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medio ambiente

Jue 3 Jun 2021

Generación Restauración: Reimagina, recrea, restaura

Mons. Fernando Chica Arellano - El Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra cada 5 de junio, se ubica este año en el inicio del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030), que desea servir de acicate para una misión tan significativa y urgente como procurar revivir millones de hectáreas, desde bosques hasta tierras de cultivo, desde la cumbre de las montañas hasta los fondos del mar. Hemos de saber que únicamente con ecosistemas saludables podemos mejorar los medios de vida de las personas, detener el colapso de la biodiversidad y contrarrestar el cambio climático. Por este motivo, se ha escogido como lema: “Reimagina, recrea, restaura”. Es probable que algunos de los lectores recuerden las famosas tres erres con las que, desde hace años, se ha venido impulsando el compromiso con el medio ambiente, desde los comportamientos cotidianos: reducir, reutilizar, reciclar. Ahora podemos dar un paso más y seguir, erre que erre, involucrados en el cuidado de nuestra casa común. REIMAGINAR Fue san Juan Pablo II quien, al comenzar el nuevo milenio, impulsó a la Iglesia a desplegar una “nueva imaginación de la caridad” (Novo Millennio Ineunte, n. 50), para que actuemos y vivamos de tal manera que los pobres, en cada comunidad cristiana, se sientan como en su casa, gracias a un auténtico compartir fraterno. Así, “la caridad de las obras corroborará la caridad de las palabras” (Novo Millennio Ineunte, n. 50). Con el tiempo, hemos ido ganando conciencia de la gravedad del cambio climático y sus efectos sobre el conjunto del planeta y, al mismo tiempo, de nuestra responsabilidad en el cuidado de la casa común. De este modo, se amplían los círculos en los que podemos y debemos aplicar esta “imaginación de la caridad”. Así, vamos aprendiendo que, “haciendo crecer las capacidades peculiares que Dios le ha dado, la conversión ecológica lleva al creyente a desarrollar su creatividad y su entusiasmo, para resolver los dramas del mundo” (Laudato Si’, n. 220). El Papa Francisco destaca lo admirable que resulta “la creatividad y la generosidad de personas y grupos que son capaces de revertir los límites del ambiente, modificando los efectos adversos de los condicionamientos y aprendiendo a orientar su vida en medio del desorden y la precariedad” (Laudato Si’, n. 148). Concretamente, reivindica la importancia que, para ello, ofrece el ámbito local, “pues allí se puede generar una mayor responsabilidad, un fuerte sentido comunitario, una especial capacidad de cuidado y una creatividad más generosa, un entrañable amor a la propia tierra, así como se piensa en lo que se deja a los hijos y a los nietos” (Laudato Si’, n. 179). RECREAR Este ejercicio de imaginación creativa no significa, por supuesto, una utopía estéril. Ni la Iglesia ni el Papa proponen frenar el desarrollo ni idealizar un pasado bucólico, sino que, más bien, invitan a desplegar todas las capacidades humanas al servicio del bien común y de los más pobres. Es decir, “se trata de abrir camino a oportunidades diferentes, que no implican detener la creatividad humana y su sueño de progreso, sino orientar esa energía con cauces nuevos” (Laudato Si’, n. 191). “Esta sería una creatividad capaz de hacer florecer nuevamente la nobleza del ser humano, porque es más digno usar la inteligencia, con audacia y responsabilidad, para encontrar formas de desarrollo sostenible y equitativo, en el marco de una noción más amplia de lo que es la calidad de vida” (Laudato Si’, n. 192). Hay numerosos ámbitos en los que el ingenio humano debe activarse para recrear relaciones humanas, modos de producción y estilos de vida que respeten la casa común y a todos sus habitantes, especialmente a los más pobres. Científicos, técnicos, políticos, empresarios y agricultores son algunos de los grupos que podemos mencionar. Pero el ciudadano de a pie también tiene su responsabilidad y sus márgenes de acción recreativa. Así, por ejemplo, Su Santidad señala la importancia del ámbito educativo. Tras mencionar numerosos ejemplos concretos en los que aterrizar esta “educación en la responsabilidad ambiental”, indica el Obispo de Roma: “Todo esto es parte de una generosa y digna creatividad, que muestra lo mejor del ser humano. El hecho de reutilizar algo en lugar de desecharlo rápidamente, a partir de profundas motivaciones, puede ser un acto de amor que exprese nuestra propia dignidad” (Laudato Si’, n. 211). RESTAURAR Sabemos que la vitalidad y diversidad de los ecosistemas de nuestro planeta son la base de la prosperidad y el bienestar humanos, pero también es cierto que estos recursos se están degradando de forma alarmante. Por eso, las Naciones Unidas han dedicado el decenio 2021-2030 a la restauración de los ecosistemas. Hablamos de los bosques, los entornos de agua dulce, los océanos, las turberas y las costas, pero también de las tierras agrícolas y las zonas urbanas. Cada uno de ellos presenta sus retos concretos y pide soluciones específicas. Por ejemplo, las campañas para plantar árboles han atraído a muchas comunidades. En el marco del Desafío de Bonn, más de 60 países se han comprometido a devolver la vida a 350 millones de hectáreas de paisajes forestales. Otro ámbito es el de la restauración de los océanos y las costas, que implica reducir la presión que soportan estos ecosistemas con el objetivo de permitir su recuperación, tanto de forma natural como mediante la resiembra o el trasplante de especies clave. Es preciso hacer de la pesca una actividad sostenible y evitar que lleguen a los mares sustancias contaminantes o desechos sólidos como los plásticos. Conviene hacer notar, además, que la restauración de los ecosistemas conlleva beneficios sustanciales para las personas. Se estima que, por cada dólar invertido en restauración, se pueden esperar entre siete y treinta dólares en ganancias para la sociedad. La restauración también crea empleos en las zonas rurales, donde más se necesitan. CONCLUSIÓN Para terminar, regresemos por un momento a las conocidas “erres” que ayudan a concretar el compromiso con el medio ambiente. Desde la perspectiva de la economía circular, se han señalado estas siete acciones: rediseñar, reducir, reutilizar, reparar, renovar, recuperar y reciclar. Este Día Mundial del Medio Ambiente nos anima a reimaginar, recrear y restaurar. Es claro que hay mucho que hacer y todos podemos colaborar. Y tú, ¿por dónde vas a comenzar? Mons. Fernando Chica Arellano Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA

Mar 20 Oct 2020

SNPS cerró ciclo formativo: ‘Problemáticas, desafíos y respuestas en la Amazonía’

Con el foro ‘Opinión pública en defensa del territorio’ se dio cierre a este ciclo formativo virtual, un espacio para reflexionar, desde una mirada espiritual y eclesial, sobre las principales problemáticas sociales y ambientales que afectan a la región amazónica. Durante el foro participó el Pastor Édgar Castaño, presidente de la Confederación Evangélica de Colombia y miembro de la Iniciativa Interreligiosa de Colombia- IRI, quien brindó una reflexión como parte de la apertura de este espacio, allí expuso uno de los deseos que el Papa Francisco dejó plasmado en la Exhortación Apostólica Postsinodal ‘Querida Amazonía’, en donde dice que sueña con una Amazonía que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, donde la voz sea escuchada y la dignidad promovida. “Creo que independientemente de la fe que profesemos, hay que valorar mucho este escrito, porque ofrece una mezcla entre lo humano y lo natural”, observó. Respecto al sueño eclesial del Santo Padre Francisco, la hermana Liliana Franco, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos y Religiosas – CLAR, dijo que “como pueblo de Dios estamos llamados a transitar caminos, eso nos sitúa en el lugar de la escucha, desde el cual es posible comprender y asumir los desafíos sociales y ecológicos que se plantea la Iglesia”. Para la religiosa, la diferencia entre cada ser humano es una posibilidad para el encuentro y poder convivir en unidad desde la diversidad. Asimismo, advirtió que el estilo sinodal se posiciona como un nuevo modo de ser y hacer de la Iglesia, ya que caminar juntos es la condición para responder, desde una mirada eclesial, a los desafíos de la realidad. Adentrándose en el tema del evento, monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana, fue el encargado de dar respuesta al interrogante: ¿Qué es necesario que las comunidades de la Iglesia católica, otras confesiones de fe y los pueblos indígenas tomen en cuenta para generar incidencia e impactos en la opinión pública en los procesos de defensa del territorio? Ante esta pregunta, que hace referencia principalmente a los proyectos extractivistas o de minería que afectan la vida, el ecosistema y que, en muchas ocasiones, no son transparentes en sus procesos, monseñor Henao Gaviria aseguró que, “cuando se hace un análisis de una situación tan compleja como lo es la Amazonía, una realidad tan grande, con gran impacto en el mundo, es importante tener un enfoque de derechos humanos ya que este permite identificar dónde están las mayores afectaciones de esta región”. Asimismo, añadió que se debe analizar el tema de derechos de las comunidades desde la equidad en el acceso a servicios públicos, la salud y a los recursos naturales. Para Monseñor Henao Gaviria, cuando se habla de incidencia se debe ser transparente en lo que se está proponiendo, ser humildes y capaces de evaluar y rendir cuenta de lo que va logrando colectivamente, además, saber escuchar aun cuando hay diferencias, ya que esto brinda distintas perspectivas y capacidades de entendernos los unos con los otros. “Definitivamente la labor de incidencia hecha en clave de derechos, nos lleva al reconocimiento de voces específicas como el de las mujeres, una voz muy poderosa, de un gran compromiso y una actividad permanente en la construcción de un mundo donde los derechos sean reconocidos”, ratificó el director del SNPS/CC. Para hacer incidencia en la Amazonía se requiere identificar las capacidades que tienen las comunidades para adaptarse, por ejemplo, al cambio climático; es decir, no resignarse a los fuertes impactos que vive el medio ambiente, sino que, por el contrario, tengan la capacidad de transformación y adopción de medidas y normas que ayuden a encontrar nuevas alternativas ante esta realidad. Según comenta el directivo, el descubrimiento