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eucaristía

Jue 20 Ago 2020

Dios otorga el poder de atar y desatar

Predicación Orante de la Palabra VIGÉSIMOPRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Primera lectura: Is 22,19-23 Salmo: 138(137),1-2a. 2bc-3.6+8bc (R. 80[79],18) Segunda lectura: Rm 11,33-36 Evangelio: Mt 16,13-20 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La liturgia de la Palabra en este domingo nos presenta las siguientes ideas de reflexión: • Dios llama y la respuesta a su llamado implica un compromiso de vida. • Dios otorga el poder de atar y desatar. • El sentido de la misión y de la persona de Jesús: Mesías e Hijo de Dios 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En el transcurrir de la historia de cada persona hay dos realidades que caminan juntas: la vocación y la misión, el llamado y la realización, y en ellas está presente la acción de Dios que es quien da la autoridad para vivir y servir al pueblo, además de la estabilidad y la permanencia en la misión. Desde el momento de la llamada de Dios al profeta Jeremías, vemos que lo compromete y, al entender y aceptar este llamado, él lo asume con valentía. La seducción a la que se refiere el profeta es precisamente el sentimiento de quien comprende cuál es el sentido de la misión a la que Dios lo llama. El profeta sabe que la tarea es difícil y complicada, dura y riesgosa, pero el amor por Dios es tan grande que lo compromete a aceptar a costa de todo, hasta de su propia vida; igualmente sabe que la fidelidad y el amor verdadero logran superar todas las dificultades que se le presenten. Así mismo, san Pablo, quien reconoce el llamado especial que Dios le ha hecho para anunciar la buena nueva a los gentiles, admira, alaba y agradece el plan salvador de Dios, quien dispone todo para el bien, tanto de los judíos, como de los paganos. Ante la soberanía y libertad de Dios, quien salva a todos los hombres, Pablo se siente envuelto en su relación de amor con Dios y desea que todos sus destinatarios se identifiquen con la misión y acojan así la voluntad de Dios, que asuman su misma actitud sin importar las consecuencias que se desprendan del compromiso asumido; de ahí que invite a los romanos a entregarse como ofrenda viva y agradable a Dios, hostias vivas, seguros que Él espera a cada uno de sus seguidores para darles el merecido premio al servidor fiel; esto va en consonancia con el Salmo 137, que canta el amor de Dios que perdura eternamente. El evangelio nos propone, en efecto, la escena de la confesión de fe de Pedro y del reconocimiento de la persona de Jesús y su misión, cuando exclama Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo. Jesús dirige a Pedro una bienaventuranza por esta revelación que ha recibido de Dios sobre su persona y su identidad, y lo confirma con la fuerza divina en la misión de ser Kefas: piedra o roca, sobre la que edificará la Iglesia, pueblo mesiánico reunido por Jesús, contra la que el poder del mal y de la muerte no podrán. Aunque Pedro es ensalzado por esta revelación y confesión, muy pronto Jesús lo reprenderá llamándolo “satanás,” por pensar según la lógica humana y no según los criterios de Dios. La misión de atar y desatar, como expresión de potestad, bajo el signo de las llaves, expresa la plena autoridad que recibe Pedro de Jesús para confirmar a los hermanos en la fe; y, a su vez, expresa la decisión de Jesús de otorgar el poder de atar y desatar a otras personas diferentes de las que, hasta entonces, teniéndolo y no habiéndolo ejercido en bien del pueblo de Dios, por el contrario, lo debilitaron en la fe y la misericordia de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El modo de actuar de Pedro, que presenta el evangelio, manifiesta la grandeza y la debilidad de la persona humana en quien se conjuga lo divino y lo humano; por eso se descubre la necesidad de contar siempre con la fuerza de Dios, porque para comprender y cumplir la tarea que el Señor propone, hay que tener fe, ser valientes y arriesgarse confiados a realizar aquello que el mismo Jesús asumió y cumplió con valentía hasta su muerte en cruz. Y, por encima de todo, Pedro, con su revelación y con su miedo, es presencia visible de Dios y signo de unidad en la Iglesia. El documento de Aparecida nos recuerda que: “La misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño” DA No. 380. De hecho, la violencia de las persecuciones, la muerte cruel, el abandono humano y la entrega total al sacrificio producen en las personas miedos y deseos de huir, por lo que encaminarse por esa senda “es travesía para valientes”; en efecto, las dificultades, el riesgo y el sacrificio que conlleva el seguimiento de Jesús, implica una entrega y un compromiso de vida. Eso es lo que Pedro ve y trata de evitar y por lo que Jesús lo reprenderá. Hoy el Señor nos invita a contemplar, en primer lugar, la forma como hemos asumido nuestra vocación y misión en respuesta al proyecto de vida; luego, a entrar cada uno en su interior y ver los detalles de fidelidad o cobardía en el compromiso de seguimiento del Señor Jesús. De otra parte, también el Señor nos motiva en concreto a que, especialmente en este tiempo de pandemia, analicemos, seamos sensibles y actuemos sin temores en favor de las personas que sufren a causa de los males que son consecuencia de las diversas formas de violencia ejercidas contra los más débiles, la violencia que se vive en los hogares, en el trabajo y en la sociedad. Estas realidades que vivimos deben movernos a solidarizarnos, de uno y otro modo, con los que están necesitados de nosotros para que podamos vivir nuestra vocación y demos respuesta al Señor de la misión que se nos ha confiado de ser constructores de su Reino. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor tu Palabra es vida y alegría en nuestro caminar, es fortaleza y exigencia en nuestra decisión de ofrecer lo mejor que nos has dado, con la seguridad que nos ayudas a ser fieles en la entrega, a obedecer y a administrar bien la autoridad, a reconciliarnos y dar y recibir el perdón que nos ofreces. Danos la fortaleza y la sabiduría para reconocerte, seguirte con fidelidad y entregarnos con amor a acoger, animar y servir a quienes comparten nuestro caminar. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos reunimos para compartir la presencia de Dios en nuestras vidas, para escuchar su Palabra que nos revela la presencia salvadora de Jesús que nos da vida, y para celebrar en comunidad la vida de la Iglesia, en unidad con la persona de Pedro y su representante el Papa Francisco, sobre cuya roca está construida la Iglesia. Dispongámonos para celebrar con fe y esperanza. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra que vamos a escuchar nos invita a tener una actitud de reconocimiento de la presencia divina y cómo todo procede de Él, también la autoridad y poder, que da a quienes elige para que comprometan su vida en el servicio en bien de la comunidad que cree y espera. Abramos nuestra vida a la luz y misericordia que Dios nos ofrece en su Palabra que ahora se nos proclama. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles. Presidente: Señor, tu palabra nos ilumina para reconocerte como nuestro Dios y Salvador, por eso con confianza presentamos nuestras peticiones al Padre, diciendo: R. Hijo de Dios vivo, escúchanos 1. Por la Iglesia, para que acompañada por tu Espíritu y en unidad con el Papa Francisco, viva en fidelidad a Jesucristo y se sienta siempre reconfortada en los momentos difíciles. Oremos. 2. Por los Gobernantes de las naciones, para que por tu gracia puedan trabajar unidos durante esta pandemia para promover la justicia y el cuidado especial de los pobres y vulnerables. Oremos. 3. Por las familias, Iglesia doméstica, especialmente las que tienen problemas y dificultades, para que encuentren en la Palabra de Dios luz, paz y fortaleza. Oremos. 4. Por los enfermos, de modo especial por los que se encuentran en estado terminal y los que se sienten solos en el final de su vida, para que experimenten tu presencia salvadora y la paz que les ofreces en la compañía de sus familiares y amigos. Oremos. 5. Por todos los cristianos, para que sepamos reconocer tu presencia en los acontecimientos y realidades de la vida cotidiana y demos testimonio de tu amor con nuestras actitudes de vida. Oremos 6. Por nosotros, nuestros familiares, amigos y personas con quienes compartimos nuestra vida y trabajo, para que sepamos seguir sin miedo el camino que nos conduce a reconócete y vivir la inmensa alegría de tu presencia salvadora entre nosotros. Oremos. Oración conclusiva Padre nuestro que nos has revelado a tu Hijo, acoge la oración que te dirigimos confiados en tu inmensa bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén

Jue 7 Mayo 2020

“Hoy, el Señor nos está entregando una clave de felicidad”: Mons. Elkin Álvarez

Retomando el evangelio del día, pasaje de san Juan (13,16-20), que hace parte del discurso de Jesús pronunciado a los apóstoles después del lavatorio de los pies, monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, obispo auxiliar de Medellín y secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, invitó a aceptar la invitación que nos hace el Señor y que se constituye en clave para la felicidad: servir. Durante la celebración eucarística institucional del jueves 7 de mayo, celebrada a través de plataforma Microsoft Teams de Office 365, con la participación virtual de los colaboradores del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), el prelado señaló que “el Señor nos pide que nos amemos los unos a los otros, que nos sintamos servidores”, descubriendo que en el servicio está la alegría del amor manifiesto en la misericordia que nos acerca al Padre. “El que reciba nuestro servicio lo está recibiendo a Él” y es su promesa que quien reciba este llamado encuentra la felicidad. «Hay más dicha en dar que en recibir» (Hch. 20,35). Finalmente, el obispo felicitó y encomendó en oración a las madres, que el próximo fin de semana celebran su día. “Gracias Dios por la maternidad y por las madres, ellas son signo de entrega, generosidad, donación. Que el Señor bendiga a nuestras madres y, a las que han partido a su morada, les conceda la gloria eterna”. La transmisión de la santa misa, expresión de comunión, fue concelebrada por monseñor Farly Yovany Gil Betancur, obispo electo de Montelíbano; padre Ramiro Antonio López, director del departamento de animación misionera; padre Jaime Marenco, director de comunicaciones y tecnología del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) y por el padre Julián Cháves. También se unieron espiritualmente, desde sus jurisdicciones eclesiásticas, monseñor Óscar Urbina y monseñor Ricardo Tobón R., presidente y vicepresidente de la CEC, respectivamente.

Jue 9 Abr 2020

El Papa a los sacerdotes: "déjense lavar los pies"

El día en que la Iglesia conmemora la Última Cena celebrada por Jesús con sus doce discípulos en «la noche en que iba a ser entregado» (1 Cor 11,23), durante la cual el Maestro instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio cristiano y que marca el inicio del Triduo Pascual, el Papa Francisco celebró la Santa Misa en la Basílica Vaticana. Una Misa inusual, debido a la pandemia en curso, que ve al Sumo Pontífice celebrarla en una basílica semivacía, tras haberla celebrado cinco años en el interior de una cárcel, tras haber lavado los pies de personas privadas de su libertad, de pobres y de refugiados. Este año, esos ritos no están presentes, debido al distanciamiento social pedido por las autoridades para prevenir los contagios. La comunión de la Iglesia es de todos modos latente: en los hogares convertidos en templos domésticos así como en las iglesias y en las comunidades religiosas, gracias también a los medios de comunicación social. Eucaristía, servicio, unción En la noche en el que el más grande se hace pequeño, (cfr. Jn 13, 3-5), el Pontífice improvisa la homilía, y da tres palabras claves al iniciar, a partir de las cuales desarrollará la primera parte de su reflexión: Eucaristía, servicio, unción. "El Señor que quiere permanecer con nosotros en la Eucaristía, y nosotros nos convertimos siempre en sagrarios del Señor: llevamos al Señor con nosotros hasta el punto de que él mismo nos dice que si no comemos su cuerpo y bebemos su sangre, no entraremos en el Reino de los Cielos. Misterio, esto del pan y el vino, del Señor con nosotros, en nosotros, dentro de nosotros". El servicio:"Ese gesto que es una condición para entrar en el Reino de los Cielos. Servir, sí, a todos. Pero el Señor, en ese intercambio de palabras que tuvo con Pedro, le hace entender que para entrar en el Reino de los Cielos debemos dejar que el Señor nos sirva, que sea el Siervo de Dios siervo de nosotros. Y esto es difícil de entender. Si no dejo que el Señor sea mi siervo, que el Señor me lave, me haga crecer, me perdone, no entraré en el Reino de los Cielos". Y el sacerdocio. "Hoy quisiera estar cerca de los sacerdotes, de todos los sacerdotes, desde el más reciente ordenado hasta el Papa: todos somos sacerdotes. Obispos, todos... Somos ungidos, ungidos por el Señor; ungidos para hacer la Eucaristía, ungidos para servir". Los santos de al lado El Papa no presidió esta mañana la Misa Crismal con los sacerdotes de Roma, pero espera poder celebrarla “antes de Pentecostés”, dice en la homilía, porque de lo contrario “debemos posponerla hasta el año que viene”. Sin embargo, añade, “no puedo dejar pasar esta Misa sin recordar a los sacerdotes”: "Sacerdotes que ofrecen sus vidas por el Señor, sacerdotes que son servidores"."En estos días – hace presente – más de 60 han muerto aquí, en Italia, en el cuidado de los enfermos en los hospitales. También con los médicos, las enfermeras: son los santos de al lado, sacerdotes que han dado su vida en el servicio". Sacerdotes anónimos y buenos Francisco piensa en particular en aquellos que están lejos, narra de haber recibido precisamente hoy la carta de un franciscano capellán de una prisión, que cuenta cómo vive esta Semana Santa con los presos. Y habla de los sacerdotes que van lejos para llevar el Evangelio, y mueren también a causa de la peste en ese lugar lejano, porque no estaban preparados, porque no tenían anticuerpos. Sacerdotes de los cuales “nadie conoce su nombre”. Y prosigue: "Los sacerdotes anónimos, los curas del campo que son párrocos en cuatro, cinco, siete pueblos, en las montañas, y van de uno a otro, que conocen a la gente... Una vez, uno de ellos me dijo que sabía el nombre de toda la gente de los pueblos". "¿En serio?" Le dije. Y dijo: "Incluso el nombre de los perros". Conocen toda la proximidad sacerdotal: bien. Buenos sacerdotes. Sacerdotes calumniados y pecadores En este día Francisco lleva a todos en su corazón, y los lleva “al altar”. Lleva a los sacerdotes calumniados que muchas veces no pueden ir a la calle porque les dicen cosas malas en referencia “al drama del descubrimiento de los sacerdotes que han hecho cosas malas”: “Algunos me dijeron que no pueden salir con el collar clerical porque los insultan, y ellos siguen”. Lleva también al altar a los sacerdotes pecadores, “que junto con los obispos y al Papa pecador” no olvidan de “pedir perdón” y “aprenden a perdonar”. No sean tercos como Pedro Lleva consigo a los sacerdotes que sufren algunas crisis, que no saben qué hacer, que “están en la oscuridad”: "Hoy todos ustedes hermanos sacerdotes, están conmigo en el altar, ustedes, consagrados. Sólo les digo una cosa: no sean tercos como Pedro. Déjense lavar los pies. El Señor es su siervo, Él está cerca de ustedes para darles fuerza, para lavarles los pies". Generosidad en el perdón Concluyendo la homilía, el Pontífice exhorta a los sacerdotes a ser “grandes perdonadores”: "Perdonen. Corazón grande de generosidad en el perdón. Es la medida con la que seremos medidos. Como has perdonado, serás perdonado: la misma medida. No tengan miedo de perdonar. A veces tenemos dudas: miren a Cristo. Allí está el perdón para todos. Sean valientes. Incluso arriesgando en el perdonar, para consolar. Y si no pueden dar un perdón sacramental en ese momento, al menos den el consuelo de un hermano que acompaña y deja la puerta abierta para que vuelva". Por último, la gratitud a Dios padre por la gracia del sacerdocio y el recordatorio a cada uno de ellos: "Jesús los ama. Sólo pide que ustedes se dejen lavar los pies". tomado de: Vatican News Foto: Internet

Vie 19 Abr 2019

Viernes Santo: Últimos instantes de vida del Señor

Hoy no se celebra la Eucaristía, pero sí una liturgia muy especial que no debe confundirse con un funeral, porque lo que se contempla este día es el testimonio fiel de Jesús quien, por amor, llegó hasta el final: entregar su vida voluntariamente para salvar al ser humano de la muerte eterna. La celebración inicia con una conmovedora entrada al templo, en silencio, que motiva a la oración y a la contemplación. Inmediatamente se proclaman las lecturas del día, tomadas del libro de Isaías (52,12 – 53,12), del Salmo 30, de la Carta a los Hebreos (4,14-16; 5,7-9) y en el evangelio se lee la pasión de Nuestro Señor Jesucristo según san Juan (18,1 – 19,42) Sigue el momento de la oración universal, amplia, muy sentida e incluyente, pues no solo oramos por la Iglesia y sus ministros, sino también por los gobernantes, los judíos, los atribulados, los que no creen en Cristo ni en Dios… Se continúa con el momento central de la celebración: la adoración de la cruz, un gesto de fe y agradecimiento a Cristo por su sacrificio. Y se finaliza con la comunión, la cual se hace con el pan consagrado en el día de ayer. Hoy es un día, pues, para contemplar a Cristo en la cruz y reafirmar nuestra adhesión al camino que él nos propone, convencidos de que solo en él encontraremos la salvación. Y, también, es un día para avivar nuestra solidaridad con tantos hombres y mujeres que sufren en este mundo nuestro.

Jue 18 Abr 2019

Jueves Santo: para reflexionar en el amor

La cuaresma, iniciada el Miércoles de Ceniza, termina hoy Jueves Santo, en la tarde, con la hora menor (Nona) de la liturgia de las horas. En la mañana de este día, en muchas catedrales del mundo, se celebra la Misa Crismal en la que el obispo, junto con los presbíteros que lo acompañan en la tarea pastoral, renuevan las promesas sacerdotales pronunciadas el día de la ordenación. Además, el obispo bendice el óleo de los enfermos, el de los catecúmenos y el santo crisma. En algunas jurisdicciones eclesiásticas, por conveniencias pastorales, la Misa Crismal suele hacerse el jueves anterior o uno de los tres días previos al Triduo. Ya en la tarde, con la Misa de la Cena del Señor, comienza el Triduo Pascual que se extiende hasta el Domingo de Resurrección. En ella, la Iglesia Católica conmemora la institución de la Eucaristía en la última cena del Señor, el sacramento del orden sacerdotal y el mandamiento del amor. Un signo especial en esta Eucaristía es el lavatorio de los pies, con el cual se recuerda que esta acción la tuvo Jesús con sus discípulos para enseñarles que, así como Él vino a servir y no a ser servido, ellos y todos los cristianos estamos llamados a servir a los demás en nuestro camino de vida. Al final de la celebración, se reserva la Eucaristía para la comunión del día siguiente.

Vie 29 Mar 2019

Distribución y recepción de la Sagrada Comunión

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Desde hace algunos días ha venido circulando por las redes sociales, en especial por WhatsApp, un escrito que puede generar confusión en los fieles, respecto a la recepción de la comunión de manos de los laicos y la recepción de la comunión en las manos. En cuanto a los ministros de la comunión, con una tradición prácticamente centenaria, existen los ministros ordinarios y extraordinarios de la comunión. A este respecto, San Pablo VI, en la Carta Apostólica en forma de Motu proprio Ministeria quaedam, del 1 de enero de 1973, reforma las ordenes menores, y afirma: “El Acólito queda instituido para ayudar al diácono y prestar su servicio al sacerdote. Es propio de él cuidar el servicio del altar, asistir al diácono y al sacerdote en las funciones litúrgicas, principalmente en la celebración de la Misa; además distribuir, como ministro extraordinario, la Sagrada Comunión cuando faltan los ministros o están imposibilitados por enfermedad, avanzada edad o ministerio pastoral, o también cuando el número de fieles que se acerca a la Sagrada Mesa es tan elevado que se alargaría demasiado la Misa. En las mismas circunstancias especiales se le podrá encargar que exponga públicamente a la adoración de los fieles el Sacramento de la Sagrada Eucaristía y hacer después la reserva; pero no que bendiga al pueblo”. Aplicando las orientaciones de la Santa Sede, la Conferencia Episcopal Colombiana en la Asamblea del mes de febrero de 2004, promulgó la instrucción pastoral sobre la Eucaristía, en la que dispone lo siguiente: “n. 17. En Colombia los fieles recibirán la Sagrada Comunión de pie, acercándose procesionalmente al sacerdote o al ministro de la comunión. n. 18. Se puede recibir la Comunión en la mano en todo el territorio nacional”. Por otra parte, en la Asamblea de febrero de 2015, los Obispos promulgan la Legislación Canónica, Normas complementarias para Colombia, en la que en el art. 1 define la edad y las cualidades de los aspirantes a los ministerios de lector y acólito, dispuestos por el canon 230 del Código de Derecho Canónico. Sin quitar mérito a quienes distribuyen la Sagrada Comunión o a quienes la reciben en la mano, lo mas importante es a quien se recibe. Muchos se fijan más en el ministro que en quien es el Salvador y Redentor. En la teología católica, respecto de la liturgia y el ministro de la misma, se habla del ex opere operantis y el ex opere operato. Es decir, la acción de Dios se realiza siempre en cada celebración litúrgica en favor de sus fieles en virtud de la misión mediadora que posee la Iglesia, ante Cristo que es su cabeza (ex opere operantis) y lo hace incluso a pesar del ministro (ex opere operato). Nadie está obligado a recibir la comunión en las manos, nadie está obligado a recibir la comunión de rodillas, a nadie se le puede obligar a recibir la comunión en la boca (salvo que haya riesgo de irrespeto o no exista la disposición de aseo o decoro que atenten a la dignidad del sacramento), a nadie se le puede prohibir recibir la comunión de rodillas. Estas son las disposiciones de la Iglesia. Por tanto, no se trata de criticar sino de acoger con respeto las diversas formas dispuestas para la distribución y recepción de la Sagrada Comunión. Así las cosas, invitamos cordialmente a todos los fieles a acoger las disposiciones litúrgicas de la Iglesia, pensadas todas en favor de los fieles, y para la mayor gloria de Dios. +Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Jue 27 Sep 2018

Con varios desafíos concluyó encuentro nacional de liturgia

Con la creación de espacios de formación litúrgica, la reactivación del boletín “Actualidad Litúrgica” y la conformación del grupo “Amigos de la Liturgia en Colombia”, concluyó el Encuentro Nacional de Liturgia que se realizó por estos días en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). El padre Jairo A. Montoya J., Director del Departamento de Liturgia de la CEC, calificó este evento como muy positivo y destacó que su desarrollo se hizo en un ambiente de oración, estudio y reflexión. Al referirse al proceso de formación inicial, el sacerdote explicó que se pretende llegar hasta los Equipos Parroquiales de Animación Litúrgica (EPAL) para desplegar una capacitación que, con innovación y creatividad, fortalezca la celebración y vivencia delMisterio Pascual de Cristo, que continúa actuando su fuerza salvadora en bien de las comunidades. Esta iniciativa contará con el apoyo de la Comisión Nacional de Liturgia (CONALI). Otra de las acciones, es la de reactivar el boletín "Actualidad Litúrgica" que es realizado por el Departamento de Liturgia de la CEC, tiene un enfoque formativo e informativo y está dirigido a obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas y laicos comprometidos en el servicio litúrgico. También, destacó que, como iniciativa de los participantes y de liturgistas del país, se conformó elgrupo llamado "Amigos de la Liturgia en Colombia", que tendrá como meta estudiar y profundizar en una reflexión teológico-litúrgica que fortalezca la reflexión, celebración y vivencia de la Pascua, de nuestro Señor Jesucristo, misterio central de nuestra fe. El tema que centró la atención de los participantes versó sobre “La celebración dominical evangeliza la parroquia”. En este marco, algunos desafíos planteados tienen que ver con lacelebración digna de la liturgia, con atención a sus elementos particulares: belleza, decoro, canto, aspersión, Credo, oración común, homilía, oración universal. riqueza del Misal y catequesis litúrgica; elaborar, divulgar y socializar formación en todos los ambientes litúrgicos; fortalecer la unión de los Amigos de la Liturgia; animar los procesos de misión; promover el domingo como día de profundización de la Palabra, estudio y promoción social; la oración de la Liturgia de la Horas, entre otros. El encuentro contó con la presencia de 45 participantes, entre sacerdotes delegados diocesanos, profesores de liturgia, religiosos y laicos comprometidos de diferentes jurisdicciones del país. Tuvo como objetivo profundizar y reflexionar sobre la evangelización de la parroquia a través de la celebración dominical de la misa, la celebración en ausencia del presbítero y la vivencia de la caridad, para ofrecer elementos que fortalezcan su celebración y vigoricen la comunidad.

Jue 26 Jul 2018

El valor de la misa

Por: Mons.Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Siempre ha habido la necesidad de dar a conocer las disposiciones de la Iglesia en relación con la forma como los fieles la ayudan en el cumplimiento de su misión. A este respecto, el Código de Derecho Canónico afirma que “los fieles tienen el deber de ayudar a la Iglesia en sus necesidades, de modo que dispongan de lo necesario para el culto divino, las obras apostólicas y de caridad y el conveniente sustento de los ministros” (c. 222 &1). Cuando el Código se refiere a los estipendios u ofrendas para la Santa misa, dice que “los fieles que ofrecen un estipendio para que se aplique la misa por su intención contribuyen al bien de la Iglesia, y con su ofrenda, participan de su solicitud por sustentar a sus ministros y actividades” (c. 946). Es desde esta óptica que deben ser entendidas las palabras del Papa Francisco, que con sobrada razón, con el ánimo de formar también a los fieles, dijo respecto de las intenciones de la misa en la Audiencia General del 7 de marzo de 2018 lo siguiente: “Y si tengo alguna persona, parientes, amigos, que están en necesidad o han pasado de este mundo al otro, puedo nominarlos en ese momento, interiormente y en silencio o hacer escribir que el nombre sea dicho. «Padre, ¿cuánto debo pagar para que mi nombre se diga ahí?» — «Nada». ¿Entendido esto? ¡Nada! La misa no se paga. La misa es el sacrificio de Cristo, que es gratuito. La redención es gratuita. Si tú quieres hacer una ofrenda, hazla, pero no se paga. Esto es importante entenderlo”. El Papa, que es el Supremo legislador, en nada se opone a la normativa canónica, antes la refuerza. Tiene razón cuando dice que por la misa “no se paga”, porque la misa no es un objeto que se compra o se vende, es tan grande su valor, que es imposible cuantificar su valor real, y tampoco se va a misa como a un supermercado. De hecho, es claro también el Código de Derecho Canónico al afirmar que “en materia de estipendios, evítese hasta la más pequeña apariencia de negociación o comercio” (c. 947). Por eso mismo el Papa hace la diferencia entre pagar por la misa y dar una ofrenda por la misa. Hay quienes se enojan y hacen el reclamo, cuando dan su ofrenda para la misa y su nombre no es leído o no lo escucha, como si para que tenga valor y fuerza, la intención deba ser proclamada. En conciencia, dice el Código de Derecho Canónico, “se ha de aplicar una misa distinta por cada intención para la que ha sido ofrecido y se ha aceptado un estipendio, aunque sea pequeño” (c. 948). De igual manera, las misas colectivas tienen su reglamentación particular que se encuentran plasmadas en el decreto de aranceles de cada año. Y todo esto lo saben muy bien los presbíteros. Es necesario que se tome conciencia de esta dimensión espiritual del sacramento de la Eucaristía y se entienda que no se puede reducir a un simple objeto. La ofrenda y oración, aun en el silencio, llegan siempre a Dios, cuando es la fe la que motiva el encuentro y participación con Jesús que pasa, nos habla y se hace alimento de salvación en cada misa. En síntesis, el Papa Francisco NO derogó los estipendios de la misa, nos recordó su auténtico significado. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali