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Iglesia

Lun 30 Jul 2018

Cristianos santos y alegres (II)

Por: Mons. Víctor Ochoa Cadavid - Hemos iniciado hace algunos días, en las páginas de La Verdad, una presentación de la Exhortación Apostólica GAUDETE ET EXSULTATE (Alegraos y regocijaos) del Papa Francisco, sobre el llamado a la santidad en el mundo actual. Con orden hemos repasado cómo la santidad es un llamado para todos los miembros de la Iglesia, que sigue a Cristo. La santidad es un camino para todos hacia Jesucristo en la vivencia y experiencia de su Evangelio. Deseo ahora continuar con esta reflexión y repaso de las enseñanzas del Santo Padre Francisco. El Papa Francisco nos llama la atención sobre dos falsas ideas de la santidad que son de gran actualidad. La primera falsificación a la cual se refiere el Obispo de Roma es la del “Gnosticismo” (Donde el conocimiento y el saber algo es fruto de la razón y de los sentimientos), donde nos limitamos a los conceptos, a las ideas, a una concepción de la santidad fundamentada solo en ideas y en estructuras de pensamiento. El Santo Padre nos invita a no olvidar tocar con nuestras manos la “carne sufriente de Cristo” (n. 37). Con esta afirmación plantea el peligro de que la espiritualidad y los principios que surgen del Evangelio, fundamenten solo una doctrina teórica. Esta forma indebida de espiritualidad aparece lejos de la realidad. Es la vía contraria a la oración, la devoción, la piedad que solo pone su fuerza en la doctrina. La segunda falsificación es la del “pelagianismo” (Una doctrina que no corresponde a la de la fe católica, que es una herejía, propuesta por Pelagio, entre los siglos IV y V; donde el pecado original no existe). Entonces, según Pelagio, la gracia de Dios, se alcanza sólo con la voluntad del hombre, confiando sólo en las propias fuerzas (n. 49). Parecería que el hombre es capaz de alcanzar sólo con su voluntad y decisión la santidad. La santidad sería sólo un esfuerzo humano, fruto de la aplicación y del trabajo virtuoso del hombre, sin la participación de Dios. El proceso que lleva a la Santidad pasa por el reconocimiento de los propios límites, la gracia y el don de ella presupone nuestra naturaleza. El Papa Francisco cita una frase que nos puede iluminar y que es tomada del libro del Génesis: “Yo soy Dios Todopoderoso, camina en mi presencia y sé perfecto” (Gen 17, 1). La santidad es una llamada a la perfección, en esta realidad el hombre alcanza la posibilidad de ser lo que Dios quiere (n. 51). El Papa nos recuerda la doctrina del Catecismo de la Iglesia Católica (Catecismo n. 1998): “El don de la gracia sobrepasa las capacidades de la inteligencia y las fuerzas de la voluntad humana” y, que frente a Dios, no hay ningún mérito del hombre. Una frase es bien clara: “Solamente a partir del Don de Dios, libremente acogido y humildemente recibido, podemos cooperar con nuestros esfuerzos para dejarnos transformar más y más” (n. 56). La santidad es asociada a la “pertenencia” a Dios, donde el hombre es propiedad de Dios, para mostrarle, amarle y servirle. Una llamada precisa y clara para cada uno de nosotros donde ponemos lo mejor de nuestras capacidades. La santidad es hacer crecer la vida de la gracia en nosotros y esto esta íntimamente ligado también al crecimiento de la caridad en cada uno de los hijos de la Iglesia. Esta llamada a la santidad es una llamada universal, una llamada que toca a todos y a cada uno de nosotros (no se puede llegar a que el Evangelio sea de unos pocos, de una clase muy selecta de cristianos). La santidad necesita del esfuerzo humano y de la doctrina, pero no es solamente esto, es una experiencia vivida y personal que cada hombre, cada miembro de la Iglesia debe realizar. La experiencia de la santidad es el seguimiento de Cristo, de sus enseñanzas, para toda la comunidad de los Discípulos del Maestro. El Papa Francisco nos invita a mirar el rostro de los hermanos que sufren, de los frágiles, de los indefensos y de los que muestran el dolor. Él nos pide revisarnos para evitar estas dos tentaciones de vida. No todo depende de nuestra voluntad, ni tampoco de un rígido modelo de vida que es sólo doctrina. Compartiendo con ustedes, queridos lectores, estas reflexiones, deseo invitarlos a reconocer que esta llamada es una invitación para todos, la comunidad de fe no puede abandonar a ninguno de los hermanos en la fe. Además, se encuentra una vía especial, la vía del servicio y de la entrega a los demás que suscita en nosotros la caridad de Cristo. Los invito a seguir a Dios, a servirlo, a amarlo y a mirar su presencia en los otros, especialmente los que sufren. + Víctor Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta [icon class='fa fa-download fa-2x'] LEA: Cristianos santos y alegres (I)[/icon]

Sáb 28 Jul 2018

Cinco panes y dos peces

Por: Mons. Omar Mejía Giraldo - Hemos venido contemplando a Jesús, el Maestro, en la versión del Evangelio de San marcos; sin embargo, hoy y durante seis domingos, vamos a detenernos en el Evangelio de San Juan. Comenzamos hoy proclamando los primeros quince versículos del capítulo seis, titulado por algunos estudiosos de la biblia como el “discurso eucarístico o discurso del pan de vida.” Contemplemos una primera actitud de Jesús: Él se va a la otra parte del lago de Galilea, lo seguía mucha gente, porque veían los signos que hacía con los enfermos. Sube Jesús, el Maestro a la montaña y empieza a enseñarle a sus discípulos. En este primer instante, el Señor, quiere estar a solas con sus discípulos, busca formarlos y por eso, recurre a un espacio silencioso, en donde haya tiempo para la intimidad, el recogimiento y la cercanía. Jesús, se sienta, porque es el Maestro que enseña con sabiduría. Sus palabras son sabias, sus enseñanzas son sensatas; no enseña como los escribas y fariseos sino con autoridad. Su autoridad le viene del Padre, pero también de su compromiso con la comunidad. Recordemos las enseñanzas centrales de Jesús: El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca, conviértanse y crean en la Buena Nueva. Jesús está invitando a sus discípulos a restablecer la alianza con Dios Padre. Es ahora el tiempo de la Alianza Nueva y Eterna. Jesús, el Maestro y el Señor, es la presencia de Dios en medio de su pueblo, Él mismo es la Sabiduría divina en medio de sus discípulos y en torno a la multitud. Él mismo es la plenitud de Dios en medio de su pueblo, es la plenitud de la revelación, es el sacramento de la Alianza Nueva y Eterna. Contemplemos una segunda actitud de Jesús: Él no es indiferente, la multitud lo sigue, levanta los ojos y ve la muchedumbre, “que anda como ovejas sin pastor”. Al ver el gentío siente compasión y se preocupa de ellos que necesitan un alimento. Él mismo se hace cargo de dar de comer a la gran multitud que lo sigue, pero antes, invita a Felipe para que les de comer. Dice la Palabra que lo decía, para tantear a Felipe, pero Él sabía lo que iba a realizar. Felipe ve el obstáculo del dinero, como todo ser humano, piensa en clave cuantitativa. Los hombres pensamos muy diferente a Dios, la abundancia de gente nos asusta, porque supuestamente no tenemos dinero suficiente para comprar pan para alimentar la multitud. Dios y el “hombre de Dios” piensa y actúa en clave de compasión, misericordia, confianza, en clave de compartir (primera lectura). El profeta Eliseo no retiene para él lo que ha recibido como ofrenda, él mismo da la orden de compartir las ofrendas que le han traído. Desde la fe el pensamiento y el actuar es cualitativo y no cuantitativo. El secreto de la vida está en la providencia de Dios y no en nuestra tacañería humana. San Ambrosio dice: “Dios es infinitamente providente, pero nosotros le atamos sus manos con nuestra desconfianza.” Recordemos la canción: “Un niño se te acercó aquella tarde, sus cinco panes te dio, para ayudarte, los dos hicieron que ya no hubiera hambre.” El Evangelio narra que hay un muchacho que aportó cinco panes de cebada y dos peces. Y luego el Señor dijo la acción de gracias, los evangelios sinópticos dicen que Jesús miró al cielo. Su oración se dirige al Padre. El Señor realiza un acto de confianza en su Padre. El muchacho o el niño, nos representa a cada uno de nosotros y Jesús mismo con su oración, con su misericordia y compasión actúa como Dios. El secreto mis queridos hermanos está en ofrecer a Dios lo poco o mucho que somos y tenemos para que Él lo multiplique. No se nos olvide lo que dice la Palabra: “Quién es fiel en lo poco se le confiará lo mucho.” El niño ofreció cinco panes de cebada y dos peces, el alimento de los pobres. Éste alimento lo cargaban en la mochila, para tomarlo durante el camino y para compartirlo con quien lo necesitará. Cuando tomamos la iniciativa de ofrecerle a Dios nuestra pequeñez Él la multiplica y hace que produzca frutos en abundancia. Del Evangelio de hoy podemos aprender muchas enseñanzas prácticas, miremos: Jesús el Señor, tiene instantes de soledad, pero también instantes en medio de la muchedumbre, de ambos momentos disfruta con igual alegría e intensidad. Aprendamos de Jesus, que la persona madura no está dividida, disfruta con igual intensidad de los momentos de soledad como de los momentos en medio de la gente. La mayoría de nuestras dificultades están en nuestro egoísmo, brotan de nuestras incapacidades para compartir con los demás. Si compartiéramos más, con seguridad que seriamos mucho más bendecidos. La mayoría de nuestras dificultades no están en los demás, por lo general brotan de lo profundo de nuestra alma, brotan de nuestro egoísmo y de nuestras cegueras frente a las necesidades de nuestros hermanos. Nuestras crisis en su generalidad nos vienen de nuestras frustraciones, de nuestras derrotas, de nuestros pecados, de la incapacidad de abrirnos a la gente que en un momento determinado nos necesita. Jesús dice: “Digan a la gente que se siente en el suelo.” Hermanos, es necesario ser obedientes, escuchar a Jesús, creerle al Señor, creerle a la Palabra de Dios. El mayor problema que tenemos es que muchas veces somos cómodos, nos volvemos insensibles, flojos y nos da miedo compartir porque nos falta más confianza en la providencia divina. Otro detalle más: Jesús invita a que se recoja lo que ha sobrado para que nada se desperdicie. De la Palabra de Dios aprendamos: Nuestros bienes no son para malgastarlos, pero si son para hacer el bien. En esta cultura del descarte, volvamos a pensar en lo eterno y duradero. Recordemos que el único que nunca pasa es Dios y lo que Él nos da, todo lo demás es pasajero y efímero. En este mundo no somos eternos, “no nacimos para semilla”. Es hora de ser más providentes, es hora de compartir. Lo que somos y tenemos es porque Dios nos lo ha donado o mejor nos lo ha prestado por un rato. La Palabra de Dios nos convoca a vivir en la dinámica del amor, de la generosidad, del compartir y de romper nuestros egoísmos. Comunidad donde hay un hermano que sufre necesidades básicas es una comunidad que aún no ha sido evangelizada. Cuidemos los bienes que Dios nos ha dado: amemos y cuidemos la naturaleza, Dios nos la ha dado para que la disfrutemos, pero también para que la preservemos y la compartamos con los demás. Amemos y cuidemos el agua, es el gran patrimonio de la humanidad, hoy que la tenemos en abundancia conservémosla y no la desperdiciemos, todos necesitamos de ella. No desperdiciemos el tiempo, guardémoslo con cuidado y utilicémoslo para el beneficio de los demás. Jesús, el Señor, se nos da como el gran alimento para preservar la vida fraterna, no lo desperdiciemos, compartámoslo, démoslo a conocer, anunciémoslo y vivamos felices en su presencia. Que no se nos olvide una sentencia final: ¡La comida que desperdiciamos, se la robamos a los pobres! + Omar Mejía Giraldo Obispo de Florencia Evangelio: Juan 6,1-15 En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe: ¿Con qué compraremos panes para que coman éstos? (lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer). Felipe le contestó: Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces, pero, ¿qué es eso para tantos? Jesús dijo: Digan a la gente que se siente en el suelo. Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron: sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: Recojan los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo. Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo. Para orar, meditar y vivir Cinco panes y dos peces Un niño se te acercó aquella tarde, sus cinco panes te dio, para ayudarte, los dos hicieron que ya no hubiera hambre, los dos hicieron que ya no hubiera hambre. La tierra, el aire y el Sol son tus regalos y mil estrellas de luz sembró tu mano el hombre pone su amor y su trabajo, el hombre pone su amor y su trabajo. También yo quiero poner sobre tu mesa mis cinco panes que son una promesa, de darte todo mi amor y mi pobreza, de darte todo mi amor y mi pobreza. Tarea: 1. Leer la exhortación del Papa Gaudete et exsultate, números del 43 al 49. 2. Compartir, compartir con alegría, ya que el mundo se olvido de compartir.

Vie 27 Jul 2018

Réplica del lienzo de la Virgen de Chiquinquirá se queda en Sincelejo

La imagen peregrina de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, reina y patrona de Colombia, que visitó por estos días la ciudad de Sincelejo, se quedó en esta Jurisdicción. Los frailes dominicos la donaron, con motivo del centenario de la coronación. La misma fue entronizada en la Catedral San Francisco de Asís, en durante una celebración eucarística que se realizó el pasado 25 de julio y que fue presidida por monseñor José Clavijo Méndez, obispo de la diocesis de Sincelejo. La imagen llegó de la Basílica Menor de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá́, en Boyacá́, donde la Orden de los Predicadores cuida del lienzo original. Monseñor Clavijo cedió́ a fray Anderson Aguirre Sánchez, uno de los dos regentes llegados a Sincelejo con la réplica, el espacio para pronunciar la homilía. El sacerdote dominico resaltó que la Virgen invita a todos a “encontrarnos con Jesús, porque, si en Chiquinquirá́ Dios puso su mirada en un lienzo que estaba roto, destrozado, utilizado para lo que no era, así́ Dios mira la vida de los colombianos, de esta diócesis de Sincelejo, y pone su mirada sobre aquello que está roto, destrozado, mal utilizado”. “La historia del lienzo de la Virgen de Chiquinquirá́ es una historia que todo el pueblo colombiano ha vivido durante tanto tiempo, cuando nuestra vida es maltratada, cuando nuestra vida no está́ bien utilizada, cuando nuestra vida se rompe, como se rompió́ este lienzo”, señaló́ el religioso. El religioso subrayó que la devoción de una mujer venida de España permitió́, sin embargo, que la pintura fuera puesta de nuevo en un lugar de importancia en una casa, donde con una indígena y un niño como testigos, se renovó́ y retomó su color brillante. “Así́ debe ser la vida de todos los colombianos: retomar, coger color, tomar vida. Y a eso queremos invitar este año. Sin la renovación de lienzo, los colombianos no la hubiéramos proclamado reina de Colombia. Pero ella se renueva, vuelve a lucir sus luces, vuelve a mostrar su mirada”, reflexionó. Por su parte, monseñor Clavijo Méndez, concedió́ la indulgencia plenaria a los fieles preparados y agradeció́ a los dominicos por este invaluable gesto con la diócesis de Sincelejo, que refuerza la preparación del Sínodo Diocesano “Vengan y verán” (Jn 1,39). “Tener la visita de la Virgen de Chiquinquirá́ es una privilegio para nuestra diócesis y tener la presencia de los frailes de la Orden de los Predicadores es también otra gracia. Este año en que estamos trabajando en la preparación del Sínodo Diocesano nos cae muy bien esta visita de la Virgen. Esta celebración tiene un significado muy especial de consagración de la diócesis, de consagración de las familias y de seguir el camino de María, el que ella nos trazó́; ella que se enamoró́ de Colombia y se renovó́ en el corazón de todos nosotros”, expresó el prelado. [icon class='fa fa-download fa-2x'] LEA TAMBIÉN: Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de gira por Colombia[/icon]

Vie 27 Jul 2018

Fallece madre del obispo de Ipiales

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) expresa sus más sentidas condolencias al obispo de Ipiales, monseñor José Saúl Grisales Grisales, por el sensible fallecimiento de su señora madre Betsabé Grisales de Grisales. Las honras fúnebres se realizarán mañana sábado 28 de julio a las 10:00 am. Parroquia Nuestra Señora de Belén (Cra. 77. # 30A - 17), en la ciudad de Medellín. El episcopado colombiano al elevar sus plegarias por el eterno descanso de la señora Betsabé, manifiesta su compañía y solidaridad con la familia del obispo de Ipiales.

Jue 26 Jul 2018

“Que la pasión que hoy tenemos por la paz continúe”: Mons. Henao

Durante el primer encuentro de Consejeros y Consejeras de Paz, Monseñor Hector Fabio Henao, director de la Pastoral Social y Presidente del Comité Nacional de la Comisión de Paz, Reconciliación y Convivencia, manifestó que “la construcción de paz es una obra artesanal que requiere pasión, paciencia, experiencia y tesón, con lo cual hemos estado comprometidos luego de la firma de los acuerdos de paz”. Señaló también que en los territorios se ha vivido el deseo de apostarle a la paz, lo cual ha puesto de manifiesto la necesidad de unir todos los esfuerzos y voluntades para trabajar de fondo y lograr una paz de largo plazo que de raíces profundas por el respeto y la dignidad humana, donde la paz sea considerada un bien público y de toda la sociedad colombiana. Durante su intervención dijo además, que el diálogo que sigue por la paz es con los territorios y con los sectores múltiples de esta sociedad que están representados en los Consejos de Paz. Planteó que dentro de esta tarea, está la de discutir la pedagogía para la paz y su apropiación. “Allí la participación de las víctimas ha sido muy decisiva por su deseo de apostarle a que esos hechos que han sufrido no se repitan nunca más, que nadie tenga que sufrir las atrocidades que hemos tenido que vivir a lo largo de décadas”. Los encuentros regionales y los diálogos locales realizados durante este año en los territorios representan la puesta en marcha de un plan concreto que se acerca a las necesidades de las comunidades y que se espera se materialice en los lineamientos de política pública de paz, reconciliación y convivencia. Monseñor exaltó la necesidad de que estos parámetros sean profundizados y se conviertan en una política pública del Estado colombiano. De igual forma, comentó que “esperamos ver pronto plasmado el acuerdo con el ELN y que esto lleve a configurar una paz estable y completa en Colombia”. A través del prelado, el Consejo de Paz expresó su agradecimiento al Presidente Juan Manuel Santos por la pasión, la paciencia, la experiencia y el tesón que demostró junto con el equipo de gobierno en favor de la construcción de la paz. Seguido dijo: “queremos que la pasión que hoy tenemos por la paz continúe y se perpetúe”. Por su parte el Presidente Juan Manuel Santos agradeció a los Consejeros y Consejeras de Paz por su apoyo y trabajo a favor de la construcción de la paz en Colombia, al tiempo que instó a perseverarla y pidió no dejarla desviar, “apóyenla, cuídenla, que es lo más importante que les podamos dar a nuestros hijos, dejar a nuestras próximas generaciones, y es lo más importante que tiene Colombia para fortalecer y hacer realidad hacia el futuro”. Cabe recordar que el Comité Nacional es un órgano ejecutor de las decisiones de este Consejo que una de sus funciones es el diseño y ejecución del Programa de Reconciliación, Convivencia y Prevención de la Estigmatización, con participación de las entidades territoriales. Fuente: Of. de comunicaciones Pastoral Social Foto: Presidencia de la República de Colombia

Jue 26 Jul 2018

El valor de la misa

Por: Mons.Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Siempre ha habido la necesidad de dar a conocer las disposiciones de la Iglesia en relación con la forma como los fieles la ayudan en el cumplimiento de su misión. A este respecto, el Código de Derecho Canónico afirma que “los fieles tienen el deber de ayudar a la Iglesia en sus necesidades, de modo que dispongan de lo necesario para el culto divino, las obras apostólicas y de caridad y el conveniente sustento de los ministros” (c. 222 &1). Cuando el Código se refiere a los estipendios u ofrendas para la Santa misa, dice que “los fieles que ofrecen un estipendio para que se aplique la misa por su intención contribuyen al bien de la Iglesia, y con su ofrenda, participan de su solicitud por sustentar a sus ministros y actividades” (c. 946). Es desde esta óptica que deben ser entendidas las palabras del Papa Francisco, que con sobrada razón, con el ánimo de formar también a los fieles, dijo respecto de las intenciones de la misa en la Audiencia General del 7 de marzo de 2018 lo siguiente: “Y si tengo alguna persona, parientes, amigos, que están en necesidad o han pasado de este mundo al otro, puedo nominarlos en ese momento, interiormente y en silencio o hacer escribir que el nombre sea dicho. «Padre, ¿cuánto debo pagar para que mi nombre se diga ahí?» — «Nada». ¿Entendido esto? ¡Nada! La misa no se paga. La misa es el sacrificio de Cristo, que es gratuito. La redención es gratuita. Si tú quieres hacer una ofrenda, hazla, pero no se paga. Esto es importante entenderlo”. El Papa, que es el Supremo legislador, en nada se opone a la normativa canónica, antes la refuerza. Tiene razón cuando dice que por la misa “no se paga”, porque la misa no es un objeto que se compra o se vende, es tan grande su valor, que es imposible cuantificar su valor real, y tampoco se va a misa como a un supermercado. De hecho, es claro también el Código de Derecho Canónico al afirmar que “en materia de estipendios, evítese hasta la más pequeña apariencia de negociación o comercio” (c. 947). Por eso mismo el Papa hace la diferencia entre pagar por la misa y dar una ofrenda por la misa. Hay quienes se enojan y hacen el reclamo, cuando dan su ofrenda para la misa y su nombre no es leído o no lo escucha, como si para que tenga valor y fuerza, la intención deba ser proclamada. En conciencia, dice el Código de Derecho Canónico, “se ha de aplicar una misa distinta por cada intención para la que ha sido ofrecido y se ha aceptado un estipendio, aunque sea pequeño” (c. 948). De igual manera, las misas colectivas tienen su reglamentación particular que se encuentran plasmadas en el decreto de aranceles de cada año. Y todo esto lo saben muy bien los presbíteros. Es necesario que se tome conciencia de esta dimensión espiritual del sacramento de la Eucaristía y se entienda que no se puede reducir a un simple objeto. La ofrenda y oración, aun en el silencio, llegan siempre a Dios, cuando es la fe la que motiva el encuentro y participación con Jesús que pasa, nos habla y se hace alimento de salvación en cada misa. En síntesis, el Papa Francisco NO derogó los estipendios de la misa, nos recordó su auténtico significado. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Jue 26 Jul 2018

Iglesia vive la fraternidad en frontera colombo-venezolana

Como signo de solidaridad y hermandad entre las Diócesis de Cúcuta (Colombia) y San Cristóbal (Venezuela), sus obispos y 17 sacerdotes venezolanos, sirvieron en la Casa de Paso ‘Divina Providencia’, manifestando una vez más que la fraternidad y la caridad cristiana no tiene fronteras. Monseñor Mario del Valle Moronta, obispo San Cristóbal, agradeció a su hermano obispo de Cúcuta, Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, por seguir aunando esfuerzos para que el milagro de Dios se manifieste en este hogar de paso que atiende a migrantes de Venezuela. Expresó sentirse orgulloso por el equipo de voluntarios de su país que cada día acuden a ayudar a sus hermanos, en la Casa de Paso, ubicada en la Parada, municipio de Villa del Rosario. Monseñor Moronta afirmó que los cristianos ponen todo en común para que nadie pase necesidades, basándose en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Invitó a las personas allí reunidas a que ayuden siempre desde lo que esté dentro de sus posibilidades, entendiendo que todos están en una situación difícil, “siempre hay que ayudar”, recordó. Por su parte, Monseñor Ochoa Cadavid explicó que a los hermanos venezolanos se les acoge con cariño, partiendo del principio de la caridad de la Iglesia. “La fraternidad se fortalece cada vez que se realizan gestos sencillos y desinteresados con los hermanos más necesitados”, afirmó el prelado y destacó que continúan acatando el llamado del Papa Francisco, prestando atención a los más pobres. Estas dos Diócesis siempre han dado ejemplo de hermandad y esta vez, como signo de la solidaridad de la Iglesia, Monseñor Ochoa Cadavid entregó a cada uno de los 17 sacerdotes un mercado, como signo de caridad y del trabajo que como Iglesia se debe realizar entre hermanos. Este gesto se suma a las acciones pastorales, materiales y espirituales que la Diócesis de Cúcuta realiza en favor de los migrantes de Venezuela. Fuente: Oficina de comunicaciones diócesis de Cúcuta

Jue 26 Jul 2018

La formación de asesores en pastoral juvenil, un reto para la Iglesia colombiana

Como marco de preparación al encuentro que los jóvenes tendrán con el Papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud JMJ, 2019, la Conferencia Episcopal de Colombia a través del departamento del Estado Laical, sección Juventud, realizó el curso de formación para asesores juveniles. “Este proceso formativo es preparatorio al Sínodo de los Jóvenes que se realizará en octubre de este año y también como preámbulo a la JMJ 2019, para que los jóvenes puedan tener un encuentro muy fecundo con el Santo Padre”, así lo recordó el padre Rubén Darío García Ramírez, director del Departamento de Estado Laical, sección Juventud. El sacerdote explicó, que este espacio de formación surge tras una encuesta aplicada a las jurisdicciones del país, que arrojó con urgencia el inicio de procesos de capacitación para asesores de la Pastoral Juvenil en el país. El evento que se realizó del 16 al 22 de julio en la ciudad de Medellín, contó con la participación de sacerdotes y jóvenes laicos “que por su formación y su nivel en la fe, son capaces de asumir la responsabilidad de guiar y acompañar los procesos juveniles en las Jurisdicciones”. “La temática del curso obedeció, desde una educación experiencial y una formación teológica, cristológica, es decir doctrinal, que conduce al asesor a tomar conciencia de su responsabilidad en el acompañamiento y trabajo con los jóvenes de la pastoral juvenil que dirigen desde las jurisdicciones” afirmó el sacerdote. Como conclusión de este trabajo se determinó que para el mes de noviembre del presente año, se iniciará un proceso de formación para un equipo base de asesores juveniles, ellos a su vez, tendrán luego la tarea de ser agentes multiplicadores en las diferentes regiones del país.