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evangelio

Vie 30 Sep 2016

Dios nunca se olvida de nosotros y nos da lo que nos conviene

En este domingo, 27 del tiempo ordinario, la liturgia nos habla de la fe, de que el justo ha de vivir por la fe, y la fe es capaz de mover montañas. Algunos cristianos, sin embargo, nos desanimamos, cuando nuestras peticiones no son atendidas inmediatamente por Dios. Una verdadera actitud cristiana ha de llevarnos a fiarnos siempre de nuestro Padre Dios, que nunca se olvida de nosotros, y que siempre nos da lo que más nos conviene, aunque nos cueste entenderlo. Celebremos en la alegría y esperanza. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Habacuc 1,2-3; 2,2-4[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 95(94),1-2.6-7ab.7c-9[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 2Timoteo 1,6-8.13-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 17,5-10[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] El contexto bíblico de las lecturas de este día está orientado a evaluar, purificar y cultivar nuestra fe. En efecto, Habacuc nos invita a perseverar en la fe, el salmo nos exhorta a escuchar la Palabra de Dios, como elemento clave del hombre de fe, Pablo, por su parte, nos invita luchar desde la fe y Lucas nos invita a cultivar la fe y a expresarla con obras concretas. También se nos invita a mirar la realidad que nos rodea, Habacuc ve una sociedad llena de corrupción y habla a Dios, el salmo previene contra un culto vacío, simples acciones superficiales y nada de espiritualidad, Pablo motiva a Timoteo a mirar su espiritualidad para que así pueda iluminar la realidad que lo rodea. Por último se nos exhorta a mirar en qué tenemos puesta nuestra esperanza, nuestra confianza, a fin de no endurecer el corazón a Dios, lo que significaría ser sordos o no querer escuchar a su voz. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] En este domingo estamos llamados a mirar de qué calidad es nuestra fe, estamos llamados a evaluar las obras que reflejan la sinceridad de nuestra fe, pues la fe es inseparable de dos virtudes importantes, el amor y la esperanza, por eso estas tres virtudes son llamadas teologales; así, por tanto, la fe tiene dos miradas que, en su vivencia, fortalecen la vida espiritual: La primera es una mirada vertical: está puesta en Dios, como salvador, como Señor, una mirada llena de confianza y esperanza, pues la acción de Dios no defrauda, pero requiere perseverancia. La segunda mirada es horizontal: está puesta en el prójimo, es una mirada fraterna, de solidaridad, de compromiso, es una mirada llena de amor, una mirada que no es indiferente sino que se compromete. Por eso para ser hombres y mujeres de fe, debemos ser capaces de amar, de perdonar y de servir. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Hoy la Palabra nos invita, a celebrar la alegría de la fe, a poner nuestra mirada no en lo malo, ni en lo negativo de la vida y de nuestro pasado, sino a mirar al futuro con amor, con esperanza; infortunadamente las acciones negativas del pasado no las podemos cambiar pero lo que si podemos hacer es luchar para no cometer los mismos errores. La Palabra de Dios en esta celebración nos invita a cultivar la fe, a poner sinceramente nuestra confianza en Dios y a demostrar nuestra fe con acciones llenas de amor; igualmente la recepción del Cuerpo y Sangra de Cristo nos fortalecen en estas virtudes que dinamizan nuestra vida y nos dan la clave de salvación. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Se pueden resaltar las palabras: Fe, Confianza, Escucha, Obediencia, Misión. En la Misa, en lugar del acto penitencial, se puede hacer la bendición y aspersión del agua en memoria del Bautismo (formulario I), como aparece en el Apéndice I del Misal, pp. 1053-1055. Podría seguirse el Prefacio Dominical X: «El Día del Señor», p. 392 del Misal. Tener presente que: El viernes 7, la Memoria Obligatoria de Nuestra Señor, la Virgen del Rosario. Motivar y realizar el Santo Rosario con intención misionera. El sábado 8 y domingo 9: Jubileo Mariano. Octubre es el mes del santo rosario. Orientar una decoración en el templo, en los demás lugares de culto y en los hogares, por medio de la cual se incentive a los fieles a la oración del Santo Rosario. Mes de las misiones: comenzar a motivar a los fieles en la importancia de orar y colaborar con el trabajo misionero de las diferentes comunidades religiosas que tienen este carisma y de muchos sacerdotes que se dedican a la evangelización en territorios difíciles. Foto CC0 Public Domain

Vie 23 Sep 2016

“Para seguir a Jesús hay que rechazar la riqueza de la cultura del bienestar”

Las lecturas del día de hoy podrían ser analizadas desde varias perspectivas. Les proponemos reflexionarlas en clave de seguimiento a Jesús, lo que implica dos aspectos importantes: la escucha de su palabra y nuestro aporte en la construcción del Reino de Dios. Las lecturas nos invitan a preguntarnos ¿Cómo estamos escuchando a Jesús? y ¿qué impacto tiene su Palabra en nuestros proyectos vitales? En relación con la escucha, Lucas nos había hecho ya un llamado de atención en 8, 18a, “Mirad, pues, cómo oís”. Y la pregunta tiene peso, porque, después de veinte siglos, seguimos sin entender la hondura de la Palabra de Jesús, quien se siente enviado a “anunciar a los pobres la Buena Nueva” (4,18b). Y nosotros, igual que el rico de la parábola, continuamos ignorando a los pobres, y en la medida en que la avaricia, el poder y la riqueza se apoderan de nuestro corazón, cada vez nos incapacitamos más para sentir con los que sufren, para trabajar en la transformación de realidades que, por imponer la riqueza, deshumanizan, empobrecen y generan muerte. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar documento[/icon] Pedagogía por la paz Para entender las diferentes fases de un proceso que lleva al perdón, la reconciliación y la paz, la Comisión de Conciliación Nacional de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) propone a obispos, sacerdotes, religiosos(as) y laicos comprometidos la campaña denominada “Pedagogía por la paz”. Esta es una campaña de sensibilización para crear escenarios posibles de discusión para el tema de la paz.

Jue 22 Sep 2016

Seamos justos y escuchemos a Dios

[icon class='fa fa-youtube fa-2x' link='']Ir a lista de reproducción[/icon] El eje central del Evangelio de este domingo es la justicia, así lo manifestó el cardenal Rubén Salazar Gómez en su habitual reflexión. El purpurado recordó que si queremos alcanzar la vida eterna entonces hay que ser justos en esta vida, para ello es fundamental escuchar la Palabra de Dios. "Todos los días Dios está presente en nosotros, debemos ser capaces de escuchar y seguirle", manifestó. El cardenal explicó que aquel que es capaz de escuchar a Dios no se aprovecha de los demás, no comete injusticia, no recurre a la violencia, fomenta la fraternidad y se hace capaz de construir la paz. "En Colombia estamos viviendo un momento de construir un nuevo país (por ello) tenemos que se capaces de descubrir la justicia fundada en el amor, la fraternidad y la solidaridad", concluyó. Tweets by cardenalruben

Lun 19 Sep 2016

La misericordia es el nombre de Dios

¿Toda nuestra confianza está puesta en Dios? O no será que, seducidos por las riquezas de este mundo, estamos llevando una vida fácil y cómoda que no conduce a la verdadera felicidad? Escuchemos con devoción y atención la Palabra de Dios que se nos propone para esta celebración dominical. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Amós 6,1a.4-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 146(145),6c-7.8-9a.9bc-10[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Timoteo 6,11-16[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 16,19-31[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Cuan estrecha es la mirada de las personas que lo tienen todo. Esto no es un impedimento para encontrar al Señor, pero sí se absolutiza, se convierte en el mayor de los obstáculos para encontrarlo. No solo porque se olvide a Dios, sino porque se olvida al hermano, e incluso se olvida uno de sí mismo. Pensamos en la verdad de ser cristiano, lo cual consiste no solo creer en el Dios que no vemos, sino amar al hermano a quien sí vemos. Estamos ante dos cuadros bien distintos: en el primero están aquellos hombres ( el rico del evangelio y los notables de Israel en Amós) que están ciegos y pierden la noción del encuentro que en el hermano se tiene con Dios, se olvidan que en esa persona se puede estar recibiendo al mismo Señor, que se ha acercado. Esta ceguera voluntaria impide ver al hombre la invitación que Dios le hace a la salvación y le hace perder dicha oportunidad. En el segundo cuadro se nos manifiesta la misericordia venida de Dios, a la que se acudirá durante la celebración del día de hoy, pues ante nuestros pecados, la misericordia de Dios se manifiesta como remedio y seguridad de los que han caído por el pecado. Sí, es la misericordia la forma como Dios muestra que sale de sí mismo para darse a los hombres, es por misericordia que se acuerda de los pobres, los huérfanos, las viudas, es la misericordia lo más propio de Dios. O como diría el papa Francisco: la misericordia es el nombre de Dios. Ante la ceguera de los hombres del tiempo de Amós el salmo responde con la misericordia divina. Y ante la ceguera del rico del evangelio, Dios responde acordándose del pobre Lázaro. Con razón ante esta manera de obrar de Dios la respuesta del hombre es elevar el alma para que alabe al Señor por sus grandes obras, “porque es eterna su misericordia”. Este es el testimonio que necesitan los hombres para convertirse. No es tan necesaria la resurrección de un muerto, sino creer en la misericordia de Dios que se revela en Moisés, los profetas y, de una manera admirable, en Jesús. Queda clara la invitación que se nos hace de aprender a mirar como mira el Señor: con misericordia, para reconocer la necesidad del otro y allí conocerse a sí mismo. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] La gran crisis del mundo actual es la falta de misericordia. Cada vez más los hombres nos encerramos en nosotros mismos y nos limitamos ante las posibilidades que tenemos en frente. Quien sale de sí mismo para darse a quien lo necesita no solo consigue calmar el hambre y la sed de aquellos que sufren, sino que también logra abrirse a la gran posibilidad del protagonista en la construcción de un mundo distinto, más justo, más humano, más servicial, más misericordioso. Si cada corazón humano dejara de contemplarse, encerrado en el egoísmo, y saliera a contemplar el rostro del hermano que sufre, palpitaría más fuerte y buscaría por todos los medios transformar esta realidad. Cuando uno escucha o ve en los medios de comunicación los efectos tan horribles de la persecución que se está dando en Medio Oriente y en África, la forma como la gente tiene que emigrar en búsqueda de paz a lugares en los cuales no siempre encuentran acogida ni misericordia; entonces es posible que se muevan los corazones de aquellos a los cuales toque la Palabra para emprender acciones concretas en favor de los desamparados, desplazados, violentados que tienen que vivir a la puerta de aquellos que lo tienen todo, deseando hartarse de las migajas que caen de sus mesas. Si fuéramos más misericordiosos, no sólo alcanzaríamos la verdadera santidad personal, sino que se calmaría el hambre, cesarían las guerras, finalizarían las muertes violentas, porque un corazón misericordioso ve el dolor humano y lo ilumina desde la luz de Jesús, actúa y no se queda esperando que otros hagan, sino que se sabe responsable de todo lo que sucede y capaz de solucionarlo. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La liturgia de hoy nos pone en sintonía con uno de los más grandes atributos de Dios en la Sagrada Escritura: su misericordia. Todas las lecturas y las oraciones de la Misa nos encaminan en esta celebración a sentir a Dios que sale de sí mismo para darse. De este modo, al momento de contemplar el Pan de la Vida y el Cáliz de la Salvación levantado en el altar, el creyente comprenderá que lo que allí sucede no es una invitación a quedarse quieto, sino a continuar la obra que el mismo Dios está haciendo ahí: entregarse por completo. De igual forma, el discípulo que celebra la Eucaristía ha de salir a darse completamente, para que todos vean en esto el signo de la presencia de Dios, incluso que hable con amor y misericordia a los corazones más duros y alejados. La invitación es pues clara: nuestro mayor testimonio debe ser la misericordia: vivida, celebrada y compartida. Este es el testimonio que necesitan los hombres para convertirse. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Invitar a los fieles para que este día traigan una ofrenda de mercado para compartirlo con los pobres. Invitarlos a ofrecerla en el momento de la procesión de los dones Se podría seguir la Plegaria Eucarística para Diversas Circunstancias IV: “Jesús que pasó haciendo el bien”. Se puede realizar al final de la Misa la fórmula de Bendición Solemne: 18. En el Tiempo Ordinario IX, p. 478 del Misal. En este domingo se celebra el día mundial del turismo. Jubileo de los catequistas. Tener presente que: El jueves 29, es la fiesta de los santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. El viernes 30, Memoria obligatoria de San Jerónimo, concluye el mes de la Biblia. Conviene preparar un homenaje para cerrar este mes. Pronto estaremos iniciando el mes de octubre, dedicado especialmente al Rosario y el mes de las misiones. Foto CC0 Public Domain

Sáb 17 Sep 2016

“No podéis servir a Dios y al dinero”

Por Mons. Omar de Jesús Mejía. Este domingo y el próximo, vamos a meditar dos textos del capítulo 16 de nuestro evangelista Lucas, quien nos ha acompañado, con sus enseñanzas, en este año de la misericordia. El texto de hoy es una catequesis que Jesús, el Maestro y Señor, dirige a sus discípulos y el próximo domingo, el mensaje se dirige fundamentalmente a los fariseos. Jesús invita a sus discípulos y hoy a nosotros a ser inteligentes, cuidadosos y honestos en el uso de los bienes terrenales y para ello utiliza una parábola, se trata de una enseñanza práctica y seguramente algo muy común de su época; de hecho, era costumbre que muchos hombres ricos de Jerusalén tuvieran grandes extensiones de tierra, administrados por sus mayordomos (cualquier parecido con la realidad de hoy…). La parábola es paradójica, porque a primera vista pareciera que Jesús estuviera alabando las malas prácticas del mayordomo y no es así. Jesús no alaba las malas prácticas del administrador, sino su habilidad en salvar su existencia. Como el administrador asegura su futuro así nosotros debemos “atesorar riquezas en el cielo” (Mt 6,20) y no hemos de ser menos previsores que él. “Si los hijos de este mundo, con su modo de actuar, entienden que para asegurarse el mañana deben actuar en el hoy con inteligencia y prudencia, con mayor inteligencia deben obrar los “hijos de la luz” para los asuntos de la vida en plenitud, que es la vida eterna” (16,8b) (Fidel Oñoro). La enseñanza que Jesús nos da es entonces que la sabiduría de los hijos de Dios se debe demostrar sobre todo en el uso de los bienes terrenales. Es sumamente importante entender que Jesús, el Maestro y Señor, exhorta a sus discípulos y hoy a nosotros, para que entendamos la necesidad de ser fieles y responsables en la administración de los asuntos terrenos; que ésta administración no nos haga perder el corazón, sino lo contrario, que los bienes temporales, se administren de tal manera que apunten en absoluto a la lealtad para con Dios y nos impulsen al servicio de nuestros hermanos. Es importante entender que no se trata de un individuo cualquiera, sino de un mayordomo – administrador y que la manera libre con que salvó su existencia, no fue a costa de sus bienes propios sino a costa de su amo que era un hombre rico y bueno. La enseñanza para nosotros los cristianos es que debemos confiar en la bondad y misericordia de Dios, que viene de su amor (Ef 2,4). Lo que somos y tenemos no es nuestro, todo nos lo ha dado Dios para que lo administremos con responsabilidad y honestidad. Con Dios somos todo, sin Dios somos nada. La Palabra de Dios nos pide fidelidad en lo poco; nos promete que el secreto de la “Vida Eterna”, de la vida en Dios, de la vida en gracia, no está en hacer “mucho”, sino en hacer bien lo que hacemos. A Dios Padre no le importa la cantidad de lo que hacemos, sino el espíritu con que obramos (Prov 4,23). Recordemos Mt 18,1-5: “Sean como niños…”. Ser como niños consiste en ser: originales, genuinos, sencillos, amables, alegres, simples; si somos así, Dios se encargará de hacernos gigantes, porque la santidad es un don del Espíritu de Dios (Ef 4,8). La santidad es un don de Dios que nos invita a ser santos como Él es santo (Lev 11,44; 19,2; 20,26; 21,8). Santa Teresita de Lisieux, para vivir la “espiritualidad de la infancia”, se inspira precisamente en vivir con fidelidad los pequeños compromisos de cada día. “El que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho”. El mensaje que quiere transmitir Teresita es que la espiritualidad es sencilla y la llama "caminito". Es decir, ella nos enseña que Dios está en todas partes, en toda situación y toda persona y en los sencillos detalles de la vida. Su "caminito" nos enseña que hay que hacer las cosas habituales de la vida con extraordinario amor. Una sonrisa, una llamada de teléfono, animar a una persona, sufrir en silencio, tener siempre palabras optimistas y otras tantas acciones hechas con amor. Estos son los ejemplos de su espiritualidad. La acción más diminuta, hecha con amor, es más importante que grandes acciones hechas para gloria personal. Teresa nos invita a unirnos a su infancia espiritual, es decir, a su "caminito". La Palabra de Dios nos invita a pensar en lo ajeno; es decir, nos enseña que los bienes temporales pertenecen a Dios que los creo (Sal 23,1-ss), y los tenemos solamente en préstamo; porque Él al darnos sus bienes, no se desprendió de su dominio (Él es el Señor), Dios nos ha dado sus bienes para que con ellos ganemos lo nuestro; es decir, para que con los bienes que Él nos ha dado, ganemos los bienes espirituales y eternos, únicos bienes que el Padre celestial, en su misericordia nos entrega como propios, a través de la gracia. Para adquirir la fortuna de la eternidad, de la gracia, de los bienes espirituales, influye grandemente, como enseña Jesús en la parábola, el empleo que hagamos de aquel préstamo ajeno. Hermanos no se nos olvide, no somos dueños de nada, sin nada venimos a este mundo y sin nada volveremos a los brazos del Padre. Recordemos la parábola del hijo prodigo: el hijo menor se marchó de su casa con unos bienes que no eran los suyos, le pertenecían al Padre, los malgastó y decidió volver al Padre después de haberlo gastado todo, destruido y sólo y en los brazos del Padre misericordioso encontró acogida, fiesta, alegría, fraternidad, consuelo. Volvamos a los brazos acogedores de Dios Padre y para ello tengamos en cuenta lo siguiente: 1.No caigamos ni espiritualismos, ni en materialismos, la virtud está en el centro. “Los bienes nos sirven tanto cuanto nos acercan a Dios” (San Ignacio de Loyola). No podemos descuidar el trabajo, la familia, las ocupaciones del mundo; pero, por favor, tampoco podemos descuidar nuestra vida espiritual, también es sumamente importante. 2.El tesoro celestial será la posesión inalienable para el cristiano, pero tampoco puede desentenderse de aquellos bienes que el evangelio de hoy llama “bienes ajenos”. El cristiano no puede vivir sin trabajar, sin buscar la prosperidad de su empresa. Pero lo que nunca debe olvidar es que nada de eso es propio: por eso, parte de la responsabilidad, es no caer en el apego y estar siempre dispuesto a compartir (Lc 12,13-21). En pocas palabras la cuestión es: “trabajar para la vida y no vivir para trabajar”. 3.Manejemos dinero pero ¡no hagamos de él un ídolo! “No podemos servir a Dios y al dinero” (16,13). Esto implica una evaluación continua para no dejarnos esclavizar por la administración terrena y tener más y mejores espacios para el servicio de Dios. Debemos tener más espacios para la oración, para la meditación, para el silencio, para los amigos, para la salud, para el descanso. Luchemos más por construir “vida digna” y no tanto por tener “calidad de vida”. 4.Pongamos atención hermanos: si una persona se pone al servicio del dinero, de la misma forma que lo hace con Dios, terminará haciendo de la economía su Dios, fallándole así a Dios y a su consagración en la celebración de los sacramentos. De igual manera, nada extraño es que quien le entrega su ser al dinero termine olvidándose de su familia, de sus amigos, de Dios y hasta de su propio ser. Por ejemplo: muchos se comprometen en tres y más empresas de medio tiempo, ¿cómo hacen? 5.Cuando nuestra opción única es por el dinero, tarde que temprano somos arrastrados a la perdición, porque terminamos siendo avarientos, tramposos, corruptos y hasta asesinos. Es ahí precisamente, mis hermanos, donde terminamos dándonos cuenta que de nada valen los trabajos por conseguir dinero, si somos malos administradores de lo verdadero y fundamental, de lo eterno y esencial. 6.En una sola frase podemos sintetizar el evangelio de hoy: “El cristiano es una persona que tiene los pies en la tierra pero el corazón en el cielo”. 7.Para nuestra meditación y para nuestro examen de conciencia, les propongo el siguiente texto de San Ambrosio de Milán: “Vosotros, oh ricos, que tenéis vuestro dinero encerrado bajo llave, sois los carceleros de vuestro patrimonio, en lugar de sus soberanos; sois sus esclavos y no sus dueños. Dice Jesús: ‘Dónde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón’. Junto con el tesoro, también vuestro corazón está cerrado con candado… Olvidando la enseñanza de Jesús, os apegáis a objetos de poco valor y perdéis inmensas riquezas: preferís los tesoros de dinero a los tesoros de la gracia… Reflexionad antes en los deudores que la gracia os puede asegurar: • La gracia os da los hermanos como deudores… • La gracia os da como deudor a Dios Padre, el reembolsa con altos intereses el mínimo don que hagáis para aliviar al pobre. • La gracia os da como deudor al Hijo de Dios, el cual dirá: ‘tuve hambre y me disteis de comer… Lo que hicisteis a uno de los hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’. También vosotros podéis poner en práctica la enseñanza de la Escritura: haz un préstamo a Dios, dando a los pobres. Sí, quien da al pobre, presta a Dios”. Tarea: Continuar la lectura del libro del Eclesiástico. Por Monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo Obispo de Florencia

Mié 7 Sep 2016

El Señor es misericordioso con los pecadores

Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. La misericordia y el amor de Dios que se muestran desde las páginas del Antiguo Testamento, se muestran desbordantes en el testimonio de Pablo, en las palabras y sobre todo en la actitud de Jesús, que acoge a los pecadores reconocidos y hasta come con ellos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Éxodo 32,7-11.13-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 51(50),3-4.12-13.17+19[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Timoteo 1,12-17[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 15,1-32[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] El texto evangélico no sólo es centro de la liturgia de este domingo: es la quintaesencia del mensaje en este año jubilar de la misericordia de Dios. En la lectura del Éxodo, en el momento de la más descarada y abominable idolatría, (la adoración del becerro de oro), el Señor Dios airado y temible termina conmoviéndose ante un Moisés que ni siquiera argumenta arrepentimiento sino solamente evoca amores pasados de Yahveh con la familia escogida. El Apóstol Pablo proclama su agradecimiento al Padre porque, a pesar de sus faltas, tuvo confianza en él, blasfemo y violento perseguidor, tuvo compasión, derrochó su gracia y mostró en Cristo toda su paciencia. El fragmento evangélico nos trae tres parábolas que van a justificar el título dado al evangelio de Lucas como el de la misericordia. “En estas parábolas, Dios es presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando perdona. En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón.” Francisco, Papa. Misericordiæ vultus, 9 Primero Jesús nos sugiere la imagen de un pastor preocupado por una oveja caprichosa, extraviada, el que absurdamente deja las otras 99 en el campo, sin encerrarlas en un corral, sin buscar quién las cuide, al garete. Una verdadera locura de ternura por la oveja que menos se lo merecía. El ejemplo de la mujer es menos excéntrico: se concentra en la búsqueda de la moneda perdida y hace fiesta cuando la encuentra. El clímax llega con el ejemplo del padre amoroso hasta el absurdo. Si queremos llamarla la parábola del hijo pródigo, es bueno aclarar que pródigo quiere decir “despilfarrador”, el que “desperdicia y gasta sus bienes sin medida ni razón” (así dice el Diccionario de la Academia). Más bien podemos con Benedicto XVI hablar de la parábola de los dos hijos y el padre bueno y misericordioso. Es importante notar que Jesús presenta en la parábola la bondad infinita del Padre como la explicación de su propia actitud con los pecadores a quienes acoge y hasta come con ellos. Es su respuesta a lo que murmuran los fariseos y los letrados, es decir “la gente bien” y los “sabios en escrituras”. Les responde afirmando que la razón de su actitud es que el amor del Padre se está revelando en Él: en Jesús. “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra.” Francisco, Papa “Misericordiæ vultus” 1 [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] “La mentalidad contemporánea, quizás en mayor medida que la del hombre del pasado, parece oponerse al Dios de la misericordia y tiende además a orillar de la vida y arrancar del corazón humano la idea misma de la misericordia. La palabra y el concepto de « misericordia » parecen producir una cierta desazón en el hombre, quien, gracias a los adelantos tan enormes de la ciencia y de la técnica, como nunca fueron conocidos antes en la historia, se ha hecho dueño y ha dominado la tierra mucho más que en el pasado. Tal dominio sobre la tierra, entendido tal vez unilateral y superficialmente, parece no dejar espacio a la misericordia.” Juan Pablo II, Dives in misericordia,2 El Papa Benedicto XVI comenta: “El hijo derrocha su herencia, Sólo quiere disfrutar… No desea someterse ya a ningún precepto, a ninguna autoridad; quiere vivir sólo para sí mismo… ¿Acaso nos es difícil ver precisamente en eso el espíritu de la rebelión moderna contra Dios y contra la Ley de Dios? ¿El abandono de todo lo que hasta ahora era el fundamento básico, así como la búsqueda de una libertad sin límites?” (Jesús de Nazaret I, p. 245) Pero más adelante, el mismo Ratzinger desvela la estrechez de miras del hijo mayor: “El hermano mayor no sabe de los avatares y andaduras más recónditos del otro, del camino que le llevó tan lejos, de su caída y de su reencuentro consigo mismo. Sólo ve la injusticia. Y ahí se demuestra que él, en silencio, también había soñado con una libertad sin límites, que había un rescoldo interior de amargura en su obediencia, y que no conoce la gracia que supone estar en casa, la auténtica libertad que tiene como hijo.” (Jesús de Nazaret I, p. 250) El amor y misericordia del Padre es el mensaje de Jesús y por lo mismo tiene que ser el mensaje fundamental de la Iglesia. “Es determinante para la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio que ella viva y testimonie en primera persona la misericordia. Su lenguaje y sus gestos deben penetrar en el corazón de las personas motivarlas a reencontrar el camino de vuelta al Padre” Francisco, Papa “Misericordiæ vultus, 12 [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Al amanecer de cada domingo debemos revivir la actitud del hijo pródigo: “Me levantaré, volveré junto a mi Padre”. En esa actitud y con ese sentimiento debemos acudir a la eucaristía. Y gozaremos la alegría de ese reencuentro y de ese abrazo. Pero puede ser también que en actitud del hijo mayor, nos sintamos tan fieles y ejemplares, tan “de la casa”, que miramos con desdén a quienes se acercan como “reinsertados” porque han andado ausentes y errantes en la periferia o en algún “país lejano”, en lugares distantes de la ética, el pensamiento o la espiritualidad. Cada comunidad eclesial debe reflejar en la liturgia y en la vida el amor de Dios Padre que hoy acoge por Jesucristo a la oveja perdida, al hijo descarriado. “La Iglesia… es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas.” (Francisco, Papa, Evangelii gaudium, 47). [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Resaltar la frase bíblica: “Apiádate de nosotros, tú que salvas a los pecadores”. Para el Acto penitencial de la Misa se aconseja seguir el Formulario 3, con la invitación «Jesucristo, el justo…», p. 342, y las invocaciones para el Tiempo Ordinario, III, «Tú que no viniste…», p. 344 del Misal. Se pude emplear la Plegaria Eucarística «De la Reconciliación I», p. 501 del Misal. Insistir en la importancia y necesidad de celebrar con fe y humildad el sacramento de la reconciliación, como espacio de encuentro con la misericordia de Dios. Se pueden organizar celebraciones penitenciales Tener presente que esta semana, el jueves 15, es la Memoria obligatoria de Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores. Oportunidad para orar por todos los enfermos de la comunidad y tener gestos de cercanía con ellos. Foto CC0 Public Domain

Mié 31 Ago 2016

Renunciar y tomar nuestra cruz

[icon class='fa fa-youtube fa-2x' link='']Ir a lista de reproducción[/icon] El Señor pone hoy varias cosas muy importantes, muy claras, muy tajantes para nuestra consideración. Lo primero es que si uno quiere seguirlo a él pues indudablemente hay unas condiciones para poder seguirlo, no es simplemente yo sigo al Señor y basta. No, el Señor pone condiciones. Una condición gravísima y que a nosotros no nos gusta nada es que tenemos que renunciar a nosotros mismos. Esto parece un poco absurdo y al mismo tiempo parece una estupidez: ¿Cómo voy a renunciar a mi mismo para seguir al Señor Jesús? Pero la realidad es esta: El ser humano ha sido creado para amar y por lo tanto cuando el ser humano se encierra en sí mismo, cuando cae en el egoísmo y piensa solamente en su interés, en aquello que le gusta y busca solamente aquello que le aprovecha entonces no es feliz, es decir se siente ansioso, deseoso de más, pretendiendo más, el corazón como que nunca está satisfecho. En cambio cuando es capaz de pensar en los demás, de salir de sí mismo para pensar en los demás en esa misma medida el corazón humano se hace más tranquilo porque está verdaderamente sintiendo la alegría inmensa de poder amar, de servir, de encontrarse con los demás y de vivir con los demás en fraternidad. Esto es fundamental para el seguimiento del Señor. Renunciarse a sí mismo significa entonces que no estemos enconchados en nosotros mismos, que no estemos totalmente metidos dentro de nosotros casi en un autismo. Hay que mirar en el mundo en el que vivimos, hay que sobre todo mirar, contemplar al Señor presente en el mundo, presente en la vida, escuchar su Palabra, hacer que su palabra se haga vida todos los días de nuestra existencia y de esa manera vamos a poder seguirlo y vamos a poder redimensionar todas las cosas que nos rodean. Allí en el texto escuchamos algo que suena muy duro, dice que: odia a su padre y a su madre; ese es un texto indudablemente mal traducido, porque no se trata de odiar en el sentido que nosotros le damos a la Palabra, sino que significa posponer, es decir que lo más importante es el Señor, seguirlo, amarlo. Amándolo a él vamos a ser capaces de amar todas las otras realidades: amar al papá, a la mamá, a los hermanos, a los amigos, a los hijos; a todas las personas con las cuales convivimos. Vamos a ser capaces de amarlo verdaderamente, con un amor que debe ser reflejo del amor fundamental que se le tiene a Dios, nuestro Padre. Entonces se trata de que nuestra vida tenga como ese sentido fundamental de seguimiento del Señor, de amor al Señor y por lo tanto hacer de que todas las cosas, todas las relaciones, todo lo que constituye nuestra existencia se vaya centrando en ese amor y que se convierta en fuente que vivifique, que ilumine, que de sentido a todas las otras relaciones. Esto es fundamentalmente importante. El Señor nos dice que debemos tomar nuestra cruz, es una frase que tampoco nos gusta mucho porque quisiéramos vivir de una manera tranquila, cómoda, serena y sin mayor problema. El Papa Francisco ha dicho una frase que a mi me encanta: Si estamos aquí es para algo; esa es la cruz, es decir tiene sentido nuestra existencia, hay una misión y una tarea que cumplir en la vida y esa tarea es indudablemente la de construir un mundo mejor a partir de una vivencia profunda del amor. Que bueno que entonces nosotros siguiendo las dos parábolas que el Señor coloca enseguida seamos capaces de organizar bien nuestra existencia, de hacer posible que nuestra vida no sea una vida como a la topa tolondra, improvisando todos los días, reaccionando simplemente a lo que pasa, sino que entonces seamos capaces de organizarla con las dos metas fundamentales del amor que descubre nuestra misión: amor y misión - misión y amor. Misión en el mundo: aquí estamos para algo y el Señor quiere que nosotros aquí estemos para que primero tengamos la capacidad de recibir el amor infinito que el nos da y al recibir ese amor infinito que seamos capaces de amar de verdad y ser felices porque el ser humano cuando es amado es feliz. Que bueno que nosotros todos los días profundicemos y ahondemos en esa capacidad de recibir el amor de Dios para poder darlo. Así entonces estamos cumpliendo la tarea de papá, mamá, de esposo, de esposa, de hijo, de amigo, profesional, campesino. Todas las tareas, todos los oficios , todos los trabajos, todo lo que significa nuestra existencia se llenará de sentido porque está impregnada por la realidad del amor. Pidamos al señor que entendamos esto que no es fácil, porque a primera vista, cuando oímos esto como que nos repugna, lo rechazamos, como que no quisiéramos que el Señor haya pronunciado esas palabras y sin embargo si nosotros las entendiéramos bien, si tratáramos de llevarlas a la práctica todos los días, entonces vamos a descubrir que así somos verdaderamente felices. La bendición de Dios todo poderoso. Padre, hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre, Amén. Tweets by cardenalruben

Mié 31 Ago 2016

Ser su discípulo tiene un costo

Desde niños hemos aprendido a amar a nuestra familia y a nuestros amigos. Pero también hemos recibido los mensajes que nos proponen, como ideal de la vida, satisfacer nuestras ambiciones y caprichos: tener más bienes y comodidad, lograr poder, dinero y fama. La Palabra de Dios, que es Jesucristo, nos recuerda hoy cómo debemos jerarquizar nuestras opciones prefiriendo el reino de Dios a cualquier otro valor. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Sabiduría 9,13-18[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 90(89),3-4.5-6.12-13.14+17 (R. cf. 12b)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Filemón 9b-10.12-17[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 14,25-33[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Jesús advierte a sus seguidores que ser su discípulo tiene un costo: el que quiera seguirlo va a poner en riesgo lo que tiene y aun lo que más ama. El que vaya a tomar ese camino, debe calcular bien su capacidad de gasto, su capacidad de lucha, no sea que termine en el ridículo del que no fue capaz de culminar la construcción de un edificio. En suma: medir su capacidad de cargar la cruz. No es fácil aprehender este saber. Por eso la liturgia nos trae el texto de la Sabiduría: en él se dice que no podemos aprender a agradar al Señor si Él no nos da su sabiduría, enviándonos desde el cielo su Santo Espíritu. Nuestros razonamientos son falibles y apenas si somos capaces de entender las cosas terrenas. El texto de Pablo, la carta a Filemón, puede ser relacionado: Pablo, “anciano” y prisionero, no vacila en desprenderse de su acompañante Onésimo, tan necesario para su servicio, con tal que se restaure el derecho agraviado de Filemón. Y a su vez pide a Filemón que sea capaz de superar sus intereses y su derecho para que reciba generosamente a su fugado Onésimo no tanto como esclavo, sino como hermano dando la prioridad a la gracia y la caridad de Cristo. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Decía el Concilio Vaticano II que “entre los signos de nuestro tiempo es signo de mención especial el creciente e inexcusable sentido de solidaridad entre todos los pueblos” (Apostolicam Actuositatem, 14) Pero eso coincide en nuestro tiempo con un creciente egocentrismo que todo lo condiciona a la utilidad y provecho individual. La satisfacción de deseos y “opciones” se hace valer como supremo criterio ético. El Concilio Vaticano II ya decía que hay en nuestro tiempo quienes fomentan la libertad “en forma depravada, como si fuera pura licencia para hacer cualquier cosa, con tal que sea deleite, aunque sea mala” Gaudium et Spes, 17 Y el Cardenal Ratzinger afirmaba: “Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos.” (Card. J. Ratzinger, Homilia pro eligendo pontifice 18 abril 2005) Por todo lo anterior, la afirmación de Jesús suena hoy exótica y extraña. Pero en boca de Jesús, la frase es categórica: el que no lo acepte, no puede ser su discípulo. Se trata de posponer al seguimiento de Jesús cualquier posesión y cualquier vínculo de relación aun el más tierno y el más humano. Este llamado perentorio no significa simplemente un marco institucional en el que se “organice” la práctica de esas renuncias. No se reduce a la formulación y práctica de unos votos por unos pocos profesionales de la radicalidad. Es llamado para todos, como nuevo modo de vivir. Si somos perceptivos de la realidad más allá de lo publicitado, sabemos que en el mundo actual hay quienes nos dan ejemplo de ese seguimiento de Jesús pagando todas las consecuencias. ¡Qué hermoso pero estremecedor ejemplo nos han dado muchos cristianos del medio oriente fieles hasta la muerte, perdiendo todos sus bienes, corriendo las más crueles consecuencias del odio y la discriminación hasta morir. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Cada vez que celebramos la eucaristía celebramos en presente (no repetimos) el sacrificio único de Cristo, que no es sólo el momento de su muerte: es su vida, muerte y resurrección como una sola ofrenda espiritual agradable al Padre: su radical obediencia al Padre. En cada celebración de la eucaristía se vive esa tensión pascual de las opciones: para decir hoy “Yo creo en el Padre, en Jesucristo, en el Espíritu Santo, en la Iglesia…” se nos pone antes frente a la pregunta: ¿Tú renuncias…? Generalmente somos refractarios a renunciar: lo que queremos es poseer y disfrutar cada vez más. Si hoy voy a decir “Amen” a Cristo, debo oír la voz del Maestro que nos dice otra vez: “Si alguno se viene conmigo y no pospone…incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío”. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] 1. Tener presente las expresiones bíblicas que explicita la homilía de este domingo: ¿Quién puede hacerse una idea de lo que quiere el Señor?, «Danos, Señor, un corazón sensato», «Ninguno de ustedes puede ser discípulo mío, si no renuncia a todo». 2. Se podría emplear la Plegaria Eucarística “De Reconciliación” II, para introducir el tema de la paz en esta semana. 3. Este domingo es día de Oración Compartida entre las Iglesias Hermanas de Aquisgrán y Colombia. 4. Jubileo de los voluntarios y operadores de la Misericordia. 5. Seguir el ejemplo del Papa Francisco, distribuir nuevos testamentos a los fieles, para que los puedan tener en sus bolsillos y consultarlos, ya que estamos en el mes de la Biblia. Invitar a todos a su lectura orante. 6. Recordar que esta semana: Inicio de la semana por la paz en Colombia. Durante la semana, según subsidio ofrecido, organizar temática y acciones por la paz con grupos pastorales parroquiales, tanto de la zona urbana como rural; el jueves convendría hacer una Hora Santa pidiendo por la paz del país. El jueves 8 es la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María El viernes 9 es la memoria obligatoria de san Pedro Claver; día de los Derechos Humanos (en Colombia). Foto Tomado de Internet