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lectio dominical

Vie 3 Mayo 2024

Ya no os llamo siervos, os llamo amigos

SEXTO DOMINGO DE PASCUAMayo 5 de 2024Primera Lectura: Hch 10, 25-26.34-35.44-48Salmo: 98(97), 1.2-3ab.3cd-4 (R. cf. 2b)Segunda Lectura: 1Jn 4,7-10Evangelio: Jn 15, 9-17I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónSi el domingo pasado el Evangelio nos insistía en la necesidad de permanecer en el Señor, este VI domingo de Pascua, nos explica que la permanencia en Él equivaldría a guardar los mandamientos, que se resumen en amar a Dios y al prójimo. Las lecturas de este domingo nos invitan a profundizar en esta idea fundamental:•En la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles, se narra que Pedro va a casa de Cornelio, obediente a la inspiración divina. Se trata de un pagano que necesita ser instruido; Pedro, como instrumento de Dios le transmite el mensaje a él y su familia. Este relato es muy importante, porque es un pagano que es admitido a la comunidad cristiana por un apóstol, por el primer Apóstol, quien reconoce el paso de Dios sobre la vida de Cornelio, con el pasaje bíblico: “Dios no hace acepción de personas” (cf. Dt 10,17; Sir 35,13; Rom 2,11; Ga 2,6; Ef 6,9; Col 3,25; 1 Pe 1,17). En este contexto, se acentúa la universalidad de la salvación ofrecida por Dios y traída por Cristo, sin distinción de personas, razas ni pueblos, en la línea de pentecostés (Hch 2,1-11), donde sobreviene una efusión del Espíritu. Del pueblo de Israel, primer receptor privilegiado de la Palabra de Dios, pasa a Jesucristo y, de éste, por medio de su testigo, a todo el que cree en Él. •La segunda lectura, esta vez, es la que mejor va a interpretar el sentido del Evangelio de este domingo. La primera Carta de San Juan nos ofrece una de las reflexiones más impresionantes sobre el Dios cristiano: es el Dios del amor. El amor viene de Dios, nace en Él y se comunica a todos sus hijos. Por eso, la vida cristiana debe ser la praxis del amor. Si verdaderamente queremos saber quién es Dios, la carta de Juan nos ofrece un camino concreto: aprendiendo a ser hijos suyos; ¿cómo? amando a los hermanos.•En el Evangelio de Juan continuamos leyendo el capítulo 15, donde la expresión “permanezcan en mí y yo en ustedes” se convierte ahora en “permanezcan en mi amor”.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El Evangelio del VI domingo de Pascua: Jn 15, 9-17, pertenece a una sección más amplia: Jn 15,1-17. Toda esta sección se puede dividir en dos partes fundamentales: La primera, correspondió al V domingo de pascua (15,1-8), y la segunda parte (15,9-17), que se encuentra en la liturgia de este VI domingo de Pascua, el amor es el objeto de la revelación. Próxima ya la partida definitiva del Señor y con ello el alejamiento físico de sus discípulos por su muerte y resurrección, Jesús les habla del amor que el Padre le ha tenido, para confiarles que los ha amado del mismo modo; y añadir con intensa exhortación que, si ellos le aman, deben permanecer en Él. Con este pasaje del Evangelio estamos ante la cima de la revelación del amor de Dios. El Maestro dice a sus discípulos: “como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor”. Este es el don primero, diríamos, el fundamento del amor. El amor del Padre al Hijo, al que nosotros, por pura gracia, somos incorporados: “así los he amado yo”, dice Jesús, en clara alusión al amor hecho realidad en su cruz. Por eso, en el amor de Jesús vemos el amor, hasta sus últimas consecuencias, del padre por nosotros (cf. Jn 13,1; 19,30). “Como el Padre me amó” (v. 9), en griego, el verbo se encuentra en aoristo, y denota el acto de amor prodigado por Jesús a sus discípulos y consumado en su muerte; indica un amor completo, existe desde siempre y para siempre. Pero después de este don gratuito, ha de venir nuestra respuesta generosa: “Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor”. El modelo para cumplir esta tarea es Jesús mismo: “lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”. Esto lo ha hecho realidad Jesús por la obediencia a su Padre, concretada plenamente en el misterio de la cruz, con aquella palabra que resuena la tarde del viernes santo: “todo está cumplido” (Jn 19,30).Desde esa íntima comunión de amor, se entienden las palabras que sigue formulando el evangelista sobre la alegría y el amor al hermano.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?El domingo pasado escuchábamos que Jesús se servía de la alegoría de la vid y los sarmientos para explicar a sus discípulos que, al igual que los sarmientos se nutren de la savia de la vid, así deben permanecer unidos a Él para vivir de la vida divina que les llega por medio de Él, como sucede con el tronco de la vid que alimenta a los sarmientos. Sin este alimento los sarmientos no pueden dar fruto y tampoco los discípulos si no permanecen unidos a Jesús (cf. Jn 15,5-8). Sobre este telón de fondo, Jesús explica que la permanencia en Él equivale a guardar sus mandamientos; es decir, un amor obediente a Él y al Padre (Jn 15,10).Se trata ahora de “permanecer en su amor”. Este amor exige reciprocidad, pues para la amistad se necesitan dos. Por eso, Jesús apremia la respuesta con un imperativo: “permanezcan”. El amor circula, transmite vida y por ello nos permite estar en el Padre como lo hace el Hijo. La permanencia en el amor nos hace hijos de Dios (Jn 1,12), nos hace capaces de dar frutos, de amar a los hermanos, y encontrar la verdadera alegría: “Les he hablado esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud”. En consecuencia, esta alegría solo puede venir de Jesús. En el texto que venimos comentando, de repente se cambia el término “amor” por “alegría”. Pero esto se da, precisamente, porque el resultado del amor es la alegría de amar y ser amado. El “guardar los mandatos”, forma concreta de la inserción en Cristo, no es pesado, insoportable, amargo, es más bien, fuente inagotable de alegría. La vida del Maestro estuvo siembre fundada en el amor del Padre, se caracterizó por la alegría. Este debe ser el camino del discípulo. El Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, señaló: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG,1).Por eso es necesario permanecer en el amor, que significa amar como amó Jesús: “Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado” (Jn 15,12). Así, podemos amar, porque Él nos amó primero; asumimos el mandato porque Él lo asumió primero. La cruz mostró de parte de Jesús su decisión por nosotros. La cúspide del amor: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13), está en entregar la propia vida por el bien de quien se ama (Jn 10,14-18). Jesús, incluso, lavó los pies a sus discípulos, al esquivo de Pedro, y también a Judas el traidor. En la dinámica de este amor entramos todos, a pesar de nuestras negaciones, traiciones, enemistades, y distancias con el Maestro. El apóstol Pablo dirá: “…Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros…” (cf. Rm 5,6-11). Si nos dejamos contagiar del amor de Jesús, nuestra vida será conforme a la suya. De esta manera, purificamos una vida desconectada del amor al hermano: “Hemos pasado de la muerte a la vida, si amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte” (1 Jn 3,14). Pues el amor de Dios es inseparable del amor al hermano. “Si alguno dice: ‹‹Amo a Dios››, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” (1 Jn 4,20).Por último, no perdamos de vista que estamos en el tiempo de Pascua, y se nos recuerda que somos integrados en la Iglesia mediante el bautismo que nos introduce en la comunión eclesial, y esta comunión es con los Apóstoles y con sus sucesores, con la comunidad de discípulos, mediante la cual entramos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo, como dice la primera carta de San Juan (cf. 1 Jn 1,3). No podríamos llegar a esta comunión sin la acción del Espíritu Santo en nosotros, porque es Él quien infunde en el corazón de los creyentes el amor, la caridad de Dios, que es virtud teologal infundida, igual que las otras dos virtudes teologales, la fe y la esperanza. No son alcanzadas por las fuerzas humanas o la disciplina de sus facultades; son don de Dios que nos viene por la inhabitación en nosotros del Espíritu santificador. El amor es la misma vida divina, así dice la primera de Juan: «Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor» (1 Jn 4,8), para afirmar a continuación que el amor de Dios se ha manifestado «en que Dios mandó al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él» (1 Jn 4,9).3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Jesús, tú viniste al mundo para enseñarnos el lenguaje inefable de la caridad, y quieres que lo aprendamos con los hechos, con los gestos de cada día. Maestro, tú quieres que conozcamos el amor del Padre que te ha sacrificado a ti, su corazón, por nosotros, por nuestra salvación. Ayúdanos a no olvidar esta enseñanza, que se vuelva para nosotros tarea comprometida de vida. Regálanos la fuerza del amor humilde, perseverante, abierto a todos. Tú fuiste el primero en observar el mandamiento del Padre y nos diste tú mismo el ejemplo del amor más grande. Que podamos descubrir los distintos modos en que se nos presenta también a nosotros cada día la ocasión de dar la vida por los otros, y concédenos la fuerza para darla de manera concreta.¿Cómo es capaz ahora el hombre de responder adecuadamente al amor de Dios, que le sale al encuentro liberándole y ofreciéndole una nueva vida en Jesucristo? En una entrega continua y sin reserva de todo el hombre a Dios, es decir, en el seguimiento de Cristo. Esta respuesta posee una doble vertiente: el hombre que está a la escucha y que responde en la plegaria, en la alabanza, en el testimonio, etc., y la existencia para los demás, viviendo en comunión. Desde esta perspectiva podemos valorar el proceso del camino sinodal que vive la Iglesia en estos momentos. Para hacer realidad el proyecto de caminar juntos debemos atender esta palabra de Jesús que, animada por el Espíritu, nos impulsa a permanecer unidos en el amor. El Papa Francisco convocó un sínodo de Obispos, que tuvo por tema: “Por una Iglesia sinodal: Comunión, participación y misión”. El Santo Padre nos ha pedido que invoquemos el Espíritu Santo para que guíe a la Iglesia hacia una comunión más profunda, una participación más fuerte en la vida en Cristo y un compromiso más vivo con la misión evangelizadora de la Iglesia. Nunca podemos concentrarnos en nosotros mismos. Nuestra misión es testimoniar el amor de Dios. Por eso debemos preguntarnos: ¿Qué acciones concretas haré para responder a lo que Dios me pide hoy como discípulo? Permanecer en Jesús, estar unido a él, traer alegría al corazón. ¿Cómo experimentamos y transmitimos esa alegría a los que nos rodean? ¿Qué acción podemos realizar esta semana para que los que nos rodean se den cuenta de que vivimos unidos a Cristo? Jesús dice que nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. ¿Qué haremos esta semana para que nuestros amigos sepan que estamos dispuestos a dar la vida por ellos? Puede ser un gesto de atención y cariño como hablarles por teléfono y preguntarles cómo se sienten, que está pasando en sus vidas, de qué manera podemos ayudarles._____________________Recomendaciones prácticas:•Jornada Nacional de la Infancia Misionera•Día de la Madre: programar en la parroquia una eucaristía por las madres fallecidas y otra por las madres vivas.•El próximo viernes comienza la novena de preparación para la Solemnidad de Pentecostés.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaQueridos hermanos, sean todos bienvenidos a esta, nuestra comunidad, a este encuentro de los convocados por el Señor. Dios es Amor. Nos lo dice San Juan. Lo ha dicho también el Papa Benedicto XVI, en su magnífica encíclica "Deus caritas est": (Dios es amor), sobre el amor cristiano. El amor es lo que mueve el mundo, y si no es el amor lo que mueve el mundo, será el odio y la adhesión a las riquezas lo que ocupará su sitio. Aprovechemos este domingo para meditar sobre el Amor de Dios y sobre nuestro amor hacia los hermanos. Y tengamos en cuenta que todo el amor, todo, es de substancia divina. Hemos llegado a este Sexto Domingo de Pascua, es el último antes de la Ascensión del Señor. El tiempo va pasando, pero nuestra esperanza está puesta en el Señor resucitado que no nos abandona nunca. Celebremos con gozo y fe esta fiesta dominical. Monición a la Liturgia de la PalabraHermanos, el Evangelio y la segunda lectura que vamos a escuchar con atención, responden a la pregunta: ¿cómo permanecer unidos a Cristo para dar frutos? La respuesta es: Permaneciendo en su amor, es decir, cumpliendo los mandamientos y siendo signo vivo y concreto de ese amor. El mandamiento de Jesús consiste en amar a Dios y amarnos mutuamente. Así la alegría llega a su plenitud. Escuchemos.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Con Jesús, que ofrece a los suyos el testamento de su amor, oremos.R. Danos, Señor, un corazón nuevo. 1.Para que el Señor Jesús, resucitado para ser salvador de todos los hombres, conceda a su Iglesia hacer cada vez más creíble el mensaje de esperanza que le viene de la Pascua. Roguemos al Señor.2.Para que el Señor Jesús, resucitado para ser salvador de todos los hombres, venga en ayuda de todos los que trabajan en favor de la paz, para que sean en nuestro mundo testigos del amor de Dios. Roguemos al Señor.3.Para que el Señor Jesús, resucitado para ser salvador de todos los hombres, nos haga descubrir que el amor lo es todo, si es vivido en la fidelidad al mandato de Jesús. Roguemos al Señor.4.Para que el Señor Jesús, resucitado para ser salvador de todos los hombres, haga de las comunidades, movimientos y grupos de creyentes, hombres y mujeres capaces de reconocer los carismas del Espíritu y su diversidad, para que de esta manera enriquezcan la unidad de la Iglesia. Roguemos al Señor.5.Para que el Señor Jesús, resucitado para ser salvador de todos los hombres, nos ayude, para que no apaguemos el fuego del Espíritu que desde el día de nuestro bautismo nos alienta, y caminemos conforme a la vida nueva que Él nos ha comunicado. Roguemos al Señor.Oración conclusivaAcoge la oración que, confiados,te presentamos y transfórmala en bendicionespara tu Iglesia y para el mundo.R. Amén.

Vie 23 Feb 2024

Se transfiguró delante de ellos

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMAFebrero 25 de 2024Primera Lectura: Gn 22,1-2.9a.10-13.15-18Salmo: 116(115),10 y 15.16-17.18-19 (R. cf. 9)Segunda Lectura: Rm 8,31b-35aEvangelio: Mc 9, 2-10I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn este segundo domingo de cuaresma la Palabra de Dios tiene como tema central la vocación. Tanto en la primera lectura, la vocación de Abrahán, como en el evangelio el llamado de Jesús a Pedro, Santiago y Juan, constituyen los componentes propios de la disponibilidad a la voluntad de Dios. De esta forma, se puede profundizar que aquellos que responden al llamado de parte del Señor dirán con el apóstol de los gentiles: «Si Dios está con nosotros, ¿Quién estará contra nosotros?».1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La primera lectura del libro del Génesis es el mayor ejemplo de la confianza y fe en Dios. La respuesta afirmativa al llamado de Abrahán es una muestra de la firmeza que tiene la fe de quien entrega todo su ser a Dios; de allí que la misericordia de Dios llene la escena con un mensaje del ángel que le ordena a Abrahán con contundencia: «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.» En este apartado queda en evidencia que la obediencia al Señor tiene una recompensa que se extiende de generación en generación como es la promesa a este sirvo de Dios.Pablo en su carta a los Romanos, un pueblo no judío, que recibió el mensaje de salvación, se convierte en un ejemplo para nosotros vivir a profundidad la fe. De allí que las preguntas, que aparecen en el texto: «¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?» Estos son interrogantes que afirman la fe que será una guía de la confianza que se debe tener de la presencia de Dios en nuestra vida.Marcos en el centro de su evangelio presenta el relato de la transfiguración como una muestra de la importancia de reconocer a Jesús como el verdadero Hijo de Dios, tema fundamental de su relato. Los signos que aparecen en la escena son una síntesis completa para entender la finalidad del evangelio de Marcos del anuncio de «la Buena Nueva de Jesucristo». De allí que la presencia de Elías como representación de las profecías veterotestamentarias y Moisés como el gran legislador, son la evidencia de cómo en Jesucristo Dios tiene su máxima revelación. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?El mensaje de la Palabra de Dios en la liturgia de este segundo domingo de cuaresma contiene dos grandes mensajes: el primero está relacionado con la vocación o llamado que Dios le hace a Abrahán. La segunda parte está centrada en el relato de la transfiguración del Señor en el que hay una manifestación que reafirmará en los apóstoles la solides de su vocación al seguir a Jesús revelado como el verdadero Hijo de Dios. Escuchar estos relatos, en el contexto de cuaresma, es un camino para comprender que disponernos a vivir la pascua es una oportunidad para tener una experiencia profunda de encuentro con Jesús.En el relato del Génesis Dios llama a Abrahán a subir al monte, de la misma forma como Jesús llama a Pedro, Santiago y Juan a un monte alto. Esta es una clara evocación del monte como un lugar en el que Dios se manifiesta, la montaña es el lugar donde habita Dios y en el que él se revela. De modo que la Palabra nos lleva a descubrir, ¿cuál es la montaña en la que me encuentro con el Señor? O ¿cómo me dispongo a encontrarme con Dios o a dejarme encontrar por él?La liturgia de la Palabra en este domingo nos presenta a cuatro patriarcas de la fe: Abrahán, Isaac, Elías y Moisés. En estos personajes hay una síntesis de la fe judeocristiana, entre ellos la vocación es una clara disposición a vivir la fe de una manera sincera y radical, y aunque puede haber en ellos dudas e incertidumbres, el mismo camino que recorren los llevará a pensar que han escogido el mejor sendero. De allí que, disponernos al llamado del Señor tiene como recompensa el título de ser verdaderos hijos de Dios al estilo de Jesús en quien reside la plenitud de la salvación.La representación de Jesús transfigurado, y en ella, los signos de la pureza representados en el resplandor y el blanco de las vestiduras son una evidencia de la divinidad. Por ello, la reacción de Pedro, ante la transfiguración de Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.», puede ser tenida como una manifestación del asombro y al tiempo el signo que Pedro y los apóstoles esperaban para reafirmar su vocación. En medio del camino del seguimiento de Cristo, son muchos los signos de la revelación de Cristo en nuestras vidas, entre ellos el descubrirlo en el rostro de nuestro prójimo, en las necesidades de los más vulnerables y en las acciones misericordiosas nos conectan con las formas en que Jesús manifestó la presencia el Reino de Dios en nuestro camino.Los sentimientos propios de la escena de la transfiguración, miedo, asombro e incertidumbre se juntan en la presencia de unos apóstoles que buscan entender aquello que Jesús quiere revelar de sí. En ese mismo espacio de confusión de los testigos de la transfiguración hay un signo de la presencia de Dios por medio una nueve que se formó y de la cual surge una voz, en ella la vocación para todos los seguidores del Señor: «Este es mi Hijo amado; escúchenlo.». Nuestra vocación se concreta en la manera en que afinamos los oídos a la escucha del Hijo amado, es decir, aprender a discernir; somos llamados y vacacionados a escuchar a Dios en la vida cotidiana, en la sencillez de la vida, en la grandeza del amor al prójimo, en la capacidad que tengamos de perdonar, y buscar la reconciliación como experiencia en la que se construye la comunidad.Por ello Jesús al bajar de la montaña prepara, a Pedro, Santiago y Juan, para subir a Jerusalén y hacer el camino de la Cruz. Y esta preparación para nosotros es la cuaresma, luego de reconocer a Jesús como el verdadero Hijo de Dios, el camino de la Cruz es una cuaresma que vivimos en el paso a paso de nuestra vida cristiana. La vida en Cristo está mediada por la cruz para reconocer en esta una manera de acercarnos a la experiencia que Jesús vivió hasta superarla con la resurrección, como una nueva vida resplandeciente como la luz emanada por Jesús en su transfiguración.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?El papa Francisco define la transfiguración como «un signo concreto del amor de Dios». Por ello, el Papa nos insta a que: “Subamos a la montaña en oración; oración silenciosa, oración del corazón, oración... Siempre buscando al Señor. Permanezcamos unos instantes en el recogimiento, cada día un rato, fijemos nuestra mirada interior en su rostro y dejemos que su luz nos impregne e irradie en nuestra vida”. Actitud esta de oración que nos une a la vivencia profunda de la cuaresma.Vivir iluminados por la transfiguración es dejarnos cautivar por Jesús quien en la montaña del encuentro se muestra con el Dios y Mesías verdadero que se estaba esperando. Esa luz divina recibida por los apóstoles irradia hoy a nuestra Iglesia, el transfigurado aún sigue siendo luz del mundo y la voz que presenta al Hijo amado de Dios aun resuena en nuestro interior. El camino de la cuaresmal se ilumina con la luz del transfigurado y con la voz del cielo que ratifica que aquel al que seguimos es el verdadero Hijo de Dios._______________________Recomendaciones prácticas:•Recomendar a los fieles los ejercicios de piedad propios del tiempo de Cuaresma: el Viacrucis, meditación de los evangelios de la Pasión del Señor, las peregrinaciones, etc.•Promover el Sacramento de la Reconciliación y la Penitencia, preferiblemente, en celebraciones penitenciales comunitarias.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaBienvenidos a la celebración de esta eucaristía en el domingo, día en que en comunidad de nuevo nos reunimos para alimentarnos de la Palabra y la Eucaristía. Dejemos que el resplandor de las vestiduras del Señor, en el monte Tabor, nos sigua iluminando hoy para que en este camino cuaresmal nos preparemos a vivir la experiencia de la cruz como una forma de responder al llamado que el Señor nos hace de renovar la fe. Vivamos esta eucaristía orando unos por otros para que salgamos fortalecidos en el Señor en esta celebración dominical.Monición a la Liturgia de la Palabra Cuando escuchamos la historia, de Abrahán y su hijo Isaac, nos asombramos de ver una escena en la que Dios, descubre el valor de una fe que es capaz de dar sin reservas. La fe de Abrahán el padre de todos los creyentes es un ejemplo para nosotros hoy sobre cómo vivir nuestra fe. Guardemos atención a como la evocación del episodio del monte, en que se da el sacrificio, en el Antiguo Testamento nos lleva a revivir la experiencia de un Jesús que en la montaña de la transfiguración se muestra tal cual es: «el verdadero Hijo de Dios». Dejemos que esta Palabra nos lleve a recordar que, si estamos con el Señor, nada irá en nuestra contra, como lo dice Pablo en su carta a los Romanos. Escuchemos con atención el mensaje de salvación que nos renueva en el amor a Dios en esta liturgia de la Palabra.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos al Señor nuestras plegarias como comunidad que se deja iluminar por el resplandor del resucitado y digamos al unísono: R. Qué tu luz Señor nos ilumine siempre.1.Oremos al Señor, por el Papa, para que su ministerio apostólico sea un ejemplo para que, como Iglesia, sigamos el resplandor del resucitado siempre amparados por la fe de Abrahán.2.Oremos al Señor, por nuestros gobernantes, para que la luz del transfigurado les ilumine en las decisiones que deben asumir en la construcción del bien común.3.Oremos al Señor, por nuestra comunidad, para que estemos dispuestos a caminar en esta cuaresma, siguiendo la luz del Señor que se sigue manifestando en nuestras vidas.4.Oremos al Señor, por los que se encuentran buscando empleo, por los jóvenes que inician su vida profesional y por todos los que se encuentran comenzando nuevos proyectos para que el resplandor del señor dirija sus vidas.5.Oremos al Señor, por los enfermos de nuestra comunidad, para que nuestra plegaria y participación en esta celebración les conforte y anime en estos momentos de dificultad.Oración conclusivaEstas suplicas las ofrecemos al Señorpara que sean atendidas con misericordia y bondad,por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Vie 16 Feb 2024

Convertíos y creed en el Evangelio

PRIMER DOMINGO DE CUARESMAFebrero 18 de 2024Primera Lectura: Gn 9,8-15Salmo: 25(24),4-5ab.6y7bc. 8-9 (R. cf. 10a)Segunda Lectura: 1P 3,18-22Evangelio: Mc 1,12-15I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónExiste una realidad que trasciende la finitud de la vida material, esta se entiende como la promesa del Reino de Dios. Al inicio de la cuaresma el llamado por parte de la Palabra de Dios está centrado en la importancia que tiene la conversión como una manera de disponer la vida a un cambio que prepara al creyente a vivir el Reino de Dios. Por esta razón, la liturgia de la Palabra de este domingo tiene una triada de palabras que son importantes para vivir la fe en la cuaresma: pacto, redención y conversión. Estas palabras de convierten en claves para vivir la experiencia profunda del Reino de Dios.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La primera lectura está centrada en la importancia que tiene para la fe establecer un pacto con Dios. Un pacto que ha perdurado por la historia y que se recuerda una y muchas veces a través de la imagen del arcoíris, figura que representa cómo Dios de nuevo renueva su alianza con la humanidad. La figura de Noé es la representación de aquel que es elegido por Dios para salvar, proteger y cuidar a la humanidad y toda aquella representación de la vida.La respuesta al salmo 25 (24) «Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza», es una expresión del deseo del salmista por mostrar la hondura de la misericordia divina. Los versículos del salmo resaltan las características de un Dios que es salvador, al que se le pide mostrar el camino. Por ello, hoy se aclama de Dios la bondad, por parte, de quien clama con fe al Señor misericordioso y lleno de ternura por sus creaturas.El apóstol Pedro en su primera carta le propone a la comunidad jerosolimitana leer la redención de Cristo con la paciencia de Noé construyendo el arca. El mismo apóstol lo reseña, el símbolo del bautismo actualiza la conciencia del compromiso cristiano, en palabras de Pedro: «impetrar de Dios la conciencia». De allí que, esta carta petrina de nuevo refuerce la idea de la importancia que tiene el bautismo en la vida de fe.El relato del evangelista Marcos de la experiencia de Jesús, en el desierto, es un abrebocas para la presentación de Jesucristo como el Hijo de Dios. Con una presentación de las condiciones en la que Jesús asumió la experiencia del desierto, Marcos delinea en este relato lo que será el ministerio de Jesús en Galilea anunciando el Reino de Dios. Para que el creyente comprenda la importancia del anuncio lo concentra en la vivencia de la conversión y en ella la creencia profunda en el Evangelio.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?La predicación del Reino de Dios por parte de Jesús, reseñada por todos los evangelistas, es una manera de presentar la realización de aquello que Jesús ha querido para la humanidad, entender que Dios reina en nuestras vidas desde el amor que lo transforma todo. Así es que, la no definición en los evangelios de aquello que es el Reino de Dios abre en la comprensión de la Palabra, tres horizontes de entendimiento que pueden servir como forma de proyecto de vida para vivir a plenitud la experiencia de la cuaresma. En la primera comprensión aparece Jesucristo mismo como la encarnación del Reino, de allí que él mismo presente que ese reino ha llegado y que se evidencie en sus actos la manera en cómo Dios reina.La segunda comprensión del Reino de Dios, en los evangelios, está centrada en una espera que mantiene la tensión de aquello que Dios quiere para la construcción de las relaciones sociales. Al ser definido el reino de Dios como aquello que está por venir, las prefiguraciones como: el sembrador (Mt 13, 18-23), de la cizaña (Mt 13, 24-30), la semilla de mostaza (Mt 13, 31-32), la levadura (Mt 13, 33), la red (Mt 13, 47-50), entre otras expresiones evidencian la capacidad transformadora que contiene la fuerza interior que contiene el vivir abierto a que Dios reine en la vida. Esta espera de la llegada del Reino es un signo que corresponde a la vivencia de la cuaresma como ese tiempo de transformación interior, tal cual, como son los signos que representan la llegada del Reino en los evangelios. En la tercera comprensión de la realización del Reino de Dios, está esa promesa futura o escatológica. Esta visión está directamente relacionada con aquello que puede llegar a ser, según la esperanza cristiana, nuestra vida en la resurrección. De allí que, la predicación del anuncio del Reino de Dios afincada a esta esperanza hace parte de una promesa que los creyentes aguardamos con fe.La cuaresma, por tanto, nos prepara a la vivencia en tiempo presente de aquello que en esta comprensión del Reino nos puede edificar para vivir a plenitud en la resurrección. Toda la comunidad cristiana está invitada a vivir el tiempo de cuaresma en clave de la espera de la llegada del Reino de Dios. Por esta razón, la predicación de Jesús del Reino de Dios se convierte en una forma de iniciar la cuaresma con un espíritu de renovación de la esperanza.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?El anuncio del Reino de Dios es el centro del ministerio de Jesucristo el Hijo de Dios. Este anuncio en el evangelio de Marcos está mediado por la fuerza del tiempo en el que Jesús se prepara en el desierto, evocando en esta experiencia la vivencia de los cuarenta años del Pueblo de Israel en búsqueda de la tierra prometida. El tiempo de preparación en cuaresma es la vivencia del reino en plenitud.Ayuno, limosna y oración, se juntan en la cuaresma en una forma de vivir los preludios del Reino de Dios. Disponernos a vivir este tiempo de preparación en palabras del papa Francisco: “Todos nosotros estamos llamados en este camino del Reino de Dios: es una vocación, es una gracia, es un don, es gratuito, no se compra, es una gracia que Dios nos da. Y todos nosotros los bautizados tenemos dentro el Espíritu Santo. ¿Cómo es mi relación con el Espíritu Santo, el que hace crecer en mí el Reino de Dios? Una buena pregunta para hacernos hoy todos nosotros: ¿Yo creo, verdaderamente creo que el Reino de Dios está en medio de nosotros, está escondido?”. Los interrogantes del Papa formulados para vivir el reinado de Dios son claves para vivir a profundidad la cuaresma.Al inicio de la cuaresma la realidad del Reino de Dios entre nosotros es una experiencia real, que nos pone a vivir en profundidad el mensaje del amor de Dios en la vida. El ayuno se convierte en una manera de negarnos a los bienes materiales para satisfacer con ellos las necesidades de los más vulnerables de la comunidad. La limosna es la realización del Reino de Dios en la caridad y sus diversas dimensiones y, la oración es el vínculo estrecho de relación entre Dios y los seres humanos que en la intimidad del diálogo plenifica la vivencia del Reino de Dios.Que esta cuaresma sea un camino que nos lleve a vivir la profundidad de un Reino de Dios que se hace vida entre nosotros. Y de esta forma, el espíritu de sinodalidad que abraza nuestra vida de Iglesia se convierta en una ruta para labrar juntos los sueños de un Dios que, paso a paso, está entre nosotros y nos lleva a descubrir en el rostro de los otros su presencia de amor. Vivamos juntos este tiempo como la experiencia del Reino de Dios que crece siempre a escondidas, porque “el Espíritu Santo está dentro nuestro” – como lo recuerda el papa Francisco._______________________Recomendaciones prácticas:• Este domingo se celebra el rito «de la elección» o «inscripción del nombre» para los catecúmenos que serán admitidos a los sacramentos de iniciación cristiana en la Vigilia Pascual, empleando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las páginas 799-800 del Misal Romano.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Como Iglesia peregrina, vivimos en el espíritu de la sinodalidad el camino de realización del Reino de Dios. Dispongamos nuestro ser a vivir al inicio de la cuaresma con un espíritu de renovación, propio de la vivencia de este tiempo, que nos dispone a vivir la pascua. Que el compartir fraterno propio de la celebración de la eucaristía nos lleve a sentir la presencia de Dios en nuestros hermanos. Bienvenidos a esta eucaristía que nos dispone a vivir desde la fe y la esperanza, aquello que nutre nuestro corazón para vivir en el amor que nos renueva en el ayuno, la oración y la limosna. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra que escucharemos en esta liturgia es una forma de acercarnos a vivir de manera profunda la cuaresma que estamos iniciando. Por esto reconocer a Dios en nuestra vida es disponernos a vivir la experiencia profunda de la alianza que él hace con nosotros. Abramos la mente y el corazón para que el anuncio que escucharemos del Reino de Dios, en esta Palabra, nos anime a vivir con profundidad de espíritu los valores que fortalecen nuestra vida de fe. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos al Señor nuestras oraciones, con humildad y sencillez de corazón, para que unidos al inicio de la cuaresma, como Iglesia, nos dispongamos a renovar nuestra fe en Cristo. Digamos juntos.R. Dios de amor escucha nuestra oración. 1. Oremos al Señor, por el Papa y nuestros ministros, para que orienten el camino de la cuaresma con su testimonio de austeridad, abnegación y fidelidad al anuncio del Reino de Dios.2. Oremos al Señor, por nuestros gobernantes, para que promuevan la justicia y la paz de nuestros pueblos disponiendo condiciones de vida digna y bien común.3. Oremos al Señor, por nuestra comunidad parroquial para que, por medio de la oración, el ayuno y la limosna se disponga a preparar su vida a vivir las fiestas de la pascua en este camino de cuaresma.4. Oremos al Señor, por la paz de nuestro país, para que se cumpla la bienaventuranza a favor de quienes construyen la paz, deponiendo el odio y el rencor con misericordia y reconciliación.5. Oremos al Señor, por los enfermos de nuestra comunidad, para que nuestra oración los conforte en medio de su dolor y sufrimiento.Oración conclusivaEstas y otras oraciones que tenemos en el corazónte las ofrecemos a ti Dios de amorseguros de que escucharás nuestro clamor,por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 26 Ene 2024

Sé quién eres: el Santo de Dios

CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOEnero 28 de 2024Primera Lectura: Dt 18,15-20Salmo: 95(94),1-2.6-7ab. 7c-9Segunda Lectura: 1Co 7, 32-35Evangelio: Mc 1, 21-28I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducción• Cristo resucitado se hace presente cuando la asamblea litúrgica, convocada por el mismo Dios, se reúne a escuchar su palabra de amor: él es el profeta que había de venir y a quien debemos escuchar.•Jesús hace cercano el Reino de Dios a cada persona y esto lo hace con palabras y obras: con su palabra aleja de nosotros el mal y con sus obras nos transforma en hombres nuevos a su imagen.•La autoridad de Jesús sobresale en la palabra de Dios de este domingo. Se trata de una coherencia entre enseñanza y vida que no solo asombra a todos los que lo escuchan, sino que debe animarnos a aprender de su testimonio.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Yahvé le promete a Moisés que suscitará un profeta semejante a él. En efecto, aquel elegido del Señor, salvado de las aguas y destinado para liderar la liberación del pueblo de Israel, aparece presentado aquí como el «proto-profeta», el modelo de cada uno de los que ejerzan la misión de profetizar en nombre de Yahvé. A partir de esta promesa, los judíos han comprendido que el mesías esperado correspondería a un nuevo Moisés.No se puede olvidar que, en el contexto de la antigua alianza, la misión del profeta posee un carácter único. De labios del profeta el pueblo está llamado a escuchar la palabra de Dios para que el pueblo se mantenga fiel al pacto: escuchar al profeta es escuchar al mismo Dios en persona. En ese sentido aparece la invitación del salmo responsorial para ayudarnos a meditar en la primera lectura: «escuchen la voz de Dios, no endurezcan el corazón» (cf. Sal 94, 8). Ahora bien, en los comienzos de la predicación apostólica, Pedro contempla en Jesucristo, resucitado de entre los muertos, el cumplimiento de la promesa hecha a Moisés y también a los demás profetas: la llegada del tiempo de la restauración universal (cf. Hch 3,17-24).Siguiendo con la lectura semicontinua de la 1ª. carta a los Corintios, hoy aparece un fragmento que es continuación del que se proclamó el domingo anterior. Estamos ante una importante catequesis del apóstol Pablo sobre el matrimonio y la virginidad (1Cor 7) en la que sobresale un consejo para el bien de los lectores de la carta, la invitación a vivir en celibato: «… pienso que es cosa buena… quedarse el hombre así» (v. 26). Pablo mismo se ha puesto como ejemplo, dejando claro que es necesario recibir un don (v. 7). En ese orden de ideas, al final de los versículos de esta sección de 1Cor, proclamados hace ocho días, aparece una razón para apartarse del matrimonio: «la representación de este mundo pasa» (v. 31b), por lo que hay que aspirar a las realidades celestiales que son eternas (cf. Col 3,1-2). Todas estas reflexiones van preparando las que se nos proclaman hoy: la persona que opta por vivir célibe podrá dedicarse única y exclusivamente al servicio del Señor y no tendrá que preocuparse por las cosas mundanas ni distraerse en ellas. Se destaca la idea de que el matrimonio, junto con sus alegrías, también trae muchas preocupaciones.Jesús enseñaba con autoridad. Este es el mensaje central del evangelio de este domingo (Mc 1,21-28). Al comienzo de esta perícopa, el evangelista Marcos se refiere al asombro que Jesús suscitaba entre la gente porque su enseñanza era diferente a la de los escribas. Éstos eran considerados como auténticos intérpretes de la Escritura y la ley. Sin embargo, Jesús enseñaba directamente apoyándose en su propia autoridad, mientras que los escribas no respaldaban sus lecciones magisteriales con su propia vida. Por eso, para confirmar la coherencia entre su doctrina y sus obras, Jesús cura un endemoniado en la sinagoga de Cafarnaún, donde estaba predicando. Se pueden distinguir claramente las etapas en las que se desarrolla este prodigio: a) encuentro entre Jesús y el poseído (vv. 23-24); b) exorcismo (v. 25); c) salida del demonio (v. 26); d) reacción de los presentes (v. 27). El demonio llama la atención, queriendo oponerse al designio de Dios, pero el Mesías tiene el dominio del mal; por eso lo vence con el poder de su palabra y es precisamente este poder el que intensifica y enaltece la autoridad de su enseñanza.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?Proclamando y haciendo visible la cercanía del Reino, Cristo Jesús, el Verbo hecho carne, se revela como profeta y maestro, dos rasgos que confluyen en una acción concreta realizada por el mismo Jesús en la sinagoga: enseñar. Con respecto a la condición profética de Jesús, el libro del Deuteronomio, en la primera lectura de hoy, destaca la misión del futuro Mesías, en cuanto verdadero profeta de Yahvé, remarcando un mandato divino dirigido para todo el pueblo: escuchar a su enviado y elegido, quien hablará en su nombre.Hoy en día estamos seguros de que Jesús está presente en medio de su pueblo y sigue hablando en el nombre del Padre del cielo. Precisamente es Dios Padre quien en la transfiguración nos ha hecho la gran invitación que le da sentido a nuestra vida de discípulos: escúchenlo. Por eso hay que recordar que nuestra vida cristiana comienza a tomar forma auténtica cuando alimentamos nuestra fe con la escucha de la palabra del Señor. Y si el maestro se dedica a enseñar es porque espera que nosotros nos dediquemos a escuchar. Dios no se cansa de insistirnos en su llamado pues él quiere que hagamos la misma opción que hizo María, la hermana de Martha en Betania: que nos sentemos a sus pies y nos pongamos a escucharlo, seguros de que sólo él tiene palabras de vida eterna, luz que ilumina nuestro sendero.Por otra parte, al contemplar a Jesús pasando del predicar al sanar, se cumplan las palabras del salmista: «el Señor todo lo que quiere lo hace» (Sal 134,6). En Jesús todo están armónico y tan coherente que con el poder de la misma palabra con la que estaba enseñando en la sinagoga, con esa misma autoridad, expulsa al demonio. El prodigio consiste en expulsar el mal para que pueda habitar en el ser humano la presencia amorosa de Dios. Es necesario que salga de la vida de cada persona todo lo que tenga que ver con el pecado y con el maligno para que efectivamente el reino de Dios se haga realidad en nuestra vida y lleguemos verdaderamente a amar a Dios sobre todas las cosas. De hecho, hay que recordar que en nosotros hay algo más original que el pecado: lo más original es la gracia porque lo que Dios ha deseado desde siempre es habitar en nosotros y divinizarnos. Como le paso a la muchedumbre del evangelio, no dejemos de asombrarnos porque siguiendo a Cristo estamos empapándonos de su doctrina nueva e igualmente el mismo Señor con su palabra nos transformará en hombres nuevos donde habite presencia.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Siempre necesitaremos que el Espíritu Santo nos ayude a conocer más y más a Jesús y comprender que sólo él tiene palabras de vida, que él es la Palabra definitiva de Dios, el verdadero profeta que debía venir, el camino que conduce a la casa del Padre. Pidamos al mismo Espíritu consolador que se ponga de nuestra parte y nos anime en todas nuestras capacidades para que todo nuestro ser se disponga en actitud de escuchar y escuchar la voz del Maestro, sabiendo que su palabra no solamente nos da un mensaje para meditar, sino que es palabra eficaz que nos transforma para poder reflejar en nuestra vida que la bondad del Señor está por encima del engañoso poder del mal. _______________________Recomendaciones prácticas:• Ya que acabamos de celebrar el domingo de la palabra de Dios y que hoy el evangelio subraya la dimensión profética del ministerio público de Jesús, es recomendable seguir destacando el signo del evangeliario tanto en la procesión de entrada como el rito mismo de la proclamación del texto evangélico.• El próximo viernes 2 de febrero se celebra la fiesta de la Presentación del Señor y se conmemora la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos: esta celebración de la eucaristía dominical es verdadero encuentro con Cristo resucitado. Él nos enseña su Evangelio con autoridad y quiere que en nosotros habiten su bondad y su amor. Celebremos alegres este banquete de salvación y oremos por todos los que sufren.Monición a la Liturgia de la PalabraCristo es el verdadero profeta, prometido desde antiguo y enviado por el Padre en la plenitud de los tiempos. Aquí y ahora podremos escuchar su enseñanza y veremos la autoridad de su palabra poderosa que aleja de nosotros el mal para transformarnos en personas nuevas. Escuchemos atentamente esta proclamación. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos: la enseñanza del Señor Jesús que acabamos de escuchar anima la oración de la Iglesia. Por eso, confiados en la inspiración del Espíritu Santo, elevemos al Padre nuestra oración y digamos: R. Oh, Señor, escucha y ten piedad1. Oremos por la santa Iglesia, reunida aquí en el nombre del Señor y extendida por el mundo, para que todos los bautizados tengan la valentía de predicar el Evangelio en todo tiempo y lugar.2. Oremos por los jefes de las naciones para que su autoridad pueda ir más allá de intereses personales, de manera que sus obras consigan el bienestar de los pueblos.3. Oremos por los padres de familia para que, a través de su autoridad en el hogar, se dediquen a amar y ser amados a ejemplo de Cristo.4. Oremos por los que sufren para que el Señor les dé a todos fuerza e ilusión para superar las dificultades que se les presentan en sus vidas.5.Oremos por nosotros, reunidos en esta celebración para que verdaderamente reconozcamos a Cristo como nuestro maestro y profeta y así creamos en su enseñanza que es transformadora y vivificante.Oración conclusivaConcédenos, Padre, el don de sabiduría,y haz que tu Iglesia sea signo concreto de la humanidad nueva,fundada en la libertad y la comunión fraterna.Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.

Vie 19 Ene 2024

Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios

TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIODomingo de la Palabra de DiosEnero 21 de 2024Primera Lectura: Jon 3,1-5.10Salmo: 25(24),4-5ab.6y7bc.8-9 (R. cf. 18)Segunda Lectura: 1Co 7,29-31Evangelio: Mc 1,14-20I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn el Tercer Domingo del tiempo Ordinario, se sugieren tres temas para reflexionar y profundizar. El primero tiene que ver con el llamado a la conversión universal, que traspasa las fronteras. El profeta Jonás se resiste a obedecer a Dios, quien lo envía a un pueblo pagano a predicar la conversión de sus pecados e idolatrías, un pueblo que no es judío, por lo tanto, diferente a su cultura, religiosidad y costumbres. El segundo, se relaciona con el desapego a los bienes materiales y la invitación a asumir una actitud de indiferencia hacia los valores que presenta el mundo temporal. Y el tercero, es el llamado que Jesucristo hace a los primeros apóstoles a seguirlo, dejándolo todo.1.¿Qué dice la Sagrada Escritura?Jonás profeta, después de atravesar la etapa de discernimiento y resistencia de su vocación, acepta la misión que Dios le encomienda: predicar la conversión a un pueblo pagano. El profeta obedece en contra de su voluntad. El autor sagrado pone al Señor en ¨actitud de arrepentimiento¨, frente a la reacción del pueblo, que escucha, obedece y se convierte. El pueblo Ninivita asume gestos propios de conversión: escuchar, ayunar, dejar de obrar el mal, vestirse de saco, son señales de arrepentimiento.El Apóstol San Pablo, frente a la inminente llegada del Señor y la brevedad del tiempo, recomienda unas actitudes de desapego y relativización hacía los valores de este mundo que son pasajeros: los que tienen mujer, los que lloran, los que están alegres y los que disfrutan la vida, les recomienda vivir en una actitud de indiferencia, frente a los sentimientos, sufrimientos y alegrías del mundo. El Evangelista san Marcos, muestra a Jesús en continuidad con el llamado a la conversión del pueblo ninivita en el primer testamento, así invita a arrepentirse de los pecados y a caminar en la presencia de Dios. Sin embargo, el Evangelio observa un plus, que modifica y cualifica el esquema anterior del profetismo veterotestamentario. En efecto, en Jesucristo, Dios cualifica y altera el resultado de la conversión a través del llamado y elección de los primeros apóstoles, es decir, haciendo presente la vocación y el Reino de Dios no solo en el pueblo ninivita, sino dentro de cada uno; no solo en los pecadores y humildes de manera genérica, sino en la persona de cada apóstol o discípulo que decide dejarlo todo para comenzar una nueva vida en el Señor. Así, la vocación del apóstol y el discípulo se convierte en sí misma, en un llamado de conversión.2.¿Qué me dice la Sagrada Escritura?La Palabra pone al ministro que es un discípulo de Jesucristo, a reflexionar sobre la misión y el llamado a la conversión, mediante el testimonio de su vida. Cuando se leen estos tres testimonios de Jonás, san Pablo y de nuestro Señor Jesucristo, interroga el mismo testimonio sacerdotal. El profeta anuncia y denuncia la Palabra de Dios en la vida personal, comunitaria, en la Iglesia y en el mundo actual. Invita a la conversión mediante la confesión y reparación de los pecados propios y del pueblo, y empuja a ofrecer, como miembro de la Iglesia, el perdón, el amor y la reconciliación de Dios consigo mismo, con los hermanos, con la comunidad y con la creación entera.Sugiere revisar el contenido de la predicación, el mensaje de salvación, las injusticias que se ven y quizá se omiten por temor a sufrir las consecuencias de un anuncio profético. Pone a pensar, cómo la Palabra que se anuncia y se denuncia, se convierte para el sacerdote mismo, no solo en palabra externa, sino en tarea y compromiso de vivir con convicción, siendo testigo de una realidad que involucra y no deja pasar indiferente al ministro que la proclama. Finalmente, entusiasma a ser testigo, discípulo amado, que, con la palabra y el testimonio de conversión, ayuda a construir el Reino de Dios.3.¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad?Como pueblo de Dios, y comunidad en formación, la Palabra sugiere considerar tres dimensiones: 1. Nuestra vocación de hijos de Dios, a través del Sacramento del Bautismo, nos constituye en sacerdotes, profetas y reyes. Esta vocación profética, hace que la Palabra de Dios penetre en nuestro corazón, anuncie y denuncie lo que hay que cambiar en nuestra vida personal, para generar dinámicas de conversión que partan desde nuestra realidad. 2. El contenido del mensaje profético es el Reino de Dios manifestado en Jesucristo. Dios que se encarna para nuestra salvación y cuyo Reino se inaugura cuando nos abrimos a la conversión, nos pide despojándonos de todo aquello que no nos ayuda a caminar en la presencia del Señor. 3. Dios manifestado en Jesucristo, nos elige para ser un pueblo santo, que inicia a caminar desde el llamado a la conversión personal para seguirlo en el cuerpo que es la Iglesia; nos invita a desprendernos de todo aquello que no nos ayuda a construir el Reino de Dios en nuestras vidas. Dios que es Padre, lleno de ternura y misericordia, lento a la ira y rico en clemencia para los que lo invocan, nos motiva a reconocer con humildad que, siendo pecadores, podemos caminar en su presencia para ser acompañados y ayudados en nuestro diario acontecer.4.¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión?El encuentro con Jesucristo cambia y transforma nuestra existencia de una condición pecadora a una renovación permanente de nuestra vida. Jesús nos llama, nos convierte, nos convoca, nos elige para le sirvamos y caminemos en su presencia, para hacernos discípulos misioneros que llevemos su palabra por doquier y nos envía a dejarlo todo para seguirlo y hacer comunidad saliendo al encuentro de todas las personas que Él pone en el camino de nuestra existencia. El encuentro con Jesucristo vivo nos convierte en testigos de su amor.Las palabras del Papa Francisco en su visita a Colombia nos ayudan a reflexionar en este camino de conversión. En efecto, nos animó no solo a dar el primer paso para la paz y la reconciliación, sino a seguir caminando y dando pasos de verdadera conversión con la verdad, la justicia el amor y la reconciliación: “La palabra de Jesús tiene algo especial que no deja indiferente a nadie; su Palabra tiene poder para convertir corazones, cambiar planes y proyectos. Es una Palabra probada en la acción, no es una conclusión de escritorio, de acuerdos fríos y alejados del dolor de la gente, por eso es una Palabra que sirve tanto para la seguridad de la orilla como para la fragilidad del mar”. (Homilía, Parque Simón Bolívar, Bogotá, 7 de septiembre 2017)._______________________Recomendaciones prácticas:•Se recomienda leer la nota sobre el Domingo de la Palabra de Dios publicada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el 17 de diciembre de 2020.•Se sugiere exaltar el anuncio de la Palabra de Dios con el Evangeliario, inicialmente, llevado con solemnidad en la procesión de entrada y, luego, al momento de la proclamación del Evangelio, tomándolo del altar y llevándolo, precedido por el incensario y los ciriales, al ambón: La finalidad de esta solemnidad es que durante la celebración eucarística los fieles perciban la necesidad insustituible de la escucha y vivencia de la Palabra de Dios para el fortalecimiento de sus vidas (Cfr. OGMR 120,172 y 175).•También se podría entregar la Biblia o uno de sus libros a toda la asamblea, para resaltar la importancia de seguir en la vida diaria la lectura, la profundización y la oración con la Sagrada Escritura, con una particular consideración a la Lectio Divina (cfr. Aperuit Illis 3)II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaQueridos hermanos, en la Eucaristía nos reunimos como pueblo de Dios que conformamos la Iglesia que peregrina en camino de conversión hacia la salvación. Como Hijos de Dios, consagrados en el Bautismo, sintámonos miembros de este cuerpo, cuya cabeza es Cristo y comprometámonos a vivir el seguimiento de Cristo en la vocación a la cual hemos sido llamados. Dispongámonos a participar con fe.Monición a la Liturgia de la PalabraEn este tercer domingo del tiempo ordinario, la Palabra de Dios nos invita a renovar nuestra vocación en el seguimiento de Jesucristo, despojándonos de todo aquello que nos impide ser sus discípulos misioneros. Igualmente, somos motivados a renovar nuestros compromisos bautismales para que seamos auténticos testigos de conversión. Escuchemos atentos.Oración Universal o de los FielesPresidente: Unidos a Dios, Padre misericordioso, dirijamos nuestras plegarias y necesidades, respondiendo:R./ Dios de amor, escucha y te piedad.1.Por la Santa Iglesia de Dios que peregrina en el mundo, para que, fieles a las promesas del bautismo, lleguemos a ser auténticos discípulos misioneros que anunciemos el amor y denunciemos las injusticias.2.Por lo gobernantes de todas las naciones, especialmente por el presidente, los congresistas, alcaldes, autoridades militares y políticos de nuestro país, para que, en el ejercicio de sus funciones, trabajen por la equidad del pueblo a ellos encomendado y ejerzan un auténtico profetismo.3.Por nuestra comunidad parroquial, para que como bautizados, ejerzamos nuestra misión de ser profetas, sacerdotes y reyes, y así trabajemos en la construcción del Reino de Dios.4.Por quienes se dedican al estudio de la Sagrada Escritura para que, iluminados por la efusión del Espíritu Santo, nos ayuden en la comprensión de la Palabra de Dios. 5.Por las vocaciones a la vida sacerdotal, religiosa y matrimonial, para que, como los apóstoles, sigamos el llamado del Señor, que nos invita a dejarlo todo para seguirlo en amor, pobreza, castidad y obediencia.Oración conclusivaLas intenciones que te hemos presentado, Señoraumenten en nosotros la fe, la esperanza y la caridad,para que, iluminados por el santo Espíritu,construyamos tu reino de Amor, Verdad y Justicia.Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén

Vie 3 Nov 2023

El primero entre vosotros será vuestro servidor

TRIGÉSIMOPRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO5 de noviembre de 2023Primera lectura: Malaquías 1, 14b - 2,2b.8-10Salmo: 131(130),1.2.3Segunda lectura: 1Tesalonicenses 2, 7b-9.13Evangelio: Mateo 23, 1-12.I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa Iglesia avanza en el conocimiento del completo misterio de Cristo que se experimenta a lo largo del ciclo anual de celebraciones. En este domingo, partiendo de la lectura atenta de los textos bíblicos, descubrimos algunas urgencias señaladas por la Palabra de Dios, como son: la importancia de profundizar en la acción moral y el testimonio cristiano; la visión del sacerdocio como servicio; y la humildad al momento de contemplar a los jefes como seres humanos sometidos a la fragilidad (Cf. Directorio Homilético, apéndice I). Así, se propone a continuación el examen del formulario de lecturas para la Misa con el acento del primer punto arriba señalado, esto es, de la importancia del testimonio cristiano, de la vida en Cristo.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?En la Primera lectura, de la profecía de Malaquías (Ml 1,14b - 2,2b.8-10), Dios, el Rey, llama a sus elegidos los sacerdotes a volver a su camino porque apartándose de la ley hicieron extraviar a muchos, de manera que hay una gran culpa sobre sus espaldas, que no quedará impune según la Palabra del Señor. Esto constituye un irrespeto al nombre de Dios que debería ser honrado por todas las naciones al ver la coherencia de los herederos de la alianza con Leví. Ante tal anuncio de justicia el Salmista ora a Dios pidiéndole que guarde su alma en la paz (Sal 131[130],1.2.3) y tributándole la ofrenda de su docilidad, expresada en la sentencia: «mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad» (v. 1). Este es el llamado salmo del abandono confiado en los brazos de Dios, actitud que contrasta por su bondad a lo reprochado a los sacerdotes en la Primera lectura. La Segunda lectura, por el contrario, muestra al Apóstol con una actitud de obediencia a Dios y de honra para que el nombre de Dios sea honrado en verdad, toda vez que se dedica con todas las fuerzas a la promoción del Evangelio de Dios y a la ofrenda de su propia persona, en otras palabras, de todo lo que tiene hasta el extremo. Al contrario de ser tropiezo para el pueblo el Apóstol busca ni siquiera ser gravoso a nadie. En el pasaje del Evangelio el Maestro Jesucristo reprocha a los escribas y a los fariseos acusando proféticamente que ellos no hacen lo que dicen, esto es realmente muy fuerte. La falta de coherencia y de empatía, además de la vanidad son verdaderamente un obstáculo para la obra de Dios. El Evangelio termina con algunas recomendaciones en orden al buen testimonio de los que llevan el nombre de Cristo: «no se dejen llamar maestro, porque uno solo es su maestro, y todos ustedes son hermanos. No llamen padre suyo a nadie en la tierra, porque uno solo es su Padre, el del cielo. No se dejen llamar consejeros, porque uno solo es su consejero, Cristo. El primero entre ustedes será su servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Directorio Homilético, 142). Por lo demás, recordemos que «el conocimiento de la estructura global y de los elementos característicos de cada Evangelio [en este caso de Mateo] puede ayudarle [al homileta] a profundizar su comprensión del texto», así, vale apuntar que este pasaje se encuentra insertado entre los textos que aluden a acontecimientos que implican la aceptación o rechazo del Reino y precede al discurso escatológico que es ofrecido en los siguientes domingos del Tiempo Ordinario (cf. Directorio Homilético, 143).2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Meditemos en la importancia de permanecer verdaderamente en Cristo y vivir como Él, la vida del cristiano debe ser coherente con el Evangelio, pues un desfase entre la propuesta de la voluntad divina y las obras que son llevadas a cabo constituye un pecado patente, pero también una piedra de tropiezo para los que oyen y ven tales incoherencias. El Catecismo de la Iglesia Católica apunta sobre la realidad de la acción moral y el testimonio cristiano lo siguiente, en relación a la misión (CEC 2044):«La fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio del Evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo. Para manifestar ante los hombres su fuerza de verdad y de irradiación, el mensaje de la salvación debe ser autentificado por el testimonio de vida de los cristianos. “El mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas realizadas con espíritu sobrenatural son eficaces para atraer a los hombres a la fe y a Dios”».Obras son amores y no buenas razones, reza un proverbio, porque son los frutos los que nos permiten reconocer la calidad de la planta; con el Evangelio podemos decir así, usando una famosa frase atribuida a san Francisco de Asís: «Predica el Evangelio en todo momento y, si es necesario, usa las palabras». Es de sobra sabido que la liturgia tiene que ver con hacer de la propia vida un sacrificio vivo espiritual agradable a Dios (cf. Rm 12,1) de forma que no se cumpla en uno el fortísimo reproche: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres» (Mt 15,8-9 = Is 29,13). Más aun, consideremos con el Concilio Vaticano II, en su Constitución sobre la sagrada liturgia Sacrosanctum Concilium (n. 12), cómo «pedimos al Señor en el sacrificio de la Misa que, "recibida la ofrenda de la víctima espiritual", haga de nosotros mismos una "ofrenda eterna" para Sí». ¡Permanezcamos con Cristo y vivamos como Él!3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Supliquemos al Señor, para vivir con mayor compromiso la misión, que nos conceda la sencillez de la unidad interior, es decir la coherencia de vida, porque «la vida moral es un culto espiritual. El obrar cristiano se alimenta en la liturgia y la celebración de los sacramentos» (CEC 2047). ¡La buena relación entre la vida cotidiana y la vida celebrativa es un respaldo para la misión del cristiano! Pero puede venirnos una inquietud, ¿es, acaso, esa coherencia un puro esfuerzo humano? ¡Cierto que no! Dios se vale de nuestros empeños honestos y se encarga de hacerlos fructificar, por eso es importante suplicarle con insistencia que nos ayude a «correr sin tropiezos hacia los bienes que nos promete» (Misal Romano [para Colombia], Domingo XXXI del Tiempo Ordinario, Colecta). El encuentro con Jesucristo y la fe que le corresponde los manifestamos concretamente, y no exclusiva ni principalmente, con las obras y no con las palabras. ¡Cumplamos cuanto decimos con tanta humildad!_______________________Recomendaciones prácticas:II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En este día del Señor tributemos nuestra Acción de gracias a Dios, recordando que «la vida moral “posee el valor de un ‘culto espiritual' que nace y se alimenta de aquella inagotable fuente de santidad y glorificación de Dios que son los sacramentos, especialmente la Eucaristía; en efecto, participando en el sacrificio de la Cruz, el cristiano comulga con el amor de donación de Cristo y se capacita y compromete a vivir esta misma caridad en todas sus actitudes y comportamientos de vida. (Sacramentum Caritatis 82).Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios, que será proclamada, nos impulsa a un cambio de vida para no apartarnos del camino de Dios y corresponder con humildad a su amor. Acojamos con docilidad y con todo nuestro propio ser a Dios que nos habla.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Invoquemos confiadamente a nuestro Padre del cielo y supliquémosle por nuestras necesidades y las de la humanidad entera.R. En ti confiamos, Señor.1.Por el papa, los obispos, para que por el Espíritu Santo conozcan el camino que deben trazar en la Iglesia.2.Por la santa Iglesia, que trabajando día y noche, anuncie incansablemente el Evangelio de salvación a todos.3.Por los líderes y gobernantes: haz que ayuden a sus gentes a mirar a un futuro genuino con renovada esperanza.4.Por los sufrientes: haz que reciban el consuelo de sus pesares y la recompensa prometida a tus trabajadores fieles.5.Por nosotros, reunidos aquí alrededor del Altar: que la Eucaristía que celebramos aumente en nosotros la coherencia de vida.Oración conclusivaPadre de bondad,escucha benignamentelas súplicas que te dirigimosen favor de la realización de tu Reino.Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.

Vie 9 Jun 2023

El que coma de este pan vivirá para siempre

EL CUERPO Y LA SANGRE SANTÍSIMOS DE CRISTO 11 de junio de 2023 Primera lectura: Deuteronomio 8, 2-3.14b-16a Salmo: 147,12-13.14-15.19-20 (R. cf. Lc 1,53) Segunda lectura: 1Corintios 10,16-17 Evangelio: Juan 6, 51-58 Orientaciones para la Predicación Introducción «La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesisel núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor: “He aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt28, 20)». El inicio de la encíclica “Ecclesia de Eucharistia” de San Juan Pablo II ilustra y resume de una manera única el mensaje de este día. La homilía puede concentrarse en la exaltación de este divino misterio sin el cual la Iglesia no podría sostenerse y crecer. En el contexto de sinodalidad que vive la Iglesia y en consonancia con la Solemnidad de la Santísima Trinidad, celebrada el domingo pasado, el hilo conductor puede ser el de una espiritualidad eucarística para vivir la comunión y la misión. A ello ayudará la Sagrada Escritura que en esta ocasión destaca el camino emprendido por el pueblo de Israel, alimentado con el maná, para llegar al reconocimiento de Cristo, Pan vivo bajado del cielo, que sacia todo anhelo. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El texto del Deuteronomio invita a hacer memoria de un camino ya recorrido, en el que el pueblo de Israel ha invertido cuarenta años con el deseo de llegar a la tierra de promisión. Las palabras de Moisés invitan a la comunidad a reconocer una serie de cuidados que Dios, con su providencia, da a su pueblo y concentra la atención en dos elementos: el maná que calma el hambre y el agua que sacia la sed. El pueblo comprenderá que estos elementos naturales son dados por Dios, pero de manera transitoria; así, el pueblo es preparado, pedagógicamente, para la llegada de un pan y un agua que no se agotarán y saciarán a plenitud; se trata de la Palabra de vida (el Verbo encarnado) que sale de la boca de Dios. El salmista glorifica al Señor porque defiende a la ciudad santa de Jerusalén dando seguridad (refuerza los cerrojos de sus puertas), otorgando concordia con los vecinos (da paz a sus fronteras) y demostrando su predilección porque “con ninguna nación obró así”. De modo particular, la nueva Jerusalén, la Iglesia, recibe el cuidado del Señor incluso recibiendo de él un alimento fresco que transmite vigor: “sacia con flor de harina”; esta harina, la más fina, fruto del trigo que fructifica en la primavera, se vuelve comida excelsa que sacia, prefiguración de la sagrada eucaristía. San Pablo enseña a los Corintios el concepto cristiano de comunión a partir del misterio eucarístico que lo explica, pero también lo ejemplifica. Este motivo paulino será recurrente en la patrística, sobre todo desarrollado por san Ignacio de Antioquia: el pan es una unidad, pero se construye a partir de los miles de granos de trigo que lo conforman. Así, la unidad visible del pan transmite la unidad del cuerpo de Cristo porque todos nos alimentamos “del mismo pan”; esta unidad se da por la gracia del Espíritu Santo y se recibe por la gracia sacramental, la comunión en el cuerpo y la sangre de Cristo. A propósito, ha escrito san Juan Crisóstomo que se dice “el Cuerpo de Cristo; no muchos cuerpos sino un solo cuerpo. Así como el pan formado de muchos granos está unificado de forma que no se ven los granos separados, así también nosotros estamos unidos entre nosotros y con Cristo. Y si todos nosotros somos alimentados por la misma fuente y nos volvemos una sola cosa con Él, ¿por qué no mostramos una misma caridad y por esta razón nos volvemos una sola cosa también?” (Homilías sobre la primera Carta a los Corintios, 24, 4). Finalmente, el Evangelio de Juan presenta a Cristo como el “pan vivo bajado del cielo” explicando así que el maná bajado del cielo, como lo narra el Antiguo Testamento, era solo una prefiguración de este manjar que sacia completamente. Así, mientras el maná veterotestamentario permitió al pueblo de Israel sostener la vida biológica durante su paso por el desierto, el pan vivo neotestamentario ya no es un elemento natural sino una persona sobrenatural que concede plenitud de vida terrestre y vida eterna celeste a quienes se alimentan de Él. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En el documento “Hacia una espiritualidad para la sinodalidad” se nos recuerda que la Eucaristía permite que llegue a plenitud la gracia del bautismo; porque a través del agua bautismal nos hacemos miembros del cuerpo de Cristo que es la Iglesia, y en la Eucaristía participamos de la cena del Señor y “nuestro ser-uno-en-Cristo se alimenta y profundiza hasta colmar nuestra propia existencia y relaciones”. Es decir, que por el bautismo se nos introduce a la vida de fe y por la Eucaristía llegamos a la plenitud de la existencia y las relaciones. En efecto, el Señor indicó que la plenitud que transmite a quienes comulgan con su Cuerpo y su Sangre es doble: primero, Juan 6, 53 hace énfasis en la “vida en ustedes”, que puede comprenderse como la manera inmanente de vivir la vida eterna en este aquí y este ahora terrenos, evidenciada a través de la presencia de Dios en el corazón del cristiano y su actuar consecuente. Segundo, el versículo 54 desarrollará los efectos de alimentarse con su carne y su sangre, esta vez desde un ámbito trascendente: quien lo haga tendrá “vida eterna” y logrará la resurrección. Para lograr la vida plena terrenal y su consumación en la vida plena eterna, la eucaristía es la condición necesaria, pues facilita la inhabitación del Verbo, Palabra del Padre, Pan vivo bajado del cielo, en el cristiano. La Eucaristía unifica al cristiano a través de la presencia unificadora del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. La inhabitación de Dios en la persona humana que cree y se adhiere a Cristo provee consistencia y firmeza en la vida cristiana, según lo dicho por san Ambrosio respecto a que “Toda alma fiel es Belén, casa del pan, casa de paz y tranquilidad” (Carta a Oronciano, 5, 18, 13) porque Cristo es Señor de la paz; de allí se pasa a una unificación en el cuerpo eclesial donde la sinodalidad brota como un don que no se genera como resultado de los esfuerzos personales sino como “camino progresivo de participación e integración en el único Cuerpo de Cristo que nos permite - como individuos y como comunidad - tener entre nosotros “los mismos sentimientos de Cristo”, como dice San Pablo (Flp. 2,5). Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Una espiritualidad eucarística para la sinodalidad en la Iglesia debe considerar el hecho de que, a través de la única comunión - que existe con Cristo y con el prójimo- llegamos a conocer el modo de pensar y la actitud propia de Cristo. La secretaría del Sínodo de la Sinodalidad nos recuerda que, por tal motivo, a pesar de nuestros pecados y fracasos, como Iglesia podemos ser la presencia de Cristo que sana, consuela, cuida y conduce a sus hermanos al abrazo con el Padre. La Iglesia, unida al Cordero inmolado descubre que la Eucaristía es el pan partido y ofrecido “por la vida del mundo” (Jn 6,51), para que “el mundo se salve” (Jn 3,17). Como dice San Agustín, sobre la mesa del altar eucarístico se ubican las sagradas especies del pan y del vino que serán consagradas. Al final, por la efusión del Espíritu Santo, nos hacemos tanto cuerpo de Cristo como miembros de su mismo cuerpo. “En consecuencia, sobre la mesa del Señor está el misterio que ustedes son, a la vez que reciben el misterio que son. A lo que responden con el amén, y su respuesta es su sello. Se te dice: “El cuerpo de Cristo” y respondes: “Amén”. Sé miembro del cuerpo de Cristo para que sea auténtico el Amén” (Sermón 272). _______________________ Recomendaciones prácticas: No olvidar en este domingo, antes de la proclamación del Evangelio, la recitación de la secuencia tomada del himno “Lauda Sion Salvatorem” de Santo Tomás de Aquino, compuesto a mediados del siglo XIII. Si las condiciones lo permiten podría preverse la comunión bajo las dos especies. Es de alabar que en este domingo se tenga un especial momento de adoración eucarística y la procesión con el Corpus Domini. Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, próximo viernes 16 de junio. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La Eucaristía es el núcleo del misterio de la Iglesia y en ella vemos realizada la promesa de Jesucristo de permanecer con su pueblo todos los días hasta el fin del mundo. Por ello, nos reunimos con especial alegría en este domingo para celebrar la Solemnidad del Cuerpo y Sangre Santísimos de Cristo; alimentémonos de su Palabra y saboreemos el pan de los ángeles que es la Eucaristía. Celebremos con especial dedicación este encuentro con Dios vivo. Monición a la Liturgia de la Palabra En el Antiguo Testamento Dios alimentó a su pueblo, durante la travesía por el desierto, con un pan caído del cielo que se llamaba Maná. Pero con la venida de Cristo al mundo, por nuestra Salvación, la providencia divina nos ha dado el Pan vivo que sacia completamente nuestras ansias. Escuchemos con atención y alimentémonos de este pan de vida eterna. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos nuestra plegaria a Dios providente que nos ha creado con su misericordia y nos sostiene en el camino de la vida con un alimento que no perece y digamos: R. ¡Escúchanos y fortalécenos, Señor! Por la Iglesia y sus pastores para que continúen ofreciendo con fe y caridad, al pueblo santo de Dios, el alimento de la Palabra y de la Eucaristía. Por los gobiernos nacionales y locales para que ayuden a sus comunidades a lograr la seguridad alimentaria y promuevan el desarrollo humano integral. Por nuestra comunidad eclesial para que, a través de la Eucaristía, viva el espíritu de comunión que alienta el caminar juntos hacia Dios y la solidaridad hacia los hermanos. Por nuestras familias para que en ellas reine la paz de Cristo y la comunión en el Espíritu Santo permita ser iglesias domésticas. Por quienes experimentan pruebas en la vida para que encuentren en nuestra oración y caridad una muestra del amor de Dios Padre. Oración conclusiva Escucha Oh Dios omnipotente las plegarias que te dirigimos con fe y haz que dirijamos siempre a Ti Nuestra vida y pensamientos. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén. R. Amén.

Sáb 3 Jun 2023

Dios envió a su Hijo al mundo para que se salve

LA SANTÍSIMA TRINIDAD 4 de junio de 2023 Primera lectura: Éxodo 34,4b-6.8-9 Salmo: Daniel 3, 52ac.53a y 54a.55a y 56a (R. 52b) Segunda lectura: 2Corintios 13,11-13 Evangelio: Juan 3,16-18 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La celebración de esta solemnidad ofrece una ocasión inigualable para realizar una catequesis sobre el Misterio de la Santísima Trinidad y sus resonancias en la vida cristiana. La Palabra de Dios, escrita y transmitida, revela lo que el mismo Dios ha querido darnos a conocer sobre esta verdad de fe. El predicador debería aprovechar la ocasión para repasar los numerales 232 a 267 del Catecismo de la Iglesia Católica y, así, tener mayor claridad al respecto. En primer lugar, la Sagrada Escritura, particularmente los textos que en este domingo se exponen, presentan el Misterio sirviéndose de lo que en teología se llama “Economía de la salvación”, es decir, el modo particular como Dios obra para realizar la salvación. En segundo lugar, la Sagrada Tradición nos ayuda a entender que la economía de la salvación, esto es, lo que hemos visto y oído de este Misterio, corresponde al ser íntimo de Dios que no podemos ver y conocer con nuestra débil y reducida inteligencia; sin embargo, la Santísima Trinidad como Misterio se vuelve vida cristiana gracias a la comunión con cada una de las divinas personas en la unidad de su único ser: “El que da gloria al Padre lo hace por el Hijo en el Espíritu Santo; el que sigue a Cristo, lo hace porque el Padre lo atrae (cf. Jn 6,44) y el Espíritu lo mueve (cf. Rm 8,14)” (Catecismo, 259). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Evangelio de este domingo concentra su atención en el modo como Dios nos salva; de allí parte el conocimiento limitado que tenemos del misterio de la Santísima Trinidad puesto que este se asimila de una manera más fácil a través de las obras que Dios realiza para nuestro bien; por ello, el evangelista parte de la consideración de una cantidad, un sentimiento, un destinatario y un protagonista. Si empezamos por esto último, el papel protagónico lo tiene el Padre a través del Hijo único; allí ya se comienza a ver una unidad en la distinción de las personas divinas. El Padre es quien ama y, para amar al mundo - que es el destinatario -, ama primero al Hijo único, dirá San Agustín. Así pues, el Padre ama al Hijo, primero; luego, ama al mundo por el Hijo, pues por medio de Él fueron creadas todas las cosas; es el mundo del Hijo, a Él le pertenece. La cantidad del amor, es decir, aquel “tanto” que expresa san Juan respecto del amor de Dios al mundo, corresponde a la grandeza del que es enviado a salvar; es decir, es grande el Hijo en cuanto es Hijo eterno del Padre y existía con Él desde siempre; así mismo, es grande el amor, inconmensurable, con el cual el Padre y el Hijo se aman entre sí y aman al mundo. No es un amor pequeño y limitado, es el amor como fuerza de unidad: quiere decir que el Padre ama, el Hijo es amado, el Espíritu Santo es el amor. Por ello la “economía” de la salvación es una historia del amor de Dios por la humanidad a través del amor al Hijo. El Padre ama al mundo en el Hijo. El Hijo ama al mundo y se entrega hasta el final; de allí que el objetivo de ser enviado no sea realizar un juicio sino salvar la naturaleza humana caída y elevarla a sobrenaturaleza, es decir, realizar el proceso de “divinización”, como lo llamaron los Padres de la Iglesia. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La economía o plan salvífico es progresiva: la revelación de la unicidad de Dios en el Antiguo Testamento se aclara y entiende de una manera más específica cuando en el Nuevo Testamento el Padre es revelado por el Hijo; y el Padre y el Hijo son revelados por el Espíritu Santo. Por ello, entre la revelación de Dios a Moisés en la montaña del Sinaí, como Dios único y verdadero, y la confesión trinitaria que hace san Pablo en su segunda carta a los corintios, hay un punto de inflexión determinante: la venida de Cristo, verdadero Dios (uno en su naturaleza divina con el Padre y el Espíritu Santo) y verdadero hombre (consubstancial a la humanidad por su naturaleza humana). San Beda lo expresó de una manera magistral: “El mismo redentor y creador nuestro, que es el Hijo de Dios que existe antes de los siglos, en los últimos tiempos se hizo Hijo del hombre, para que, quien nos había creado con el poder de su divinidad para gozar de la bienaventuranza de la vida eterna, fuera él quien con la fragilidad de nuestra naturaleza nos restaurara, para recibir la vida que habíamos perdido (Homilías sobre los Evangelios, 2, 18). Así pues, aunque a veces nos cueste trabajo asimilar con las limitadas luces de nuestra razón aquel gran misterio que es la Santísima Trinidad, sin embargo, siempre queda el recurso de contemplar el modo como Dios nos ha salvado; esa contemplación conlleva al cristiano a asimilar una verdad de fe y a traducirla en hechos concretos de amor y renovación espiritual. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En sus Homilías sobre el Evangelio de Juan (27, 2-3), san Juan Crisóstomo escribió una página que ayuda a volver concreto el mensaje de esta solemnidad. Dice el santo que la expresión “Tanto amó Dios al mundo, pone de relieve la grandeza y la intensidad de ese amor […]. Entregó a su Hijo Unigénito; no a un siervo, a un ángel o un arcángel. Ningún padre ha sentido tanto amor por sus propios hijos como Dios por sus siervos ingratos […]. Dio su vida por nosotros, por nosotros derramó su preciosa sangre. Por nosotros, que ni éramos buenos ni se lo íbamos a agradecer […]”. San Francisco de Asís repetía, lamentándose, que “el Amor no es amado”, ¡triste paradoja que nos cuestiona!; no obstante, el Crisóstomo nos da a entender que el amor de Dios es generoso y su misericordia no tiene medida aun cuando reciba la ingratitud del ser humano. Es más, el Padre de la Iglesia continúa, para señalar de qué manera nuestra indiferencia con las necesidades del prójimo son indiferencia a Dios mismo: “Hasta tal punto llega nuestra ingratitud que somos capaces de revestir con finos ropajes y mantos de oro a nuestros criados, a nuestros mulos y caballos, y despreciamos a nuestro Señor desnudo y vagabundo, cuando mendiga de puerta en puerta… Él, por el contrario, quiso someterse a sufrir tanto por nosotros. Voluntariamente padece hambre para que tú puedas alimentarte. Va desnudo para otorgarte el derecho a que te revistas de incorruptibilidad. Y, sin embargo, jamás le ofreces nada de lo que posees”. De allí que vivir y celebrar la solemnidad de la Santísima Trinidad tenga una resonancia especial en el amor al prójimo, reflejo del amor que debemos profesar a Dios, pálido espejo del amor del Padre al Hijo en el Espíritu Santo. _______________________ Recomendaciones prácticas: • En este domingo se concluye la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que ha tenido como lema “Haz el bien, busca la justicia” (Cf. Is. 1, 17). Podría hacerse una mención acerca de la importancia de que los cristianos busquen la unidad a semejanza de Dios, uno y trino. • La fiesta del 31 de mayo, Visitación de la Bienaventurada Virgen María, y la memoria obligatoria de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, el 29 de mayo, ilustran, concretamente, que es posible amar la intimidad de la esencia divina y reflejarla en el servicio a los demás. • Día del Campesino II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En este domingo, solemnidad de la Santísima Trinidad, alegrémonos por el misterio de la salvación, ya que el Padre Eterno ha enviado a su Hijo único para que conozcamos su amor y lo hagamos vida, impulsados por el Espíritu Santo, a través del servicio a nuestros hermanos. Seamos conscientes de este misterio de amor y celebremos comunitaria y activamente el gozo de la redención. Monición a la Liturgia de la Palabra Dios Padre viene a nuestro encuentro a través de su Hijo Jesucristo, y el Espíritu Santo confirma esta misión. La Palabra de Dios nos prepara para recibir la gracia, experimentar el amor y vivir la comunión a semejanza de las divinas personas. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos al Padre Eterno que, con su infinita misericordia, nos sostiene para que lleguemos al conocimiento pleno de la verdad y nos alienta a ser testigos de la unidad y de la paz. Digamos juntos: R. Muéstranos tu rostro, Señor. 1. Por el santo pueblo fiel de Dios para que camine en la unidad a ejemplo de la Santísima Trinidad, escuchando el consejo de los pastores y viviendo la concordia de los corazones. Oremos. 2. Por los gobernantes y la sociedad civil para que promuevan el progreso de los pueblos y generen el desarrollo integral de las personas que se les confía a su cuidado. Oremos. 3. Por esta comunidad eclesial para que, con alegría en el seguimiento de Jesucristo, busque la perfección y sus miembros tengan un mismo sentir y vivan en paz. Oremos. 4. Por nuestros agricultores y campesinos, para que vean recompensados sus trabajos con abundantes cosechas y precios justos para sus productos. Oremos. 5. Por todos los que padecen alguna tribulación para que descubran en nuestra cercanía y ayuda un reflejo del amor del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Oremos. Oración conclusiva Atiende oh, Padre, nuestras humildes súplicas, presentadas con fe a través de tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.