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predicación orante

Jue 13 Ene 2022

"Hagan lo que Él les diga"

SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Enero 16 de 2022 Primera lectura: Isaías 62,1-5 Salmo: 96(95), 1-2a.2b-3.7-8a.9-10ac (R. cf. 97[96],6) Segunda lectura: 1Corintios 12, 4-11 Evangelio: Juan 2, 1-11 I. Orientaciones para la Predicación Introducción - Jesús y María con su presencia nos ofrecen el vino de la verdadera alegría y el amor. - Los carismas que el Espíritu da a la Iglesia son para la unidad y la edificación de la misma. - Hemos terminado las fiestas de navidad y empezamos un nuevo tiempo de reflexión, el tiempo ordinario. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Isaías (62,1-5) trae un anuncio de gran consuelo, el pueblo de Israel que había sido desterrado, va a gozar ahora de la salvación, va a “romper la aurora de su justicia y su salvación va a llamear como antorcha” y utiliza una bella comparación presentando a Yahvé como un esposo fiel y al pueblo de Israel como a su esposa. Durante el destierro, se le llamó a la tierra prometida “abandonada” y “devastada” pero el texto que hoy escuchamos, afirma que se acerca el día en que será llamada la “favorita” y “desposada”. Dios se presenta como un esposo fiel “te prefiere a ti… como un joven se casa con su novia, así se desposa el que te construyó”. El salmo 96 (95) hace una especial referencia y eco a la lectura del profeta Isaías, la oración del salmista está cargada de alegría y alabanza “Contad las maravillas del Señor a todas las naciones” “proclamad su victoria … decid a los pueblos: el Señor es Rey y Él gobierna a los pueblos rectamente”. El apóstol san Pablo nos acompañará durante 7 domingos con la lectura continuada de la última parte de la primera carta a los Corintios, nos ofrecerá reflexiones prácticas en las que Pablo responde a la comunidad de Corinto, marcada por grandes diferencias como, por ejemplo, la brecha entre los ricos y los pobres, corrupción y desenfreno. Uno de los problemas que afectaba a la comunidad, es el de la diversidad de carismas y dones que se podían evidenciar entre ellos: sabiduría e inteligencia, milagros, profecías, don de lenguas y de interpretación… entre otros. Para Pablo lo importante es que estos dones nunca vayan a destruir la Unidad y que los miembros de la comunidad lleguen a experimentar a “un mismo Espíritu, un mismo Señor, un mismo Dios” es decir, que todos los dones y carismas que Dios nos da, deben ser “para el Bien común”. San Juan en el Evangelio (Jn. 2,1-11) narra el primer milagro de Jesús, la conversión del agua en vino, en el bello relato de “las bodas de Cana”. En la escena aparece la Madre del Señor que, ante la carencia de vino, recomienda a quienes sirven en la boda “Hagan lo que Él les diga”, este primer momento del relato, nos podría llevar a contemplar la valiosa intercesión de María. Igualmente, podríamos descubrir en el texto la importancia y el valor del matrimonio; sin embargo, lo que se resalta para este domingo, es la presentación de Jesús en el comienzo de su ministerio, el Señor realiza su primer signo, muestra su gloria y fortalece la fe de sus discípulos. El vino que se sirve de modo exagerado, es el mejor, esto para insistir en que ya ha pasado lo antiguo (AT) y llega lo nuevo (NT) y lo nuevo es lo mejor, es Cristo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Recuerdo con gratitud las experiencias de los retiros espirituales durante mi proceso formativo y luego en la predicación de retiros en las etapas de la formación inicial y con sacerdotes, en estos espacios de oración y reflexión, aprendí a valorar la acción del Espíritu Santo en mi propia vida y en la vida de la Iglesia, es una gracia precisar en la propia vida el sentido del servicio al que hemos sido llamados, al igual que los dones y carismas con los que Dios enriquece a las comunidades. Los dones y carismas que da el Espíritu, son para el bien y la unidad de la comunidad, no son para beneficio propio, son para la edificación de la Iglesia, de tal modo que cuando nos hacemos consientes de las gracias que el Espíritu nos ha otorgado, es nuestra misión poner esos dones y carismas al servicio de la unidad de nuestras comunidades, en medio de la diversidad. El camino sinodal que ha iniciado la Iglesia de caminar juntos, implica el reconocimiento de las gracias y talentos que cada persona posee y contribuir para que los diversos dones y carismas se pongan al servicio de la unidad y edificación de la Iglesia para que ella sea casa y escuela de comunión. Las comunidades cristianas se enriquecen con la diversidad de servicios en los distintos espacios de la vida de la Iglesia (la autoridad, la enseñanza, la animación, la caridad, la fraternidad, la administración, la evangelización, la liturgia, etc…) estos servicios realizados con responsabilidad, ayudan a desarrollar valiosas experiencias comunitarias donde el encuentro con los hermanos, la formación permanente de los laicos, las vivas experiencias de oración y las distintas acciones misioneras contribuyen al crecimiento de la Iglesia. La unidad tiene un punto de referencia o una fuente de la que se nutre permanentemente, “Un solo Señor, un solo Dios, un solo Espíritu”, Dios mismo fortalece a su Iglesia, la cohesiona y la dota de lo necesario para que ella pueda crecer y servir mejor. El Evangelio también nos ofrece el testimonio de María, que procura mantenernos unidos y confiados a su Hijo, “Hagan lo que Él les diga” Él es el vino nuevo, el mejor, que alegra el corazón y se sirve para la unidad. El Señor se sigue entregando y ofreciendo por la unidad de la Iglesia, Él sigue convirtiendo el agua en vino de alegría y esperanza para todos, en especial para los corazones que han perdido la alegría de haber sido llamados a la santidad, a la entrega a Dios y al seguimiento de Jesús en el matrimonio, la vida consagrada o el ministerio sacerdotal. Dios ama a su Iglesia como un esposo, la ama con ternura y bondad, como lo relata el profeta Isaías, lo hace de un modo exagerado, con el derroche del vino de la alegría “seis tinajas, de cien litros cada una”. Cristo bendice con su presencia una boda y convierte el agua en vino, este gesto en el Evangelio de Juan, se constituye en la manifestación de la hora de Jesús, el comienzo de su vida pública, es el momento en el que se cumplen las promesas del Antiguo Testamento y se da comienzo al Nuevo Testamento, símbolo de ello es el mejor vino, el más bueno, el que se sirve con generosidad en la mesa del altar, ese vino generoso y abundante es Cristo, vino de amor, alegría y fiesta, es con este vino que se inaugura un nuevo tiempo, que será siempre optimista y esperanzador. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Al comenzar esta nueva etapa del tiempo ordinario, tiempo litúrgico caracterizado por la esperanza, por el conocimiento de la persona de Jesús en el Evangelio de Lucas y este vivo ambiente de sinodalidad, la Palabra y la Eucaristía será nuestro alimento que ira convirtiendo nuestras tristezas y preocupaciones en alegría. Hoy le pedimos al Señor que venga a compartir con nosotros en nuestra fiesta dominical, queremos asegurarle que hemos escuchado hoy a su amada madre, María y que vamos a esforzarnos con mayor empeño en hacer lo que Él nos diga. Como Iglesia en camino sinodal debemos asumir el compromiso de trabajar para que a nadie le falte el vino del amor, de la unidad, de la justicia, de la fraternidad, y como María estemos siempre atentos a servir con generosidad, poniendo nuestros dones y carismas al servicio de los demás, especialmente de los más necesitados. __________________ Recomendaciones prácticas: • Al preparar la homilía, téngase en cuenta que el domingo II se refiere aún a la manifestación del Señor, celebrada en la Epifanía, por el fragmento tradicional de las bodas de Caná. A partir del domingo III, empieza la lectura semicontinua del Evangelio de San Lucas (Cfr. OLM, n., 105). II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Sean todos bienvenidos a la celebración de la Santa Misa, hoy domingo día del Señor, dispongamos nuestros corazones para escuchar atentamente la Palabra y participar dignamente de la fracción del pan. Con la celebración de la fiesta del Bautismo del Señor hemos iniciado el llamado “tiempo ordinario”, sin embargo, la liturgia de la Palabra de este domingo aún se sigue haciendo eco de la manifestación del Señor. En concreto lo descubriremos en el relato del Evangelio que nos ofrece el episodio de las Bodas de Caná. Dispongámonos, pues, a vivir este encuentro con la Palabra, entrando con audacia y libertad de corazón en un proceso de conversión. Monición a la Liturgia de la Palabra La liturgia de la Palabra nos ofrece hoy la imagen de la celebración de unas bodas, el profeta Isaías presenta a Jerusalén como la novia con la que el Señor quiere contraer matrimonio, estas bodas, anunciadas en la primera lectura, se han hecho realidad en la persona de Jesús; Él no permite que se acabe el vino de la alegría, del amor, sirve el mejor de los vinos de modo abundante y manifiesta así su gloria presente en este mundo. Escuchemos con atención este mensaje. Oración Universal o de los Fieles. Presidente: Elevemos nuestras súplicas al Padre, con la confianza que nos da sabernos llenos de su amor y miembros de su Iglesia y digamos: R. Te rogamos, óyenos. 1. Por la Iglesia extendida por todo el mundo, para que el Señor le conceda la paz, la unidad y la alegría de la fe. Oremos. 2. Por los gobernantes de nuestro país, para que implementen políticas que construyan la unidad, la solidaridad y el progreso de todos los pueblos. Oremos. 3. Por una Iglesia que celebra, para que nuestro camino sinodal juntos en los próximos meses se base en la escucha conjunta de la Palabra de Dios y en la celebración de la Eucaristía en la comunión del Pueblo de Dios. 4. Por los que sufren a causa de la violencia y de la guerra, por los que están enfermos, para que probando el vino nuevo que es Cristo, alegren sus corazones y con esperanza superen sus dificultades. Oremos. 5. Por los que nos hemos reunido a celebrar esta Eucaristía, para que escuchemos atentamente la petición de la Madre de Dios que nos dice: “hagan lo que Él les diga”. Oremos Oración conclusiva Padre, tú aprecias la obediencia de tus hijos y nos concedes el vino de la alegría en abundancia, acoge las peticiones que te hemos dirigido con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Vie 31 Dic 2021

Epifanía del Señor

EPIFANÍA DEL SEÑOR Enero 02 de 2022 Primera lectura: Isaías 60,1-6 Salmo: 72(71), 1-2.7-8.10b-11.12-13 (R. cf. 11) Segunda lectura: Efesios 3,2-3a.5-6 Evangelio: Mateo 2,1-12 II. Orientaciones para la Predicación Introducción * Celebramos en la Epifanía la manifestación o revelación de la “buena noticia” de la salvación en Cristo, no sólo para el pueblo del Antiguo testamento sino para todos los pueblos de la tierra. * Como los Magos, estamos llamados a reconocer en el humilde Niño nacido en el pesebre al Mesías y Salvador, al Hijo de Dios hecho hombre para salvarnos. * Esta fiesta nos pide a todos los bautizados renovar nuestra acción de gracias por la fe recibida y el compromiso evangelizador. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura del profeta Isaías se refiere a una celebración gozosa centrada en la ciudad santa de Jerusalén por tres motivos: porque sobre ella brilla la gloria del Señor que la ilumina, aunque sobre los demás pueblos haya oscuridad, porque sus hijos retornan y los pueblos caminan hacia ella, y porque vienen a ella los tesoros de los pueblos. Se trata de una figura mesiánica y escatológica que anuncia la llegada de Cristo y el gozo que trae a las naciones. En este mismo sentido, aunque citando otros pasajes de Isaías, el evangelio de San Mateo celebra el inicio del ministerio público de Jesús: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande” (4, 15-16). El salmo 71 hace parte de los llamados “reales”, pues celebra la figura y misión del rey. Destacan dos aspectos: la dimensión universal y la perdurabilidad de este reinado, así como la justicia que imparte para los más pobres y débiles. El pasaje de la carta a los Efesios nos propone el centro teológico de la fiesta de la Epifanía: “que los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa cumplida en Cristo Jesús” (3,6). Esta convicción representa el propósito esencial de la predicación de Pablo: dar a conocer a todas las naciones la buena nueva de la salvación. El texto evangélico nos relata la adoración de los Magos o Sabios de Oriente, subrayando estas manifestaciones: * La llegada desde tierras lejanas, en las que no se conocía la fe de Israel y no se esperaba al Mesías, para destacar que la salvación en Cristo se ofrece a todos los pueblos de la tierra. * El cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, que se realizan en el Niño nacido en el pesebre y al cual reconocen los Magos como Dios y como Hombre. * El rechazo de Herodes hacia el Niño y el engaño al que quiere someter a los Magos, pues considera el reinado del Mesías como atentado a su poder. Esta oposición es también cumplimiento de lo anunciado por los profetas y prefigura la pasión y muerte del Señor. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En la fiesta de la Epifanía, guiados por la Palabra, el Señor nos invita a: * La acción de gracias por el don de la fe, que ha llegado hasta nosotros como una realización de esta “manifestación” de la salvación no sólo para Israel sino para todos los pueblos. Por la fe, reconocemos a Cristo como la luz del mundo y sabemos que, con él, no caminamos en tinieblas; por él hemos sido hechos hijos e hijas de Dios; él nos convoca y nos reúne en la Iglesia, sacramento de salvación para todas las gentes. * La consagración a Cristo de nuestra vida personal y comunitaria. En efecto, la ofrenda de los Magos, profetizada en Isaías con la figura de los “tesoros que se vuelcan sobre Jerusalén” o “las riquezas de las naciones que le traen”, representa el reconocimiento del Salvador y, al mismo tiempo, la llegada de los pueblos gentiles a la fe en el Mesías, con toda su vida, su historia y su cultura. Estamos llamados a empeñarnos de tal manera en la tarea evangelizadora que de verdad se instaure el reinado de Dios entre nosotros. * La renovación de nuestra conciencia misionera y del correspondiente compromiso en el anuncio del Evangelio, pensando especialmente en los hermanos y hermanas que todavía no conocen a Cristo. Es ésta una misión que nos involucra a todos los bautizados y que podemos realizar con la oración, el apostolado y el testimonio de comunión y participación en la vida eclesial. Somos discípulos y misioneros, y todos estamos llamados a Evangelizar. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La celebración de este día nos mueve a pedir al Señor que nos dé la claridad y la fortaleza para ser auténticos discípulos y misioneros, que vivamos coherentemente la gracia bautismal. Para ello, es necesario renovar nuestro compromiso de unidad y participación en la vida de la Iglesia. Es justamente este propósito el que el Papa Francisco nos invita con la celebración de la próxima Asamblea Sinodal, para la cual ya venimos preparándonos en cada Iglesia particular. _________________ Recomendaciones prácticas: • Conviene incluir en las oraciones de los fieles algunas peticiones de los formularios para la misa por la Evangelización de los Pueblos II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, ¡sean todos bienvenidos a esta celebración! Como pueblo de Dios celebramos la Solemnidad de la Epifanía del Señor, en la cual Cristo se manifiesta como luz de las naciones. Descubramos como los Reyes Magos adoran al Hijo de Dios que abre las puertas del Reino a todos los hombres y también digamos: “… venimos a adorarlo”. Comencemos nuestra celebración de la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, con la disposición para acoger el amor de Dios en nuestro corazón. Monición a la Liturgia de la Palabra La gloria de Dios se manifiesta a todos los pueblos a través de su Palabra, que es viva y eficaz, e ilumina nuestro caminar, vence la oscuridad del pecado y nos acerca al Señor para ofrecerle nuestra vida y nuestros actos como ofrenda agradable ante su presencia. Que esta Palabra de esperanza prolongue en nuestros hogares la luz de la Navidad y llegue a todos los hombres de buena voluntad que quieren recibir al Mesías, luz que nace de lo alto. Oración Universal o de los Fieles Presidente: En actitud de adoración, presentemos al Padre, nuestras súplicas y digámosle suplicantes: R. Señor, ilumina nuestra vida. 1. Por la Iglesia de Dios, para que, con su predicación y testimonio, siga siendo sacramento de salvación para todos los pueblos y los siga atrayendo hacia Cristo, luz de las gentes. 2. Por los gobernantes de las naciones, para que iluminados por el Salvador, promuevan el verdadero orden social y una paz estable y duradera. 3. Por los pobres, marginados, enfermos y desamparados que no tienen pan y techo, para que compartamos con ellos lo que tenemos, no lo que nos sobra. 4. Por todos los que no reconocen a Cristo como Mesías para, a través de la tarea misionera de la Iglesia, dispongan caminos de encuentro con el Señor y puedan acercarse a la fe cristiana para adorar al Señor y ofrecerle sus vidas. 5. Por nosotros reunidos en esta asamblea Eucarística para que, en actitud de adoración y movidos por la luz de Dios, caminemos hacia Cristo, plenitud de la verdad, y renovemos nuestro compromiso misionero. Oración conclusiva Señor y Padre bueno, acoge bondadoso las plegarias que tus hijos te han presentado con fe y esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Jue 30 Dic 2021

Solemnidad de Santa María Madre de Dios

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS Enero 01 de 2022 Primera lectura: Números 6,22-27 Salmo: 67(66),2-3.5.6 y 8 Segunda lectura: Gálatas 4,4-7 Evangelio: Lucas 2,16-21 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Esta solemnidad por su contexto, en muchos lugares, pasa entre cortinas del cambio de año; cada agente de pastoral o sacerdote debe colocar toda su creatividad para ayudar a posicionar esta fiesta. Darle centralidad a la celebración de Santa María Madre de Dios como elemento litúrgico de inicio de año, presentar la figura de María, pero desde su importancia de la “maternidad divina”; otro núcleo interesante es el mensaje de la jornada mundial de oración por la paz que el Papa nos ofrece; y un tercer tema puede ser la comprensión o riqueza de la bendición divina. Temas de reflexión que encuentran la iluminación a partir de lo que la fiesta, el magisterio y la Palabra de Dios nos dicen en este día. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En las Sagradas Escrituras encontramos muchas bendiciones, pero la que aparece en Números 6, 22-27, se puede catalogar como la bendición de las bendiciones en el Antiguo Testamento, se conoce como la “bendición Aarónitica o Sacerdotal”. La bendición como tal consta de cinco frases (vv. 24-26), en las cuales destaca la repetición del Tetragrama JHWH (Yahvé) por tres veces, y la expresión panim – rostro que aparece dos veces. Bendecir en español es “bien hablar”, algo así como hablar bien de; pero en hebreo el verbo es “barak” que significa “desearle bienes, felicidad”, “hacerle un obsequio”, “dar fecundidad, prosperidad, éxito”, “hacer algo o alguien destinatario de todo bien posible”. La bendición tiene como punto de origen a Yahvé, este obsequio se concretiza en “te guarde”, cuya expresión hebrea –shamar– literalmente es poner un cerco de espinas entorno para proteger; para ello haga brillar su rostro y te muestre su rostro; en medio de estas dos expresiones de rostro y al centro de las cinco frases el “te sea propicio” o “te conceda su favor” usando el verbo “Janan”, que significa “inclinarse con bondad hacia”, algo así como “se incline para concederte sus gracias”; y finalmente “te conceda la paz” – Shalom – “te conceda el completo”, es decir no te falta nada. Así la Bendición es concreta: es percibir la acción protectora de Dios que hacia fuera se muestra como cerco de espinas para proteger, pero hacia la persona que protege es rostro de luz, rostro de bondad que se inclina para dar toda gracia, toda paz, es decir que el ser protegido no sienta necesidad de nada. La bendición no es concesión de “cositas materiales”, sino de la bendición de las bendiciones: da el Rostro de Dios, y quien a Dios tiene nada le falta. A la bendición descendente de Dios, se responde con la “bendición” ascendente, es decir con la oración, la alabanza, que se hace expresión gozosa en el salmo, que sigue insistiendo en las bendiciones de Dios como fruto de su bondad hacia el ser humano. Dios se lo pasa haciendo maravillas en favor de los hombres: bendice, tiene piedad, ilumina los rostros, da a conocer sus caminos, ofrece su salvación, rige el mundo, gobierna las naciones, conduce la historia, alcanza todos los confines, ¡nada escapa a su presencia! El autor de la carta a los Efesios nos ayuda a comprender cuál es la verdadera bendición de las bendiciones. En la plenitud del tiempo “envió Dios a su Hijo”, en la condición humana de forma que se pueda contemplar su rostro; y la gracia o bondad que nos trae al inclinarse sobre quienes desea proteger, es el don de recibir “la adopción filial”, ser hijos de Dios. ¿Se podría esperar mayor bendición? Nos hizo hijos, herederos y en verdad podemos llamar a Dios: ¡Abba, Padre! Esta es la bendición, todo fruto de la voluntad de Dios y no merito o adquisiciones del hombre, todo es don, regalo, bondad, en una palabra: la bendición. El acontecimiento que se ha reflexionado teológicamente en la segunda lectura, nos es presentado en forma narrativa, visual en la descripción del Evangelio. Una pequeña aldea, Belén, la “casa del pan”; unos pastores que han recibido el anuncio de una gran alegría, una señal por comprobar: “encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en una pesebrera” (Lc 2,12). Ellos corren, encuentran, contemplan el “Rostro” en el centro de una familia: María, José y el Niño acostado en la canoa del alimento de los animales. Encuentro que resuena en explosiones de sentimientos: admiración, alegría, meditación, gloria, alabanza, misterio escondido en un Niño a quien le pusieron por nombre Jesús, que significa. “él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,21). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Cuando el ritmo del año va encontrando su agonía, el hombre corre y se afana por buscar unas bendiciones para el “nuevo año”, dese algo diferente, etc. En los saludos de “año nuevo” resurgen los buenos deseos, las mejores bendiciones para aquellos que amamos. Pero detengámonos un momento en medio del frenesí y preguntémonos de verdad ¿qué bendición andamos buscando? “La bendición de las bendiciones”, en la totalidad de lo que en ella se expresa según las palabras de la bendición Aarónitica, es recibir la bendición suprema de Dios que se hizo luz en la plenitud de los tiempos, es acoger no bienes materiales, ni viajes, ni siquiera bienestar familiar o corporal; ¡No! eso son bienes efímeros. La Bendición, por encima de todas las bendiciones que quieras enumerar, es conocer el Rostro de Dios, el príncipe de la paz, en quien nada nos hace falta: Jesús de Nazaret; que se nos ofrece como alimento puesto a nuestro alcance, nace en la casa del pan, en Belén y se nos ofrece ya listo para la cena, en la canoa del alimento. Si crees que puedes encontrar mejor bendición es no haber comprendido el amor de Dios. Nada ni nadie está por encima de su Hijo Jesús, Él es la mejor bendición. Él es el “Emmanuel” – el Dios con nosotros; y este Dios con nosotros se nos ofrece como fruto de las entrañas virginales de una mujer, como lo llama Isabel, quien llena del Espíritu Santo exclamó: “bendito el fruto de tu seno”, y agregó, “¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? (Lc 1, 42-43). La llama madre de mi Señor, lo que equivale a decir en otras palabras: “Madre de Dios”. Esta es la solemnidad que hoy celebramos al inicio del año, en su primer día, celebrar que la mejor bendición es Dios con nosotros y que para que esa bendición fuera posible eligió a María como Madre del Emmanuel, madre del Dios con nosotros. La importancia de María radica en que ella estuvo totalmente dedicada a Dios, en su entrega total y absoluta a su Señor. Ella es la madre virginal, fiel, que acoge la bendición de Dios, ella es carne humana que escucha y acoge la palabra como tierra buena que da fruto abundante; ella es la figura de cada mujer en los diseños misteriosos de Dios, ella es la hermosa creatura salida de las manos de Dios para ser madre de su Bendición, ser ella portadora de la única y mejor bendición para la humanidad, ella nos ofrece el “sol que nace de lo alto”: Jesús su Hijo, el Hijo de Dios; sin el sí de esta esposa y madre no habría acontecido la plenitud de la bendición, con razón su Hijo en la cruz la quiso también como madre no so de él, Madre de Dios, sino madre de cada uno de sus discípulos amados, madre de la Iglesia. En Jesús nos llega la bendición de la paz, que no es ausencia de conflictos o dificultades, lo cual sería una vana ilusión; la paz cristiana es la certeza que quien a Jesús acoge, en él no necesita nada más. No que lo tenga todo de sobra, sino sencillamente basta Jesús, sobra lo demás. Como dice san Pablo: “todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo” (Fil 3,8); o lo expresará años más tarde, santa Teresa de Ávila: “Nada te turbe, nada te espante: solo Dios basta”. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En este inicio de año debemos motivar a los creyentes para que, en medio del licor, comidas, fiestas, no se olviden del Señor y encuentren un espacio para el encuentro con quien es la mejor bendición. Ojalá los sacerdotes con creatividad y respetando los espacios de encuentro familiar, no cierren durante todo el día los templos, sino que en algún momento oportuno de la jornada se invite a la comunidad a celebrar esta gran Solemnidad; les ayudemos a comprender que es aquí donde se recibe la mejor bendición. Motivemos parra que, en familia como inicio de año, tengan un altar familiar ofrecido a la madre de Dios (una mesa, una imagen de la virgen, unas flores y una luz) y que como entrega y consagración en familia en este día se ofrezca una oración, el rezo del Rosario como cerco protector. _________________ Recomendaciones prácticas: • Jornada Mundial de Oración por la Paz. Si bien en este día no está permitido celebrar otra Misa, aun la exequial, a juicio del Ordinario del lugar se puede celebrar la Misa por la Paz. • Se difunda el Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a recibir la mejor bendición, a Jesús en persona. Los invito a guardar un momento de silencio para acoger a Dios y agradecer el misterio de la Madre de Dios. (se guarda un momento de silencio). Ahora con la certeza que esta es la mejor forma de dar inicio a este nuevo año participemos con fervor. Monición a la Liturgia de la Palabra Hermanos, Dios nos sorprende con su cercanía y bendición. Escuchemos cuánto bien nos desea, y todo lo que él en su amor ha hecho para que gocemos de la mejor bendición, esta es la manera concreta de desearnos un año lleno de rostro y amor. Escuchemos. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Glorifiquemos al Padre que ha enviado a Cristo, su Bendición, nacido de la Virgen María por obra del Espíritu Santo y ante nuestras suplicas digámosle: R. Padre, derrama en nosotros tu bendición. 1. Por el ejercicio de la autoridad y la participación en el Pueblo de Dios. Para que las raíces Sinodales de la Iglesia fructifiquen en nuevos modos de estar al servicio de los demás en todos los niveles del Cuerpo de Cristo. 2. Padre, el mundo sumido en el interés de lo material y queriendo ser dueño de su propia verdad ha perdido los caminos de la paz y la verdadera prosperidad; has que los pueblos busquen y encuentren a Cristo el Salvador. 3. Padre, al iniciar este nuevo año, queremos colocar nuestras vidas y la vida de cada uno de nuestros seres queridos bajo tu mirada; suplicamos para todos, la gracia de tu bendición, ella nos basta y es suficiente para nuestra felicidad. 4. Padre, en el mundo hay mucha miseria e infelicidad, te pedimos por quienes sufren, para que iluminados por el evangelio y ayudados por la caridad de los hermanos encuentren esperanza en medio de la oscuridad. 5. Padre, que has querido que tu Hijo Jesús naciera de las entrañas virginales de María y nos la das como Madre y compañera de camino, has que sepas acoger su misteriosa compañía que nos disponga a las verdaderas alegrías del Reino. Oración conclusiva Padre bueno, que nos has permito celebrar esta solemnidad acoge las suplicas que, confiados en tu bondad, con libertad de hijos te hemos entregado en esta oración, por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén.

Vie 24 Dic 2021

Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los maestros

LA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ Diciembre 26 de 2021 Primera lectura: Eclesiástico 3, 2-6.12-14 Salmo: 128(127), 1-2.3.4-5 (R. cf. 84[83], 5a) Segunda lectura: Colosenses 3, 12-21 Evangelio: Lucas 2, 41-52 I. Orientaciones para la Predicación Introducción * Las virtudes domésticas de la familia de Nazaret modelo para todas las familias cristinas. * Dios quiso compartir la vida de una familia, pobre, trabajadora y perseguida. * La Iglesia nos invita a valorar la familia, cuna de la vida, de la ternura y el servicio. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro del Eclesiástico 3, 2-6.12-14, llamado también Sirácida porque fue escrito por Jesús hijo de Sira, es uno de los últimos libros de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento. La perícopa que leemos hoy, narra algunos aspectos de las relaciones entre los padres y los hijos y las bondadosas consecuencias para quienes honran a sus padres, entre otras: expían sus pecados, cuando rezan serán escuchados por Dios y tendrán larga vida. Igualmente, exhorta a los que somos hijos a ser constantes en honrar a los padres, a no abandonarlos, a comprenderlos en su vejez y en sus limitaciones. El salmo 128 (127) dibuja el cuadro ideal de la familia bendecida, con descendencia, los hijos en torno a la mesa, gozando todos del amor y la misericordia del Señor, fruto del que “teme al Señor y sigue sus caminos”. El apóstol Pablo, en su carta a la comunidad de Colosas (Col. 3,12-21) les presenta el ideal de un proyecto de vida comunitaria, “Vístanse de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión”, actitudes que deben estar acompañadas por una gran capacidad de amor y perdón. La mejor imagen para comprender esta enseñanza del apóstol, es la vida comunitaria de la familia, el texto define y orienta cómo deben ser las relaciones entre los esposos, entre los padres y los hijos, haciendo que la paz de Cristo actúe de árbitro en los corazones, permaneciendo en acción de gracias, sustentando la vida común con el amor mutuo, la riqueza de la Palabra y orando con salmos, himnos y canticos inspirados. San Lucas (2,41-52) nos trae la escena en la que Jesús, a la edad de doce años, va con sus padres al templo de Jerusalén, los padres pierden el cuidado de su hijo, el niño se pierde, se queda hablando con los doctores de la ley, mientras José y María están de regreso a Nazaret, esto provoca la angustiosa búsqueda del niño que al encontrarlo suscita un reclamo justo de José y de María, la respuesta del niño desconcierta, no se puede comprender con facilidad “¿por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?”. Esta Escena de la infancia de Jesús deja entrever la misión que Él tiene, el Señor ha venido a revelarnos al Padre. Mientras llega el momento de iniciar su vida pública, san Lucas nos recuerda que el niño regresó con sus padres a Nazaret, “allí Él iba creciendo en sabiduría, estatura y gracia ante Dios y los hombres” y “María conservaba estos signos en su corazón”. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Recordar hoy a la Sagrada Familia y escuchar el rico mensaje de la Palabra de Dios, llena el corazón de sentimientos gratos, de recuerdos bondadosos de mi familia y de tantos hogares que, a lo largo del ejercicio del ministerio Dios me ha permitido conocer; son tantas las historias buenas que podríamos contar, de cómo Dios se hace presente en las historias de nuestras familias a través de los valores del Evangelio como son: el amor, la comprensión, el diálogo, la misericordia y el perdón. Pero con realismo y un profundo respeto a la vida de las familias, tengo que reconocer que también muchos hogares sufren con amargura, desengaños, infidelidades, separaciones traumáticas, violencia, entre muchos otros flagelos, contrarios al profundo ejemplo de la Sagrada Familia y los valores del Evangelio. La Sagrada Familia se presenta hoy como un modelo digno de ser imitado y amado por todos nosotros, las virtudes de José, el amor de María y la obediencia del Hijo que crecía bajo el amparo y las enseñanzas de su hogar, deberían ser copiadas por todas las familias. Si las familias en crisis se dieran la oportunidad de vivir estos valores, la acogida, la comunión, la fe en el Señor, la fortaleza en medio de las dificultades y la aceptación de la voluntad de Dios, nuestras sociedades serían más maduras y puestas a la tarea de un mundo mejor. La liturgia de la Palabra de este día nos presenta un programa válido para todos, el mundo sería distinto si le diéramos la justa importancia a la familia y al papel formativo que ella realiza, nos iría mucho mejor si los padres cumplen bien su vocación, no solo de engendrar hijos, sino de educarlos para el bien, para el amor, la justicia y el respeto a los demás y si los que somos hijos, cuidamos bien y amorosamente de nuestros padres, llevaríamos a plenitud lo que nos dice hoy san Pablo, todos vestiríamos el uniforme de la misericordia, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el amor y la capacidad de perdón. El cuarto mandamiento de la ley de Dios “honrar a padre y madre” evoca a nuestra memoria el deber que tenemos como hijos, de modo especial cuando nuestros padres se hacen mayores, tanto en la enfermedad, como en la soledad no los podemos abandonar. El hijo que actúa con bondad y misericordia con sus padres, recibirá la bendición de Dios, esta es la recompensa, del que con fidelidad, alegría y amor venera a sus padres. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El programa dibujado por Dios sobre la vida familiar no es fácil llevarlo a la práctica, tiene grandes exigencias, este no sería viable, si no es por la fuerza y la gracia que Dios mismo da a las personas para que se comprometan de corazón en la edificación de familias virtuosas, personas de fe, familias orantes, que saben perdonarse y convivir, que se saben amadas por Dios e invitadas a vivir en la perfección de los hijos de Dios. Para que la familia cumpla bien su designio en el mundo, se requiere de la fe, puesto que la familia experimenta un amor tan especial, que solo encuentra su fuente en el amor de Dios, expresado tan bellamente en el amor de la Familia de Nazaret. A pesar de nuestras fragilidades y limitaciones humanas, Dios sabe que todos poseemos la capacidad de amar, de perdonar, de vivir con fidelidad su llamado a servir en la educación de los hijos, en la construcción de un mundo donde brillen los valores del respeto, de la solidaridad y la fraternidad, esto se logra solo en la medida que la familia sea capaz de inculcar esos valores en cada integrante del hogar. Por eso nuestras oraciones en la celebración de la fiesta de la Sagrada Familia, para elevar nuestras suplicas al cielo y pedir a la familia de Nazaret que nos ilumine y nos conceda siempre su valiosa asistencia en la búsqueda permanente de las virtudes domesticas que adornan a las familias cristianas. Por esta razón no podemos descuidar la acción de gracias que es la Eucaristía, ni la Palabra de Dios y con estas dos mesas que se nos sirven cada domingo, llegar a momentos de oración sentidos, profundos y cada vez más frecuentes en nuestras comunidades y de modo especial en nuestros hogares. Con la ayuda de Dios e iluminados siempre con su amor misericordioso, seremos capaces de superar infidelidades, violencias, mal trato, etc. A través de la vivencia de la Eucaristía y de la escucha de la Palabra, la familia será capaz de crecer en la convivencia humana y cristiana. Hoy la familia de Nazaret va al templo para orar y ofrecer culto a Dios, toda la familia está abierta al encuentro con Él, ¿cómo no permitirnos que esta imagen impregne nuestras propias familias de la necesidad que todos tenemos de Dios, de su gracia y fortaleza, para que de los hogares cristianos surjan las vocaciones que la Iglesia necesita? ________________________ Recomendaciones prácticas: • Promover la bendición de la familia. Para esto, el Bendicional ofrece varios formularios. Ver los números 44-135. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos, reunidos como pueblo de Dios, dispongamos nuestro corazón para escuchar la Palabra de Dios y participar de la fracción del pan. Luego de haber conmemorado solemnemente el nacimiento del Señor, hoy, la Iglesia nos invita a fijar la mirada en la familia de Nazaret. San Pablo VI considera que, Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio. Colocamos aquí junto al altar a todas las familias de nuestra comunidad, los hogares que con amor ponen en práctica las virtudes domesticas de la familia de Nazaret y de modo especial aquellos hogares donde hay dificultades y diversos males, para que Dios les bendiga con el don de la paz y el amor. Participemos todos con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios de este domingo, nos habla de las virtudes domésticas que los hogares deben asumir en el camino del seguimiento de Jesús, el libro del Eclesiástico, al igual que el salmo nos presentan el modo de relacionarse de las familias, valores en los que el Señor Jesús se educó, creció y maduró. Escuchemos con atención el mensaje de hoy. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Con toda la Iglesia presentemos al Padre, por mediación de Jesucristo, el Señor, nuestras familias. Él que quiso compartir la vida de un hogar humano. A cada intención nos unimos diciendo: R. Señor, bendice nuestros hogares. 1. Por la Iglesia, para que su presencia en el mundo impregne a todas las familias y personas de buena voluntad de las virtudes domésticas de la familia de Nazaret. Oremos. 2. Por los gobernantes y personas que tienen autoridad en el mundo, para que sus decisiones siempre estén a favor de la familia y del respeto a la vida humana. Oremos. 3. Por el don de la palabra, para que en este camino del Sínodo nos animemos a hablar con valentía y parresia, integrando la libertad, la verdad y el amor. 4. Por las familias que sufren a causa de las dificultades económicas, la enfermedad o la falta de entendimiento, para que nos esforcemos por vivir en paz y armonía. Oremos. 5. Por todos nosotros, para que aprendamos a vivir como una sola familia, nos esforcemos por vivir en paz y armonía con los miembros de nuestra comunidad, superando con caridad fraterna nuestras diferencias. Oremos Oración conclusiva Padre bueno, que has querido que tu Hijo, engendrado antes de todos los siglos, fuera miembro de una familia humana, acoge estas súplicas que te presentamos con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Jue 23 Dic 2021

Nacimiento del Señor (Misa de día)

NACIMIENTO DEL SEÑOR (Misa del día) Diciembre 25 de 2021 Primera lectura: Isaías 52,7-10 Salmo: 98 (97),1.2-3ab.3cd-4.5-6 (R. cf. 3c) Segunda lectura: Hebreos 1,1-6 Evangelio: Juan 1,1-18 I. Orientaciones para la Predicación Introducción * Cristo es la Palabra Eterna del Padre y, por lo tanto, existe desde siempre. No ha habido un momento en el que el Hijo no haya existido, generado eternamente por el Padre: “En el principio existía la Palabra… Todo se hizo por ella y sin ella nada se hizo” (Jn 1,1.3). * La Palabra Eterna se hizo carne. La Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo es un acontecimiento histórico. La historicidad de la primera venida de Cristo manifiesta que la “economía de salvación” es un plan de amor en el que Dios Padre busca la salvación integral de su creatura. * “Y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14b) inaugurando una nueva etapa en la historia (cf. Hb 1,2); este acontecimiento nos llena de alegría y con gozo aclamamos a nuestro Rey y Señor (Sal 97) pues es el mensajero de la Paz que trae la “Buena nueva” (Is 52,7). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Leemos en la primera lectura de esta Solemnidad un texto que pertenece al llamado “Libro de la consolación” que puede llamarse propiamente un “Evangelio” puesto que anuncia una Buena Noticia al pueblo de Israel: la liberación de un cautiverio. El nuevo Pueblo lee este anuncio en prospectiva de Cristo: Él es el príncipe de la paz que viene al mundo a deponer la espiral de violencia, se encarna para dar el parte de victoria sobre el pecado y la muerte, se hace hombre para consolar y restaurar las ruinas de la humanidad caída. El salmo 97 tiene, por ello, el sabor de una alegría que se celebra personalmente y en comunidad; la vinculación de instrumentos musicales, voces y actitudes de júbilo demuestran un gozo inusitado y permiten que esa alegría sea contagiosa hasta los confines de la tierra pues nadie se puede sustraer a la celebración de la “Victoria de nuestro Dios”. La novedad de la primera venida de Cristo inaugura, por ello, una nueva etapa de la historia. La carta a los Hebreos deja en claro que en la antigüedad Dios buscó diversos métodos para comunicarse con su Pueblo; sin embargo, el Plan de Dios, buscando efectividad, encontró que la mejor manera para hablar con los hombres era a través de su Palabra. Cristo inaugura la etapa final de la historia, en la que nos encontramos desde su venida en la carne. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Como lo recuerda el evangelista Juan, la Palabra – “Dios Hijo Único” –, “acampando” entre nosotros, nos permite vivir la novedad de la cercanía a Dios a quien nadie ha visto jamás sino por medio suyo. Sin embargo, esta luz esplendorosa no siempre ha sido conocida y recibida; subsiste, entonces, el tema de la libertad humana para acoger la salvación. Dios Hijo Único ha venido al mundo para que todos recibamos “gracia tras gracia”; la oferta es libre de ser acogida: el corazón humano, desde la encarnación de Cristo, será el escenario de aquella “singular batalla” de muerte y vida, de tinieblas y luz, que canta el himno “Victimae Paschali Laudes” y que será finalmente saldada por la victoria pascual de Cristo destruyendo las tinieblas de manera definitiva. Aunque Cristo, con el misterio de su nacimiento, muerte en cruz y resurrección, ya ha vencido las tinieblas gracias a su luz admirable, sin embargo, el cristiano debe luchar incansablemente por actualizar cotidianamente este Misterio de salvación en la vida personal y comunitaria. El Nacimiento de Cristo debe redundar en los compromisos por la conversión espiritual y la transformación social; ya lo expresó de manera magistral San Atanasio: “Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios” (De Incarnatione, 54, 3); este proceso de “divinización”, como lo llamaron los Padres de la Iglesia, aunque encuentra su plenitud en la “segunda venida de Cristo”, sin embargo, inicia en la historia, tras su “primera venida” y corresponde al proceso de humanización. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Contemplemos la magnificencia del Dios Hijo Único en la sencillez del Niño de Belén, admiremos su luz que vence cualquier tiniebla, acojamos su presencia que llena de alegría todo ser. Sintámonos creados por amor y re-creados por misericordia: el Catecismo de la Iglesia Católica recuerda en el numeral 359 unas palabras contundentes de San Pedro Crisólogo que nos pueden ayudar a contemplar el Misterio que hoy celebramos: «San Pablo nos dice que dos hombres dieron origen al género humano, a saber, Adán y Cristo [...] El primer hombre, Adán, fue un ser animado; el último Adán, un espíritu que da vida […] aquel primer Adán tuvo principio, pero este último Adán no tiene fin. Por lo cual, este último es, realmente, el primero, como él mismo afirma: "Yo soy el primero y yo soy el último"». Oremos para que reconozcamos en Cristo la clave de interpretación de nuestras vidas. Así lo recordó el Concilio Vaticano II: “El misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (Gaudium et spes, 22) pues Cristo indica el camino de trascendencia que capacita para vivir la ley nueva del amor y restaurar desde allí al género humano. ___________________ Recomendaciones prácticas: • Los sacerdotes pueden presidir o concelebrar tres Misas, con tal que se celebren en las horas indicadas. En las Misas de Navidad puede elegirse, según se considere más oportuno, cualquiera de los tres formularios de lecturas. • Promover la reunión familiar y el compartir fraterno en torno al pesebre. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa “¡Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios!”. El mundo entero, lleno de luz y alegría, canta las maravillas de la salvación. Celebremos en concordancia de motivos y de espíritu el Nacimiento de Nuestro Salvador y que el gozo que hoy experimentamos en esta asamblea eucarística redunde en buenas obras en beneficio de nuestros hermanos. Monición a la Liturgia de la Palabra Cristo es Palabra del Padre y tiene un mensaje para comunicarnos: el del amor infinito de Dios buscando nuestra salvación. Él, que es la Palabra por medio de la cual fueron creadas todas las cosas, recrea nuestro interior para que podamos acoger la nueva vida que nos ofrece. Escuchemos atentamente. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Cristo, luz de las naciones, ha nacido para indicarnos el camino que conduce a la vida eterna. Elevemos a Dios Padre nuestras súplicas para que nos ayude a reconocer en su Hijo Unigénito el misterio de la salvación. R. Por tu Hijo Jesucristo, ¡escúchanos, Oh Padre! 1. Por la Iglesia, que ha emprendido el camino de la sinodalidad, para que, a ejemplo de Jesucristo, “imagen de Dios invisible”, sea también ella viva imagen del amor de Dios que camina a nuestro lado. Roguemos al Señor. 2. Por los gobiernos del mundo entero para que, siguiendo a Jesucristo, “Rey de las Naciones”, trabajen por consolidar proyectos de promoción humana y justicia social. Roguemos al Señor. 3. Por nuestra comunidad y nuestras familias para que, atendiendo a Jesucristo, “Sol de eternos rayos”, se disipen las tinieblas de nuestros errores y busquemos siempre la reconciliación y la paz. Roguemos al Señor. 4. Por cada uno de nosotros para que Jesucristo, que nos ha hecho salir de la “cárcel triste que labró el pecado”, nos conduzca hacia la conversión integral y permanente. Roguemos al Señor. 5. Por aquellos que padecen dolores morales o físicos para que sean animados y favorecidos por Jesucristo, que es “consuelo del triste y luz del desterrado”. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Te los pedimos por Jesucristo, tu Hijo, manifestado hoy al mundo en la humildad de nuestra carne, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Jue 23 Dic 2021

Nacimiento del Señor Jesús (Misa de media noche)

NACIMIENTO DEL SEÑOR (Misa de media noche) Diciembre 25 de 2021 Primera lectura: Isaías 9,1-6 Salmo: 96(95),1-2a.2b-3.11-12.13 (R. cf. Lc 2,11) Segunda lectura: Tito 2,11-14 Evangelio: Lucas 2,1-14 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En esta singular Solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, la Palabra de Dios nos ofrece algunas ideas temáticas: - En Isaías el nacimiento del Mesías se profetiza en un contexto de luz que derrota las tinieblas, alegría y gozo que supera toda tristeza, alivio y fuerza que derriba cualquier yugo y opresión - El nacimiento de Cristo marca en el Evangelio una especial diferencia con los relatos de origen de los potentados: ha nacido en la humildad y sencillez de un pesebre, ha privilegiado a los laboriosos pastores como testigos, su poder está encaminado a dar “gloria a Dios” y “paz a los hombres”. - Reconocer a Jesucristo, el Señor, como Mesías (primera venida), es acoger asimismo la salvación que conlleva, necesariamente, una motivación parenética por la cual Tito invitará a llevar una “vida sobria, honrada y religiosa” con tensión escatológica (segunda venida), aguardando la aparición gloriosa de Jesucristo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La profecía de Isaías está poblada de imágenes que remiten al contexto bélico; por ejemplo, el enemigo busca la oscuridad para atacar; si el Pueblo pierde la guerra le esperan días de tristeza y el yugo opresor que impone el vencedor infiel será insoportable. Por ello, el profeta remite a Madián (v. 3) como si se tratara de una huella mnémica: Madián (cf. Jueces 7) es el recuerdo del poder magnífico de Dios que derrota al enemigo no porque haya propiciado la fuerza de los ejércitos del rey ni la valentía del soldado (cf. Salmo 32) sino porque su existencia ya es victoria anticipada que se logra no con la fuerza de un ejército de miríadas sino con un resto humilde. Es la humildad de aquel “niño que nos ha nacido”, del “hijo que se nos ha dado” (v. 5), de quien, siendo Dios desde toda la eternidad, ha sido engendrado del Padre desde antes de todos los siglos, consubstancial a Él (cf. Conc. de Nicea), pero, también, engendrado de María Virgen, según la humanidad, por nosotros y por nuestra salvación (Cf. Conc. de Calcedonia) por lo cual decimos de Él: “es verdadero Dios y verdadero hombre”. Dios es eterno por su esencia, pero es histórico por su presencia real entre nosotros, por su cercanía al ser humano, su creación más excelsa. Por esta maravilla, con el salmo 95, exultamos de gozo junto a toda la creación para glorificar al “Señor que ya llega a regir la tierra” con justicia y fidelidad. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Palabra de esta celebración nos invita a tener presentes las actitudes de Cristo: obediencia al plan de salvación trazado por el Padre Dios, humildad para cumplir su Voluntad, servicio para demostrar que su obediencia y humildad son originales y no impuestas. Dirigiendo nuestra mirada a la Sagrada Familia de Nazaret encontraremos herramientas útiles para vivir estas actitudes en nuestras vidas y sociedad. Serviría mucho que meditáramos en aquellas palabras del Papa Francisco en su Carta Apostólica Patris Corde (8 de diciembre de 2020) cuando exalta la “valentía creativa” de San José: “Con la obediencia superó su drama y salvó a María” (P.C., 3), con humildad acogió el plan de salvación dejando de lado “sus razonamientos para dar paso a lo que acontece y, por más misterioso que le parezca, lo acoge, asume la responsabilidad y se reconcilia con su propia historia” (P.C., 4). Y, reconciliándose con su propia historia, con su realidad, se ofrece como servidor incondicional: “El cielo intervino confiando en la valentía creadora de este hombre, que cuando llegó a Belén y no encontró un lugar donde María pudiera dar a luz, se instaló en un establo y lo arregló hasta convertirlo en un lugar lo más acogedor posible para el Hijo de Dios que venía al mundo (cf. Lc 2,6-7)” (P.C., 5). Hoy más que nunca, en un contexto social tan fluctuante y líquido, el anuncio de la obediencia, humildad y servicio es un desafío pues se trata de proclamar la estabilidad de una misión que se consolida en la entrega a un plan definido, conciso, permanente. La comunidad en general y el cristiano en particular que reconoce su misión, a ejemplo de Jesús, necesariamente adquiere un proyecto estable de humanización personal y busca que ese plan llegue a sus hermanos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pidamos al Padre Dios en esta Santa Noche que nos conceda la gracia de ser obedientes y dóciles a su voluntad; que sepamos reconocer la luz del plan universal de salvación que ilumina nuestro proyecto de salvación personal. En la humildad personal y el servicio a los demás hacemos presente la historicidad de la Encarnación y su poder transformador en cuanto que no seguimos una “fábula ingeniosa” (cf. 2 P 1, 16) que nos desentiende de la realidad terrena sino a una Persona, real y concreta, que encontramos en la Palabra, en los sacramentos, en los hermanos. __________________ Recomendaciones prácticas: • Promover la cena familiar, después de la Misa de la Vigilia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En esta Noche Santa, llena de luz y alegría por el Nacimiento del Salvador, reunámonos en torno al Altar para ofrecer a Dios la acción de gracias por el misterio de la Redención y nuestras súplicas para que, asumiendo las actitudes de Cristo, hecho hombre, podamos contemplarlo en el misterio eucarístico y en nuestro prójimo. Participemos activamente. Monición a la Liturgia de la Palabra En esta ocasión, la Palabra de Dios nos deja en claro que el Padre Eterno tiene un plan de salvación para la Humanidad. No somos fruto de la casualidad, sino que somos objeto del amor de Dios que nos ha creado y nos ha redimido. Seamos testigos de este amor, como los pastores, y glorifiquemos al Dios de la Paz como lo hicieron los ángeles en la noche de Navidad. La Calenda: el Pregón de Navidad Les anunciamos, hermanos, una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo; escúchenla con corazón gozoso. Habían pasado miles y miles de años desde que, al principio, Dios creó el cielo y la tierra e hizo al hombre a su imagen y semejanza; y miles y miles de años desde que cesó el diluvio y el Altísimo hizo resplandecer el arco iris, signo de alianza y de paz; en el año 752 de la fundación de Roma; en el año 42 del imperio de Octavio Augusto, mientras sobre toda la tierra reinaba la paz, en la sexta edad del mundo, hace 2018 años, en Belén de Judá, pueblo humilde de Israel, ocupado entonces por los romanos, en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada, de María virgen, esposa de José, de la casa y familia de David, nació Jesús, Dios eterno, Hijo del eterno Padre y hombre verdadero, llamado Mesías y Cristo, que es el Salvador que los hombres esperaban. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Acudamos al Padre de la Misericordia que por su gran amor envió a su Hijo al mundo y supliquémosle diciendo: R. Por la encarnación de tu Hijo, escúchanos, Señor. 1. Padre de bondad, que has constituido a tu Iglesia como prolongación de la obra redentora de tu Hijo Jesucristo, haz que, en comunión con el Papa N.N. y los demás pastores, sepamos “caminar juntos” en obediencia y servicio. Roguemos al Señor. 2. Dios de justicia y de paz, concede a los gobernantes de la tierra, especialmente a nuestros mandatarios nacionales y locales, el deseo de trabajar con transparencia por el desarrollo de nuestras comunidades. Roguemos al Señor. 3. Padre de la unidad, en este Año de la Familia, te encomendamos, de manera especial, nuestros hogares para que sean un vivo reflejo de acogida y servicio, de reconciliación y fraternidad. Roguemos al Señor. 4. Dios de amor, ayúdanos a defender siempre el don valioso de la vida desde el momento de su concepción hasta su desenlace natural de modo que con nuestros actos demos testimonio del inapreciable valor de la existencia. Roguemos al Señor. 5. Dios de todo consuelo, te rogamos en esta Noche Santa por todos aquellos que experimentan cualquier dificultad, especialmente los enfermos, los perseguidos, los maltratados, los desempleados, los que pasan hambre; anima nuestros corazones para que seamos generosos y solidarios con nuestro prójimo. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Padre Dios, que nos has iluminado con la claridad de tu Hijo, escucha las súplicas que por su intercesión te presentamos y concédenos el gozo de sabernos hijos tuyos. Por el mismo Cristo, Nuestro Señor. R. Amén.

Mié 15 Dic 2021

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO Diciembre 19 de 2021 Primera lectura: Miqueas 5, 1-4a Salmo: 80(79), 2ac y 3b.15-16.18-19 (R. cf. 4b) Segunda lectura: Hebreos 10, 5-10 Evangelio: Lucas 1, 39-45 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El cuarto domingo de adviento, destaca la figura de la Bienaventurada Virgen María que preparar la inminente llegada del Mesías, el Señor. La meditación de esta palabra, se puede orientar desde tres perspectivas complementarias: 1. El lugar del nacimiento del Mesías, anuncia un tiempo de retronó de los hijos de Israel, donde el Señor pastoreará su rebaño. 2. Un segundo tema que se puede escrutar: es que la Encarnación del Señor en medio de su pueblo relativiza las obras de la ley, pues su presencia instaura un reino de justicia de amor y de paz para todas las naciones. 3. El anuncio de la Encarnación del Señor, desencadena una serie de acontecimientos en María que sale a anunciar con su vida en su vientre la buena nueva de la salvación: Jesucristo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Miqueas señala el nacimiento del Mesías en un lugar humilde: Belén de Éfrata, aldea de Judea, desde este sitio nacerá el jefe de Israel y la Madre dará a luz. Asimismo, el profeta vaticina un tiempo glorioso con la presencia del Señor, donde los hijos de Israel retornarán, usando la figura del Pastor y el preludio de un tiempo de paz. El salmo 79 continúa señalando la característica propia de este tiempo que prepara la Navidad, mediante le cántico, las alabanzas, la alegría y en consonancia con la primera lectura vuelve a destacar la figura del Pastor de Israel. La carta a los Hebreros muestra a Jesucristo, el siervo de Yahveh que ha venido a hacer la Voluntad de Dios Padre, y su presencia en medio de la humanidad, relativiza al pedagogo, es decir, a la ley; pues no habrá necesidad de sacrificios, ofrendas, holocaustos, ni víctimas expiatorias pues en Cristo ha venido la plenitud de la salvación al mundo en quien la humanidad ha sido santificada. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Preludio de la Encarnación, la liturgia destaca la figura de María en este cuarto domingo de adviento, la Virgen Madre, la esposa del Espíritu santo, la nueva Eva, la Mujer, por medio de su fiat, entra la salvación al mundo, mediante la Encarnación de Jesús, el Verbo encarnado. El texto evangélico de san Lucas narra la visitación de María Sanísima a su prima santa Isabel, y despliega una serie de actitudes para que los cristianos asuman su vida en servicio a los demás: Una vez que María recibe el anuncio del arcángel san Gabriel, sale de prisa a la montaña. Ella no piensa en sí misma, piensa en su prima mayo que está de seis meses de embarazo, y va a servirle, a ayudarla. Ella no piensa en que los demás la sirvan, porque es la Madre del salvador, al contrario, se mueve de prisa a servir. Esto señala un camino para los cristianos, cuando reciben un título importante de la sociedad, ¿se ponen al servicio de los demás o esperan que los demás vengan a servirlos? La actitud de Isabel, señala otro tanto de humildad en María; pues se pregunta: ¿quién soy yo, para que me visite la madre de mi Señor? En la pregunta de Isabel, se ve reflejada la humildad de María santísima mediante las advocaciones y las apariciones que de manera histórica actualizan el misterio salvífico de Jesucristo; y en María pregustan el camino de la salvación. María es la madre que sale a llevar a Cristo a la humanidad, es la mujer misionera, que sale al encuentro de sus hijos para ofrecer a la Luz de las naciones: ¡Jesucristo! La salutación destaca dos mujeres, dos hijos en el vientre de sus madres, que muestran la alegría de quien defiende la vida en las mujeres y en los niños, se realiza el plan salvífico de Dios en la historia de la humanidad. En la salutación también se destacan la fe de quien ha escuchado el mensaje de la salvación, cree y se realiza la esperanza del cumplimento de las promesas señaladas. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El final de este tiempo de adviento y el inicio de la Navidad actualiza el misterio salvífico en Jesucristo. Los cristianos en el mundo están llamados a imitar las virtudes de María Santísima en su servicio a los demás por amor, en no fijarse en sus títulos o importancia, sino en abajarse para ayudar a todos. El cristiano debe imitar a María santísima en su actitud misionera, llevar a Cristo a todos lo ambientes, concebirlo dentro de cada uno para brindarlo como luz de las naciones a todos los lugares donde se necesite. Los cristianos en el mundo deben aumentar su fe, y creer en las promesas que se realizan en Jesucristo, en la esperanza de un mejor mañana que, en la alegría del nacimiento de los hijos, ven brillar un mejor futuro para la humanidad pues nace un hijo que será hijo de Dios mediante el bautismo y que será portador de esperanza y alegría para toda la humanidad. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Este domingo cuarto de adviento, que presenta la figura de la Bienaventurada Virgen María, puede complementarse antes de la celebración eucarística, como ya es habitual en muchos templos parroquiales: rezar el santo rosario o al final de la Eucaristía el ángelus. • Se puede hacer el rito de luz, que las familias las enciendan por cada uno de los hijos miembros de su familia, significando que cada luz es un hijo que brilla en la esperanza de la humanidad. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos y hermanas bienvenidos a la Eucaristía en el día del Señor, en este cuarto domingo de adviento, que prepara a vivir como comunidad el acontecimiento central de la salvación que en Jesucristo se encarna para nuestra salvación. La alegría de la salvación manifestada en esta celebración eucarística, señala el tiempo mesiánico en que Dios establece su morada en medio de su pueblo a través de su hijo Jesucristo. Vivamos esta celebración gozosa siendo luz de las naciones como hijos de Dios. Monición a la Liturgia de la Palabra En María santísima contemplamos la Palabra de Dios hecha carne para la salvación de la humanidad. Ella la humilde sierva del Señor concibe en su mente y en su cuerpo la Luz de las naciones, para iluminar las tinieblas del pecado y llevar la salvación. Encarnemos la Palabra de Dios en nuestro corazón. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, presentemos a Dios nuestras súplicas por intercesión de María santísima y digámosle confiados: R. Escúchanos Señor. 1. Por intercesión de la Madre de Tu Hijo, te pedimos Señor por la Iglesia; para que, en el ejercicio de su misión, conciba a Jesucristo en su seno, y lo anuncie con palabras y obras la buena nueva de la salvación, roguemos al Señor. 2. Por intercesión de la Madre de Tu Hijo, te pedimos Señor pro todas las naciones de la tierra, para que llenemos de la luz de la alegría y de esperanza al mundo disipemos las tinieblas del pecado y la muerte de nuestros pueblos. Roguemos al Señor. 3. Por intercesión de la Madre de Tu Hijo, te pedimos Señor, por las madres embarazadas, por los niños huérfanos para que encuentren siempre en la sociedad padres y personas que los protejan en la defensa de la vida y en la protección de su crecimiento integral. Roguemos al Señor. 4. Por intercesión de la madre de Tu Hijo, te pedimos Señor, por las mujeres, niños y ancianos solos y abandonados, para que encuentren en los servicios de la comunidad la mano protectora y amiga que proteja sus derechos y restaure sus valores. Roguemos al Señor. 5. Por intercesión de la Madre de Tu Hijo, te pedimos Señor, por quienes mueren víctimas de la violencia, por los niños abortados; para que les concedas el eterno descanso y la salvación de sus almas. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Escucha Padre bueno, estas intenciones, y las que quedan en nuestros corazones, Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Mar 7 Dic 2021

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Diciembre 08 de 2021 Primera lectura: Génesis 3,9-15.20 Salmo: 98(97),1.2-3ab.3cd-4 (R. Lc 1,49) Segunda lectura: Efesios 1,3-6.11-12 Evangelio: Lucas 1,26-38 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Desde la riqueza de las lecturas sugiero tres posibles temas a meditar: 1) El misterio del hombre sin Dios o con Dios, en el cual evidenciamos la gracia y el pecado; 2.) Una mirada “contemplativa” de las maravillas que Dios ha hecho en el plan de salvación, llevar a la práctica la invitación del salmo: “cantar un cántico nuevo, porque Dios ha hecho maravillas” que se describen como bendiciones espirituales y celestiales en la segunda lectura; 3.) El camino del hombre y la mujer en el plan de Dios. Estas miradas temáticas se han de unir a la celebración entorno a la figura de la Virgen María, que encuentra matices de expresión como la bandera, las velitas y desde luego, la celebración de la “Primera comunión” de cientos de niños. E invito a no dejar pasar por alto la clausura del año dedicado a San José, patrono de la Iglesia, que hemos vivido por invitación del Papa Francisco en su Carta Patris Corde, “con corazón de Padre”. En la reflexión aquí compartida los invito a mirar el tercer tema: El camino del hombre y la mujer en el plan de Dios, imagen paradigmática que nos llega no solo en la figura de Adán y Eva, sino ante todo en María y José. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En los textos de hoy se nos presenta un Dios cercano, dialogante con el hombre, un Dios que no tiene miedo de confiar en el ser humano, sale a hablar con él, y cuando no lo encuentra lanza un poderoso grito, “¿Dónde estás?” al encontrarlo le pregunta “¿Qué es lo que has hecho?”. El hombre (masculino y femenino) se han ocultado porque tienen miedo de la voz de Dios, el texto hebreo literalmente dice: “oí tu voz y tuve miedo”. Su condición de pecado los ha llevado a saberse desnudos, se ha dado una cadena de engaños que los ha alejado de la obediencia a Dios porque han escuchado otra voz que no es la de Dios; ahora en su realidad de pecado han perdido la capacidad de diálogo y cercanía con Dios. El pecado se describe como un caer en el engaño, desobedecer a Dios y concretarlo en un “comer”, verbo que se repite cinco veces, así se evidencia que el hombre “se ha alimentado”, “ha probado”, “se ha sustentado” de la desobediencia. Dios en este diálogo misteriosamente les anuncia que no los abandona, que ha ideado de inmediato un “Plan Salvador”, que su proyecto tendrá un fin de victoria. El salmista invita a cantar un cántico nuevo por las maravillas que hace Dios, él revela su victoria, la cual es contemplada por todos los confines, ¡nada escapa a su presencia! En la segunda lectura se nos describe a manera de cascada las grandes bendiciones espirituales y celestiales de las cuales ha sido objeto el hombre. No hemos escuchado todo el himno (Ef. 1, 3-14), pero los versículos proclamados nos recuerdan tres grandes fases esas bendiciones: Elección, destinación y herencia. La Elección divina tiene como fin que seamos santos e irreprochables; la destinación que seamos sus hijos, acontecimiento que es para la gloria de su gracia y no una pérdida de su santidad; y por voluntad divina herederos en la condición de verdaderos hijos. Toda esta cascada de bendiciones que redunda en alabanza de Dios se realizan y/o acontecen en Cristo Jesús, es mediante Jesús que somos hijos y herederos, y en él es que recibimos de nuevo las bendiciones de Dios. El Evangelio nos presenta un diálogo entre el enviado de Dios: Gabriel y María, mujer virgen, desposada con un hombre llamado José. El famosísimo y conocido pasaje de la Anunciación. A las tres intervenciones del ángel corresponde las tres reacciones de María: Al saludo, “Alégrate, llena de Gracia, el Señor está contigo”, ella se conturba y piensa qué es este saludo (28-29); ante el anuncio de la maternidad (30-33), ella pregunta sobre ¿cómo puede pasar esto? Pues ella no ha conocido varón (34). Y ante la respuesta del ángel de una maternidad divina por obra de Dios para quien nada hay imposible, la reacción de María es de aceptar y confiar: “he aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”, literalmente, hágase en mi según el “mensaje”, “el asunto”, o el “suceso dicho”. En este encantador pasaje tenemos una serie de nombres de la Inmaculada. Lucas, el evangelista, la llama: “Virgen” y “María” (27); el ángel le da otro nombre: pues el saludo debió haber sido: “Alégrate, María, el Señor está contigo”, como se nota en vez de “María” la llama: “Llena de gracia”, y como María se pregunta sobre la causa de este cambio de nombre en el saludo, el mensajero le dice que se debe a que el “Señor está con ella”, para quien le parece extraño que María, Virgen sea la “Llena de Gracia” habrá que recordarle que Dios obra como le place, anda siempre haciendo maravillas, pues para él no hay nada imposible. Finalmente, ella misma se da otro nombre, ella se sabe María, responde a su nombre, confirma que es “virgen”, aunque su virginidad va más allá de conocer hombre queda en claro que lo es en verdad, lo de “Llena de Gracia” que le ha sido impuesto por Dios solo lo acoge con humildad y reacciona dándose otro nombre: “la esclava del Señor”. El Hijo de María es obra del Espíritu Santo, mientras el engaño de Eva fue fruto del mal. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El camino del hombre y la mujer en plan de Dios a ejemplo de María y José Dios sigue saliendo al encuentro y diálogo con el hombre, para ello su Plan maravilloso lo realizó al enviar a su Hijo, nacido de la Virgen María, la que él llama: “la Llena de Gracia”, ella supo reaccionar y escuchar al mensaje de Dios, confió en el poder de Dios; ella no está sola en esta misión, en este nuevo camino, ella cuenta con el hombre justo, con su desposado José. Las cascadas de bendiciones espirituales y celestiales se realizan según el benévolo plan ideado por Dios desde antes de la creación, el hombre ha sido elegido para ser hijo de Dios y en esta su naturaleza ser gloria de su alabanza. Esta nueva condición del hombre acontece en la persona de Jesucristo, él es la realización de la salvación, nótese que, en la anunciación, si bien la Virgen ocupa un lugar de importancia, el mensaje centra su arquitectura la presentación cristológica del Hijo de Dios. Es un texto lleno de sorpresas y misterio; María es como la zarza ardiente que vio Moisés, arde en ella el misterio de la maternidad sin consumir su virginidad; ella entra en el plan de Dios por su feminidad, Dios contó con ella como: virgen, esposa, madre. El pecado había interrumpido el diálogo fluido con Dios. Jesús, el nacido de María, es la voz de Dios, Él es la Palabra viva de Dios, de nuevo el hombre entra en relación dialogante con Dios. Y más tarde se nos presentará como el “pan vivo bajado del cielo” para que, así como en el pasado el hombre comió y se sació de la desobediencia, ahora en la nueva etapa de la salvación, el hombre “coma” se sacie de la obediencia de Dios, de la carne y la sangre del Señor. ¡Nunca un domingo sin el encuentro con Dios! Él nos espera para hablarnos, alimentarnos y llenarnos de toda clase de bendiciones espirituales y celestiales. Las lecturas en este contexto de celebración nos dejan grandes retos. Resuenan de nuevo las preguntas de Dios: ¿Hombre dónde estás? ¿Qué es lo que has hecho? Dónde estamos un domingo o día de fiesta del Señor, qué hacemos con los dones y bendiciones que nos da Dios. Las lecturas nos recuerdan las maravillas que ha hecho Dios en su Plan de Salvación, se nos ha recordado la gran bendición de la Encarnación del Hijo de Dios, en las entrañas virginales de María; estas acciones nos invitan a no tener miedo de la voz de Dios, no hay porque escondernos de su presencia, aprendamos de José y María a obrar conforme al amor que se nos comunica, a cambiar también nuestro nombre por el de “servidores, esclavos del Señor”. María y José supieron abrirse al diálogo con Dios. A nosotros se nos ofrece a Jesús, palabra viva de Dios, no nos cerremos en nuestro temor, abrámonos y acojamos a Dios. Y como si fuera poco, no solo llamados a hablar sino a comer, a saciarnos ya no de la desobediencia como en el pasado sino de la carne y sangre del Señor. Ojalá quienes hoy hacen su “primera comunión” y sus familias aprendan de verdad a sentir hambre de este súper alimento que nos ofrece Dios. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Que nuestra oración y contemplación sean el compromiso de ser esclavos de Dios; escuchar su Palabra, que cada uno haga su plan de lectura de la sagrada Biblia para esta navidad, y desde ya disponernos a contemplar, con los ojos de María y José, al Niño que nos nace y se hace pan en cada Eucaristía. Que nuestra oración y contemplación sean asumir el compromiso de no dejar pasar estas festividades sin asistir a las celebraciones de la Eucaristía para escuchar y saciarnos del Señor. ___________________ Recomendaciones prácticas: • Para cerrar este año dedicado a San José, proponemos la oración: San José, el hombre de los sueños, por familias, Movimientos apostólicos, servidores de la liturgia, etc. El texto lo tienen en el Manual de celebraciones para el proceso sinodal 2021-2023, que pueden descargar en el micrositio del sínodo de la página web de la Conferencia Episcopal de Colombia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos sean todos a esta celebración. La Iglesia nos ha convocado para que, como hijos amados de Dios elevemos nuestra acción de gracias por la abundancia de bendiciones espirituales y celestiales con que nos ha agraciado: En primer lugar, gracias por la mujer que él llamó: “Llena de Gracia”, la Inmaculada Concepción; gracias por el hombre justo que con su responsabilidad paterna cuido de los amores de Dios; gracias por este año dedicado al patrono de la Iglesia, a san José. Y no acaban aquí las causas de gracias, cada uno está invitado a dar gracias por su vida, su familia, por este momento de fe, por quienes hoy en tantos lugares reciben los sacramentos por primera vez. Que la alegría de esta solemnidad nos recuerde que somos deudores de la gracia de Dios. Participemos con inmensa alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra Hermanos un día el hombre tuvo miedo de escuchar la voz de Dios. Hoy estamos invitados para que, en silencio, con atención, y en un ambiente de calidez familiar escuchemos lo que nos tiene que decir Dios. Que las palabras de las lecturas que vamos a escuchar, caigan como gotas de consuelo y amor en nuestros corazones, y así las dejemos fructificar. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Proclamemos las grandezas de Dios Padre, que quiso que su Iglesia y todas las generaciones gozaran de las abundancias de sus bendiciones y supliquemos estas gracias pidiendo la intercesión de la Virgen María. Respondemos: R. Que la llena de gracia interceda por nosotros. 1. Señor, Dios nuestro, que has permitido que tu Iglesia se descubra en su condición de sinodalidad, concédenos la gracia de aprender a caminar juntos, que pastores y fieles aprendamos a escuchar, y a vivir las dinámicas de la comunión, participación y misión. 2. Señor, Salvador del mundo, tú que con eficacia diriges los destinos de la creación y de las naciones, concede que lleguen a los puestos de poder y autoridad solo aquellos que quieran colocar sus dones al servicio auténtico de los demás, y buscar la paz y la prosperidad de sus pueblos. 3. Señor, Padre de todas las bendiciones, tú que nos diste a San José y María como colaboradores insignes en el Plan de la Salvación, has que aprendamos de ellos a responder a tus llamadas y construir nuestro caminar según tu santa voluntad. 4. Señor, Custodio de la humanidad, mira los muchos dolores que hemos tenido que soportar, escucha nuestros gritos, llantos y oraciones y concédenos pronto tus santos consuelos con los cuales estas difíciles situaciones cada uno en su realidad pueda superar. 5. Señor, Alimento nuestro, que los cristianos que hoy se acercan por primera vez al banquete del altar nunca dejen de comulgar, y que en su vida cristiana crezcan en compromiso y verdad. Oración conclusiva Dios, Padre todos, concede a tu pueblo cuanto te ha confiado con la ayuda de la intercesión materna de la Virgen María, por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén.