Pasar al contenido principal

frontera

Jue 26 Jul 2018

Iglesia vive la fraternidad en frontera colombo-venezolana

Como signo de solidaridad y hermandad entre las Diócesis de Cúcuta (Colombia) y San Cristóbal (Venezuela), sus obispos y 17 sacerdotes venezolanos, sirvieron en la Casa de Paso ‘Divina Providencia’, manifestando una vez más que la fraternidad y la caridad cristiana no tiene fronteras. Monseñor Mario del Valle Moronta, obispo San Cristóbal, agradeció a su hermano obispo de Cúcuta, Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, por seguir aunando esfuerzos para que el milagro de Dios se manifieste en este hogar de paso que atiende a migrantes de Venezuela. Expresó sentirse orgulloso por el equipo de voluntarios de su país que cada día acuden a ayudar a sus hermanos, en la Casa de Paso, ubicada en la Parada, municipio de Villa del Rosario. Monseñor Moronta afirmó que los cristianos ponen todo en común para que nadie pase necesidades, basándose en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Invitó a las personas allí reunidas a que ayuden siempre desde lo que esté dentro de sus posibilidades, entendiendo que todos están en una situación difícil, “siempre hay que ayudar”, recordó. Por su parte, Monseñor Ochoa Cadavid explicó que a los hermanos venezolanos se les acoge con cariño, partiendo del principio de la caridad de la Iglesia. “La fraternidad se fortalece cada vez que se realizan gestos sencillos y desinteresados con los hermanos más necesitados”, afirmó el prelado y destacó que continúan acatando el llamado del Papa Francisco, prestando atención a los más pobres. Estas dos Diócesis siempre han dado ejemplo de hermandad y esta vez, como signo de la solidaridad de la Iglesia, Monseñor Ochoa Cadavid entregó a cada uno de los 17 sacerdotes un mercado, como signo de caridad y del trabajo que como Iglesia se debe realizar entre hermanos. Este gesto se suma a las acciones pastorales, materiales y espirituales que la Diócesis de Cúcuta realiza en favor de los migrantes de Venezuela. Fuente: Oficina de comunicaciones diócesis de Cúcuta

Lun 9 Jul 2018

Diócesis de Cúcuta dona 250.000 hostias a Venezuela

La Diócesis de Cúcuta que viene sirviendo a los migrantes venezolanos en la Casa de Paso ‘Divina Providencia’, donde se distribuyen diariamente más de 2.000 almuerzos, se acercó al puente internacional Simón Bolívar (La Parada, Villa del Rosario), para donar a las Diócesis fronterizas 250.000 hostias, ante la escasez que se vive en el vecino país y la crisis política y social que se acentúa cada día más. Gracias a la generosidad de esta Iglesia particular, de Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, se provee a Venezuela la materia prima para la celebración de la eucaristía, debido a la carencia del Pan para la consagración y participación plena y activa de los fieles en este Sacramento. Este gesto de solidaridad, que se suma a las acciones pastorales, materiales y espirituales de ayuda a la población venezolana, llega hasta las Diócesis de Barinas (estado de Barinas) y de Guanare (estado Portuguesa de Venezuela). Ante la crisis, es importante responder también a las necesidades de la Iglesia, para colmar de fe a quienes pasan en estos momentos por situaciones de intranquilidad. También el pasado 28 de marzo, Monseñor Víctor hizo entrega de 250.000 hostias, para que los hermanos de Venezuela pudieran celebrar las eucaristías correspondientes a la Semana Mayor.

Vie 22 Jun 2018

Red Clamor: Migrar no es un delito

Las organizaciones miembros de la Red Latinoamericana y Caribeña de Migración, Refugio y Trata de Personas, CLAMOR, han manifestado su preocupación “ante las graves violaciones a la dignidad y los derechos humanos que ocurrieron en los últimos días como consecuencia de la decisión de la administración del Presidente de los Estados Unidos Donald Trump, de separar a los niños, niñas y adolescentes (NNA) migrantes de sus padres y procesar penalmente a quienes ingresen a ese país de manera irregular”. “Denunciamos la fragante violación del derecho de toda familia a permanecer unida y los graves atentados contra la estabilidad sico afectiva de los niños, niñas y adolescentes, en contraposición a lo establecido en los pactos internacionales, especialmente en la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores Migratorios y sus familias”. A través de un comunicado, la Red “CLAMOR”, recuerda “que los derechos humanos deben ser reconocidos y asegurados por todos los gobiernos, respetando el principio del interés superior de los niños, niñas y adolescentes, que debe regir toda política gubernamental”. Y continúan “Migrar no es un delito, por lo cual rechazamos las detenciones arbitrarias y la reclusión en cárceles disfrazadas de centros migratorios, mucho más cuando se trata de niños, niñas y adolescentes”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon] El llamamiento de la Red “CLAMOR”, Así consideran "un paso importante la firma por parte del Presidente Donald Trump de una orden ejecutiva para evitar la separación de las familias en la frontera” y realizan un llamado al Congreso de los Estados Unidos “para aprobar una ley que garantice que las familias de los migrantes, sin importar su condición legal, puedan permanecer unidas”. “Es impostergable buscar alternativas a las detenciones y deportaciones masivas, desde una perspectiva humanitaria. Oramos para que el Señor cambie corazones de piedra por corazones que sepan amar a los migrantes, especialmente a los niños, niñas y adolescentes”, concluyen. Por la Red CLAMOR firman el documento Mons. Gustavo Rodriguez Vega, Arzobispo de Yucatán y Presidente del DEJUSOL CELAM; Mons José Luis Azuaje, Presidente del SELACC y la Hna Mercedes Casas Presidenta de la CLAR. El documento está suscrito además por el Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM, la Conferencia Latinoamericana de Religiosos y Religiosas CLAR, el Secretariado Latinoamericano y Caribeño de CARITAS, los Departamentos y secciones de Movilidad Humana de las Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe, las Caritas nacionales de América Latina y El Caribe, el Instituto Chileno de Migración INCAMI y el Instituto de Migración y Derechos Humanos de Brasil. También por el SIMN, el Servicio Jesuita para Refugiados, el Servicio Jesuita a Migrantes, la Red Un Grito por la Vida, la Red Kawsay, la Red Tamar, las Hermanas Scalabrinianas, la Misión Scalabriniana de Ecuador, los Padres Scalabrinianos, los Padres Salesianos, la Orden de La Merced, las Hermanas del Buen Pastor, las Hermanas Adoratrices y las de San Juan Evangelista; las Casas del Migrante de México, el IMDOSOC, y el CAFEMIN. Fuente: Vatican News

Mar 22 Ago 2017

Obispos de la frontera unen esfuerzos en favor de los migrantes

Monseñor Mario del Valle Moronta, Obispo de la Diócesis de San Cristóbal (Venezuela), sostuvo un encuentro con Monseñor, Víctor Manuel Ochoa Cadavid, con el fin de agradecer a la Diócesis de Cúcuta la ayuda generosa que como Iglesia se está brindando a los miles de migrantes colombo venezolanos que cruzan la frontera en búsqueda de mejores condiciones de vida, a través del Banco Diocesano de Alimentos, la Casa de paso “Divina Providencia”, las “Ollas de Caridad” el Centro de Migraciones Diocesano y la ayuda pastoral y espiritual. El encuentro se realizó en un ambiente fraterno en las instalaciones de la Curia Diocesana en el que se plantearon acciones, gestos de comunión, cooperación y ayuda mutua entre la Diócesis de Cúcuta y San Cristóbal. Es de resaltar que dentro de las estrategias de ayuda mutua están las siguientes: Realizar después de la visita del Papa Francisco a Colombia un encuentro entre los Episcopados de la frontera colombo-venezolana, con el objetivo de planear y realizar un “Plan Pastoral de Emergencia”, ante la situación difícil que se vive en Venezuela y que compromete la frontera. Por parte de Colombia participarán los señores Obispos de Cúcuta, Ocaña, Tibú, Pamplona, Arauca, Puerto Carreño, Puerto Vichada, Valledupar y la Guajira. Por parte de Venezuela participaran los Obispos de Maracaibo, Machiques, Guasdualito, Puerto Ayacucho, Vigía, Barinas y San Cristóbal. Se va a continuar ayudando al Seminario Mayor Santo Tomás, por parte de la Diócesis de Cúcuta con provisión de alimentos, medicinas y útiles de aseo. Se realizaron encuentros entre los seminaristas de Venezuela y Colombia para establecer líneas de cooperación. Establecer rutas jurídicas de atención a colombianos y venezolanos. Entregar bonos redimibles en mercado por parte de la Diócesis de Cúcuta, que serán entregados a las parroquias para que puedan ser cambiados en Cúcuta a través de almacenes Éxito o Tabga. La Diócesis de Cúcuta aportará provisiones para los sacerdotes con productos de primera necesidad que serán llevados al Seminario Mayor Santo Tomás para su distribución (entre los productos estarían jabón, crema de dientes, arroz, harina y granos). Cada semana un grupo de sacerdotes y laicos de Venezuela vendrán a apoyar la población necesitada en la Casa de Paso “Divina Providencia”. Realizar un encuentro entre un grupo de sacerdotes de ambas Diócesis, con el fin de apoyar el “Plan Pastoral de Emergencia”. Se propone que para la Semana Santa del próximo año se realice un intercambio de seminaristas por el apostolado en las parroquias. Fuente: Oficina de comunicaciones Diócesis de Cúcuta

Lun 19 Jun 2017

La caridad de cristo nos urge

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Estas palabra de San Pablo, en la segunda Carta a los Corintios (2 Cor 5, 14) nos animan a dar razón de los gestos de caridad y de amor que nuestra Iglesia de Cúcuta quiere vivir de frente a los hermanos de la República Bolivariana de Venezuela que, en este momento de la historia, sufren y están necesitados de alimento y de medicinas. No podemos quedar impávidos de frente a su gran sufrimiento y necesidad, recordando que también muchos miembros de nuestra Patria, en momentos muy difíciles, fueron allí acogidos y ayudados. El Señor Jesús antes de padecer y en medio de la Última Cena, en la cual nos regaló el don más precioso que tiene la Iglesia, su Cuerpo y su Sangre, nos enseñó: “Un mandamiento nuevo os doy que os améis unos a otros como yo os he amado. En esto conocerán que sois mis discípulos” (Juan 13, 34). Este es el precepto de la caridad y del servicio, del amor y de la entrega a favor de los hermanos. Santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico nos enseña en la Suma Teológica que es la más noble de las virtudes que un cristiano puede vivir y experimentar (Suma Teológica II-IIae, q. 23, a. 6). La caridad hace parte de la esencia misma de la fe cristiana y de la forma concreta con la cual los que creen en Cristo se comportan. Tenemos necesariamente que compartir lo que tenemos entre nosotros, material y espiritualmente. Así lo podemos leer en el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 4,32 ss). La caridad y sus formas concretas de expresión en las obras de misericordia, tienen que ser la expresión viva de la fe en Cristo Jesús, ella nos regala la frescura del Evangelio y su alegría, con las palabras del Papa Francisco (Cf. FRANCISCO, La alegría del Evangelio, n. 1, 11). Cuando entramos a estudiar y comprender el misterio de la fe, encontramos que la caridad hace parte del contenido fundamental de la fe cristiana, el culto a Dios, y el reconocimiento de Cristo no es un culto alejado de la realidad y del contacto con los que sufren y están necesitados. La Caridad nos hace testigos creíbles del Evangelio en el mundo de hoy, nos enseñaba el Papa Emérito Benedicto XVI (Encíclica Caritas Deus est, n. 31). La caridad también nos regala esperanza y nos da la certeza de encontrar en los hermanos que sufren a Cristo el Señor que está presente entre nosotros los que tenemos la misma fe y la misma esperanza que surge de la fe en Nuestro Señor Jesucristo. La fe en Cristo Jesús se vive en medio del mundo, en confrontación y en relación con situaciones complejas y difíciles, muchas veces lejanas de la misma riqueza de la fe y de cuanto creemos en lo profundo de nuestro corazón. De frente a muchas de estas situaciones difíciles, las pruebas de la vida, nos queda la esperanza y la gracia que de Dios proviene. La fe no es solamente una actitud intelectual, de principios o verdades de fe, necesariamente nos lleva a la acción y a la realización de acciones y hechos de vida que nos muestren el camino para ponernos al servicio de los demás. La situación que vive la hermana República de Venezuela no nos puede dejar impávidos, inmóviles, nos tiene que llevar a la caridad y al servicio a la atención de los que sufren y de los que están necesitados de nuestra ayuda. Las terribles situaciones que venimos experimentando y viviendo en nuestra Ciudad de San José de Cúcuta, en la frontera, nos tienen que llevar a experimentar en nosotros el don invaluable de la caridad y del servicio, ponernos al servicio de los hermanos que sufren. Solamente un pequeño gesto de caridad ha sido difundido ampliamente, un poco de agua, un plato de alimento caliente, una palabra de consuelo o de guía son la expresión de nuestro cariño, afecto y atención hacia los hermanos en la misma fe, que sufren ampliamente en este momento. Muchos sufren, tienen limitaciones en los recursos de acceso a la salud, tienen falta de alimentos, necesitamos ayudarlos y manifestarles nuestro afecto y caridad. La vida Cristiana no puede separarse de las acciones concretas, que son signo de la misericordia, la cual esconde la caridad y la opción por los demás. Los actos de caridad, las acciones a favor de los que necesitan de nosotros, espiritualmente o materialmente, nos tienen que llevar a la práctica de otras virtudes, a expresar en nuestras acciones y en nuestra vida la caridad de Cristo, el amor de Cristo que amándonos, nos salvó y nos liberó del mal y del pecado. Gracias a todos los sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos, fieles de las parroquias o miembros de los Movimientos Apostólicos de nuestra diócesis. El Señor bendiga abundantemente su servicio y generosidad. La caridad es signo de la actitud con la cual aceptamos la bondad de Dios y su salvación. La caridad, en la enseñanza de la teología católica es fruto del Espíritu Santo. Es la fuerza del Espíritu Santo, creador y paráclito, el que nos lleva a vivir estas acciones a favor de los demás, así lo enseña Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica (Suma Teológica, II-IIae, cuestión 26, números 4 al 7). El Señor nos está regalando en la caridad, en el ejercicio de este don precioso de la ayuda y el servicio a los necesitados, un don precioso para hacernos testigos de su persona en el mundo de hoy. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta

Mar 6 Jun 2017

Diócesis de Cúcuta aumenta su ayuda a los hermanos venezolanos

Con la apertura de una casa de paso “Divina Providencia”, la diócesis de Cúcuta sigue aumentando sus acciones de ayuda para contribuir en la problemática social que afecta a los hermanos de Venezuela. La obra que fue inaugurada el 5 de junio y se suma a las distintas acciones que la Iglesia católica de esta zona del país lidera en apoyo a la población venezolana, afectada por la crisis social, económica y política que atraviesa este país. Casa “Divina Providencia”, es el nombre de este lugar de paso, que brindará ayuda material, pastoral y espiritual a los miles de venezolanos que cada día atraviesan la frontera, hacía Cúcuta (Colombia) en busca de productos de primera necesidad: alimento, medicamentos, artículos de aseo, entre otros, y posibilidades de sostenimiento. Ubicada junto a la parroquia San Pedro Apóstol, en el sector La Parada, este lugar cuenta con una extensión de más de 1500 metros cuadrados en los que se espera, con la ayuda de movimientos apostólicos, comunidades parroquiales, universidades y personas de buena voluntad, atender diariamente, alrededor 500 personas, a quienes se les brindará una ración de comida, sopa, agua, acompañamiento espiritual y pastoral, entre otras ayudas, que con el fortalecimiento de esta obra se puedan entregar. “La Diócesis de Cúcuta quiere vivir la caridad, este es un espacio de servicio a los hermanos”, señaló Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo de Cúcuta, al referirse a esta obra, que es posible gracias a la solidaridad de los habitantes de la zona de frontera Colombo- Venezolana. “Quiero lanzar una palabra de afecto a todos los que ayudan a los hermanos de Venezuela que vienen a buscar el pan necesario a Cúcuta. Debemos querer, amar a estos hermanos necesitados; ellos son Cristo que sufre. Que está probado en este momento de la vida y de la historia”, enfatizó el prelado al tiempo que invitó a continuar apoyando esta iniciativa. “Ollas con un condimento especial” Amor y solidaridad fueron los ingredientes especiales de la primera ración de comida compartida con los venezolanos en esta casa de paso. “En el primer día se entregaron alrededor de mil almuerzos, 400 preparados en el lugar y el resto provenientes de diferentes partes de Cúcuta: Santander, Atalaya, La Libertad”, señaló el padre David Caña, sacerdote diocesano. ‘Góticas de caridad y amor’ para abrir y mantener esta casa, serán algunas de las estrategias, con las que se buscará mantener y fortalecer esta obra que da cuenta de la cercanía de dos pueblos hermanos que se encuentran en la caridad. Fuente: Of. comunicaciones diócesis de Cúcuta

Mié 27 Jul 2016

Hoy por tí mañana por mí

Por Pbro José Elver Rojas - Estamos frente a uno de los dichos populares más usados en el nororiente colombiano y que por estos días cobra especial vigencia: Hoy por ti mañana por mí. Miles de venezolanos cruzan la frontera para entrar a Cúcuta a provisionarse de alimentos y medicinas que escasean en el país bolivariano por razones conocidas y que no viene al caso mencionar en este artículo. Si bien los cucuteños se mueven como pez en agua cuando de comercio se trata, la invitación es que ante la situación tan dolorosa de nuestros hermanos venezolanos, aprovechen la oportunidad para ejercer la solidaridad y fortalecer los lazos familiares que por siglos nos han mantenido unidos. Más allá de los cierres de frontera o de algunas discordias que suelen presentarse entre vecinos, lo cierto es que ante cualquier emergencia, siempre corremos hacia el que tenemos más cerca. Vamos en busca de ayuda, con la ilusión de encontrar al vecino comprensivo, hospitalario y generoso que sale al encuentro de mis necesidades. Ante la situación económica del momento, muchas son las ideas que llegan al pensamiento de los comerciantes, pero si algo caracteriza a un buen comerciante es que no hace negocios con quien está fracasado, abatido y en desigualdad de condiciones. El buen comerciante sabe que, lejos de aprovecharse de los más pobres y necesitados, su generosidad es recibida como un acto de justicia y una ofrenda agradable a Dios, quien bendice al que da con alegría. Hombres, mujeres y niños de estos dos países hermanos, contarán a las futuras generaciones que en el año de la Misericordia, entraron por la puerta santa, donde se encontraron con acciones caritativas o las bien llamadas obras de misericordias: dar de comer al hambriento, beber al sediento, hospedar al peregrino, vestir al desnudo y consolar al triste. Con las obras de misericordia hacemos la voluntad de Dios, damos algo nuestro a los demás y el Señor nos promete que nos dará también a nosotros lo que necesitemos, “Dad, y se os dará" (Lc. 6, 38). El mejor negocio que puede hacer un cristiano es atesorar tesoros en el cielo, donde nuestra vida se llena de gozo ante la voz de quién nos dice: venid benditos de mi Padre a heredar el Reino preparado para ustedes, porque cada vez que practicaron la misericordia con uno de estos hermanos míos, los más pobres y necesitados, lo hicieron conmigo (Mt. 25, 31 -46). Por muchas décadas, huyendo de la violencia y de otros factores que golpean a la zona de frontera, tanto los cucuteños como otros hermanos colombianos, han atravesado la frontera para ir a Venezuela a buscar ayuda y la han encontrado. Hoy por ti, mañana por mí. Padre José Elver Rojas Herrera Director Departamento de Comunicaciones Conferencia Episcopal de Colombia

Lun 11 Jul 2016

"Debemos ser la mano que acoge, ayuda y fortalece": Mons. Ochoa Cadavid

Cerca de 35 mil venezolanos han cruzado este domingo la frontera para abastecerse de vivieres y productos de primera necesidad. Otras 500, denominadas las damas de blanco, ya lo habían hecho el pasado jueves 7 de julio. Frente a estos hechos, el obispo de Cúcuta, monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid manifestó que estas acciones son la muestra de una apertura de acogida, afecto y ayuda que necesita el pueblo de Venezuela. "Están viviendo una situación realmente grave. Ellos tendrán que encontrar su camino para resolver sus situaciones sociales, pero nosotros debemos ser la mano que acoge, ayuda y fortalece", manifestó el prelado. La llegada masiva de ciudadanos venezolanos se produjo luego que el sábado a través de redes sociales y otros medios de comunicación se anunciara que el presidente Nicolás Maduro había autorizado el levantamiento del cerco que que divide ambos países. En medio de estas personas que buscan abastecerse, también hay otras que no cuentan con los recursos necesarios. El obispo afirmó que en muchas parroquias de la frontera han llegado ciudadanos venezolanos pidiendo ayuda. Desde la deportación masiva de ciudadanos colombianos de territorio venezolano, la acción de la Iglesia ha sido de acogida y ayuda para los connacionales y también para con los venezolanos. La Iglesia en la frontera se hace presente a través de la distribución de 550 complementos alimenticios de 20 kilos y de 2 mil ayudas, por medio de un bono de 39 mil pesos que es facilitado por el Programa Mundial de Alimentos. [icon class='fa fa-microphone' link='']ENTREVISTA: MONSEÑOR VÍCTOR MANUEL OCHOA CADAVID[/icon] Foto: El País