Pasar al contenido principal

san mateo

Dom 9 Abr 2023

10 de abril | Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 8-15

Comuniquen a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán EN aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alégrense». Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. Jesús les dijo: «No teman: vayan a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: «Digan que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras ustedes dormían. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y los sacaremos de apuros». Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy. Palabra del Señor.

Sáb 8 Abr 2023

8 de abril | Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 1-10 Vigilia

Ha resucitado y va por delante de ustedes a Galilea PASADO el sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres: «Ustedes no teman, ya sé que buscan a Jesús el crucificado. No está aquí: ¡ha resucitado!, como había dicho. Vengan a ver el sitio donde yacía y vayan aprisa a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán”. Miren, se lo he anunciado». Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alégrense». Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. Jesús les dijo: «No teman: vayan a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». Palabra del Señor.

Mar 4 Abr 2023

5 abril | Lectura del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25

El Hijo del hombre se va como está escrito; pero, ¡ay de aquel por quien es entregado! EN aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué están dispuestos a darme si se lo entrego a ustedes?». Ellos se ajustaron con él en treinta monedas de plata. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?». Él contestó: «Vayan a la ciudad, a casa de quien ustedes saben, y díganle: ´´El Maestro dice: mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos´´». Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: «En verdad les digo que uno de ustedes me va a entregar». Ellos, muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?». Él respondió: «El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Tú lo has dicho». Palabra del Señor.

Sáb 1 Abr 2023

2 de abril | Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 27, 11-54

Pasión de nuestro Señor Jesucristo ¿Eres tú el rey de los judíos? Cronista: EN aquel tiempo, Jesús fue llevado ante el gobernador Poncio Pilato, y este le preguntó: S.«¿Eres tú el rey de los judíos?» C.Jesús respondió: +«Tú lo dices» C.Y, mientras lo acusaban, los sumos sacerdotes y los ancianos no contestaban nada. Entonces Pilato le preguntó: S.«¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?» C.Como no contestaba ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía liberar un preso, el que la gente quisiera. Tenía entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, dijo Pilato: S.«¿A quién quiere que les suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías?» C.Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mando a decir: S.«No te metas con ese justo porque esta noche he sufrido mucho soñando con él». C.Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: S.«¿A cuál de los dos quieren que les suelte?». C.Ellos dijeron: S.«A Barrabás» C.Pilato les preguntó: S.«¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?». C.Contestaron todos: S.«Sea crucificado» C.Pilato insistió: S.«Pues, ¿Qué mal ha hecho?». C.Pero ellos gritaban más fuerte: S.«¡Sea crucificado!». C.Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos ante la gente diciendo: S.«Soy inocente de esta sangre. ¡Allá ustedes!» C.Todo el pueblo contestó: S.«¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!» C.Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. ¡Salve, rey de los judíos! C.Entonces los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: S.«¡Salve, rey de los judíos!». C.Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar. Crucificaron con él a dos bandidos C.Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a llevar su cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir lugar de «la calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Este es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz C.Los que pasaban, lo injuriaban, y, meneando la cabeza, decían: S.«Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». C.Igualmente los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también diciendo: S.«A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¡Es el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz y le creeremos. Confió en Dios, que lo libre si es que lo ama, pues dijo: ´´Soy Hijo de Dios´´». C.De la misma manera los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban. «Elí, Elí, lemá sabaqtaní?» C.Desde la hora sexta hasta la hora nona vinieron tinieblas sobre toda la tierra. A la hora nona, Jesús gritó con voz potente: +.«Elí, Elí, lemá sabaqtaní?». C.(Es decir: +«Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?»). C.Al oírlo algunos de los que estaban allí dijeron: S.«Está llamando a Elías». C.Enseguida uno de ellos fue corriendo, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: S.«Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo». C.Jesús, gritando de nuevo con voz potente, exhaló el espíritu. Todos se arrodillan, y se hace una pausa. C.Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se resquebrajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que él resucitó, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados: S.«Verdaderamente este era Hijo de Dios». Palabra del Señor.

Dom 19 Mar 2023

20 de marzo | Lectura del santo evangelio según san Mateo 1,16.18-21.24ª

José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: – «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. Palabra del Señor

Mar 14 Mar 2023

15 de marzo | Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

Quien los cumpla y enseñe será grande EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No crean que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad les digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos». Palabra del Señor.

Lun 13 Mar 2023

14 de marzo | Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35

Si cada cual no perdona a su hermano, tampoco el Padre lo perdonará. EN aquel tiempo, Acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿Cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: ´´Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo´´. Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: ´´Págame lo que me debes´´. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: ´´Ten paciencia conmigo y te lo pagaré´´. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ´´¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?´´. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con ustedes mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano». Palabra del Señor.

Sáb 11 Mar 2023

12 de marzo | Lectura del santo Evangelio según san Juan 4,5-42

Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna EN aquel tiempo, llegó Jesús a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el pozo de Jacob. Jesús cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta. Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber». Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» (porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice ´´dame de beber´´, le pedirías tú, y él te daría agua viva». La mujer le dice: «Señor, si no tienes balde, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de el bebieron él y su hijos y sus ganados?». Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna». La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla». Él le dice: «Anda, llama a tu marido y vuelve». La mujer contesta: «No tengo marido». Jesús le dice: «Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En esto has dicho la verdad». La mujer le dice: «Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén». Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran a uno que no conocen; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad». La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo». Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo». En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?». La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: «Vengan a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será este el Mesías?». Salieron al pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él. Mientras tanto sus discípulos le insistían: «Maestro, come». Él les dijo: «Yo tengo un alimento que ustedes no conocen». Los discípulos comentaban entre ellos: «¿Le habrá traído alguien de comer?». Jesús les dice: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No dicen ustedes que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo les digo esto: levanten los ojos y contemplen los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: uno siembra y otro siega. Yo los envié a segar lo que no han trabajado. Otros trabajaron y ustedes entraron en el fruto de sus trabajos». En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer: «Me ha dicho todo lo que he hecho». Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo». Palabra del Señor.