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iglesia católica colombiana

Jue 16 Nov 2023

Arquidiócesis de Barranquilla reunió 14 ministerios musicales nacionales e internacionales y más de 750 fieles asistentes durante el 'Alabemos Fest 2023'

Catorce ministerios musicales, entre grupos y solistas, doce de ellos provenientes de diferentes regiones Colombia y dos internacionales (uno de México y otro de Panamá), participaron en la tercera edición de 'Alabemos Fest', el reconocido festival de música católica organizado por la Arquidiócesis de Barranquilla. Actividad que, en esta oportunidad, se llevó a cabo el sábado 11 de noviembre en el Country Club de la capital del Atlántico.Cerca de setecientos cincuenta fieles asistieron a esta nueva versión de festival que busca brindarles una experiencia evangelizadora única mediante la música, ayudándoles a continuar su camino de conversión. Además, apoyar el talento de los artistas católicos propiciándoles un espacio especial para exhibir y apalancar la producción de sus composiciones, arreglos y propuestas musicales.De acuerdo con el padre Jesús Mauricio Granados Bolívar, coordinador general del festival, no solo se trata de un concierto sino también de una historia, “que se construye a través de muchas historias contadas y cantadas por músicos católicos en camino de conversión y que nos permiten entender esas nuevas formas en la que el hombre puede relacionarse con Dios”.“Alabad al Señor, que la música es buena”: este versículo del salmo 146 se convirtió en el lema que inspiró el 'Alabemos Fest 2023', enmarcado por la llegada alegre de todos los ministerios a la Arquidiócesis de Barranquilla, la participación activa de los fieles de las diferentes parroquias, el crecimiento dado a los espacios espirituales, así como por los momentos comunitarios o de fraternidad. Además, este año también hubo espacio para la formación sobre música para la evangelización, a cargo del maestro mexicano Armando Jiménez.A propósito de los artistas que hicieron parte del evento, en la categoría de ministerios musicales de la Arquidiócesis de Barranquilla participaron Alfred López Mass de la Parroquia Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, Hugo y Caro de la Parroquia La Transfiguración del Señor, Fuego y Vida de la Parroquia Cristo Redentor, Ana Carmona de la Parroquia Mariano de Jesús Euse y Roxana Margarita Niebles de la Parroquia San Luis Beltrán - Seminario.En la categoría de ministerios musicales nacionales e internacionales, los participantes fueron: San Juan JHS de Medellín; Shalom, la banda del Señor, de Plato Magdalena, Diócesis de El Banco; Unción de Pasto, Nariño; Byron Benítez de Corozal, Sucre; Misión Caná de Madrid, Cundinamarca; Gaudium Dei de Santander; Holly Voice del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina; Corazón de Fuego de Veracruz, México; y Chio López, representante de Ciudad de Panamá.En medio de las presentaciones, monseñor Pablo Salas Anteliz, arzobispo de Barranquilla, intervino para saludar a los asistentes agradeciendo el apoyo y recordando que la música religiosa hace parte de la vida cristiana. “San Agustín ya lo decía, ‘el que canta, ora dos veces’, y eso es lo que justamente pretendemos con esto”, expresó el prelado.Los ganadores del festivalCada ministerio que se presentó en el escenario de 'Alabemos Fest 2023' hizo un trabajo impecable y de calidad, como lo expresó el jurado, conformado por el maestro Armando Jiménez, coordinador académico de la Escuela Diocesana de Música Sacra y Conservatorio de Música de Querétano, México, y por los ministerios musicales Dos y Él de Costa Rica y Yuli y Josh de Colombia.“La Arquidiócesis de Barranquilla es pionera en este festival. Seguramente habrá en otros espacios de Colombia y de nuestra Iglesia Católica festivales, pero el nuestro tiene la característica especial de apoyar con una producción musical a los ministerios participantes. De tal manera que las composiciones que ellos realizan no se pierdan o no se queden en el olvido, sino que también puedan ser en un futuro escuchadas por los fieles”, agregó el padre Granados.Por la Arquidiócesis de Barranquilla la ganadora fue la solista Anita Carmona. Aunque es oriunda de Valledupar, creció en Barranquilla, ciudad donde, desde muy niña, empezó a asistir a la Eucaristía y a sus 15 años pudo descubrir el don del canto. Su primer escenario fue la parroquia Mariano de Jesús Euse y, desde entonces, compone canciones a Dios y la Virgen María.Entre los ministerios nacionales e internacionales, el jurado eligió dos ganadores:El primer lugar, a Shalom, “La Banda del Señor”, ministerio que surgió en el año 2020, en la parroquia San Francisco de Asís del municipio de Plato, Magdalena. Su misión es evangelizar con la Palabra de Dios mediante la música, con un ferviente deseo de avivar la fe, especialmente entre los jóvenes, para inspirarlos a seguir los pasos de Cristo.En segundo lugar, al ministerio Unción, conformado por los presbíteros Alex, Ramiro y Mike, bajo la dirección musical del laico Henry de la Cruz, quienes iniciaron su servicio animando el canto litúrgico en la Catedral Sagrado Corazón de Jesús de la Diócesis de Pasto, y, al tener buena acogida, ampliaron esta misión en algunas parroquias rurales y urbanas de esa Iglesia particular, buscando, especialmente, despertar inquietud vocacional. Adicional a estos ganadores, el jurado decidió otorgar un premio especial a un ministerio que catalogaron como “fuera de concurso”. Se trata de Misión Caná, conformado por los hermanos Matías, Jerónimo y Rosario Noppe Moreno, niños que se ganaron el corazón, los aplausos y las sonrisas de los asistentes, por la fuerza y la madurez de su presentación.Un momento sublime de humilde adoraciónEl ministerio musical Dos y Él, conformado por Eve y Naty, dos mujeres que decidieron organizar su tiempo entre su hogar y la alabanza al Señor a través de la música, además de ser jurado de este certamen, presentaron al público algunas de sus canciones, acompañando un momento sublime de la jornada: la adoración a Jesús Sacramentado.'Alabemos Fest 2023' también tuvo como invitada a la artista internacional Celinés, procedente de Santo Domingo, República Dominicana, misionera católica de tiempo completo, que interpretó varias de sus canciones, motivando a la oración, a la alabanza y a la acción de gracias a Dios a través de sus letras que fueron coreadas por los asistentes.Fuente: Oficina de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Barranquilla

Mié 15 Nov 2023

La séptima Jornada Mundial de los Pobres

Por Pbro. Rafael Castillo Torres - El próximo domingo 19 de noviembre, convocados por el Papa Francisco, la Iglesia celebra la Séptima Jornada Mundial de los Pobres con una exhortación muy concreta: “Un río de pobreza atraviesa nuestras ciudades y se hace cada vez más grande hasta desbordarse; ese río parece arrastrarnos, tanto que el grito de nuestros hermanos y hermanas que piden ayuda, apoyo y solidaridad se hace cada vez más fuerte”.Recordemos cómo esta Jornada surgió hace siete años, en el cierre del año de la misericordia celebrando el jubileo de las personas marginadas, empobrecidas y excluidas, por lo que el Papa Francisco, en su mensaje de este año, no duda en afirmar que “la Jornada mundial de los pobres, es una cita que la Iglesia va arraigando poco a poco en su pastoral, para descubrir cada vez más el contenido central del Evangelio”. Justamente el año inmediatamente anterior nos pedía “hacer un esfuerzo para que a nadie le falte lo necesario”, recordándonos que “no es el activismo lo que salva, sino la atención sincera y generosa que permite acercarse a un pobre como a un hermano que tiende la mano para que yo me despierte del letargo en el que he caído”.Una pregunta que nos cabe a quienes servimos en una nación como Colombia, inequitativa y desigual, es la que nos suscita el santo padre: ¿Qué pasos acertados debemos dar en todos nuestros ámbitos de la vida eclesial, para que esta jornada sea la oportunidad, que todos nos damos, para mantenernos en el contenido central del Evangelio?1.Una mayor toma de conciencia a partir de la realidad que estamos viviendo. No podemos ocultar que, durante décadas, y todavía hoy, se nos sigue diciendo con bastante insistencia, que la pobreza entre nosotros es un fenómeno residual y que basta con darle tiempo al tiempo para que vaya desapareciendo. No han faltado quienes afirmen que la tarea sigue siendo aumentar el tamaño de la torta sin necesidad de esas políticas redistributivas que ponen tan nerviosos a los sectores más dinámicos de la economía y que acaban produciendo efectos desastrosos.Mientras llegaba ese gran momento esperado, con el fin de no enturbiar ese clima alegre y confiado de una sociedad opulenta, cuyas utilidades son en cientos billones de pesos, se debía mantener, en las periferias existenciales, a los pobres. Lo que vemos, y podemos señalar con el dedo, es que la pobreza, lejos de disminuir crece en progresión geométrica extendiéndose a los pensionados que sobreviven y a los no pocos enfermos crónicos que ciertamente se están muriendo, a los migrantes y desplazados, a las víctimas de la violencia, a las minorías étnicas y las familias que luchan por mantenerse unidas. Amén de las personas en situación de discapacidad.Estas situaciones de injusticia constituyen un gran desafío para nosotros como Iglesia. Nuestras últimas conversaciones espirituales, y eso lo meditamos en el documento Luces en el Camino Hacia la Paz de nuestros Pastores, nos recuerda que el Espíritu de Dios nos está llevando a descubrir con mayor claridad que, hoy, la cima de la santidad y la santificación del Pueblo de Dios, no son posibles sin un compromiso con la justicia, sin una solidaridad con los pobres y oprimidos y sin hacer, juntos, de la sinodalidad un estilo de vida y una forma de ser Iglesia.2.Redescubrir las razones de Dios y de Jesús para estar con los pobres.Jesús siempre actuó prefiriendo a los que menos tenían y más sufrían. Colocó al centro todas las vidas echadas a perder. Su preferencia por ellos resultó ser escandalosa. Pero Jesús prefirió y prefiere a los pobres no porque en ellos encontró una cualidad especial, sino precisamente porque eran pobres. Creo que algunos ejemplos nos pueden ayudar.Prefirió a la ovejita número cien (Lucas 15, 4-6) que se apartó del rebaño, a las noventa y nueve juntas, sólo porque se había perdido y no tenía la capacidad de retorno. Tuvieron que traerla cargada. Esa fue su ovejita más querida, no antes de perderse, sino después de que se había perdido. A la hora de cumplir con un contrato laboral, da preferencia a los obreros que habían estado desempleados frente a los demás (Mateo 20 1 -16) únicamente porque nadie les había ofrecido trabajo estando disponibles y sabiendo trabajar. Y en el caso de Lázaro, (Lucas 16, 9 -31) éste no tenía otro mérito frente a Epulón que el de ser pobre.Como podemos ver, este Dios que siempre aborrece lo que sobresale, que en términos del Papa Francisco es la referencialidad, se complace en los pequeños, no por lo que puedan pensar o por su humildad, sino simplemente por ser lo que son, los pequeños. Esta predilección no viene de ellos, sino que nace de Dios. Dios siendo el Padre de todos no puede querer para nosotros sino el bien y la igualdad de sus hijos. Las desigualdades como las que vivimos en Colombia hieren a Dios en su amor. Y esta es una lógica que Jesús va a radicalizar radicalizando la paternidad de Dios. Por eso Dios y Jesús están siempre al lado de los pobres, porque viendo cómo la balanza se inclina siempre del lado del mas fuerte, en casi todos los aspectos, Ellos, decididamente, han querido restablecer el equilibrio.3.Volver a las fuentes que nos mantienen en lo esencial.Los concilios de los siglos V y VI como el de Vaisón del año 442, el de Roma bajo el Papa Símaco, año 504, el de Adge, año 506, el de Orleans, año 549, el de París, año 557 y el de Tours, año 567, serán reiterativos en afirmar que la asistencia a los pobres es una obligación tan fuerte que “el que retenga los dones hechos a la Iglesia debe ser excomulgado y considerado un verdadero “necátor pauperum” (Asesino de los pobres). Y ello precisamente, porque como afirmará más tarde Julianus Pomerius en el concilio de Arlés del año 836, en el tratado de Vita contemplativa “los bienes de la Iglesia son el patrimonio de los pobres”. Los santos padres igualmente tuvieron un radicalismo, aprendido en las sagradas escrituras, que inspiraron estas conclusiones conciliares. Si Dios ha querido el Destino Universal de los bienes como enseña la doctrina social de la Iglesia, ello nos lleva a pensar y a profetizar que las riquezas serán siempre injustas mientras coexistan con la pobreza, prescindiendo de cómo se hayan obtenido, como bien lo expresó monseñor Barreto presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, cuando afirmó: “ Estas reflexiones surgen del análisis de los datos oficiales (los cuales son incontrovertibles), de la preocupación por la desinformación que difunden muchos medios de comunicación, sectores políticos y económicos, y ante la tristeza de ver que el país puede seguir generando riquezas solo para los grandes empresarios, los banqueros, los terratenientes y otros ricos”.Permítanme citar los interrogantes de San juan Crisóstomo en su homilía sobre la 1ª carta a Timoteo: “Dime ¿De dónde te viene ser tan rico?, ¿De dónde recibiste la riqueza?, y ese otro, ¿De quién la recibió? Del abuelo, dirás, del padre. ¿Y podrás remontarte por el árbol genealógico, demostrando la justicia de tus posesiones? Seguro que no podrás. Necesariamente, en su principio y en su raíz hay una injusticia. ¿Que cómo llego a esa conclusión? Porque al principio Dios no hizo rico a uno y pobre al otro, ni tomo a uno y le mostró los grandes yacimientos de oro y al otro lo privó de este hallazgo. No, Dios puso, delante de todos, la misma tierra. ¿Cómo, pues, siendo todo común, tu posees tierras y más tierras, y el otro ni un terrón?También otro padre de la Iglesia, que vivió en Palestina, como es San Jerónimo, en su carta 120, dirigida a Edibia nos enseña: “Sabiamente habla el evangelio de “riquezas injustas” pues todas las riquezas proceden de la injusticia y uno no se puede adueñar de ellas a no ser que otro las pierda o se arruine. Por eso a mí me parece certísima aquella sentencia popular que dice: “el rico o es injusto o es heredero de un injusto”.”No son pocos los santos padres de la Iglesia como san Juan Crisóstomo y san Jerónimo que nos recordaran que aquello que le sobra el rico, le pertenece al pobre. En su tiempo fueron afirmaciones escandalosas, y hoy también lo son. Pero los santos padres jamás ignoraron que los ricos bien podían exhibir las escrituras de sus tierras y justificar sus propiedades mostrando todo en regla. No obstante, ellos, jamás dieron marcha atrás. Ellos distinguieron entre la legalidad formal y la justicia real cuestionando con su magisterio el orden social vigente. San Gregorio Nacianceno les dirá: “Esas son las leyes de los poderosos, no las del creador”. También san Ambrosio y san Agustín dirán de manera tajante: “continuamente se citan leyes en sus palacios, pero estas son las de Justiniano, no las del Señor”.4.Tener un encuentro más sincero con el Señor. Creo que nuestra principal tarea es traducir la belleza de las Plegarias litúrgicas, VC y VB, en nuestro compromiso con los pobres según el corazón de Dios y el querer de la Iglesia.Hoy se habla de la secularización y de la perdida de la fe, pero, no obstante, nuestro pueblo sigue siendo profundamente religioso y más de lo que se piensa. Seguimos buscando estar a bien con Dios y contar con su protección divina. La dificultad está en que no siempre nuestras celebraciones son un encuentro sincero con Dios. Muchas de nuestras celebraciones sacramentales quedan reducidas a una reunión de carácter social, un acto impuesto por la costumbre o un rito que se hace sin comprender muy bien lo que significa y sin que, por supuesto, implique compromiso alguno para la vida. Por ello, en la celebración de esta jornada, en la que debemos cultivar nuestras motivaciones internas, cuando nuestro párroco o el sacerdote celebrante nos diga al momento de la Plegaria eucarística: ¡Levantemos el corazón! Esa respuesta: ¡Lo tenemos levantado hacia el Señor! Debe ser muy sincera, porque lo que sigue es una oración muy sentida que ilumina esta jornada: “Señor, danos entrañas de misericordia frente a toda miseria humana. Inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado. Ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido. Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando. Que quienes te buscamos sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos en fidelidad al Evangelio; que nos preocupemos de compartir en el amor las angustias y tristezas, las alegrías y esperanzas de todos los seres humanos, y así les mostremos tu camino de reconciliación, de perdón y de paz”. Bendecida celebración de esta jornada en la solidaridad y la esperanza.Pbro. Rafael Castillo TorresDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social

Vie 10 Nov 2023

El administrador no es el dueño, es transitorio y está llamado a rendir cuentas: las tres enseñanzas del Cardenal a los colaboradores del episcopado colombiano

Pocos días después de su retorno a Colombia, tras haber permanecido en Roma durante cerca de 40 días, y, por primera vez, como cardenal de la Iglesia Católica Universal, este viernes 10 de noviembre, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), presidió una Eucaristía muy especial en la sede del episcopado, a través de la cual los presbíteros que dirigen los diversos departamentos junto a los colaboradores de esta institución, quisieron agradecer a Dios por su cardenalato y por el regalo que esta designación representa para la Iglesia colombiana.En la celebración también participaron otros 13 obispos, quienes durante este jueves 9 y viernes 10 de octubre han estado reunidos en Bogotá para llevar a cabo un nuevo encuentro de la Comisión Permanente del Episcopado, entre ellos, el vicepresidente y el secretario general de la CEC, monseñor Omar Alberto Sánchez y monseñor Luis Manuel Alí, respectivamente.Durante su homilía, inspirado en la Palabra de Dios, concretamente en Romanos 15 y Lucas 16, el Cardenal compartió con la comunidad institucional tres enseñanzas concretas que invitó a poner en práctica a nivel personal y en el servicio de cada uno prestada a la Iglesia colombiana. Se trata de tres características que, según el Purpurado, son características de un administrador de la vida y las instituciones fiel a Jesucristo.La primera reflexión compartida por el primado de Colombia fue “el administrador no es el dueño”. Afirmó que no somos dueños de la Iglesia ni de los talentos que tenemos, ni del don de la vida que se nos ha otorgado, el único dueño es Dios y nosotros debemos asumir su administración. Por ello, advirtió que es fundamental no perder la humildad ni la serenidad en esta misión.Seguidamente, dijo que “el administrador debe reconocer que es transitorio”. “Hoy estamos nosotros, pero después vienen otros…No llegamos para quedarnos eternamente, somos peregrinos, pasajeros…El único eterno es el señor”, precisó. Aseguró que esto debe darnos el gozo y la convicción para trabajar con energía, a partir de lo que hicieron nuestros antecesores y reconociendo que otros vendrán después a continuar esa labor.Finalmente, afirmó que, “en nuestra condición de administradores, nos corresponde rendir cuentas”. De acuerdo con el Cardenal, esto se está profundizando cada vez más en la vida de la Iglesia. “Rendir cuentas con claridad para que el pueblo de Dios sepa a qué atenerse…Aunque no seamos perfectos en los resultados, pero somos una perfección en camino acompañados por el Espíritu Santo y por el amor de la Virgen María”.Al final de la Eucaristía, el purpurado recordó que la designación que le fue hecha por el papa Francisco como Cardenal no hace referencia al mérito de una persona, es decir, a su mérito propio. Al contrario, para el presidente del episcopado colombiana, se trata de una designación por los méritos del Pueblo de Dios, “de toda una comunidad que está sirviendo a la Iglesia, a la paz y a la reconciliación”.Vea la homilía aquí:

Jue 9 Nov 2023

“El secuestro es un flagelo deplorable que lastima la conciencia de todos los colombianos…Debe desaparecer": Vicepresidente de la CEC

Tras la liberación del señor Luis Manuel Díaz, producida en la mañana de este jueves 9 de noviembre, en nombre de los obispos de Colombia, monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, envía un mensaje en el que da gracias a Dios y manifiesta su alegría por este hecho. Además, afirma que, aunque con este secuestro se modifica el clima de confianza en la mesa con el ELN, podría marcar también una nueva ruta en esa negociación, en la que se elimine por completo este flagelo que causa tanto daño al país. El prelado también reitera que el país sigue atento a la liberación de los demás secuestrados.“No hay nada que justifique el secuestro de una persona (…) Tiene unos daños inmensos en la persona secuestrada, en su familia y en la conciencia colectiva de todo un país”, afirma monseñor Sánchez.El vicepresidente del episcopado colombiano, quien, además, pastorea una de las jurisdicciones donde este grupo armado causa graves afectaciones a sus comunidades, en el departamento del Cauca, afirma también en el mensaje que el país necesita gestos de confianza tras situaciones como estas, así como ratificar la esperanza en cualquier proceso que pretenda frenar la guerra y alcanzar la paz. Finalmente recuerda que la Iglesia y el país siguen a la espera de la liberación de todos los demás secuestrados. Cabe recordar que en la comisión humanitaria conformada para dicha liberación, por parte de la Iglesia estuvieron presentes monseñor Francisco Ceballos, obispo de la Diócesis de Riohacha y monseñor Héctor Fabio Henao, delegado de la Conferencia Episcopal de Colombia para las relaciones Iglesia-Estado, quien además ha estado como acompañante permanente en dicha mesa de negociación.Vea el pronunciamiento completo:

Mar 7 Nov 2023

El Pbro. Samir García en la dirección de OMP: una oportunidad para la articulación del trabajo misionero en Colombia

El padre Samir de Jesús García Valencia, quien se ha venido desempeñando como Director del Centro Nacional Misionero de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) desde febrero del presente año, acaba de ser nombrado Director Nacional de Obras Misionales Pontificias de Colombia (OMP), por parte del Cardenal Antonio Tagle, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización de los Pueblos.El sacerdote risaraldense, miembro del clero de la Diócesis de Istmina-Tadó, asume esta nueva misión de difusión del amor y la esperanza de Jesucristo en todo el país y manifiesta: “Le pido a Dios, que, con su ayuda, pueda fortalecer el trabajo misionero que se ha venido desarrollando en Colombia. El objetivo es ser, de alguna manera, el eje articulador entre las obras misionales pontificias y la Conferencia Episcopal de Colombia en todo el tema que corresponde a la misión. Tengo ahora la responsabilidad de poder entablar lazos de fraternidad entre todos los directores de las OMP y pastoral misionera de todas las jurisdicciones y acompañar a los señores obispos en el trabajo y en el empeño que ellos tienen en cada jurisdicción por animar y fortalecer todo este trabajo”.Por su parte, monseñor Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de la Diócesis de Istmina-Tadó, administrador apostólico de la Diócesis de Quibdó y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, ha expresado al presbítero sus felicitaciones por el nombramiento, considerándolo como un misionero del Padre y augurándole todo tipo de bendiciones en su futura labor.Tras esta designación, el padre Samir recibió también un mensaje del presidente de las Obras Misionales Pontificias a nivel mundial, monseñor Emilio Nappa, quien le transmitió su apoyo y cercanía en Cristo, mostrando una actitud de colaboración y disposición para trabajar juntos en el servicio misionero. En la carta, monseñor Nappa destaca la importancia del cargo del sacerdote colombiano como representante oficial de las OMP ante la Conferencia Episcopal, así como su responsabilidad en promover la animación misionera y concienciar a los fieles sobre la “Missio ad gentes” (Misión hacia los pueblos). Además, en dicho mensaje monseñor Nappa destaca que la Asamblea General del Consejo Superior de las Obras Misionales Pontificias en Roma en 2024, brindará al nuevo padre Samir la oportunidad de comprender mejor su papel y la misión de las OMP.Es importante recordar que, en 2024, entre el 5 al 7 de julio, se celebrará el centenario del primer congreso nacional misionero realizado en Colombia, un episodio clave para la Iglesia en el país que permitirá fortalecer este trabajo en el futuro, recordando las grandes potencialidades del pasado. En la preparación y coordinación de este centenario el padre Samir tiene un rol protagonista de coordinación, lo que ayudará a darle mayor solidez.

Vie 3 Nov 2023

"Los obispos de Colombia rechazamos todo secuestro": Comunicado oficial CEC

Ante la grave situación humanitaria que afecta actualmente a tantas comunidades en diferentes regiones del país por cuenta del accionar de grupos armados ilegales y, evocando, de manera particular, casos lamentables como el del señor Luis Manuel Díaz, papá del futbolista Luis Díaz, quien se encuentra retenido desde el pasado 28 de octubre, a través de un comunicado, los obispos de Colombia rechazan contundentemente el delito del secuestro y reiteran su llamado para que “prime el principio rector del valor de la vida y de la protección integral de la misma”.Uniéndose al clamor actual de la nación, en el mensaje, los pastores piden que el señor Díaz sea liberado cuanto antes y que pueda retornar a su hogar en condiciones de seguridad. “Esperamos que la pronta liberación anunciada por el delegado del ELN para el diálogo de paz con el Gobierno, acontezca de forma inmediata”, precisan.Además, los prelados expresan su cercanía y solidaridad con la familia del señor Luis Manuel y las de todas las demás personas que sufren a causa de este grave flagelo. “Los acompañamos con nuestros sentimientos de fraternidad y oración por su pronta liberación e imploramos la valiosa intercesión de la Virgen María en esta suplica al Señor”, afirman.Finalmente, los obispos reiteran su disposición de colaboración en todo lo que sea necesario “para que no haya ni un solo ser humano viviendo la inclemencia del secuestro”.

Lun 30 Oct 2023

No todo muerto va para el cielo

Por Pbro. Jorge Enrique Bustamante Mora - Con frecuencia, cuando se conoce la noticia de la muerte de una persona, se suele escuchar frases que tienden a brindar consuelo, como “se fue para el cielo”. Es una respuesta que no es del todo cierta y disminuye peligrosamente la responsabilidad de la vida cristiana.El dicho popular dice que “no hay muerto malo”, pero la verdad es que no todo muerto va para el cielo. El cielo es el don ganado por Jesús, que se ofrece como posibilidad de realización para aquellos que han creído, pero quienes desaprovecharon su paso por este mundo y descuidaron su salvación, ¡No van para el cielo!Cada uno recibe de Dios Misericordioso lo que le corresponda según la vida que haya llevado en su paso por este mundo; “Porque Dios «pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras». Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad. Pero a los egoístas, a los que rechazan la verdad y se entregan a la injusticia, un castigo implacable ” (Rm 2, 6-8). No en vano dice Jesús, “No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de Dios, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial” (Mt 7,21). Así que no todo muerto va para el cielo. La muerte nos coloca de frente a las realidades del más allá; aquellas que conocemos gracias a la revelación. Acaecida la muerte, la persona se enfrenta al juicio particular, donde se define si va al Cielo, al Infierno o al Purgatorio. Estas son las únicas opciones para la eternidad, que se le definirán según su vida, sus obras, su fe. Así que no se puede creer tranquilamente que todo muerto va para el cielo; no hay que bajar la guardia de vivir una vida bien vivida, conociendo la verdad del Evangelio y buscando en todo hacer la voluntad de Dios, “entrarán en el Reino de Dios los que hacen la voluntad del Padre celestial” (Mt 7,21). Dios nos brinda en este mundo su misericordia, la posibilidad de conocerlo, amarlo, servirlo, pero quien no lo haya hecho de manera clara y decidida, no piense que con haber vivido a góticas el Evangelio entrará en la eternidad del Cielo, ya nos advirtió que no todo el que diga “Señor, Señor, entrará en el Reino de Dios”.La consoladora frase, “se fue para el cielo” solo tendrá sentido si se puede decir de una persona que vivió su vida haciendo la voluntad de Dios, practicando la justicia, ejerciendo el mandato del amor, cuya existencia fue caldeada y alimentada con la gracia sacramental, que con frecuencia buscó la penitencia (reconciliación), la Eucaristía y las otras fuentes de salvación. Pues el Cielo es para aquellos que mueren en la gracia y la amistad de Dios y están perfectamente purificados. Que nuestra vida sea la búsqueda de la salvación, de gozar de la llamada Visión Beatífica, es decir, de ver a Dios mismo cara a cara (Cf. 1 Cor 13,12).El Cielo no es la única opción de eternidad. “Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra infierno” (Catecismo de la Iglesia 1033). Muchos hoy excluyen de su aceptación la existencia del Infierno pero no por esto deja de existir. La Sagrada Escritura se refiere a este estado con términos de “fuego eterno”. “horno ardiente” (cf. Mt 5, 22.29; 13,42.50), lugar de “llanto y el crujir de dientes” (Lc 13,28), lugar donde el “gusano no muere y el fuego no se apaga” (Mc 9,48). Todo apunta a describir los terribles tormentos eternos de la privación definitiva de Dios y en compañía del mal en persona, como se explicita en el Apocalipsis: “El diablo, que los engañaba, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Ap 20,10). Aunque parezca duro, quien en vida rechazó la posibilidad de convertirse, hacerse amigo de Jesucristo y aceptar la salvación, no tendrá otro destino que la condenación. Para estos, por más que se diga que “se fueron para el cielo” allí no llegarán.Otra realidad de la eternidad, es el Purgatorio, el destino de los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero no plenamente purificados. Necesitan una mayor purificación, intensificarse en el amor a Dios a fin de obtener la santidad necesaria para poder entrar en la alegría del Reino de Dios. A quienes van allí, que seguramente son la mayoría, los podemos ayudar con nuestra oración; pero la consoladora frase “se fue para el cielo” nos hace olvidar peligrosamente esta responsabilidad de ofrecer sacrificios, oraciones y obras de caridad pidiendo a Dios, que su amor les conceda la gracia necesaria, para que pronto les permita disfrutar de las alegrías del Cielo.Que la consoladora frase “se fue para el cielo” no nos quite ni el compromiso de vivir la vida cristiana como quiere Dios, ni tampoco la oportunidad de orar y pedir por quienes se nos han adelantado en el paso de la muerte; que por ellos ofrezcamos con frecuencia rosarios, eucaristías y obras de caridad para que el amor de Dios los colme en su totalidad. Ninguna oración en las manos de Dios se perderá, Él, el Dios todopoderoso sabrá bien disponer de estos ofrecimientos, pues si nuestro ser querido no los llegare a necesitar a otros familiares o difuntos los aplicará, ya que el bautismo a todos nos hizo hermanos de verdad.¿A los que han muerto a dónde los queremos enviar? Que con nuestra constante oración, a todos los difuntos les ayudemos al cielo llegar, y que las consoladoras frases no nos roben la alegría de por ellos siempre a Dios rogar y de cristianamente en este mundo caminar.Pbro. Jorge Enrique Bustamante MoraSecretario Adjunto de la Conferencia Episcopal de Colombia

Lun 30 Oct 2023

“El sínodo derrotó los prejuicios y las ideologías, como lo había anticipado el Papa”: P. Raúl Ortiz Toro

Tras la celebración eucarística de clausura de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos desarrollada en Roma durante todo este mes de octubre, presidida por el papa Francisco el domingo 29 de octubre en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, los padres y madres sinodales iniciaron sus viajes de regreso a las comunidades eclesiales de pertenencia, llevando consigo grandes expectativas y tareas a realizar durante este periodo de preparación que culminará con la segunda sesión, en octubre de 2024.El día anterior había sido presentado el informe de síntesis de la primera sesión, documento que en versión oficial por ahora solo está disponible en italiano, a partir del cual se han generado algunas inquietudes y en el que todos los miembros del Pueblo de Dios estamos llamados a profundizar.Para iniciar esta camino de discernimiento y retroalimentación, el Departamento de Comunicaciones del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano entrevistó al padre Raúl Ortiz Toro, director del Departamento de Doctrina, sobre algunos aspectos que permiten comprender no solo las propuestas del documento final titulado “Una Iglesia sinodal en misión”, sino, en general, los principales temas tratados durante la XVI Asamblea General.Padre Raúl, ¿Cree que ya finalizada esta primera sesión de la Asamblea Sinodal se han disipado los temores y tensiones que la antecedieron?Efectivamente. Sin embargo, recuerdo aquel adagio: “calumniad, calumniad, que algo queda”; es decir, lamento mucho que los profetas de calamidades hayan logrado hacer mella en tantas personas inocentes que desconocen la teología o el derecho canónico al punto de sembrarles desazón y desconsuelo. El mismo Papa Francisco lo advirtió cuando contó que habiendo llamado a unas monjitas, estas le expresaron que tenían miedo del Sínodo porque habían escuchado que allí iban a “cambiar la doctrina”, lo cual no ha pasado para nada. Es lamentable que haya tantos prejuicios, pero a la vez es esperanzador, porque esto quiere decir que los temores eran infundados y que, en verdad, el Espíritu Santo fue el protagonista.La prensa, que no es nada ingenua, gozó con los que prejuiciosamente anticipaban un cisma, e hizo uso de los detractores del Sínodo que se detuvieron en temas de tono disciplinar, que ahora vemos que no fueron centrales o ni siquiera fueron abordados, como la ordenación de mujeres, el levantamiento del celibato sacerdotal y la bendición de parejas homosexuales. Sabían, pero sin embargo lo callaron, que el Sínodo es un órgano de participación eclesial de carácter consultivo y no deliberativo; y sabían, además, que el sínodo alemán había sido un proceso con una metodología y resultados distinto a lo propuesto por Francisco en el Sínodo sobre la Sinodalidad, dos caminos diferentes, pero tendenciosamente los equipararon como si se tratara de una misma cosa. Esta experiencia debe enseñarnos que la altura de una discusión se basa en la sensatez de los argumentos y no en los prejuicios infundados. En conclusión, el sínodo derrotó los prejuicios y las ideologías como lo había anticipado el Papa.¿Qué pasará ahora mientras llega la segunda sesión del Sínodo en octubre de 2024?Hemos entrado a una nueva etapa de discernimiento en perspectiva de retroalimentación. De la consulta a las Iglesias locales entre 2021 y 2022 salieron grandes intuiciones que fueron recogidas en las síntesis nacionales y continentales, que se vieron a su vez reflejadas en el Documento de Trabajo del Sínodo. Durante la Asamblea, las madres y los padres sinodales escucharon la voz del Espíritu Santo, a través de la conversación espiritual, que es un método que no es nuevo en la Iglesia, pero que sí es novedoso en su aplicación durante un Sínodo. Sumado a esto, el silencio fue un protagonista especial que permitió hacer síntesis interior. La espiritualidad de la sinodalidad con base en la escucha en un doble pero único sentido, es decir, del Espíritu Santo y del santo pueblo fiel de Dios, es una riqueza grande que debemos explorar y profundizar en nuestras comunidades eclesiales locales. Para ello, la síntesis de esta primera sesión de la Asamblea Sinodal ha logrado identificar unos temas que en nuestras Iglesias Particulares seguramente se trabajarán con la metodología de conversación espiritual durante este año antes de la segunda sesión.¿Cuáles son, entonces, esos temas nucleares para el discernimiento?El documento está organizado de manera tripartita externa e internamente. Es decir, hay 20 temas agrupados en tres grandes bloques y luego cada uno de esos 20 capítulos está desarrollado en tres partes. Los tres grandes bloques son, el primero, el que se refiere a la teología y a la espiritualidad de la sinodalidad, como sentando unas bases argumentativas, pero vivenciales, de lo que se necesita para lograr ser “Una Iglesia sinodal en misión”, que es el nombre que le han dado a esta síntesis. El segundo, es un bloque que se detiene a pensar en las personas, en los sujetos del sentido de la fe (sensus fidei), es decir, todos los miembros del pueblo de Dios en la dinámica de sinodalidad-colegialidad episcopal-primado petrino, desde una perspectiva de comunión para la misión. Finalmente, el tercer bloque trata el tema de los procesos y de las instituciones, y la necesidad de que sean cada vez más sinodales, esto es, que promuevan y faciliten la corresponsabilidad, el liderazgo compartido en la Iglesia.¿Y esto no es demasiado teórico y quizá reiterativo?Es necesaria teología; es la sana doctrina según el principio de Tradición que nos legó san Vicente de Lérins en el siglo V: lo que se ha creído siempre, en todos los lugares y por todos. Estas bases iluminan entonces la distribución tripartita interna de cada uno de los 20 temas que han sido tratados así: convergencias, cuestiones que se deben afrontar y propuestas; podríamos decir que esta es la parte práctica; precisamente, aquí es donde se ve que el Sínodo es un órgano consultivo y no fue convocado para cambiar la doctrina. Entonces, por ejemplo, tomemos el tema tercero que es la iniciación cristiana: las convergencias son los principios basilares del tipo: “la celebración de la Eucaristía, sobre todo el domingo, es la primera y fundamental forma en la que el pueblo de Dios se reúne y encuentra” (3 e); en consecuencia, una cuestión que se debería afrontar es que “el sacramento del bautismo no puede ser entendido de manera aislada, al margen de la lógica de la iniciación cristiana, ni tampoco de manera individualista” (3 g); por ello, una propuesta es que “si la Eucaristía da forma a la sinodalidad, el primer paso es obrar en consecuencia con la gracia a través de un estilo celebrativo a la altura del don y con una auténtica fraternidad. La liturgia, celebrada con autenticidad, es la primera y fundamental escuela de discipulado y fraternidad” (3 k). Ningún buen católico podrá resistirse a este tipo de reflexión a la vez tan concreta como trascendente.¿Cómo se aterriza cada convergencia, cuestión y propuesta del documento final al discernimiento comunitario?Lo primero es que el documento debe ser leído en el contexto de una espiritualidad de la sinodalidad que tiene de base la conversión permanente, sincera y progresiva, en el ámbito personal y evangelizador. Los principales detractores del Sínodo sobre la Sinodalidad no son los que hablan prejuiciosamente de la metodología o el contenido de la Asamblea sinodal, sino aquellos que no están convencidos de que los tiempos nos desafían a ser una “Iglesia sinodal en misión”, en salida a las periferias. Son las resistencias más peligrosas, las de la inactividad. Se me viene a la cabeza una frase del papa Pío XII que habló en 1950 de “la herejía de la acción”, una acción que no se basa en la ayuda de la gracia y no busca la santidad. Pero ahora podríamos parafrasear al papa Pacelli porque el clericalismo que ha denunciado Francisco ha llevado, más bien, a una “herejía de la inacción”. En algunas comunidades eclesiales la fe dormita porque los agentes de evangelización están cansados, parece que llevaran un peso encima desde hace dos mil años. Por ejemplo, hace poco, en un encuentro ecuménico internacional, la cantidad de jóvenes saliendo a misión – que nosotros llamamos ad gentes – nos dejó atónitos a la vez que preocupados, no solo por la cantidad, sino porque ninguno era católico.Padre, creo que aún no me ha respondido la pregunta…Bueno, estaba haciendo un preámbulo, que hace parte de la respuesta: si no hay pasión por evangelizar, ni conciencia de la vocación misionera, la sinodalidad pasará a la historia como una buena idea más, sin mayor trascendencia. ¿Cómo se aterriza, entonces? En primer lugar, aparece el liderazgo de las Conferencias Episcopales; a ellas se les ha pedido que reflexionen sobre varios asuntos, por ejemplo, instituir comisiones de estudio sobre cuestiones discutidas, profundizar las relaciones con las conferencias de la vida religiosa, buscar caminos para la inculturación de la liturgia, usar un lenguaje más cercano en sus documentos, promover las pequeñas comunidades, establecer métodos para rendición de cuentas, recordar la obligatoriedad de los consejos episcopales y de pastoral, y una larga lista.Creo que las Conferencias Episcopales estudiarán los 20 capítulos de la síntesis y decidirán qué es necesario discernir a nivel parroquial, diocesano, nacional o continental, por supuesto con apoyo de los organismos de participación y corresponsabilidad según cada nivel. Algo muy concreto es que las Iglesias Particulares deberían convertir en hábito el discernimiento a través de la metodología de conversación espiritual, con las herramientas de la escucha y el silencio, haciendo uso del documento síntesis del Sínodo y la experiencia de esta primera sesión que acaba de terminar. En ello, el liderazgo de nuestros obispos, presbíteros, religiosos, religiosas, laicos y laicas es fundamental.¿Quizá el tema que va a ser más cuestionado sea el número 15 que trata del “Discernimiento eclesial y cuestiones abiertas”?Como lo decía hace un momento algunas personas se van más por las ramas que por el tronco. Ese capítulo, seguramente, será tratado y discernido sinodalmente por el pueblo de Dios, colegialmente por los obispos y, en últimas, definido por el primado petrino. Los participantes en el Sínodo han asegurado que hablando de estas cuestiones se dieron cuenta de lo importante que es escuchar y hacer silencio para entender los argumentos de los demás (cf. 15 a) sobre todo en temas “controvertidos” como los efectos antropológicos de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial, la tensión entre no violencia y legítima defensa, las problemáticas relativas a los ministerios en la Iglesia, los temas que se conectan con la corporeidad y la sexualidad, y otros (cf. 15 b) como la identidad de género y la orientación sexual, el final de la vida, y las situaciones matrimoniales difíciles (cf. 15 g). Algo interesante es que justo en este tema, la síntesis recuerda que la Iglesia ya se ha manifestado en su magisterio sobre tales cuestiones que aguardan a ser “traducidas a iniciativas pastorales apropiadas” (15 g). Esto me parece muy iluminador porque la tendencia que algunos grupos tienen a la reivindicación es suscitada por la marginación; pero si a la persona se le integra en la comunidad de fe, el afecto suscita la conciencia. Es la pedagogía de Jesús con Zaqueo: lo integra y esta acogida le abre los ojos, reconoce sus injusticias y se convierte.¿Podría dar un ejemplo concreto respecto del ya cuestionado tema 15?Voy a poner el ejemplo de las personas con orientación sexual diversa porque es uno de los temas por ahora más visibles y controvertidos: la Iglesia tiene sobre este asunto un magisterio muy claro, pero ha costado trabajo aterrizarlo en prácticas pastorales concretas. La diversidad sexual existe, está ahí, como la diversidad religiosa también, no podemos tapar el sol con las manos. Si el Catecismo desde 1992, en el numeral 2358, afirma que las personas con tendencias homosexuales cargan sobre sus hombros “una auténtica prueba” y que “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza”, además de evitárseles “todo signo de discriminación”, ¿cuántas son las parroquias o comunidades que después de tres décadas han considerado al menos implementar una pastoral adecuada para ellas? Las hay, pero son poquísimas. Acoger, formar, exigir, no se trata de hacer lobby por un tema, eso no, sino de ser consecuentes.El Catecismo es claro al enseñar que a las personas homosexuales se les debe ayudar a realizar en sus vidas la voluntad de Dios, a educar la libertad interior y a que descubran a Jesús como solidario en medio de las dificultades de su condición; solo así puede presentárseles la propuesta del llamado a la castidad que todos hemos recibido. Sin embargo, generalmente saltamos a lo segundo – “sean castos” –, sin haber hecho lo primero – una escuela de acogida y formación cristiana y humana. Volviendo al caso, la reivindicación de quienes solicitan, por ejemplo, la “bendición de una pareja homosexual”, es más bien una reacción de quien nunca ha recibido algo más que señalamientos: si a esa misma pareja se le acoge, se le brinda formación cristiana, se le integra en la comunidad, estoy casi seguro de que nunca exigirá una bendición de su unión, porque el solo hecho de ser acogido ya será asimilado como una bendición.¿Qué novedades cree que puede haber en este año antes de la segunda sesión del Sínodo?Me ha llamado la atención que la síntesis nos pide promover, antes de la segunda sesión, iniciativas que permitan un “discernimiento común sobre cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas”, con base en la Palabra de Dios, en las enseñanzas de la Iglesia, en la reflexión teológica y en la experiencia sinodal (15 k). No por ser controvertidas son prohibidas; es mejor tratar estos temas y darles claridad, sobre todo en un contexto como el actual en que todo es cuestionado. Este es otro punto que debe dar tranquilidad a quienes ven con sospecha el Sínodo porque se deja en claro que las fuentes de la Revelación son la Palabra de Dios, escrita y transmitida, interpretada por el magisterio eclesial, con ayuda de los teólogos y el sensus fidei fidelium, es decir, el sentido de fe que tienen los fieles del pueblo de Dios, entre los que se encuentran aquellos estigmatizados por diversas razones: su pobreza, su condición sexual, su discapacidad, su estatus migratorio, etc.Una gran novedad es que se pide conformar una comisión intercontinental de teólogos y canonistas para estudiar las implicaciones canónicas de la sinodalidad y, al mismo tiempo, se solicita un estudio preliminar para la revisión del Código de Derecho Canónico. Otra novedad es que se invita a que en las iglesias locales haya formación para algunos ministerios como la escucha, la resolución pacífica de conflictos, la misión digital, el acompañamiento a los matrimonios y la práctica del método de conversación espiritual. Además, se recuerda que las parejas que viven “situaciones afectivas y conyugales complejas” (sobre todo los casados por la Iglesia, divorciados por lo civil y vueltos a casar) pueden ser integradas en diversos servicios eclesiales como por ejemplo los organismos de participación, tales como un consejo pastoral parroquial (18 f). Muy seguramente también asistamos, en este año, a la confección de un martirologio ecuménico y quizá la convocación de un sínodo ecuménico, según las propuestas.¿Y alguna novedad en la renovación de estructuras?A propósito, una iniciativa que ya veíamos venir, particularmente después de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, realizada en 2021, es la de empezar a pensar, eso sí sin cuestionar la existencia y permanencia de las Conferencias Episcopales, en la creación de Asambleas Eclesiales de carácter permanente, en el orden continental y nacional, con participación de todos los miembros del Pueblo de Dios, que se reúnan bien sea antes o después de las asambleas episcopales (19 m). También la síntesis invita a que en este año se tenga en cuenta en los proyectos pastorales la rendición de cuentas como buena práctica de transparencia en la administración de los bienes (11 k), así como la vinculación serena y bien pensada de sacerdotes que dejaron el ministerio presbiteral para que asuman algunos oficios pastorales discretos (11 l). Especial mención merece la petición de inclusión de mujeres en los organismos de participación eclesial donde se toman decisiones (9 m), la equidad de salarios, que puedan ser jueces en todo tipo de procesos y la continuidad de la investigación teológica y pastoral sobre su acceso al ministerio del diaconado (9 n).A propósito, ¿Qué dijo el Sínodo sobre el diaconado femenino? Quizá uno de los temas más álgidos…Algo que debe quedar claro es que la propuesta sinodal versa sobre la ministerialidad en la Iglesia y no sobre la ordenación presbiteral de las mujeres. Son dos cosas distintas y la discusión sobre el diaconado femenino se enmarca en la primera y no en la segunda. Debemos partir de lo que dice el documento Lumen Gentium, a propósito de que existe una relación intrínseca y profunda, pero también una diferencia esencial y no solo de grado, entre los ministerios bautismales y el ministerio ordenado. Me parece importante lo que ha resaltado el Sínodo acerca de la urgente necesidad de desmontar el clericalismo tanto en los presbíteros como en los laicos. Esto explica un tanto el por qué un sector reclama el acceso de la mujer a la ordenación sacerdotal: piensan que en este mundo de luchas por la equidad de género sería inconcebible sostener que un hombre tenga un privilegio y una mujer no. Pero esta lectura es propiamente mundana, en el sentido que el Papa le ha dado a esta palabra. La solución no es que la mujer acceda al presbiterado como privilegio, pues este separa al ministro de la comunidad y perpetúa el clericalismo, sino que el hombre ejerza el presbiterado como un servicio, pues este sí permite la equidad. Solo el servicio nos permite a hombres y mujeres ser las manos y el corazón de Jesús, mientras el privilegio nos separa por géneros.Ahora bien, las reflexiones sobre el diaconado femenino no van encaminadas al acceso de las mujeres al presbiterado sino al ejercicio del ministerio bautismal. El Sínodo ha expresado que el diaconado permanente fue restablecido a partir del Vaticano II como grado propio y permanente de la jerarquía, pero antes no era así. Hay que decir que, al menos en la historia de la teología, este no es un tema tabú, porque lo que sale de la investigación es que el diaconado femenino estuvo presente en la Iglesia primitiva en el contexto de la praxis bautismal, cuando se necesitaban servidoras de la comunidad para la inmersión de las mujeres adultas en el agua de regeneración; a eso puede referirse, por ejemplo, san Pablo (Rom 16, 1) a propósito de la diaconisa Febe.Pero volviendo al asunto, podríamos decir que el Papa Francisco ya ha restituido este tipo de diaconado (servicio) como ministerio bautismal sin necesidad de ubicarlo en el orden jerárquico. Esto ha sido posible desde hace un par de años gracias al acceso de las mujeres a los ministerios instituidos, reconocidos públicamente, es decir, el lectorado y el acolitado, además del ministerio de catequista. Así, a medida que se incluye más a la mujer en los ministerios bautismales, en las instancias de gobierno – como pasa ahora en varios dicasterios vaticanos – y en los organismos de participación de las iglesias locales, va cediendo el ánimo reivindicativo como síntoma de exclusión y así nadie puede acusar a la Iglesia de discriminación. A propósito, el Sínodo ha pedido que los diáconos permanentes no se limiten al servicio litúrgico, sino que se enfoquen principalmente en el servicio de caridad. De aquí que resulte muy necesaria y urgente la formación en la sinodalidad, iniciando por nosotros, los que hacemos parte del ministerio ordenado.Precisamente, no sé si está de acuerdo, en que es importante que las nuevas generaciones de presbíteros y diáconos permanentes sean más “empáticas” con el tema sinodal…Totalmente de acuerdo; por ello considero que el tema más urgente en el contexto que estamos viviendo en la Iglesia es el número 14 que versa sobre la formación con énfasis sinodal, no solo para todos los bautizados sino, específicamente, para los que optan por el sacerdocio ministerial. Además, este tema no solo está en dicho capítulo sino que aparece transversal en todo el documento; al respecto, las cinco propuestas (14 k,l,m,n,o) son todo un desafío para los obispos, los rectores de seminarios y la pastoral vocacional y sacerdotal ya que se pide una revisión de la reciente Ratio Fundamentalis, que es como la carta constitucional o la bitácora que rige los procesos de formación hacia el presbiterado y el diaconado permanente. Además, se pide que para la segunda sesión se haga una evaluación de la recepción y asimilación del proceso sinodal en estos itinerarios de formación.Esta propuesta me parece muy pertinente porque si los ministros ordenados no están permeados de la espiritualidad y la teología del Pueblo de Dios, que es la base de la sinodalidad, será difícil lograr esta renovación en la Iglesia. Esto supone seguir avanzando en la “desacademización” de la formación, es decir, que el camino hacia el presbiterado no sea simplemente matricularse en unas materias y vivir herméticamente en un recinto, lo que no pocas veces ha ocasionado ambientes artificiales y aislados de las comunidades cristianas que ocasionan inmadurez afectiva y relacional. Los llamados Seminarios Conciliares lo son porque fueron el magnífico resultado del Concilio de Trento; pero desde que San Carlos Borromeo fundó el primer seminario no han pasado más de 500 años, entonces, ¿cómo se formaron las generaciones de sacerdotes durante los anteriores 15 siglos? Debemos dirigir la mirada a las experiencias significativas y efectivas de esas épocas y a los actuales cambios socioculturales y pensar en Seminarios Sinodales que no se rijan por contenidos académicos sino por el encuentro personal con Jesucristo en las comunidades eclesiales, de tal modo que se permita una mayor inserción en el pueblo de Dios desde los inicios. Pero esto es un tema que no podemos agotar en una pregunta.¿Algo más que agregar Padre Raúl?Habría muchos otros temas por tratar, pero por ahora esto es suficiente. Pienso que este Sínodo nos confirma una vez más que la Iglesia está dirigida por el Espíritu Santo. Cuando estudiamos la historia de este misterio divino, no solo como institución humana, encontramos unos momentos especiales en los que se renueva Pentecostés, por ejemplo, la época apostólica y patrística con sus respectivos concilios, el surgimiento del monacato y de las órdenes mendicantes, la Reforma Católica de Trento y sus gloriosas consecuencias, ¡La pérdida de los Estados Pontificios! (que permitió la separación entre el poder político y el servicio eclesial), el Concilio Vaticano II y el actual Proceso Sinodal. No debemos tener la mirada y los oídos tan cerrados a la voz del Espíritu; la Iglesia tiene más de dos mil años, cuenta con la asistencia del Espíritu Santo y es de revelación divina que “el poder del infierno nunca prevalecerá contra ella”.A continuación, compartimos la versión oficial del documento de síntesis: