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darío monsalve

Jue 7 Dic 2017

Arzobispo de Cali pide que Navidad sea un tiempo para alcanzar una paz completa

El Arzobispo de Cali, Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, invitó a todos los colombianos, pero en particular, a quienes están alzados en armas, a querer de verdad la paz, abandonar el narcotráfico y aportar con la verdad para lograr un mejor futuro para Colombia. El prelado, en un artículo en el que hace un llamado para que la Navidad sea el espacio propicio para que nazca la paz, pidió a los grupos alzados en armas “hechos, gestos y decisiones de avance” para evitar un “contra proceso” a la paz. “Hay hechos que, como el surgimiento de disidencias y recrudecimiento de la guerra subversiva y contrainsurgente, los asesinatos de líderes sociales, el aumento de homicidios y crímenes en las ciudades, la vulneración de los procesos de implementación del Acuerdo de La Habana y del cese temporal acordado en Quito, y el frustrado marco normativo para el sometimiento o acogimiento colectivo de organizaciones armadas que se identifican como BACRIMs o Autodefensas, amenazan con convertir el contexto de crisis coyunturales de transición, en un pretexto para soluciones de fuerza y desaliento en el camino, ya emprendido, de diálogo social y alternativas democráticas al antagonismo armado y violento.”, señaló el prelado. En esta misma lógica, recordó que el tiempo de Navidad es un espacio reavivar la luz de paz que trae Cristo a los corazones de todos los colombianos. “Invito, en nombre de Jesús, que nació en Belén y murió en la cruz, pero vive resucitado y resucitador, a encender en calles, corredores y balcones, en campo y ciudad, las velas o los faroles que identifiquen a cada vida que habita en una casa, con una vela encendida por el fuego de Dios hecho hombre, el fuego del Amor”. Finalmente, invitó a abrir la Novena de Navidad, con la reafirmación de la voluntad inquebrantable de víctimas, excombatientes y organizaciones comprometidas en el logro de una paz completa. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar mensaje[/icon]

Lun 4 Dic 2017

Navidad para la calma

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - Los ánimos, de final y comienzo de años como estos, están tensos. El mundo siente la incertidumbre de la tragedia por venir, provocada por el terrorismo de ISIS, por el exhibicionismo armamentista de los americanos, en lo interno y en lo internacional; en fin, por el acontecer riesgoso de aquí y de allá. En nuestra realidad local y nacional, cada vez más globalizada, se vive la tragedia de desbordamientos naturales y sociales, de incertidumbres políticas y contrastes económicos. Caminamos entre avances visibles, porque no todo es desastre; entre soluciones frustradas por la corrupción e ineficiencia de lo público, temores y trancas para avanzar hacia la pacificación, la participación democrática, la reconciliación social y la legalización de la economía nacional. A todos, aquí y en el mundo, nos afectan los cambios culturales y tecnológicos, los fanatismos, la manipulación por fuerzas dañinas de las redes y medios masivos. A todos nos llena de ansiedad el efecto global y planetario del modelo económico, que daña suelos, subsuelos, océanos y atmósfera, y arrastra a la depredación y degradación consumista del medio ambiente. Pero, sin duda alguna, lo que más duele y produce gran tristeza, es la degradación y enajenación de las personas, las heridas del tejido de género y generación, la destrucción del trabajo humano y de los sistemas de salud, de justicia y cárceles, de seguridad para la vida humana, para los bienes y la convivencia pacífica y honrada. Es una crisis cultural que pone en vilo el futuro de muchos sectores poblacionales, de instituciones y valores esenciales para el sano funcionamiento colectivo. La coyuntura que vive Colombia es de gran cambio en la valoración del país por el resto del mundo, en lo regional, el continente y el concierto de naciones. La economía de lo global, hacia lo local y regional, y sus estrategias; los procesos de paz interna, los reconocimientos políticos y deportivos, la visita del Papa Francisco, el drama fronterizo con Venezuela, el crecimiento del turismo hacia Colombia, entre otros factores, nos han puesto, positivamente, en el escenario mundial. Cali y El Valle, la región Pacífico y Suroccidente, tienen mucho que ver con todas estas dinámicas. Como Iglesia, en esta Arquidiocesis de Cali y de la Provincia Eclesiástica del Valle, en continuidad con la tradición propia de la fe católica, seguimos atentos a todos estos logros y desafíos sociales, para sacar nuevas respuestas del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia, en términos de evangelización, pastoral de las comunidades y de la sociedad (Pastoral Social), y de mediación eclesial para la reconciliación y construcción de paz. La Navidad 2017, con la sensación de tiempo veloz y espacio copado, nos exige abrir espacio interior para la espiritualidad, la familia, la vecindad, los símbolos tradicionales del misterio de Jesús, Dios Humanado. Serán espacios para vernos ante el relato bíblico, la representación del pesebre, las expresiones de arte tradicional y de la creatividad cristiana en cada época. La contemplación, la calma, la alegría sana, el intercambio humano, el descanso y la reflexión con la Novena de Navidad, los recordados mensajes del Papa Francisco, nos ayuden a ver más allá del comercio, de los viajes y de las ferias. Preparémonos para un año 2018, que exigirá de todos afinar el sentido de las propias responsabilidades, sobre todo ciudadanas, buscando hacernos parte del avance constructivo de nuestras vidas, vínculos, familias y nación. La paz del corazón, que nos viene del estar Dios-con-nosotros, de estar Jesús Resucitado y su Palabra Viva en nuestras vidas y contextos, capacite a nuestras comunidades eclesiales, a cada parroquia, para hacer presencia, más viva e incidente, en los territorios en que están. Vienen los tiempos para definir si seguiremos avanzando hacia el desarme de los ilegales, tanto de la subversión como de la criminalidad. Si el cese pactado en Quito se prolonga indefinidamente, como lo esperamos las mayorías, más allá del 9 de enero de 2018. Si el sometimiento a la justicia ordinaria por las BACRIM, y a la JEP (Justicia Especial para la Paz) por actores, gestores y promotores de hechos criminales), ayudan a conocer la verdad como justicia necesaria para corregir y sanar. Si optamos por construir sobre lo logrado o nos devolvemos al pasado con los profetas del desastre y falsos Mesías de la riqueza y de la inversión extranjera, especialmente la minera, que, supuestamente, crea bienestar colectivo. Esta Navidad 2017 tendrá, entonces, no solamente la hermosa y colorida memoria de dos mil años atrás, con el Nacimiento de Jesucristo en Belén, sino la preocupante proyección del futuro inmediato, a corto y largo plazo, para nuestra patria, nuestra sociedad, nuestro territorio y entornos humanos. Cien días después de haber recibido al Papa Francisco en Colombia, que se ajustarán el 14 de diciembre, volvamos a hacer resonar su voz afectuosa, testimonial, serena, con la que denunció el espejismo y la maldición del narcotráfico, el riesgo en que están nuestras generaciones jóvenes de sucumbir también al engaño y la mentira, la amenaza brutal de la corrupción, y de la guerra infinita que la alimenta en nuestro medio. ¡Navidad haga feliz, en diciembre, el corazón de todos! +Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Jue 9 Nov 2017

“Jesucristo se hizo pobre”

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve - “Conocen ustedes la generosidad de Nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por ustedes se hizo pobre, a fin de que se enriquecieran con su pobreza” (2ª.Corintios 7,9). Estas palabras del Apóstol Pablo hacen eco a las del prólogo del Evangelio de Juan: “La Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros” (1,14). Son palabras que nos mueven al encuentro con Jesucristo vivo en la persona del pobre y en las periferias humanas, en medio de los pobres. Cuando los Obispos de América hablan de “los lugares de encuentro con Cristo”, después de señalar la Sagrada Escritura, especialmente los Evangelios, y la Sagrada Liturgia, fundamentalmente la Eucaristía, nos dicen esto: “No se debe descuidar un tercer lugar de encuentro con Cristo: las personas, especialmente los pobres, con los que Cristo se identifica” (Iglesia en América, 12). Y añaden más adelante: “La Iglesia en América debe encarnar en sus iniciativas pastorales la solidaridad de la Iglesia Universal hacia los pobres y marginados de todo género. Su actitud debe incluir la asistencia, la promoción, la liberación y la aceptación fraterna”. “La atención a los más necesitados surge de la opción de amar, de manera preferencial, a los pobres. Se trata de un amor que no es exclusivo y no puede interpretarse como signo de particularismo o de sectarismo. Amando a los pobres, el cristiano imita las actitudes del Señor, que en su vida terrena se dedicó, con sentimientos de compasión, a las necesidades de las personas espiritual y materialmente indigentes” (58). Y en nuestros días el Papa Francisco nos dice abiertamente: “Quiero una Iglesia pobre para los pobres”. ” La opción preferencial por los pobres debe traducirse, principalmente, en una atención religiosa privilegiada y prioritaria”. “Nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social”. “El sentido evangélico de los pobres y de la pobreza, son requeridos a todos” (La Alegría del Evangelio (198.200.201). Saludemos todos, como Iglesia Católica y ciudadanos del mundo, la iniciativa del Papa Francisco, de instituir LA JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES desde este año 2017, fijándola en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, es decir, el próximo 19 de Noviembre. No es una mera “colecta”: es un espacio de antes, en y después, es decir, un tiempo fuerte para vivir lo que ha de ser una solicitud indispensable, una actitud profética frente a las realidades y modelos excluyentes y depredadores, y un estilo de vida marcado por la austeridad, la solidaridad y el empeño colectivo por la justicia social. Empecemos por recibir con fe en Jesús, amor a la Iglesia y servicio al pueblo de Dios, el MENSAJE PARA LA PRIMERA JORNADA, que el Papa ha titulado “No amemos de palabra sino con obras”, y hagamos posible su lectura, estudio y aplicación en cada parroquia e institución de Iglesia, así como en los entornos y ambientes de nuestra sociedad, barrio, vereda o población. Como Pastor de esta Iglesia de Cali, unido a mis Obispos Auxiliares, los convoco a todos, fieles, religiosos y pastores, y a las personas de buena voluntad, para acoger y unirnos, con fuerza y empeño, en torno al llamado del Papa Francisco. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Jue 26 Oct 2017

Comité Diocesano del valle acompañará verificación del cese el fuego con ELN

Con el fin de acompañar el Mecanismo de Veeduría y Verificación Técnica (MV&V) del Cese al Fuego Bilateral y Nacional entre el Gobierno Nacional y ELN, Iglesia en el Valle instaló este miércoles el primer Comité Diocesano, que será uno de los veinte comités que funcionarán por parte de la Iglesia en el país Durante una rueda de prensa el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, explicó que “La labor de la Iglesia es una apuesta por la reconciliación en esos territorios y es una apuesta que va más allá del cese como un episodio temporal dentro de la guerra, lo que se busca es el cese como un comienzo del fin de la guerra”. Por su parte Raúl Rosende, uno de los líderes de la misión de la ONU en Colombia, resaltó de este proceso la fuerte presencia que tiene la Iglesia en estos territorios, la legitimidad y aceptación que tiene con las comunidades. A su vez, Jesús Flórez, integrante del Comité Diocesano, indicó que la verificación es una señal “que invita al conjunto de la sociedad colombiana y de esta región en particular a que abracemos esta gran iniciativa del cese al fuego bilateral, nacional y temprano que surge de la mesa de Cali”. El Comité Diocesano del Valle del Cauca tendrá injerencia en la zona pacífica, el Cauca y Nariño.

Jue 5 Oct 2017

“Demos el segundo paso”: Francisco

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - En el avión que lo transportó de Cartagena a Roma, tras cuatro días de visitas pastoral a igual número de ciudades, el Papa Francisco señaló que si él regresara a Colombia, le gustaría que el lema al menos fuese: “DEMOS EL SEGUNDO PASO”, en alusión al “Demos el primer paso” de su reciente periplo por el país. “Dar el primer paso” es, sobre todo, salir al encuentro de los demás con Cristo, el Señor. Y Él nos pide siempre dar un paso decidido y seguro hacia los hermanos, renunciando a la pretensión de ser perdonados sin perdonar, de ser amados sin amar. “SI COLOMBIA QUIERE UNA PAZ ESTABLE Y DURADERA TIENE QUE DAR URGENTEMENTE UN PASO EN ESTA DIRECCION, QUE ES AQUELLA DEL BIEN COMÚN, DE LA EQUIDAD, DE LA JUSTICIA, DEL RESPETO DE LA NATURALEZA HUMANA Y DE SUS EXIGENCIAS.” “SÓLO SI AYUDAMOS A DESATAR LOS NUDOS DE LA VIOLENCIA, DESENREDAREMOS LA COMPLEJA MADEJA DE LOS DESENCUENTROS: SE NOS PIDE DAR EL PASO DEL ENCUENTRO CON LOS HERMANOS, EL DE ATREVERNOS A UNA CORRECCIÓN QUE NO QUIERE EXPULSAR, SINO INTEGRAR, SE NOS PIDE SER CARITATIVAMENTE FIRMES EN AQUELLO QUE NO ES NEGOCIABLE; EN DEFINITIVA, LA EXIGENCIA ES CONSTRUIR LA PAZ, HABLANDO, NO CON LA LENGUA, SINO CON MANOS Y OBRAS, Y LEVANTANDO JUNTOS LOS OJOS AL CIELO: ÉL ES CAPAZ DE DESATAR AQUELLO QUE PARA NOSOTROS PARECE IMPOSIBLE. ÉL NOS PROMETIÓ ACOMPAÑARNOS HASTA EL FIN DE LOS TIEMPOS, Y ÉL NO VA A DEJAR ESTÉRIL TANTO ESFUERZO” (Homilía en Cartagena, Contecar, 10 de septiembre). “No necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo: SE TRATA DE UN ACUERDO PARA VIVIR JUNTOS, DE UN PACTO SOCIAL Y CULTURAL”, nos reitera el Papa Francisco, recordando sus propias palabras en “La Alegría del Evangelio (239). Y pocos momentos después, en el avión, hablando de DAR EL SEGUNDO PASO, nos dijo: “se trata de querer ir adelante en este proceso que va más allá de las negociaciones que se están haciendo o que se deban hacer. EL PUEBLO QUIERE RESPIRAR….TRAS 54 AÑOS DE CONFLICTO CON LA GUERRILLA, SE ACUMULA MUCHO ODIO, MUCHO RENCOR, MUCHA ALMA ENFERMA. GUERRILLAS, PARAMILITARES Y CORRUPTOS HAN COMETIDO PECADOS MALOS QUE HAN PROVOCADO ESTA ENFERMEDAD DEL ODIO. SE HAN DADO PASOS DE ESPERANZA, PASOS EN LA NEGOCIACIÓN. EL ULTIMO DE LOS QUE SE HAN DADO ES EL CESE DEL FUEGO DEL “ELN” Y LO AGRADEZCO MUCHO, AGRADEZCO MUCHO ESO”. “Ver al papá, a la mamá, que alzaban a sus niños para hacérselo ver al Papa, para que el Papa los bendijera. Como diciendo, ¡este es mi tesoro, esta es mi esperanza! ¡Este es mi futuro! Es la imagen de los colombianos que más me ha llegado, desde la gente en las calles. Esto es un símbolo: Símbolo de esperanza, de futuro. Un pueblo que es capaz de hacer hijos y después los muestra, los hace ver así, es UN PUEBLO QUE TIENE ESPERANZA Y TIENE FUTURO”. DAR EL SEGUNDO PASO significará, entonces, muchos retos para todos, en esta hora de Iglesia y de Patria, de humanidad y Evangelio. Comprometernos en este proceso de ponerle punto final a las confrontaciones armadas, a la violencia, la corrupción, el narcotráfico, la mentira: está en manos del pueblo todo, de su ejercicio cotidiano, ordinario, y del ejercicio democrático, electoral, UNIRNOS EN ESTE PROCESO. “En Bogotá y Colombia peregrina una inmensa comunidad que está llamada a convertirse en UNA RED VIGOROSA QUE CONGREGUE A TODOS EN LA UNIDAD, trabajando en la defensa y el cuidado de la vida humana, particularmente cuando es más frágil y vulnerable: en el seno materno, en la infancia, en la vejez, en las condiciones de discapacidad y en las situaciones de marginación social”. (Homilía en el Parque Simón Bolívar, 7 de septiembre). Con estos pocos elementos, tomados de los muchísimos que podríamos extraer de los mensajes del Papa Francisco en Colombia, los invito a consolidar el primer paso y a CONSTRUIR JUNTOS EL SEGUNDO PASO, indicado ya por el mismo Papa. “San Pedro Claver no se quedó parado: después del primer paso, siguieron otros, y otros, y otros. Su ejemplo nos hace salir de nosotros mismos e ir al encuentro del prójimo. COLOMBIA, TU HERMANO TE NECESITA, VE A SU ENCUENTRO LLEVANDO EL ABRAZO DE PAZ, LIBRE DE TODA VIOLENCIA, ESCLAVOS DE LA PAZ PARA SIEMPRE”. Este sello pontificio a su homilía final en Cartagena, debería convertirse en la CALCOMANÍA DE TODA PUERTA, quizás en el TATUAJE DE TODO BRAZO humano. ¡¡ESCLAVOS DE LA PAZ PARA SIEMPRE!! Los bendigo a todos. Y como el Papa Francisco, me atrevo a pedirles un favor: “Recen por mí”. Yo lo hago por todos, sin excepción. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Lun 14 Ago 2017

¡Francisco, amigo: Cali está contigo!

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - Hay ocasiones únicas, difícilmente repetibles. Hay momentos en la vida de una Nación que salen de Lo Alto, que interesan a todos. Más allá de la pluralidad y de la diferencia, hay personas que encarnan valores comunes, anhelos recónditos del alma colectiva, horizontes de futuro y signos de esperanza. La Visita del Papa Francisco a Colombia, en el marco anual de “La Semana por la paz”, del 6 al 10 de septiembre próximo, nos brinda unas horas para mirarnos ante Dios y nuestro prójimo. Nos visita un hombre universal, ecuménico, simple y sencillo, sincero y esperanzado, avanzado en años, pero joven en su alma, alegre y atento, sensible y esforzado. Su paso será fugaz ante nuestros ojos, pero todo lo que diga y haga hará más firme lo que llevamos por dentro. No hay que endiosarlo, porque él solo pretende alentar con su fe la nuestra. Quiere confirmarnos con su testimonio en la verdad, la vida y el perdón. Quiere sembrar una semilla de UNIDAD. Nuestra sociedad colombiana, nuestras familias e instituciones, necesitan este contacto con Francisco, el Sucesor de Pedro, el Papa de “La Luz de la Fe”, “El Gozo del Evangelio”, “La Alegría del Amor”, el“Cuidado de la Casa Común” y “El rostro de la Misericordia”. La Arquidiócesis de Cali invita a TODOS a anticipar nuestra BIENVENIDA al Papa, en la Plaza Caycedo y en la Catedral San Pedro Apóstol, el 2 de septiembre, a las 10 de la mañana. ¡Juntos somos un SIGNO!. +Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo Metropolitano de Cali

Vie 5 Mayo 2017

Fátima: A rescatar la niñez

Por: Darío de Jesús Monsalve Mejía - Han pasado 100 años desde la primera aparición de La Virgen María a los tres pastorcitos de Fátima, el 13 de mayo de 1917. Los 13 de cada mes, hasta octubre, la cita se repitió. Dos niñas, Lucia de 10 años y Jacinta de 7, y un niño, Francisco, de 9 añitos, hermanito de Jacinta, que ahora serán declarados santos por un Papa llamado también Francisco, son la "humanidad" que escoge María para manifestarse a la Iglesia y a una convulsionada población mundial. Tres menores de edad, pobres, campesinos, asustados del mundo en el que estaban viviendo su niñez, azotado por la Primera Guerra Mundial, por la revolución "bolchevique" comunista, por las guerras civiles. "Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna"(Juan 3,16). María se aparece una y otra vez, aquí y allá, a los pequeños e insignificantes de la tierra, para recordarle a las generaciones humanas este amor misericordioso, salvador y liberador de la muerte y de sus trampas, como las guerras. Seis apariciones en cinco (5) meses, que concluyen con una asamblea de más de 40 mil personas, reunidas en torno a los niños videntes, testigos de señales cósmicas, históricas y naturales, como el llamado "milagro del sol", el final de la primera guerra, los "secretos de Fátima", entre otras. Cien años después, el cuadro de la humanidad es de pronóstico reservado: hay ambiente de tercera guerra mundial; la tierra hierve con el cambio climático; la revolución sexual y tecnológica degeneran la cultura en lo inmediato y sin futuro; en fin, los niños y niñas tienen menos oportunidad de existir, de sobrevivir al aborto, a la exclusión social, al abuso, violación y violencias contra ellos. Crímenes horripilantes contra pequeñitos, conductas de pedofilia que destrozan la confianza en clérigos y en adultos que tendrían que proteger a la niñez, son, en estos tiempos nuestros, lo contrario al mensaje de Fátima, a la enseñanza de María sobre la niñez. Porque María, en Fátima de Portugal, escoge a estas almas sencillas, tiernas y unidas en la lúdica de la vida campesina y pastoril, como sus anfitriones en la tierra, sus interlocutores, sus mensajeros, los pregoneros de su afán por la humanidad, por la Iglesia, por los que repudian a Dios, por los que "no creen, no adoran a Dios, no esperan, no aman". Lo infantil es asumido por María para manifestar las cosas más serias, los asuntos más delicados, las llamadas más universales. TENEMOS QUE APRENDER MUCHO DE LOS NIÑOS Y NIÑAS. Tenemos que respetarlos sagradamente, amarlos tiernamente, protegerlos con absoluta garantía, escucharlos con total interés, darle crédito a sus verdades. El misterio de Fátima tendría qué iluminar un camino de recuperación de la niñez por parte de la sociedad, el Estado, la familia y la misma institución eclesial, hoy estigmatizada por la vergüenza irreparable de tantos clérigos pedófilos y disolutos sexuales, corruptores de menores y usurpadores de la potestad religiosa para engañar a quienes depositan en ellos su confianza. Volver a la niñez, de la mano de María, de la mujer en la Iglesia, y a través de los papás y familias, aparece como el camino pastoral a seguir. Cultivar la fe y el testimonio de los niños y niñas, sigue siendo un desafío de confianza y credibilidad, que los Pastores católicos, las familias creyentes, las comunidades parroquiales y las instituciones educativas católicas, debemos asumir en conjunto. Es un camino surcado de espinas, cargado con el costo de crímenes cometidos, de perdón pedido, de acompañamiento humilde a víctimas, de prevención firme y real, constante y efectiva, de ofensa, manipulaciones y linchamiento mediáticos, de demandas y codicias económicas contra la institución eclesiástica. Un camino que la Iglesia empezó a liderar en el mundo y que asumiremos con decisión en Cali, convencidos de que hará a la Iglesia más laical, más de esposos y familias, con más participación apostólica de la mujer, con mayor fuerza del mensaje evangélico sobre la vida y el amor, su expresión en la sexualidad, su obra de paz, de inclusión y de unidad social. La Iglesia de Cali espera en estos CINCO MESES DEL CENTENARIO DE FÁTIMA, de mayo a octubre 2017, cristalizar la obra de respuesta, prevención y acompañamiento a "NIÑOS Y NIÑAS ABUSADOS: COMPROMISO DE EDUCACION Y REHABILITACIÓN" (NACER). Será un espacio para unir fuerzas eclesiales, sociales y de familias, en la lucha por la recuperación de la niñez abusada y de los espacios libres y seguros frente a la pederastia y violencia contra la niñez. El Centenario de Fátima, en su bello Santuario del barrio Granada, tendrá el centro de peregrinación y para lucrar la INDULGENCIA PLENARIA que el Papa Francisco concederá en este Año Jubilar de FÁTIMA. Pediremos a la Santa Sede que nuestro Santuario de Fátima sea elevado a Basílica Menor, convirtiéndolo en referente de esta advocación Mariana y de este compromiso eclesial con LOS PASTORCITOS DE FÁTIMA, con la niñez reivindicada. Como lo enseñó el Ángel de Portugal a los pastorcitos, recemos cada día: "Dios mío, yo creo en Ti, yo Te adoro, yo espero en Ti, yo Te amo. Te pido perdón por los que no creen, no te adoran, no esperan en Ti, no te aman". Sea este un tiempo en el que el mensaje de Fátima, el de María y la niñez, el de la paz del mundo, la conversión de los pecadores, la penitencia y reparación por los daños y crímenes hechos, la oración constante, sobre todo del Santo Rosario, ayuden a Colombia y al mundo a reencontrar la senda del futuro posible y viable, la senda de la esperanza. Amén. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Lun 3 Abr 2017

“Demos el primer paso”

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - Del 9 al 16 de abril celebraremos la Semana Santa, la que hace santas todas las semanas del ciclo anual, centrándolas en la Cena Dominical, en la celebración eucarística de la resurrección del Señor. “Despierta tú que duermes y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo”: es el eco de los primitivos himnos cristianos, recogido por Pablo en su carta a los Efesios (5,14). La Pascua Anual 2017 se enmarca en una coyuntura universal de incertidumbre y desaliento, en una sensación de retroceso y de miedo al futuro, de pesimismo y sumatoria de hechos negativos. También Colombia se ve envuelta en la misma atmósfera, más pesada aún por la grave polarización partidista y el afán de hacer irrelevante el proceso de paz, de generar crisis de gobernabilidad y de atajar al pueblo, a esa ingente mayoría que exige cambios urgentes y transformaciones inaplazables. El miedo al futuro se une, en nuestro país, con el pánico a la verdad, con la incapacidad de afrontar el pasado violento, rompiendo el círculo entre acumulación de la riqueza, violencia y corrupción, hegemonía y engaño. Sobre el horizonte, agitado por los coletazos de una historia que se resiste a la revisión y cambio, Colombia vive el anuncio de la ya próxima visita del Papa Francisco al País, hecho el pasado 10 de marzo, bajo el lema “Demos el primer paso”, prevista para los días del 6 al 10 de septiembre. En el anuncio, los organizadores del episcopado, en cabeza del Señor Obispo Castrense, Fabio Suescún Mutis, presentaron el afiche oficial de la visita, subrayando que “el primer paso” , ejemplarizado en el Santo Padre que camina, significa “dar el paso y comenzar a construir y soñar con la reconciliación y la paz; porque todo cambio comienza con la conversión del corazón; todo cambio necesita un momento para volver a encontrarnos, un momento para descubrirnos como Nación, como País, que se refleja en la figura precolombina colombiana”. “La visita del Papa Francisco es un momento de gracia y alegría para soñar con la posibilidad de transformar nuestro país y dar el primer paso. El Santo Padre es un misionero para la reconciliación”. “Dar el primer paso es volver a acercarnos a Jesús, volver a encontrarnos con el amor de nuestras familias, a desarmar las palabras con nuestro prójimo y tener compasión con quienes han sufrido”, subrayó Monseñor Suescún Mutis. En la tradición de la fe judía, la palabra “pascha”, “pesach”, que hoy designa la fiesta de la resurrección de Jesús, se refiere a aquella noche en que DIOS PASÓ con su ala protectora para salvar a su pueblo y conducirlo fuera de Egipto. De ahí el significado más original de “salto” (Yahveh “saltó más allá” de las casas de los israelitas, marcadas con la sangre del cordero sacrificado, perdonándolas). O también, su significado más común, “paso”, para indicar el PASO DEL MAR ROJO, de la esclavitud de Egipto, a la Alianza prometida, pero, sobre todo, el PASO DE CRISTO de la muerte de cruz a la nueva vida de la resurrección. La luz de la Vigilia Pascual ilumine nuestra noche y marque el paso, de las tinieblas del odio y del pesimismo, a la esperanza de una vida que no esté bajo el imperio de organizaciones armadas por fuera de la ley, de la amenaza constante de los violentos, sino en la construcción colectiva y constante de la convivencia y de la paz con justicia social. Que el viaje del Papa Francisco a Colombia, en esa tradicional Semana por la Paz, sea también para nuestra sociedad colombiana, parodiando el título del español Eduardo Punset, un “viaje al optimismo” de una paz posible, a las claves de nuestro futuro. Con el Papa Francisco, dispongámonos como Nación entera a DAR EL PRIMER PASO. La Semana Santa 2017 congregue a las mayorías de Colombia en la oración y celebración, en la reflexión y el silencio interior, en la unidad familiar y de vecinos, para que Jesucristo sea Palabra y Sacramento, Cuerpo Eclesial y Humanidad abierta al Don de Dios, imagen viva e imagen representativa del dolor que se transforma en victoria, de la muerte que se vuelve mero PASO a la Eternidad con Dios. +Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali