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Actualidad

Sáb 2 Mayo 2020

Familias colombianas agradecen acompañamiento pastoral en tiempo de pandemia

A través de un video-mensaje, familias colombianas enviaron un saludo de cercanía y gratitud a los sacerdotes por su permanente acompañamiento espiritual y pastoral. Reconociendo los esfuerzos para mantener viva la fe y fortalecer la iglesia doméstica, desde la vivencia de la Palabra en los hogares, niños, jóvenes y adultos animaron a los presbíteros en esta misión y aseguraron sus oraciones por ellos. Sobre esta iniciativa, monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, obispo auxiliar de Medellín y secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, manifestó alegría y pidió a los colombianos continuar unidos en oración, encomendando de manera especial la superación de la emergencia sanitaria por coronavirus (Covid-19), y pidiendo por las vocaciones sacerdotales, religiosas y por los consagrados. El mensaje fue difundido en vísperas de la celebración de la Fiesta del Buen Pastor y de la 57 Jornada Mundial de Oración por la Vocaciones.

Vie 1 Mayo 2020

Presidente de la CEC: "Como María, hagan lo que Él les diga"

En mayo la Iglesia católica celebra el mes de María, el mes del Santo Rosario, por esta razón el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), monseñor Oscar Urbina Ortega, ofrece una reflexión, en estos tiempos de pandemia, en la que invita a “contemplar al ritmo del Ave María el amor de Dios nuestro Padre, la salvación que Cristo nos trajo y los dones que nos comunica el Espíritu”. Recuerda cómo María, durante las Bodas de Caná, dejó una frase que aún sigue marcando la existencia de la humanidad: “hagan lo que Él les diga”, así –continúa- “en este momento especial que vivimos esas palabras traducen la disponibilidad de ella para hacer lo que Dios nos pide, pues nuestro verdadero bien estará en hacer siempre la voluntad del Padre”. El también arzobispo de Villavicencio explica que, a ejemplo de María, la humanidad debe estar dispuesta a escuchar y poner por obra lo que Dios va indicando, “porque la vida es un don una tarea y una entrega de todos nosotros”. Finalmente, anima para que ante cualquier problema o adversidad que se presente en el hogar, se busque siempre una salida: “hagan lo que Él les diga, háganlo en familia”.

Vie 1 Mayo 2020

Día Internacional de Trabajo: Pandemia ¿precariedad laboral?

El día del trabajo ante todo es una fecha que nos lleva a exaltar el sentido profundo del trabajo humano como un don de Dios en medio de una sociedad que lo ha mercantilizado todo y en la cual el trabajo digno no alcanza a ser una realidad plena para todos los niveles de la sociedad. Es una fecha para renovar el compromiso por un reconocimiento de toda la sociedad sobre la dignidad del trabajo, del trabajador y del mundo del trabajo. Una fecha para reiterar el reconocimiento del legítimo derecho a la asociación y a la participación de los trabajadores. Esta celebración se hace en medio de circunstancias que impone la pandemia del CORONAVIRUS y que hace que miles de trabajadores y sus familias no conozcan el trabajo digno sino condiciones marcadas por la baja calidad en el empleo, de inestabilidad e ingresos precarios. De allí la importancia de dar a esta fecha un sentido tal que nos permita profundizar en el valor del trabajo y en la forma como este nos coloca en una relación profunda con la obra de la creación. Ante todo, el trabajo es una bendición de Dios que permite al ser humano cooperar en la obra de la creación, desarrollarse plenamente, conformar una familia, construir comunidad y aportar a la sociedad en términos de fraternidad y de solidaridad. Esta reflexión nos lleva hacia la pregunta por la forma como viven los hombres y mujeres del mundo del trabajo, especialmente aquellos que se encuentran en condiciones de precariedad laboral. Las cifras son impresionantes: según el DANE el 48.2% de los colombianos trabajan en situación de informalidad, estamos hablando de más de 10.000.000 de trabajadores que están en muy alto riesgo por el efecto del aislamiento social que estamos viviendo por la pandemia. Ante esta grave realidad, la urgencia que emerge con especial fuerza en este momento, es garantizar condiciones para quienes tienen que llevar el sustento a sus familias y asegurar su propio desarrollo humano en una época marcada por incertidumbre a todo nivel. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó un estudio preliminar del impacto del COVID -19 en trabajadores y trabajadoras, en el que señala tres efectos: Sobre la cantidad de los empleos; aumento del desempleo y del subempleo -reducción de horas de trabajo. Sobre la calidad de los empleos: caída de los salarios y empeoramiento en acceso a la protección social. Sobre grupos de trabajadores vulnerables a “cambios en el mercado laboral”, tales como jóvenes, mujeres y migrantes. Y estiman un aumento del desempleo mundial de entre 5,3 millones (hipótesis “prudente”) y 24,7 millones (hipótesis “extrema”) en este 2020. En Colombia se calcula que 22 millones de trabajadores se han visto afectados por las normas del aislamiento social como medida de prevención de la expansión del Coronavirus. No podemos olvidar que “la Iglesia está convencida de que el trabajo constituye una dimensión fundamental de la existencia del ser humano en la tierra” (S.S. Juan Pablo II, Laborm Excersens, 4) y por lo tanto no es un accidente el que la población en grandes masas tenga que entrar en el mundo de la informalidad laboral. Estamos hablando de una dimensión fundamental del ser humano. La realidad de que solo uno de cada cuatro colombianos tiene garantizado el acceso a los sistemas de pensión se constituye en un reto para el desarrollo humano en nuestro país y, al mismo tiempo, un clamor a la solidaridad para que se tomen medidas prontas para resolverlo. La paradoja del crecimiento económico junto a estos niveles de informalidad laboral hace un llamado a revisar la forma como se ha planteado el desarrollo de manera que este tenga rostro humano y responda a las necesidades de la población. Estamos hablando de millones de trabajadores detrás de los cuales se encuentran sus familias. Son hermanos y hermanas nuestras que tienen aspiraciones, proyectos de vida y en muchos casos una profesión que han adquirido con mucho esfuerzo personal y familiar. En ese grupo encontramos principalmente mujeres, jóvenes y desde otro lado un grupo grande de personas con un nivel de educación precario. Este hecho nos llama a profundizar en el deber de nuestra sociedad de fortalecer los mecanismos para que se reconozca planamente la dignidad del trabajo, del trabajador y del mundo del trabajo para superar las condiciones de discriminación que viven muchos de nuestros hermanos y hermanas trabajadores, particularmente aquellos que se ven obligados a recurrir a la informalidad para poder obtener el sustento para ellos y sus familias. Uno de los fenómenos que más afecta a la dignidad del trabajo y de los trabajadores es justamente el despojo de tierras que ha empujado a miles de familias hacia la informalidad e incluso hacia la miseria. Quienes han perdido su tierra han perdido también la fuente de su trabajo y sustento familiar. Este es un drama cuya solución ha sido determinada por la ley pero que sigue siendo un desafío para el país. Garantizar la restitución de las tierras es un acto de reconocimiento a gentes que, en muchos casos, han labrado sus vidas en el trabajo cotidiano de la agricultura y la pesca. Hoy se impone hacer seguimiento y apoyar las iniciativas de restitución de las tierras y las iniciativas legislativas que puedan poner fin a la situación de quienes obtienen su sustento en medio de la informalidad laboral. En esta ocasión, Colombia se coloca ante uno de los desafíos más grandes porque tiene que armonizar las condiciones y derechos de trabajadores y trabajadoras ante las metas de libre comercio. Se trata de un tema muy sensible porque indudablemente el libre comercio debe realizarse en condiciones que favorezcan el desarrollo de las personas en la sociedad. Ante estas realidades hay que reconocer que muchas personas movidas por su fe se han convertido en apóstoles misioneros en el mundo del trabajo. A quienes se encuentran en este apostolado tan valioso les mueve el brindar un testimonio evangélico y evangelizador en los ambientes obreros, campesinos, profesionales, empresariales a todos los niveles. Saben que Jesucristo garantiza la liberación integral más allá de las fronteras culturales, raciales o de cualquier orden y se proponen llevar el mensaje de la dignidad del trabajo y de los trabajadores a todos los niveles de la sociedad. Ellos hacen presente el aprecio de la Iglesia por los movimientos de trabajadores y por la solidaridad entre los hombres y mujeres del mundo del trabajo. La pastoral del mundo del trabajo es presencia de la Iglesia en el camino de la dignificación del trabajo, el trabajador y el mundo del trabajo. El 1 de mayo, jornada de fiesta y de solidaridad y fraternidad en el mundo del trabajo, recuerda que los trabajadores son «artífices principales de las transformaciones prodigiosas que el mundo conoce hoy» (Concilio Vaticano II, Mensaje a los trabajadores). El 1 de mayo la Iglesia recuerda su reconocimiento y aprecio por el derecho de los trabajadores a organizarse y a participar en la vida y en las transformaciones de la sociedad mediante sus propuestas. En esta fecha la Iglesia recuerda a San José Obrero, modelo del mundo del trabajo y recuerda que Jesucristo es el “Hijo del carpintero” y ora por todos los trabajadores y trabajadoras del mundo sin olvidar a quienes no tienen un trabajo de calidad. Igualmente es una fecha especial para dar gracias a Dios por la misión y entrega de quienes se dedican al servicio de sus hermanos y hermanas trabajadores desde la obra evangelizadora de la Iglesia. El 1 de mayo es un momento para dar gracias por quienes trabajan y orar para que el Señor bendiga sus esfuerzos y fatigas y les permita alcanzar los niveles de justicia y de dignificación que anhelan. Por: Monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria Director Secretariado Nacional de Pastoral Social

Jue 30 Abr 2020

"Detengan la dinámica de la violencia"

Ante el incremento de violencia en varias regiones del país los obispos de Colombia emiten el siguiente comunicado. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mié 29 Abr 2020

“Redescubramos la belleza de rezar el Rosario en casa”: Papa Francisco

En una carta dirigida a los fieles para mayo, el Santo Padre recuerda que durante este mes “el pueblo de Dios manifiesta con particular intensidad su amor y devoción a la virgen María” y, ante la actual situación que vive el mundo a causa de la pandemia por Covid -19, propone “redescubrir la belleza de rezar el Rosario en casa”, dando valor a la dimensión de la Iglesia doméstica. “Las restricciones de la pandemia nos han obligado a valorizar esta dimensión doméstica también desde un punto de vista espiritual”, precisa el pontífice, quien también señala que “ustedes pueden elegir, según la situación, rezarlo juntos o de manera personal, apreciando lo bueno de ambas posibilidades. Pero, en cualquier caso, hay un secreto para hacerlo: la sencillez; y es fácil encontrar, incluso en internet, buenos esquemas de oración para seguir”. En la misiva, el Papa incluye dos oraciones a la Virgen, que sugiere recitar al final del Rosario, con las que los fieles también se unirán espiritualmente con él, quien las rezará durante el mes mariano. “Contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazón de María, nuestra Madre, nos unirá todavía más como familia espiritual y nos ayudará a superar esta prueba. Rezaré por ustedes, especialmente por los que más sufren, y ustedes, por favor, recen por mí. Les agradezco y los bendigo de corazón”, concluye. [icon class='fa fa-download fa-2x']Lea carta del Papa Francisco a todos los fieles para el mes de mayo 2020[/icon] Oración a María (1) Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza. A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos, que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que lo concederás para que, como en Caná de Galilea, vuelvan la alegría y la fiesta después de esta prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que Jesús nos dirá. Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo y se cargó de nuestros dolores para guiarnos a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén. Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Oración a María (2) «Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios». En la dramática situación actual, llena de sufrimientos y angustias que oprimen al mundo entero, acudimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección. Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma. Sostiene a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo. Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza. Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios que en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar otras vidas. Acompaña su heroico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud. Permanece junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos, y a los sacerdotes que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a todos. Virgen Santa, ilumina las mentes de los hombres y mujeres de ciencia, para que encuentren las soluciones adecuadas y se venza este virus. Asiste a los líderes de las naciones, para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad, socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad. Santa María, toca las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en la incrementación y en el perfeccionamiento de armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de futuras catástrofes similares. Madre amantísima, acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria. Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración. Oh María, Consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, haz que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad. Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén.

Mié 29 Abr 2020

"Me siento lleno de fe y esperanza para servir a mi país": Mons. Rueda

En una entrevista concedida para Vatican News, el arzobispo electo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio, habló sobre los desafíos que marcarán la ruta de trabajo en este nuevo cargo pastoral. Destacó entre ellos: La Santidad, una Iglesia misionera, la autenticidad de quien vive la pobreza evangélica; los jóvenes; entre otros. Cabe recordar que el Papa Francisco nombró el pasado 25 de abril como nuevo arzobispo de Bogotá y primado de Colombia a monseñor Luis José Rueda Aparicio, hasta el momento arzobispo de Popayán. Sucedeiendo al cardenal Rubén Salazar Gómez, luego que el Papa le aceptara su renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis de Bogotá.El Arzobispo electo tomará posesión de la sede el próximo 11 de junio. Lea la entrevista completa El prelado expresó los sentimientos que le produce este nombramiento: “Me siento lleno de fe y lleno de esperanza para servirle al país, este país que busca la reconciliación y quiere motivos de esperanza, y ese motivo de esperanza profundo es Cristo Jesús, celebrado en la Iglesia, conocido y anunciado, muerto y resucitado para darnos salvación”. La santidad, el primer desafío para los cristianos Monseñor Rueda expresó que el primer desafío que tenemos todos los miembros de la Iglesia es ser santos. “Sin la santidad no podemos servir. Al estilo de la virgen María, al estilo de los mártires latinoamericanos, y del santoral secreto, de aquellos santos que no son conocidos, pero que le sirvieron al pueblo de Dios”, expresó. Junto al desafío de la santidad, está el de la sinodalidad, expresó monseñor Rueda: “El segundo es ponernos en camino, sinodalidad, todos juntos. La Iglesia y, la Iglesia con la humanidad, buscando la solución de los problemas. Seguidamente evidenció los múltiples problemas que aquejan el territorio colombiano, entre los que enumeró: “el narcotráfico, que genera la muerte de hombres y de mujeres” y la corrupción. La respuesta a estas problemáticas tiene que ser desde el Evangelio, afirmó, “pero en comunión con aquellos que incluso están fuera de la Iglesia, pero que tienen buena voluntad de buscar el bien común”. Iglesia misionera En el aspecto eclesial, el nombrado arzobispo de Bogotá insistió en que “como Iglesia estamos llamados a ser instrumentos de la comunión misionera, Como dice la Lumen Gentiun. signo de comunión entre nosotros como seres humanos y de toda la humanidad en comunión con Dios. Es una comunión misionera, al estilo de lo que nos propuso Aparecida”. El centro de esta actividad misionera, está Cristo, al que “tenemos que anunciarlo, tenemos que vivirlo, tenemos que llevarlo a todos los escenarios, donde hay hombres y mujeres tendidos en el camino que necesitan el amor misericordioso, la mano, la presencia, la voz amiga. El Salvador es Cristo, animándonos y dando vida”. La autenticidad de quien vive la pobreza evangélica Monseñor Rueda insistió en que Cristo nos llama a vivir en la pobreza y con los pobres: “El señor Jesús nos motiva a vivir la actitud de la pobreza con alegría, sin resentimientos, sin odios, compartiendo la fraternidad de cada día, al estilo de francisco de Asís, al estilo del Papa Francisco. Es el mensaje de encontrarnos primero con Cristo Jesús el más pobre de todos. De vivir con alegría la pobreza y desde allí poder acompañar, compartir y ser hermano de aquellos que son descartados, de aquellos que viven en situaciones infrahumanos, y que podemos visibilizarlos al estilo de la parábola del samaritano”. Los jóvenes son una buena noticia Cuestionado sobre la importancia de los jóvenes en la labor evangelizadora de la Iglesia respondió: “Los jóvenes tienen un corazón más sensible a las necesidades de los más frágiles. Creo que ellos tienen un Evangelio que, aunque no lo saben de memoria lo viven con sus actitudes cuando encuentran a alguien a quien ayudar, a alguien a quien proteger, a alguien a quien curar. Creo que por allí Dios nos está dando una posibilidad de volver a los jóvenes también, con espíritu y alma de buen samaritano”. El obispo añadió: “Ellos quieren aportar, y tienen mucho que aportar y nosotros, los más viejos, debemos saber que ellos tienen mucho que enseñarnos. Ese Cristo vivo, ese Cristo caminante que les entusiasma a ellos y que nos ha entusiasmado a nosotros en nuestra juventud, ellos quieren verlo recorriendo barrios, veredas, ríos, quebradas, mares, en los campos deportivos, en todos los escenarios, por eso nuestra tarea es acompañar ese kerigma vital y acompañar esos procesos evangelizadores que irán surgiendo en el corazón de los jóvenes”. ¿Qué santos le inspiran en la misión que le ha encomendado la Iglesia? Los santos siempre han estimulado nuestra vida en el seguimiento de Cristo. Porque él nos invitó en el sermón de la montaña, sean santos como el padre celestial es santo y cuando uno mira la vida de los santos entiende que ellos tomaron el sermón de la montaña y lo convirtieron en vida, son hombres y mujeres que han dejado que Cristo entre en su conciencia y en su corazón y se convierten en vida. FUENTE: Vatican News

Sáb 25 Abr 2020

Alegría y espíritu de comunión ante nombramiento del nuevo arzobispo de Bogotá

En un video–mensaje, monseñor Elkin Fernándo Álvarez Botero, obispo auxiliar de Medellín y secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, manifestó el sentimiento de alegría y espíritu de comunión con el que la Iglesia católica en el país recibe el nombramiento de monseñor Luis José Rueda Aparicio como arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia. “Estamos convencidos que el Papa Francisco, con la asistencia del Espíritu Santo, y después del cuidadoso estudio que se hace en estos casos, ha elegido al mejor pastor para dirigir los destinos de la Iglesia de Bogotá, teniendo en cuenta sus necesidades, desafíos y retos en este momento concreto de su historia”, señaló el prelado. De otra parte, monseñor Álvarez agradeció a Dios el “ministerio generoso del señor cardenal Rubén Salazar Gómez”, quien durante cerca de 10 años pastoreó esta Iglesia particular. Finalmente, señaló que “rodeamos con nuestra oración a monseñor Luis José para que el Señor ilumine cada paso de su ministerio en la Iglesia bogotana”. El nombramiento del nuevo arzobispo, por parte del Papa Francisco, se conoció este sábado 25 de abril de 2020, tras la aceptación de la renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis de Bogotá presentada por monseñor Rubén Salazar en septiembre de 2017, siguiendo así el procedimiento establecido en el Código de Derecho Canónico, que señala que todos los obispos, al cumplir los 75 años, deben renunciar a los gobiernos pastorales de las diócesis.

Sáb 25 Abr 2020

Papa Francisco nombra nuevo Arzobispo de Bogotá

El Papa Francisco ha nombrado como nuevo arzobispo de Bogotá y primado de Colombia a monseñor Luis José Rueda Aparicio, hasta el momento arzobispo de Popayán. Monseñor Rueda Aparicio sucederá al cardenal Rubén Salazar Gómez, luego que el Papa le aceptara su renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis de Bogotá. BIOGRAFÍA DE MONSEÑOR LUIS JOSÉ RUEDA APARICIO Monseñor Rueda nació en San Gil el 3 de marzo de 1962. En su pueblo natal realizó los estudios básicos tanto de primaria como de secundaria. Su proceso de formación para el sacerdocio lo adelantó, en un primer momento, en el Seminario Conciliar San Carlos de la Diócesis de Socorro y San Gil, donde frecuentó los cursos de filosofía; luego realizó sus estudios teológicos en el Seminario Arquidiocesano de Bucaramanga. Fue ordenado sacerdote el 23 de noviembre de 1989, incardinándose a la Diócesis de Socorro y San Gil. Después de su ordenación tuvo la oportunidad de adelantar estudios de especialización en teología moral, obteniendo la licenciatura en la Academia Alfonsiana de Roma. En el ejercicio del ministerio sacerdotal ha desempeñado los siguientes cargos: - Párroco en Albania (1990) - Miembro del Consejo Presbiteral (1990-1992) - Párroco en Curití y profesor del Seminario Mayor (1992) - Miembro del Consejo Presbiteral (1994-1997) - Miembro del Colegio de Consultores y profesor del Seminario Mayor (1994- 1999) - Párroco en Pinchote y director del Año Introductorio del Seminario Mayor (1999-2000) - Párroco "In Solidum" de Mogotes (2001-2002) - Párroco de Barichara (2003) - Miembro del Consejo Presbiteral (2004-2007) - Miembro del Colegio de Consultores (2004-2009) - Subdirector del Secretariado Diocesano de Pastoral Social –SEPAS- y rector del Instituto Técnico para el Desarrollo Rural –IDEAR- (2010) - Instituto Técnico para el Desarrollo Rural -IDEAR- (2010) - Vicario episcopal de pastoral de la Diócesis de Socorro y San Gil (2010-2011) El 2 de febrero de 2012, Su Santidad Benedicto XVI lo nombró obispo de la Diócesis de Montelíbano; el 14 de abril de 2012 fue su ordenación episcopal y el 28 de abril del mismo año, tomó posesión canónica de la diócesis de Montelíbano. La CIII Asamblea Plenaria de Obispos en julio de 2017 lo eligió Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Caritativa. El 19 de mayo de 2018, Su Santidad Francisco lo nombró Arzobispo de Popayán y el 7 de julio del mismo año, tomó posesión canónica de la arquidiócesis de Popayán.