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navidad

Jue 9 Ene 2020

Año nuevo, en la esperanza

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Primero: Es común que cada que comenzamos el nuevo año hagamos las cábalas y los vaticinios sobre lo que esperamos para el año al que damos inicio, según el calendario civil. Es posible que cada uno reitere los planes de trabajar mejor, de cuidarse con los alimentos, de rebajar peso, de solucionar las desavenencias, etc. Eso está bien. Lo que produce preocupación es que posiblemente son los mismos propósitos de cada año y que seguramente no se han cumplido. Qué importante es que se haga el propósito de cumplir de la mejor manera posible lo que se ha de alcanzar, poniendo la confianza en Dios con una buena dosis de voluntad personal y disciplina. Segundo: Por otra parte, la Iglesia ha comenzado desde semanas atrás el año litúrgico, con el adviento y la navidad. Un propósito clave debemos buscar alcanzar, de la mano de Dios, y es el que los ángeles cantaron en el portal de Belén, la paz: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a las personas de buena voluntad”. Tercero: Con la fiesta del Bautismo del Señor comenzamos el tiempo llamado Per annum, o tiempo ordinario en la liturgia de la Iglesia. El color verde será el característico. Es el verde la esperanza, de la confianza, de la fe. Es el color también de la florescencia y de la alegría. Así debería ser la vida de los cristianos católicos; ese debería ser el aporte que como ciudadanos deberíamos dar en momentos de crisis, incertidumbre y dificultades. El Papa Francisco nos dirá: “Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta, pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias: «Me encuentro lejos de la paz, he olvidado la dicha […] Pero algo traigo a la memoria, algo que me hace esperar. Que el amor del Señor no se ha acabado, no se ha agotado su ternura. Mañana tras mañana se renuevan. ¡Grande es su fidelidad! […] Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor» (Lm 3,17.21-23.26)” (Exhortación Evangelii Gaudium, 6). Cuarto: El cristiano está llamado no a ser promotor de la desesperación, ni profeta de catástrofes, sino que está llamado a ser testigo de la esperanza, porque sabe muy bien que el Señor es el siempre vivo, el siempre actuante, que está con nosotros, está en medio de nosotros, está adelante mostrándonos el camino, y está atrás para protegernos. Alegría y esperanza, dos palabras que se deben traducir, en un estilo de vida alegre y cargada de la confianza, en los tiempos nuevos que nos han sido prometidos. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Dom 5 Ene 2020

Epifanía: Manifestación del Señor

La Epifanía es una de las fiestas litúrgicas más antiguas, más aún que la misma Navidad. Comenzó a celebrarse en Oriente en el siglo III y en Occidente se la adoptó en el curso del IV. Epifanía, voz griega que a veces se ha usado como nombre de persona, significa "manifestación", pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los magos. “Esta celebración en la Iglesia católica también es conocida como la fiesta de los Reyes Magos, quienes representan las razas de la humanidad. Ellos han de resignificar que el pueblo recibe al Hijo de Dios, al Hijo de María que acaba de nacer y es acogido por el pueblo; Él viene a salvarnos y la humanidad le ofrece sus mejores regalos: oro, incienso y mirra”, explica el padre Jorge Bustamante Mora, director departamento de Doctrina y PUB de la Conferencia Episcopal de Colombia. En este sentido, el sacerdote invita para que el día de la Epifanía, que se celebra el 6 de enero, todos los católicos dispongan sus mejores regalos para llevarle al Señor: “Tu corazón, Tu fe y Tu amor”. Los Reyes Magos Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación, en Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltazar (Mt 2 1-12), como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad.

Sáb 28 Dic 2019

“Solo en la familia podremos vivir la auténtica comunión”

Con estas palabras el obispo de Palmira, monseñor Edgar de Jesús García Gil, resaltó la importancia de vivir en este tiempo de Navidad en unión familiar. “En estos días de Navidad, queridos amigos y amigas, yo quiero darles un saludo, pero basado en el ejemplo de la Sagrada Familia que encontramos en la cuna y en el pesebre de Belén”, afirmó. Recordó lo extraordinario de Dios, el haberle querido dar una familia a su Hijo Jesús. “Lo que significa que la familia sigue siendo importante, fundamental, extraordinaria y la salvación nos llega a nosotros a través de la familia. Por eso cuando contemplamos el pesebre de Belén, lo que estamos viendo es la familia que Dios quiere para nosotros”, aseveró. Invitó para que, en estos días de Navidad, en todos los pueblos y ciudades se reúnan en familia a vivir lo que hoy se conoce como ‘La comunión del amor’, único elemento que sostiene todos los valores fundamentales de la persona, la familia y la comunidad. “Yo los invito para que contemplando la Sagrada Familia le demos gracias a Dios y nosotros seamos también misioneros de la familia, en este año que termina y de aquí en adelante, porque somos hombres y mujeres que debemos ser misioneros permanentes de las propuestas de Dios y en este caso de la familia”, finalizó.

Jue 26 Dic 2019

Obispo de Socorro y San Gil anima a niños y jóvenes a vivir la Navidad en familia

El obispo de la diócesis de Socorro y San Gil, monseñor Carlos Germán Mesa Ruiz, compartió que en su jurisdicción el mes de noviembre fue dedicado a la misión evangelizadora del Kerigma, dando paso a la celebración de la post misión en la Navidad. En este sentido animó a todos los hombres y mujeres a vivir estas fiestas con la alegría cristiana que da la fe. “Nuestra diócesis entra en una fase muy especial dedicada a la familia, servidora de la humanidad. Nos proponemos servir desde todos los ámbitos de nuestra Iglesia a la familia. Qué mejor tiempo privilegiado de gracia que la Navidad para reunirse en familia, vivir la fe y compartirla, porque esa es la misión”, aseveró. Hizo una invitación de manera particular a los niños y jóvenes para que, al ritmo del villancico, “llegó diciembre, mes de alegría” vivan con fraternidad esta época del nacimiento del Niño Jesús. “Por eso el villancico que nos invita a cantar en un mes tan especial: Diciembre mes de alegría, que este llene de alegría a niños y jóvenes porque también entran en este caminar y a todas las familias”, puntualizó.

Mar 24 Dic 2019

El Espíritu de la Navidad

Por: Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid - La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Juan 1, 14). Estos días nos llevan a todos a vivir el espíritu de la NAVIDAD. Es un momento particular en el cual nos encontramos en familia y compartimos momentos de especial alegría y familiaridad. No olvidemos que la Navidad es encontrar a Jesucristo, que nació para nuestra salvación. Celebrar la Navidad es permitirle al corazón la inmensa alegría de recibir la visita de la Vida, la esperanza, la alegría, la luz y la verdad que el Señor nos regala con abundancia. Es muy humano añorar tiempos de fiesta y de regocijo. En nuestra realidad cultural, este tiempo es de fiesta y, a veces de excesos. Los dolores de cada día deben encontrar, sobre todo en este tiempo, el alivio de la alegría y el ambiente gozoso que produce el encuentro de las familias, la vivencia espontánea y reconfortante de las tradiciones que en estos días nos animan y fortalecen. Compartimos muchas cosas, alimentos, regalos, momentos de encuentro, a veces con demasiado ruido que no nos permite escuchar y vivir el sentido de este tiempo de gracia. Nuestras tradiciones navideñas evidencian la fuerza y la hondura de los procesos de evangelización que han grabado en el alma de la cultura la presencia del Señor en su nacimiento, el reencuentro de los hogares, la experiencia maravillosa de orar alegremente delante del Portal de Belén, “admirable signo” como lo llama el Papa Francisco en su última Carta Apostólica, porque nos presenta la bondad de Dios y la cercanía de su amor en la persona de su Hijo, Señor nuestro y Dios de todo consuelo, que llega al corazón de quienes lo aguardan con fe. Este tiempo tiene que ser espacio de profunda vida espiritual. Debemos retornar a la identidad cristiana de estas fiestas, a la alegría que cada mañana nos proporciona acudir a la Novena de Navidad llenando la alborada de cada día con el canto de la esperanza de un pueblo que sigue diciéndole al Señor: ven, no tardes tanto. Las celebraciones de la Novena, en las primeras horas del alba, conservan ese profundo sentido espiritual de la Navidad. Volvamos a Dios, volvamos a Belén, abramos la puerta del corazón al Señor. Oremos juntos en las casas, en el trabajo, en la vida pública que, por fortuna, aún conserva la dicha de recordar con tantos signos la encarnación y el nacimiento del Salvador. Recojamos la herencia de dulzura, de esperanza, de bondad gozosa que se vuelve caridad, fraternidad, alegría iluminada por el Señor que comparte nuestra historia, que la llena de vida y de paz, justamente cuando cruzamos diariamente la mirada y la vida con tantos sufrimientos, con tantas expresiones de soledad, de desarraigo, de desesperación. Recordemos en estos días a los que sufren, a los enfermos, a los tristes, a los que están en la cárcel. No perdamos de vista el ejercicio gozoso de la misericordia que nos permite compartir con los necesitados, ayudar a los que necesitan una voz de aliento en estos días en los que se añora la patria, la familia, la paz que el mundo aguarda y que tenemos que seguir construyendo con la fuerza de la justicia y de la fraternidad. Sintamos que es preciso saber que la Navidad con sus luces, colores, alegrías, debe ser el reflejo de una comunidad que crece en humanidad, que hace suyo el camino que Jesús también recorrió al poner su vida, su amor, su tienda entre nosotros. En Belén, encontramos la LUZ de los pueblos, a Cristo que viene a iluminar a los pueblos que caminan en oscuridad. El humilde y alegre hogar de Jesús, de María y de José, nos ayude a celebrar la esperanza y a vivir estas fiestas con sinceridad, con misericordia, con generosidad. No olvidemos que no sólo debemos pedir, hay que dar gracias por tantas bondades, por ser Iglesia viva que camina con todos y que a todos anuncia el amor y la esperanza. No dejemos que empiece el año nuevo 2020 sin pedirle al Señor que nos asista con su amor, que nos regale la fe de María, la bondad de San José, la paz que irradia el Niño que, por nosotros bajó del cielo y se hizo hermano de quienes le acogen con sencillez y alegría. Feliz Navidad para todos los queridos lectores de LA VERDAD, los mejores deseos y bendiciones de Dios para el año 2020. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo Diócesis de Cúcuta

Sáb 21 Dic 2019

Diciembre

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - ¡Llegó diciembre con su alegría! Es el clamor de muchos cuando desde noviembre se comienzan a escuchar los villancicos. Pero, ¿qué debe significar realmente el mes de diciembre para nosotros los católicos? Con el tiempo de adviento se ofrece a todos la posibilidad de una preparación espiritual, de manera que los corazones y los espíritus se dispongan adecuadamente para recibir al Dios Niño, que de nuevo quiere nacer en todos, para ratificar el amor que nos tiene, para decirnos que renueva su presencia paternal y protectora entre nosotros, para recordarnos que sigue siendo nuestro compañero de camino. Así las cosas, diciembre, con la solemnidad de navidad, es un tiempo especial donde la alegría y la esperanza son los rasgos propios de estos días. Oración y júbilo, expresados en la caridad solidaria, más allá de los aguinaldos, son los que deben sobresalir. Pero también este debe ser el mes de la familia. En general se tiene la oportunidad de compartir juntos varios días, muchos alrededor del pesebre se reúnen para adorar el misterio de la encarnación y nacimiento del Hijo de Dios y para compartir con los demás el gozo de una misma fe; otros lo hacen en su casa de descanso o en viajes, pero en general en familia. Que no se olviden de orar juntos, de dar gracias a Dios porque les ha dado la posibilidad de terminar otro año con vida, y en él les propició la dicha de haber superado las distintas situaciones alegres y difíciles que se presentaron. Pero qué bueno que este mes fuera también el de la solidaridad. Cuántas personas no tienen quien les diga ¡feliz navidad,! o les desee un ¡feliz año nuevo! Cuántos tienen que pasar estos días solos, abandonados de los seres queridos o enfermos, o en una cárcel o trabajando. Cuántos no tienen nada que comer, y muchos dilapidando el dinero en cosas suntuosas o innecesarias. El misterio de la navidad nos tiene que llevar a todos a mirar a los que sufren a los pobres, a los hambrientos, a los que no tienen un techo donde dormir. Que los que tienen alguna posibilidad, enseñen a los hijos a dar el aguinaldo del amor y la caridad, no de lo que les sobra o no les gusta, sino de lo que tienen con amor. Un desprendimiento con sentido produce un inmenso gozo, según aquello del apóstol cuando afirma que “hay más alegría en dar que en recibir” (Hch. 20, 35). Ese sentimiento lo tenemos que recuperar. En fin, a todos los fieles de la Arquidiócesis de Cali, a todos los que hacen parte de esta Iglesia Arquidiocesana, Obispos, clérigos, religiosos, religiosas y laicos, mis mejores deseos de una santa Navidad. Y que en el nuevo año, el Señor a todos nos regale el don maravilloso de la paz. Bendiciones a todos. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Jue 19 Dic 2019

"Niño Jesús nace en las calles de Bogotá"

Bajo este nombre la organización Callejeros de la Misericordia, liderada por el sacerdote franciscano Gabriel Gutiérrez, junto con la fundación el Banquete del Bronx, medios de comunicación, policía, voluntarios de distintas parroquias y la Secretaría de integración social de la Alcaldía, celebraron la tercera edición de la fiesta de navidad para 1.000 ciudadanos habitantes de calle, en el parque Tercer Milenio, pleno centro de Bogotá, el pasado sábado 15 de diciembre. El fenómeno de habitabilidad de calle va en franco aumento en el país, argumenta Gutiérrez, quien también es conocido cariñosamente bajo el mote de fray Ñero, en virtud de tres fenómenos: la migración, el desplazamiento y el desempleo. “Pensábamos que este problema iba a disminuir, pero el tema del gran número de migrantes venezolanos, el desplazamiento forzado por el rompimiento de los acuerdos de paz y especialmente las falta de oportunidades laborales que hay en Colombia han repercutido”, ha dicho. “Es un fenómeno que se está saliendo de las manos”, lamenta el religioso con relación a la actuación del Estado y la propia ciudadanía, por ello “Jesús nace en la calles es el proyecto de Navidad para acercarnos a estas personas y unirnos con el Estado y con otras organizaciones” con el fin de sensibilizar a “la ciudadanía muy especialmente a la Iglesia y a la comunidad, porque es importante que todos nos preocupemos por esta ciudadanía”. Momento para fraternizar “Hacerlos sentir importantes”. Una expresión que resume la misión de quienes fueron artífices de esta jornada, la cual por tercer año consecutivo de la mano de fray Ñero se convierte en un momento para fraternizar con los excluidos de la sociedad, con los descartados. Fue así como la mañana de ese sábado los cachivacheros, comunidades LGTB, trabajadoras sexuales y otras expresiones callejeras disfrutaron de un día diferente al son de música, obsequios, desayuno, momentos de oración, atención médica, servicio de baño, peluquería y una tamalada. Incluso el cuerpo de policía hizo una tregua y en un hecho casi inédito bailaron con los habitantes de calle salsa, cumbia y parrandas navideñas. De allí que Gutiérrez señala que “los ciudadanos habitantes de calle son sujetos importantes de derechos y nosotros proporcionamos como Iglesia, como Franciscanos, este espacio tan precioso”. “Esto se convierte como en el altar de la vida, donde ellos pueden ingresar, porque son los invitados especiales recordando aquella parábola en la que muchos fueron invitados y no vinieron a la fiesta y, por eso, fuimos a las calles a convidarlos a sus propios parches [refugios] para decirles que Jesús nace en las calles”, acotó. En busca de una mano amiga El trabajo de la Iglesia en este sentido ha sido una constante, el franciscano durante el año ha realizado jornadas de acompañamiento en importantes fechas litúrgicas del año como por ejemplo el viacrucis callejero. De hecho tiene en manos uno de sus más anhelados sueños: un centro de atención y escucha para personas en situación de calle, con el que busca atender a 2.000 personas mensualmente. Al respecto señala que “ya tenemos su primer ahorro para adquirir un lugar, donde funcione este centro”, no obstante aclara que “todavía estamos cortos y no hemos encontrado digamos a alguien que generosamente nos ofrezca el apoyo, pero ya hemos comenzado un trabajo con los voluntarios para ir adelantando acciones sin que el factor financiero sea un obstáculo”. El franciscano considera que este centro de atención y escucha es importante para la Iglesia, porque precisamente ese es el llamado que en más de una ocasión ha hecho el propio Papa Francisco “llegar a las periferias existenciales y estar al lado de quienes más sufren”. Una propuesta a los obispos El relacionamiento con otras instancias eclesiales es fundamental. De hecho ha sostenido algunos diálogos con el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas, la arquidiócesis de Bogotá y el Banco de Alimentos a fin de presentarle iniciativas en favor de ciudadanos habitantes de calle para trabajarlas en conjunto. “Envío un fraternal saludo al cardenal Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá, y a los obispos de toda Colombia, porque este es un problema de todo el país para que la Conferencia Episcopal comience a pensar en un proyecto nacional de pastoral para fenómenos callejeros”, ha sugerido. 35 años después Testimonios como los de James Fernando Pinilla son fruto de la labor que fray Gabriel realiza durante el año. Desde los 13 años, cuando salió de su natal Popayán, por malas decisiones personales, se convirtió en un habitante de calle. Cuenta que gracias a las gestiones hechas por fray Ñero pudo ingresar a un hogar que se llama Carreteros en la ciudad de Bogotá. Allí recibe atención, refugio y comida. A sus 48 años, 35 años después, se encuentra en un proceso de rehabilitación y reinserción. Hoy ya ha salido de la situación de calle y se gana la vida como carretillero en el centro de la ciudad y en sus tiempos libres se dedica al voluntariado de la fundación Callejeros de la Misericordia para ayudar a otros compañeros que están aún en situación de calle. Con una devoción inmensa por el Divino Niño, da gracias a Dios por su nueva vida. Besa el escapulario que lleva en su pecho precisamente con la imagen del Jesús Niño. “Salí del infierno” Jonathan Póveda es ahora un ex habitante de calle. Estuvo 20 años bajo el yugo de la adicción. “Me dejé llevar por mis amigos y caí en ese mundo de las drogas”, lamenta. Sin embargo desde hace año y medio dejó de consumir y por ende la calle. De ser aquel hombre harapiento, desaliñado y barbudo –recuerda– hoy porta con orgullo el delantal y escarapela que lo acredita como voluntario de Callejeros de la Misericordia. En su estampa no hay indicio alguno de aquel habitante de calle, es un nuevo hombre con ganas de comerse al mundo y superarse. “No puedo decir que el infierno es un lugar lleno de fuego y candela, para mí haber sido habitante de calle fue mi infierno, por ello decidí tomar este camino del bien ayudando a otros a salir de esta situación”, expresó. Una joven comprometida Con tan solo 15 años y cursando el grado 11 en el colegio Sorrento, Tatiana Granados es una joven voluntaria que desde la madrugada estuvo presta para ayudar en esta jornada. Ella pertenece a la parroquia San Francisco y gracias al apoyo de su familia colabora en estas actividades que animan los franciscanos a través de Callejeros de la Misericordia. A diferencia de muchos jóvenes, ella la tiene clara: “Ha sido muy reconfortante hacer esta labor y ayudar a la gente que en verdad lo necesita”. Por esta razón ha invitado a muchos de sus compañeros congéneres a perder el miedo, a salir de las pantallas led y táctiles, para vivir esta experiencia que es muy significativa, para encontrarse con los más descartados. Una historia muy dura La historia de Marco Ochoa es supremamente triste. Luego de una vida ‘normal’ a sus 43 años quedó discapacitado, una fuerte caída mal curada cuando niño le causó a la postre una luxación de caderas, por lo cual también quedó sin empleo. Con quien más contaba en la vida, su esposa, luego de la primera operación le dijo: “Mañana nos vemos”. Desde entonces insólitamente no supo más de ella ni de sus pequeños 3 hijos. Lo abandonó. No tuvo más opción, desde entonces se convirtió en habitante de calle hasta la fecha. Ya han pasado 17 años desde entonces. “Mi problema no es por consumo de drogas, el problema mío es por falta de oportunidades”, explica. Han sido muchas sus cuitas. Este hombre pernocta en las inmediaciones del parque General Santander, frente al emblemático Museo del Oro. Muy pocas veces logra reunir el diario al menos para dormir dignamente. “Anoche amanecí en la calle y hoy por el paso que voy me va a pasar lo mismo. No soy ladrón y me gusta recatar (trabajar)”, pero “por mi condición nadie me da un empleo”. Nunca le han faltado manos amigas –comenta– en las mañanas gracias a fray puede desayunar con café y pan, durante las tardes en un restaurante le dan las sobras, con eso logra paliar al menos un poco la incertidumbre del qué comer. Sin embargo sueña con un trabajo: “Si al menos alguien me pudiera dar la oportunidad, no lo defraudaría”, pues se siente en condiciones de poder hacerlo bien, porque pese a todo agradece a sus padres por las grandes enseñanzas como “el ser honesto”. Fuente informativa y fotos: Portal Vida Nueva

Mié 18 Dic 2019

“Que la Navidad no se convierta en época de consumismo, sino de unión familiar”

Al recalcar que la Navidad se ha convertido en los últimos años, en un espacio mercantilista, monseñor Orlando Antonio Corrales García, arzobispo de Santa Fe de Antioquia, dijo que es importante recobrar el verdadero sentido de esta fiesta católica. “Invitó a todos a que vivamos la Navidad con un sentido verdaderamente cristiano y, para ello, es necesario acercarnos a Dios, acercarnos más a la oración, a la Eucaristía, desde luego también celebrar en familia, pero de una manera muy sana, sin tanto ruido y alboroto, que haya un real sentido de unión familiar”, subrayó el prelado. Recordó que el centro de la Navidad es Cristo, “el Dios hecho hombre, el Dios que se hace uno de nosotros, el Dios que habla nuestro mismo lenguaje, que comprende nuestras inquietudes, nuestras penas, nuestras alegrías y por ello le llamamos el Dios con nosotros”. Monseñor Corrales García, precisó que esta es una época que anima a la reconciliación, a la fraternidad y al amor con el hermano. “Esto es Navidad: Dios con nosotros, Dios amor que nos invita a estar con Él y a estar con todos los demás”. Finalmente, dijo que la alegría de esta Navidad que se intensifica por estos días debe prolongarse a lo largo del año 2020.