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Opinión

Vie 5 Feb 2016

Zika y aborto, se justifica?

Por: Dra. Danelia Cardona - Una vez más hay pánico y desinformación respecto a una epidemia cuyo origen, diagnóstico y tratamiento sigue siendo incierto. El virus del Zika se aisló de un mono Rhesus por primera vez en 1947 que vivía en Zika,un bosque situado en el país Africano de Uganda donde la Fundación Rockefeller estableció en 1936 un centro de investigación para la fiebre amarilla que desde 1977 se conoce como Instituto de Investigación de Virus de Uganda. La manera como se ha propagado a occidente sigue siendo un misterio. Aunque obedece un poco a la trayectoria de otros virus de la misma familia como el dengue o el chikunguña, virus, que aunque genera enfermedad, hasta el momento ninguna se consideraba fatal o se asociaba con complicaciones graves para los mamíferos, incluidos los humanos. La sintomatología al igual que la de sus “primos” está dada por malestar general, fiebre, dolor muscular y articular, rash cutáneo, diagnóstico que en los tres tipos de virus se hace clínicamente, pues las pruebas paraclínicas diagnósticas son escasas, y en el caso del Zika, inexistente. La conexión con la microcefalia y otras malformaciones congénitas no se puede establecer como una asociación causal hasta que no hayan mayores estudios. Numerosos estudios científicos establecen que mientras no se demuestre que es una causal directa deben considerarse otras causas (etiologías). Nos sorprende que se implementen medidas de control poblacional para tratar de controlar una epidemia de un virus transmitido por vectores. El zika no tiene transmisión vertical madre-hijo, no entendemos la lógica de impedirle a las mujeres su derecho a la maternidad o de impulsar el aborto a través del temor y la falta de información para estas mujeres. Duele enormemente el caso de una mujer, que con 8 meses de embarazo, se le practique un aborto por un bebé que traía malformaciones congénitas, no sólo microcefalia, y que por lo tanto, no se podía establecer que las mismas se debían sólo al Zika. El aborto no es un derecho pues no existe ningún tribunal internacional de derechos humanos que así lo haya ratificado. Sin duda, ya la está aprovechando el lobby pro-aborto para liberalizar la legislación en Colombia, con ayuda de presión internacional como las Naciones Unidas y las grandes multinacionales abortistas. El gobierno debe preocuparse por ofrecer adecuada atención médica a las mujeres embarazadas con sospecha o diagnóstico de zika, esto incluye mayor número de ecografías, acceso a personal especializado, derecho a conocer toda la información disponible y a un adecuado acompañamiento que vaya más allá de ofrecerle el aborto. Tristemente el zika es más frecuente en los lugares con focos sociales más deprimidos y rurales, las mujeres necesitan información veraz, compasión y sentirse acompañadas. Vamos a habilitar un email address para remitir mujeres a nuestra red de especialistas, para fortalecer la campaña Fecundar vida y redes con las comunidades en las regiones a través de caritas Colombia. Danelia Cardona Lozada MD MRCPsych Médico Psiquiatra - Especialista en Bioética Dir. Dpto. Promoción y Defensa de la Vida Conferencia Episcopal de Colombia

Lun 1 Feb 2016

La virgen de la Candelaria en Medellín

Por: Mons. Ricardo Tobón: En el comienzo de la Iglesia, San Lucas destaca la figura de María. En el cenáculo, al lado de los Apóstoles están presentes algunas mujeres, pero sólo se recuerda por su propio nombre la madre del Señor. Esta presencia está vinculada a la perseverancia de la comunidad en la oración (cf Hech 1,13). En el inicio mismo de la comunidad cristiana está María, como miembro eminente de la Iglesia, impulsando la vida de oración, de fraternidad y de apertura al Espíritu Santo. Hay un contraste entre esta presencia y actuación de María cuando la comunidad de Jesús empieza a caminar y la discreta participación que tuvo durante la vida pública de su Hijo. Ahora está ella “con los hermanos de Jesús” (Hech 1,14) como llevándolos a que, cumpliendo la voluntad de Dios, pasen de ser su familia natural a ser parte de su familia espiritual (cf Mc 3,34). Lucas, al parecer, quiere mostrar que algo de la presencia del Hijo glorificado permanece en el rostro y en la actitud creyente de su madre. María aparece en Pentecostés no sólo como madre de Jesús, sino también como madre de la Iglesia. Ella ora con la comunidad, la conforta abriendo su corazón para que contemple las maravillas de Dios en ella, la llama a vivir la fidelidad al Señor, la dispone a tener un solo espíritu, la forma en la generosidad constante para realizar el plan de salvación. La relación entre María y la Iglesia, desde el principio, es fascinante y es un medio para vivir con fe profunda y renovada alegría el seguimiento de Cristo. Podemos decir también que desde el comienzo de la evangelización, hace ahora 400 años, en este Valle de Aburrá ha estado presente la Santísima Virgen María. Así nos lo sugiere la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria que, desde entonces, ha acompañado y presidido la vida religiosa y civil de nuestra comunidad. En esta venerada imagen tenemos, ciertamente, un signo de la cercanía y de la actuación de la Madre de Jesús, desde el principio, en medio de nosotros. Los invito a todos, sacerdotes, religiosos y fieles a que, con motivo de la fiesta de nuestra Patrona, revivamos la experiencia del cenáculo para “perseverar en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de María, la Madre de Jesús”. Entremos en la escuela de la Virgen para que aprendamos a ser una Iglesia diocesana más contemplativa y más misionera. Que con ella contemplemos la gloria de la divinidad que resplandece en el rostro de Cristo (Jn 1,14.18). Que con ella, también, salgamos todos sin miedo a evangelizar. Una Iglesia contemplativa que responde a los grandes desafíos de este momento configurándose más con Cristo, participando más vivamente de su misterio, asumiendo en serio la vocación a la santidad que brota del Bautismo. Esta no puede ser una Iglesia que vive de exterioridades y de programaciones intrascendentes. Como María tiene que entrar en el drama de la redención y desde allí decir un “sí”, al precio que le cueste, a los designios de Dios. Es hora de interioridad, de fidelidad y de valentía. Una Iglesia misionera que, con la cercanía de la Madre, aprovecha las grandes posibilidades que hoy tiene para anunciar la buena noticia de Jesús, se renueva con la permanente efusión del Espíritu para asumir los desafíos de la nueva evangelización, lleva a un encuentro personal y a un seguimiento permanente de Cristo, prepara evangelizadores competentes y santos, se entrega sin descanso por los más pobres y los más alejados del Evangelio y de la comunidad eclesial. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Lun 25 Ene 2016

“Muéstranos, Señor, tu misericordia”

Por: Ricardo Tobón Restrepo:Entremos con esta invocación del Salmo 85 en el año 2016. Que esta súplica, humilde y confiada, nos alcance la gracia de conocer mejor el corazón de Dios que está lleno de bondad y compasión para con todos; de ser profundamente sensibles, como él, frente a las necesidades y miserias de nuestros hermanos; de experimentar que en el camino que recorremos, a nivel personal o comunitario, no nos falta nunca la solicitud amorosa de su paternal providencia. A un nuevo año entramos siempre con inquietud frente a los serios desafíos que es necesario afrontar y con esperanza ante los logros y realizaciones que se podrán cosechar. Esto vale por lo que se refiere a los acontecimientos de la sociedad civil y también a la marcha de la Iglesia que avanza en la historia cumpliendo su misión. Es bueno mirar a la Iglesia así, en camino, en tensión permanente; sin caer en triunfalismos que ven todo realizado, ni en pesimismos que anuncian la decadencia y el fracaso. Los análisis negativos que se hacen, con frecuencia, responden a una comparación con una supuesta edad dorada que nunca ha existido. La lucha es una realidad permanente en la vida. Cada día, la Iglesia debe enfrentar retos nuevos, porque no está para conservar el mundo como es, sino para acompañarlo en una transformación, vislumbrando sus nuevas posibilidades. San Gregorio Magno tuvo la lucidez y el coraje, mientras la sociedad romana se desplomaba, de enviar monjes a evangelizar a los bárbaros. No podemos negar los problemas y las dificultades, pero es necesario ir adelante con la convicción paulina de que “el Evangelio es poder de Dios para salvar a todo el que cree”. No se trata, con un fundamentalismo nocivo, de empeñarnos en restaurar el pasado que ya no existe, sino de poner en acción la asombrosa capacidad que tiene el Evangelio para transformar la debilidad en fuerza. Basta que trabajemos con humildad, porque “llevamos este tesoro en vasijas de barro”. Concretamente, por lo que se refiere a la Iglesia, algunos miran con decepción el futuro por las dificultades que ella enfrenta. Sin embargo, la Iglesia nunca es una realidad terminada. Es la ilusión y el esfuerzo porque Cristo sea todo en todos. Sabemos que Dios va trabajando con esta “fuerza débil”, “que no cuenta”, para cambiar desde adentro el corazón humano y las poderosas dinámicas del mundo. No nos pueden paralizar ni el miedo ni la sensación de impotencia. La esperanza tiene que ser más fuerte que todas nuestras debilidades. Con esta convicción iniciemos este nuevo año. Tenemos muchas tareas que nos esperan. Debemos darle más vigor a toda la organización diocesana; seguir respondiendo a las crecientes exigencia administrativas; aprovechar cada vez más el ICAP, PROBIEN y Barrios de Jesús, instituciones que se renuevan según nuestras necesidades; continuar aprovechando las enormes posibilidades de la comunicación actual; buscar que se consoliden todos los lazos de comunión y de interacción para tener más vida y fecundidad en lo que somos y hacemos. Y todo, para lograr ser más eficaces y apostólicos en cuanto concierne a nuestra misión esencial que es la evangelización. Por tanto, para impulsar la catequesis, el trabajo pastoral con los jóvenes y las familias, la promoción de pequeñas comunidades e iniciativas de pastoral social. De un modo particular, pienso que debemos continuar consolidando el Centro Arquidiocesano de Evangelización, los Centros de Pastoral Familiar y la Fundación para la Educación. Este año, igualmente, nos espera poner en marcha el Centro Pastoral Pablo VI y la Fundación para las Obras Sociales de la Arquidiócesis. Feliz Año para todos y que el Señor nos muestre su misericordia. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Mar 5 Ene 2016

El directorio homilético

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo – El Concilio Vaticano II ha señalado el valor y la importancia de la homilía, mostrando su carácter litúrgico. En efecto, ella tiene un puesto específico dentro de la celebración de los santos misterios y está destinada a que el pueblo de Dios pueda participar en ellos de una manera más consciente y fructuosa. No conviene, entonces, pensar en la homilía por sí misma, como una pieza de oratoria, desarticulada de la Palabra de Dios y de la experiencia espiritual que vive la asamblea congregada para el culto divino. En el Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía (2005) y en el que se tuvo sobre la Palabra de Dios (2008) se ha pedido poner el mayor empeño en preparar y realizar adecuadamente la homilía. En el primero se decía que en la homilía debían resonar, a lo largo del año, los grandes temas de la fe y de la vida de la Iglesia. Las conclusiones del segundo, recogidas en la Exhortación “Verbum Domini” del Papa Benedicto XVI, señalan que predicar adecuadamente de acuerdo con la Palabra es “realmente un arte que debe ser cultivado” y se pide la elaboración de un Directorio, para que los predicadores tengan una ayuda útil para este ministerio. El Papa Francisco, en su Exhortación "Evangelii Gaudium'', trata ampliamente, en 25 puntos, el tema de la homilía. Concretamente afirma: “El valor especial que tiene la homilía deriva de su contexto eucarístico y hace que ella supere cualquier catequesis, siendo el momento más alto del diálogo entre Dios y su pueblo, antes de la comunión sacramental” (EG 137). Y añade: “La homilía no puede ser un espectáculo de entretenimiento, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, sino que debe dar fervor y significado a la celebración. Es un género peculiar, dado que se trata de una predicación dentro del marco de una celebración litúrgica” (EG 138). De estas orientaciones surge el Directorio Homilético elaborado por la Congregación para el Culto Divino y publicado en el primer trimestre de este año. Se ocupa de responder preguntas esenciales: ¿Qué es la homilía? ¿Qué implicaciones tiene? ¿Dónde encontrar buenos contenidos? ¿Cómo articularla en la liturgia? Allí se exponen también criterios esenciales: la homilía surge de las Escrituras dispuestas por la Iglesia en el Leccionario, está vinculada a la celebración en que se proclaman esas lecturas y a los ritos que conforman esa liturgia, exige necesariamente que quien la pronuncia se prepare con la oración, el estudio, la experiencia de Dios, el conocimiento de la comunidad a la que se dirige y el amor a la Iglesia. El Directorio está articulado en dos partes. La primera enfoca la homilía y su ámbito litúrgico; en ella se describe su naturaleza, su función, el contexto en el que está situada; la interpretación que conlleva de la Palabra de Dios, la preparación próxima y remota que exige. La segunda parte, “El arte de predicar”, expone las coordinadas metodológicas y los contenidos que quien hace la homilía debe tener presentes al estructurarla; así mismo, se sugieren algunas claves de aproximación a los textos para los distintos tiempos del año litúrgico. Luego, vienen dos apéndices: el primero ofrece referencias del Catecismo de la Iglesia Católica con relación a los temas bíblicos de los domingos en los tres ciclos litúrgicos; y el segundo contiene textos del magisterio sobre la predicación. Invito encarecidamente a los presbíteros y a los diáconos a estudiar y aprovechar bien el Directorio Homilético, a partir de este comienzo de un nuevo año litúrgico. Que sea una verdadera ayuda en lo que el Papa Francisco llama “una tarea tan importante que es preciso dedicarle un tiempo prolongado de estudio, oración, reflexión y creatividad pastoral” (EG 145). No olvidemos el cuidado que en ella han puesto los Padres de la Iglesia; seamos conscientes que para muchos fieles la homilía define la importancia y la eficacia de la celebración; recordemos que es el mejor momento que tenemos para la evangelización y la animación espiritual de nuestras comunidades cristianas. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Mié 30 Dic 2015

Promensas de año nuevo

Pocos momentos tan llenos de buenas intenciones como el primero de enero y en general todo el primer mes del año. Y también, pocos días tan realistas como los de fin de cada año para caer en cuenta que se pasaron 365 días en los que no se llevaron a cabo las buenas intenciones del inicio. ¿Qué nos hace falta o qué falla cuando se trata de poner en marcha las promesas y concretarlas? En primer lugar parece ser que no hemos logrado superar la eterna dicotomía entre lo urgente y lo necesario. Empeñados en miles de ocupaciones vamos saltando de urgencia en urgencia y posponemos lo que en realidad sería más estable: lo necesario para el futuro; por ejemplo, de este modo se privilegia el trabajo sobre un proyecto de estudio, o sobre un tratamiento para la salud. En segundo lugar, existe una palabra poco conocida pero muy practicada al punto que todos hemos tenido que ver con ella: “Procrastinación”. Es la acción de diferir y aplazar las cosas. “Si lo puedes hacer mañana, ¿para qué te preocupas hoy? Se ha vuelto típico en los estudiantes que siempre añoran la última noche antes del parcial o la tarea. Como tercera razón la inseguridad cada día es más frecuente y las dudas surgen cada vez que se quiere tomar una decisión. Resultan grandes ideales aplastados por esa mezcla de pesimismo y realidad que vuelve inseguras a las personas. El proyecto anhelado pierde piso de repente cuando aparece la idea de que es mejor no arriesgarse en un propósito que quizá va a quedar a media marcha por dificultades económicas, de tiempo o de voluntad. Precisamente, allí viene el núcleo del asunto; lo que san Agustín llamaba la enfermedad de la voluntad. Queremos ganarnos el cielo pero la voluntad enferma se inclina por el pecado. Sabemos que el cielo es un gran premio pero lo vivimos perdiendo por nuestro poco esfuerzo. Fijémonos en que las promesas que hacemos tocan todos los rincones de nuestra vida: desde el ámbito espiritual hasta lo material y terreno, pasando por la salud y el bienestar. ¿Qué podemos hacer? Sirve mucho hacerse planes concretos y trazarse metas cuantificables, evaluables, medibles. Por ejemplo, no es lo mismo decir: “este año sí voy a ir al médico”, que marcar en el calendario un día límite para gestionar la cita: “Hasta esta fecha tengo tiempo para buscar al médico”. Se trata de un mínimo proyecto personal de vida con metas concretas y alcanzables. Y en el campo espiritual también debemos ser específicos pues no basta con anhelar: “Este año voy a cambiar” ya que eso no dice nada. Quien quiere obrar un cambio en su vida debe decir: “Esta semana me propongo ser más tolerante con tres personas” de modo que el sábado usted se pueda preguntar si en realidad pudo cumplirlo. De modo que en este año 2016 debemos ser más concretos para que nos resulten las cosas. No nos quejemos de un supuesto abandono de Dios a nuestros proyectos pues su ayuda es constante y sin falta; más bien lamentemos nuestra falta de decisión por emprender planes que en verdad sirvan para nuestro crecimiento y que estemos asistidos por el Espíritu Santo pues lo que muchas veces ocurre es que “no sabemos pedir como conviene” (Romanos 8, 26). P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán [email protected]

Mar 22 Dic 2015

La Navidad una verdadera fiesta

Por: Mons. Gonzalo Restrepo Restrepo - Muy queridos hijos: Estamos terminando otro año en nuestra historia. Estoy seguro que todos sentimos que el tiempo está pasando muy rápido y en él se van sucediendo acontecimientos inesperados. Es la mano de Dios y su voluntad la que se hace presente en cada una de nuestras vidas personales, familiares y comunitarias. Por eso, con ocasión de estas celebraciones de Navidad y Año Nuevo los invito para que juntos, como hermanos, elevemos nuestras plegarias a Dios-Padre por sus bondades y su misericordia para con nosotros. La Navidad debe ser una verdadera “fiesta” en nuestra vida de fe. En este tiempo celebramos el nacimiento de Jesucristo, Dios que se hace hombre y viene a establecer su morada en medio de nosotros. La grandeza de Dios visita la pequeñez del hombre y se encarna, se hace hombre; de tal manera que en Jesucristo encontramos la “Palabra de Dios”, “El Verbo encarnado”, el “Emanuel”, el “Dos con nosotros”. Este tiempo de Navidad es tiempo de luz y de esperanza, es tiempo de fraternidad, de perdón y de reconciliación. Dios ha venido a todos nosotros, a toda la humanidad entregándonos a su Hijo Jesucristo y mostrándonos por medio de Él, su amor, su misericordia, su perdón y su redención. Por Jesucristo nos hemos levantado de nuestra postración, aquella que nos dejó el pecado y el egoísmo y nos condujo a separarnos de Dios. La Navidad es el tiempo de volver a entablar el diálogo con Dios descubriendo en Jesucristo al “Dios con nosotros”; pero sobretodo, es el momento de reconciliarnos en nuestros hogares, de tratarnos como hermanos, de olvidar y dejar atrás los resentimientos y de sembrar semillas de esperanza en los más próximos a nosotros. También celebramos el Año Nuevo. Terminamos el 2015 y se inicia el 2016. El Papa Francisco en su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz que celebraremos el 1 de enero del 2016, nos invita a que venzamos la indiferencia y conquistemos la paz. Es un llamado a que reaccionemos frente a la indiferencia que solemos tener en relación con los acontecimientos que no tocan directamente con nosotros, ni con nuestra vida ni con nuestra familia. Tenemos que reconocer que somos muy individualistas y que vivimos muy al interior y en relación sólo con nuestros problemas y nuestras preocupaciones. Lo que atinamos a decir cuando nos informamos sobre lo que sucede en nuestra comunidad, en nuestro país y en el mundo entero, es “qué pesar”, “no debía de ser”, “es increíble”. Pero, preguntémonos: ¿Realmente. Qué hacemos? ¿Cuál es nuestra posición al respecto? ¿Por lo menos oramos, nos dirigimos a Dios? Deberíamos reaccionar de otra manera. Es cierto que no tenemos la solución en nuestras manos, pero también es cierto que deberíamos comenzar por nosotros y nuestro entorno y cambiar aquello que es causa directa o remota de lo que sucede a nuestro alrededor y en el mundo entero. “Vence la indiferencia y conquista la paz”. Esta es la invitación que nos hace el Papa Francisco. Es la oportunidad para responderle al Señor y entre todos, como hermanos, construir un mundo mejor, un mundo más consciente y misericordioso, un mundo más libre y más justo. Y en nuestra querida Colombia, en estos momentos, cuando se está negociando la paz, es bueno que seamos conscientes de la necesidad de la paz, pero sin sacrificar nuestros principios, nuestros criterios y, sobre todo, respetando la institucionalidad y las leyes de nuestro país. Además, es necesario que tengamos en cuenta que todos tenemos “deberes y derechos” y que en una sociedad justa y equitativa, todos tenemos que actuar coherentemente sin pretender solamente reclamar derechos. Que el Señor Jesús, el Niño Dios, el Emanuel, el Dios con nosotros, llene nuestros corazones de paz, de alegría y de esperanzas y que nos dé la fortaleza y la energía para dejar nuestra indiferencia y actuar como verdaderos hermanos, con responsabilidad, conciencia y equidad. Para todos FELIZ NAVIDAD Y UN AÑO NUEO PLENO DE PAZ Y PROSPERIDAD. GONZALO RESTREPO RESTREPO Arzobispo de Manizales

Mié 16 Dic 2015

Vivir la Navidad

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo – La sociedad de consumo y la superficialidad de nuestra vida han venido cambiando el sentido cristiano de la Navidad por un tiempo de compras y de bulliciosa diversión. Para muchos la Navidad es una fiesta vacía, amnésica, porque no son conscientes de la celebración del misterio de la encarnación del Hijo de Dios. Tantas veces, todo se reduce a pólvora, regalos, comidas, licor y ruido. En muchos ambientes se ha vuelto una fiesta completamente pagana que ya no da sentido a la vida, ni alegría verdadera, ni profunda esperanza. Más aún, la propuesta secularista trata de borrar todo sentido cristiano de la Navidad. En algunos países desean felices fiestas y decoran el árbol de vacaciones. En Oxford se prohibió usar la palabra Navidad para no ofender a las minorías y se cambió por “Festival de invierno”. En no pocos lugares no aparece el niño Jesús, sino el Papá Noel que reparte regalos; las decoraciones no tienen ningún contenido religioso. La actual celebración de la Navidad ya no les habla, a buena parte de las nuevas generaciones, del acontecimiento trascendente que le dio origen. Nosotros, los que nos sentimos discípulos de Jesús, debemos vivir y enseñar a vivir la Navidad como un tiempo en el que aprendemos a leer el Evangelio, a conocer a Jesús no simplemente como el Niño del pesebre, sino como aquel en quien Dios nos ha revelado su ser y su misericordia. Es en el Evangelio donde los cristianos debemos encontrar inspiración para nuestro comportamiento frente a todas las realidades del mundo. La humildad, la pobreza y el amor que entrañan el nacimiento de Cristo nos llevan a repensar nuestras opciones, nuestros valores, el sentido mismo de la vida. Los cristianos combatimos todo atentado contra la vida porque reconocemos la dignidad inviolable de todo ser humano y su destino eterno, que refulgen en la encarnación del Verbo de Dios. Los cristianos nos oponemos a la inequidad porque sabemos que en la administración del mundo que se nos ha confiado todos tenemos los mismo derechos y se deben privilegiar las necesidades de los pobres. Los cristianos promovemos la justicia, la verdad, la libertad y la solidaridad porque sabemos que estos valores esenciales enseñados por Jesús son el camino que conduce a la plenitud de la vida. La fe cristiana, que encuentra en la Navidad un tiempo oportuno para madurar y manifestarse, debe impedirnos ser esclavos de ídolos y costumbres paganas, para entrar en el nuevo mundo que se inaugura con el nacimiento del Señor. El nos trae una nueva forma de vivir que no se establece a partir de la fuerza de las armas, ni de la comodidad que ofrecen las riquezas, ni de los triunfos aparentes del poder, ni de las sensaciones efímeras del placer, sino del gozo, de la seguridad y de la paz que brotan en el corazón humano y en la sociedad cuando permitimos que Dios reine; es decir, que sea en verdad Padre de todos. Cristo es la novedad eterna y universal, es la verdadera alegría de la humanidad, es la fuente del amor para el mundo. El nos llama a todos, y especialmente a los que viven al margen de la sociedad o están lastimados por el sufrimiento y la soledad, a la esperanza. La invitación a comprender de esta manera la Navidad y a celebrarla como una amorosa acogida de Cristo, es la mejor posibilidad que tengo para agradecer a los obispos auxiliares, a los vicarios, a los presbíteros, a los diáconos, a las personas consagradas y a los fieles laicos su valiosa participación en la vida y misión de nuestra Arquidiócesis y desearles todas las bendiciones divinas en el Año de la Misericordia. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Vie 11 Dic 2015

¡Ay va y ahora!

Por: Marta Mojica -Es la expresión que se escuchó cuando el gerente de una empresa solicitó informe sobre la elaboración del Estado de Situación Financiera de Apertura, “ESFA”; y como en todas partes “se cuecen habas y en mi casa a calderadas”, respondamos cuatro preguntas orientadoras sobre el ESFA. Como es bien sabido, nuestras entidades eclesiales están obligadas a implementar Normas Internacionales de Información Financiera; aplicando el estándar que les corresponda según el grupo en el que se clasificaron. Se podría considerar el ESFA como un primer resultado del proceso de implementación y dada su importancia, abordaremos este tema de manera general: 1. ¿Qué es ESFA? Es la sigla de Estado de Situación Financiera de Apertura; también conocido como balance de apertura. 2. ¿Cómo se elabora? Se toma como base el balance general bajo normatividad local con corte al 31/12/2014 y se procede a reclasificar, medir y reconocer o no; cada una de las transacciones que conforman dicho balance, a la luz de las normas internacionales de información financiera que le correspondan a la entidad, según el grupo en el que se clasificó. 3. ¿Cuándo debo presentarlo? Dependiendo el grupo al que pertenezca la entidad; las fechas establecidas por el gobierno nacional son:  Grupo 1: Emisión del ESFA 01/01/2014 según Decreto 2784 de 2012.  Grupo 2: Emisión del ESFA 01/01/2015 según Decreto 3022 de 2013.  Grupo 3: Emisión del ESFA 01/01/2014 según Decreto 2706 de 2012. 4. ¿Qué hago con el ESFA? • Tomar como saldos iniciales en la contabilidad NIIF, La información del ESFA. • Utilizar el ESFA para comparar el Estado de Situación Financiera (balance bajo NIIF), que se emita al final del periodo de transición. • Reflexionar respecto a su contenido y a la realidad económica y financiera que refleja de la entidad, libre de sesgos eminentemente tributarios; para que sirva como herramienta en la toma de decisiones por parte del administrador. Recordemos que el éxito del proceso de implementación de las NIIF depende, en gran medida, de la compenetración, comunicación y compromiso que pueda existir entre el equipo responsable del proceso. Cuando se trabaja en equipo, las actividades fluyen de manera más rápida y eficiente y la respuesta cuando nos pregunten por el ESFA será: aquí está o se le tiene. Marta Mojica Contadora Pública Especialista en Finanzas