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lectio dominical

Vie 4 Abr 2025

Anda, y no peques más

QUINTO DOMINGO DE CUARESMAAbril 06 de 2025Primera lectura: Isaías 43,16-21Salmo: 126(125),1-2ab.2cd-3.4-5.6Segunda lectura: Filipenses 3,8-14Evangelio: Juan 8,1-11I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEste domingo nos apartamos del evangelio de Lucas para entrar, dentro del evangelio de Juan, en un bellísimo pasaje que de todas formas tiene sabor lucano y no pierde de vista la experiencia de la misericordia. Se trata del episodio de la mujer sorprendida en adulterio (Juan 8,1-11). Frente a ella y también frente a sus acusadores hoy vemos a Jesús como Señor de la misericordia y del perdón, que penetra en lo más íntimo del corazón del hombre. El contexto del pasaje es del conflicto. Como vimos el domingo pasado, la misericordia de Jesús escandalizó a los fariseos y escribas de su tiempo. Por eso desaprobaron la praxis de Jesús y buscaron la manera de demostrarle que solamente su comportamiento era el que correspondía a la voluntad de Dios. Para ellos el punto de referencia era estrictamente la Ley. Precisamente en este punto es que ahora ponen a prueba a Jesús y ésta será la ocasión para una magnífica enseñanza sobre el dinamismo del perdón: reconocer el pecado, ser perdonado y perdonar a los demás. Y viceversa, así como no está autorizado para juzgar quien tiene motivos para ser juzgado, igualmente sólo quien perdona puede ser perdonado por Dios .1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?A Jesús le presentan una mujer sorprendida en adulterio, con ello buscaban algún motivo para hacerle caer. Según la ley de Moisés, la mujer adúltera debía ser lapidada. Si Jesús aceptaba la lapidación, la misericordia que él predicaba quedaría desvirtuada; si la rechazaba, estaría contrariando la Ley. La respuesta de Cristo es una lección de justicia y misericordia: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Quienes pedían castigo por el pecado, estaban llenos también de culpa. A la mujer, quien ha quedado sola con Él, Jesús, le ofrece su misericordia diciéndole: “yo tampoco te condeno”, pero la invita a la conversión: “vete y no peques más”.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?1. Después de pasar la noche en el monte de los Olivos, Jesús madruga para ir al Templo y allí lo rodea una gran cantidad de gente que busca su enseñanza. El texto dice que el auditorio estaba compuesto por “todo el pueblo”. Pareciera exagerado, pero es la manera de ambientar la escena y preparar lo que viene: Jesús está ante la Ciudad Santa en calidad de “Maestro”, por eso dice “se sentó y se puso a enseñarles”. El reconocimiento de la autoridad de Jesús llega al máximo entre la gente. Puesto que “todo” el pueblo está allí, un fracaso ante los otros maestros podría desautorizarlo definitivamente. La situación es peligrosa. La situación será aprovechada por los enemigos de Jesús para emboscarlo en una trampa jurídica, desacreditarlo y llevarlo al patíbulo.2. En esa circunstancia, “los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio”. Parece ser que el hecho es indudable. Al respecto la Ley es muy clara: “Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, será muerto tanto el adúltero como la adúltera” (Levítico 20,10).Jesús es abordado como Maestro que debe dar el veredicto. Los acusadores le presentan a Jesús el hecho; le recuerdan la norma de la Ley: “Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres”; le piden el veredicto: “¿Tú que dices?”.Jesús es colocado entre la espada y la pared, en principio no le queda más alternativa que asociarse a la praxis de sus adversarios y responder pidiendo la pena de muerte de la mujer. De no hacerlo daría suficientes motivos para ser señalado de actuar contra la Ley de Dios.El evangelista nos dice que “esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle”. Oportuna precisión que saca a la luz la cuestión de fondo: Si Jesús aprueba el comportamiento de sus enemigos, también acepta su posición contra los pecadores; en consecuencia, tendría que ponerle fin a su praxis de misericordia y aparecer ante el pueblo como un falso maestro. Pero si Jesús no lo hace, resulta que termina desaprobando una Ley inequívoca ante un hecho inequívoco, e igualmente daría motivos para ser acusado de falso maestro que aparta a la gente de la Ley de Dios y, en consecuencia, debería ser quitado de en medio del Pueblo.Jesús responde con un gesto y con una frase. El gesto silencioso: “Inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra”. Jesús no se precipita para dar el veredicto, se toma un tiempo. Quizás esto sea lo más importante puesto que lo hace dos veces, enmarcando la única frase que pronuncia. Su primera respuesta es el silencio, un silencio que invita a todos a la reflexión. Jesús se comporta como si estuviera completamente solo, concentrado en su juego de hacer garabatos en la tierra.Este gesto podría ser interpretado como una indicación de la calma y la seguridad que Jesús tiene; como una manera de cansar e irritar a sus enemigos; como un gesto simbólico.Muchos han explorado la tercera posibilidad, una de las más interesantes es la que ve allí la referencia de Jeremías 17,13: “Los que se apartan de ti, en la tierra serán escritos, por haber abandonado el manantial de aguas vivas, Yahveh”. De ser así, ¿Jesús le estaría recordando a sus adversarios que son infieles a Dios y merecen ser escritos en el polvo y extinguidos? De cualquier forma, ellos pierden la paciencia y presionan a Jesús para que les dé una respuesta.Jesús se levanta y les dice la siguiente frase: “Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra”.Por fin Jesús los toma en cuenta y se dirige directamente a sus adversarios citando de forma adaptada la norma de Deuteronomio 17,7. Con sus palabras, les hace caer en cuenta de un tercer elemento que no han tenido en cuenta: ellos apuntaron el delito, lo confrontaron con la Ley; pero no han tenido en cuenta sus propios pecados. Ellos no pueden presentarse como si no tuvieran ninguna falta y por eso también necesitan de la paciencia, de la misericordia y del perdón de Dios. ¿Por qué tienen tanto afán en la condenación de la mujer adúltera?Los escribas y fariseos quieren tratar a la mujer como un caso más, fríamente, como si fuera un problema de aritmética. Jesús introduce una nueva consideración: la situación de los acusadores ante Dios. Los lleva a examinarse a sí mismos, ¿cómo quisieran ser tratados? Jesús deja un nuevo espacio de reflexión.Los adversarios son honestos y aceptan en su corazón la palabra de Jesús: “al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro”. Lo mismo hace todo el auditorio. ¡Qué increíble lección recibieron aquel día! Ninguno de los presentes afirmó que no tuviera ninguna culpa ni arrojó la primera piedra. Todos se fueron. Jesús y la mujer quedan solos.3. Jesús se levanta y se percata de que no quedan sino la mujer y él. Hasta el momento Jesús se ha dedicado a los acusadores, ahora se dirige a la mujer acusada. Este grandioso momento final gira en torno a un diálogo delicado y concreto entre los dos. Jesús hace dos preguntas y dos afirmaciones: Las dos preguntas aclaran la nueva situación: los acusadores ya no están y ninguno ha condenado a la mujer.En las dos afirmaciones Jesús plantea su propia posición: tampoco él la condena a la pena de muerte y la despide exhortándola a comenzar una nueva vida. En otras palabras: una absolución y el encargo de una nueva tarea. Interesante esta postura de Jesús: no le aprueba el pecado, pero tampoco se lo relativiza como si no hubiera pasado nada. Jesús le habla enérgicamente pidiéndole que se abstenga del comportamiento que la apartó de la voluntad de Dios y la expuso a la muerte.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?“Ayúdame Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para que yo jamás sospeche o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle. Ayúdame Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás critique a mi prójimo, sino que tenga una palabra de consuelo y de perdón para todos” (Sor Faustina Kowalska)_________________Recomendaciones prácticas:•Comienza la semana de dolor. Por tanto, una oportunidad privilegiada para convocar a una celebración comunitaria del Sacramento de la Penitencia.II.Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la MisaHermanos, en este domingo venimos como la mujer pecadora del Evangelio, a postrarnos ante Jesús, reconociendo en Él no un verdugo, sino un juez justo que dicta sentencia de amor, un médico que sana las heridas de nuestro corazón y un guía que nos indica el buen camino. Sintiéndonos acogidos por su amor fraternal, celebremos con alegría estos Sagrados Misterios.Monición a la Liturgia de la PalabraHermanos, Dios promete sanar la aridez de nuestra vida y transformar nuestro corazón. Como san Pablo estamos llamados a reconocer esas maravillas que Cristo realiza en nuestra vida, a darle a él el primer lugar. Aun cuando todos nos rechacen, el Señor estará a nuestro lado, perdonando, amando y cambiando lo malo que hay en nuestro interior.Oración Universal o de los FielesPresidente: Oremos al Padre del cielo por las necesidades e intenciones de todos los que se preparan para vivir la pascua de su Hijo, con un corazón contrito y humillado. Digamos con fe:R. Padre de amor y misericordia, escucha nuestra oración. 1.Pidamos al Señor por el Papa y todos los ministros de la Iglesia, para que, escuchado el mandato del Señor a seguirlo y negándose a sí mismos, permanezcan fieles al amor que profesaron en la respuesta que dieron a su vocación. 2.Supliquemos al Señor por la Iglesia y por todos los fieles que viven este tiempo de Cuaresma, para que caminen como compañeros, uno al lado del otro en el mismo camino.3.Imploremos al Señor por nuestros gobernantes, para que no dejen de atender las súplicas y necesidades del pueblo, promoviendo la justicia, la equidad y los valores del respeto a la dignidad humana y trabajen siempre por el bien común. 4.Roguemos al Señor por las necesidades particulares de nuestra comunidad, especialmente, por todos los hermanos que buscan ser cada vez más fieles a la misericordia de Dios y sufren en su cuerpo y alma, la persecución por causa de la predicación del evangelio. 5.Por todos aquellos, que por las contrariedades de la vida, llevan en sus corazones profundas heridas, para que desde la fe y la caridad fraterna, encuentren consuelo, esperanza y paz. Oremos.Oración conclusivaDios de infinita bondad,acoge nuestras súplicas y haz que también nosotros acojamos con un corazón dócil la gracia que este tiempo cuaresmal nos ofrece.Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Vie 21 Feb 2025

Amad a vuestros enemigos

SÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOFebrero 23 de 2025Primera lectura: 1S 26, 2.7-9.12-13.22-23Salmo: Sal 103(102), 1-2.3-4.8 y 10.12-13 (R. 8a)Segunda lectura: 1Corintios 15,45-49Evangelio: Lucas 6,27-38I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn el Evangelio del domingo pasado se proclamaba dichosos, alegres y ¡ay de vosotros! Este domingo, el evangelista Lucas invita a dar un paso más en el acercamiento a Dios, y para ello propone llenar el corazón de verdadera misericordia y mostrarla por medio del perdón a todos aquellos que entren en relación, tanto personal, como comunitaria con nosotros. Nos recuerda la Palabra, que el auténtico perdón no deja lugar ni a la venganza, ni al rencor; implica además un alma noble donde habite la verdadera misericordia. Tres ideas temáticas que presentan las lecturas:•Primera lectura (1S 26, 2.7-9.12-13.22-23): 1 Sm 26 es una segunda versión del tema de 1 Sm 24. Cambia la forma, pero el fondo es el mismo. En ambos casos Saúl está al alcance de David, pero éste le perdona la vida sin causarle ningún daño. En ambos casos aparece la magnanimidad de David y el mismo respeto hacia el ungido del Señor. En uno y otro caso Saúl reconoce su mal proceder, y, por último, en ambos casos, Saúl augura a David la bendición de Dios y el éxito en sus empresas (1 Sm 26,25). •Segunda lectura (1 Co15,45-49): Este texto hace parte de la disertación paulina sobre el misterio de la vida, sobre la resurrección de los muertos (1 Co 15). No hemos nacido para quedarnos en la tierra, sino para ser seres espirituales, donde la muerte no nos lleve a la nada. Es eso lo que se propone bajo la imagen de los dos Adanes: el de la tierra y el del cielo. Pablo se funda en la Escritura en una fórmula habitual en el judaísmo: “Así está escrito”. Sigue un texto de Gn 2,7 para sacar unas consecuencias entre el hombre natural, biológico, genético si cabe, y el hombre espiritual (el de la resurrección). La comparación entre el primer hombre Adán y el último Adán evoca la que se había establecido en 15,21 (22) entre Adán y Cristo; el último Adán de 15,45b es lógicamente Cristo; tal correspondencia la confirma la consideración del último Adán como espíritu vivificante de 15,22.•Evangelio (Lc 6,27-38): Se nos propone el amor al prójimo; reflexionemos con atención en este aspecto importante que nos presenta el Evangelio. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Al bajar de la montaña junto con Jesús, los discípulos escuchan el Sermón de la llanura (Lc 6,20-49). Lucas introduce en su relato uno de los discursos de Jesús, orientado concretamente a sus discípulos: “Y Él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía…” (Lc 6,20); para él, este discurso compendia las instrucciones que Jesús impartió a aquellos que serían sus testigos en Galilea. El “discurso de la llanura”, calificación con la que se le conoce usualmente (cf. Lc 6,12.17), es paralelo al “discurso del monte” en el Evangelio Según Mateo (cf. Mt 5,1-7,27). Este último se dirige a la “multitud” y a sus “discípulos” (cf. Mt 5,1) y el de Lucas se dirige, desde sus inicios, solamente a “los discípulos”, como lo hemos dicho antes.El amor al prójimo ocupa buena parte del discurso programático de Jesús. Se dirige a cuantos escuchan. Este amor, debe extenderse a los enemigos. En esto insisten los dichos iniciales, en cuyo centro se encuentra la regla de oro: “Traten a los demás, como quieren que ellos los traten a ustedes (6,31). Concretamente, amar a los enemigos significa hacerles bien, desearles bien, esto es, bendecir, orar por ellos, renunciar a toda retorsión (es decir, presentar la otra mejilla), ser condescendientes (es decir, ceder la túnica o el manto), dar prestado de manera desinteresada. De aquí sigue, una serie de preguntas retóricas “Si aman a los que los aman…” mostrando la diferencia entre la conducta del verdadero discípulo y la de los “pecadores”; de esta manera, el discípulo de Jesús está llamado a imitar el amor generoso del Padre celestial, que da sus beneficios a los ingratos y a los malos (6,35). De la misma forma, la imitación de Dios se retoma en el dicho “Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre” (6,36). Jesús aplica este principio en las relaciones con el hermano, advirtiendo que no seamos severos con ellos, porque “con la medida con que se mide, Dios los meditará a ustedes”. La exhortación a la generosidad: “Den, y Dios les dará” se dilata en una descripción de la recompensa divina (cf. 6,38)2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Hemos escuchado en el Evangelio algunas de las frases más fuertes y exigentes del mensaje de Jesús: “amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los injurian”. Todas estas enseñanzas del Maestro, fuera de su contexto, aisladas, pueden parecer para muchos, exageradas, utópicas, absurdas, Pero ¿cuál es su contexto?: Es la posición del hombre con respecto a Dios. Es decir, aquellos que aparecen como dichosos en las bienaventuranzas, se encuentran en una nueva relación con Dios (son sus hijos: Lc 6,36). Y esta nueva relación pide un nuevo comportamiento con los demás. Lucas viene a decir que los cristianos han sido transformados en la totalidad de su persona; ¿De qué manera? En sus sentimientos, el amor sustituye al odio; en sus palabras, la bendición a la maldición; en sus acciones, la no violencia a la violencia. Jesús une estrechamente el precepto del amor a los enemigos con el del amor al prójimo, que, en el Antiguo Testamento, no era del todo claro. Hay, por tanto, que ignorar las barreras creadas por las afinidades y simpatías naturales (cf. Lc 14,12). Se trata, en definitiva, de adoptar el comportamiento misericordioso de Dios (Lc 6,35-36) para recrear una humanidad nueva: “Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre” (v. 36). El Papa Francisco, en la Audiencia General del 1 de septiembre de 2016, se preguntaba: “¿Las palabras de Jesús son realistas? ¿Es verdaderamente posible amar como ama Dios y ser misericordiosos como Él?” responde el Santo Padre “Si observamos la historia de la salvación, vemos que toda la revelación de Dios es un incesante e incansable amor por los hombres: Dios es como un padre o como una madre que ama con amor infinito y lo derrama con generosidad sobre cada criatura. La muerte de Jesús en la cruz es la culminación de la historia de amor de Dios con el hombre. Un amor tan grande que sólo Dios puede realizarlo. Es evidente que, comparado con este amor que no tiene medidas, nuestro amor siempre será insuficiente. Pero, cuando Jesús nos pide que seamos misericordiosos como el Padre, ¡no piensa en la cantidad! Él pide a sus discípulos convertirse en signo, canales, testigos de su misericordia”. Por esta razón, el amor del discípulo de Jesús, que siempre es comprendido en el Nuevo Testamento no como un sentimiento sino como una acción y una tarea, debe alcanzar incluso a aquellos que aparentemente no lo merecen: los enemigos, los que te odian, los que te golpean y los que te roban. La afirmación que encontramos en el texto del Evangelio, concretamente en Lc 6,31 dice: “Traten a los demás, como quieren que ellos los traten”, es una regla revolucionaria, que también se encuentra en otras religiones, señal de que aquí se expresa una intuición o un deseo universal que nace del fondo del corazón humano.En su enseñanza, Jesús, muchas veces, afirma el deseo más profundo y universal del corazón humano, el deseo de fraternidad, nacido de la voluntad de querer bien a los demás con total gratuidad. Es en la fraternidad sincera, bien vivida, donde se revela el rostro de Dios. Esta expresión, que suele llamarse “la regla de oro” de la caridad cristiana, nos indica que el amor no se limita a excluir el mal, sino que implica un compromiso operativo para hacer el bien al prójimo. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor Jesús, tú conoces por experiencia la fragilidad, la debilidad y también la dureza de la naturaleza humana; sin embargo, desde lo alto de la cruz tuviste expresiones de compasión y de perdón incluso por los que te estaban crucificando. Derrama en nuestros corazones tu Espíritu de amor, para que nos dé la fuerza de poner en práctica tu Palabra incluso cuando nos parece demasiado exigente. Infunde tú mismo en nosotros una infinita capacidad de paciencia y de perdón, a fin de que el Padre celestial pueda reconocernos como sus verdaderos hijos. Amén Las palabras dirigidas por Jesús a quienes le escuchaban se orientan a que el discípulo sea un imitador de Dios Padre. La concreción más clara de la misericordia es la que se manifiesta en las parábolas del Buen Samaritano (Lc 10,25-37) o del Hijo pródigo (15,11-31), que revelan la forma de vida de Jesús. Se trata de un llamado a la conversión. Él quiere que sus seguidores tengan una forma de comportarse contraria a las formas habituales del mundo. Aquí radica la verdadera novedad del Evangelio, que se funda en una nueva experiencia de Dios, Padre de amor. No olvidemos que el amor de Dios por nosotros es totalmente gratuito. El verdadero amor quiere el bien del otro independientemente de lo que han hecho por mí; de esta manera, imitamos la misericordia de Dios Padre que es bueno con los ingratos y con los malvados. Por eso, ¿Será que nosotros miramos la vida y a las personas con la misma mirada de Jesús? ¿Cómo aplicar en mi vida las palabras de Jesús: “Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre”? II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaQueridos hermanos, con mucha alegría y gozo nos reunimos nuevamente en este lugar santo, donde Dios nos seguirá instruyendo con su Palabra de vida. El «mandamiento» que Jesús da a sus discípulos sobre el amor a los enemigos es lo que más caracteriza la Palabra de Dios de este día. Hoy, en la liturgia, Cristo nos llama a una radical revisión de vida. El cristiano debe bendecir a los que le odian y perdonar a los que le ofenden. Celebremos con gozo y fe esta fiesta dominical.Monición a la Liturgia de la Palabra Hermanos, la Palabra de Dios resalta hoy el mandamiento del amor y el perdón mutuo. En la primera lectura, tomada del libro de Samuel, nos encontramos hoy con la heroicidad de David, capaz de amar a su enemigo hasta el punto de perdonarle la vida. Por su parte, la segunda lectura, tomada del apóstol San Pablo en la Carta a los Corintios, continúa hoy su razonamiento sobre la resurrección de los muertos. En el Evangelio meditamos sobre el «mandamiento» que Jesús da a sus discípulos sobre el amor a los enemigos. Nos recuerda que Dios siente compasión para con los pecadores, y nos invita a imitar esa conducta generosa de nuestro Padre. Cuando lo hacemos, obtenemos el gran premio de asemejarnos a Él. Jesús nos trae la regla de oro de la verdadera caridad: tratar a los demás como queremos que los demás nos traten a nosotros. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, Dios nos invita a vivir en el amor sin poner condiciones, a vivir como Él vivió. Unámonos diciendoR. Señor, enséñanos a amar1.Por los que han sido ungidos por el Señor, para que sean testigos de su amor y promuevan la justicia, la paz y la libertad, en la Iglesia y en el mundo. Oremos.2.Por nuestros gobernantes y los del mundo entero para que trabajen por la paz del mundo, para que se frenen las ambiciones, desaparezcan las enemistades y brote el amor y la concordia en el corazón de todos los hombres. Oremos.3.Por nosotros, para que que imitando a Jesús sigamos sus huellas, y para que viviendo la santidad a la que Él nos llama, tengamos sus mismos sentimientos de compasión, perdón y bondad. Oremos.4.Por los emigrantes, los prisioneros, los desempleados y los que están lejos de sus hogares, para que se sientan hijos de la gran familia de Dios y encuentren consuelo en sus penas. Oremos.5.Por todos los que estamos aquí reunidos en el Señor, para que Dios nos conceda perseverar en la fe y crecer siempre en la caridad. Oremos.Oración conclusivaEscucha, Padre, la oración que te hemos presentado, y haz que caminemos unidos los que profesamos una misma fe y un mismo amor. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Jue 13 Feb 2025

Bienaventurados

SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOFebrero 16 de 2025Primera lectura: Jeremías 17, 5-8Salmo: Sal 1, 1-2.3.4 y 6 (R. cf. 39, 5a)Segunda lectura: 1Corintios 15, 12.16-20Evangelio: Lucas 6, 17.20-26I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn este sexto domingo del tiempo ordinario se nos invita, no solo a oír la Palabra de Dios, si no escucharla con el corazón para que ella produzca frutos en nosotros. La palabra de Dios hoy, por medio del profeta Jeremías nos recuerda que quien opta por Dios, quien aprende a escuchar su voz y la pone en práctica experimentará la bendición, será “bendito quien se fía de Yahvé, pues no defraudará Yahvé su confianza (Jr. 17,7), pero quien se hace el sordo a la palabra de Dios, no deja que ella produzca frutos abundantes, quien pone su confianza en las cosas humanas no será maldito. El apóstol san Pablo con fuerza le habla a la comunidad de los corintios y les hace saber que el mensaje que les está predicando tiene como centro la resurrección de Cristo y por ende la esperanza que todos por le fe en Él resucitarán, pues si Cristo no resucito vacía es la predicación y vana nuestra fe,” somos los hombres más dignos de compasión” (1 Cor. 15,19).El evangelio de San Lucas, en el pasaje de las Bienaventuranzas, nos recuerda que la verdadera felicidad no está en las cosas que posemos o ambicionamos, la verdadera felicidad no está en tener muchas personas a nuestro alrededor, la verdadera felicidad está en abandonarnos en Él, poner a Dios en el centro de nuestra vida y hacer de Él nuestro mayor tesoro, nuestro alimento, buscar agradarle primero a Él y no a los demás. No podemos olvidar que es bienaventurado, feliz, bendecido y lleno de vida verdadera quien confían en Dios y solo en ÉL.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? De una manera maravillosa la Palabra de Dios, por medio del apóstol San Pablo nos vuelve a poner en el contexto de la pascua, nos invita a volver la mirada al día de Pascua a no olvidar cual el centro, razón y fuerza de nuestra fe, Cristo Resucitado. San Pablo dedica su vida al anuncio de Jesús, pero lo anuncia muerto y resucitado, lo anuncia como el vencedor de la muerte, aunque sabe que para muchos será incomoda su predicación, él con valentía manifiesta que si no creemos en la resurrección seremos los más desdichados de todos. Por ello la Iglesia desde sus inicios ha predicado a Jesucristo que padece, muere en la cruz y al tercer día resucita de entre los muertos para romper las cadenas de la muerte y así conceder a quienes crean en Él la esperanza de una vida nueva. por ello Pablo no solo anuncia que Cristo Resucito, sino que también los creyentes resucitarán por la fe en Él, la muerte no es el final de la vida, es Pascua, es el paso de esta vida a la eterna por la confesión del nombre de Jesús, por la fe en Jesús.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Al acercarnos a la Palabra de Dios en este domingo, Dios quiere hablarnos al corazón para llenar de alegría nuestro corazón y darle sentido y fortaleza a nuestra vida. Hoy Jesús me dice y te dice que Él es la fuente de la vida verdadera, que ha muerto para ofrecernos la posibilidad de vivir una vida verdaderamente feliz en esta tierra con la esperanza de disfrutar de la vida que no se acaba en el cielo. Pero esto no se puede quedar en un simple discurso, tiene convertirse en nosotros en una convicción que surja desde lo profundo de nuestro corazón y desde allí se convierta en una fuerza que nos lleve a ser cristianos que demos testimonio de Jesús en nuestra vida concreta. En una sociedad que pareciera que se fuera alejando cada día más de Dios, en un mundo donde aparentemente el mal, la muerte y la “oscuridad” se han fortalecido, nosotros los discípulos de Jesús, usted y yo, todos debemos como Pablo, los apóstoles y tantos hombres y mujeres a los lardo de más de 2.000 años, anunciar a Jesús que ha resucitado, proclamar que la vida ha triunfado sobre la muerte, que el mal, el diablo no tienen la última palabra y con nuestra manera de vivir, de hablar y pensar podemos hacer presente a Cristo, vencedor de la muerte. Como Iglesia, como creyentes, estamos llamados a ser Luz y anunciar con palabras y obras, a tiempo y destiempo el evangelio de la vida.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La Palabra de Dios busca producir frutos en aquellos que se disponen como tierra buena para recibirla, pedimos a Dios que nos de la gracia de abrir el corazón a su palabra en este domingo, acoger con un corazón limpio este llamado que nos hace a alejarnos del pecado, pedimos a Dios que nos de la fuerza para “solo confiar en Él”, te pedimos que no permitas que coloquemos nuestra esperanza en las cosas o las personas, pues solo tú tienes Palabras de Vida eterna, danos la sabiduría necesaria para comprender que solo en ti podemos ser realmente “bienaventurados.Pedimos a Dios la gracia de poder transmitir con nuestras palabras y nuestra manera de vivir la alegría de la fe, el gozo de que sentimos por ser hijos de Dios y poder experimentar su amor, pidamos a Dios que podamos contagiar a muchos de la alegría de ser cristianos, recordándoles, mostrándoles que si tenemos a Jesús en nuestro corazón el llena de sentido, de alegría y paz la existencia. Pidámosle a Jesús que nos de la gracia de ser motivo de verdadera a alegría para los que están a nuestro lado._______________________Recomendaciones prácticas: •21 – 23 de febrero. Jubileo de los DiáconosII.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Al reunirnos como comunidad en este domingo, la Iglesia nos invita hacernos consientes que en medio de nosotros esta Jesús, el Señor, que nos llama a seguirle para llenar nuestra vida de su presencia y alcanzar la bienaventuranza y compartirla con los demás.Unidos, participemos de la mesa de la Palabra y compartamos el pan Eucarístico. Con profunda fe iniciemos nuestra celebraciónMonición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos va a recordar que tenemos delante de nosotros dos caminos, el camino del bien y del mal, la posibilidad de optar por Dios y acercarnos a Él o por le contraria alejarnos. Escuchemos con atención esta Palabra, alimentémonos de ella y comprometámonos a ponerla en práctica siempre.Oración Universal o de los FielesPresidente: Elevemos al Dios nuestras suplicas y con la confianza de saber que siempre nos escucha, digamos:R. Padre Bueno, escúchanos.1.Por la Iglesia, para que sea obediente a la voluntad del Padre Eterno y ayude a todos a acercarse a Él como única fuente de vida verdadera. Oremos.2.Por los gobernantes para que cada día, iluminados por el Espíritu Santo trabajen por la justicia y el progreso de los todos. Oremos.3.Por aquellos que se han alejado de Dios, para abriendo su corazón a Él pueden llenar su vida de sentido y verdadera alegría. Oremos.4.Por nosotros, para que, al participar de la Eucaristía, experimentemos el gozo de sabernos amados por Dios y así podamos también vivir en la verdadera caridad. Oremos.5.Por el Jubileo de los Diáconos, para que su ministerio se enriquezca y desempeñen dignamente su servicio en el altar y en todos los lugares donde son enviados. Oremos.Oración conclusivaPadre bueno, Tú conoces mejor que nosotros las necesidades del mundo, acoge nuestras oraciones y concédenos los auxilios que con fe te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Vie 17 Ene 2025

No tienen vino

SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOEnero 19 de 2025Primera lectura: Isaías 62,1-5Salmo: 96(95),1-2a.2b-3.7-8a.9-10ac (R. cf. 97[96],6)Segunda lectura: 1Corintios 12,4-11Evangelio: Juan 2,1-11I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLas lecturas que nos propone la liturgia de este domingo tienen un tono festivo, provocado por el gozo eterno que celebra el amor desbordante de Dios que nunca abandona, sino que cuida, restaura y mantiene firme su elección y alianza con Israel. Esta alianza encuentra su plenitud en Jesús, quien inaugura su misión, según el Evangelio de Juan, en una boda donde la alegría y el gozo de la fiesta no tienen límite, porque “el mejor vino” ha llegado: Jesús.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Tanto la primera como la segunda lectura hablan de una boda, un desposorio que evoca la alianza en la que se declara el profundo amor y compromiso de Dios hacia su pueblo. Y es justamente, en el contexto de una boda, donde Jesús realiza, en el Evangelio de Juan, el primero de una serie de signos que irán revelando, progresivamente, la Gloria de Dios.El evangelio empieza con una indicación temporal ─“el tercer día”─ que tiene una fuerte connotación teológica en el Antiguo Testamento. En el tercer día se verifican eventos decisivos en la historia de Israel, sobre todo, en el contexto de la alianza (Gn 22,4-8; Ex 19,1. 10-11. 16). El tercer día, por tanto, pone el relato del evangelio, a nivel teológico, en el contexto de la alianza. Una alianza que, debido a las acciones del pueblo, le empezó a faltar “el mejor vino”.Después de ubicar la narración en un tiempo y lugar ─ elementos que anuncian que Jesús no está distante ni desconectado de nuestras actividades diarias, más bien, Él desea estar con nosotros en cada aspecto de nuestra vida, participando en nuestras alegrías y preocupaciones ─ el evangelista nos presenta a los invitados principales de la boda: La madre de Jesús y Jesús con sus discípulos: “Jesús fue invitado con sus discípulos”. Jesús y sus discípulos ya son uno. Ya uno no está más sin el otro.Justo, cuando lo mejor de la boda está por empezar, la madre de Jesús observa una necesidad y acude a su hijo: “no tiene vino”. Aunque Jesús inicialmente responde que no ha llegado su “hora”; María nos invita a entrar en el camino de la fe y del encuentro con su Hijo al decirnos: “¡hagan lo que él les diga!” … “Y llenaron las tinajas hasta el borde”.Nosotros, como los sirvientes, somos llamados a estar atentos a la voz de nuestro “Señor” y a responder con prontitud a su palabra, Él es la Palabra de vida eterna. No somos espectadores, somos partícipes y testigos de la obra salvífica de Dios en su Hijo. Resuenan aquí las palabras de Jesús: “Ustedes son mis amigos si hacen los que yo les digo. Ya no los llamo siervos, porque los siervos no saben lo que hace el amo; los llamo amigos porque todo lo que he oído a mi padre, se los he dado a conocer” (Jn 15,14-15).Cómo advino el gran signo, en qué momento el agua se convirtió en vino, esto no está descrito: “la acción de Dios no se deja objetivar”. Pensemos un momento en los pequeñas y grandes transformaciones que vivimos cada día… Nuestra fe en Jesús hace que lo ordinario de la vida sea extraordinario. Hemos de celebrar cada día que el vino de la vida nueva, de la alegría, de la hora inaugurada en Jesús, no tiene fin… Cada uno de nosotros portamos en nuestra vida una gota desbordante del “mejor vino” … Nosotros, como los diáconos, hemos participado del signo, sabemos al igual que ellos de dónde proviene el “mejor vino” … Sabemos dónde encontrarlo y estamos llamados a sacarlo y ofrecerlo a la humanidad carente e incapaz de reconocer los signos abundantes del amor de Dios.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?El mundo nos propone un gozo y alegría momentáneo que va generando progresivamente la escasez de vida plena en nosotros. Poco a poco, sin darnos cuenta, podemos quedar como las tinajas, vacíos, pesados y agrietados. Incluso, podemos correr el riesgo de enterrar los carismas que hemos recibido ─de los que habla Pablo en la segunda lectura─ en el vaivén de la rutina y del tiempo que parecen ser los dueños y señores de nuestra vida. Sin embargo, así como los discípulos, somos invitados por Jesús a participar de la fiesta eterna de la vida en la que continuamente se está manifestando la Gloria de Dios. Invitemos a Jesús a la fiesta de nuestra vida, Él siempre viene.María nos indica el camino, ella nos invita a fijar los ojos en Jesús, Él es la fuente de toda alegría plena y, junto con “los servidores”, estamos llamados a poner al servicio del Reino de Dios nuestros carismas para continuar sacando el “mejor vino” y ofrecerlo para que todos “tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10,10).Creamos, como nos dice el Papa Francisco, queel mejor de los vinos está por venir, aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario; el mejor vino está por venir en aquellos que hoy ven derrumbarse todo.Murmúrenlo hasta creérselo: el mejor vino está por venir. Murmúrenselo cada uno en su corazón: El mejor vino está por venir. Y susúrrenselo a los desesperados o a los desamorados…El mejor vino está por venir.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?El evangelio concluye con dos afirmaciones: “En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él”.Los discípulos han sido invitados a la boda con Jesús, estaban con Él y contemplaron su gloria e inician su camino de fe en el Señor de la vida. Para nosotros, discípulos y creyentes, el signo abundante del “mejor vino” es un constante recuerdo de que Jesús puede transformar todas nuestras escaseces en gracias abundantes, basta que tengamos fe y que creamos que la Gloria de Dios se manifiesta cada día en nuestra vida. Supliquemos humildemente: ¡Señor, aumenta mi fe! ¡Llena mi vida del “mejor vino”! ¡Tú, Señor de mis alegrías y esperanzas! María, mujer creyente, acompaña nuestro caminar._______________________Recomendaciones prácticas:•24 – 26 de enero. Jubileo del Mundo de la ComunicaciónII.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Cada Domingo celebramos la gran fiesta del Banquete Eucarístico, en la que Jesús se nos da como el pan de vida eterna. Hoy María nos anima a hacer todo lo que Jesús nos diga, para que Jesús, “el mejor vino” alegre el corazón de todos los creyentes. Participemos con fe. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra que nos ofrece la liturgia de hoy, nos invita a regocijarnos y celebrar cada día el amor eterno de Dios que nos sana y restaura. Un amor que, en su Hijo Jesús, “el mejor vino”, se hace abundante y se nos ofrece para que la fiesta del Reino continúe. Dispongámonos como los servidores del evangelio para acoger la palabra de Dios, que sea ella quien nutra los carismas que cada uno hemos recibido por la gracia del Espíritu Santo.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Reunidos, como pueblo de la nueva alianza, confiados a la intercesión de María y con los ojos fijos en Jesús, dirijamos nuestras súplicas a Dios Padre. Digamos con feR. Padre misericordioso, escúchanos.1.Por la Iglesia para que, al igual que María en las bodas de Caná, siempre interceda por las necesidades de todos los fieles y guíe a todos hacia su Hijo Jesucristo. Oremos.2.Por los que tienen la misión de gobernar las naciones, para que asuman con responsabilidad y cuidado los recursos humanos, económicos y de la madre tierra. Oremos.3.Por los matrimonios y las familias, para que vivan siempre la abundancia del “mejor vino” ofrecido por Jesús: el amor, la unidad, la paz y el perdón. Oremos.4.Por los necesitados y los que sufren, para que experimenten el amor de Dios que cuida y restaura toda dolencia. Oremos.5.Por nuestra comunidad, para que, inspirados por el signo de Caná, seamos siempre generosos y atentos a las necesidades de los demás, viviendo en fraternidad y solidaridad. Oremos.6.Por el Jubileo del Mundo de la Comunicación, para que la Iglesia promueva a través de los medios de comunicación, los valores de la persona humana, lleven a los hombres a la unidad y al amor fraterno. Oremos.Oración conclusivaDios de amor y misericordia, escucha nuestras oraciones y, por intercesión de la Virgen María, concede lo que con fe te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.R. Amén.

Vie 3 Ene 2025

Hemos visto salir su estrella y venimos a adorar al Señor

SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOREnero 05 de 2025Primera lectura: Isaías 60,1-6Salmo: 72(71), 1-2.7-8.10b-11.12-13 (R. cf. 11)Segunda lectura: Efesios 3,2-3a.5-6Evangelio: Mateo 2,1-12I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLas lecturas de este domingo del tiempo de navidad apuntan, como no podría ser de otra manera, a la presentación clara de Jesús hecho hombre entre los seres humanos. Es una suma de bienes, comenzando por la luz, lo que supone la presencia de Dios vivo; y mucho más allá de una sensación de placer es la realidad palpable de la inclusión de todos los hombres en el plan divino de la salvación. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Reconocemos en este texto del final del profeta Isaías un anuncio gozoso de la llegada de la luz; sin embargo, es como si la luz en sí no bastara para anunciarse por sí misma, hace falta quien la pregone; de hecho, el profeta ordena, impone el aviso: la luz ha de ser proclamada, el cambio de suerte de la oscuridad a la luz, de la opacidad al resplandor, de la pobreza a la riqueza no es algo que de suyo se suponga, sino que tienen un fuerte componente misional. Ya no es una esperanza, sino una certeza; el pregonero no invita a esperar sino a reconocer y a disfrutar. Es por eso que el Salmo 72, mesiánico por excelencia, se inscribe en este horizonte de los bienes de Dios presentes y no duda en describir la nueva situación como bienaventurada y dichosa, no hay que esperar ya al mesías, está presente y aquí están las maravillas asociadas a tanta grandeza.Pero mal haría el creyente en suponer que los dones de Dios son algo etéreo que da alegría como una sensación y como una emoción que, según su nombre lo indica, es algo que se mueve, se desplaza y como tal se puede fugar o acabar. La carta a los efesios es categórica cuando dice que se trata de algo que se conoce, de lo que se es consciente y que además tiene incidencia en la vida real, pues el misterio de Cristo ha sido revelado en favor de los no creyentes para que sean coherederos, miembros del cuerpo de Cristo Jesús y partícipes de la promesa, que ahora se ha revelado y cumplido. Finalmente, el evangelio según san Mateo, en este episodio hermoso de la adoración de los magos, nos regala la imagen que reúne todos componentes de luz, bienes mesiánicos, promesas cumplidas y certezas para el creyente. Son las distintas escenas, desde el lejano oriente hasta la humildad del pesebre de Belén, las que componen el mosaico preciso de la presencia plena de Dios entre los hombres. El brillo de la estrella, las riquezas de los dones, la sabiduría de los magos, la madre y su niño representan la suma de los antiguos bienes mesiánicos que no es necesario esperar más. Dios es realmente el Emmanuel, el Dios con nosotros. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?El adviento y la navidad nos han conducido por un camino de anuncios y certezas, de esperanzas y de realizaciones. Lo que al inicio, en el pesebre de Belén, fue un toque de sencillez contemplado por los más pobres del entorno, los pastores, ahora se presenta como algo grande, digno de los más eruditos de la tierra. Este actuar inédito de Dios puede ser captado y comprendido por los más pequeños y sencillos y también por los poderosos y sabios; la buena nueva de Dios viene para todos los seres humanos y por todos puede ser conocido y amado. Sin embargo, no se trata sólo de recibir el don de Dios, sino de ser consciente de él, de percibir las dádivas que suponen su presencia en nuestra historia. Es evidente que todos los hombres reciben los bienes del Señor, pero no todos tienen la dicha de saberlo. Esta solemnidad supone el reconocimiento de tanta dicha, por eso es tan propia de la navidad y da el punto de partida para la evangelización de todos los pueblos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Oramos con fe a Dios vivo y real entre nosotros. Contemplamos su luz, recibimos sus dones, conocemos su amor. Reconocemos en todos los habitantes de esta tierra la presencia de Dios y rogamos porque cada uno de los bienaventurados sepa y pueda reconocer los dones de Dios anunciados y proclamados para alegría de todos los pueblos. Hoy nos sentimos universalmente iluminados, universalmente amados._______________________Recomendaciones prácticas:· Apertura de la Puerta Santa en San Pablo Extramuros.II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos reunimos como comunidad de fe en este itinerario de la natividad del Señor para celebrar la manifestación del Señor a todos los pueblos. Como Iglesia vivimos la alegría de la fe compartida, de la presencia de Dios que todo lo hace nuevo y de la certeza de que Dios está con nosotros. Celebremos con gozo esta solemnidad.Monición a la Liturgia de la Palabra Las lecturas son en verdad palabra que ilumina, pues sus referencias a la luz son un mandato a reconocer una realidad nueva en el Señor, como lo dice Isaías; y la presencia de Dios trae consigo todos los dones, lo cantamos en el salmo; luz y bienes que se materializan en la persona de Jesús en el mundo y ante las naciones, como hermosamente lo narra el evangelio de san Mateo y lo aplica san Pablo en bien de todos los pueblos. Escuchemos con atención.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos nuestra súplica confiada al Padre, que en su poder se digna mirarnos propicio y digamos,R.Te rogamos, óyenos.1. Te pedimos, Padre de bondad, por el Papa, los obispos y todos los que ejercen autoridad en la Iglesia, para que sean verdaderos emisarios de la luz y de la sabiduría que viene de lo alto. Oremos.2. Te pedimos, Padre de amor, por la Iglesia universal, para que sepa ejercer su encargo de ser portadora de esperanza y de paz entre todos los pueblos. Oremos.3. Te pedimos, Padre de misericordia, por los gobernantes de las naciones, para que sean verdaderos administradores de los bienes de Dios entre sus semejantes. Oremos.4. Te pedimos, Padre de piedad, por los más débiles de la sociedad, para que el gozoso anuncio de la venida de Dios entre nosotros sea motivo para recobrar la esperanza. Oremos.Oración conclusivaPadre, acoge nuestras súplicas y ya que nos has hecho partícipes de la gloria de tu Hijo nuestro Mediador y Hermano, concédenos cuanto te pedimos por Él que vive y reina por los siglos de los siglos.R. Amén.  

Vie 27 Dic 2024

Pero María atesoraba todas estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón.

DOMINGO DENTRO DE LA OCTAVA DE NAVIDADLA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉDiciembre 29 de 2024Primera lectura: Sirácida 3,2-6.12-14Salmo: 128(127),1-2.3.4-5 (R. cf. 84[83], 5a)Segunda lectura: Colosenses 3,12-21Evangelio: Lucas 2,41-52I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa Solemnidad de la Sagrada Familia nos ofrece el testimonio de Jesús, María y José sobre la experiencia del amor familiar que, conducido por la fuerza de la gracia, nos permite vivir la experiencia de la gratitud por ser parte de una historia familiar en la que vivimos la experiencia de ser hijos y que, por la elección en Cristo, somos llamados a sembrar en nuestras familias el amor como camino de unidad, de reconciliación y generosidad en los hogares. En ella, los padres desarrollan su misión acompañando a los hijos a vivir su vocación como hijos de Dios que quieren hacer la voluntad del Padre haciendo lo que a Él le agrada, dedicándose a los asuntos del Reino de Dios como lo hizo Jesús.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La gratitud del don de ser hijos se expresa en el mandamiento de Honrar a padre y madre. En el capítulo 3 del libro del Eclesiastés, a la luz de Éxodo 20, 12 y Deuteronomio 5,16, el Ben Sirá instruye expresamente en que la vivencia del este precepto es signo inequívoco de la cualidad de un buen hijo. Las bendiciones que enumera el pasaje bíblico para quien asume este precepto brotan del lugar central que tiene en el decálogo: es el punto de unión entre la primera “tabla” dirigida al amor de Dios y la segunda dirigida al amor del prójimo. La llamada a cultivar y fortalecer el amor familiar se manifiesta en la carta a los Colosenses cuando el apóstol san Pablo exhorta a revestirse de Cristo. Lo que en el ámbito familiar significa asumir las actitudes de Jesús y su mensaje evangélico, que se lleva a cabo gracias a la fuerza del amor del que brota la perfección y que penetra en el corazón del creyente por la Palabra de Cristo. Este dinamismo tiene en las relaciones familiares: paterno-maternales, esponsales y filiales una oportunidad de manifestarse y revelarse para ser vividas “como le agrada al Señor”.Finalmente, el evangelio de Lucas, cuando presenta la imagen del niño Jesús en el templo, nos revela que los padres de Jesús están al servicio de acompañar al Niño a descubrir su Paternidad Divina y dedicarse a los asuntos de su Padre-Dios como su proyecto existencial para el cual ha de seguir creciendo en sabiduría y en gracia. La peregrinación en que participan refleja su disposición alegre a vivir en familia la fe mediante las acciones y gestos que reconocen como experiencias de salvación vividas en el pueblo de Israel. Los padres, si bien se ven sorprendidos por el desarrollo de la acción de Jesús, van contemplando la obra de Dios en Él y acogiendo este plan como un camino de fe y lo guardan en el corazón. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?La vocación al amor encuentra en la familia un lugar natural de comunión en el que cada uno desarrolla su identidad y responde al llamado personal a vivir como ciudadano y como creyente. En el contexto actual prima el individualismo reflejado en las formas de consumismo, emotivismo y pansexualismo que termina desvirtuando los vínculos familiares y aísla a cada miembro con la idea de que la felicidad se reduce a satisfacer sus deseos de modo absoluto. Por ello, el Papa Francisco en la exhortación Amoris Laetitia indicaba que, frente a una cultura del descarte, de lo frágil y lo efímero, se requiere fortalecer y consolidar el vínculo entre generaciones: “El vínculo virtuoso entre las generaciones es garantía de futuro, y es garantía de una historia verdaderamente humana. Una sociedad de hijos que no honran a sus padres es una sociedad sin honor” (A. L. 188).Este vínculo familiar se ve enriquecido con el fortalecimiento de las distintas relaciones que surgen dentro de esta comunión como son: •En el vínculo de los esposos, fundado sobre el amor generoso de la entrega, ellos viven la unidad en la diferencia y en el día a día, con la fuerza del Espíritu Santo, hacen que el amor, íntimo y profundo, vivido en el respeto y el apoyo mutuo, llene de sentido sus vidas compartidas.•En el vínculo entre los padres-madres y los hijos, la paternidad y maternidad responsable tiene como punto de partida el reconocimiento del don de la vida de hijo que ha sido llamado por Dios a existir y a desarrollar un camino de crecimiento que requiere ser acompañado por sus padres, quienes lo acogen en su hogar y asumen el compromiso de poner todos los medios para formarlo como un ser humano al servicio de la Iglesia y de la sociedad. Para ello son para sus hijos como testigos y maestros que con el testimonio de su vida y la tarea educativa les transmiten la fe y los introducen en la vida social para ser sus protagonistas en la búsqueda del bien común.•En el vínculo de la fraternidad, la familia cultiva en el arte de la convivencia humana y nos introduce a la fraternidad más universal en la sociedad. A su vez, la experiencia de los hermanos, educados en un ambiente de apertura al otro, de generosidad y servicio permite con mayor facilidad el reconocimiento de nuestra pertenencia a la Iglesia que es la familia de los hijos de Dios.Por ello, frente a la necesidad que tiene el ser humano de fortalecer los vínculos familiares para desarrollar su proyecto personal de vida, la Iglesia sale a su encuentro con una acción evangelizadora que lo acompañe y le ofrece los medios de la gracia para vivir el vínculo familiar. Esta tarea misionera es “una pastoral del vínculo, donde se aporten elementos que ayuden tanto a madurar el amor como a superar los momentos duros” (A. L., 211). La vida espiritual es el vínculo fundamental del que brotan y renacen los vínculos familiares como lo afirmó el papa Francisco al referirse a los esposos: “la espiritualidad matrimonial es una espiritualidad del vínculo habitado por el amor divino” (A.L., 315).3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La oración es familia es fuente de esperanza para agradecer los dones que Dios da a cada hogar, para asumir con valentía los desafíos que se presentan en su historia personal y para confiar en la Providencia Divina que no nos defrauda y que sostiene y guía constantemente a las familias como lo hizo con María y José al mostrarles el camino y enriquecerlos con su gracia para ser fieles a su vocación, perseverantes en su compromiso y audaces en el desarrollo de su misión.La oración por las familias nos sostiene en la certeza de que “la familia es al camino de la Iglesia” y “La oración refuerza la solidez y la cohesión espiritual de la familia, ayudando a que ella participe de la «fuerza» de Dios” (S. Juan Pablo II, Carta a las familias). «Jesús, María y José, la Sagrada Familia de Nazaret, hoy los miramos con admiración y confianza; en ustedes contemplamos la belleza de la comunión en el amor verdadero; les encomendamos a todas nuestras familias, para que se renueven en las maravillas de la gracia.Sagrada Familia de Nazaret, atractiva escuela del Santo Evangelio: enséñanos a imitar sus virtudescon una sabia disciplina espiritual, danos una mirada limpia que reconozca la acción de la Providencia en las realidades cotidianas de la vida.Sagrada Familia de Nazaret, fiel custodia del ministerio de la salvación:haz nacer en nosotros la estima por el silencio,haz de nuestras familias círculos de oración y conviértelas en pequeñas iglesias domésticas,renueva el deseo de santidad que sostiene la noble fatiga del trabajo, la educación, la escucha, la comprensión y el perdón mutuo.Sagrada Familia de Nazaret,despierta en nuestra sociedad la conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia, inestimable e insustituible.Que cada familia sea acogedora morada de Dios y de la paz para los niños y para los ancianos,para aquellos que están enfermos y solos, para aquellos que son pobres y necesitados. Jesús, María y José, a ustedes con confianza oramos y con alegría nos confiamos» (Papa Francisco)._______________________Recomendaciones prácticas:•Apertura de la Puerta Santa en San Juan de Letrán.•Apertura del año Jubilar en las Jurisdicciones Eclesiásticas (Catedrales y Cocatedrales).•Esta celebración puede ser la oportunidad para: La oración de consagración de las familias a la Sagrada Familia. Celebrar la renovación de los compromisos matrimoniales. A los esposos se les puede entregar la carta que el Papa Francisco escribió en el año 2021 con motivo de esta fiesta:https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2021/documents/20211226-lettera-sposi-anno-famiglia-amorislaetitia.html.•Enviar un mensaje de la comunidad parroquial a las familias animándolas a vivir su vocación de ser comunidad de vida y amor.II. Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la Misa Bienvenidos a la celebración de la Eucaristía de la Fiesta de la Sagrada Familia, en este primer domingo del Tiempo de Navidad. El nacimiento de Jesús fue en el seno de una familia, que honramos y reconocemos por su disposición a acoger en su vida el proyecto de Dios y a ser fieles al mismo. La Iglesia encuentra en la familia de Nazaret: José, María y Jesús un modelo de vida de hogar y un estímulo para renovar su convicción que su tarea evangelizadora pasa por ser familia de familias. Participemos con fe y oración.Igualmente, es motivo de gran alegría este domingo, la apertura del Año Santo en las Catedrales y concatedrales de la Iglesia Universal. Aprovechemos todos los medios que el Jubileo nos propicia para crecer en vivos deseos de santidad.Monición a la Liturgia de la Palabra “Que la Palabra de Dios habite en ustedes en toda su riqueza” (Col. 3,16). Estas palabras del Apóstol Pablo nos disponen a reconocer el tesoro de la revelación de Dios sobre la familia que tiene en el Amor su plenitud. Amor de los hijos que se expresa en el honor a sus padres; amor de los esposos entre sí, que se manifiesta en el respeto y la donación mutua; y el amor de los padres a los hijos, que se revela en la pedagogía del despertar religioso de su fe y del acompañamiento en su respuesta vocacional. Escuchemos con atención la Palabra de Dios.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Celebrando que el Hijo de Dios se encarnó, nació y creció en una familia, oremos a nuestro Padre diciendo:R. Padre, muéstranos tu amor.1. Por la Iglesia para que, como la gran familia de los hijos de Dios, siga anunciando el Plan de Dios sobre el matrimonio y la familia y sea siempre una casa abierta a todos los hogares, especialmente a las más pobres y débiles, y a quienes están solos y abandonados. Oremos.2. Por los gobernantes de las naciones para que sus políticas se encaminen a garantizar los derechos de las familias respetando y promoviendo su dignidad, su justa independencia, intimidad, integridad y estabilidad. Oremos.3. Por los animadores de la pastoral familiar para que revestidos del amor de Cristo salgan al encuentro de todas las familias de su comunidad parroquial y enriquecidos con los diversos dones y carismas: las escuchen, las acompañen en el camino del amor, les muestren la belleza del Evangelio y las guíen en la experiencia renovadora que Dios nos ofrece a todos. Oremos.4. Por las familias para que viviendo su unidad en el amor sean lugar de encuentro entre diferentes generaciones, dónde se ayuden mutuamente a crecer en sabiduría humana y divina y sean el cauce de renovación de la vida social. Oremos.5. Por los hogares para que, bajo la dirección de los padres, puedan vivir libremente su propia vida religiosa, educar a sus hijos, profesar públicamente su fe y propagarla sin sufrir alguna discriminación. Oremos.Oración conclusivaEscucha Padre, nuestra oración, que te presentamos en la fiesta de la Sagrada Familia y concédenos vivir con el mismo espíritu de esperanza, amor y fe con que ellos vivieron. Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.

Mié 25 Dic 2024

En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres

NACIMIENTO DEL SEÑOR (Misa del día)Diciembre 25 de 2024Primera lectura: Isaías 52, 7-10 Salmo: 98(97), 1.2-3ab.3cd-4.5-6 (R. cf. 3c) Segunda lectura: Hebreos 1, 1-6 Evangelio: Juan 1, 1-18I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa liturgia de este día de Navidad nos presenta el gran signo de la Palabra hecha carne. Esta Palabra es presentada como la que es llevada y anunciada por aquel que baja de las montañas. El gran anuncio de la liberación de Israel y el fin de su destrucción, es que “Dios reina ya” y que “Dios regresa”. Por eso, la voz del mensajero trae dos gracias: la paz y la salvación y, a su vez, anuncia dos cosas: una buena noticia y el reinado de Dios. Esta Palabra de salvación es la última y definitiva con la que Dios ha querido hablar a los hombres de hoy. Es la Palabra que sostiene y purifica a quien la recibe. Ella ha venido a colocar su morada entre los hombres y tomando la realidad frágil de la humanidad, la ha llevado a su auténtica finalidad, devolviéndole el ser auténtico y dándole la capacidad de vivir como verdaderos hijos de Dios. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El proceder de Dios se manifiesta de dos modos particulares: Palabras y acciones. Es un Dios de promesa y de cumplimiento. Esta es la manera como el profeta Isaías presenta la nueva salvación de Dios dada a Jerusalén. Es el nuevo despertar que trae desde la altura de las montañas la palabra salvífica de Dios que quiere ratificar que está presente. El pueblo conocerá y comprenderá que “yo estoy aquí”. Es Así que Isaías proclama la nueva visión de Dios, al que verán con sus propios ojos, como el Dios que viene y el Dios que reina. Las ruinas dejadas por los enemigos, su desolación, reciben ahora un mensaje de esperanza. Dios no los ha abandonado, pues es un Dios que ama a su pueblo. Como diría San Agustín “Dios no puede amar y abandonar”. La encomienda del mensajero trae dos gracias especiales: la paz y la salvación. El saludo de bienestar que ofrece el “shalom”, es deseado ahora para quien comprende que Dios ha venido. La carta a los hebreos hace comprender que Dios ha pronunciado la palabra definitiva. Dios es presentado como aquel que ha predicado una palabra última. Es su Hijo, el perfecto lenguaje del Padre. Por medio de Él la presencia de Dios se vuelve comunicación directa con los hombres. Ya no es una profecía, ya no es un lenguaje simbólico, es una presencia real y segura que dialoga. Es la Palabra que sostiene con poder. Este aspecto es sugerente en la carta. La Palabra tiene el poder de sostener el universo. No se trata de una fuerza gravitacional, se trata de aquel poder que no permite el decaimiento de toda la realidad existente. La vida de Cristo, entregada, es capaz de sopesar el pecado del hombre que lo lanza a tierra, a su debilidad.San Juan inicia su evangelio con un hermoso y profundo himno donde la palabra que se ha hecho carne, es la palabra eterna de Dios. Hay un movimiento muy profundo en el que el evangelista nos dice que la palabra que “estaba con Dios”, es la palabra que hace “morada entre nosotros”. La palabra encarnada trae la presencia del Dios eterno que, creando todo, no sólo lo invade todo, sino que lo asume todo. La presencia de Jesús es la gran predicación del Padre que nos dice que no sólo quiere estar cerca de los hombres, sino asumir a los hombres. Bien lo decía el gran padre de la Iglesia Atanasio: “El Hijo de Dios se ha hecho hombre para que los hombres llegaran a ser hijos de Dios”. Asume lo que va a redimir (Ireneo de Lyón) por amor eterno. El gran mensaje de la encarnación-nacimiento es que Dios, para salvar a los hombres se abaja como ninguna divinidad lo ha pretendido, tomando al hombre no exteriormente sino integralmente. Quien asume esta gracia, la del poder de ser hijo de Dios logra salvarse, es decir, logra tener a Dios totalmente.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Cada Navidad es una oportunidad de reconocer el obrar salvífico de Dios. No es la celebración de un nacimiento, es el canto jubiloso de que “Dios ha visitado y redimido a su pueblo” como lo expresó Zacarías en su cántico después de la mudez de la incredulidad. La fe es precisamente el poder hablar de lo que Dios ha obrado. Por eso, la Palabra de Dios de este día solemne ha querido resaltar el lenguaje de la palabra hecha carne. Lo que se ve en el pesebre es un lenguaje, una comunicación del Padre. El Hijo de Dios es Dios hablante, Dios comunicante. El silencio de la gruta de Belén rompe con un grito de Júbilo, que la noche de ayer cantó el coro de los ángeles: “hoy os ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor”.La salvación ha nacido y ella es Palabra eterna de Dios. ¿Cómo hemos asumido la palabra de este tiempo de adviento? ¿Qué palabra de Salvación me ha pronunciado Dios en este día? ¿Han percibido mis oídos el poder de la palabra de Dios? No se trata de recibir a Jesús en el corazón, se trata de recibir su palabra por el oído, pues “la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo. Pero yo digo, ¿acaso nunca han oído? ciertamente que sí: por toda la tierra ha salido su voz, y hasta los confines del mundo sus palabras”. Esta navidad es un llamado no a ver, sino a oír el mensaje del Padre a un mundo convulsionado y ensordecido por las voces contrarias a Dios.Es importante que resaltemos el grito de Dios, su llamado al mundo. Debemos ser como Israel, un pueblo menos interesados en la imagen visible de Dios y más preocupados en el mensaje de sus palabras. La idolatría nace no de una imagen, sino de una imagen que no habla, que no oye, que no tiene aliento en su boca, es decir, cuando no se percibe el mensaje que el autor quiere transmitir. Nuestra navidad puede ser un tiempo llego no imaginería, pero vacío de palabras, de mensajes, de llamados. ¿Dónde está hablando Dios hoy? ¿Has escuchado que te ha dicho: yo estoy contigo, tu eres mi hijo, he tomado tu carne para salvarte? ¿Te dice algo Jesús en el pesebre? Si aún no ha entrado a tus oídos esta palabra, entonces esta navidad también está llena del ruido mundano y sorda ante Dios. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La Palabra de Dios siempre es comprometedora. No hay nada que Dios diga y el hombre escuche que no tenga como resultado un diálogo y una acción. Esta navidad nos introduce al año del jubileo de la Esperanza, Dios quiere hablarnos de su gozo, Dios quiere transmitirnos su alegría. Por eso pedimos tener los oídos atentos a su anuncio gozoso. Anticipadamente nos hemos preparado con este año de la oración para señalar que el diálogo con Dios nos trae la esperanza de la salvación. Como María, la que escucha el anuncio del Ángel y luego dialoga con él para aceptar finalmente su plan de salvación. Esto es lo que necesitamos, creyentes orantes que comprendan que la oración es escucha de las palabras de Dios y al mismo tiempo aceptación de su Hijo, el Salvador. Reflejemos la actitud orante en la capacidad de la escucha también del hermano, del pobre, del equivocado. Que nuestras palabras no sean de condenación, que sean de esperanza y salvación. Lo que reflejan mis palabras no es sólo lo que hay en mi corazón, sino lo que he guardado de Dios en él.II.Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la Misa ¡Es Navidad! y la Eucaristía de este día nos dispone a la celebración de un gran acontecimiento: Dios está con nosotros. No se trata de una fecha histórica del pasado, sino de un encuentro presente. Hoy es un día para escuchar lo que Dios ha venido a decirnos en esta etapa final de la historia. Abramos nuestro ser para recibir la gracia que la presencia de Jesús nos trae y, como los ángeles, cantemos la gloria de Dios que del cielo viene a los hombres que Dios ama. Monición a la Liturgia de la Palabra Particularmente la Palabra de Dios de este día nos invita a tomar una actitud delante de ella. Esa actitud primera es la de la escucha. El nacimiento del Salvador es un mensaje de Dios al oído de los hombres, porque Jesús es la Palabra eterna que se nos anuncia. Escuchemos atentos y descubramos qué nos está diciendo Dios hoy por medio de Él.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, habiendo escuchado la Palabra de Dios y su mensaje de salvación, hablemos ahora con él en comunidad para que también Él nos escuche y digamos:R/ Padre, escucha nuestras súplicas.1.Padre Santo, te pedimos por la Iglesia, cuerpo de Cristo, para que el mensaje de la esperanza que anuncia día a día, sea aceptado en el corazón de los hombres que Dios quiere que se salven, roguemos al Señor.2.Padre Justo, te suplicamos por los gobernantes de las naciones, para que atentos escuchen la voz de sus pueblos, que piden la justicia y la paz, roguemos al Señor.3.Padre de bondad, te rogamos por los hombres que sufren en su cuerpo y en su espíritu, para que la palabra de Cristo llegue a ellos por medio de nuestra caridad, roguemos al Señor.4.Padre misericordioso, te pedimos por esta asamblea de fe, reunida en esta celebración navideña, para que mantenga el gozo de haber recibido la Palabra de salvación y la vivan intensamente en sus vidas, roguemos al Señor.Oración conclusivaPadre de infinita bondad, tu Hijo Jesús, nacido en este día, es la palabra que nos salva; Escucha ahora las palabras de tus hijos suplicantes y concédeles aquello que sirve para vivir permanentemente el gozo de tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Vie 20 Dic 2024

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTODiciembre 22 de 2024Primera lectura: Miqueas 5,1-4ªSalmo: 80(79),2ac y 3b.15-16.18-19 (R. cf. 4b)Segunda lectura: Hebreos 10,5-10Evangelio: Lucas 1,39-45I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEl tiempo litúrgico del Adviento está llegando a su fin o, mejor, alcanzando su plenitud. La liturgia de este domingo se presenta como una vigilia de Navidad anticipada, antes de la celebración solemne en la que resonará el alegre canto del Gloria, mientras repican las campanas de las iglesias.Como el profeta Jeremías ya había anunciado, el "retoño justo" prometido a la casa de David (Jr 33, 14-16) nace en Belén-Efratá, que también presenta el profeta Miqueas. Pero "sus orígenes se remontan a tiempos antiguos, a los días más remotos". Para traer a este Niño al mundo, que "pastoreará con el poder del Señor" a todos los pueblos y que "será nuestra paz", Dios eligió a una humilde hija de Israel, "bendita entre todas las mujeres".Cuando el ángel de la Anunciación la deja, María se pone en camino y se apresura a ir a la casa de su prima Isabel, la estéril, ahora embarazada de un niño, llamado a preparar los caminos del Señor. Estas dos mujeres, rebosantes de alegría y gratitud, se encuentran: ¡Dios fiel ha cumplido sus promesas y viene a visitar a su pueblo! Isabel siente al niño saltar de alegría en su vientre. Ante este signo, comprende que María es la "Madre del Salvador", la sierva perfecta del Señor, totalmente dócil a su Palabra.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? v. 39: “En aquellos días María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá”. El efecto inmediato de la Palabra de Dios escuchada, meditada y acogida en oración, como lo hizo María, es ponerse en pie, levantarse, salir. La Palabra nunca pasará por nosotros sin dejar su efecto: de consuelo, de paz, o de conversión. Si quedamos como venimos es porque no la hemos escuchado en serio. Esta misma Palabra es la raíz de todo encuentro verdadero con el otro al que Otro nos envía.v. 40: “Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel”. María llega donde Isabel y le dirige un saludo cuyo contenido no se menciona, sin embargo, es el elemento central pues se cita tres veces en el texto. Un saludo que fue suficiente para hacer estremecer al Precursor, para hacer presente al Espíritu Santo. Tal vez María le haya dado a Isabel el mismo saludo que llenó de alegría y asombró su vida: "¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!" (Lc 1, 28). Es una manifestación y comunicación de alegría por la otra persona que es objeto de la gracia ilimitada de Dios. El resultado de este saludo es que Juan ya está preparando el camino para el que viene, permitiendo que su madre reconozca en María la presencia del Mesías.v. 42: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. Y “dichosa la que ha creído que se cumpliría lo que el Señor anunció”. Isabel responde al júbilo de su hijo con la bendición sobre María y la obra de Dios en ella. Solo dos veces en las Escrituras se usa la fórmula: "bendita tú entre las mujeres", en Jueces 5, 24 para Jael y en Judit 13, 18 para Judit. En ambos textos, el adversario militarmente superior, que infunde terror a Israel, es derrotado por quien es débil e impotente, es decir, una mujer, pero que confía en la promesa del Señor."Bendito sea el fruto de tu vientre" es una fórmula que encontramos en Deuteronomio 28, 1.4: el Dios de Israel se revela en aquellos que en sus cuerpos preparan un camino para que Él pueda habitar con su palabra. María desempeña un papel en el plan salvífico de Dios para su pueblo en cuanto que, por su escucha y su sí, por su disponibilidad, ha hecho posible la concepción de aquel que será luz para la revelación a las naciones y gloria del pueblo de Israel (Lc 2, 32).La visita de María a Isabel es figura de todo encuentro auténtico, porque es una celebración de la acogida. En este contexto, cada una de las mujeres reconoce a la otra en su realidad y al mismo tiempo recibe de la otra su propia realidad. Una actitud de acogida que es tan escaza, por estos tiempos, en nuestra Iglesia, en la pastoral de las parroquias, en los despachos parroquiales, en los pastores con relación a sus fieles.Solo donde ocurre ese encuentro en el que nos reconocemos mutuamente, dentro de una relación gratuita, solo donde hay esta capacidad profunda de comunión en ese Dios que está presente en nosotros y más allá de nosotros, por encima de todas las fronteras y diferencias, algo también se libera en nosotros. Este episodio de la Visitación es un verdadero lugar teológico, tomado de las Escrituras, para fundamentar la misión de la Iglesia en el respeto al otro que el Espíritu ya ha investido. Está en línea con lo que la Iglesia reflexiona en este momento, de la mano del Papa Francisco: salir de prisa al encuentro del otro, favorecer una pastoral de la acogida y de la escucha, compartir la esperanza que nos da Cristo, el Señor, como nos invita el Jubileo 2025 que estamos a punto de comenzar.Que el Señor, en este camino hacia Belén, nos conceda no olvidar que incluso cuando recorremos caminos para ir a la misión, como las misiones de Navidad, ya a nuestra llegada encontraremos al Espíritu Santo presente en las personas y comunidades, encontraremos al otro al que somos enviados ya habitado por la presencia del Señor, esperando solo a alguien que lo bendiga, se regocije por la obra de Dios en él y lo haga consciente del don gratuito que Dios ofrece a todo ser humano.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? María ha recibido con fe el llamado que Dios le ha hecho, ha recibido la Palabra con entusiasmo y en el acoger la Palabra, concibe la Palabra, da carne al Verbo. De esta manera María no es solo modelo de fe sino de discipulado. El discípulo que entra en el dinamismo de acoger la Palabra de Dios con entusiasmo, que cree en la palabra y la concibe en su vida, dará frutos abundantes.El profeta Miqueas ya en su discurso prepara este momento de la mujer que da a luz al Señor. El profeta se dirigía a la ciudad Belén, que fue la patria del rey David, un pueblo en la periferia, una ciudad de pastores, que quedaba a nueve kilómetros de Jerusalén. Y, sin embargo, en nombre del Señor, el profeta dice: “Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas, de ti saldrá el jefe de Israel”. No saldrá de Jerusalén, ni de la ciudad del poder o de la gran metrópolis, sino del pequeño pueblo saldrá quien será en el futuro el jefe. No habla de reyes, porque ya esa época había pasado. Este hijo de la mujer “se pondrá en pie y pastoreará con la fuerza del Señor… y será nuestra paz”.El "fruto de su vientre" es el Hijo de Dios que se encarnó para hacer la voluntad de su Padre: liberar a la humanidad del pecado y de la muerte. "Aquí estoy, he venido para hacer tu voluntad" (segunda lectura). "La ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre", desde que entró en el mundo, se consumó en el altar de la Cruz, donde Jesús, el Cristo, ofreció libremente su vida para la salvación de toda la creación. Porque la muerte no tuvo dominio sobre él. Y después de resucitar, fue exaltado a la derecha de Dios, donde intercede por todos nosotros.La encarnación del Hijo de Dios es, por tanto, la primera etapa de su Pascua y también de nuestra pascua. Su encarnación abre el camino que nos conduce, como Él, a la gloria de la resurrección.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Este momento es importante vivirlo el día o los días antes de la Eucaristía dominical para permitir que en el silencio y la contemplación el Espíritu Santo inspire lo que debo pensar, lo que debo decir, cómo debo decirlo, lo que debo hacer a partir del encuentro con la Palabra de Dios.¿Cómo lo puedo hacer? Entro en un momento de oración y silencio. Comienzo por imaginar cómo María camina hacia los montes de Judea y entra en la casa de Isabel. Visualizo la alegría del encuentro y el motivo del mismo: la presencia real de Jesús en ellas. Dejo que en mi mente hagan eco estas palabras: acoger la Palabra de Dios y hacerla vida, la alegría de Isabel y María, las promesas de Dios y su cumplimiento, alegría al reconocer la visita del Señor, bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, dichosa tú que has creído. Finalmente pido al Señor aquello que deseo: reconocer en mi vida la visita del Señor u otra petición que nazca en el corazón._______________________Recomendaciones prácticas:•24 de diciembre. Apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en el inicio del Año Santo.I.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaYa muy cerca de celebrar y contemplar el gran misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, vemos cómo María es quien, de la manera más profunda y misteriosa, ha colaborado con la Encarnación. Hoy la miramos a ella que recibe el don de ser la Madre del Salvador corriendo a servir a su prima Isabel. María, mujer de fe, nos ayude a acoger al Señor, don del Padre, aprendiendo a salir al encuentro de las personas, acogiéndolas en nuestra comunidad y compartiendo con ellas nuestra fe.Monición a la Liturgia de la Palabra El profeta Miqueas (Primera Lectura) anuncia que el Cristo, el Salvador de Israel, proviene de la estirpe de David y de Belén. María, al arcángel Gabriel que le llevó el alegre anuncio de su divina maternidad, respondió con su «Aquí estoy». Llevando en su seno al Niño Jesús, visita a su prima Isabel, que esperaba el nacimiento del precursor del Señor, san Juan Bautista, quien, lleno del Espíritu Santo, salta de alegría al percibir misteriosamente la presencia del Señor en el seno de María. Isabel, animada por el Espíritu Santo, proclama a María bendita entre las mujeres y bendito el fruto de su vientre, Jesús, y bienaventurada por haber creído (Evangelio).La carta a los Hebreos nos presenta el misterio de Jesucristo, el Hijo del Padre que se hace carne por obra del Espíritu en el seno de la Virgen María, cumpliendo la voluntad del Padre que lo ha enviado entre nosotros para salvarnos y santificarnos por medio de la ofrenda sacrificial de su Cuerpo, hecha una vez para siempre (Segunda Lectura). La Eucaristía es el sacramento del Cuerpo donado y de la Sangre derramada de Jesús, nacido de María.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos y hermanas: elevemos nuestra oración a Jesucristo, que vino a traernos su paz, y roguemos por la Iglesia y por todas las personas, diciendo con toda confianza:R/ Ven, Señor Jesús.1.Por el Papa N. y por los obispos del mundo entero para que, meditando en la actitud de María, como ella sirvan a Dios en los más necesitados. Oremos.2.Por los pueblos que por muchos años han sufrido el flagelo de la guerra para que las treguas de Navidad hagan renacer las condiciones de una paz justa. Oremos.3.Por quienes sufren, los pobres y quienes viven en soledad, para que encuentren, en esta época de Navidad, quien reconozca su dignidad. Oremos.4.Por quienes se encuentran lejos de sus familias y por quienes trabajan en el extranjero, para que puedan regresar con salud a sus casas. Oremos.5.Por las familias de cada uno de nosotros y por las madres que más trabajan en estos días para sostener sus hogares, para que encuentren su alegría en el Señor. Oremos. Oración conclusivaPadre misericordioso, concédenos cuanto te hemos pedido con humildad y no permitas que nos alejemos de tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.