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Lectio Dominical

Jue 26 Dic 2019

La honra a los padres trae grandes bendiciones a los hijos

Primera Lectura: Sir 3,2-6.12-14 Salmo: Sal 128(127),1-2.3.4-5 (R. cf. 84[83], 5a) Segunda Lectura: Col 3,12-21 Evangelio: Mt 2,13-15.19-23 Introducción • EL honrar al padre y a la madre, cuidarlos y respetarlos es obedecer a Dios, hacer lo contrario es estar en contra de la voluntad del Señor. • Mantener el respeto, el amor, la obediencia y la buena educación de los hijos, en los auténticos valores, es hacer la voluntad del Señor, que desea que todo sea hecho en su nombre. • Para los cristianos solo existe el modelo de familia de Jesús, María y José, que es único e irrepetible, por eso en nuestras familias es necesario e importante estar atentos a la voluntad de Dios en defender su integridad y en salvaguardar la vida de sus miembros. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Encontramos en esta Palabra del Señor en el Sir 3,2-6.12-14, que se encuentra ilustrado en el cuarto mandamiento de la ley de Moisés, Ex 20,12 “honra a tu padre y a tu madre”, y ello pone en claro el respeto a Dios mismo; se encuentra, entonces, aquí el verdadero valor de la autoridad del padre y de la madre, la cual tiene la respuesta de los hijos en el respeto y acatamiento de los padres, los cuales deben ser cuidados en la vejez, eso es honrar a Dios. La honra a los padres trae grandes bendiciones a los hijos, como dones, larga vida, perdón de los pecados, escuchados en la oración y gozo de la misma presencia de Dios en la eternidad. El israelita que teme a Dios, es decir, que le respeta, recibe, igualmente, unas bendiciones: primero, en sus labores; segundo, en su hogar digna esposa y fecundidad en su relación; tercero, en su vida paz y abundancia de bienes. Todo lo deseado a un fiel creyente en el Dios de Israel. San Pablo le propone a los colosense construir la comunidad familiar mediante un código de comportamiento, el cual tiene su fundamento en Jesucristo, entonces los valores familiares, tales como el respeto, la obediencia, el amor conyugal, la educación de los hijos, se viven a la luz del Evangelio. San Mateo presenta la familia consagrada a Dios, por eso es de Nazaret (Nazir = consagrado a Dios), ella es el modelo por excelencia que, consagrada a la voluntad del Padre, realiza su plan en todo su acontecer histórico; Así, ya en su tiempo, los hijos de Jacob vivieron el éxodo al huir de su tierra a Egipto por el hambre que padecieron y, pasados cuatro siglos, de allí salieron a la tierra prometida; ya en su momento, es la familia de Jesús, María y José, a quien, una vez revelado en sueños al padre, correspondió huir hacia Egipto para proteger la vida del hijo, y, de igual forma, por un sueño, regresará a Israel, pero en esta ocasión a Nazareth, con la intención de seguir protegiendo la vida del hijo de la maldad de los poderosos. Todo ello mira hacía una lectura atenta de la historia de la salvación, según Mateo, para que se cumplieran las Escrituras. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Estamos en un tiempo propicio para compartir en familia, pero bien sabemos que la institución fundamental de la sociedad y de la Iglesia, está en crisis; al interior de ella surgen problemas, dificultades, anti valores copiados, algunos de estos, del medio social que hoy rodea a este núcleo, seria largo de enumerar todo lo que hoy ataca el seno familiar: las uniones libres, el aborto, las separaciones …. y otros. La iglesia es consciente y conocedora de la horrible situación a la que hoy está expuesta la familia, por ello su tarea incansable es llamar a las familias a vivir según el evangelio; tampoco, la sagrada familia de Nazaret no estuvo excepta de vivir circunstancias difíciles en su contexto histórico, pero, desde su fe, lograron superar dichas dificultades. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Padre celestial la Iglesia y la familia necesitan ser permanentemente restauradas en su armonía y unidad, se hace necesario, por tanto, que una y otra creen espacios vitales desde donde se destierren el egoísmo, el odio, el orgullo y demás antivalores, que afectan la unidad familiar. Roguemos al Señor de la unidad y del amor, se fortalezcan espacios para vivir en un hogar donde se comparta la mesa y el pan familiar, en la alegría y la comunión plena de padres e hijos, todo ello nacido de la fe del niño que ha nacido en Belén. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se pueden resaltar los temas: • Amor entre esposos, amor de padres a hijos, amor de hijos a padres y amor entre hermanos. • Los deberes de los miembros de la familia (Catecismo de la Iglesia Católica 2214-2233). 2. Puede elaborarse una cartelera de felicitaciones a la familia, proponiendo algunos valores para motivar su vivencia en la noche de año nuevo. 3. Para que favorezca la meditación de la Palabra de Dios, conviene que haya breves momentos de silencio, antes de que inicie la Liturgia de la Palabra, después de la primera y, si hay, segunda lectura, y una vez terminada la homilía. La finalidad de estos silencios es que, con la ayuda del Espíritu Santo, la asamblea medite brevemente lo que escuchó, saboree la Palabra de Dios y se prepare la respuesta más conveniente (Cfr. OGMR 45 y 56). 4. La fiesta de la Sagrada Familia tiene esquema propio de celebración, Misal p, 40. 5. Ténganse cantos alusivos a la familia, para la entrada a la celebración y para el momento de la comunión. 6. Es recomendable hacer en este día la bendición especial de las familias según está prescrita en el Bendicional, p. 37, # 63 - 64 ss. 7. Puede también preparar la parroquia, con su equipo pastoral, una oración de la familia en una estampa de la sagrada familia, para que sea recitada en la noche del año nuevo. 8. Es muy conveniente programar, como más convengan, jornadas de oración y acción de gracias con motivo del final del año e inicio del nuevo. 9. Tener presente que: • El martes es 31 de diciembre, y en torno a este día es tradicional organizar, en muchas parroquias y comunidades, una celebración en la que se reflexiona. a la luz de Cristo. sobre la acción de gracias por el año que termina y la esperanza de frente al nuevo que inicia. Por tanto, es aconsejable elegir y preparar la que pastoralmente convenga más, según las orientaciones dadas por la Iglesia: “40 Horas de exposición y adoración”, el triduo, la hora santa, el trisagio, una liturgia de la Palabra o una oración preparada y recomendada por el Párroco para realizarla en familia. • 1° de enero de 2020, es la solemnidad de Santa María, Madre de Dios: día de precepto y Jornada Mundial de Oración por la Paz.

Mar 24 Dic 2019

La Iglesia celebra con gozo el nacimiento del Señor

Primera Lectura: Is 9,1-6 Salmo: 96(95),1-2a.2b-3.11-12.13 (R. cf. Lc 2,11) Segunda Lectura: Tito 2,11-14 Evangelio: Lucas 2,1-14 Introducción La liturgia de la Palabra de la misa de media noche, de la natividad del Señor, nos permite conmemorar: • El nacimiento del Señor Jesús, que viene a iluminar a todo hombre. • El nacimiento del Señor, que nos ayudará a fortalecernos como pueblo purificado, dedicado a las buenas obras. • Rememorar el mensaje de los ángeles a los pastores y, a la vez, a nosotros a proclamar la Gloria de Dios en el cielo y la paz a los hombres, que el Señor ama. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Isaías que hemos escuchado frecuentemente durante el adviento, nos anuncia también la buena noticia de la navidad, anuncia con gran alegría “El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz”. Esta manera de describir lo que significa la presencia de Dios entre los hombres es muy expresiva, en ella se quiere significar lo que va a pasar al pueblo elegido cuando se termine su destierro, esa liberación ocasionará gran alegría, “acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín”. El profeta también anuncia que se acaba la tiranía de los opresores y el motivo es el nacimiento de un niño recién nacido, un rey, príncipe de la paz. El salmo a través de un canto de victoria, prolonga la alegría, la esperanza que hoy, más que en otros días, resplandece por el nacimiento del que viene a gobernar con justicia y verdad. El apóstol Pablo al dirigirse a Tito, quiere hacerle notar cómo en Cristo, se nos ha dado la gracia de Dios a todo el género humano y, a la vez, le da una serie de consignas sobre cómo deben vivir los cristianos: “con sobriedad, justicia y piedad”. San Lucas proclama que hoy ha nacido el salvador del mundo. El Evangelio de Lucas cuenta el gran acontecimiento de Dios hecho hombre, su narración es descrita en un ambiente de sencillez y humildad: “le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada”. En medio de tanta sencillez, Dios cumple su promesa, nos revela a su Hijo, nacido de mujer, del linaje de David. En la última parte de su Evangelio, Lucas refiere la aparición de ángeles que anuncian a los pastores que cuidan los rebaños esa noche, “hoy en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”. Los pastores, sencillos y humildes, son los primeros en recibir la Buena Noticia del nacimiento del príncipe de la paz. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Iglesia celebra con gozo el nacimiento del Señor, es la noche más reconfortante de todo el año litúrgico, para la humanidad entera, hoy celebramos con gozo el cumplimiento de las promesas hechas desde antiguo al pueblo de la alianza y toda la humanidad. Impacta en nuestra memoria y en el corazón la solemne liturgia que se celebra esta noche, que se llena de luz y en la que volvemos a sorprendernos, como los pastores de aquel campo, cerca de Belén, cuando escucharon a los ángeles decir: “No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor”. La Iglesia debe rescatar el sentido más auténtico de la navidad, referenciada por colores, luces, regalos, comidas, reuniones familiares, etc., que le dan una nota de fiesta y de alegría, pero que a veces se desvirtúa cuando no se tiene la claridad de lo que celebramos. La Palabra nos ayuda a recordar que José y María van a Belén a empadronarse. Durante el viaje María da a luz, el nacimiento se desarrolla en un humilde escenario, el niño nace en un pesebre, en condiciones de pobreza y humildad, esta escena produce siempre en nosotros una inmensa gratitud por el amor que Dios nos ha tenido al darnos a su Hijo en nuestra carne. El gozo de esta noche tiene un mensaje único y profundo que la liturgia de la Palabra ha querido resaltar como un gran acontecimiento de luz, “el pueblo que andaba en tinieblas ha visto una gran luz”. Esta promesa se cumple en el acontecimiento que hoy actualizamos, con las imágenes llenas de ternura “… lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre”. En esta navidad, en la que celebramos a Dios hecho hombre, reconocemos el designio amoroso de Dios, en donde entendemos que nuestra salvación no está ni en las riquezas de este mundo, ni en la actitud soberbia, violenta o desigual, sino en la humildad y sencillez de los que aman al Señor. El Señor Jesús nace en una familia trabajadora y humilde, nace como un niño indefenso que, sabemos, viene a amarnos, a mostrarnos el camino que da vida eterna, él viene a alumbrar los rincones más oscuros de nuestra existencia, él es la luz sin ocaso que reconocemos como nuestro Dios y Señor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Al revivir este misterio del nacimiento de nuestra salvación, acudimos a las bellas imágenes que nos regala el evangelio y que representamos en el templo y en nuestras casas, en el “Belén Navideño” que nos ayudan a contemplar este inmenso acontecimiento que cambió la historia del mundo. Esta contemplación nos debe llevar también a cambiar nuestra historia, que, al contemplar la gloria de Dios en su Hijo recién nacido, seamos capaces de comprender cuánto nos ama Dios y, a la vez, poder dirigir nuestra mirada, como lo hicieron los pastores, a la imagen humilde y pobre de aquel que es luz del mundo. En el plan divino de salvación Dios, en su infinito amor, ha querido darnos la luz de su Hijo, que viene a romper la oscuridad del mal, del pecado, nos envuelve con su claridad llena de bondad, de amor y ternura. El Señor Jesús es llamado “Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la paz”, él trae para cada hombre, para cada familia la felicidad verdadera, hoy todos debemos compartir esta alegría, por eso nos reunimos en familia, traemos a la memoria los buenos recuerdos y hacemos de la navidad la oportunidad para creer más en Dios y salir de la oscuridad a la que tendemos por el pecado. Que esta noche en la que nos deseamos la paz, pensemos en todos los colombianos, en la necesidad urgente de la reconciliación y pidámosle al príncipe de la paz, inunde los corazones de todos los colombianos, de los sentimientos más sinceros de paz y alegría. En esta noche, llena de la luz de Jesús recién nacido, hacemos el compromiso de vivir en paz, de hacer de nuestra vida y de la vida de nuestras familias, un verdadero ejemplo de santidad, de solidaridad, de servicio y ayuda a los demás, de sencillez y humildad, de buen trato y aprecio por la vida propia y la de los demás, esta es la mejor manera de reflejar lo que celebramos en la natividad de nuestro Señor. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Según una laudable tradición de la Iglesia, los que deseen celebrar de una manera más prolongada y festiva la vigilia de Navidad, pueden hacerlo celebrando el Oficio de Lectura hasta concluir las dos lecturas y antes del himno: Señor, Dios eterno… se añadirán los cánticos y el evangelio; igualmente, puede hacerse una homilía sobre el evangelio. Finalmente se canta el himno: Señor, Dios eterno. Se dice la oración y se concluye con la Hora como en el Ordinario. Ver Liturgia de las Horas I, Apéndice I, Cánticos y evangelios para la celebración de las vigilias, pág. 1349 ss. 2. Un elemento para solemnizar la fiesta de la Navidad es la proclamación, en todas las misas (de la noche y del día), del Pregón de Navidad que proviene de la antigua liturgia romana. Ver subsidio de las Moniciones, Nacimiento del Señor, Misa de media noche. 3. Recordar que esta solemnidad es de precepto; se debe entonar el “Gloria” de la Misa de manera más solemne; en el Credo se debe hacer genuflexión cuando se dicen las palabras «se encarnó…»; en la Plegaria Eucarística I, o Canon Romano, el «Reunidos en comunión…» es propio de Navidad. 4. Se puede organizar la procesión para que algunos niños y niñas lleven la imagen del Niño Jesús al pesebre o la coloquen en una mesa auxiliar dispuesta para ello, de modo que, después de la celebración de la Eucaristía, tenga lugar el beso de la imagen por parte de los fieles (Cfr. Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia 110). 5. Se puede organizar la presentación procesional de los dones, resaltando la ofrenda para los pobres.

Mié 18 Dic 2019

No mundanicemos la celebración de la Navidad

Primera Lectura: Is 7,10-14 Salmo: Sal 24(23),1-2.3-4ab. 5-6 Segunda Lectura: Rm 1,1-7 Evangelio: Mt 1,18-24. Introducción • El acontecimiento más grande y definitivo de la historia es la Encarnación y el Nacimiento del Hijo de Dios • Navidad es el tiempo en que tomamos especial conciencia de que Dios está con nosotros • Estamos invitados a anunciar y a testimoniar la buena noticia de la salvación en Cristo 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El oráculo del profeta Isaías, en su contexto original, es una respuesta al rey Ajaz de Judá que debe decidir sobre la amenaza de ataque a Jerusalén por parte de los reyes de Israel y Siria. El profeta invita a Ajaz a no temer y a descartar una respuesta armada, confiando en la fidelidad del Señor a sus promesas, pues él no permitirá que la descendencia de David pierda el trono de Judá. El signo de la acción de Dios es que “la virgen está encinta, y da a luz un hijo”. Si bien ligadas en su sentido literal a un contexto histórico preciso, esta profecía abre el horizonte y anuncia el nacimiento del Mesías de las entrañas purísimas de la Santísima Virgen. Escribiendo a los Romanos, san Pablo recuerda que el centro y el culmen de la revelación divina es justamente el nacimiento del Hijo, acontecimiento que fue anunciado por los profetas y que, llegada la plenitud de los tiempos (cfr. Gal 4,4), tiene lugar en un espacio y tiempo concretos. El énfasis de esta introducción de la carta está el reconocimiento de Cristo como Mesías Salvador y de la gracia del apostolado que los discípulos reciben del mismo Señor. El relato del Evangelio, que nos introduce espiritualmente en la contem- plación del acontecimiento más grande y definitivo de la historia, subraya el origen divino del niño que nacerá de María, el cual viene del Espíritu Santo, en el que se cumplen todas las promesas de Dios, al que se ha de recibir en la fe y que salvará al pueblo de sus pecados. El recuerdo de la profecía de Isaías certifica, por así decirlo, que el Hijo que nace de maría es el Emmanuel, el Dios con nosotros. Modelo de cómo acoger el plan de Dios, su amor revelado en el nacimiento del Hijo eterno, son María y José, obedientes y fieles, generosos y humildes. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? A pocos días de la celebración del nacimiento del Niño Dios, la Palabra de este domingo último de Adviento nos invita a entrar totalmente en la contemplación del misterio más grande de nuestra fe: el Hijo de Dios se ha hecho Hombre, es la prueba más grande del amor del Padre Dios, es el acontecimiento que nos llena de alegría y de esperanza. ¿Cómo recibir, entonces, al señor que llega pronto? No mundanicemos la celebración de la Navidad El Evangelio nos advierte claramente que no debemos permitir que se nos embote la mente (cf. Lc 21,34), esto que, que las preocupaciones del mundo, la distracción del dinero, el ruido, los vicios nos hagan perder la dimensión sobrenatural de cuanto estamos celebrando. Se trata de una situación que lamentablemente se ha vuelto común: que olvidemos a Jesús en la navidad y le demos más importancia a los regalos, a las comidas y a las fiestas. El Papa Francisco nos ha dicho que “la Navidad es la revancha de la humildad sobre la arrogancia, de la simplicidad sobre la abundancia, del silencio sobre el alboroto, de la oración sobre ‘mi tiempo’, de Dios sobre mi ‘yo’4. Catequesis del 19 de diciembre de 2018. Vayamos hasta el pesebre y contemplemos el amor infinito de Dios La navidad nos pide una actitud contemplativa. El Papa Francisco ha subrayado en diversas intervenciones que el silencio interior es una condición necesaria para ir con provecho hasta el pesebre y descubrir que realmente Dios está con nosotros, está de nuestra parte, viene para salvarnos, para darnos la libertad verdadera. Con la humildad, generosidad y obediencia de María y de José El modelo de José y María nos indica las actitudes positivas que nos conducen al encuentro del Niño Dios: la humildad, para reconocer en el pequeño del pesebre al Mesías; la generosidad, que es la disponibilidad, frente al plan de salvación de Dios; la obediencia, que es la docilidad y voluntad de servir completamente a lo que el Señor quiere. Vivamos la gracia del apostolado También, ya desde este momento, nos debemos sentir enviados, “comunicadores” de la Buena Nueva del nacimiento. Lo podemos hacer en nuestras familias, en nuestros círculos sociales, en nuestros conjuntos residenciales, en los barrios, en las veredas, en nuestras comunidades. En este tiempo, podemos convertir la feliz navidad que nos deseamos en un apostolado, en un anuncio, pues es decir que Cristo nazca en tu corazón y te llene del verdadero amor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La oración y contemplación de este día, una vez escuchada y meditada la Palabra, podría convertirse en una peregrinación espiritual al pesebre, para recibir con las mismas disposiciones de José y María al Niño Dios. El Papa Francisco nos invitó a orar de esta manera: “Le pedimos a la Virgen María que nos ayude a contemplar en silencio el misterio del Nacimiento de su Hijo, para que hagamos realidad en nuestras vidas su ejemplo de humildad, pobreza y amor”5. 5 Ibíd. Conviene formular propósitos concretos para concluir bien la preparación para la fiesta de la Navidad. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Después del saludo puede encenderse la cuarta luz de la corona de Adviento, recitando la respectiva oración. 2. Hacer un esfuerzo por elegir los cantos que vayan en sintonía con las oraciones y los textos bíblicos del día. 3. Conviene hacer un momento de sagrado silencio en el acto penitencial y después de la invitación a orar: “Oremos” (Cfr. OGMR 45). 4. Este domingo resalta la figura de María y se celebra como una verdadera fiesta mariana 5. Se sugiere el Prefacio de Adviento IV: María, nueva Eva, por resaltar la acción de la Virgen María. 6. Proponer a los fieles la visita a los más necesitados de la comunidad, llevándoles una voz de esperanza y algún presente. 7. Insistir en la necesidad de prepararnos para celebrar bien el sacramento de la reconciliación, con un corazón lleno de sincera conversión. 8. Tener presente que: • Este miércoles, 25 de diciembre, se celebra la solemnidad del Nacimiento del Señor; tiene Misa de la Vigilia, de media noche y del día. Los sacerdotes puedan concelebrar tres Misas, con tal que se celebr4n en las horas indicadas. • El viernes 27 de diciembre, es la fiesta de san Juan, apóstol y evangelista. • El sábado 28 de diciembre, es la fiesta de los Santos Inocentes, mártires. • El domingo 29 de diciembre, es la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. • El miércoles 1 de enero de 2014, es la solemnidad de Santa María, Madre de Dios; día de precepto y Jornada Mundial de Oración por la Paz.

Vie 13 Dic 2019

Ser instrumentos para que Cristo siga salvando

Primera Lectura: Is 35,1-6a.10 Salmo: Sal 146(145),6c-7. 8-9a.9bc-10 Segunda Lectura: St 5,7-10 Evangelio: Mt 11,2-11 Introducción • El nacimiento del Salvador es motivo del más profundo y auténtico gozo para la humanidad entera; su venida llena el mundo de alegría y de esperanza. • El Adviento, que nos prepara también para la segunda venida del Señor, nos pide mantener firmes la paciencia y la esperanza. • El amor, la fraternidad y la paz entre nosotros son los signos de que hemos acogido al Salvador. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En las lecturas del tercer domingo de adviento se advierte inmediatamente un tono particular de alegría y júbilo, expresado con imágenes de fiesta y de victoria. El motivo de esta alegría lo anuncia el profeta Isaías: “¡He aquí su Dios!... Viene en persona y los salvará” (v. 4). Podemos sin duda ver en este pasaje un anuncio mesiánico. Se subrayan, además, con imágenes vivas, los efectos salvíficos de la presencia del Señor en medio de su pueblo: la fortaleza para los débiles y vacilantes, la salud para los enfermos (ciegos, sordos, cojos), el rescate y el retorno de los que fueron exiliados, la alegría de todos que deja atrás la pena y la aflicción. Incluso -así inicia el pasaje del profeta- la naturaleza se ve transformada y participa del júbilo y el regocijo por la llegada del Señor. El salmo prolonga la celebración convirtiendo en oración la certeza de la acción salvadora de Dios. Es muy bella la manera cómo, con espíritu de contemplación, se enuncian las maravillas que Dios obra por su pueblo: mantiene su fidelidad, hace justicia, da pan, liberta, guarda, sustenta… El apóstol Santiago nos habla de la espera paciente de la llegada del Señor, comparándola con el labrador que aguarda el fruto de la tierra. Establece este paralelo: así como los profetas esperaron la llegada del Mesías, así los discípulos de Cristo con firme esperanza han de perseverar aguardando su vuelta. El apóstol señala también dos actitudes que deben reinar en la comunidad mientras se espera: la fortaleza del corazón, para enfrentar con decisión las dificultades, y la fraternidad, manifestada en que no haya quejas de unos para con los otros. El pasaje evangélico tiene como telón de fondo la figura de Juan Bautista, en la que se sintetiza la espera y la disposición interior para acoger al Salvador. De él dice Jesús que es más que un profeta, pues su misión es “preparar la llegada del Señor y allanar sus senderos” (Lc 3,4b). En el centro del Evangelio aparece Cristo Mesías, quien obra y cumple la promesa anunciada por los profetas: “los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados” (v. 3). Estos son los signos de que Jesús es realmente el Mesías; son la demostración inequívoca de que Dios está en medio de su pueblo. Ya está disponible en la librería de la Conferencia Episcopal Predicación Orante de la Palabra - Moniciones y Oración Universal o de los fieles. I De Adviento a Pentecostés | Ciclo A . 2019 - 2020 Más información

Jue 5 Dic 2019

En María podemos contemplar la acción de Dios en la historia

Primera Lectura: Gn 3,9-15.20 Salmo: Sal 98(97),1.2-3ab.3cd-4 (R. Lc 1,49) Segunda Lectura: Ef 1,3-6.11-12 Evangelio: Lc 1,26-38 Introducción En el contexto litúrgico del Adviento, y “uniendo la espera mesiánica y la esperanza del glorioso retorno de Cristo al admirable recuerdo de la Madre”, celebramos esta solemnidad de la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen, “comienzo e imagen de la Iglesia, esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura” (Prefacio de la Solemnidad) María asume voluntariamente la maternidad divina, que condiciona toda su vida y relación con Dios: desde su Concepción Inmaculada hasta su Asunción en cuerpo y alma a la gloria del Padre; e incluso en la prolongación de su misión maternal sobre la iglesia peregrina de la que, además, es miembro singular, tipo y ejemplo acabado, comienzo e imagen; es también Madre (cf. LG 53.61-63). Su ‘Sí’ nos revela el hecho histórico de la Encarnación del Hijo de Dios, Cristo Jesús. María es preservada inmune de la culpa original desde el primer instante de su concepción, en atención a los méritos de Cristo, Salvador del género humano: • Convenía que Ella, destinada a ser la madre del Hijo de Dios, poseyera la máxima santidad posible a una criatura y, por tanto, fuera inmaculada y llena de gracia, y gozara del favor de Dios desde el primer instante de su vida. • María, asociada al sacrificio redentor de Cristo, debía tener la facultad de presentar al Padre la ofrenda materna más pura. • Toda la persona y vocación de la Virgen de Nazaret se orienta a la obra de Dios, que es la restauración de la Humanidad por medio de su Hijo hecho hombre. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro del Génesis nos presenta a Dios que busca al hombre: “¿Dónde estás?” Y el hombre se esconde por su pecado, es un hombre que siente vergüenza por haber perdido la gracia. Un hombre que se excusa en circunstancias para no aceptar su culpa. Un Dios que se muestra compasivo y que hace una promesa de salvación ante el pecado. El salmo es un cántico de alabanza: Un Dios que ha salido victorioso, un Dios justo, un Dios soberano y grande que debe ser alabado por toda la tierra. Pablo hace un himno de acción de gracias a Dios, en la persona de Cristo, por su plan divino de salvación. El evangelio nos presenta el cumplimiento de una promesa. El verbo se hace carne en el seno de una virgen, abierta a la acción de Dios, que da su “sí” generoso al plan de salvación. Ya está disponible en la librería de la Conferencia Episcopal Predicación Orante de la Palabra - Moniciones y Oración Universal o de los fieles. I De Adviento a Pentecostés | Ciclo A . 2019 - 2020 Más información

Vie 29 Nov 2019

Que este primer domingo de Adviento sea un motivo propicio para revisar nuestra vida

Primera Lectura: Is 2,1-5 Salmo: Sal 122(121),1-2.4-5.6-7. 8-9 (R. cf. 1) Segunda Lectura: Rm 13,11-14a Evangelio: Mt 24,37-44 Introducción Comenzamos simultáneamente el tiempo de Adviento y el Año Litúrgico. El Adviento se orienta, por una parte, hacia la celebración de la primera venida histórica de Cristo en carne mortal; por otra parte, nos remite también a su venida última en poder y gloria, sin perder por ello la perspectiva del presente en que se realizan las continuas venidas de Dios en los acontecimientos diarios de la historia personal y comunitaria La invitación persistente de este domingo es: • A “estar en vela”. Vigilancia no entendida solamente como defensa del mal que nos acecha, sino como expectación confiada y gozosa de Dios que nos salva y libera. • La vigilancia es una atención concentrada hacia el paso del Señor por nuestra historia. • El Adviento es realidad presente y esperanza futura; es respuesta al vacío existencial de muchos; es razón para vivir, amar y esperar a pesar del desencanto y cansancio de la vida. El Adviento es la iniciativa constante de Dios mismo al encuentro del hombre a quien confía una tarea inacabada: la construcción del mundo y del hombre nuevo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Señor reúne a todos los pueblos en la paz eterna del reino de Dios. El profeta Isaías contempla en el futuro el día del Señor y presenta el carácter universal de toda la salvación. El pueblo de la Alianza (el Antiguo y Nuevo Israel) ha sido elegido por Dios para poseer y transmitir la fe y la salvación a todos los pueblos. Dios obra en favor del mundo a través de la Iglesia, ya que el primer pueblo de la Alianza, aunque con debilidades, fue infiel. El salmo expresa la alegría porque caminamos hacia la Jerusalén celeste, hacia la gloria futura, y esto nos obliga a exhortar a todos los hombres, nuestros hermanos, a que vivan en la paz y que también ellos se encaminen hacia la Casa del Padre. La segunda lectura del apóstol Pablo a los Romanos, nos exhorta a creer que “nuestra salvación está cerca”. Quienes por la fe ya hemos conocido el misterio de Cristo no podemos caer en la inconsciencia de vivir en la irresponsabilidad de los hijos de las tinieblas. Nuestra vida presente es una marcha hacia el futuro. Por eso, para el cristiano que espera ese encuentro y que ha hecho suyas las aspiraciones de los hombres de su tiempo, el sentido de la historia de la humanidad es el sentido de su misma historia, que solo tiene valor a la luz de Cristo. Vigilemos para estar preparados. Caminamos irreversiblemente hacia el encuentro definitivo con Cristo en la eternidad. No sabemos el día ni la hora. Solo la fe vigilante y la fidelidad permanente pueden hacer nuestras vidas dignas de salvación eterna. La realidad cotidiana, con su monotonía exas- perante, nos adormece. A nuestro alrededor hay acontecimientos difíciles: guerras, violencias, injusticias, etc. A todo nos acostumbramos. Existe quien responde y quien se calla, quien se esfuerza y quien se abandona. Ya está disponible en la librería de la Conferencia Episcopal Predicación Orante de la Palabra - Moniciones y Oración Universal o de los fieles. I De Adviento a Pentecostés | Ciclo A . 2019 - 2020 [icon class='fa fa-download fa-2x'] Más información[/icon]

Vie 22 Nov 2019

"Ser cristiano hoy nos lleva a la construcción de puentes en lugar de muros"

Primera lectura: 2S 5,1-3 Salmo: Sal 122(121),1-2.4-5 (R. cf. 1) Segunda lectura: Col 1,12-20 Evangelio: Lc 23,35-43 Introducción La reflexión de los textos de la liturgia de este domingo, en el que se celebra, la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, tiene de fondo un triple mensaje. • En un primer momento, se puede contemplar, cómo Dios elije y unge a David como Rey de Israel. • Luego, en un segundo momento, se presenta la manera en que Pablo, exalta a Jesucristo como el centro y culmen de todo aquello que ha sido creado en el cielo y en la tierra. • Y como tercera idea, el texto del evangelio invita a meditar la frase de Jesús: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, transformándola en la respuesta a la pregunta: ¿Cómo dejar reinar a Dios en la vida? 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura, tomada del segundo libro de Samuel, invitará a la comunidad a reconocer la gran figura de David, el mismo que en el primer libro de Samuel, va a describir cómo fue la elección de un nuevo rey para Israel, por parte de Yahvé, a quien se le elige para dirigir al pueblo de Israel en la batalla. Pero, no es la corpulencia de sus hermanos, en lo que el Señor fija su mirada; Dios mira la presencia, más que la apariencia (ver en 1 Sam16, 12.). Y el mismo rey ungido por Samuel, se va a enfrentar a Goliat con la confianza puesta en Dios: “tu vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo voy a ti en nombre de Yahvé Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado” 1 Sam 17,45. Esto genera una confianza ciega en el pueblo, quien reconoce y venera a David como el gran Rey. Por tanto, la consagración de David como rey de Israel, ha sido para la historia del pueblo judío, lo más cercano a la figura del Mesías. Este rey, David, marca una nueva mirada para la concepción histórica del pueblo/ nación. Es así como frente al fracaso de Saúl, la dinastía davídica marco una larga tradición real en la historia de Israel, con triunfos y fracasos. Pero no cabe duda, que la atención en esta primera lectura dominical, está centrada en la aprobación bipartita de la autoridad de David, es el pueblo quien aclama la unción de él como rey; y él es ungido en presencia del Señor para legitimar que su autoridad y poder le vienen de Yahvé. La aclamación del salmo: “vamos a la casa del Señor”, va a centrar la atención en Jerusalén, la ciudad más encumbrada de Israel, pero al tiempo, el centro religioso más importante en la tradición de las religiones monoteístas. Es por ello que, ir, subir, ascender, o llegar a esta ciudad, es motivo de identidad y arraigo a las costumbres culturales, sociales y religiosas, en especial del pueblo judío. Por tal motivo en el contexto de la solemnidad, de Jesucristo Rey del Universo, que cierra el ciclo litúrgico, el salmista invita de nuevo al pueblo a poner su mirada en la ciudad santa y consagrada por Dios, por medio de su pueblo y las acciones que él mismo realiza allí. No en vano el Rey de reyes y Señor de señores, va a entregar su vida en Jerusalén, por la salvación del mundo. Pablo en repetidas ocasiones, utiliza una figura literaria muy conocida por la tradición del texto veterotestamentario: los cánticos. Por medio de ellos, el apóstol va a exaltar la figura Divina de Jesús y por ende su presencia real. De esta manera, en el texto a los Colosenses, utilizará el pronombre Él, en doce ocasiones distintas en un mismo cántico, esto lo hace Pablo, para reafirmar la centralidad que debe tener la presencia del Señor, en la vida de la comunidad creyente. Por ello, el mismo apóstol reafirmará que, solo Él Señor, es quien dirigirá y reconciliará todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, y así “toda lengua proclame que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre” (Fil 2,11). Finalmente, el fragmento del evangelio de Lucas hace parte de la narración de la pasión descrita por el evangelista. En ella, se destacará la presencia de los dos malhechores que fueron crucificados con Jesús, y al tiempo, el evangelio describe el diálogo que Jesús tiene con ellos. La presencia de estos dos personajes, en la escena de la crucifixión, tiene un significado de carácter teológico y al tiempo soteriológico, que orientará la reflexión de este domingo fiesta de Jesucristo Rey del Universo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Durante muchos siglos en la historia de la humanidad, la unción de un rey o reina, ha tenido elementos que son de carácter simbólico y al tiempo, una alegoría al poder y la dominación. Son los reyes personajes que han marcado la senda de pueblos, civilizaciones, sociedades y en muchos casos el destino de hombres y mujeres en el mundo. Bastaría tomar la literatura inglesa para describir junto al Shakespeare, las características de un rey y de su entorno, tronos, lujos, castillos, coronas, cetros, ejércitos, servidumbre, vasallos y hasta arlequines, por nombrar solo algunos de los elementos que estaban alrededor de estos personajes que marcaron tiempos y derroteros no solo en los textos literarios, sino que hasta el día de hoy siguen haciendo parte de la conformación de muchas sociedades contemporáneas. Pero nuestra reflexión, va más allá de estos factores descritos en estas líneas. Por tanto, hagamos de la fiesta de Jesús Rey del Universo un espacio para centrar nuestra mirada en la manera en que estamos dejando que Dios reine en la vida y en la sociedad. Celebrar esta memoria es recordar a un Jesús que con sus gestos le muestra al mundo una manera distinta de vivir, servir y amar a Dios. La predicación de Jesús tenía un poder que los mismos apóstoles no pudieron describir a plenitud. Por ello, el mismo texto de Lucas por medio de los dos malhechores va a describir las dos tendencias o maneras de reconocer a Dios en la vida. Por ello, para los clásicos de la teología moral, este encuentro de Jesús con los dos crucificados, podría ser la descripción del hombre virtuoso y de aquel que se deja llevar por la concupiscencia y el asedio de su debilidad y, por ende, el pecado es su brújula. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La palabra del Señor en este domingo es una invitación a dejar Reinar a Dios en la vida, es vivir la experiencia cristiana desde una vivencia profunda del amor y la entrega por los demás, al estilo de Jesús, que se sale de sí mismo para darse a los demás. Por ello, dejar reinar a Dios, es abrirle espacio a la Misericordia y por ello, recordemos lo que dice Francisco: “Es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado”. Pero también, dejar Reinar a Dios, es reconocerlo a él, encarnándose en la historia. Y reconocerlo revelándose por medio de su hijo y en él mostrar su amor por la humanidad, de allí la promesa de Jesús al Malhechor: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. La propuesta de Jesús es abrirle la puerta al amor, es buscar desde el servicio la realización personal. Es ver en la comunidad, la fuente más cercana de la redención. Es abrirle el camino al perdón y la reconciliación. En palabras del papa Francisco ser cristiano hoy nos lleva a la construcción de puentes en lugar de muros. Es descubrir en la caridad una de las maneras más nobles de acoger el amor de Dios. Por ello, dejar reinar a Dios en la vida es hacer del amor, la verdad y la libertad el mapa que conduce directamente a la felicidad, es decir a Dios mismo. Por ello, la fiesta que se conmemora hoy es una invitación a volver a la lectura de los textos de los evangelios, de los relatos de la pasión en donde hay de una manera implícita, una forma de ser, una forma de vivir y una experiencia para entender, cuál es la manera de hacer que Dios esté presente en la vida de la comunidad. El mismo Dios que invita con su palabra a derrumbar los muros impuestos por la ley, es el que provoca el crear puentes de caridad, de misericordia, de justicia y de inclusión. Es así como Jesús no solo anuncia el Reino, él vive la experiencia del Reino, y se presenta como el Reino de Dios. Para ello, Él se manifiesta a favor de los débiles, los marginados y los relegados por la sociedad, como una manera de dejar a Dios ser Dios en la vida. Por ello, en su palabra, el Señor mismo invita a la comunidad a dejar que el Padre misericordioso, se fije en las miserias del ser humano, por medio de su encarnación. Dejar reinar a Dios, es permitirle a Él que su amor, sea una forma de vivir y de dejar reinar al Espíritu que emana vida y es vida. De esta manera las evidencias en donde se puede constatar que el Reinado de Dios se manifiesta, van a estar vinculadas con dos funciones orgánicas del cuerpo, una presente en el corazón -la misericordia- y la otra, representada en las entrañas -la compasión-, por medio de estas dos funciones, se va a generar en los miembros de la Iglesia, los sentimientos que hacen que el creyente sea compasivo y misericordioso con sus hermanos, al estilo de Jesús. Por esta razón, dejar reinar a Dios es, disponerse a discernir, cuáles son las mociones que permiten hacer de los valores del Reino de Dios, el anuncio de la Buena Nueva del evangelio en nuestras comunidades. En palabras del Papa Francisco: “El Reino de Dios es silencioso, crece dentro. Lo hace crecer el Espíritu Santo con nuestra disponibilidad, en nuestra tierra, tierra que nosotros mismos debemos preparar”. De esta manera, la palabra de Dios en este domingo es una invitación a mostrar con la vida, aquello que Dios quiera revelar y actualizar en los actos cotidianos de nuestra existencia, aprendiendo a descubrirlo a él presente en los signos de los tiempos. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Al ser la palabra de Dios, un canto para el alma y una guía para el espíritu, celebrar esta solemnidad del Jesucristo Rey del Universo es una llamada permanente a: Buscar la compasión por los excluidos, encontrar en la misericordia una manera de ver al otro, fomentar la caridad como modelo de relaciones, promover la inclusión de los excluidos, la promesa de un Reino que se hace con el otro. 2. Al llegar el último domingo del Año Litúrgico, con la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, se recomienda finalizar con una celebración que permita compartir y sentir los valores del Reino, una confraternización que motive a vivir y ser testigos de la obra del Reino, de la Verdad, la libertad, la justicia, la solidaridad y el amor que se hace vida y produce vida. 3. Tener presente que todo el formulario de la Misa es propio de la solemnidad, incluido el Prefacio: «Jesucristo, Rey del universo». 4. Tener en cuenta que esta semana, el sábado 30 de noviembre, es la fiesta de san Andrés, apóstol. 5. El próximo domingo 1° diciembre, con el Tiempo del Adviento, inicia el nuevo Año litúrgico 2019-2020: Leccionario Dominical Ciclo A; Lecturas Bíblicas del Tiempo Ordinario y del Oficio de Lectura Año II (Par); Liturgia de las Horas Tomo I.