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monseñor josé mario bacci

Jue 25 Ene 2024

Monseñor, ¡Feliz aniversario episcopal!

Por P. José Antonio Díaz - Monseñor José Mario: Al cumplirse hoy los dos años de su ordenación episcopal y posesión canónica, los sacerdotes le felicitamos en una profunda actitud de agradecimiento a Nuestro Señor Jesucristo, Buen Pastor, por el don de su persona y ministerio.Conocemos aquella frase del Sermón 340, 1 de San Agustín: “Para ustedes soy obispo, con ustedes soy cristiano”. A propósito, le decimos a Usted, Monseñor, que ha encarnado claramente la exigencia de ser modelo de obispo y pastor entregado al servicio del ministerio con claridad y decisión, teniendo presente el de Cristo, que se hace servidor de muchos, compañía cercana en el camino.Sienta el aprecio y el cariño de toda la Diócesis de Santa Marta, de tantos hombres y mujeres de buena voluntad que le estiman, entre ellos sus sacerdotes, con los que debe existir un vínculo especial. Recordemos que la unidad del presbítero con el Obispo tiene su raíz ontológica y salvífica en el don compartido del sacramento del Orden, que tiene en el episcopado su plenitud. Este sacramento funda una relación que entraña tanto igualdad, es decir, fraternidad, como obediencia al Obispo, pues es nuestro padre.Unidos en oración, en la diócesis, agradecemos a Dios por su ministerio. Pedimos al Señor Jesús que lo continúe guiando, acompañando y fortaleciendo en la misión que le ha sido encomendada, bajo el amparo de nuestra Madre, María Santísima.P. José Antonio DíazSacerdote de la Diócesis de Santa Marta

Vie 28 Ene 2022

¡Llego a Santa Marta con un corazón alegre! ¡Lleno de la alegría del Evangelio!

Esta fue la expresión del nuevo obispo de la Diócesis de Santa Marta, José Mario Bacci Trespalacios, cjm, quien el pasado 25 de enero, en una eucaristía que se celebró en la Catedral Basílica Menor de esta ciudad, asumió este encargo episcopal, inspirado en el lema “Cristo sea formado en ustedes”. “¡Llego a Santa Marta con un corazón alegre! ¡Lleno de la alegría del Evangelio! y, al mismo tiempo, soy consciente de que me esperan grandes desafíos. No sé qué me espera, en concreto, pero -como Abrahán- me pongo en camino, sé que el Señor me conduce y sé que Él me ha traído hasta esta tierra”. Durante la eucaristía que fue presidida por monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal, el nuevo prelado se dirigió al pueblo que peregrina en esta bella ciudad samaria, animándolos a caminar juntos. “Llego con el compromiso de reconocer los pasos dados, de determinar el estado actual de los procesos evangelizadores, y de enriquecer el camino pastoral de esta Iglesia diocesana. Todo esto en el gran contexto de la propuesta del Papa: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión””. El prelado centró su intervención en tres aspectos, que indicó, serán su ruta de navegación: Enseñar el evangelio, Santificar por los sacramentos y Gobernar o guiar la porción del pueblo de Dios que le ha sido confiada en espíritu de comunión, participación y misión. Al referirse al Plan Pastoral que sigue la diócesis y que caduca en el 2025, dijo que, si bien no es una “camisa de fuerza” ni tampoco “una sugerencia piadosa”, es importante que todos de manera sinodal lo integren en los procesos de evangelización que adelantan. “Las condiciones de nuestro tiempo nos imponen coordinar acciones, vivir la misión en comunión y participación, juntar fuerzas en un mismo propósito evangelizador y misionero, aprender a ser comunidad de discípulos misioneros”. Así también, al dirigirse al clero diocesano y contextualizar aspectos de la realidad social que se vive en esta región del país, les dijo: “Santa Marta y los pueblos del Magdalena, ¡¡¡nos necesitan!!! La Iglesia tiene un lugar en el corazón de los samarios y los dramas que enfrentan los hombres y mujeres en estos tiempos nos interpelan. No podemos hacernos los de los oídos sordos. Los índices de pobreza y violencia; la polarización política; la desigualdad insoportable con la que convivimos; los efectos dolorosos de la pandemia; el poco compromiso público de los creyentes son clamores de Dios que cuestionan la autenticidad de nuestra fe y, en cierto modo, que nos obligan a probar la pertinencia de la presencia de la Iglesia en el territorio”. Por otra parte, observó que Santa Marta por ser una Iglesia Primada en la historia de Colombia, debe recuperar el lugar protagónico en la evangelización, “que lo seamos también por comunión, participación y misión”. En este contexto, trajo a la memoria el papel destacado que cumplió Mons. Joaquín García Benítez, quien fuera hace 100 años obispo de esta diócesis. “Aquí enseñó el evangelio, santificó al pueblo de Dios por los sacramentos y vivió la misión”. Durante la ceremonia monseñor José Mario Bacci, asumió el báculo que monseñor Joaquín García Benítez, hace 100 años había utilizado para su posesión como obispo de Santa Mata. “Este báculo que hoy recibí de manos de Mons. Luis José Rueda, fue suyo, lo utilizó hace 100 años en estas tierras para pastorearlas en nombre de Jesucristo… lo utilizo en esta celebración para que veamos que nuestra Iglesia está viva y que mantiene fielmente la tarea evangelizadora en la historia…”. Arzobispo ordenante propone tres caminos para la misión episcopal a emprender Por su parte monseñor Luis José Rueda Aparicio, quien presidió la eucaristía de ordenación y posesión del nuevo obispo de Santa Marta, guio su reflexión tomando las lecturas del día y expuso tres aspectos, que a su consideración ayudarán a iluminar el caminar pastoral de este nuevo jerarca de la Iglesia Católica. El obispo y el encuentro con Cristo Jesús Sobre este primer punto, el prelado aseguró que el encuentro personal del Obispo con el Señor se alimenta de la eucaristía diaria y con momentos de adoración eucarística durante su jornada. “La Palabra de Dios orada y meditada con asiduidad hace del obispo un oyente de Jesús maestro, su encuentro con Cristo en la Sagrada Escritura, va moldeado su vida y lo hace anunciador de la buena nueva, primero con el testimonio y luego con la predicación”. Por eso, dijo “es tarea del obispo, encontrarse con los sacerdotes, con la vida consagrada y con los fieles laicos, y agregó “esto, llenará su vida de rostros concretos que son epifanía permanente de Jesús de Nazaret”. El obispo servidor de la comunión misionera de la iglesia Observó que Colombia y el mundo está experimentando heridas graves por cuenta de las divisiones y polarizaciones, esto, advirtió, está llevando a la humanidad por caminos de división, muerte, indiferencia y rencor. Al respecto llamó la atención del obispo recordándole que, frente a este panorama, es importante que la Iglesia se mantenga en el oficio de ser promotora de la comunión y la unión, disponiendo con humildad su tarea evangelizadora al servicio de la historia y de la humanidad. "Monseñor José Mario, el espíritu santo obrará como ha obrado en usted, pero con la gracia del ministerio episcopal, el espíritu que es principio de diversidad será a través de su misión principio de unidad y lo convertirá a usted en signo de esa comunión y de esa unidad salvadora y necesaria dentro de la Iglesia y dentro de la sociedad". El Obispo es buscador y servidor de la santidad con todo el Pueblo de Dios El prelado evocó al papa Francisco, cuando afirma que para un cristiano no es posible pensar en la propia misión en la tierra sin concebirla como un camino de santidad, doloroso, exigente y de combate, pero en definitiva un camino de santidad. “La conversión nos abre la puerta para que lleguemos a la santidad como personas y como pueblo de Dios”. “Esa misión, tiene su sentido pleno en Cristo solo si se entiende la santidad desde el encuentro con él, en el fondo la santidad es vivir en unión con él, los misterios de su vida, estos misterios harán parte del seguimiento suyo monseñor José Mario y de su pueblo, buscando la santidad y usted será promotor de ello” Monseñor Rueda concluyó su homilía proponiéndole al nuevo obispo algunos elementos que le ayudarán a llegar a la santidad. Son ellos: Aguante, alegría, audacia, vigilancia, oración y discernimiento.