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31 de enero | Lectura del santo Evangelio según san Marcos 5,21-43

Lun, 30/01/2023 - 18:30 editorCEC4

Tags: evangelio enero san mateo Iglesia católica iglesia católica

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31 enero

​Contigo hablo, niña, levántate

 

​E​N aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar,

Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:

«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva»​.​

Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.

Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y​,​ acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando:

«Con solo tocarle el manto curaré»​.​

Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba:

«¿Quién me ha tocado el manto?».

Los discípulos le contestaban:

«Ves cómo te apretuja la gente y Preguntas:​´´​¿Quién me ha tocado?​´´​».

Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.

​Él le dice​:​

«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:

«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga

«No temas; basta que tengas fe»,

No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe

de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:

«¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida»​.​

Se reían de él. Pero él los echó a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:

«Talitha qumin​​»​ (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate​​»).

La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.

​Les insistió ​en que n​adie se enterase; y les dijo que dieran comer a la niña.

 

Palabra del Señor

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