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alegría

Vie 29 Abr 2022

Anunciemos que Cristo vive

Por: Ricardo Tobón Restrepo - Estamos celebrando el tiempo de Pascua que nos lleva a interiorizar y a asumir cada vez mejor lo que significa que Cristo está vivo, que sigue en medio de nosotros, que nos trasmite su vida y que su victoria es nuestra victoria. La Pascua de Jesús es el centro del año litúrgico porque es el centro mismo de nuestra fe. Romano Guardini dice: “La fe cristiana se mantiene o se pierde según se crea o no en la resurrección del Señor. La resurrección no es un fenómeno marginal de esta fe; ni siquiera un desenlace mitológico que la fe haya tomado de la historia y del que más tarde haya podido deshacerse sin daño para su contenido: es su corazón”. Pascua, tiempo de alegría. Estos cincuenta días de Pascua, una “semana de semanas”, son una verdadera fiesta en el Señor. El triunfo de Cristo sobre la muerte debe generar en nosotros una profunda alegría que nos conduzca a vivir confiados en el poder amoroso de Dios y a construir una profunda unidad entre nosotros. No es fácil describir esta alegría, que no se identifica con la diversión y el placer, sino que es paz, consolación, fortaleza interior, gozo en el Espíritu Santo. Es preciso aprender a vivir y a irradiar esta alegría, que el mundo no sabe dar y que brota del sepulcro glorioso del Señor. Pascua, tiempo del auténtico amor. El Resucitado nos da su Espíritu, con el que ha servido a todos y ha entregado la vida por la salvación del mundo. La Pascua nos hace sentir que somos el cuerpo de Cristo y que participamos de todas las situaciones dolorosas en que se encuentra la humanidad. Así nos implica en las obras de misericordia, rompiendo el muro del egoísmo, venciendo el afán materialista del tener y del disfrutar y situándonos de un modo concreto en el amor del Padre para llevar al mundo del trabajo, de las relaciones y del sufrimiento, la ayuda concreta de la caridad. Pascua, tiempo de la comunidad. En torno al Resucitado se congrega su familia que es la Iglesia y que encuentra, especialmente en el lenguaje luminoso de la Eucaristía y los demás sacramentos, su presencia y su actuación salvadora. En la comunidad lo experimentamos no como un personaje del pasado, sino como el pastor y el amigo que nos mira, nos acompaña y nos envía a la misión. La Pascua es un tiempo y una gracia que nos invita a levantar el corazón para convertirnos y abrazarnos en la fraternidad y la solidaridad, verdaderas expresiones de la vida resucitada. Pascua, tiempo de testimonio. Jesús resucitado confía a sus discípulos la tarea de ser testigos y ellos van por todas partes diciendo que no pueden callar lo que han visto. Hoy, cada discípulo, con los ojos de los apóstoles, debe proclamar que él es la luz y la verdad indispensables en medio de las inquietudes y miedos de nuestra sociedad, de los sufrimientos de las familias, de los bloqueos sociales y culturales que atravesamos. No debemos esconder ni dar por supuesto este anuncio; es el eje de la evangelización. El testimonio pascual es la característica específica del cristiano. Pascua, tiempo de santidad. San Pablo escribe a los Colosenses: “Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo, sentado a la diestra de Dios; aspiren a las cosas de arriba, no a las de la tierra”. Hemos entrado en una realidad nueva: “nuestra vida está oculta con Cristo en Dios”. Por tanto, debemos aprender la libertad frente a las cosas del mundo, asumir la nueva forma de ser que nos señalan las bienaventuranzas y proyectarnos hacia el futuro dentro del plan de Dios. Se trata de apropiarnos en serio la gracia del Bautismo, que renovamos en la noche de Pascua. Pascua, tiempo de esperanza. Es necesario aceptar con sabiduría las pruebas, tribulaciones y persecuciones a las que estamos sometidos. Recordemos lo que Jesús ha dicho: “Si el mundo los odia, sepan que primero me ha odiado a mí… Tendrán tribulaciones en el mundo, pero tengan confianza. ¡Yo he vencido al mundo!” Solamente Cristo puede mantenernos en el camino de la gracia, del amor infinito de Dios, de la verdad y del bien. Recorrer el camino con Cristo es poder hacer una historia nueva a nivel personal y comunitario, es ir realizando la máxima aspiración del hombre, la resurrección. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Vie 28 Ene 2022

¡Llego a Santa Marta con un corazón alegre! ¡Lleno de la alegría del Evangelio!

Esta fue la expresión del nuevo obispo de la Diócesis de Santa Marta, José Mario Bacci Trespalacios, cjm, quien el pasado 25 de enero, en una eucaristía que se celebró en la Catedral Basílica Menor de esta ciudad, asumió este encargo episcopal, inspirado en el lema “Cristo sea formado en ustedes”. “¡Llego a Santa Marta con un corazón alegre! ¡Lleno de la alegría del Evangelio! y, al mismo tiempo, soy consciente de que me esperan grandes desafíos. No sé qué me espera, en concreto, pero -como Abrahán- me pongo en camino, sé que el Señor me conduce y sé que Él me ha traído hasta esta tierra”. Durante la eucaristía que fue presidida por monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal, el nuevo prelado se dirigió al pueblo que peregrina en esta bella ciudad samaria, animándolos a caminar juntos. “Llego con el compromiso de reconocer los pasos dados, de determinar el estado actual de los procesos evangelizadores, y de enriquecer el camino pastoral de esta Iglesia diocesana. Todo esto en el gran contexto de la propuesta del Papa: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión””. El prelado centró su intervención en tres aspectos, que indicó, serán su ruta de navegación: Enseñar el evangelio, Santificar por los sacramentos y Gobernar o guiar la porción del pueblo de Dios que le ha sido confiada en espíritu de comunión, participación y misión. Al referirse al Plan Pastoral que sigue la diócesis y que caduca en el 2025, dijo que, si bien no es una “camisa de fuerza” ni tampoco “una sugerencia piadosa”, es importante que todos de manera sinodal lo integren en los procesos de evangelización que adelantan. “Las condiciones de nuestro tiempo nos imponen coordinar acciones, vivir la misión en comunión y participación, juntar fuerzas en un mismo propósito evangelizador y misionero, aprender a ser comunidad de discípulos misioneros”. Así también, al dirigirse al clero diocesano y contextualizar aspectos de la realidad social que se vive en esta región del país, les dijo: “Santa Marta y los pueblos del Magdalena, ¡¡¡nos necesitan!!! La Iglesia tiene un lugar en el corazón de los samarios y los dramas que enfrentan los hombres y mujeres en estos tiempos nos interpelan. No podemos hacernos los de los oídos sordos. Los índices de pobreza y violencia; la polarización política; la desigualdad insoportable con la que convivimos; los efectos dolorosos de la pandemia; el poco compromiso público de los creyentes son clamores de Dios que cuestionan la autenticidad de nuestra fe y, en cierto modo, que nos obligan a probar la pertinencia de la presencia de la Iglesia en el territorio”. Por otra parte, observó que Santa Marta por ser una Iglesia Primada en la historia de Colombia, debe recuperar el lugar protagónico en la evangelización, “que lo seamos también por comunión, participación y misión”. En este contexto, trajo a la memoria el papel destacado que cumplió Mons. Joaquín García Benítez, quien fuera hace 100 años obispo de esta diócesis. “Aquí enseñó el evangelio, santificó al pueblo de Dios por los sacramentos y vivió la misión”. Durante la ceremonia monseñor José Mario Bacci, asumió el báculo que monseñor Joaquín García Benítez, hace 100 años había utilizado para su posesión como obispo de Santa Mata. “Este báculo que hoy recibí de manos de Mons. Luis José Rueda, fue suyo, lo utilizó hace 100 años en estas tierras para pastorearlas en nombre de Jesucristo… lo utilizo en esta celebración para que veamos que nuestra Iglesia está viva y que mantiene fielmente la tarea evangelizadora en la historia…”. Arzobispo ordenante propone tres caminos para la misión episcopal a emprender Por su parte monseñor Luis José Rueda Aparicio, quien presidió la eucaristía de ordenación y posesión del nuevo obispo de Santa Marta, guio su reflexión tomando las lecturas del día y expuso tres aspectos, que a su consideración ayudarán a iluminar el caminar pastoral de este nuevo jerarca de la Iglesia Católica. El obispo y el encuentro con Cristo Jesús Sobre este primer punto, el prelado aseguró que el encuentro personal del Obispo con el Señor se alimenta de la eucaristía diaria y con momentos de adoración eucarística durante su jornada. “La Palabra de Dios orada y meditada con asiduidad hace del obispo un oyente de Jesús maestro, su encuentro con Cristo en la Sagrada Escritura, va moldeado su vida y lo hace anunciador de la buena nueva, primero con el testimonio y luego con la predicación”. Por eso, dijo “es tarea del obispo, encontrarse con los sacerdotes, con la vida consagrada y con los fieles laicos, y agregó “esto, llenará su vida de rostros concretos que son epifanía permanente de Jesús de Nazaret”. El obispo servidor de la comunión misionera de la iglesia Observó que Colombia y el mundo está experimentando heridas graves por cuenta de las divisiones y polarizaciones, esto, advirtió, está llevando a la humanidad por caminos de división, muerte, indiferencia y rencor. Al respecto llamó la atención del obispo recordándole que, frente a este panorama, es importante que la Iglesia se mantenga en el oficio de ser promotora de la comunión y la unión, disponiendo con humildad su tarea evangelizadora al servicio de la historia y de la humanidad. "Monseñor José Mario, el espíritu santo obrará como ha obrado en usted, pero con la gracia del ministerio episcopal, el espíritu que es principio de diversidad será a través de su misión principio de unidad y lo convertirá a usted en signo de esa comunión y de esa unidad salvadora y necesaria dentro de la Iglesia y dentro de la sociedad". El Obispo es buscador y servidor de la santidad con todo el Pueblo de Dios El prelado evocó al papa Francisco, cuando afirma que para un cristiano no es posible pensar en la propia misión en la tierra sin concebirla como un camino de santidad, doloroso, exigente y de combate, pero en definitiva un camino de santidad. “La conversión nos abre la puerta para que lleguemos a la santidad como personas y como pueblo de Dios”. “Esa misión, tiene su sentido pleno en Cristo solo si se entiende la santidad desde el encuentro con él, en el fondo la santidad es vivir en unión con él, los misterios de su vida, estos misterios harán parte del seguimiento suyo monseñor José Mario y de su pueblo, buscando la santidad y usted será promotor de ello” Monseñor Rueda concluyó su homilía proponiéndole al nuevo obispo algunos elementos que le ayudarán a llegar a la santidad. Son ellos: Aguante, alegría, audacia, vigilancia, oración y discernimiento.

Jue 4 Nov 2021

El Papa pide rezar por las personas que sufren de depresión o estrés

En su mensaje de intenciones de oración para el mes de noviembre, el Papa Francisco recuerda como la sobrecarga laboral y el estrés hace que las personas experimenten agotamiento mental, emocional, afectivo y físico. De ahí, señala el Papa, “la tristeza, apatía y cansancio espiritual que muchos experimentan, hecho que termina -agrega- por dominar la vida de las personas que se ven desbordadas por el ritmo de la vida actual”. Frente a esta realidad, el obispo de Roma, invita a acompañar a estas personas, “a estar cerca de los que están agotados, desesperados y sin esperanza. Muchas veces escuchando simplemente en silencio, porque no podemos ir a decirle a una persona … yo te doy la receta. ¡No hay receta!”. A lo que también agrega, que, al acompañamiento psicológico, útil y eficaz, que es importante ofrecer, las palabras de Jesús también ayudan. Recita además las palabras de Jesús: "Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados y yo os daré descanso". Finalmente, pide unirse en oración por estas personas, que sufren de depresión o agotamiento extremo, “para que reciban apoyo de todos y reciban una luz que les abra a la vida”. Video de intenciones del Papa Francisco Es una iniciativa oficial de alcance global que tiene como objetivo difundir las intenciones de oración mensuales del Santo Padre. Es desarrollada por la Red Mundial de Oración del Papa (anteriormente conocida como Apostolado de la Oración) y la productora La Machi. En esta ocasión contó además con la colaboración de Vatican News y la Association of Catholic Mental Health Ministers (Asociación de Ministros Católicos de Salud Mental).

Mar 20 Abr 2021

Vaticano anima a los artistas a seguir regalando sonrisas

En el XI Día Mundial del Circo, que se celebra cada año el tercer sábado de abril, el cardenal Peter K.A. Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, a través de una comunicación escrita, pidió a los artistas circenses del mundo que, a pesar de las adversidades generadas por la pandemia, no paren de hacer sonreír a los niños y ancianos que sufren. "Pido a los circenses de todas las latitudes que tanto están sufriendo en esta pandemia que lleven el circo, cuanto antes, a los lugares donde sufren los niños y los ancianos: los abuelos y los nietos, que son los espectadores más frecuentes bajo el “chapiteau” (carpa), han sido los que han pagado un precio muy alto y tienen tanta sed como los circenses de una explosión de pura alegría como la que puede dar el circo. Y también los que cuidan tanto su salud necesitan el bálsamo de la risa". afirmó. El prelado, quien a través de este dicasterio se encarga del acompañamiento pastoral de los itinerantes y de todos los cirqueros, lamentó la actual situación que sufren los artistas. "La prolongación de la situación de emergencia y de las medidas para evitar aglomeraciones, amenazaron la industria del circo, así como la existencia misma de estas empresas, a menudo familiares, que tuvieron que endeudarse a la espera de tiempos mejores". Al recordar que esta tarea del circo nació en Europa hace más de 250 años, pidió el apoyo financiero por parte de la Unión Europea y de cada país, asegurando que "están llamados a proteger a los más débiles, así como a los sectores más vulnerables de la economía". [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mar 24 Dic 2019

El Espíritu de la Navidad

Por: Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid - La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Juan 1, 14). Estos días nos llevan a todos a vivir el espíritu de la NAVIDAD. Es un momento particular en el cual nos encontramos en familia y compartimos momentos de especial alegría y familiaridad. No olvidemos que la Navidad es encontrar a Jesucristo, que nació para nuestra salvación. Celebrar la Navidad es permitirle al corazón la inmensa alegría de recibir la visita de la Vida, la esperanza, la alegría, la luz y la verdad que el Señor nos regala con abundancia. Es muy humano añorar tiempos de fiesta y de regocijo. En nuestra realidad cultural, este tiempo es de fiesta y, a veces de excesos. Los dolores de cada día deben encontrar, sobre todo en este tiempo, el alivio de la alegría y el ambiente gozoso que produce el encuentro de las familias, la vivencia espontánea y reconfortante de las tradiciones que en estos días nos animan y fortalecen. Compartimos muchas cosas, alimentos, regalos, momentos de encuentro, a veces con demasiado ruido que no nos permite escuchar y vivir el sentido de este tiempo de gracia. Nuestras tradiciones navideñas evidencian la fuerza y la hondura de los procesos de evangelización que han grabado en el alma de la cultura la presencia del Señor en su nacimiento, el reencuentro de los hogares, la experiencia maravillosa de orar alegremente delante del Portal de Belén, “admirable signo” como lo llama el Papa Francisco en su última Carta Apostólica, porque nos presenta la bondad de Dios y la cercanía de su amor en la persona de su Hijo, Señor nuestro y Dios de todo consuelo, que llega al corazón de quienes lo aguardan con fe. Este tiempo tiene que ser espacio de profunda vida espiritual. Debemos retornar a la identidad cristiana de estas fiestas, a la alegría que cada mañana nos proporciona acudir a la Novena de Navidad llenando la alborada de cada día con el canto de la esperanza de un pueblo que sigue diciéndole al Señor: ven, no tardes tanto. Las celebraciones de la Novena, en las primeras horas del alba, conservan ese profundo sentido espiritual de la Navidad. Volvamos a Dios, volvamos a Belén, abramos la puerta del corazón al Señor. Oremos juntos en las casas, en el trabajo, en la vida pública que, por fortuna, aún conserva la dicha de recordar con tantos signos la encarnación y el nacimiento del Salvador. Recojamos la herencia de dulzura, de esperanza, de bondad gozosa que se vuelve caridad, fraternidad, alegría iluminada por el Señor que comparte nuestra historia, que la llena de vida y de paz, justamente cuando cruzamos diariamente la mirada y la vida con tantos sufrimientos, con tantas expresiones de soledad, de desarraigo, de desesperación. Recordemos en estos días a los que sufren, a los enfermos, a los tristes, a los que están en la cárcel. No perdamos de vista el ejercicio gozoso de la misericordia que nos permite compartir con los necesitados, ayudar a los que necesitan una voz de aliento en estos días en los que se añora la patria, la familia, la paz que el mundo aguarda y que tenemos que seguir construyendo con la fuerza de la justicia y de la fraternidad. Sintamos que es preciso saber que la Navidad con sus luces, colores, alegrías, debe ser el reflejo de una comunidad que crece en humanidad, que hace suyo el camino que Jesús también recorrió al poner su vida, su amor, su tienda entre nosotros. En Belén, encontramos la LUZ de los pueblos, a Cristo que viene a iluminar a los pueblos que caminan en oscuridad. El humilde y alegre hogar de Jesús, de María y de José, nos ayude a celebrar la esperanza y a vivir estas fiestas con sinceridad, con misericordia, con generosidad. No olvidemos que no sólo debemos pedir, hay que dar gracias por tantas bondades, por ser Iglesia viva que camina con todos y que a todos anuncia el amor y la esperanza. No dejemos que empiece el año nuevo 2020 sin pedirle al Señor que nos asista con su amor, que nos regale la fe de María, la bondad de San José, la paz que irradia el Niño que, por nosotros bajó del cielo y se hizo hermano de quienes le acogen con sencillez y alegría. Feliz Navidad para todos los queridos lectores de LA VERDAD, los mejores deseos y bendiciones de Dios para el año 2020. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo Diócesis de Cúcuta

Mar 28 Mayo 2019

Cuando el corazón del cristiano comienza a envejecer comienza a disminuir su vocación: Francisco

No perder la “juventud espiritual que te hace mirar siempre con esperanza”, es el llamado que hace el Papa Francisco recordando que “el cristiano siempre es joven (…) Cuando comienza a envejecer el corazón del cristiano, comienza a disminuir su vocación”. Durante la Misa celebrada en Casa Santa Marta, el Santo Padre animó a no ser cristianos jubilados que han perdido la alegría y que no se dejan llevar adelante. Para lograrlo, recordó, contamos con el apoyo del Espíritu Santo “aquel que nos acompaña en la vida, el que nos sostiene”. “El Espíritu Santo es el Paráclito. Paráclito quiere decir que ‘es el que está junto a mí para sostenerme’, para que yo no me caiga, para que avance adelante, para que conserve esta juventud del Espíritu”, afirmó el Papa. Finalmente, invitó a seguir el ejemplo de los santos y los mártires que “estaban llenos de alegría, tenían una juventud espiritual (…) Una juventud que te hace mirar siempre con esperanza. Pero para tener esta juventud se necesita un diálogo cotidiano con el Espíritu Santo, que siempre está a nuestro lado. Es el gran don que nos ha dejado Jesús: este apoyo que te hace ir adelante”. Con información deVatican News /ACIPRENSA

Sáb 17 Dic 2016

Alegría de creer

Por: Mons. Libardo Ramírez Gómez - Hace 3 años (21-11-13), el Papa Francisco, ofrecía a la Iglesia y al mundo Uno de los primeros documentos de su pontificado, su Exhortación “La Alegría del Evangelio” fue eco al Sínodo de Obispos celebrando el año anterior, sobre una “Transmisión de la fe realizada en Nueva Evangelización”. En este mes de diciembre, anhelado por todos como “mes de alegría”, estimó oportuno destacar cual es la raíz más profunda de la alegría, y cuales los medios efectivos para cultivarla. Recientemente he cumplido, con grande gozo y satisfacción míos y de mis benévolos y selectos lectores, ir de la mano del Papa Francisco en confortante recorrido por los 9 capítulos de su Exhortación, que tituló “La Alegría del Amor”. Con íntima fruición hemos sido llevados a su cumbre cuando encontramos que una sencilla y vivificante espiritualidad del amor lleva a maravilloso sentir humano, en muy real contacto con la misma divinidad. He sentido, a la vez, nostalgia al echar mirada a mí alrededor, desde mis familiares y amigos, hasta los más lejanos seres humanos, al percibir que está ausente de ellos ese gozo íntimo e inefable esa exultante alegría que suscita la fe y el cultivo de los valores del espíritu, cuando sus vidas y actividades no están impregnadas de la fe y el amor. En ese ir y venir de sentimientos, me conforta, sí, palpar, en general, aprecio por las grandes verdades, “semillas del Verbo”, que ha colocado Dios en todo corazón humano. Pero de allí a vivir y disfrutar la fe, y las grandes satisfacciones que da la “Alegría del Evangelio” y del “Amor”, qué distancia tan grande. Es que sin ellas se va ubicando la vida en un desértico estar como si no tuvieran fe, así se perciban en ellos esas raíces íntimas de ella. Viene la misma celebración de la Navidad y del “mes de la alegría”, pero están lejos de un acercamiento al Niño del pesebre y a su vitalizante mensaje. Esto se refleja en que se ponen como medios de festejo tantas frivolidades, y hasta situaciones del todo opuestas a cuanto ese divino infante ha pregonado. No pide Jesús, Dios hecho hombre, salirse del vivir y quehaceres cotidianos, ni condena los regocijos y gozos honestos, pide sí que adquiramos la costumbre de que cada paso, cada actividad, cada proyecto esté dentro de las líneas de rectitud que El y su Evangelio, y su Iglesia, nos trazan como saludables. Cómo duele ver personas, por lo demás buenos católicos, en uniones conyugales fuera de la bendición sagrada del matrimonio y de la familia. Duele, también, esa manera de muchos que aspiraran ser auténticos creyentes pero con tan poco aprecio por el bello ideal de matrimonio y familia como el Señor lo quiere. Duele ver fácil aceptación de esos creyentes de tesis tan contrarias a la fe en cuanto a respeto a la vida, o a indicaciones morales, que, para bien general, se pregonan desde la doctrina cristiana. Otra expresión de poca fe, que no es en sí la fe pero sí manifestaciones de ella, es la no frecuente invocación a Dios en los momentos principales del día, como al principio y al final de el. Hay también, lamentable indiferencia para la participación, al menos los días festivos, a la Santa Misa. Con qué tranquilidad pasan semanas y semanas sin este tan saludable y necesario cultivo de la fe. Cuando ni en las costumbres ni en las práctica piadosas se manifiesta la fe, ¿cómo se va a sentir la alegría de ella?, ¿cómo se va a sentir la “Alegría del Evangelio”?, ¿cómo se va a sentir y vivir una alegre Navidad?. En la “Alegría de leer” adquirimos esa tan útil práctica para nuestra vida. En la Alegría de creer” estamos llamados a disfrutar, debidamente, la vida en la tierra, hasta llegar a la alegría sin fin cerca de Dios. Quienes, por bondad de Dios, disfrutamos de la “Alegría del Evangelio”, invitamos en Navidad, y, luego, permanentemente, a acompañarnos en ese inmenso gozo. + Libardo Ramírez Gómez Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]

Jue 27 Oct 2016

Barranquilla celebra su tradicional día de los angelitos

La Arquidiócesis de Barranquilla se prepara una vez más para celebrar Angelitos Por la Paz, una propuesta de la Pastoral Infantil arquidiocesana que busca rescatar las tradiciones y promover las buenas acciones con ocasión del “Día de todos los Santos”. El acto busca sensibilizar a las familias a vivir una fiesta llena de luz en la que los niños vestidos de angelitos, su santo o personajes favoritos contagian de alegría las calles y avenidas de nuestra ciudad. Haciendo frente así, a la propuesta oscurantista del Halloween que ha logrado posicionarse capturando la atención de niños y adultos. ¿Cómo se celebra esta fiesta? Durante 10 años la arquidiócesis de Barranquilla ha promovido un evento central para Angelitos por la Paz, pero esta será la tercera versión de un evento descentralizado que busca llegar a los 156 templos del Atlántico bajo el lema “Angelitos por la Paz, alegría, luz y Misericordia”. La Noche Blanca se realizará el 31 de octubre en cada templo y el 1 de noviembre habrá bendición de los niños. A quienes se les motiva a disfrazarse de angelitos, de sus personajes favoritos de la Biblia, historietas o santos de la Iglesia. Compartiendo así con todos los niños un espacio lleno de actividades lúdicas, diversión, música, muestras culturales, nuevos aprendizajes y muchos dulces. Recomendaciones a los Padres La Iglesia exhorta a los padres de familia a promover las buenas acciones en los niños evitando disfrazarlos de personajes bélicos, que inciten al mal y promuevan el terror. Rechazando cualquier manifestación de violencia, oscuridad o muerte. Así mismo les invita a que vean en estas actividades una oportunidad para compartir en familia, acompañar a sus hijos a los diferentes eventos con ocasión de este día y ser precavidos, ya que en años anteriores han sido muchos los casos reportando actos de delincuencia y vandalismo donde las principales víctimas han sido los menores de edad. Fuente: Of. de comunicaciones Arq. de Barranquilla