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Domingo de Ramos

Mar 15 Mar 2016

"El dolor puede ser salvador"

En medio del dolor que causa la injusticia, la violencia y la guerra las víctimas debemos ser capaces de ofrecer un verdadero signo de conversión a través del perdón, la reconciliación y la paz. Este es el eje central de la reflexión de este domingo del cardenal Rubén Salazar Gómez. En sintonía con la Semana Santa que comienza, el purpurado recuerda que el Señor ha venido a nuestro mundo para ser víctima de la injusticia que el ser humano es capaz de practicar. Sin embargo - explica - esta injusticia no siembra en el corazón del Señor el deseo de venganza, sino más bien el de donación y entrega a Dios por todos los sufrimientos. "Las víctimas, que son más de 7 millones en nuestro país, y que en realidad somos todos, debemos superar el dolor ofreciéndolo a Dios", manifestó el arzobispo de Bogotá. El prelado animó a romper con la espiral de violencia que genera la sed de venganza, asimismo llamó a los victimarios a reconocer su error, arrepentirse y pedir perdón. En esta misma tónica reiteró que las víctimas conviertan el dolor en un signo que lleve esperanza y que a través de ella pueden decir a nuestra sociedad que "el dolor puede ser salvador". "Contemplando a Cristo en su pasión reflexionemos a fondo sobre el sentido del dolor, la conversión y el ofrecimiento", concluyó. [icon class='fa fa-youtube fa-2x' link='']Ir a lista de reproducción[/icon]

Lun 14 Mar 2016

[Domingo de Ramos] Seamos obedientes a Dios

Después de rememorar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, la Palabra de Dios nos ilumina para reconocer en el drama de la Pasión y muerte de Jesús, con toda su carga de injusticia, crueldad y traición, el supremo testimonio de obediencia al Padre. Jesús es el verdadero Siervo de Dios que fue contado entre los malhechores pero que por su obediencia ha sido glorificado. Si nosotros nos unimos a su obediencia, participaremos también de su exaltación en la gloria del Padre. [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Lucas 19,28-40[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Isaías 50,4-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 22(21),8-9.17-18a.19-20.23-24 (R. 2a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Filipenses 2,6-11[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Los signos y los textos con que inicia la Semana Mayor hablan elocuentemente de la paradoja: se camina hacia un triunfo que sólo se da a través de la humildad, más aún, del anonadamiento y la humillación: la kenosis: Per crucem ad lucem. Se proclama la gloria del “que viene como Rey, en nombre del Señor”, lo ayudan a montar como a un Soberano y alfombran el piso con sus mantos, pero su cabalgadura es un burrito. El siervo de Dios (Isaías 50) acoge la voz del Señor y no rechaza las afrentas pero no se muestra confundido porque sabe que “no quedará en la vergüenza”. Aunque podía permanecer en la gloria de su categoría divina, se sometió a la condición de los siervos y, como cualquier hombre, se sometió a nuestra limitación y por lo mismo a nuestra mortalidad: es más, a muerte afrentosa como si fuera un criminal. Pero Pablo termina el párrafo en una verdadera apoteosis: que “se doble toda rodilla y todos proclamen, para gloria de Dios Padre, que Jesucristo es el Señor”. A través de la lectura de la Pasión de San Lucas se presenta el drama cuya proximidad hace temblar a Jesús, pero que acepta: “Hágase tu voluntad, Padre”. Como ráfagas de luz que destellan entre el escenario de sombras, se oye la voz de Jesús cuando el Sumo Sacerdote le conjura en nombre de Dios para que diga si es el Mesías. “Tú lo has dicho… Y desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso sobre las nubes del cielo”. Esa proclamación le merece la muerte (como le sucederá después a Esteban). Su pueblo y sus autoridades piden su condena a muerte. Como dice el evangelio de Juan “Los suyos no lo recibieron”. Sus amigos y discípulos lo abandonaron. En cambio, el comandante del escuadrón de ejecución, pagano pero libre de prejuicios, exclama: “Verdaderamente este hombre era inocente.” Viene a la mente la palabra del Papa Francisco: “Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa.” Evangelii gaudium, 71. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El mundo contemporáneo busca afanosamente la comodidad del momento, el éxito fácil y con poco esfuerzo, y rechaza como una maldición insoportable el dolor, el fracaso y la humillación. “En la cultura predominante, el primer lugar está ocupado por lo exterior, lo inmediato, lo visible, lo rápido, lo superficial, lo provisorio. Lo real cede el lugar a la apariencia. “ Evangelii gaudium, 62 También ahora y aquí hay quienes aclaman a Cristo pero no aceptan su misión redentora y sus consecuencias. Hoy también hay un porcentaje notable de discípulos cobardes. Hay quienes detestan que se siga oyendo el mensaje de Cristo: hay quienes están destruyendo iglesias, arrancando cruces o inventando argumentos ideológicos y leyes para apagar su recuerdo. Pero este es el mundo que hoy debe recibir el anuncio. Debemos descodificar el mensaje redentor al lenguaje de esta sociedad contemporánea. Si la Iglesia de veras es hoy presencia auténtica de Jesucristo, no faltarán los paganos o gentiles que sean capaces de reconocerlo como el ladrón arrepentido o el centurión. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La celebración festiva y solemne del Domingo de Ramos debe suscitar una auténtica renovación de nuestra pertenencia a la comunidad de los discípulos de Jesucristo. El recuerdo de cada uno de los actores en el relato de la Pasión es un cuestionamiento a nuestra propia historia: a qué grupo nos parecemos más? Con cuál personaje nos identificamos? El acontecimiento atroz del Calvario, que para nosotros es “misterio” porque es revelación de amor del Padre, está ocurriendo hoy aquí, por la presencia eterna del Señor resucitado. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Motivar con tiempo la participación de la comunidad en la procesión con los ramos. Tener en cuenta que el verdadero signo de acogida y aclamación de Jesús como Hijo de Dios es con los elementos de la naturaleza (ramos, ramas). Al concluir la procesión, al llegar al altar, se omiten los ritos iniciales y se hace la Oración Colecta. Se sugiere que la proclamación de la Pasión se realice entre tres lectores, teniendo en cuenta la recomendación de la liturgia de reservar la parte propia de Cristo para que la lea el sacerdote. Conviene instruir a las fieles en que lo más importante en este día es la celebración de la Misa y, en ella, la lectura de la Pasión del Señor. Jornada jubilar diocesana de los jóvenes. En el contexto de Año de la Misericordia, en importante que en Semana Santa y en el Tiempo Pascual los pastores muestren la imagen del Padre que ha salvado y sigue salvando. Él ha mostrado misericordia con respecto a Israel, su pueblo, y aún hoy continúa mostrando su rostro misericordioso con respecto a aquellos que acogen el don de la fe en las aguas del manantial.