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semana santa

Lun 11 Abr 2022

Celebrar bien y participar con fe

Se aproxima la fiesta mayor de los cristianos: la Pascua de Resurrección. - Estuvo caracterizada hasta hace poco por una especie de alto en el camino de toda la sociedad para darle un realce especial. Eso ya no es así y los cristianos, en concreto los católicos, deben hacer todo lo posible para que estos días tengan el carácter espiritual que les da la identidad específica y profunda. Todavía el calendario civil facilita las celebraciones religiosas dejando como días festivos el Jueves Santo y Viernes Santo, que se complementan con el Domingo de Ramos, la Vigilia de Resurrección el sábado en la noche, y el Domingo de Pascua. Queda aún, ciertamente, una buena posibilidad de realizar cuidadosamente las celebraciones de los días santos de la fe católica. Para que lo anterior sea realizable, la Iglesia y el pueblo de Dios cuentan con los sacerdotes que presidirán las liturgias de los días santos. Es de la mayor importancia que todos los actos que se realizan en la Semana Mayor estén preparados en la mejor forma posible y, sobre todo, celebrados con todo el cuidado e importancia que les corresponden. La liturgia de la Iglesia, celebrada con respeto y esmero, es de por sí toda una catequesis y posee un lenguaje muy propio, lleno de signos y palabras que alimentan y visibilizan la fe en los fieles. No conviene que las celebraciones de estos días santos se presten para ensayos, cosas raras, omisiones indebidas, pues se desdibuja el contenido de lo que se celebra y se debilita la fe. Ojalá cada sacerdote esté desde ahora preparando cada detalle de las celebraciones que presidirá y preparando muy sesudamente sus predicaciones para que los misterios de Dios sean expuestos y dados en abundancia a todos los fieles. En esta línea, no es de menor importancia la participación consiente y activa de todos los católicos que harán presencia en templos y otros lugares de celebración. Por fortuna, hoy en día este tipo de participación es más notoria en todos los niveles de la vida eclesial. Sin embargo, no está de más insistir en la conveniencia de aproximarse a los días santos habiendo realizado la confesión sacramental. De igual manera, de instruirse previamente para que se pueda obtener un mayor fruto de cada una de las celebraciones litúrgicas, que son abundantes en estos días. Una persona bautizada que realice todo el itinerario litúrgico y de actos piadosos que la Iglesia ofrece en la Semana Mayor podrá obtener mucho fruto para su vida espiritual y para su propia conversión. Conviene insistir, como se hace desde hace varios años en la Iglesia, en la importancia de que cada bautizado se preocupe por celebrar cristianamente estas fiestas de la Pascua y los días que la preceden. El “gran enemigo” hoy en día es el carácter absolutamente disoluto y vacacional que ha transformado unos días santos en simples días de recreación. Colombia tiene el privilegio de que no hay municipios sin parroquias y que en prácticamente toda la geografía nacional hay sacerdotes llevando las celebraciones de la fe. En el lugar que se encuentre un creyente comprometido puede contar con que la Iglesia le ofrecerá las celebraciones principales de su fe. Ojalá los fieles correspondan al esfuerzo que el clero hace en estos días por llevarle los misterios santos. Finalmente, celebrar bien la Semana Mayor y participar con gozo de este momento eclesial, ayuda mucho a mantener viva la fe, a consolidar la identidad de cada creyente y a darle a la sociedad colombiana, siempre agitada y polarizada, unos momentos de reposo, reflexión y fraternidad que están haciendo mucha falta. Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones Fuente: Dirección El Catolicismo

Dom 10 Abr 2022

Domingo de Ramos: “Aprendamos el camino del servicio, el perdón y la oración”

Fue la exhortación de monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de la Arquidiócesis de Bogotá, durante la solemne eucaristía del Domingo de Ramos, en la Catedral Primada de Bogotá, este 10 de abril. “Con los ojos y el corazón puestos en Cristo Jesús, que se entrega por amor a nosotros, y tras prepararnos en el tiempo de Cuaresma con la oración, la penitencia y el ayuno, aprendamos las enseñanzas de su pasión y gocemos de su Resurrección”, señaló el prelado al indicar tres caminos para el seguimiento a Jesús, para vivir como discípulos misioneros: “Jesús es servidor de la humanidad, se hace el menor. Aprendamos a ser el último” Ante el altercado de los discípulos por saber quién era el más importante les recuerda que el que quiera ser el primero se haga servidor de todos. Debemos entender la autoridad como servicio a los sencillos, a los humildes, a los más pobres. La autoridad es para servir no para someter. Promovamos la economía de servicio no de la acumulación. “Jesús es maestro del perdón. Aprendamos a perdonar con la ternura de la misericordia” Ante la negación de Pedro Jesús no tiene mirada condenatoria sino de amigo y de misericordia. Hoy, Él nos sigue mirando con ese amor y compasión. “La oración de Jesús permite encontrar la voluntad del Padre. Intensifiquemos la oración” Esta sea una semana para la oración. Oremos por nuestras familias, por Colombia, y para que el Señor nos enseñe a perdonar. Se necesita ternura para perdonar y esto se encuentra en la oración. Finalmente, monseñor Luis José invitó a leer los capítulos 22 y 23 de San Lucas, “en los que se encontrarán con el rostro de Jesús vivo” y pidió a la Santísima Virgen María su auxilio e intercesión por la reconciliación, la unión y solidaridad en Colombia y en el mundo. Fuente: Of. comunicaciones arquidiócesis de Bogotá

Dom 10 Abr 2022

Un mundo en contravía

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía – La historia que la humanidad ha tejido por siglos, después del acontecimiento de Cristo Jesús, no es la de construir con Él y con los cristianos una cultura y civilización explícitas, que desarrollen su proyecto: el de la soberanía del Amor, que une a las personas con un sublime sentido de Dios, y une a las personas entre sí, con un horizonte infinito de “perfección en el Amor”. Si bien muchas vidas humanas ayer y hoy profesamos abiertamente nuestra fe en Jesucristo, no alcanzamos en estos tiempos a marcar una incidencia cierta, real, efectiva, en un concepto unívoco del comportamiento cristiano. Y mucho menos darle rostro cultural, social, ambiental, estructural y universal a una “tendencia de humanidad”, a ese “pensamiento catedral” que plantea el filósofo australiano Roman Karznaric: “superar la mentalidad del aquí y del ahora y de los proyectos egoístas y monopolicos, para concentrar esfuerzos en el proyecto a largo plazo que le dé sostenibilidad y certeza de futuro a las sociedades”. En su obra, “The Good Ancestor” (El Buen Antepasado), el sociólogo y político de Cambridge afirma contundentemente: “La era de la tiranía del aquí y el ahora es la gran responsable de la crisis que está enfrentando el mundo”. Y añade: “el pensamiento catedral, inspirado en las catedrales europeas del medievo, que demoraban siglos en construirse, es la gran salida que el mundo necesita para consolidar su futuro”. Volver al rostro y al ser que reveló Dios en la Encarnación, en la persona y propuesta de Jesús, en su oferta de salvación y restauración, en su plan de libertad ascensional por la vía del espíritu que trasciende y unifica, que nos pone a pensar en grande y en colectivo al mundo, que clava su cruz de No Violencia y de Perdón en toda consciencia que lo invoca: esa es la actividad espiritual, intelectual, comunitaria devocional y litúrgica, a la que nos convoca la SEMANA SANTA 2022. Quizás estemos en las últimas oportunidades antes del caos humano, de la impotencia para reemprender el proyecto de Jesús. Es una luz de salvación en medio del fulgor mortal de las bombas , de la guerra, de sus atrocidades, de su amenaza nuclear. Más que nunca, hoy es imposible quedarse indiferente. O quedarse proyectando al futuro el mismo aquí y ahora en que nos acomodamos. O, como también ocurre, seguir repitiéndose a sí mismo, creyéndose en el ego el intérprete obligado de los demás. Egos que luchan para que nada cambie. Egos que luchan para cambiarlo todo a su pequeña medida. Es un retrato para pensarnos la Pascua 2022. Una rama verde de olivo primaveral, o una hoja y rama de palmera en la “domenica in RAMIS palmarum” ( domingo de ramos), nos permita decir con certeza: ¡Jesucristo está Vivo! !Nosotros queremos VIVIR con Él! + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Jue 7 Abr 2022

Retornemos a la Semana Santa, evento de vida y salvación

Por: Mons. Gabriel Ángel Villa Vahos - En alguna ocasión, un intérprete fundamentalista de la Biblia me preguntó ¿y ustedes los católicos por qué celebran la Semana Santa, si en la Biblia no aparece la palabra Semana Santa, ni manda celebrarla? Así sucede cuando tomamos la Biblia como un código de leyes frías y no como una experiencia salvífica de un pueblo, en la que Dios viene al encuentro de la humanidad y lo lleva a plenitud con el envío de su Hijo Jesucristo. La primitiva Iglesia, deslumbrada por la realidad histórica de la muerte de Cristo, advirtió la necesidad de celebrar litúrgicamente este hecho salvífico, por medio de un rito memorial, donde, en obediencia al mandato expreso del Señor, se renovara sacramentalmente su sacrificio: Hagan esto en memoria mía (1Cor 11,25). Todo el acontecimiento redentor que celebramos en la Semana Santa está ampliamente atestiguado en la Biblia, y corresponde a los últimos momentos de la vida de Cristo. De este modo, en la también conocida como Semana mayor, conmemoramos, en el domingo de Ramos, la entrada en Jerusalén aclamado por los niños, los pobres, la gente sencilla; el jueves la celebración de la Cena pascual que da inicio a la Eucaristía; el viernes, el juicio y sentencia de muerte en cruz, en la Pasión del Señor; el sábado, la Iglesia medita el descanso de Jesús en el sepulcro y por último, en la Vigilia Pascual, revivimos la alegría de su gloriosa resurrección, evento fundamental de la fe cristiana. Este es el acontecimiento que celebramos los cristianos católicos y que en tiempos sucesivos se fue ampliando con las procesiones penitenciales. Pero en el corazón de la Semana Santa está la celebración litúrgica del Triduo Pascual, valga decir: pasión, muerte y resurrección del Señor, los días jueves, viernes y sábado-domingo con la Vigilia Pascual. Pues bien, lo acaecido históricamente hace más de dos mil años, la Iglesia nunca ha dejado de celebrarlo y en Tunja tiene una larga tradición, con las espléndidas celebraciones litúrgicas y las muy reconocidas procesiones, que datan desde la época de la colonia española. Después de dos años marcados por la pandemia del Covid-19, en los que nuestra Semana Santa estuvo limitada en su participación, que no en su celebración central, y ya mejoradas las condiciones de salubridad, retornamos a la celebración de la Semana Santa con las actividades acostumbradas. La Semana Santa no es propiamente una semana de vacaciones o de descanso, sino ante todo un acontecimiento religioso de fe y que, con algunas actividades de cultura religiosa, invita a la contemplación de los acontecimientos de los últimos días de la vida de nuestro Salvador Jesucristo aquí en la tierra, que con sentido de gratitud, seguimos actualizando cada domingo y de manera solemne en la Pascua de cada año. Reavivemos pues, el entusiasmo que ha caracterizado a Tunja en la celebración de la Semana Santa y vivámosla con espíritu de fe y aprendiendo del Divino Maestro el amor, el perdón, la solidaridad, el servicio, el respeto, valores hoy tan necesarios como urgentes en nuestra atribulada nación colombiana. + Gabriel Ángel Villa Vahos Arzobispo de Tunja

Mar 5 Abr 2022

Vaticano ofrece recomendaciones para las celebraciones de Semana Santa

A través de una nota la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ofrece a los obispos y Conferencias Episcopales una serie de orientaciones para las celebraciones de la Semana Santa de este año 2022. En la misiva, resalta que, ante la actual disminución de la pandemia, que varía según cada país, se invita a actuar con prudencia y siguiendo con respeto las normativas aplicadas por las autoridades civiles competentes. "La experiencia que han adquirido las Conferencias Episcopales en los últimos años permite ciertamente afrontar las diversas situaciones del modo más adecuado, vigilando que siempre sean observadas las normas rituales contenidas en los libros litúrgicos". Intención especial de oración por la paz del mundo y por Ucrania En el mensaje firmado por Monseñor Roche, presidente de la Congregación para el Culto Divino y monseñor Vittorio Francesco Viola, OFM, secretario de este Dicasterio, se recuerda también la insistente invitación que hace el Papa Francisco de unirnos en oración para pedir durante estos días Santos, por la paz del mundo entero "por los hermanos y hermanas que están viviendo la atrocidad de la guerra, de manera particular en Ucrania". "En la celebración de la Pasión del Señor el Viernes Santo, la liturgia nos invita a elevar a Dios nuestra súplica por la Iglesia y por el mundo entero. En la oración universal pediremos al Señor por los gobernantes (IX oración) para que los guíe en sus pensamientos y decisiones hacia la paz y libertad de todos los hombres, y por los atribulados (X oración) para que todos sientan en sus adversidades el gozo de la misericordia del Señor", resalta la misiva. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar nota a los obispos - SEMANA SANTA[/icon]

Vie 1 Abr 2022

Diócesis de Tumaco invita al Viacrucis por la vida y por la paz

“A la sombra de la cruz caminamos por la vida y por la paz”. Con este mensaje la Diócesis de Tumaco, comprometida con la cultura de la paz, está invitando a participar del Viacrucis, que se realizará este domingo 3 de abril. "En este camino a la Cruz, nos solidarizamos con todos nuestros hermanos y hermanas, familias y comunidades que se ven obligadas a cargar una cruz pesada y cuyos sufrimientos son causados por otros, sea por acción u omisión, por el irrespeto a sus derechos, por la indiferencia o la indolencia", señala un mensaje emitido por la diócesis. "Hoy, queremos elevar en este ejercicio del santo viacrucis nuestra oración de esperanza, y a la luz de la vida y de la mano de Santa Teresita, patrona de la Diócesis de Tumaco, ir recorriendo con Jesús, a la sombra de la Cruz, el camino de vida y de paz en nuestros territorios". La Diócesis de Tumaco, se une a la celebración que la UNESCO hizo al nombrar a Santa Teresita del Niño Jesús, como personaje relevante de la humanidad. "Por eso, este año será nuestra compañera de camino en este viacrucis que sembrará la paz en nuestro territorio". El Viacrucis por la vida y por la paz, es un evento que se desarrollará como anticipo a la celebración de la Semana Santa y recorrerá varias calles de la ciudad. Inicia a las 7:00 a.m. con una eucaristía presidida por monseñor Orlando Olave Villanova, obispo de la Diócesis de Tumaco.

Vie 1 Abr 2022

Subsidios: Niños y jóvenes podrán vivenciar de forma creativa la Semana Santa

Próximos a vivir el tiempo de Semana Santa y Pascua, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Departamento de Estado Laical, pone a disposición una serie de insumos con el fin de ayudar a vivenciar en niños y jóvenes una experiencia de Fe. Se trata de subsidios que brindan a la luz de la palabra, orientaciones para reflexionar, animar y celebrar la vivencia de estos días santos. Este material ofrece guías y elementos para el desarrollo de actividades didácticas y grupales donde niños y jóvenes podrán interactuar de forma creativa. Una vez más, el Departamento de Estado Laical, felicita y agradece el aporte realizado por las Jurisdicciones Eclesiásticas, quienes a partir de crear un ambiente festivo permiten profundizar en un aspecto específico del proyecto de Dios, concretizado en la celebración del misterio pascual. Descargar material AQUÍ: [icon class='fa fa-download fa-2x'] SUBSIDIO 1[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] SUBSIDIO 2[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] SUBSIDIO 3[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] SUBSIDIO 4[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] SUBSIDIO 5[/icon]

Vie 1 Abr 2022

Una humanidad crucificada

Por: Dario de Jesús Monsalve Mejía - Celebramos, en este 2022, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, desde la gracia de la fe, del Espíritu y la Iglesia. En el seno de esta humanidad e historia de hoy, signadas por la condena masiva de pueblos enteros a la masacre y al desarraigo, la Cruz y el Calvario de los crucificados se prolongan en un gigantesco “Viernes de Dolor” sobre la faz de la tierra. Los pueblos crucificados son la “continuación histórica del Siervo Sufriente", porque, como dice Jhon Sobrino, “al cargar con el pecado” de quienes convierten la humanidad en una pelea por la hegemonía, “se convierten en víctimas que comunican luz y salvación al mundo”. Sin caer en enfoques que reduzcan el don de la salvación en Cristo, o que justifiquen las cruces y el dolor de los pueblos como medios para lograr el bien de la humanidad, no podemos dejar de ver esta procesión mundial de crucificados a la luz de la vida, la cruz y la resurrección de Jesús. Estos pueblos son inocentes pasivos, víctimas del pecado personal, social e institucionalizado, que se traduce en desprecio y abuso por parte de quienes los someten al absurdo de las armas y del fracaso humano, disfrazado como guerra, subversión, insurgencia, contra insurgencia, empresa o iniciativa económica ilícitas. Son nuestros pueblos azotados por diversos actores armados, desplazados de su territorio o confinados en él, diezmados con asesinatos, reclutamiento y despojo. Son poblaciones como la de Ucrania y Rusia, sometidas por los tejemanejes internacionales a la enemistad, el odio, el sacrificio y la destrucción, con devastadores efectos en los países vecinos y en el bienestar mundial. ¿Podemos conmemorar la Pasión de Cristo, del Dios y Hombre hecho humanidad, solidaridad y salvación para todos, sin acoger este clamor de paz y por el cambio de culturas y de estructuras injustas? La Semana Santa 2022 nos haga comprender y experimentar en la vida personal la gracia de ser amados y perdonados, de ser hechos partícipes de la muerte y resurrección de Cristo, para que vivamos la vida como un continuo en sí misma, victoriosa ya sobre la muerte, sobre el odio y la culpa, abierta al ascenso infinito del espíritu que se absorbe la materia, encaminada hacia la perfección del amor y de la Alianza Eterna con Dios. No basta con “estar al pie de la cruz” ni con mirar desde la comodidad personal a quienes la cargan, en esta procesión de condenados a desgracia y muerte. Es necesario estar en la cruz misma, crucificados por la fuerza desmedida y generosa del amor al prójimo, a todo prójimo, sin excluir de la salvación, como despropósito del “perdón en Cristo”, a quienes tienen sus manos y mentes envenenadas de muerte y de codicia insaciable. ¡Tenemos qué ESTAR EN LA CRUZ! Ahí donde Jesús venció a las huestes del odio, del sinsentido y la inhumanidad. Ahí donde María estaba crucificada con el Hijo de sus entrañas, carne, huesos y sangre de su misma humanidad. Ahí donde el amor no puede serlo sino con el sobrepaso de todo sentimiento de odio, venganza, ira y mentira. Ahí donde impera la no violencia de quien está clavado de pies y manos para no ceder a la tentación de la fuerza. La comunión del Viernes Santo, unida a la Cruz proclamada en la Palabra, orada en la Oración Universal, y adorada con un gesto de amor ante el Santo Crucifijo, nos recoja este año a todos en intercesión por la humanidad entera, por las víctimas todas, incluidas las que la propaganda ideológica y mediática criminaliza y oculta para mantenernos divididos. Oremos unidos por la rendición de todo corazón humano ante el Corazón Sangrante de Jesús y el Inmaculado Corazon de María. Invito a todos a tener en sus manos, ante sus ojos, en sus oídos y corazones, la sentida e inspirada ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, hecha por el Papa Francisco el pasado viernes 25 de marzo, para consagrar a Rusia y Ucrania a la Santísima Virgen. Sea una infaltable oración de toda familia católica, en toda comunidad e institución, difundida por todos los medios posibles, el Viernes y Sábado Santo. La imagen de La Dolorosa, desde la noche del Viernes Santo y durante el gran silencio del día, en el Sábado Santo, nos recoja ante la Cruz y El Crucificado, quien en su santa resurrección nos muestra las manos con sus llagas y el costado abierto por la lanza. “Con Cristo estoy crucificado. Y no vivo yo: es Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2,20). Ante una humanidad crucificada, nadie quede por fuera de nuestra súplica al Dios Misericordioso. El “PERDÓNALES” de Jesús esté en los labios de las víctimas y de todo creyente, que no solo se postra ante La Cruz, sino que crucifica en su corazón todo sentimiento y toda actitud contra sus semejantes. El “perdónanos como también nosotros perdonamos” resuene como oración común allí donde “dos o más se reúnan en mi nombre”. ¡Mi saludo, bendición y abrazo fraterno en esta Pascua! En el nombre, la presencia, la palabra, el poder y el Espíritu de Jesús, Amén. + Dario de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali.