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párrocos

Lun 28 Mar 2022

Obispo pide orar, cuidar y acompañar a los sacerdotes

En la sede del episcopado se llevó a cabo el Encuentro Nacional de Delegados de Pastoral sacerdotal, que tuvo como objetivo “afinar y afianzar la conciencia en el trabajo de cuidado y acompañamiento de nuestros sacerdotes”, así lo expresó monseñor Luis Albeiro Maldonado Monsalve, obispo de Mocoa y miembro de la Comisión Episcopal de Ministerios Ordenados. El también encargado de la pastoral sacerdotal en Colombia, indicó que es preocupación de todos los obispos del país, la situación anímica y afectiva del clero, quien también se ha visto afectado por la coyuntura mundial de la pandemia, es por ello, que “cada Obispo tiene una preocupación por su presbiterio y delega un sacerdote para que ejerza el cuidado y acompañamiento en las situaciones distintas en que vive cada sacerdote. Estamos analizando la realidad en que se encuentran, generando el diálogo para concertar algunos criterios orientativos que nos lleven al desempeño de esta noble tarea”. El prelado recordó que si bien es competencia del obispo encargado velar y acompañar a los sacerdotes, también es tarea de quienes por desempeños pastorales, estén cerca de ellos, les brinden el cuidado, apoyo y acompañamiento necesarios. “A veces se piensa que el acompañamiento a los sacerdotes es solamente competencia del obispo o del delegado, pero yo creo que es competencia y responsabilidad primeramente del obispo, pero también es del presbiterio, es de la comunidad parroquial, es de todos los bautizados, que oran, cuidan y los acompañan”. En desarrollo del encuentro se definieron líneas de acción A su vez, el padre Manuel Vega, director del Departamento de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada del Secretariado Permanente del Episcopado, indicó que este encuentro estuvo orientado por el principio de la sinodalidad, es decir, fue un espacio de escucha. El sacerdote observó que, luego de un análisis de realidad de la vida sacerdotal en el país, se plantearon algunas líneas de acción a nivel de provincia eclesiástica y se solicitaron apoyos propios desde el Departamento de Ministerios Ordenados. Testimonio: “Si un sacerdote está bien, la comunidad estará bien” Por su parte, el padre Rodrigo Gallego Trujillo, delegado de la pastoral sacerdotal de la Diócesis de Buga y quien participó del encuentro, dijo que este espacio fue un momento importante para reflexionar sobre la necesidad de pastorear a los pastores y agregó que “si un sacerdote, un párroco o el pastor están bien, las comunidades estarán bien”. “Vale la pena pedirles a ustedes su oración, no desfallecer en la plegaria por los ministros ordenados, cada sacerdote es una historia vocacional, una historia de fidelidad de Dios con nosotros”. El sacerdote añadió además que, para dar una mejor respuesta a los desafíos de la pastoral de estos tiempos, se hace necesario seguir formando a los sacerdotes, en lo espiritual y en la lectura activa de los signos de los tiempos, esto, afirmó el sacerdote, es una conclusión que sale del encuentro.

Mar 3 Ago 2021

“El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús” (Santo Cura de Ars)

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - El próximo 4 de agosto recorda­mos en la liturgia de la Iglesia a san Juan María Vianney, co­nocido como el Santo Cura de Ars, patrono de los párrocos y de los sa­cerdotes. Un sacerdote sencillo y humilde, que supo entregar su vida a Dios y a los hermanos, en un servicio abnegado sobre todo en el sacramen­to de la confesión, logrando desde el confesionario muchas conversiones de personas que llegaban de todas partes a la aldea de Ars, a pedir per­dón al Señor por sus pecados y a reci­bir la gracia de Dios. “El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús”, es una frase que el Santo Cura de Ars repetía y meditaba con frecuencia; nos invita a todos a reco­nocer con gratitud a Dios el don tan grande que representan los sacerdo­tes, para la Iglesia y para cada una de las comunidades parroquiales; quie­nes recibiendo el llamado del Señor y dando una respuesta generosa a su plan de salvación, cada día repiten las palabras y los gestos de nuestro Señor Jesucristo para que pastores y fieles tengan el pan de la Palabra y de la Eucaristía que es el camino a la vida eterna. El Santo Cura de Ars enseñaba a sus fieles con la propia vida. Siempre lo veían en el templo dedicando muchas horas de su tiempo a la oración. Con gran fervor se ponía de rodillas frente al Santísimo Sacramento presente en el sagrario, en actitud contemplativa, y estaba allí sin necesidad de hablar mucho, sino entrando en el secreto de su corazón y orando al Señor como lo pide el Evangelio: “Tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te re­compensará” (Mt 6, 6). De su oración contemplativa brotaba un amor pro­fundo por la Eucaristía, pues estaba convencido que todo el celo pastoral en la vida del sacerdote depende de la Eucaristía. Por eso celebraba su misa diaria con gran fervor y unción. Su profunda vida espiritual y fer­vor en el ejercicio de su ministerio sacerdotal, lo llevó a abrazar la Cruz del Señor cada día y a entre­gar su vida en un ser­vicio constante en el confesionario, de tal manera que su alimen­to era la Eucaristía y su lugar de trabajo era el trono de la gracia, donde escuchaba a los penitentes y los lleva­ba hasta Dios. Al conmemorar a este gran santo patrono y modelo de los sacerdo­tes, volvemos la mirada a cada uno de los sacerdotes de la Iglesia y de nues­tra Diócesis, orando por su ministerio para que cada día la fidelidad sea la nota central de los ministros del Se­ñor y así puedan tener un corazón ar­diente de pastores para entregar toda su vida a la evangelización, identi­ficando su vida con la de Jesucristo Buen Pastor. El Concilio Vaticano II hablando de los sacerdotes expresa: “encontrarán en el mismo ejercicio de la caridad pastoral el vínculo de la perfección sacerdotal que reduce a unidad su vida y su actividad. Esta caridad pastoral fluye sobre todo del sacrificio eucarístico” (Presbyte­rorum Ordinis #14), esto significa en el sacerdote una vida interior que se expresa en un corazón ardiente de pastor, con la conciencia de llevar en su vida el misterio de Amor que tiene que ser la fuente de su vida de oración y de todo su apostolado. Un sacerdote al estilo de Jesús, a ejemplo del Santo Cura de Ars, animador de una comunidad pa­rroquial es capaz de renovar y convertir una parroquia, en una comunidad de discípulos misione­ros al servicio del Evangelio. Así lo expresa Aparecida cuando afirma: “La renovación de la parroquia exige actitudes nuevas en los párrocos y en los sacerdotes que están al servicio de ella. La primera exigencia es que el párroco sea un auténtico discípulo de Jesucristo, porque sólo un sacer­dote enamorado del Señor puede renovar una parroquia; pero, al mismo tiempo, debe ser un ardoroso misio­nero que vive el cons­tante anhelo de buscar a los alejados y no se contenta con la simple administración” (Do­cumento de Aparecida #201). Este fue el itinera­rio espiritual y pastoral de san Juan María Vianney para la aldea de Ars, quien, enamorado de Nuestro Señor Jesucristo, se dedicó a anunciarlo con su vida y con el ejercicio de su ministerio, que privilegió en el confe­sionario, entregando la gracia de Dios a tantos alejados que acudían a reci­bir el perdón misericordioso y desde allí se fue renovando la parroquia y también su entorno. Hoy el Papa Francisco nos invita a una conversión pastoral y misionera como la que em­prendió el Santo Cura de Ars, con el anhelo de que todas las comunidades lleguen a conocer y amar a Jesucristo. Así lo expresa el Papa cuando dice: “Espero que todas las comunidades procuren poner los medios necesa­rios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una ‘simple adminis­tración’. Constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un ‘esta­do permanente de misión” (Evangelii Gaudium #25). El cura de Ars vivió la buena noticia del Evangelio de Nuestro Señor Jesu­cristo y se la hizo descubrir a sus fe­ligreses permaneciendo en medio de su pueblo, como lo afirmó san Juan XXIII en ‘Sacerdotii Nostri Primor­dia’: “como un modelo de ascesis sacerdotal, modelo de piedad y sobre todo de piedad eucarística, y modelo de celo pastoral”, de tal manera que su parroquia rápidamente se fue reno­vando, siendo para los fieles ejemplo de respuesta en la fe, la esperanza y la caridad. En este momento histórico como sa­cerdotes tenemos un gran desafío de iniciar nuevos cristianos y reiniciar a los que se han alejado, mediante un proceso evangelizador que tenga a Jesucristo como centro, para hacer realidad el sueño del Papa Francisco que pide una nueva evangelización donde “el anuncio se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario” (EG #35), que es el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Que la intercesión del Santo Cura de Ars, de la Santísima Virgen María y del glorioso Patriarca san José, alcan­cen del Señor muchas bendiciones y gracias, que ayuden a todos los sa­cerdotes a vivir en fidelidad a Cristo y a la Iglesia. A todos los fieles, les concedan seguir unidos en oración y en colaboración con sus sacerdotes en las comunidades parroquiales. Para todos, mi oración y bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Administrador Apostólico de la Diócesis de Cúcuta

Vie 23 Feb 2018

La parroquia

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - La CV Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, celebrada al principio de este mes, tuvo como tema central el tema de la parroquia como corazón de la nueva evangelización. Fue un discernimiento muy ponderado, actual y necesario por cuanto la realidad de la comunidad parroquial, su renovación y adecuación en el servicio del anuncio misionero del evangelio, ocupa un lugar, sin duda, relevante a la hora de definir cualquier itinerario pastoral. Hay un legado fundamental que proviene del Concilio Vaticano II, que plantea el desafío de la renovación de la Iglesia y en ella de todas sus estructuras y comunidades concretas. Considerada la Iglesia como Pueblo de Dios, busca que la comunión y la participación como acción corresponsable de todos sus miembros, pastores y laicos, cada uno de ellos según su vocación y carismas, construya la iglesia misionera. De esta manera, inspirada en la eclesiología y espiritualidad de comunión, la Iglesia crece y se fortalece como comunidad de comunidades. Tanto el resultado de una evaluación previa que se hizo sobre la realidad de las parroquias en nuestro país, consultadas diversas jurisdicciones eclesiásticas, así como la presentación y discernimiento sobre la identidad y misión de la parroquia con base en los anteriores criterios, habida cuenta el contexto social y cultural en que estamos inmersos, fue motivo para el examen que hiciéramos los obispos, en la espera de contribuir a que esta estructura e institución fundamental, además tan antigua del Pueblo de Dios, despegue definitivamente hacia su plena renovación, asumiendo los retos de la ahora presente. Importante resaltar los énfasis que fueron apareciendo a la hora de precisar lo que en últimas define la identidad y misión de nuestras parroquias, a la luz de la misma identidad y misión de la Iglesia, empeñada en una nueva evangelización. En efecto, y con el ánimo de resumir estas características, podemos ver en primer lugar el anuncio del kerigma, es decir el gozoso anuncio del Señor que invita a la conversión y al encuentro con Él, sin el cual, resultaría difícil construir todas las demás notas que definen la parroquia. En segundo lugar, la parroquia promueve la iniciación cristiana que va trazando un camino de madurez en la fe y que partiendo del bautismo, conduce a los creyentes a la responsable opción de su vocación específica y a su convencida participación en la vida y misión de la Iglesia. Como tercer aspecto se puede señalar la dimensión comunitaria. No se puede construir Iglesia que no sea comunidad al mismo tiempo. Llamados a participar en la común- unión a la que el Señor nos invita, la parroquia se va construyendo como comunidad de pequeñas comunidades, grupos y movimientos, invitados todos a vivir la espiritualidad de comunión, además camino seguro de santificación. Por último aparece como esencial la dimensión misionera. Parroquias en salida misionera, con vocación de llevar el testimonio y la Palabra de la experiencia vivida en el Señor a otros ambientes y realidades donde el Evangelio no ha llegado o se ha enfriado el corazón de las personas. Todas y cada una de estas características, hechas vida y aplicadas a través de los planes pastorales convenidos para cada Iglesia particular, con un conocimiento permanente de la realidad y de los signos de los tiempos, serán también motivo de transformación social y contribución esencial para construir una cultura del encuentro, de la convivencia y de la paz. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Jue 8 Feb 2018

Insistencia, perseverancia y mucha humildad, claves de una buena Oración: Mons. Marín López

Durante su homilía que abrió la cuarta jornada de la CV Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, el Arzobispo de Popayán Monseñor Iván Marín López habló de la importancia de la oración en la vida de la parroquia. Inspirado en el evangelio de este juéves 8 de febrero que presenta la historia de la cananea que le pide a Jesús echar el demonio de su hija, el Arzobispo comento que “en la Iglesia todos, pero especialmente Obispos y Sacerdotes, necesitamos mantener fija la mirada en el rostro del señor y pedirle como la cananéa, llevando las angustias de nuestro pueblo, de nuestras comunidades, de los campesinos, de tantas víctimas, como esta madre, que llevaba en su corazón esa carga de dolor y que sabía que en el señor encontraría una respuesta.” Considerando que esta cananéa se sentía necesitada, agregó: “cuantas necesidades están en el corazón del Obispo, del Sacerdote, que ama, conoce sus comunidades”. Como ejemplo positivo, Monseñor López destacó la oración en su forma más perseverante. “¿En cuantos templos tenemos esta oración permanente, las 24 horas, todo el día?”. En esta oración, la petición, como la de la mujer cananea, tiene que ser hecha con mucha fe, absolutamente convencidos que el señor puede; con mucha insistencia, con perseverancia, con mucha humildad. “Estas son las caracteristicas de una buena oración”, agregó. También destacó la importancia de la oración en la vida del beato parroco mártir de Armero, Pedro María Ramírez. “Un amor profundo, casi una contemplación cara a cara con cristo eucaristía: este encuentro con él vitaliza, da fuerza y audacia, para poder dar testimonio. Miramos entonces también nosotros, como la cananea, con oración ferviente, constante y humilde al señor”, recomendó el Arzobisbo de Popayán, teniendo en cuenta “el desafío inmenso que nuestras comunidades tienen para ser firmes en la fé”.

Lun 5 Feb 2018

Parroquias cercanas y con puertas abiertas: Mons. Urbina

Durante su homilía en la celebración anterior a la inauguración de la CV Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), Monseñor Oscar Urbina Ortega, recomendó que las parroquias del país sean cercanas y se inspiren en lo que el Papa Francisco llama un “hospital de campaña”. Según Mons. Urbina, la Iglesia “nació misionera en el cenáculo y fue enviada a ir a las periferias geográficas y existenciales, las del misterio del pecado, del dolor, de la injusticia, de la ignorancia, de la falta de fe, y la de toda forma de miseria.” Para cumplir con esta tarea, se requiere de párrocos cercanos a la gente, que tienen la disposición de escuchar y de caminar para ir en cualquier momento a sus hermanos y generar el sentido de la gratuidad. Audio: Homilía Monseñor Oscar Urbina Ortega Para esta apertura, el también Arzobispo de Villavicencio recomendó acercarse a la juventud y a nuevos espacios de la sociedad. Aprender el lenguaje de los jóvenes que sufren orfandad y carecen del calor del hogar; saber llegar a los diversos ambientes de la vida de hoy y tener la audacia de explorar nuevos caminos; y aprender nuevos lenguajes, nuevas formas de cercanía para dilatar la alegría del evangelio, se convierte en una tarea indispensable. El prelado recordó que pese a tantos cambios en la sociedad, la misión de las parroquias sigue vigente. Como espacio generador de encuentros con Jesucristo vivo, capaces de enrutar la existencia por caminos nuevos, para vivir encuentros auténticos, transparentes, comprometidos con los hermanos, para convertirse cada uno en un kerigma que camina por los diversos espacios de los hombres: La parroquia es la casa del santo pueblo de Dios, donde se anuncia, se explicita la pedagogía y la vivencia de la comunión y se convierte “en hospital de campaña, que revela una y otra vez el corazón misericordioso de Dios que nos lleva a generar encuentros auténticos de reconciliación, de perdón y de paz, que necesitará por tantos años nuestra nación.” Así la parroquia es espacio y comunidad que vive la cultura del encuentro sin perder de vista cuál es, según el presidente de la Conferencia Episcopal, su principal propósito. “El tesoro más grande que nos dejó el señor, y el tesoro más grande que custodia la parroquia, es la eucaristía, cúlmen de la evangelización, presencia de cristo buen pastor.”