de impactos y daños en el medio ambiente nos lleva a darnos cuenta que hay un imperativo moral de trabajar para solucionar ese problema y encontrar otra manera de leer las situaciones, otra manera de abordar las transformaciones que se tienen. “Todo esto se trata de planes a largo plazo, de comunidades que son capaces de mirar al futuro y articularse con otros, escuchar voces de otras orillas, ser capaces de transmitir esa voz y de mantener una actitud permanente y constante hasta lograr la gran meta que es el cuidado de la Casa Común y el respeto por la creación que Dios nos ha encomendado”, fueron las palabras con las que finalizó monseñor Henao. Por su parte, Margarita Flórez, abogada, activista ambiental, investigadora en políticas socio ambientales y directora de la Asociación Ambiente y Sociedad, enfocó su intervención en tres puntos claves: múltiples y contradictorias políticas, información y participación ambiental, incidencia e impactos. De acuerdo a esto, explicó que en esta región del país hay una titulación de tierras pendientes que causa inseguridad jurídica porque nadie se hace responsable del territorio, lo que no solo contribuye al desorden sino también a la deforestación y el acaparamiento de tierras. “La combinación de políticas extractivas, es decir, que el Estado central se abogue en absoluto derecho de decir en dónde van las minas y pozos petroleros, nos parece que fue solucionado por una sentencia que dijo que había que hacerse una ley de coordinación y concurrencia, pero esa ley no se ha expedido. Esto ratifica que hay inseguridad jurídica, hay fronteras borrosas que no permiten un escenario claro de exigencia de derechos”, advirtió. Asimismo, indicó que, aunque existen unos compromisos climáticos ejecutados a nivel regional, no tienen una inserción real en las poblaciones amazónicas. “En plena pandemia lo único que no paró fue la adjudicación de pozos petroleros en el Amazonas”, indicó la abogada. En términos de incidencia, la investigadora recalca que para que haya una verdadera participación de la ciudadanía, se hace necesaria la existencia de normas claras y comprensibles, mayor información en tiempo real por parte de entidades y ONG, exigencia de unificación de procesos informativos y de consulta, asistir a reuniones que permitan tener mayor conocimiento sobre los procesos, entre otros. Ante estas dos intervenciones, Mateo Estrada, indígena del pueblo Siriano del Vaupés, integrante de la Organización de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana – OPIAC, experto en temas de territorio y medio ambiente, aseguró que cada uno de los pueblos indígenas del Amazonas tiene una relación cerca y distinta con la naturaleza, viviendo la espiritualidad desde aquello que los rodea. En el marco de esa conexión hombre – medio ambiente, el experto indígena aseguró que, “hemos ido construyendo nuestra figura organizativa a partir de unos líderes espirituales y también sociales que existen en cada pueblo. Nos hemos ido transformando en el trascurso del tiempo. En los últimos 30 años nos hemos fortalecido mucho más a través de organizaciones regionales con el objetivo de sentarnos a dialogar con los tres actores: el Estado, las empresas privadas y las ONG. Queremos dialogar de igual a igual, entre gobierno indígena y gobierno del Estado colombiano”. “Nosotros los pueblos indígenas tenemos nuestras normas que son igual de válidas, existen y se practican, poco a poco el Gobierno ha ido reconociendo esas figuras nuestras, porque Colombia tiene un sinnúmero de normas a favor de los pueblos indígenas pero que no las aplican. En este sentido, nuestra incidencia con el Gobierno es directa, nosotros no queremos normas escritas, sino aplicadas, que vivan entre nosotros, que caminen las montañas y ríos, que atienda la salud, educación, medio ambiente y vivienda”, puntualizó. Fuente: Oficina de comunicaciones del SNPS/CC

Jue 20 Jun 2019

Obispos en la frontera colombo-ecuatoriana rechazan fumigaciones

“Alertando sobre las consecuencias negativas para la vida humana y el medioambiente” que genera las fumigaciones con glifosato, los obispos de las Jurisdicciones Eclesiásticas de Ipiales, Pasto, Tumaco y Mocoa Sibundoy de Colombia; y Tulcán, Ibarra, Sucumbíos y Esmeraldas del Ecuador, rechazaron la decisión anunciada por el gobierno de la República de Colombia de reanudar las fumigaciones de cultivos de uso ilícito con glifosato. “Consideramos que el gobierno debe tener en cuenta que la presencia de estos cultivos es, en muchos casos, consecuencia del abandono en que viven sumidos los habitantes de estas regiones”, advirtieron al tiempo que invitaron al gobierno a “que se exploren mecanismos complementarios que den una respuesta más integral sobre esta problemática que afecta a nuestros pueblos”. En el comunicado, emitido al finalizar el encuentro de Pastoral Fronteriza, los prelados, también, reiteraron su preocupación ante “la pobreza generalizada y expresada en una crisis social, aparentemente sin solución, que limita las posibilidades de un desarrollo humano integral” de las comunidades en la zona. Finalmente, refiriéndose a la crisis social que se vive en Venezuela, renovaron “su compromiso eclesial de acoger respetuosamente a nuestros hermanos venezolanos que en busca de posibilidades han emigrado de manera masiva, atravesando Colombia y Ecuador”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Lun 27 Ago 2018

De la doctrina a la vida. “Salvaguardar el medio ambiente” (2da. Parte)

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - Continuemos abordando el pensamiento de la Iglesia acerca de la cuestión ambiental. En esta ocasión, la relación y la responsabilidad que el ser humano debe tener con la “casa común”. Cuidadores, no depredadores Si algo ha enseñado siempre con claridad la Iglesia es que el bíblico «llenen la tierra y sométanla» (Cf. Génesis 1, 28-30), para nada significa hacer de toda la naturaleza simple recurso para usar de modo irracional. Sobre el particular, citando a san Juan Pablo II en la encíclica Centessimus annus, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia afirma que el ser humano «no debe “disponer arbitrariamente de la tierra, sometiéndola sin reservas a su voluntad, como si ella no tuviese una fisonomía propia y un destino anterior dados por Dios, y que el hombre puede desarrollar ciertamente, pero que no debe traicionar”» . Esto implica que el hombre tiene un papel éticamente responsable en su relación con los demás seres creados. Y de esto debemos ser especialmente conscientes los discípulos de Jesús: ejerciendo esta responsabilidad en el trato y relación con la naturaleza, pero también siendo “guardianes” de ello con nuestros semejantes, inspirados en revelación de Dios en las enseñanzas de la Iglesia, cultivando en ellos esta actitud. Es evidente, pues, que no hay nada más coherente con nuestra fe cristiana que relacionarse reverentemente con este “santuario sagrado” que con tanto amor Dios ha preparado, como es el universo entero, del cual nuestro planeta y nosotros mismos somos una pequeñísima parte. Aunque para el momento de la publicación del CDSI, el tema del cambio climático no era algo tan fuerte como en nuestro tiempo, para la Iglesia no hay duda de que el frágil equilibrio de la creación está amenazado seriamente si el hombre actúa sin la debida delicadeza hacia ella. Si en lugar de cuidador, el hombre se vuelve un depredador, el hombre termina “suplantando” «a Dios y con ello provoca la rebelión de la naturaleza, más bien tiranizada que gobernada por él» . Progreso científico con la naturaleza, no contra ella Constata el CDSI que la ciencia y la técnica humana extienden cada vez más su conocimiento y dominio sobre “casi toda la naturaleza”. En principio, estos avances se consideran positivos y son el reflejo de la capacidad creativa con que Dios hizo al ser humano, pues lo creó a “su imagen y semejanza”. Pero el progreso científico, técnico y tecnológico no pueden conducir a que el hombre se considere todopoderoso y sin límites en el uso de su facultad de conocer y transformar el entorno; el cumplimiento de este rol debe también ampliar el sentido de la responsabilidad individual y colectiva y, por supuesto, ética y moral. Citando al Concilio Vaticano II, el CDSI, sostiene que «toda la actividad humana debe encaminarse, según el designio de Dios y su voluntad, al bien de la humanidad» . Son buenas, pues, la ciencia, la técnica y la tecnología, pero siempre y cuando, al desentrañar los misterios de la creación, se sirvan de ella con respeto, cuidando de no romper su vulnerable equilibrio y poniendo también por delante el bien de la humanidad antes que el primado del lucro. No es ambiguo el magisterio de la Iglesia en este punto: «Los científicos, pues, deben “utilizar verdaderamente su investigación y su capacidad técnica para el servicio de la humanidad”, sabiendo subordinarlas “a los principios morales que respetan y realizan en su plenitud la dignidad del hombre” . Hoy, cuando apreciamos todos los días los efectos devastadores que ocasionan al planeta las acciones irresponsables del ser humano, es valioso y muy loable que las actividades científicas se concentren en resolver los graves problemas que aquejan a la humanidad: «el hambre y la enfermedad, mediante la producción de variedades de plantas más avanzadas y resistentes y de muy útiles medicamentos» .Se trata de ser prudentes y aplicar con rectitud estos principios. Es muy útil que esto lo tengan en cuenta en la academia y los espacios de investigación. Particular atención merece la investigación genética. Al respecto, el CDSI señala que «conviene tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado»; y en este sentido advierte sobre el grave riesgo de las alteraciones que puede provocar en la naturaleza «una indiscriminada manipulación genética» y «el desarrollo irreflexivo de nuevas especies de plantas y formas de vida animal», incluso en el campo de la vida humana misma . Conviene concluir esta segunda parte, recordando el origen de todo: la tierra con toda su exuberancia vital, y el universo entero son obra de Dios, un don, una bendición. En todos ellos, en nosotros mismos hay una ley propia que Él dispuso y que el ser humano debe respetar cuando se trate de hacer uso de cualquiera de los seres con los que tenemos contacto. El hombre no debe disponer de la creación «sometiéndola sin reservas a su voluntad, como si ella no tuviese una fisonomía propia y un destino anterior dados por Dios» . + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar editorial[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x']De la doctrina a la vida. “Salvaguardar el medio ambiente” (1ra Parte)[/icon]

Mié 1 Ago 2018

De la doctrina a la vida. “Salvaguardar el medio ambiente” (1ra Parte)

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - El Papa Francisco ha puesto en el centro de la atención internacional su pensamiento acerca de la cuestión ambiental. La Encíclica “Laudato Si” (Alabado seas), es con seguridad el primer documento de ese peso magisterial en la historia de la Iglesia que se dedica por entero a llamar la atención sobre este tema que hoy interesa a tantos en el mundo, independientemente de sus creencias, posturas filosóficas o políticas. El Papa ha acuñado expresiones como casa común, cultura del descarte y ha hecho propia la preocupación que cada vez crece por el cambio climático. Pero también podemos afirmar con certeza que el Papa Francisco no es el primero en abordar la temática ambiental. El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia dedica todo un capítulo (el X) al pensamiento cristiano relacionado con el ambiente. El medio ambiente un don de Dios que debemos cuidar Ya los textos del Antiguo Testamento (Cf. Gn 1,1-30) manifiestan cómo el pueblo de Israel desde siempre percibía el mundo, no como «un ambiente hostil o un mal del cual liberarse, sino como el don mismo de Dios, el lugar y el proyecto que Él confía a la guía responsable y al trabajo del hombre» (CDSI, n. 451). Si bien los israelitas entendían la creación de manera piramidal y al ser humano mismo en la cima de la jerarquía natural, esto no implicaba licencia para hacer con ella lo que quería, sino una responsabilidad: Dios mismo había confiado al ser humano cuidar, «tutelar su armonía y desarrollo». La Sagrada Escritura esta plena de cánticos, y verdaderos poemas en los cuales alaba a Dios, al contemplar la creación. De ello son claro ejemplo los salmos (Cf. Sal 104; Is 32,15-18; 65,17). Ya en el Nuevo Testamento, Jesús aparece siempre en una actitud armoniosa con el medio ambiente, y sus enseñanzas están llenas de figuras relacionadas con plantas, animales, el espacio. La acción salvadora de Jesús, que tiene como destinatario central al ser humano, tiene un impacto en toda la creación. Esto aparece en varios textos neotestamentarios (Cf. 2P 3,10.13; Ap 21,1). El mismísimo misterio Pascual de Cristo, su victoria sobre el pecado y la muerte, hace partícipe en sus efectos a toda la naturaleza. Con su Resurrección «Jesús inaugura un mundo nuevo en el que todo está sometido a Él (Cf. 1Co 15,20-28)… La conciencia de los desequilibrios entre el hombre y la naturaleza debe ir acompañada de la convicción que en Jesús se ha realizado la reconciliación del hombre y del mundo con Dios (Cf. 2Co 5,17; Col 1,15-20) (CDSI, n. 453). Es justamente con esta conciencia, apoyados en lo que revela Dios por medio de Su Palabra, que los cristianos nunca han sido ajenos a la misión de ser responsables con la creación, descubriendo en ella las “huellas del Creador” y glorificando a Dios a través de sus obras. + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar

Jue 29 Mar 2018

Jóvenes ambientalistas exponen iniciativa al Concejo Municipal de Planadas-Tolima

Buscando mitigar las problemáticas que se viven en el municipio de Planadas, en materia medio ambiental y pensando en brindar una concientización a la comunidad, un grupo de 13 jóvenes ambientalistas pertenecientes a la Fundación Protectora Ambiental de Planadas, Tolima - FUPAPT, propusieron una iniciativa de incidencia, con el acompañamiento del Programa Fortalesciendo de Pastoral Social, que permita subsanar estas dificultades y brindar una solución a largo plazo que beneficie a los planadunos. Ante el Concejo Municipal de Planadas-Tolima, Karen Dussan, Fiscal de FUPAPT expuso el camino recorrido por la Fundación Protectora Ambiental de Planadas, el Presidente de la organización, socializó ante el Concejo las principales dificultades medio ambientales que se viven en el municipio, la importancia de fomentar la cultura ambiental de los habitantes y lo relevante que es generar una iniciativa sostenible para la preservación del medio ambiente. “Nosotros deseamos trabajar desde la cultura ambiental para los planadunos, generando una conciencia ambiental, que permita a la comunidad velar por el cuidado del medio ambiente, pero no a través de multas, sino del amor por preservar ese paraíso que tenemos en Planadas, esto se va a llevar a cabo a través de unas jornadas de formación. Así mismo, pensamos en una estrategia que permita mantener unos objetivos claros, orientaciones y criterios para la protección del medio ambiente en el municipio, por un periodo prolongado, mediante la Política Pública medio ambiental,” expresó Jeferson Rodríguez. Al finalizar la jornada llevada a cabo el pasado 28 de febrero, los 11 concejales, manifestaron su interés en la construcción e implementación de la política pública ambiental del municipio y en acompañar el proceso de la Fundación. “Lo que han hecho de venir al Concejo es muy importante, he visto recorrer a FUPAPT y llevar un trabajo muy importante por el medio ambiente. Estoy a la disposición de colaborarles, de apoyarlos en lo que esté a mi alcance y hacerles el acompañamiento, somos 4 concejalas juiciosas en el ejercicio de las políticas públicas necesarias para el municipio”. Concejal Leonoricel Villamil. Por su parte, el Presidente del Concejo, Edward Sánchez, el empoderamiento de los jóvenes en el cuidado del medio ambiente y manifestó que desde esta corporación queremos brindarles todo el apoyo necesario para sacar adelante esta política pública la cual debe generarse para el blindaje de la verdadera protección del medio ambiente ante tanta amenaza, por ejemplo de proyectos minero energéticos que buscan acabar con el medio ambiente”. Por: Catherine Vanessa Fernández Promotora de Comunicaciones, Programa FortaleSCiendo. Pastoral Social Espinal, Tolima.

Lun 27 Mar 2017

¡Alerta!

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Vivimos en el mundo cambios profundos. Puede decirse que esto es lo normal en una comunidad humana que va haciendo su camino histórico, que va conquistando su futuro, que va respondiendo a su dinamismo interior de vivir en permanente creación. Sin embargo, cuando el proceso de cambio no se orienta, no se conduce y no se aplica debidamente puede traer grandes traumas para la sociedad y puede llevar aun al colapso de una civilización. Es necesario, entonces, que estemos atentos y que prevengamos situaciones graves que pueden derivarse de ciertas realidades que empiezan a aparecer como verdaderas amenazas. 1. La destrucción del medio ambiente. Se dice que en diez años tendremos el 20% menos de la biodiversidad que hoy existe. Abusamos de los recursos naturales como si pudiéramos reponerlos. Nos estamos gastando el planeta y lo estamos haciendo invivible como si tuviéramos un repuesto. La destrucción de la tierra con la minería, la tala abusiva de los árboles, la contaminación del agua y del aire y tantos otros atropellos a la naturaleza están causando males crecientes e irreparables. 2. Los avances de la tecnología, junto a grandes logros, están generando también serios problemas en la estabilidad sicológica y en la convivencia humana. Se enumeran: la adición, el empobrecimiento de la comunicación, la alteración de la concentración, la reducción de la libertad y la creatividad, los desajustes sociales. Sin darnos cuenta nos están programando; las nuevas tecnologías facilitan procesos, pero todavía no crean pensamiento, no dan sentido ni orientación a la vida. Sin saberse si nos movemos en la ciencia o en la ficción, se anuncian las posibilidades y los riesgos de la inteligencia artificial. Stephen Hawking llega a decir que éste podría ser el peor y el último error de la humanidad. 3. La estabilidad institucional no siempre tiene garantías. La forma de vivir no puede ni improvisarse ni inventarse cada día. Necesitamos apoyarnos en estructuras que surgen de la misma naturaleza o de construcciones en las que la humanidad ha gastado miles de años. Ensayar irreflexiva e irresponsablemente modificaciones en temas fundamentales para la sociedad puede resultar funesto. Por ejemplo, entregar la familia a las pasiones, la educación a la tecnología, la política a fuerzas foráneas, los valores culturales a procesos inconscientes, la felicidad al placer, la vida a la superficialidad. 4. La crisis ética que es, a la vez y en buena parte, el origen y la causa de todo lo anterior. Se produce cuando no sabemos o no queremos aceptar unos criterios y valores de comportamiento indispensables en la convivencia humana. Con frecuencia la motivan ciertas ideologías, es decir, ideas que se vuelven acción al quedar recortadas y dirigidas a un determinado propósito. Luego, cuando nos circunda la confusión y los comportamientos individuales nos vuelven enemigos, queremos controlarlo todo con la represión a partir de las instituciones que también hemos dejado entrar en decadencia. Ningún control es plenamente efectivo para la libertad humana. En definitiva, estamos en un tiempo en el que disponemos de muchos medios sin saber para qué fines. 5. La ausencia de espiritualidad. Finalmente, la última causa de los grandes desequilibrios a nivel personal y social es la falta de una vida interior a partir de unas convicciones y unos comportamientos asumidos desde la dimensión transcendente de la persona humana que se relaciona con Dios. Sin Dios no hay iluminación y motivación que pongan en marcha un proyecto común, el respeto profundo a la libertad de los otros, la razón decisiva para actuar en la verdad y el bien, la esperanza para perseverar en el ser. Sin Dios, generalmente, el egoísmo corrompe todo: las ideas, las relaciones, los proyectos y la administración de los recursos. Sin Dios nos degradamos y creamos el potencial para degradarlo todo. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Lun 31 Oct 2016

Iglesia y comunidad Internacional piden que se protejan bosques húmedos del Pacífico

Comunidad local e internacional y la Iglesia Católica en el Pacífico colombiano piden al Ministerio de Medio Ambiente que lidere acciones para proteger los bosques tropicales húmedos que están en grave riesgo. Así lo manifestó monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó. El prelado entregó este jueves 27 de octubre una solicitud al Ministerio de Medio Ambiente para que se tomen acciones sobre este tema. En el documento, que tiene el respaldo técnico de la ONG Austriaca Alianza del Clima y el Instituto de Estudios Ambientales del Pacífico, se advierte que producto de la minería ilegal, los cultivos ilícitos de hoja de coca, la talla irracional de árboles y los mega proyectos por concesiones mineras se está poniendo en riesgo a toda la biodiversidad de esta región. “Hacer de este territorio un lugar para el extractivismo va en contravía de una política pública que sea conveniente para los habitantes de la región, por ello hay que pensar en otras perspectivas de desarrollo”, manifestó el obispo. De la solicitud hacen parte siete diócesis de la región, organizaciones afrodescendientes e indígenas, organizaciones étnico territoriales indígenas y es apoyada por el Gobierno de Austria. “Esperamos que esta alianza con la comunidad local e internacional y la Iglesia ayuden a que la institucionalidad reaccione para la defensa ambiental de este territorio”, afirmó monseñor Barreto. [icon class='fa fa-external-link' link='']Lee: también:Obispos reiteran que la minería irresponsable "nos está destruyendo"[/icon] El jerarca recordó que el abandono que sufre esta región por parte del Gobierno Nacional hace que los procesos de atención a los temas ambientales sean muy lentos. Los obispos del pacífico en reiteradas oportunidades han manifestado su preocupación por esta temática, pero sus llamados al parecer no han tenido eco. En julio de 2016 obispos de las Provincias Eclesiásticas de Medellín y Santa Fe de Antioquia expresaron su preocupación por el alto índice de deforestación, como consecuencia de la extracción minera a cielo abierto, y las afectaciones causadas en el ambiente y en las personas por la contaminación con mercurio; y en 2015 se publicó una Carta Pastoral sobre Minería. “Los bosques húmedos del pacífico son una bendición para el mundo, es el otro gran pulmón de Colombia y significa agua, oxígeno y biodiversidad para toda la tierra”, recordó monseñor Barreto. Tras la entrega del documento el Ministerio de Medio Ambiente se comprometió para que a inicios de 2017 se organice un seminario donde se abordarán diferentes temáticas de este problema y en el que participarán la institucionalidad del Gobierno, las comunidades de base y la comunidad internacional, animada por la embajada de Austria, además de la Iglesia Católica. [icon class='fa fa-microphone' link='']Entrevista monseñor Juan Carlos Barreto[/icon] Imagen tomada Internet