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Opinión

Sáb 3 Sep 2016

Condiciones para ser discípulos de Jesús

Por Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo - Dice la Palabra que a Jesús, el Maestro, el Señor, lo acompañaba mucha gente…, seguramente que Jesús siente alegría, por el hecho de saber que mucha gente lo sigue; pero no por eso, Jesús se ahorra la responsabilidad de aclararles el motivo de su predicación y la responsabilidad que implica ser sus discípulos. Dice Lucas “Miles de personas le seguían”. Entonces Jesús, en vez de atraerlos con promesas como suele suceder, pone a la multitud en el más fuerte aprieto, cuestionando la “sinceridad de la adhesión”. Ejemplos: “Te seguiré Señor le dice alguien”, Él se vuelve hacía aquella persona y le dice: “El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (Cfr Lc, 57-58). Por lo tanto, quienes se quieran dedicar a predicar el evangelio deben ser libres frente a las presiones y frente a las preocupaciones. De las primeras se puede liberar no poseyendo bienes, pero de las preocupaciones solo se libera confiando absolutamente en el cuidado “paternal de Dios” (Lc 12,22-34). Teniendo en cuenta éstas advertencias Jesús se dirige directamente a la multitud y les plantea, ¿Quieren ser mis discípulos? Deben entonces tener presente los siguientes principios: Claridad en los vínculos familiares Frente a los valores el verdadero discípulo debe tener claro que el primer puesto lo ocupa el Señor, aún frente a los padres. La lógica de los mandamientos lo expresa. Primer mandamiento: “amar a Dios sobre todas las cosas…” Cuarto mandamiento: “Honrar padre y madre…”. Recordemos el capítulo 12 del mismo evangelista Lucas, donde Jesús mismo se declara como objeto de discordia en la familia. “No he venido a traer paz sino división; de ahora en adelante habrá división: “los hijos contra los padres…”. Los mismos parientes de Jesús en algún momento pensaron que estaba loco (Mc 3,21; Jn 7,3-5). Claridad en mis condiciones y fuerzas La máxima que Jesús propone no es la de los griegos: “Conócete a ti mismo”; Jesús, en cambio, a quienes quieran ser sus discípulos les propone la siguiente máxima: “Niégate a ti mismo”. Jesús conoce cuan frágil y engañoso es el corazón de la persona. Jesús es el Maestro y el Señor, a manera de reto, nos invita a “descalificarnos a priori”; es decir, a dudar de nuestras estrategias, de nuestras fuerzas, de nuestro márquetin, de nuestras planeaciones, para confiar en la gracia y en el poder salvador de Dios Padre (Para Dios nada es imposible). Es una metodología bien extraña e incomprendida por el mundo súper planeado de hoy. Se trata de un método bastante útil, porque consiste en evaluar las fuerzas humanas con las cuales queremos seguir los postulados del evangelio y aún la vivencia de lo simplemente humano (Cfr Rom 3,4; Sal 115, 2). “Perverso el corazón e impenetrable, ¿quién podrá conocerlo? (Jer 17,9). “Maldito el hombre que confía en el hombre” (Jer 17,5). Dice la Palabra: “Jesús no se fiaba de los hombres, porque los conocía a todos” (Cfr Jn 2,24; Mc 8,34; (Mt 10,38). Claridad en la opción La opción, sea la que sea, debe ser en absoluta libertad, el secreto está en entender el significado de la libertad. En clave de fe, en clave bíblica, libertad es “ser lo que se es”, ser y obrar de acuerdo por lo cual se ha optado. Se opto por ser discípulo de Jesús, pues se debe vivir como discípulo del Señor. Se opto por ser esposo o esposa, se debe vivir como tal. Se opto por ser sacerdote, se debe vivir como sacerdote. Se opto por ser religioso, se debe vivir como religioso. Se opto por ser maestro, se debe vivir como maestro. Médico, abogado, ingeniero, servir público… Se opto por seguir a Jesús, bien, recordemos que el gran secreto de Él es la predicación del Reino de Dios, el cual es un don absolutamente gratuito de Dios, pero en el cual se debe permanecer asumiéndolo con plena libertad y entrando por la puerta estrecha del sacrificio y de la cruz. Cuando la opción es en Jesús, la cuestión consiste en salvar la vida en Él (Lc 9,24-ss). El evangelio de hoy nos insiste en la necesidad de estar atentos, a medir nuestras fuerzas, no con estrategias y planeaciones meramente humanas, no. El evangelio y en su generalidad la Palabra de Dios nos recuerda nuestra propia debilidad; no lo dudemos, “somos frágiles y sin Dios nada somos” (1 Pe 5,8-ss; Mt 10,39). No se nos olvide lo que dice la Palabra: “Sin mi nada pueden hacer” (Jn 15,5). Sin Dios somos nada, con Dios somos todo. El movimiento “cursillistas de cristiandad” tiene este lema que nos puede servir: “Cristo y yo, mayoría aplastante”. San pablo nos dice: “ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi”. Confianza, confianza, absoluta en Dios Padre, misericordioso, es lo que necesitamos hermanos, si de verdad queremos ser fieles a la vocación que cada uno hemos recibido del Señor, vocación por la cual cada uno ha optado con absoluta libertad. Recordemos lo que dice el Señor a sus discípulos en el capítulo seis de San Juan: “¿Ustedes también quieren marcharse?”. A manera de conclusión El evangelio de este domingo nos invita a decir definitivamente no a la mediocridad, no a las conversiones a medias, no a los entusiasmos sin renuncias y sin discernimiento. Hermanos, no vale la pena ser discípulos a medias. No es buena la mediocridad. No podemos jugar a dos bandos. No podemos servirle a Dios y a las cosas al mismo tiempo. Somos o no somos. Quien busca a Jesús sin cruz, encontrará la cruz sin Jesús. “Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío”. No nos hagamos ilusiones no hay discipulado sin cruz, no hay vida sin cruz, no hay vocación sin cruz, no hay servicio sin cruz. La opción es con la cruz a cuestas. Finalmente, no se nos olvide, queridos hermanos, lo que nos dice el Papa Juan Pablo II: “La cruz es sobreabundancia de amor de Dios hacía el mundo”. Cuando se ama de verdad, verdad, cuando se ama anteponiendo siempre el amor de Dios, la cruz se hace ligera y se asume como señal de redención. Sin amor no hay cruz y sin cruz no hay amor. Quien no es capaz de renunciar a algo por amor, no ama realmente. El amor es la medida de todo (1 Cor 13). Dios es amor, por eso, Dios es la medida de todo. “Dios lo es todo”. Tarea Continuar con la lectura del libro del Eclesiástico. Monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo Obispo de la diócesis de Florecia

Vie 2 Sep 2016

La comunicación de la incomunicación

Por Mons. Froilán Casas - Hoy las relaciones personales son un desastre. Las buenas maneras de otrora en ciertos ambientes sociales, son cosas del pasado. Nos hemos acostumbrado tanto a las groserías que nos da miedo pedir, cuando se debiera exigir, respeto por el otro. Hoy se atropella al vecino de la manera más olímpica. Lo más grave de todo es que ignoramos al otro. Vives comunicándote con los de afuera e ignoras a los cercanos. Aparecen nuevas drogas alucinógenas y adictivas. Vives en el “ciberespacio” y te apartas de la tierra por “conversar” con aquellos que no comparten tus sentimientos. Estás labrando tu más cruel soledad. ¿De qué te sirven tener tantos “amigos”, si al final te quedas con ninguno? Los espacios de diálogo en casa se han perdido, cada uno vive su mundo. El colmo de la mala educación se da a las horas de las comidas -si es que están reunidos-, en donde cada uno empieza a “dialogar” con el exterior. Tu cónyuge, tus padres, tus hermanos, tu familia, te importan un pepino. ¡Qué mal educado eres! Después te quejas que a ti nadie te comprende. Pero si tú eres un grosero al negarte a encontrarte con los tuyos. En mi oficina no tengo el teléfono móvil, lo tiene la secretaria; para mí, el más importante eres tú que vienes a hablar conmigo. Tú eres el centro de mi atención. Yo quisiera que hubiese una norma que prohíba el uso del teléfono en los ambientes de trabajo, sobre todo cuando se trata de atender al público. Quien llega debe ser el centro de mi atención no el equipo de comunicación. Hay un prurito de “tecnología” y de arribismo, por mostrar el celular de última generación. ¡Qué dependencia! ¡Qué adicción! La gente tiene el síndrome de la comunicación ignorando al que está al lado. Hay personas tan descaradas que se ponen audífonos estando junto al otro, para no estar con el otro. ¡Qué grosería! El nombre Carreño es ignorado totalmente y su famosa urbanidad, menos. El hombre de hoy vive aislado en medio de tantos artefactos. Cada quien llega a la casa a seguir hablando con el exterior. El abrazo, el beso, la expresividad afectuosa se ha cambiado por los impersonales: ¡Hola! ¡Qué hay! De esta manera vivimos en el peor aislamiento. En cierto sentido me encanta cuando no hay señal para el internet, por fin podemos hablar sin interrupción. ¿Por qué tenemos que llevar el trabajo del taller, del negocio, de la empresa, de la oficina a la casa? Acaso, ¿no es el hogar el nido para compartir con la familia? Sigue con los de afuera y estés seguro que ellos no estarán al lado tuyo cuando estés viejo, enfermo o sin trabajo. De qué te quejas de la vida si eres huraño y narciso, no has tenido tiempo para compartir con los tuyos. Por favor, apaga tu teléfono celular a las horas de las comidas y a la hora de tu descanso. Si no tienes tiempo para los tuyos, menos tendrás tiempo para hablar con Dios. Sigue construyendo tu propio búnker y al final estarás sólo y abandonado viviendo lleno de aparatos de comunicación. Monseñor Froilán Casas Obispo de Neiva

Mié 31 Ago 2016

Un café sin Galat

Pbro. Raúl Ortiz Toro - Para los que no tienen idea de lo que voy a comentar, José Galat es el director y presentador de un programa sobre asuntos religiosos transmitido por un canal de televisión colombiana llamado Tele Amiga. El programa se llama: Un Café con Galat y cuenta con una audiencia relativa, conformada sobre todo por personas de identidad católica. Nunca he visto uno de estos programas por voluntad propia sino por necesidad, para responder a preguntas que me hacen las personas que lo ven o que se encuentran con sus videos en youtube. Se ha ido lanza en ristre contra el Papa, el Señor Cardenal, contra los Obispos, contra los sacerdotes y contra cualquier autoridad eclesiástica que no se someta a sus ideas. Ante muchas preguntas que le han hecho sobre si él piensa que el Papa Francisco es un papa falso él aclara que no dice eso pero siembra las dudas en los televidentes. El tono de Galat es milenarista, habla con facilidad del fin del mundo, de los últimos tiempos, del anticristo, del antipapa, etc. Me había resistido a comentar algo sobre este programa porque lo veía intrascendente pero la verdad sea dicha y es que si logra causar en tan solo una persona algo de desconcierto, entonces no es tan irrelevante el asunto. Y en la actualidad no es solo una, sino muchas. Tengo una lista larga de desafueros y de inconsistencias doctrinales que predica el señor Galat pero la gota que rebosó la copa de mi paciencia fue una aseveración temeraria en el programa del 18 de mayo de 2016 que aparece en youtube con el nombre “Obedecer a Dios o al Papa”. Un televidente le hace un comentario telefónicamente en estos términos: “Por el discernimiento que he hecho al ver sus últimos programas puedo concluir que el Papa Benedicto es el único Papa real y el Papa Francisco no es un Papa genuino, y si no es el anticristo es el que le va a hacer la antesala al anticristo…” A lo que el señor Galat responde: “Yo aquí en ningún momento he dicho que el papa sea falso o sea inauténtico, esas calificaciones no las he dicho para que después no me calumnien. Sí hacemos consideraciones… En la Iglesia ha habido por lo menos 40 antipapas… Hasta el siglo XV hubo esos cuarenta antipapas, pero desde entonces hasta acá se puede decir que en estos quinientos últimos años no ha habido ningún antipapa hasta Benedicto XVI, es lo que podemos decir. Entonces, mucho ojo, muy alerta tiene que estar la gente”. La falacia es sencillamente evidente. Afirma que él nunca ha dicho que el Papa Francisco sea antipapa pero asegura que solo hasta Benedicto XVI se puede tener la certeza de que en los últimos quinientos años no ha habido un antipapa. El sofisma no necesita explicación; que el señor Galat en su programa haga consideraciones sobre los temas del papado de Francisco es normal y hasta necesario para propiciar el diálogo: al conductor del programa no le ha gustado mucho que el Papa llame a una conciencia ecológica, ni que sea misericordioso y cercano con los pecadores, ni que haya escrito Amoris Laetitia sin anatematizar a los divorciados vueltos a casar por lo civil; eso está bien que en la Iglesia surjan espacios de diálogo para profundizar en la doctrina, pero lo que no podemos tolerar es que con esa excusa se busque manipular a la gente incauta queriendo imponer un punto de vista subjetivo que responde a una ideología integrista y no integral del cristianismo. Le recomiendo al señor Galat la entrevista completa que le hicieron al Papa Benedicto XVI y que apareció en su programa cortada con el título: “Por fin habló Benedicto XVI” en la que el Papa Ratzinger hace un gran elogio de su sucesor en estos términos: “Solo allí donde hay misericordia se extingue la crueldad, termina el mal y la violencia. El Papa Francisco se encuentra totalmente de acuerdo con esta línea. Su práctica pastoral se manifiesta precisamente en el hecho de que nos habla continuamente de la misericordia de Dios” (Avvenire, 16.03.16). Pbro. Raúl Ortiz Toro [email protected]

Lun 29 Ago 2016

Ni uno más!

Por Mons. Pedro Mercado - Este 30 de agosto celebramos el Día Internacional que recuerda a las Víctimas de Desaparición Forzada, crimen inhumano y terrible que en nuestro país ha dejado miles de víctimas. La desaparición forzada es la privación de la libertad de una o varias personas mediante cualquier forma -aprehensión, detención o secuestro- seguida de su ocultamiento o de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de dar cualquier información sobre la suerte o el paradero de esa persona, privándola a la persona y a su familia de recursos y garantías legales. Durante muchas décadas el problema gravísimo de las desapariciones forzadas pasó inadvertido para el Estado colombiano y para la comunidad internacional. Gracias a las denuncias valerosas de diversas asociaciones y grupos de la sociedad civil, realizadas en medio de terribles amenazas y persecuciones, se ha ido tomando conciencia de la magnitud del problema, provocando así la reacción de las autoridades política a nivel nacional e internacional. Pero a pesar de que existe hoy mayor conciencia sobre la gravedad de este delito, nuestro país sigue ocupando un indignante lugar entre los países del mundo con un mayor número de desaparecidos cada año. Crítica es también la situación de seguridad de numerosos defensores de derechos humanos y líderes comunitarios que han tenido la valentía de denunciar públicamente la persistencia de este fenómeno en varias regiones del país y por manos de distintos actores de violencia, incluido el Estado. A esta lamentable realidad se unen las altísimas cifras de impunidad de este delito. La celebración de este día conmemorativo, que nos recuerda a las numerosas víctimas, en Colombia y en el mundo, de este crimen terrible, es una oportunidad magnífica para renovar -como Iglesia y como sociedad civil- nuestro firme compromiso de luchar contra este flagelo, que tanta desolación y dolor ha sembrado en nuestra Patria. Hoy hay un grito, una voluntad, que a todos nos une: !Ni uno más! Mons. Pedro F. Mercado Cepeda Secretario Adjunto del Episcopado para las Relaciones con el Estado.

Dom 28 Ago 2016

Jesús, el Maestro, el Señor

Por Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo - Ahora Jesús, el Maestro y Señor, se encuentra en Jerusalén, la capital. Jerusalén es como toda ciudad capital, el centro de la administración y el lugar de convergencia de todos los ciudadanos. Allí se llega para realizar las principales acciones. Como centro de atracción en el campo religioso, se encuentra el gran templo, su majestuosidad y hermosura, era motivo de orgullo y punto de encuentro para todo buen judío. Jesús es invitado a comer en casa de un fariseo, ésta invitación tiene dos particularidades: 1. Es sábado, día sagrado, día de descanso y día prohibido para realizar cualquier acción así sea en beneficio de alguien. 2. Los mismos fariseos le están espiando – observando. Sin recortar los versículos 2-6, del texto bíblico, se encuentra que Jesús, en éste ambiente de invitado, sin restricción ninguna y con una libertad absoluta, frente a la ley y frente a quienes le invitan para espiarlo, realiza una acción de misericordia infinita: cura a un enfermo, se trata de alguien que sufre de hidropesía, Jesús, el Señor, le devuelve la salud y desde allí se desenvuelve la narración preciosa del evangelio de hoy. Jesús, el Maestro y el Señor, de observando pasa a ser el observador, de invitado pasa a ser el protagonista de la acción. ¿De dónde parte su enseñanza?, no de una teoría, no de algo que Él se imagina. Su gran lección inicia con aquello que está observando: “Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo”… La pedagogía de Jesús es práctica y contundente. Jesús enseña con su propia vida. Recordemos que es a los fariseos a quienes Él llama sepulcros blanqueados e hipócritas, y sin embargo, está allí, en casa de un fariseo, también ellos son objeto de su mensaje, también están invitados a la conversión. También están convocados a hacer parte del Reino de Dios. Ya lo decía el evangelio del domingo anterior, la salvación es universal, “Vendrán de oriente y occidente”. El evangelio de hoy tiene algo muy importante y central que decirnos: Jesús va por la vida enseñando: Jesús a donde va tiene claro que su misión es introducir la semilla del Reino de Dios, que debe generar en las personas una manera nueva de pensar y obrar. Nosotros hermanos, debemos ir al estilo de Jesús, por la vida enseñando, no debemos ser prevenidos, debemos obrar con libertad y sobre todo con limpieza de corazón. Un corazón recto y honesto no encuentra limitación para ir donde las personas de cualquier condición de raza, credo o clase social. El cristiano de verdad, verdad, es universal, porque universal fue su Maestro y Señor. Jesús lleva a repensar la vida: No lo hace con simples frases de efecto, ni con estrategias de márquetin, no. Jesús realiza su misión con análisis profundos y lo hace a través de la observación, la enseñanza y una aplicación práctica para la vida. Jesús va más allá de las reglas previamente establecidas por la cultura en sus diversos ámbitos sociales, económicos, políticos y religiosos. Para Jesús, el Maestro y Señor, lo importante es la persona en su contexto, en su situación, en su dolor, en su esperanza… A esto nos está invitando el Papa Francisco en el hoy de nuestra iglesia, dice el Papa, que todos, pero de una manera especial los laicos deben ser hoy los mejores transmisores de la fe, allá en su medio…, donde se desarrolla su vida cotidiana. El Papa está invitando a los laicos a ser fermento de esperanza y de vida cristiana en el mundo de la política y de la vida pública. Jesús entra en la vida cotidiana: El mundo presenta la vida como un hecho ya configurado, allí entra Jesús para enseñar que la vida está en construcción y para hacer entender que no todo está hecho, que es necesario confiar en Dios y en los demás. Jesús, el Maestro y Señor, va a la vida de cada ser humano y de cada comunidad para cuestionar y proponer. Con está dinámica del evangelio hace emerger de dentro de las conciencias desnudas la fuerza renovadora del Reino de Dios. Jesús, el Maestro y Señor, propone a sus interlocutores que descubran la mano creadora del Padre en medio del mundo y en medio del impulso arrollador del Espíritu Santo, quien es el único que realmente moldea el corazón de las personas según el querer de Dios. Con éstos criterios miremos la segunda parte del evangelio, su enseñanza y su aplicación. Enseñanza y aplicación válida también para nosotros hoy: “Cuando te conviden a una boda”, no estés preocupado por ocupar los primeros puestos. La enseñanza se da en el ambiente de una boda. Pero el mensaje es universal. La invitación es a tener presente que en la vida cristiana no pueden existir rivalidades por ocupar puestos de honor. La Palabra lo dice: “Los jefes de las naciones los tiranizan, pero no puede ser así entre ustedes; el primero de ustedes sea su servidor”. ¡Qué bueno entender mis queridos hermanos, que el secreto del buen cristiano es el servicio honesto y sin pretensiones! ¿Por qué tanto afán por ascender en los cargos, será por servir más y mejor o será por envidia, rivalidades o simplemente por avaricia? Por qué la corrupción, las divisiones y las peleas por cargos, será para buscar de verdad el bien común o será para ostentar poder y así sacar tajada para mis intereses personales? Pensemos algo más: ¿a quiénes invitamos a que sean nuestros amigos?, ¿con qué interés nos relacionamos unos con otros? La enseñanza del evangelio finalmente es contundente: “el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido”. La invitación es a que aprendamos de la vida. “Es la vida la que lo forma a uno”. No podemos andar por el mundo poniéndonos zancadillas los unos a los otros; debemos ser coequiperos, debemos impulsar nuestra unidad. El Papa francisco dice: “La unidad es superior al conflicto”. Si algo necesitamos, hermanos, entre nosotros, es unidad. Unidad e integridad de vida, vida equilibrada, vida honesta. Necesitamos unidad familiar, unidad en nuestros barrios y veredas, unidad en nuestros municipios, unidad institucional. Unidad, unidad…, sin unidad nos reventamos y nos revientan, pongámonos de acuerdo y luchemos por aportar esperanza y fraternidad. Jesús no desacredita la necesidad humana de compartir con quienes están a nuestro alrededor, que generalmente son nuestros amigos, no. Pero si invita a ir más allá: a tener en cuenta las necesidades de nuestros hermanos: “Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos”. En el lenguaje del Papa Francisco, se trata de ir a las periferias, ser callejeros de la fe. La invitación es a salir de nuestra zona de confort, a desinstalarnos para poder avanzar y permitirle a Dios que haga su obra. El Espíritu Santo nos dé la gracia de ser dóciles a sus mociones y sus impulsos. El Corazón Inmaculado de María, nos acompañe a recorrer las sendas de la fidelidad al evangelio. Aprovechemos el testimonio de nuestra madre, siendo sencillos, obedientes y simples en la vivencia de nuestra fe. No le pongamos mucha parafernalia a nuestra fe y se hará mucho más sencillo y simple vivirla. Tarea: Continuar la lectura del libro del Cantar de los Cantares. Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo Obispo de Florencia

Vie 26 Ago 2016

La mirada de un mendigo

Por: Mons. Gonzalo Restrepo - La mirada de un mendigo es triste y melancólica. En sus ojos se descubren los sinsabores de la vida y la tragedia de sus días, aquellos a través de los cuales tiene que mendigar para subsistir. Hoy, no me he resistido y me he quedado mirando fijamente al mendigo de la esquina. Lleva varios años allí tendido en la acera y ya ni siquiera tiene que hablar. Quienes le conocemos, lo vemos, lo miramos y él nos mira, extiende su mano y alguna moneda cae en sus palmas. Pero hoy, se ha quedado mirándome; y yo también le miré. Cualquier moneda puse en sus manos y seguí mi camino, pensando y reflexionando. Yo pudiera ser ese mendigo y no lo soy. Me pudiera faltar una pierna como a él, y tengo las dos. Pudiera estar peludo, barbado, mal oliente y desgreñado, sin importarme nada, y sin embargo soy de los que la gente llama un señor, o el doctor, o el ingeniero, o el arquitecto, o el sacerdote, o cualquier otro, pero con nombre y reconocido por muchos. A este mendigo ¿quién podrá reconocerlo? Creo que muy pocas personas. Quienes pasamos junto a él, y ni siquiera sabemos su nombre. Después de haber reconocido su mirada he quedado impactado. Esa mirada me reclamaba cariño, paciencia, perdón, y sobre todo, amor y compañía. Era una mirada de dolor y de desesperanza. El piensa: Nadie me espera. A nadie le importo. No tengo más que este pedazo de acera para estar, y en las noches me resguardo en cualquier parte. Estoy solo, necesito cariño, necesito que alguien piense en mí. Era una mirada de vergüenza, de desaliento y angustia. Cada día que pasa me vuelvo más viejo y cada día me siento más solo y despojado. Todo esto pude leer en la mirada del mendigo. ¿Por qué yo no soy un mendigo como él? ¿por qué yo tengo una familia y él no? ¿por qué yo tengo un trabajo, una profesión, un oficio, y él no? ¿por qué yo soy de lo que llamamos normal, y él no? No quiero responderme porque a muchas preguntas no tengo respuestas claras y sinceras. Lo único que quiero es descubrir, a través de esa mirada una llamada a mi corazón: tendré que ser mejor que siempre, no desaprovecharé el tiempo, trabajaré con amor y no sólo por el dinero como un mercenario; trataré de ser más justo con todas las personas, brindaré más cariño y seré más detallista; no daré lugar ni a la pereza, ni a la tristeza, ni a la ingratitud. Hoy, a través de la mirada del mendigo de la esquina, he descubierto la mirada de Dios, de Aquél en quien varias veces he dudado. Del Dios del amor y de la justicia, del Dios de todos los hombres. En su mirada he descubierto la mirada de todos los hombres que sufren la guerra y la injusticia, la soledad y el desprecio de la sociedad, el hambre y la desnudez. De los hombres que no tienen voz y que luchan por sobrevivir. En la mirada de aquel mendigo seguiré recreándome porque a través de ella he podido mirarme, mirar el mundo que me rodea con todas sus injusticias e inclemencias; mirar la humanidad sufriente y sobre todo, reconocer la voz de Dios que de lo más débil se vale para mostrarnos su fortaleza, y en lo más pobre nos refleja su gran riqueza. No hay otra mirada más limpia y acuciante que la de un mendigo. En sus pupilas, al reflejarse la humanidad doliente, también se manifiesta el Dios de todos los tiempos, de todas las historias y de todas las culturas. Por eso, puedo decirles: “he conocido a Dios a través de la mirada de un mendigo”. Nunca desaproveches la mirada de un mendigo. + Gonzalo Restrepo Restrepo Arzobispo de Manizales

Mié 24 Ago 2016

Atrevida intervención del estado

Por Mons. Froilan Casas - La familia es un bien natural inalienable. La familia tiene unos principios rectores de comportamiento social que deben ser respetados. Ordinariamente los regímenes totalitarios de derecha o de izquierda han pretendido siempre introducirse en el fuero interno de las familias. El Estado, en una sociedad democrática, ofrece educación a los niños, pero a la par respeta las creencias de los ciudadanos, -obviamente creencias que permitan el desarrollo de la convivencia ciudadana-. La educación sexual es fundamental en toda sociedad civilizada. Pero el Estado tiene sus límites en ofrecerla. Los padres de familia son insustituibles en la formación de sus hijos. La educación sexual que se ofrece en los establecimientos educativos no puede suplantar el papel de los padres en la orientación y formación sexual de sus hijos. Los padres deben estar atentos ante cualquier pretensión del Estado en imponer, sutil o abiertamente un “modo” de educación con orientaciones que obedecen a un horizonte hermenéutico materialista. El hombre no es solo fisiología, es también sicología y valores religiosos. No cabe duda que los gobiernos de turno a través del Ministerio de Educación Nacional, deben ofrecer una respetuosa y científica educación sexual. Los padres de familia deben estar vigilantes para que en las instituciones educativas impartan una seria educación sexual. Los padres de familia deben asociarse y protestar enérgicamente cuando un Estado totalitario capitalista o comunista pretenda imponer un determinado enfoque, sesgado y tendencioso, de instrucción sexual. Y no nos traten de trogloditas porque pensamos distinto. Tenemos, como ciudadanos qué opinar y hacernos sentir. Que no castren nuestro pensamiento so pretexto que estamos en una sociedad libre. Claro que una sociedad libre, pero a la vez, esto nos da derecho, como a los otros de expresar nuestros enfoques de vida. Que no nos vengan a mutilar nuestro pensamiento por darles gusto a los autodenominados librepensadores. Permítanos disentir y proponer. Esa es la verdadera democracia. Invito a los parlamentarios cristianos católicos y a los cristianos de confesiones distintas, a defender en el parlamento, -laboratorio de las leyes- el derecho íntimo e interno de las familias a exigir respeto por la formación sexual de sus niños. Se entiende que tal formación, derecho de las familias, no vaya en contra del Bien Común y de los valores naturales que exige una convivencia pacífica en una sociedad pluralista. Los planes y programas de educación sexual tienen mayor libertad cuando se trata de la educación secundaria y universitaria. Ya el chico tiene unos fundamentos vividos en su familia que le permiten tener discernimiento para ser crítico frente a lo oído, leído o visto. Lo que sí es claro es el derecho que tienen los padres de formar a sus hijos. En un Estado totalitario y marxista se llegaba a la escuela a hacer un ejercicio monstruoso: se le decía a los niños que le pidiesen a Dios pan. Obviamente el pan no aparecía. Entonces, a renglón seguido le decían: ahora pidan a Stalin pan. Inmediatamente llegaban las bolsas llenas de pan. Conclusión: Dios no existe. ¡Qué adoctrinamiento tan asqueroso y nocivo! Nunca como ahora los cristianos debemos estar atentos para que los gobiernos no gobiernen en contra de nuestra cultura. Monseñor Froilan Casas Obispo de la diócesis de Neiva

Lun 22 Ago 2016

Postulados sobre la paz

Por Monseñor Ricardo Tobón -Estamos viviendo en el país un momento complejo e importante. De una parte, se presenta una oportunidad para reducir la violencia y los atropellos que ha generado uno de los grupos armados al margen de la ley y, de otra, no se sabe a ciencia cierta a qué precio se llegará a ello. Si bien aparecen en nuestra sociedad algunas personas muy confiadas en los acuerdos que se están pactando en La Habana, otras, más bien, se encuentran en la incertidumbre y lamentan el desconocimiento y la confusión que rodean el “proceso de paz” iniciado. La paz nunca estará hecha; es un camino permanente, largo y arduo. En esta situación se me ocurren unas reflexiones que podrían ayudar a discernir la decisión que consciente y libremente debemos asumir en el próximo plebiscito; porque, en este momento, no es posible la indiferencia. Son como unos elementos de juicio o postulados para reflexionar y dialogar sobre este tema, a fin de formarnos políticamente, de crear convergencias y de hacernos responsables de las posiciones que debemos tomar. Todos queremos la paz, porque responde a una necesidad profunda de la persona humana y de la sociedad. No podemos politizar la paz o reducirla al pequeño proyecto de cada uno. La paz auténtica empieza en el corazón de cada persona; es artesanal. Si desarmamos los guerrilleros y armamos los corazones no vamos por buen camino. Todo proyecto que polarice al país le sirve más a la guerra que a la paz. Ninguno es dueño de la paz; cuando alguno se la apropia, la mata; si la paz no es de todos, no es paz. La paz es posible; no es una utopía o un espejismo. Cuando se percibe que la búsqueda de la paz no es recta, no es desinteresada, no mira al bien común, el pueblo ya no pide paz sino justicia. Cuando se pierde la verdad, tampoco se encuentra la paz. Para que haya paz, en cualquier ámbito, todos tenemos que ceder algo. Dialogar y negociar en un conflicto es mejor que pelear. Si aceptamos que podemos negociar y acordar algo para el bien de todos ya se ha logrado mucho. Un diálogo en el que las partes se cierran en sus propios intereses no es diálogo, porque no es búsqueda de la verdad y el bien. Sólo la rectitud y la verdad llevan a la confianza, condición indispensable para cualquier negociación. No todo es negociable en un estado de derecho. Para llegar a la paz no basta hacer acuerdos, hay que poner también otros elementos esenciales como educación, justicia social, solidez institucional. Si el pueblo no participa en la negociación, no la asume; gente por fuera de un acuerdo es siempre gente alzada en “armas”. Un buen acuerdo no hay necesidad de imponerlo por la fuerza, por el miedo o por la publicidad; si es bueno, por sí mismo atrae. La negociación hay que hacerla bien; de una paz mal negociada puede venir un conflicto peor. Cuando se acuerda la paz no basta dejar fusiles y bombas, hay que dejar también otras armas más peligrosas como el egoísmo, el engaño, la injusticia y la astucia. El diálogo y la negociación son efectivos cuando, en realidad, se dan el perdón y la reconciliación. De nada serviría firmar la paz con un grupo y acrecentar el odio y la división en el país. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín