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Opinión

Jue 9 Jun 2016

Familia escuela de misericordia

Por: Mons. Fabio Suescún Mutis – Los seres humanos no nacemos conocedores del arte de vivir. Somos llamados a realizar un proceso de crecimiento en el cual necesitamos de aprendizaje. El sabio se va haciendo de conocimientos y de la experiencia del diario acontecer. Dios, Maestro insigne, que ha hecho todo bien, regala a la criatura la familia como lugar privilegiado para el crecimiento del ser humano. En el Evangelio se nos dice que el mismo Dios cuando se hizo hombre quiso tener una familia y bajó la mirada de María y José, “iba creciendo en sabiduría en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc. 2,52). Todo en casa enseña y con el ejemplo de los miembros de la familia, se muestra cómo se debe asumir la vida. En el hogar se vive la primera realidad de convivencia. Hay que vivir con otros, hay que aceptar y dejarse enriquecer por la personalidad de los otros. En el hogar, iglesia doméstica, se aprende la convivencia cristiana que tiene su modelo en Dios. Dios que nos ama con amor misericordioso y nos invita a ser como Él, cercano a los débiles para fortalecerlos, amable con los que necesitan comprensión y cariño, bondadoso con quienes esperan ayuda. El creyente debe tener las entrañas compasivas de Dios en el trato con su hermano, en especial con aquel que no puede levantarse por sí mismo. Papá y mamá deben acercar a los niños a la realidad de los más pobres. Pueden enseñar a compartir la ropa, a no desperdiciar la comida ni el agua. Los niños son muy sensibles al dolor humano y su corazón no puede endurecerse por el bienestar y el apego a las riquezas y a los bienes materiales. Deben aprender del desapego generoso y a preocuparse por los que sufren. Un señor contaba que su padre todos los años organizaba “las onces” para los “viejitos” del ancianato de su pueblo. Los niños lo acompañaban a comprar el chocolate, el queso, los panes, los tabacos y eran ellos los que atendían a los ancianos a la mesa. ¿Pasará inadvertida esta enseñanza de misericordia a los niños que vivieron esta experiencia? Estoy seguro de que gestos como este moldearán cristianos compasivos como es compasivo el Padre celestial. + Fabio Suescún Mutis Obispo Castrense

Sáb 4 Jun 2016

Dios ha visitado a su pueblo

Por Monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo: - Todo el libro del Antiguo Testamento, en la Palabra de Dios, nos presenta a Dios cercano a su pueblo. Dice la Palabra que “Dios se paseaba por el jardín del Edén” (Gen “,8). “Dios ve el sufrimiento de su pueblo y viene en su ayuda” (Ex 3,7). Ciertamente Dios es infinito y trascendente, pero no es indiferente; es también cercano y comparte el dolor de su pueblo. Por eso, suscita patriarcas, profetas…, hombres y mujeres que en su nombre acompañen a su pueblo. La plenitud de la cercanía divina se da en la persona de Jesucristo, el Señor. Él es Dios con nosotros, es el “amigo que nunca falla” (ya no los llamo siervos, sino amigos), Él es pan partido para darnos su vida (esto es mi cuerpo, está es mi sangre). Dios es compañero de camino (camino de Emaús). El evangelio de hoy es un texto paradigmático que debemos meditar, orar y contemplar con fe y esperanza. Éste precioso texto nos muestra a un Jesús cercano; a un Jesús en la calle, compartiendo los sufrimientos de su gente. Jesús va de camino (la vida es un camino) y allí observa el sufrimiento de una viuda. Es viuda y además lleva a enterrar a su hijo único, es entonces, una mujer absolutamente desprotegida, la misma ley la condenaba a perderlo todo, porque ella no tenía derecho a heredar. Allí actúa Jesús, es su gran momento para acercarse a la “periferia existencial” de la mujer. Detiene la marcha fúnebre, se acerca al féretro y da una orden categórica al cadáver: ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!. Dice el texto: “El muerto se incorporó y empezó a hablar y Jesús se lo entregó a su madre”. El maestro y Señor, Jesús, es cercano y con sus actitudes manifiesta: fe en el hombre, respeto profundo, interiorización en la libertad, exquisita comprensión en el gozo y en el dolor del hombre. En este pasaje, como en muchos otros, Jesús es siempre una respuesta de sí rotundo a la vida. Jesús está entre las gentes y con las gentes como un don maravilloso de comunicación. Nunca estuvo el cielo más cerca de nosotros. Y este cielo, posible y realizable, Jesús lo plasmó no sólo en doctrina, sino que fundamentalmente nos dejó unas formas y modos de acción. El evangelio de hoy es un canto a la vida. Jesucristo se enfrenta a la muerte y la vence. Hoy en el evangelio hay dos realidades, la dos grandes realidades del hombre, la muerte y la vida. Hoy a nuestro alrededor están presentes estas dos realidades, y en medio de ellas cada uno de nosotros con dos posibilidades: vencer la muerte o acabar con la vida. Los cristianos sólo podemos estar del lado de la vida pero estando conscientes de que esa elección puede ser, en muchas ocasiones, a costa de lo que podamos entender por bienestar o lo que hoy tan fácilmente llamamos “calidad de vida”. Hermanos, sólo si somos capaces de dar amor al prójimo, sobre todo a los más indefensos (donde la sociedad pone calidad de vida), estamos en el mejor momento de nuestra fe, porque es así como logramos reconocer de hecho y de derecho que el ser humano debe vivir, desde el momento que se anuncia en el seno de su madre hasta el final de su existencia, cuando por la edad vuelve a ser totalmente indefenso. Lo dice el Papa: “Una sociedad es realmente humana, cuando cuida de los dos seres más indefensos, los niños y los ancianos”. ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate! ¡Jóvenes adelante!, si hay futuro, no todo está perdido. Jóvenes, ustedes son la esperanza de la sociedad. Jóvenes, vale la pena soñar con una sociedad nueva y esa la deben asumir ustedes. Jóvenes reciban con fe y esperanza la antorcha de nosotros los mayores. Jóvenes aprendan de nosotros lo bueno y corrijan nuestros errores. Ahora hermanos, pongámonos los zapatos y ubiquémonos en la persona de la viuda de Naín, escuchemos lo que nos dice: “Jesús me vio, me comprendió y me amó”. Nuestro gran reto es trabajar en favor de la vida. No podemos ser indiferentes frente a la violencia, frente al aborto y la eutanasia. Todo cristiano, toda persona de fe, tiene que estar en favor de la vida y debe anteponer sus intereses personales, porque la vida es la vida y sin vida no hay nada. Sin amor a la vida nos quedamos sin futuro. Si no amamos la vida no soñemos con la paz, no soñemos ni siquiera con “calidad de vida”, porque ¿cuál calidad de vida sin la vida? Hermanos, por favor, amor a la Palabra, escuchemos la Palabra, vivamos desde la Palabra. Solamente la palabra de Dios puede “consolar” definitivamente, porque solamente Dios puede asegurar la victoria sobre lo que “hace llorar” por encima de todo: la muerte. Es la Palabra de Dios la que vivifica y da esperanza. Hoy también, nosotros, los hombres y mujeres de fe, debemos ir por nuestras calles, campos y ciudades gritando: ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate! Desde dentro de nuestro corazón, desde un alma enamorada de Dios, amemos al hermano y digámosle: Dios ha visitado a su pueblo, yo lo he experimentado. Por eso, los cristianos tenemos que volver a proclamar desde dentro de nosotros mismos que es una actitud maravillosa de la vida comprender, respetar, amar… Gritémosle al mundo: Vale la pena conmoverse y compadecerse frente al dolor del hermano, eso es lo propio de la fe y del amor verdadero. Nos dice la iglesia: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Jesús. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (Gaudium et spes 1). Vámonos pues de nuestra misa con el deseo profundo de compartir la vida cotidiana, los gozos y las esperanzas de los demás, al estilo de Jesús, el Señor. Tarea:Durante esta semana recordemos y practiquemos las obras de misericordia corporales: 1) Visitar a los enfermos 2) Dar de comer al hambriento 3) Dar de beber al sediento 4) Dar posada al peregrino 5) Vestir al desnudo 6) Visitar a los presos 7) Enterrar a los difuntos Por: Monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo Obispo de la Diócesis de Florencia

Vie 3 Jun 2016

Entre desencantos y alegrías

Por Monseñor Libardo Ramírez Gómez - Han trascurrido 10 años desde que la Corte Constitucional de Colombia, que se ha convertido en “Omnipotente Constituyente”, que va reformando el sentido, y, a veces, la letra de nuestra Constitución, despenalizó el delito del aborto en tres circunstancias. La determinación de esa Corte trajo secreto desencanto entre los abanderados de implantar el aborto porque no fue una “legalización” sino solo “despenalización”, lo cual a quienes rechazamos ese delito nos trajo algo de paz e íntima alegría. Los resultados mismos de los esfuerzos de entidades pagadas por poderosos empeñados en que se le abra paso libre no les han sido satisfactorias, causándoles desencanto, pero alegría de quienes vemos que, a pesar de esos esfuerzos, por la conciencia recta de los colombianos se ha salvado la vida de muchos niños de ese herodiano propósito. Como “un derecho que aún no es fácil ejercer en Colombia”, se ha presentado, esos resultados no satisfactorios a los abortistas, lo cual nos alegra a quienes estimulamos a valientes organizaciones pro vida que han llevado a la reflexión a muchas madres a no mancharse con acabar con el hijo de sus entrañas, y han ofrecido la oportunidad de gozar con sus hijos o hijas, salvadas de las aguas de esa letal corriente. Se sigue insistiendo en el lenguaje de quienes propician el aborto en la desfiguración de la verdad al presentar lo decidido por la Corte como “derecho a abortar”, cuando solo habla de “despenalización” en unos casos. Igualmente, y desde el mismo Ministerio se dio una reglamentación para impulsar esta práctica como si fuera un derecho, y se invirtieron millonadas en propaganda a esto y se quiso violentar la conciencia de los médicos con amenaza de despido si no lo practicaban. Paladina fue la argumentación jurídica contra esa reglamentación por abogados como Luis Rueda, que hizo que se la declarara legalmente insubsistente, algo que nos alegró a los opositores, pero, por influencias de los propiciadores, se la ha seguido manteniendo abusivamente con apoyo del Gobierno, con satisfacción de éstos. Sigue, en el fondo, la discusión sobre la licitud o no de quitar la vida a un niño por nacer, así esté científicamente comprobado que es persona con plenos derechos desde el instante de su concepción, con llamado por esta realidad a que cuando hay conflicto entre su supervivencia y la vida de la madre, para obrar correctamente, se debe buscar salvarlos a los dos y no sacrificar al más débil e indefenso. Es de tener en cuenta que al alegar los tres casos en los que omnipotente Corte declaró despenalizado el aborto se pueden presentar estas grandes objeciones: que se reclame por “violación” cuando no haya sido cierta sino con voluntario consentimiento, y hasta con provocación de la mujer; que en el caso de amenaza a la salud o vida de la mujer haya exageraciones de esa situación, pues en todo embarazo hay algún riesgo; que ante un feto con deformidad, se dé muerte a la creatura habiendo medios médicos para corregirla y salvar al niño, con sentido humanitario, y no con despiadado método hittleriano . Siguen los esfuerzos de partidarios y adversos al aborto, con desproporcionados medios económicos y publicitarios los primeros, pero con fuerza espiritual y conciencia limpia que dan fortaleza a los segundos. Algo de satisfacción por sus logros tendrán los abortistas, pero seguirán teniendo desencantos porque los empeñados en difundir la gran alegría de detener esa matanza de niños por nacer seguiremos luchando por salvar esas vidas, y a las madres librándolas de la inevitable congoja de ser asesinas de hijos inocentes. Está de por medio la vida y salud de ellas, pero hay que lograrlo sin esa horrenda determinación de matar al hijo colocado por permisión divina en sus entrañas, y que les ha dado el grande honor y alegría de ser madres. Por Monseñor Libardo Ramírez Gómez *Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]

Mié 1 Jun 2016

El cristo de espaldas

Escrito por: P. Raúl Ortiz Toro - Hace pocos días la Corte Constitucional de Colombia ha respondido negativamente a un derecho de petición de un funcionario de la vicepresidencia de la misma Corte que solicitaba quitar el crucifijo de la sala de deliberaciones ubicada en el Palacio de Justicia. Seis votos contra tres dieron como resultado el rechazo de la Corte a quitar el crucifijo del lugar donde hoy está ubicado. En nombre de la laicidad del Estado el peticionario justificó que el Cristo expuesto atentaba contra los derechos fundamentales de los funcionarios que profesan una fe distinta a la católica; en la respuesta, la Corte argumentó pálidamente aludiendo al valor histórico y artístico de la talla, obra de un artista de la Candelaria, y se refirió al hecho de que se trata de un recinto privado aun cuando se deliberen asuntos públicos. Como la Corte Constitucional dejó abierto el debate sobre si en el futuro pueden ubicarse en la Sala otros “símbolos” de distintas religiones entonces un abogado ha presentado un segundo derecho de petición para que – ya que no quitaron el Cristo aludiendo a la libertad religiosa de tenerlo expuesto, respuesta muy constitucional – ahora también se fijen otros símbolos que representen a las diferentes religiones de los colombianos “incluidos los símbolos de la Logia Masónica” por ser “corriente de pensamiento”, para salvaguardar el derecho a la igualdad. Ya van descontando los quince días que tiene la Corte para dar respuesta. La Corte Constitucional de Colombia, con Cristo y todo en su Sala, sin embargo ha dado muestras de que no siempre ha sido cristiana en sus decisiones. Eutanasia, aborto, matrimonio entre personas del mismo sexo, adopción homoparental y otros temas han pasado por la Corte y han salido mal librados desde la óptica cristiana. Que hayan dejado el Cristo allí colgado, como testigo de algunos de sus desafueros, no me parece una victoria de la fe católica sino una evidencia de cómo las convicciones religiosas se han ido trasmutando en ideologías culturales. ¿De qué nos puede servir un Cristo fijado en la pared si sus enseñanzas no están fijadas en el obrar consecuente? Lo necesario es que las dos realidades estén vinculadas: manifestar externamente una convicción interna. Y en el mismo sentido aprovecho para señalar lo siguiente: En días pasados la Corte Constitucional comenzó a hacer jurisprudencia cuando declaró inconstitucional un artículo de la ley que declara la Semana Santa de Pamplona como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación. El artículo se refiere a la destinación de recursos públicos para esta actividad religiosa; ya hemos escuchado la voz del Señor Arzobispo de esta ciudad quien ha dejado en claro que la Iglesia no recibe dineros públicos del Estado y que por lo tanto la celebración de la Semana Santa no está en riesgo ya que en realidad son fundaciones, juntas o asociaciones laicales las que reciben estos dineros. Lo que no tiene presentación es que por evitar perder un aporte de dineros públicos estas entidades quieran aparecer como tan independientes de la Iglesia Católica que presenten la Semana Santa como un acto cultural y tradicional sin raigambre religiosa, lo que vendría a ser un contrasentido. Y así se confirma lo que acabo de expresar: No basta con tener un crucifijo en una sala de la Corte o con sacarlo en procesión; tendremos un Cristo de espaldas si el Hijo de Dios pasa a ser mero símbolo cultural. P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán [email protected]

Lun 30 Mayo 2016

Tribunal eclesiástico arquidiocesano

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - El 15 de agosto del año pasado, el Papa Francisco promulgó el Motu Proprio Mitis Iudex Dominus Iesus (El Señor Jesús, Juez Compasivo), sobre la reforma del proceso canónico para las causas de declaración de nulidad del matrimonio. Movía al Santo Padre, al ordenar algunos cambios en este procedimiento, el afán de ayudar a las personas con graves dificultades en su relación matrimonial a encontrar pronto la mejor salida a su situación. Pero más allá de unas disposiciones prácticas, el Papa Francisco ha querido proponer un nuevo espíritu en la Iglesia por lo que se refiere a la administración de la justicia. Concretamente, quiere que se vea, a partir del ministerio del obispo, una más clara dimensión eclesial; busca que todos los procedimientos estén informados por la caridad pastoral; y desea, también, que se valore cada vez más la dignidad de la persona humana. Los Obispos, tanto en la Asamblea de la Conferencia Episcopal como en la reunión de nuestra Provincia Eclesiástica, estudiamos la forma más conveniente de aplicar las disposiciones pontificias, que de alguna manera afectan la organización que hasta ahora hemos tenido. Se tomó entonces la decisión de liquidar el Tribunal Regional de Medellín y de instaurar tribunales eclesiásticos en cada diócesis. Después de los análisis y providencias que esto exigía, dentro de poco estará iniciando sus servicios en Medellín el Tribunal Eclesiástico Arquidiocesano, que será además segunda instancia para las diócesis sufragáneas. Un tribunal eclesiástico es un organismo de servicio pastoral para los fieles que acuden a solicitar la administración de la justicia en la Iglesia. En un sentido amplio, su competencia está delineada por el c. 1400 del Código de Derecho Canónico. En la Iglesia, por ser también una sociedad formada por hombres y mujeres, se puede hablar, como en cualquier otra comunidad, de implantación y cumplimiento de la justicia. En este sentido, será competencia del Tribunal Eclesiástico Arquidiocesano la reclamación o reivindicación de derechos de personas físicas o jurídicas; la declaración de hechos jurídicos; la sanción con penas cuando se cometen delitos. La constitución del Tribunal Arquidiocesano es una ocasión propicia para continuar la reorganización de la Curia en la que venimos trabajando, para subrayar el principio de unidad en los distintos servicios y campos de la misión de la Iglesia y, especialmente, para propiciar que las causas que exigen tramitación judicial, entre ellas las de nulidad matrimonial, estén conducidas siempre desde la caridad pastoral. Este espíritu en el ejercicio de la potestad judicial, además de las personas que asisten al Obispo en el Tribunal, deben asumirlo todos los sacerdotes y particularmente los párrocos, primeros responsables de acoger, orientar y ayudar a los fieles. Sin esta disposición y sin una formación jurídica, por parte de los sacerdotes, no será posible acompañar como se debe a las parejas que buscan el estudio de la nulidad de su matrimonio u otro tipo de dispensas y de ayudas. Tantos factores generados por ciertas ideologías, por la mentalidad mundana y por las componendas del propio egoísmo, amenazan la estabilidad del matrimonio, su exclusividad, su fecundidad y el principio vital de la entrega recíproca para el bien del otro. Tal vez, hemos dejado muy solas las parejas católicas en su esfuerzo de vivir el sacramento. Es hora de comprometernos con una pastoral familiar integral que abarque también a las parejas en situación irregular. Es una exigencia apremiante de la “salus animarum”. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Vie 27 Mayo 2016

Las creencias

Por: Monseñor Froilan Casas: Las creencias son parte medular de una cultura. No cabe duda que a lo largo de la historia ha habido evolución progresiva en esta materia. De expresiones culturales menos humanas a expresiones culturales más humanas. De ofrecer, por ejemplo, sacrificios humanos a los dioses, a establecer la sacralidad de la vida humana. Ningún pueblo del planeta carece en su código de comportamiento de un soporte religioso en su actuar. El padre del positivismo, Auguste Comte y, tantos otros, como los “maestros de la sospecha” (Marx, Nietzsche y Freud), han pretendido sacar la fe religiosa de la conciencia de los pueblos. Nuestro amigo Comte, presenta la ley de los tres estados: teológico (creer en Dios), metafísico (darle fuerza a la razón) y, el estado positivo en donde el hombre supera todas las alienaciones religiosas y llega a la “libertad de pensamiento”, un hombre centrado en lo comprobable en laboratorio; es la razón aplicada. Sin embargo, el hombre postmoderno, centrado en el sentir y superando el pensar, se ha vuelto a expresiones religiosas propias del paganismo que parecía ya superado. Aquí el hombre no ha evolucionado, ha involucionado. La diosa razón ha sido superada por el ´deux ex machina´; en donde el hombre ha llegado a ser acrítico, forzado por la lúdica y el sentimiento. La pretendida negación de Dios ha quedado en la mente de unos pocos agnósticos y pretenciosos. Colombia es un país creyente. Cuando los gobernantes quieren implantar un pensamiento agnóstico y librepensador, están en contra de un pueblo que los eligió. Es un irrespeto al pueblo quererle suprimir sus creencias. Hay gobernantes iconoclastas que pretenden borrar de los espacios públicos toda expresión de símbolos religiosos. Se ha atrevido a proponer que en el escudo de la Policía Nacional se quite el nombre de Dios, porque según ellos (una ínfima minoría), irrespeta a quienes no creen en Dios. Yo les pregunto a ellos: ¿Por qué ustedes no nos respetan a nosotros que somos la mayoría de los colombianos? ¡Ah! La ley del embudo: lo ancho para ustedes y lo estrecho para nosotros. ¿A qué jugamos? De modo que hemos llegado a que una minoría imponga sus criterios sobre la mayoría. Lo más grave es el silencio de nosotros. En una verdadera democracia, gobiernan las mayorías respetando a las minorías y dejándoles su libre ejercicio. Todo dentro de unas normas rectoras de derechos y deberes ciudadanos. Se llega al colmo de ridiculizar nuestras creencias y no pasa nada; vayan a los Estados islámicos a ver si pueden criticar El Corán o las creencias que de él se derivan; a ver qué les pasa. Basta conocer el caso del escritor británico de ascendencia india, Salman Rushdie, quien al escribir “Versos satánicos”, sufre toda clase de persecución. Otro caso del universo del problema: los invito a conocer el salvaje asesinato de unos periodistas del semanario parisino Charlie Hebdo el siete de enero de 2015 o los viles asesinatos en la sala de concierto Bataclan-París, el 13 de noviembre de 2015. En nombre de Alá se puede hacer todo. Se llega incluso a caricaturizar la figura de Cristo para traducirla en símbolos pornográficos. ¡Qué blasfemia! + Froilán Casas Obispo de Neiva.

Mié 25 Mayo 2016

¡…Llegó la hora misionera…!

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - El momento esperado para la realización del XII Congreso Nacional Misionero, del 26 al 29 de mayo ha llegado. Por eso la Iglesia de Bucaramanga se llena de alegría para recibir a todos los Delegados que se reúnen para tan importante discernimiento misionero. Este singular acontecimiento forma parte ya de un largo camino de la Iglesia en Colombia, que busca fijar en el corazón de todo el Pueblo de Dios, el compromiso afirmado y recordado por el Concilio Vaticano II y el posterior Magisterio eclesial, de la imperiosa necesidad de llevar la Buena Nueva de Jesús más allá de las propias fronteras. En esta línea, se ha acordado el tema central del Congreso, tanto más esperanzador y ajustado a los desafíos de una Iglesia que busca “descentrarse”: “La misión ad intra y ad extra en los planes pastorales de las Iglesias Particulares”. Por ello, resulta providencial para nuestra Arquidiócesis, y una gracia especial del Señor, poder discernir sobre la Iglesia que Dios quiere, como esencialmente misionera y avivar la conciencia de trabajar todos los miembros del Pueblo de Dios, las estructuras, los programas y las actividades, en “clave misionera” con la disposición de ir también a otras latitudes y realidades a llevar el Evangelio del Señor. Conjuntamente para las diversas Diócesis y Vicariatos apostólicos del país que estaremos representados en el Congreso misionero, será una gran oportunidad de orar y profundizar sobre una renovada conciencia de esta urgencia misionera. Pasados ya 50 años del Concilio Vaticano II y en el ambiente social y cultural, que hoy es cada vez más globalizado, se hace también más patente la naturaleza misma de la Iglesia como “sacramento universal de salvación” (L.G.) con una tarea, en consecuencia, de ser signo y además, instrumento de unidad en medio de todos los pueblos de la tierra, según la voluntad del mismo Jesús. Este empeño incluye nuevos y variados escenarios, como lo recordara, en su momento, el papa Benedicto XVI, en discurso a Obras Misionales Pontificias: “El campo de la misión ad gentes se ha ampliado notablemente y no se puede definir sólo basándose en consideraciones geográficas o jurídicas. En efecto, los verdaderos destinatarios de la actividad misionera del pueblo de Dios no son sólo los pueblos no cristianos y las tierras lejanas sino también los ámbitos socioculturales y, sobre todo, los corazones” (5 de mayo de 2007). Por otra parte, se está convirtiendo en un modo de hablar, la expresión de “estar en salida”, propuesta por el papa Francisco para invitarnos a tener un alma misionera, con disponibilidad y mucha alegría unida al necesario sacrificio para partir desde nuestras propias comodidades y apegos, egoísmos y conveniencias que, transformados por el impulso del Espíritu nos lleven a proclamar a Jesucristo donde quiera que estemos y vayamos. El término “callejear” el evangelio es otra expresión empleada por el sucesor de Pedro, dirigiéndose a los jóvenes en Río de Janeiro e invitándolos a comprometerse a ser discípulos misioneros para los demás jóvenes, en la Iglesia y en el mundo nuevo que hay que construir. De tal manera que nuestra Arquidiócesis, con el corazón y los brazos abiertos, se dispone a recibir a tantos misioneros y misioneras, para compartir la urgencia de llevar las semillas del Reino, como siembra de esperanza y renovación del pueblo de Dios, al servicio de toda la familia humana. Con mi fraterno saludo. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Lun 23 Mayo 2016

Sinsentidos del matrimonio gay

Por Monseñor Libardo Ramírez Gómez: Con arrogancia de mujer francesa, escribió recientemente hace algunos días Florence Thomas, en su columna de El Tiempo, comentario sobre “10 sinsentidos sobre el Matrimonio Gay”. Inicia su escrito calificando como “Sinsentidos”, como “estupideces”, cuanto se ha dicho en el debate contrario a su pensar, en ese tema. Al finalizar las apodícticas afirmaciones de esa escritora “filogay”, encuentro, para mí, que es ella la que en su arrogante calificación de quienes no concuerden con su pensar, quien termina diciendo 10 estupideces. Reclamar cambio en cuanto gloriosamente tenemos la mayoría de los colombianos como es nuestra familia, a partir de la que se nos dio origen, conformada por padre y madre de distinto sexo, cada uno sin titubeos ni desviación en su género, para implantar, también como “familia”, la que surge de una convivencia aún en lo sexual, de personas del mismo sexo. Eso sí que es mayúscula insensatez. Señalar como “ultrajante” la enseñanza de la Iglesia Católica, y de la universalidad de religiones, basada en la ley natural, que solo es verdadera familia la que tiene como base el pleno convivir de varón y mujer, es reforzar el anterior despropósito. Calificar de oscurantismo a una Directora de Colciencias por estar convencida de cuanto pregonan corrientes que hermanaron definitivamente ciencia y religión, y descalificar al Congreso, por no dejarse llevar por las presiones de falsa “avanzada”, y no darles gusto en aceptar lo inaceptable de cambiar el concepto de “familia”, que plasmaron equilibrados Constituyentes en el Art. 42 de nuestra Carta Magna, es nueva y manifiesta insensatez. Las expresiones de los puntos 4°. y 5°. Del escrito de Florence, con bocanada contra los “patriarcas católicos” que con su labor doctrinal y pastoral han llevado a Francia y a Colombia a culturas de tan alto nivel, porque no aceptan como “matrimonio”, un convivir sexual contrario a la naturaleza, es fruto de insensata arrogancia. En la serie de “sinsentidos” que ha querido señalar la escritora de marras en sus puntos 6°. y 7°. De su artículo, se va lanza en ristre contra el Magistrado Pretel y el Procurador Ordóñez, señalándolos como “actores de circo”, y como hasta agentes del diablo, con expresiones de júbilo ante posible salida de su cargo del segundo, tan honesto ciudadano y paladín de ideas basadas no solo en la fe sino en la ciencia y universal aceptación, cimientos que los enloquecidos de “avanzada” quieren demoler. En el punto 8°. Arremete frenéticamente contra la digna parlamentaria Vivian Morales, no cobijada bajo el patriarcado católico, señalando su vertical pensamiento en esta materia de familia y Matrimonio, como “discurso naturalista tan trasnochado”. Ante tal descalificación cabe decir, en el presente caso de la Florence, no tanto que la ignorancia sino que “la arrogancia es atrevida” y lleva a insensato desprecio de principios naturales. La invitación a sus amigas “organigays” a trabajar por abrirle campo a esa “cultura” y calificar de “homofobia” la sensata opinión del pueblo colombiano que no se ha dejado llevar a aceptar la insensatez de cambiar la imagen correcta del matrimonio, por uniones que en absurdo propósito quieren equiparar a él, es nueva insensatez. La lleva a señalar con desespero a países y personas que no acepten convertirse en “estados modernos”, que le dan aceptación a lo por si inaceptable, y estimarlos a sumirse en un caos social. Ojalá, con mente y corazón realmente sensatos, vivamos en Colombia sin complejo de principios y de hogares al estilo de nuestros mayores, pues agradecemos haber crecido en ellos y no en desenfocados remedos de ellos. Queremos una “Colombia moderna”, pero sin pisotear cuanto nos ha llevado a lo digno y bueno que tenemos, como son nuestras familias y matrimonios en indeclinable modo de estar dentro del orden natural. *Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]