Jue 30 Ene 2025
Episcopado colombiano destaca la misión de los consagrados como peregrinos de esperanza en tiempos de conflicto e incertidumbre
Como cada año, el próximo domingo 2 de febrero, en el marco de la Fiesta de la Presentación del Señor, la Iglesia colombiana se unirá a la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. En esta ocasión, en el contexto del Año Santo, la celebración estará inspirada en el llamado hecho por el papa Francisco: ser “Peregrinos de Esperanza, por el camino de la paz’”. La mayoría de las jurisdicciones eclesiásticas del país aprovecharán este momento especial para celebrar durante los próximos días el Jubileo de la Vida Consagrada.En representación de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Joaquín Humberto Pinzón Güiza, vicario apostólico de Puerto Leguízamo-Solano y presidente de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, envió un mensaje reconociendo la importancia de esta misión en un país como Colombia, donde los escenarios de conflicto y violencia que persisten, son también los caminos por los que cientos de consagrados y consagradas peregrinan a diario consolando a las comunidades con el mensaje de Cristo.“El Papa Francisco nos desafía a todos los religiosos y religiosas a vivir el Jubileo de la Vida consagrada con el lema ‘Peregrinos de Esperanza, por el camino de la paz’. Esta invitación nos llega como una luz en medio de las tinieblas, especialmente en un contexto donde la incertidumbre y la desesperanza parecen ganar terreno”, expresó monseñor Pinzón.Compromiso con los pobres, cuidado de la creación y fraternidad universal: rutas para la misión en ColombiaDe acuerdo con monseñor Joaquín Humberto, el mensaje enviando por el Dicasterio para la Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica al respecto resalta tres pilares fundamentales para la vida consagrada:1. Compromiso con los «últimos», los pobres:Escuchar y acompañar a quienes viven en situación de pobreza y exclusión.2. Cuidado de la creación:Promover la protección del medio ambiente (la casa común) como signo de responsabilidad y amor hacia la obra de Dios.3. Fraternidad universal:Fomentar el encuentro y la solidaridad como medios para superar divisiones y construir una sociedad reconciliada.Estos principios, según monseñor Pinzón, deben ser acogidos como una hoja de ruta para que los consagrados en Colombia continúen siendo “profetas de esperanza” en medio de tantas comunidades rurales y urbanas que claman por la reconciliación y la justicia social. De acuerdo con el Obispo, el acompañamiento espiritual, el rol educativo y la asistencia humanitaria que prestan, se convierten en signos tangibles de esperanza para el país.Un llamado a celebrar y propagar la esperanzaEl Jubileo de la Esperanza también es una ocasión para fortalecer el compromiso de los consagrados con su misión. “Siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo, agradezcamos, celebremos y fortalezcamos nuestro Sí, haciendo eco de la oración del Jubileo y pidiéndole al Padre que el Espíritu Santo despierte en nosotros la bienaventuranza y la esperanza en la venida de su Reino”, concluyó monseñor Pinzón.Material para la celebración del Jubileo de la Vida Consagrada en ColombiaAunque en Roma el Jubileo de la Vida Consagrada se llevará a cabo durante el mes de octubre, aprovechando esta jornada, varias jurisdicciones eclesiásticas del país anunciaron la celebración de este Jubileo durante el primer fin de semana de febrero. Para ellos y para las demás Iglesias particulares y congregaciones, los Departamentos de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y la Secretaría General de la Conferencia de Religiosos de Colombia (CRC) han elaborado una propuesta orientadora.El documento propone vivir este acontecimiento en dos momentos, así lo explica el padre Juan Manuel Beltrán Urrea, director de estos departamentos en la CEC:“En un primer momento, preferiblemente el 01 de febrero, junto con nuestros agentes pastorales, llevar a cabo acciones concretas de misericordia, con los más necesitados de nuestro territorio: recluidos, ancianos, huérfanos, pobres, enfermos, niños, jóvenes, desplazados; compartiendo con ellos el servicio de la caridad y la esperanza en un Cristo vivo y resucitado que camina junto a nosotros y comparte nuestras alegrías, tristezas, sueños, anhelos y que da sentido a nuestra historia.Al peregrinar al encuentro de nuestros hermanos más necesitados, podemos vivir con ellos una lectura orante de la Palabra, una celebración eucarística, una conversación en el espíritu, etc.; teniendo como centro el ágape o compartir fraterno, expresión de nuestra solidaridad, compromiso y generosidad, desde nuestra entrega material y espiritual, en la mesa común, donde los hermanos celebramos la alegría de ser una sola familia de discípulos misioneros de Jesús.En un segundo momento, el día 02 de febrero, en cada una de nuestras jurisdicciones eclesiásticas (Arquidiócesis, Diócesis, Vicariatos), preferiblemente, junto con nuestros pastores, celebremos la Eucaristía, en comunión con todo el pueblo de Dios, para festejar la vida, la acción de gracias, en este jubileo, que nos anima a ser «Peregrinos de esperanza, por el camino de la paz», con el deseo de contribuir a la búsqueda y construcción de la paz, la justicia, la fraternidad, la amistad social y demás valores humanos y cristianos”.Para descargar el material preparado por la CEC y la CRC, haga clic aquí.Vea el mensaje del presidente de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica: