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corrupción

Vie 1 Dic 2017

Su diálogo sincero, en libertad, es muy importante: Papa a católicos en política

En un video - mensaje el Papa Francisco ha invitado a los participantes del “Encuentro de católicos con responsabilidades políticas al servicio de los pueblos latinoamericanos”, a desarrollar un diálogo sincero, en libertad, “un diálogo en el que la comunión entre personas de la misma fe resulte más determinante que las legítimas oposiciones de opciones políticas”. Tras enfatizar que la política “es alta forma de caridad (…) Ante todo servicio, no es sierva de ambiciones individuales, de prepotencia de facciones o de centros de intereses”, el prelado, destacó que “de vuestro diálogo se podrán ir sacando factores iluminantes, factores orientadores para la misión de la Iglesia en la actualidad”. En este sentido agregó que “es necesario que los laicos no queden indiferentes a la cosa pública, ni replegados dentro de los templos, ni que esperen las directivas y consignas eclesiásticas para luchar por la justicia, por formas de vida más humanas para todos”. Sobre este compromiso, precisó: “¿Qué significa para nosotros pastores que los laicos estén trabajando en la vida pública?, significa buscar la manera de poder alentar, acompañar, estimular los intentos, esfuerzos que ya hoy se hacen por mantener viva la esperanza la fe en un mundo de contradicciones, especialmente para los más pobre”. El encuentro, organizado por la Pontificia Comisión para América Latina y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), se lleva a cabo del 1º al 3 de diciembre, en Bogotá en la Conferencia Episcopal de Colombia, con la participación de cerca de setenta políticos y veinte obispos, así como cardenales de los distintos países latinoamericanos. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Leer el texto completo del mensaje[/icon]

Lun 25 Sep 2017

A causa de la corrupción: Pocos tienen mucho y muchos tienen poco

PorIsmael José González Guzmán*:Uno de los problemas que afecta significativamente a Colombia es la corrupción. Ella limita el progreso como sociedad al privar de calidad de vida –salud, educación, recreación, empleo, malla vial, etc.– a las personas, sobre todo a las más necesitadas y excluidas al margen de la historia. La corrupción además, genera incredulidad hacia la democracia, porque se distorsiona el papel de las instituciones políticas, que han traicionado los principios morales y las normas de la justicia social (Doctrina Social de la Iglesia [DSI], 410-411). El papa Francisco se refiere a la corrupción como un cáncer social que se arraiga en muchos países (Evangelii Gaudium, 60). De igual manera, los Obispos Católicos de Colombia, como fruto de su asamblea general 101 y 102, han reconocido en la corrupción una raíz de la violencia que amenaza a la construcción de la paz y un mal que permea la sociedad en sus estructuras fundamentales. En ese sentido, el Episcopado no sólo denuncia esta realidad, sino que también anima a un compromiso serio con la verdad, la honestidad y la justicia, para evitar que la corrupción acabe con nosotros como sociedad. Hay que tener presente que la sociedad, a través de organismos no gubernamentales y asociaciones intermedias, debe exigir de los gobiernos la implementación de normativas, procedimientos y controles más rigurosos. Cuando esto se lleva a la práctica, se está reflejando una sociedad sana, madura y soberana (Laudato Si, 177;179). Al respecto, la Doctrina Social de la Iglesia recuerda que dentro de las consecuencias de la corrupción están el subdesarrollo y la pobreza, el analfabetismo, las dificultades alimenticias, la ausencia de estructuras y servicios, la carencia de medidas que garanticen la asistencia básica en el campo de la salud, la falta de agua potable, la precariedad de las instituciones y de la misma vida política (DSI, 447). Todas estas consecuencias, se constituyen en estructuras opresoras, injustas, o bien sea, en un pecado estructural donde pocos tienen mucho y muchos tienen poco, como lo denunciaría el documento de Medellín [II Conferencia del Episcopado Latinoamericano]. Como cristianos-católicos, no podemos perder de vista el lugar teológico que subyace en los más afectados por la corrupción: los pobres. Por ello, nuestro actuar como bautizados en la sociedad debe ir siempre orientado a la promoción de la dignidad humana, a sembrar justicia, verdad y honestidad en nuestras decisiones, en nuestras relaciones con los demás. Ya para finalizar, recordemos que si no somos capaces como sociedad, de romper esta lógica perversa de la corrupción, seguiremos sin afrontar los grandes problemas de la humanidad (Laudato Si, 197). Por tal motivo, el Consejo Pontificio Justicia y Paz nos ha recordado que, para superar la corrupción, es necesario el paso de sociedades autoritarias a sociedades democráticas, de sociedades cerradas a sociedades abiertas, de sociedades verticales a sociedades horizontales, de sociedades centralistas a sociedades participativas (Cfr. Nota del Consejo Pontificio «Justicia y Paz» del 21 de septiembre de 2006 sobre la lucha contra la corrupción). *Ismael José González Guzmán, PhD (c) Director Ejecutivo del Centro Estratégico de Investigación, Discernimiento y Proyección Pastoral de la Conferencia Episcopal de Colombia [email protected][email protected] Twitter: @ismagonzalez - @cenestrategico

Mié 10 Mayo 2017

Diócesis de Quibdó se solidariza con el paro cívico en Chocó

Cierre de iglesias y reducción de acciones litúrgicas son algunas de las manifestaciones de la Diócesis de Quibdó para expresar su solidaridad con las movilizaciones que desde el día de hoy tienen lugar en Chocó con el fin de exigir, una vez más, soluciones de raíz a los problemas de la región. El paro cívico convocado por el comité cívico por la salvación y dignidad de Chocó pretende protestar por el incumplimiento del Gobierno Nacional frente a los acuerdos con los cuales se levantó un paro llevado a cabo nueve meses atrás. Según los voceros del comité, el 95% de lo pactado en aquella ocasión sigue sin cumplirse. Por eso el pliego de la movilización de este año mantiene puntos del pliego anterior, en el cual se exigía, entre otras cosas, construcción de un hospital de tercer nivel, garantía de acceso a servicios públicos y conexión vial entre Quibdó, Medellín y Pereira. Preocupa, de forma particular, la agudización del conflicto armado en el departamento. Con la salida de las FARC de algunas zonas se han intensificado los combates entre la guerrilla del ELN y grupos paramilitares, para hacerse con el control territorial, sin que la Fuerza Pública logre garantizar la seguridad de la población civil. Se multiplican las amenazas y los desplazamientos forzados. Nuevamente se están minando territorios de comunidades étnicas. La Iglesia local ha hecho un llamado para que los habitantes de Chocó exijan respuesta a sus derechos “dando signos de su tradición pacifista y evitando, consecuentemente, cualquier acto de violencia”. Para la Diócesis, la situación que vive la región hunde sus raíces en el abandono estatal y en prácticas de corrupción en los niveles nacional, departamental y municipal. Fuente: Revista Vida Nueva Foto: Tomada de Internet

Jue 19 Ene 2017

Ratas y ratones

Escrito por: P. Raúl Ortiz Toro - Hasta el 2016 Colombia ocupaba el puesto 13 en nivel de corrupción, en una lista elaborada por el Foro Económico Mundial basada en el “Índice Global de Competitividad”. Infortunadamente, con las revelaciones de casos de corrupción de los últimos días, seguirá avanzando en ese deshonroso listado cuyo primer puesto recae en el vecino Venezuela. El tema de la corrupción es escandaloso porque Colombia es un país rico en recursos naturales, humanos y de capital; todos estamos de acuerdo en que no es un país pobre y sin embargo es un país que vive en la pobreza. ¿Dónde se aprende la corrupción? Lamentablemente, debemos reconocer que en la casa. En la familia se forja tanto el honesto como el hipócrita. Como hayamos sido educados así mismo luego nos desenvolvemos en la vida social; hay casos, por supuesto, de padres honestos que enseñaron el buen obrar en casa y dieron con hijos desvergonzados. Esto se debe a que el sistema educativo también tiene un buen porcentaje de responsabilidad cuando en las aulas se enseña la efectividad y la eficiencia por encima de una orientación ética fundamental. Como docente universitario sé que la materia “Ética profesional” es llamada por los estudiantes: “costura”. Pero no se trata de una materia, pues hay instituciones que tienen lecciones de ética en todos los semestres pero su visión institucional es la del negocio. Familia, Educación, Sociedad: También la superficialidad materialista del mundo moderno ha logrado calar en las generaciones que ven el éxito como derecho fundamental de bienestar hasta el punto de que la economía parece haber domesticado la ética a su antojo. Y reconozcamos que a la Iglesia también le toca su cuota de responsabilidad. Pues en su momento no fuimos lo suficientemente veedores y en ciertos casos nos ha faltado vehemencia en la denuncia; tal vez también hemos tenido poco empeño en la evangelización de la política y lo público; pusimos el acento de la moralidad social más en el ámbito sexual personal que en el de la justicia social, sin que por ello se piense que el primer ámbito es menos importante. Es muy fácil indignarse. Es muy fácil sentenciar por redes sociales o artículos como este, que encarcelen a los corruptos. Tendríamos, entonces, que hacer una gran cárcel para todos porque es un error común pensar que la corrupción solo existe en las altas esferas del gobierno, la economía y la política. También hay una corrupción lenta y silenciosa, que genera aquella otra visible, en pasarse un semáforo en rojo, en comprar el puesto de la fila, en el libro de contrabando, en beneficiarse del Sisbén o de “Familias en Acción” sin merecerlo, en prestar “gota a gota”, vender sin factura, pagar menos de lo justo al campesino, contratar servicios sin pagar lo debido, y un largo etcétera de deshonestidades que no nos sacan en limpio. De modo que esta catástrofe nos salpica a todos y entre todos debemos salir de ella. Los estamentos de control deben concentrarse en su deber, la justicia debe ser efectiva en sus condenas y cada uno de nosotros debe empeñarse por su obrar honesto en la cotidianidad. De nada servirá decir que es necesario exterminar las ratas si toleramos los ratones. ¿Qué tan honesto es usted en la vida diaria? P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán [email protected]

Lun 28 Nov 2016

La pandemia de la corrupción

Por pbro Juan Álvaro Zapata - La paz es un sueño que ha tocado las puertas de todos los colombianos en varias oportunidades, pero por diversas razones la hemos dejado pasar de largo y no se ha podido quedar en nuestros hogares. Por décadas hemos visto cómo algunos compatriotas, por diferentes motivos, han desangrado, enfrentado y aniquilado a cientos de colombianos, sembrando el terror y la desesperanza. ¿Cuántos llantos hemos escuchado a causa de la barbarie de las armas y de los corazones sumidos en el odio y la sed del egoísmo? ¿Cuántos rostros destrozados por la pérdida de un padre, madre, hijos o amigos, han contemplado nuestros ojos a lo largo de estos años de conflicto? ¿Cuántas víctimas han dejado los conflictos violentos en Colombia? y ¿Cuánto retraso se ha gestado en Colombia a causa de la violencia sin sentido? Estas son algunas preguntas que surgen fruto de la realidad violenta que ha vivido nuestro país. Pero no solamente la violencia armada ha sido la causa de tanto dolor y sufrimiento en Colombia, existe otra pandemia todavía más fuerte que ha aniquilado, robado sueños y gestado más injusticias y violencias: la corrupción. Con dolor hay que afirmar que muchos colombianos, a lo largo de la historia de este país, y en particular en este tiempo, han sido verdaderos conquistadores de la corrupción, se han robado el capital de los colombianos, por medio de triquiñuelas y mentiras han duplicado los costos en obras nacionales, han incrementado desmesuradamente los costos de los productos, han vivido como parásitos a costas de los recursos de otros, por medio del chantaje y los cobros adelantados para hacer favores o aprobar contratos, han favorecido a sus más allegados por encima de los verdaderamente necesitados. Estos hechos parecen normales para muchos y se ha convertido en el modus vivendi de un gran grupo de la sociedad, es por eso, que el Papa Francisco dice: “la corrupción se ha vuelto natural, al punto de llegar a constituir un estado personal y social ligado a la costumbre, una práctica habitual en las transacciones comerciales y financieras…es la victoria de la apariencia sobre la realidad y de la desfachatez impúdica sobre la discreción honorable”. Por eso, aquellos que creen que siendo corruptos son más ricos, lo que consiguen es empobrecerse humanamente, arruinar a la sociedad y gestar nuevas violencias porque “la codicia es la raíz de todos los males” (1 Tm 6,10). A la hora de analizar las raíces de estos conquistadores de la corrupción, duele constatar que muchos de ellos son bautizados de familias respetables y han pasado por colegios o universidades prestigiosas. La pregunta que surge es: qué nos está fallando, dónde está el vacío en la formación o por qué el ejemplo no está dejando huella en las nuevas generaciones. Otrora se hablaba de la lealtad a la palabra, se veía cumplimiento en lo pactado, y no se percibía, como ahora, una jauría de lobos que arrasan todo lo que se les ponga por delante. Por lo tanto, si no queremos que estos hechos sigan siendo el pan diario colombiano, hemos de ser conscientes que el logro de la paz no es un globo que cae de la nada y se inserta en los seres humanos, sino que es un don y una tarea. Don porque se ha de pedir insistentemente a Dios, para que sane nuestros corazones heridos. Y tarea, porque debe ser buscada y construida en cada acción y palabra de la vida cotidiana. De la misma forma, dejemos claro que la paz no es simplemente atacada por las armas, sino también por la corrupción galopante inserta en muchas instituciones y personas. Pero también que la paz no se alcanza simplemente firmando documentos o haciendo promesas grandiosas, es necesario erradicar la sed de egoísmo manifestada en esa enfermedad de la corrupción y evitar la tentación del camino fácil y de la ley del menor esfuerzo, que por años ha venido cultivando la sociedad. Se requiere pensar en todos y no en unos solamente, dejando las hegemonías y buscando todo por la legalidad. Formar a las nuevas generaciones en conseguir el bienestar personal por el trabajo duro y honesto, procediendo con justicia, caridad y misericordia para con todos, en especial con quienes viven la limitación y la pobreza. Pero, ante todo, grabar en la mente y en el corazón las palabras de la Sagrada Escritura que nos advierte: “no torcerás el derecho, no harás acepción de personas, no aceptarás soborno, porque el soborno cierra los ojos de los sabios y corrompe las palabras de los justos” (Dt 16,19). Estoy seguro que, si practicamos esto, solo así podremos decir con certeza, ¡Se acerca el fin de la guerra! Padre Juan Álvaro Zapata Torres Secretario adjunto Conferencia Episcopal de Colombia

Vie 21 Oct 2016

“Reconciliación en una sociedad fragmentada”: Mons. Henao

Durante la segunda jornada de ExpoCatólica, monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS), participó con la conferencia “Reconciliación en una sociedad fragmentada”. El directivo del SNPS al referirse al tema de los acuerdos de paz entre el Gobierno y las Farc expresó que la sociedad colombiana tiene un desafío grande por la polarización que hay incluso al interior de la familia y desde los núcleos más básicos de la sociedad. Entrevista: Mons. Héctor Fabio Henao, Director SNPS Dijo que el trabajo que enfrenta la Iglesia ante este panorama es ayudar a construir una sociedad reconciliada, que requiere de una labor técnica a largo plazo y debe ir acompañada de iniciativas de las diversas expresiones de la sociedad. “Hay que recuperar el reconocimiento de la dignidad de las personas, recuperar la capacidad y fuerza de la palabra, recuperar el valor, el sentido del encuentro con el hermano. Esto significa un esfuerzo grande de colocarse delante de la realidad para construir de manera conjunta un mejor país”, aseveró. Al hablar sobre la reforma tributaria dijo que es una discusión interna que trata de garantizar la sostenibilidad del país a futuro, pero advirtió que se debe tener cuidado para que estos fondos no se conviertan en nichos de corrupción.

Mié 22 Jun 2016

Bajar los índices de corrupción

Por Monseñor Froilán Casas - ¡Qué descaro! Hemos llegado al cinismo en la conciencia moral; conciencia moral que no existe. Ya no se le teme ni a Dios, ni al diablo. El relajamiento de la conciencia ha tocado fondo y todos sufrimos las consecuencias; doloroso para quienes somos honestos, justa consecuencia para los pillos y corruptos. El pícaro disfruta evadiendo todas las leyes, tiene una creatividad en grado superlativo para hacerlo. Se ha llegado incluso a admirar al infractor de la ley, ¿dónde está su sagacidad? En que no se deja pescar. Los calificativos morales se han cambiado en el imaginario cultural. Esa frase tan común en nuestra cultura: ¿usted no sabe quién soy yo? sí que es recurrente en todos los estratos sociales, cada quien desde su propio horizonte hermenéutico. Hasta el ser matón da “estatus”, sí, estatus de miedo. El salvaje oeste en muchos ambientes colombianos, es apenas una muestra insignificante de la crueldad con que se masacra a una población. Se atraca a la población cuando no hay control de precios y los intermediarios fijan los precios de acuerdo con el sucio e inmoral esquema de la oferta y la demanda. Con frecuencia los resultados de utilidades de algunas empresas no corresponden a la justicia social y el Estado que, se supone defiende el Bien Común, emplea el viejo esquema capitalista del: “Laisser faire, laisser passer”; en francés: “Dejar hacer, dejar pasar”. Una libre competencia en donde el pez grande se come al chico y después nos quejamos de la violencia. ¿Qué más violencia que una cultura de ese calibre? En la Antigua Grecia apareció una escuela en el mundo de la academia que se llamaron los sofistas. ¿Quiénes eran estos personajes? Aquellos que enseñaban las mentiras con base en las verdades. El ser humano, acrítico e ingenuo se traga el anzuelo con la forma en que le presentan el discurso. El sofista es aquél que presenta una dialéctica del discurso, empleando un método de investigación que se llama el silogismo. El silogismo tiene tres afirmaciones; las dos primeras son verdaderas y la conclusión es falsa. El oyente se queda con las dos primeras y se traga sin sentido crítico la tercera. Eso se podría llamar verdad a medias. Seamos definidos en nuestro moral y ética: o se es bueno o se es malo. Nadie puede ser medio bueno o medio malo. Robar poco es ser ladrón; robar mucho es ser igualmente ladrón. El que es infiel en lo poco es infiel en lo mucho, nos dice el Libro Santo. Dios no acepta al tibio: “Porque no eres frío ni caliente, estoy pata vomitarte de mi boca”. Cualquier porcentaje en los índices de corrupción es inmoral. ¡Qué engaño y qué sofisma! legalizar la llamada dosis mínima de consumo de una droga alucinógena. ¿Cuándo empieza la adición a una sustancia sicotrópica? Que lo digan los sicólogos clínicos, los genetistas y en general los académicos del área. ¿Quién mide la dosis? El funcionario que lo hace, ¿está en la capacidad científica de hacerlo? Pobre país con esas mediocres reglas de convivencia ciudadana. Desde el hogar empiezan estas sucias costumbres de exigir lo mínimo y ganar lo máximo. + Froilán Casas Obispo de la diócesis de Neiva

Mié 9 Dic 2015

“La corrupción es el pecado de nuestra época”

Así advierte el episcopado colombiano en un mensaje dirigido al pueblo creyente en el marco de la conmemoración del Día Internacional de Lucha contra la corrupción.". En el mensaje, firmado por el presidente del episcopado, monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, se recuerda que la corrupción es el resultado de la "progresiva erosión de los valores éticos fundamentales". "La corrupción es producto de una mentalidad materialista que, subvirtiendo el orden moral, considera el dinero como valor absoluto y primordial de la vida", señala el mensaje. Los obispos lamentan que en el país la corrupción no ha podido ser superada y que por ello se pone en riesgo la estabilidad institucional, la armonía social y la construcción de la paz. En este mismo sentido, calificaron como "doloroso" que Colombia se encuentre ubicado entre los países de más alta corrupción a nivel mundial, según lo reporta el Índice de Percepción de la Corrupción. Además de la corrupción en esferas políticas, los prelados, advierten que hay una corrupción en la vida privada. "Pagar para ser privilegiado y tratado en forma preferencial es también un acto de corrupción y es una forma de dañar la credibilidad en las normas y en la estructura social.", señala el mensaje. Finalmente, los obispos recuerdan los grandes desafíos que tiene el acceso a la justicia debido a los "graves problemas de impunidad". En este marco, hacen un llamado a todos los colombianos a luchar contra el relativismo moral que favorece la cultura de la ilegalidad. EL 31 de octubre de 2003, Asamblea General de las Naciones Unidas decidió que, a fin de aumentar la sensibilización respecto de la corrupción, así como del papel que puede desempeñar la Convención para combatirla y prevenirla, se proclame el 9 de diciembre Día Internacional contra la Corrupción. [icon class='fa fa-download' link='']DESCARGA MENSAJE[/icon] Imagen: Internet