la vida que está todavía delante. La gratuidad del amor aparece también en esto: los padres lo saben desde siempre, los ancianos lo aprenden pronto. A pesar de eso, la revelación abre un camino para una restitución diferente del amor: es el camino de honrar a quien nos ha precedido. La vida de honrar a las personas que nos han precedido, y de aquí honrar a los ancianos. Este amor especial que se abre el camino en la forma del honor – ternura y respeto al mismo tiempo – destinada a la edad anciana está sellado por el mandamiento de Dios. «Honrar al padre y a la madre» es un compromiso solemne, el primero de la “segunda tabla” de los diez mandamientos. No se trata solamente del propio padre y de la propia madre. Se trata de la generación y de las generaciones que preceden, cuya despedida también puede ser lenta y prolongada, creando un tiempo y un espacio de convivencia de larga duración con las otras edades de la vida. En otras palabras, se trata de la vejez de la vida. Honor es una buena palabra para enmarcar este ámbito de restitución del amor que concierne a la edad anciana. Nosotros hemos recibido el amor de nuestros padres, de nuestros abuelos, y ahora nosotros sustituimos este amor a ellos, a los ancianos, a los abuelos. Nosotros hoy hemos descubierto el término “dignidad”, para indicar el valor del respeto y del cuidado de la vida de todos. Dignidad, equivale sustancialmente al honor. Honrar a los padres y madres, honorar a los ancianos es reconocer la dignidad que tienen. Pensemos bien en esta bonita declinación del amor que es el honor. El cuidado mismo del enfermo, el apoyo a quien no es autosuficiente, la garantía del sustento, les puede faltar el honor. El honor falla cuando el exceso de confianza, en vez de decantarse como delicadeza y afecto, ternura y respeto, se convierte en rudeza y prevaricación. Cuando la debilidad es reprochada, e incluso castigada, como si fuera una culpa. Cuando el desconcierto y la confusión se convierten en una apertura para la burla y la agresividad. Puede suceder incluso entre las paredes domésticas, en las residencias, como también en las oficinas o en los espacios abiertos de la ciudad. Animar en los jóvenes, también indirectamente, una actitud de suficiencia – e incluso de desprecio – en relación con la edad anciana, de sus debilidades y de su precariedad, produce cosas horribles. Abre el camino a excesos inimaginables. Los chicos que queman la manta de un “vagabundo”, lo hemos visto, porque lo ven como un desecho humano. Muchas veces vemos a los ancianos como un descarte, o los metemos nosotros en el descarte. Estos chicos que queman la manta de un vagabundo son la punta del iceberg, es decir del desprecio por una vida que, lejos de las atracciones y de las pulsiones de la juventud, aparece ya como una vida de descarte. Descarte es la palabra que va aquí, despreciar a los ancianos y descartarlos de la vida, ponerlos a parte, echarlos fuera. Este desprecio, que deshonra al anciano, en realidad nos deshonra a todos nosotros. Si yo deshonro al anciano, me deshonro a mi mismo. El pasaje del Libro del Eclesiástico, es justamente duro en relación con este deshonor, que clama venganza a los ojos de Dios. Existe un pasaje, en la historia de Noé, muy expresivo en relación con esto. No sé si lo tienen en mente. El viejo Noé, héroe del diluvio y todavía gran trabajador, yace descompuesto después de haber bebido algún vaso de más. El anciano ha bebido demasiado. Los hijos, por no hacerle despertar en la vergüenza, lo cubren con delicadeza, con la mirada baja, con gran respeto. Este texto es muy bonito y dice todo del honor debido al anciano. Cubrir las debilidades del anciano para que no tengan vergüenza. Es un texto que nos ayuda mucho. No obstante todas las providencias materiales que las sociedades más ricas y organizadas ponen a disposición de la vejez – de las cuales podemos ciertamente estar orgullosos -, la lucha por la restitución de esa forma especial de amor que es el honor, me parece todavía frágil e inmadura. Debemos hacer de todo para sostenerla y animarla, ofreciendo mejor apoyo social y cultural a aquellos que son sensibles a esta decisiva forma de “civilización del amor”. Y sobre esto me permito aconsejar a los padres, acercar a los hijos, los niños y los jóvenes a los ancianos. Acercarles siempre, y cuando el anciano está enfermo, un poco fuera de cabeza, acercarles siempre. Que sepan que esta es nuestra carne, que esto sea lo que ha hecho posible que nosotros estemos aquí. Por favor no alejéis a los ancianos, y si no hay otra posibilidad que enviarles a una residencia, por favor ir a verles y llevar a los niños a verles. Son el honor de nuestra civilización, los ancianos que han abierto las puertas. Y muchas veces, los hijos se olvidan de esto. Os digo una cosa personal, a mi me gustaba visitar las residencias de ancianos en Buenos Aires, iba a menudo, visitaba a cada uno. Y recuerdo una vez que pregunté a una señora cuántos hijos tenía. Me dijo que tenía cuatro, todos casados con hijos, y comenzó a hablarme de su familia. Le pregunté si ellos venían y dijo “sí, vienen siempre”. Cuando salí de la habitación, la enfermera que había escuchado me dijo: “Padre, ha dicho una mentira para cubrir a sus hijos. Desde hace seis meses no viene nadie”. Esto es descartar a los ancianos y pensar que son material de descarte. Por favor, es un pecado grave. Este es el primer mandamiento y el único que dice el premio: Honrarás a tu padre y a tu madre y tendrás vida eterna en la tierra. Este mandamiento de honrar a los ancianos nos da una bendición, que se expresa en este modo de tener una larga vida. Por favor, cuiden a los ancianos, y si pierden la cabeza, cuiden a los ancianos. Porque son la presencia de la historia, la presencia de la familia, y gracias a ellos yo estoy aquí y podemos decirlo todos nosotros. Gracias a ti, abuelo y abuela, yo estoy vivo. Por favor, no le dejéis solos. Y esto de cuidar a los ancianos no es una cuestión de cosméticos y de cirugía plástica. Más bien es una cuestión de honor, que debe transformar la educación de los jóvenes respecto a la vida y a sus fases. El amor por lo humano que nos es común, incluido el honor por la vida vivida, no es una cuestión para los ancianos. Más bien, es una ambición que iluminará a la juventud que hereda sus mejores cualidades. La sabiduría del Espíritu de Dios nos conceda abrir el horizonte de esta auténtica revolución cultural con la energía necesaria.

Dom 17 Abr 2022

Urbi et Orbi: ¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! "¡La paz es posible!"

Dirigiéndose al mundo entero en su tradicional Mensaje de Pascua, Francisco recordó la guerra en Ucrania, a los países atormentados por largos conflictos y violencia y afectados por tensiones sociales y dramáticas crisis humanitarias. "Que Cristo resucitado acompañe y asista a los pueblos de América Latina que han visto empeorar sus condiciones sociales". “Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Pascua! Jesús, el Crucificado, ha resucitado”. Fue el saludo del Papa Francisco a los fieles del mundo entero y a los presentes congregados en una soleada plaza de San Pedro, que participaron hoy en la Misa de Resurrección. Francisco presidió la celebración ante unos 100 mil fieles presentes, tras una pausa de dos años debido a la pandemia, en una coloreada plaza de San Pedro decorada con cientos de arreglos florales y adornos. Finalizada la Santa Misa, dirigió el Mensaje Urbi et Orbi (a la ciudad de Roma y al mundo entero) e impartió su Bendición Apostólica desde el Balcón central de la Basílica Vaticana. «¡La paz esté con ustedes!» El Obispo de Roma, remitiéndose al Evangelio de Juan, repitió las palabras pronunciadas por Jesús al presentarse ante “las miradas incrédulas” de los discípulos que lloraban por él y evidenció: “También nuestras miradas son incrédulas en esta Pascua de guerra. Hemos visto demasiada sangre, demasiada violencia. También nuestros corazones se llenaron de miedo y angustia, mientras tantos de nuestros hermanos y hermanas tuvieron que esconderse para defenderse de las bombas” También a nosotros, afirmó Francisco, “nos cuesta creer que Jesús verdaderamente haya resucitado, que verdaderamente haya vencido a la muerte. ¿Será tal vez una ilusión, un fruto de nuestra imaginación? No, no es una ilusión”. “¡Cristo ha resucitado!”, afirmó. “Hoy más que nunca tenemos necesidad de Él, al final de una Cuaresma que parece no querer terminar. Parecía que había llegado el momento de salir juntos del túnel, tomados de la mano, reuniendo fuerzas y recursos. Y en cambio, estamos demostrando que tenemos todavía en nosotros el espíritu de Caín, que mira a Abel no como a un hermano, sino como a un rival, y piensa en cómo eliminarlo” La paz se logra con las armas del amor de Jesús Para creer en la victoria del amor y en la reconciliación, necesitamos a Jesús Resucitado, añadió el Papa. “Sólo Él puede hacerlo. Sólo Él tiene hoy el derecho de anunciarnos la paz. Sólo Jesús, porque lleva las heridas, nuestras heridas”. Y explicó: “Las heridas en el Cuerpo de Jesús resucitado son el signo de la lucha que Él combatió y venció por nosotros con las armas del amor, para que nosotros pudiéramos tener paz, estar en paz, vivir en paz. Mirando sus llagas gloriosas, nuestros ojos incrédulos se abren, nuestros corazones endurecidos se liberan y dejan entrar el anuncio pascual: «¡La paz esté con ustedes!»” Que se elija la paz de Cristo “¡Dejemos entrar la paz de Cristo en nuestras vidas, en nuestras casas y en nuestros países!” exhortó el Santo Padre, dirigiendo, como de costumbre, su mirada a todas las realidades del mundo necesitadas de esta paz de Jesús. En primer lugar, Francisco recordó a la “martirizada Ucrania”, tan duramente probada por la violencia y la destrucción de la “guerra cruel e insensata”, dirigiendo un fuerte llamamiento a los responsables de las naciones para que escuchen el grito de paz de la gente: “Que se elija la paz. Que se dejen de hacer demostraciones de fuerza mientras la gente sufre. Por favor, no nos acostumbremos a la guerra, comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles. Que los responsables de las naciones escuchen el grito de paz de la gente, que escuchen esa inquietante pregunta que se hicieron los científicos hace casi sesenta años: «¿Vamos a poner fin a la raza humana; o deberá renunciar la humanidad a la guerra?»” “Llevo en el corazón a las numerosas víctimas ucranianas” aseguró el Santo Padre, “los millones de refugiados y desplazados internos, a las familias divididas, a los ancianos que se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas”. Y mencionando el sufrimiento de los niños ucranianos que “se quedaron huérfanos y huyen de la guerra” el Papa recordó también de manera especial a muchos otros que mueren de hambre o por falta de atención médica, son víctimas de abusos y violencia, “y aquellos a los que se les ha negado el derecho a nacer”. Los signos esperanzadores no obstante la guerra A pesar del dolor de la guerra, Francisco evidenció que no faltan “signos esperanzadores, como las puertas abiertas de tantas familias y comunidades que acogen a migrantes y refugiados en toda Europa”. “Que estos numerosos actos de caridad sean una bendición para nuestras sociedades, a menudo degradadas por tanto egoísmo e individualismo, y ayuden a hacerlas acogedoras para todos.” No olvidar otras situaciones de sufrimiento El Papa pidió que haya paz en Oriente Medio, “lacerado desde hace años por divisiones y conflictos”, en particular, entre israelíes y palestinos, en el Líbano, Siria e Irak. Pidió también paz para Libia y Yemen, Myanmar y Afganistán. Paz para todo el continente africano, especialmente en la zona del Sahel, en Etiopía y en la República Democrática del Congo. Y que no falten la oración y la solidaridad para los habitantes de la parte oriental de Sudáfrica afectados por graves inundaciones. Dirigiendo su mirada al continente americano, el Pontífice pidió que “Cristo resucitado acompañe y asista a los pueblos de América Latina que, en estos difíciles tiempos de pandemia, han visto empeorar, en algunos casos, sus condiciones sociales, agravadas también por casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico”. También recordó a Canadá, pidiendo al Señor Resucitado que “acompañe el camino de reconciliación que está siguiendo la Iglesia Católica canadiense con los pueblos indígenas”. Finalmente, recordó que “toda guerra trae consigo consecuencias que afectan a la humanidad entera: desde los lutos y el drama de los refugiados, a la crisis económica y alimentaria de la que ya se están viendo señales”. Sin embargo, subrayó el Papa, ante los signos persistentes de la guerra, Cristo, “vencedor del pecado, del miedo y de la muerte”, nos exhorta a no rendirnos frente al mal y a la violencia” y exhortó: “¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! ¡La paz es posible, la paz es necesaria, la paz es la principal responsabilidad de todos!” [icon class='fa fa-download fa-2x'] BENDICIÓN Urbi et orbi[/icon] Fuente: Vatican News

Vie 15 Abr 2022

Papa Francisco, Vía Crucis: "Donde haya odio, florezca la concordia"

En un ambiente de profundo recogimiento, el Santo Padre presidió el pío ejercicio del Vía Crucis en el Coliseo de Roma. En una Semana Santa especial, de “vuelta a la normalidad”, el evento regresó a su lugar tradicional, luego de la emergencia sanitaria del Coronavirus. Un “abrazo de paz” en tiempos de guerra. Casi dos años después de aquel 19 de abril de 2019, este Viernes Santo, 15 de abril de 2022, el Vía Crucis volvió a celebrarse en el Coliseo de Roma. En 2020 y 2021, años signados por la pandemia del COVID-19, la célebre cita del segundo día del Triduo Pascual debió trasladarse a la Plaza de San Pedro y realizarse sin presencia de fieles a causa de las medidas restrictivas. Cerca de 10.000 fieles y peregrinos -según la Questura de Roma- se congregaron en el Coliseo para acompañar al Papa Francisco en el conmovedor momento de oración y otros tantos se conectaron a la transmisión en directo a través de los medios y las redes sociales. En el Año de la Familia “Amoris Laetitia” las meditaciones fueron confiadas por el Santo Padre a familias que han vivido experiencias distintas, estas narran escenas de la vida cotidiana, con sus dificultades, alegrías, esperanzas. Teniendo en cuenta la dolorosa situación en Ucrania, las reflexiones también cuentan las dificultades de los inmigrantes en los países de acogida. Los textos fueron escritos por un joven matrimonio (estación I), una familia en misión (estación II), una pareja de ancianos sin hijos (estación III), una familia numerosa (estación IV), una familia con un hijo discapacitado (estación V), una familia que dirige un hogar- familia (estación VI), una familia con un padre enfermo (VII), una pareja de abuelos (VIII), una familia adoptiva (IX), una viuda con hijos (X), una familia con un hijo consagrado (XI), una familia que ha perdido una hija (XII), una familia ucraniana y otra rusa (XIII) y una familia de emigrantes (XIV). “El dolor nos ha cambiado” En la VI estación, preparada por una familia que coordina un centro de acogida, se da cuenta que su casa “es grande, no solo en términos de espacio, sino sobre todo por la riqueza humana que allí habita”. Nunca, desde el comienzo del matrimonio -relatan- fuimos solo dos. Confiesan que su vocación de acoger el dolor “fue y sigue siendo aún ahora -con 42 años de matrimonio, tres hijos naturales, nueve nietos y cinco hijos adoptivos no autosuficientes y con graves dificultades psíquicas- todo lo contrario a triste”. No merecemos -dicen- que la vida nos bendiga tanto. “Para el que cree que no es humano dejar solo al que sufre, el Espíritu Santo mueve en el interior la voluntad de actuar y de no permanecer indiferentes, ajenos”, indican. El dolor los ha hecho volver a lo esencial, “ordena las prioridades de la vida y devuelve la sencillez de la dignidad humana en cuanto tal”. Para esta pareja, “en la ‘vía dolorosa’ de tantos flagelos y crucificados, junto a ellos, bajo el peso de sus cruces, descubrimos que el verdadero rey es aquel que se entrega y se da como alimento, en alma y cuerpo”. Oración en silencio por la paz en el mundo En la meditación de las XIII Estación del Vía Crucis se realizó una pausa de silencio orante por la paz en el mundo: "Ante la muerte, el silencio es más elocuente que las palabras. Hagamos, pues, una pausa en el silencio orante y recemos cada en nuestro corazón por la paz en el mundo". “Tómanos de la mano como un Padre” Al final, el Papa Francisco pronunció una potente oración, que compartimos a continuación: Padre misericordioso, que haces salir el sol sobre buenos y malos, no abandones la obra de tus manos, por la que no dudaste en entregar a tu único Hijo, que nació de la Virgen, fue crucificado bajo Poncio Pilato, murió y fue sepultado en las entrañas de la tierra, resucitó de entre los muertos al tercer día, se apareció a María Magdalena, a Pedro, a los demás apóstoles y discípulos, y siempre está vivo en la santa Iglesia, que es su Cuerpo viviente en el mundo. Mantén encendida en nuestras familias la lámpara del Evangelio, que ilumina alegrías y dolores, cansancios y esperanzas; que cada casa refleje el rostro de la Iglesia, cuya ley suprema es el amor. Por la efusión de tu Espíritu, ayúdanos a despojarnos del hombre viejo, corrompido por pasiones engañosas, y revístenos del hombre nuevo, creado según la justicia y la santidad. Tómanos de la mano, como un Padre, para que no nos alejemos de Ti; convierte nuestros corazones rebeldes a tu corazón, para que aprendamos a seguir proyectos de paz; haz que los adversarios se den la mano, para que gusten del perdón recíproco; desarma la mano alzada del hermano contra el hermano, para que donde haya odio florezca la concordia. Haz que no nos comportemos como enemigos de la cruz de Cristo, para que participemos en la gloria de su resurrección. Él, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. Fuente: Vatican News

Dom 10 Abr 2022

Francisco: "En la cruz Jesús nos enseña a amar y perdonar a los enemigos"

En una humanidad dividida entre oprimidos y opresores, el Papa Francisco alentó a todos a seguir el ejemplo de Jesús en la cruz, quien ante el inmenso dolor que padecía, "no pensó en salvarse a sí mismo", ni respondió a sus verdugos con gritos o rabia, sino que rezó a Dios para que los perdone. La mañana del 10 de abril, Domingo de Ramos, el Papa Francisco celebró la Santa Misa precedida por la procesión y bendición de las palmas de olivo en una soleada Plaza de San Pedro. Ante la presencia de los fieles y peregrinos allí congregados, el Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio del día según San Lucas (Lc 22, 14–23, 56) que narra la Pasión de Jesús y destacó que en el Calvario se enfrentan dos mentalidades: "Las palabras de Jesús crucificado en el Evangelio, «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (v. 34), se contraponen, en efecto, a aquellas que pronuncian los soldados que lo crucifican: «Que se salve a sí mismo si este es el Mesías de Dios, el elegido!» (Lc 23,35)". La mentalidad del "yo" se opone a la entrega de Dios En este sentido, Francisco señaló que "salvarse a sí mismo", es decir, cuidarse a sí mismo, pensar en sí mismo y no en los demás, "es el estribillo de la humanidad que ha crucificado al Señor", y que solamente se preocupa "por la propia salud, el propio éxito, los propios intereses; centrada en el tener, en el poder y en la apariencia". Sin embargo -continuó explicando el Pontífice- la mentalidad del yo se opone a la de Dios; "el sálvate a ti mismo discuerda con el Salvador que se ofrece a sí mismo y cuando toma la palabra, no se defiende, ni se justifica o reivindica algo en su beneficio, sino que reza al Padre y ofrece misericordia al buen ladrón"; aquel malhechor que crucificado junto a Él y arrepentido por sus pecados pide al Hijo de Dios que se acuerde de él cuando llegue al paraíso. Jesús implora al Padre que perdone a quienes le hacen daño Asimismo, el Papa invitó a todos a reflexionar sobre las palabras de Jesús en la cruz, quien en medio del dolor lacerante que padecía no recurrió a los gritos ni a la rabia, "no reprocha a sus verdugos ni amenaza con castigos en nombre de Dios", sino que reza por los malvados y dice "Padre, perdónalos": “Clavado en el patíbulo de la humillación, aumenta la intensidad del don, que se convierte en per-dón” Igualmente, en su alocución, Francisco hizo hincapié en que Dios hace lo mismo con nosotros: "Cuando le causamos dolor con nuestras acciones, Él sufre y tiene un solo deseo: poder perdonarnos". Y para darnos cuenta de esto, el Santo Padre exhortó a contemplar a Jesús en la cruz y a agradecerle por su amor, siendo conscientes "de que nunca hemos recibido una mirada más tierna y compasiva", ya que allí, "mientras es crucificado, en el momento más duro, Jesús vive su mandamiento más difícil: el amor por los enemigos". Respondamos a los clavos de la vida con el amor Sin embargo, Francisco recordó que, a menudo, nuestro comportamiento es totalmente el opuesto: "Perdemos mucho tiempo pensando en quienes nos han hecho daño, mirándonos dentro de nosotros mismos y lamiéndonos las heridas que nos han causado los otros, la vida, la historia". "Hoy Jesús -dijo el Pontífice- nos enseña a no quedarnos ahí, sino a reaccionar, a romper el círculo vicioso del mal y de las quejas, a responder a los clavos de la vida con el amor y a los golpes del odio con la caricia del perdón". ¿Seguimos a Jesús o al propio instinto rencoroso? Por otra parte, el Santo Padre alentó a todos a preguntarse si en el curso de sus vidas, "¿siguen al Maestro o siguen al propio instinto rencoroso?". Y, precisamente, para verificar nuestra pertenencia a Cristo, el Papa exhortó a observar cómo nos comportamos con quienes nos han herido, puesto que el Señor nos pide que no respondamos según nuestros impulsos o como lo hacen los demás, sino como Él lo hace con nosotros, viniendo al mundo para traernos el perdón de los pecados: "Compasión y misericordia para todos, porque Dios ve en cada uno a un hijo. No nos separa en buenos y malos, en amigos y enemigos. Somos nosotros los que lo hacemos, haciéndolo sufrir. Para Él todos somos hijos amados, que desea abrazar y perdonar", aseveró Francisco indicando la importancia de no cansarnos de pedir perdón a Dios, ni tampoco de recibirlo y testimoniarlo. Dios puede perdonar todo pecado Finalmente, el Pontífice subrayó el argumento que utiliza Jesús ante el Padre al suplicarle que perdone a quienes lo están crucificando, "porque no saben lo que hacen". "Cuando se usa la violencia -declaró Francisco-ya no se sabe nada de Dios, que es Padre, ni tampoco de los demás, que son hermanos. Se nos olvida porqué estamos en el mundo y llegamos a cometer crueldades absurdas. Lo vemos en la locura de la guerra, donde se vuelve a crucificar a Cristo. Sí, Cristo es clavado en la cruz una vez más en las madres que lloran la muerte injusta de los maridos y de los hijos. Es crucificado en los refugiados que huyen de las bombas con los niños en brazos. Es crucificado en los ancianos que son abandonados a la muerte, en los jóvenes privados de futuro, en los soldados enviados a matar a sus hermanos". "En esta semana -concluyó el Papa- acojamos la certeza de que Dios puede perdonar todo pecado, toda distancia... La certeza de que con Jesús nunca es el fin, nunca es demasiado tarde y caminemos hacia la Pascua con su perdón". Fuente: Agencia Vatican News Fotos: Internet y Vatican News

Jue 7 Abr 2022

Nueva entrega de Misión Celam: Iglesia, vacuna para los olvidados

Iglesia, vacuna para los olvidados, bajo este título llega cuarta entrega del boletín Misión Celam con la que se busca visibilizar las acciones que la Iglesia de América Latina y el Caribe ha emprendido a 2 años de la pandemia en favor de los más necesitados. En este número, el reportaje principal ‘Inmunizar corazones contra la pandemia de la indiferencia’ está basado en el estudio sobre el covid-19, que el Observatorio Socioantropológico Pastoral del Centro de Gestión del Conocimiento del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), realizó entre 2020 y 2021. Además se cuenta en este especial con los testimonios del sacerdote Fabio Garbari (Bolivia), la religiosa Cleta López (Puerto Rico) y de María Elena y Ariel, par de laicos argentinos de la parroquia Ciudad Oculta en Buenos Aires. En comunión con el Papa Francisco Asimismo, en el Editorial monseñor Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo y presidente del Celam, ha entrado en comunión con el Papa Francisco para abogar por la paz de Ucrania. En cuanto a los artículos de opinión, monseñor Jorge Lozano, secretario general del Celam, aborda los vínculos entre el Sínodo de la sinodalidad y la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe; mientras que Humberto Ortiz, coordinador de desarrollo y proyectos del Celam, habla sobre la articulación y transversalidad que el Celam ha desarrollado con su renovación y reestructuración. Desde Caribe Brasil Desde Haití, monseñor Launay Saturné, presidente del episcopado y arzobispo de Cap-Haïtien, describe cómo la Iglesia se ha enfrentado a la peor de las pandemias: la social. Y en la sección, Los Últimos, los primeros, el sacerdote Julio Renato Lancellotti relata uno de los episodios que más lo marcó durante la crisis sanitaria en São Paulo (Brasil). En la sección Diccionario Celam, la religiosa y teóloga Birgit Weiler desarrolla en todas sus aristas el término Ecología Integral; mientras que en Rostros y Voces, Nicolás Soto, sacerdote uruguayo de Don Bosco, habla del protagonismo de los jóvenes en la Iglesia. Además la religiosa Gladis Montesinos habla en Querida Amazonía sobre el trabajo que ha venido desarrollando con indígenas Tsimanes, en defensa de los derechos humanos. Misión Celam Es la nueva publicación impresa y digital que el Centro para la Comunicación del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) ha presentado en el seno de la Asamblea Eclesial, que se realizó del 21 al 28 de noviembre de 2021. Fuente: Of. comunicaciones del Celam [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar Misión Celam No. 4[/icon]

Mié 6 Abr 2022

Francisco: Ora por el personal sanitario y pide a gobiernos calidad en el servicio de salud

En la edición del video para el mes de abril, el Papa Francisco centra su especial atención en el personal sanitario quien dedica su vida al cuidado de la salud de los enfermos. “La pandemia nos ha mostrado la entrega, la generosidad del personal sanitario, voluntarios, trabajadores y trabajadoras de la salud, sacerdotes, religiosos y religiosas”. Un buen servicio sanitario, accesible a todos, es una prioridad Llama la atención como en este tiempo de pandemia, se evidenció la falta que muchas personas tienen al acceso del sistema de salud, sobre todo en los países más pobres y en aquellas personas más vulnerables, esto, dijo el Pontífice, se debe a una mala administración de los recursos y a la falta de compromiso político serio. “Por eso quiero pedir a todos los gobiernos de todos los países del mundo, que no olviden que un buen servicio sanitario, accesible a todos, es una prioridad. Pero también quiero recordar que el servicio sanitario no es solo una organización, sino que están los hombres y mujeres que dedican su vida al cuidado de la salud del otro y que han dado durante esta pandemia, la vida para ayudar a recuperarse a tantos enfermos”. Finalmente, el obispo de Roma pide orar para que todo el esfuerzo que hace el personal de la salud en el cuidado de los enfermos, sea apoyado por los gobiernos y las comunidades locales.

Mar 5 Abr 2022

Vaticano ofrece recomendaciones para las celebraciones de Semana Santa

A través de una nota la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ofrece a los obispos y Conferencias Episcopales una serie de orientaciones para las celebraciones de la Semana Santa de este año 2022. En la misiva, resalta que, ante la actual disminución de la pandemia, que varía según cada país, se invita a actuar con prudencia y siguiendo con respeto las normativas aplicadas por las autoridades civiles competentes. "La experiencia que han adquirido las Conferencias Episcopales en los últimos años permite ciertamente afrontar las diversas situaciones del modo más adecuado, vigilando que siempre sean observadas las normas rituales contenidas en los libros litúrgicos". Intención especial de oración por la paz del mundo y por Ucrania En el mensaje firmado por Monseñor Roche, presidente de la Congregación para el Culto Divino y monseñor Vittorio Francesco Viola, OFM, secretario de este Dicasterio, se recuerda también la insistente invitación que hace el Papa Francisco de unirnos en oración para pedir durante estos días Santos, por la paz del mundo entero "por los hermanos y hermanas que están viviendo la atrocidad de la guerra, de manera particular en Ucrania". "En la celebración de la Pasión del Señor el Viernes Santo, la liturgia nos invita a elevar a Dios nuestra súplica por la Iglesia y por el mundo entero. En la oración universal pediremos al Señor por los gobernantes (IX oración) para que los guíe en sus pensamientos y decisiones hacia la paz y libertad de todos los hombres, y por los atribulados (X oración) para que todos sientan en sus adversidades el gozo de la misericordia del Señor", resalta la misiva. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar nota a los obispos - SEMANA SANTA[/icon]

Vie 1 Abr 2022

Diplomado: Producción de Narrativas Emancipadoras / Soñar con otros

El próximo 4 de abril inicia el Diplomado Producción de Narrativas Emancipadoras /Soñar con otros, que promueve el Centro Bíblico Teológico Pastoral para América Latina y El Caribe (Cebitepal). El curso superior, que concluirá el 27 de mayo, tiene como objetivo: “Hacer la experiencia de producir/difundir nuevas narrativas emancipadoras como anticipador estructurante de nuevos mundos posibles. Narremos juntos las escenas deseadas para hacerlas posible”. Este proceso de formación se dictará de manera virtual sincrónico y estará guiado por los docentes argentinos: María Antonieta Teodosio y Alberto Ivern El diplomado que es organizado conjuntamente con el Centro Latinoamericano de Evangelización Social (CLAdeES) y Centro de Estudio y Difusión de la Doctrina Social Cristiana (CEDIDOSC), está dirigido a agentes de pastoral, comunicadores y público en general. Inscripciones Los interesados podrán inscribirse a través del correo electrónico [email protected] o comunicarse a través de la línea telefónica (+57) 3226800541 Lea también entrevista con María Antonieta Teodosio, Alberto Ivern, profesores del Diplomado [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]