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Opinión

Mar 9 Ago 2016

“Premia tu Corazón” Tu ayuda es la mejor forma de decir, Gracias

Por Monseñor Juan Carlos Ramírez - El próximo domingo 28 de agosto, se realiza en la Iglesia colombiana la Campaña “Dona Nobis”, en la cual los católicos del país y las personas de buena voluntad, ayudan con su oración a la obra evangelizadora de la Iglesia. La expresión “Dona Nobis” se puede traducir (dona a nosotros-concédenos). Dona a nosotros la alegría de compartir tu ofrenda para que el anuncio del mensaje del evangelio se traduzca en un principio interno que está en el origen de nuestra misión y le da forma a nuestra manera de vivir y se concreta en acciones y compromisos orientados a aliviar y erradicar el sufrimiento de los hermanos. Concédenos, es la súplica de la Iglesia que necesita de tu generosidad para poder sostener en el tiempo la acción pastoral, para que el clamor de los más necesitados encuentre una respuesta que les permita sentir la inmensa y paternal caridad con la que Dios les ama. Desde el evangelio, nada puede justificar la indiferencia ante el sufrimiento ajeno, como bautizados, tenemos el compromiso de ayudar a difundir el evangelio y esto implica oración, discipulado, generosidad de tiempo y de recursos para sostener proyectos, personas, acciones a favor de quienes en el anuncio salen al encuentro y tienen “hambre” y debemos darles de comer. Hacerlo es “premiar tu Corazón y tu ayuda es la mejor forma de decir, Gracias”. Premiar tu corazón es asumir las resonancias que suscita la palabra «corazón» en tu vida de bautizado. El corazón es lo que se halla en lo más interior; en lo íntimo del hombre se hallan, los sentimientos, pero también los recuerdos y los pensamientos, los razonamientos y los proyectos. El corazón del hombre designa toda su personalidad consciente, inteligente y libre. En el ejercicio de esa libertad, compartir con la Iglesia de manera oblativa, tu ofrenda; es permitir que hombres y mujeres que han hecho una opción de vida de servicio a los pobres, puedan seguir tratando de aliviar, con el anuncio del evangelio y acciones de promoción integral de las comunidades, el dolor y la necesidad de quienes poco pueden esperar de unas estructuras sociales injustas y con frecuencia corruptas. Premiar tu corazón es saber y sentir que con tu ofrenda ayudas a sanar la memoria histórica de los hermanos. Si Dios es un misterio de misericordia y compasión hacia sus criaturas, cuanto más, debe ser alegría para nosotros acoger, introducir y desarrollar esta compasión, “Dios es caridad y quien permanece en la caridad, permanece en Dios. Ama, pues, al prójimo y en él, verás a Dios”, San Agustín de Hipona. Dona Nobis, una oportunidad para “Premiar tu Corazón”. Monseñor Juan Carlos Ramírez Director Financiero y ecónomo Conferencia Episcopal de Colombia

Lun 8 Ago 2016

Suicidio juvenil

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - En los últimos días, ha sido causa de gran preocupación en los diversos ambientes sociales de Santander y del Área Metropolitana de Bucaramanga, el reporte de las autoridades sanitarias, comentado por un periódico regional, sobre el alto índice de intentos de suicidios que están ocurriendo, especialmente en la población joven. Las estadísticas hablan de un número de 190 casos reportados en el primer semestre, o sea, prácticamente uno diario. Las causales descubiertas tienen que ver con síntomas depresivos (24%) o trastornos afectivos (21%) o debido a problemas legales (11%). El segmento de edad de la mayor ocurrencia de estos dolorosos episodios está entre los 15 y los 29 años. Se presenta un mayor número entre la población femenina (65%). Las mismas estadísticas dan cuenta que en Colombia, en el mismo periodo se han presentado 8.175 casos de intento de suicidio. Conclusión: problema nacional. Estos son los hechos registrados, o pudiéramos decir el fenómeno que aparece en la superficie de lo que puede ser conocido, incluso con números estadísticos. Pero es importante reflexionar todos sobre las causas que pueden estar afectando tan seriamente la salud mental y el equilibrio emocional, especialmente de las poblaciones jóvenes. Los comentarios psiquiátricos dan a entender que mucho tiene que ver con los problemas en la vida de las familias, especialmente aquellos que sobrevienen de la violencia intrafamiliar, de la falta de diálogo y comunicación asertiva que muchas veces no facilitan ni la resolución de conflictos domésticos o de relaciones y que sin duda, revelan el desconocimiento de los problemas puntuales de los miembros de las familias o de las comunidades. Tenemos que decir que en esta hora de la vida del país en la que de tantos modos el tema de la paz se ha convertido en el punto de mayor interés para los colombianos, y de la necesidad de trabajar para conseguirla y sostenerla, estos análisis no puede quedar al margen sino que por el contrario, constituyen preocupación que amerita puntual cuidado. El bienestar integral, la capacidad para superación de frustraciones (resiliencia), el perdón y la reconciliación, así como la alegría de vivir, han deben ser el fruto de muchas acciones educativas y pedagógicas de acompañamiento para los grupos de familias, instituciones educativas, grupos especialmente afectados por el conflicto, personas concretas, comunidades locales etc. Si examinamos el mensaje de la pasada Asamblea Plenaria del Episcopado, sobre el compromiso con la paz, podemos observar que las citadas allí “raíces de las violencias”, tienen mucho que ver con el fenómeno objeto de este comentario pues en ellas anidan también las raíces de tantos desequilibrios emocionales que afectan tan profundamente la alegría de vivir y un auténtico sentido de bienestar. Sólo por recordar, pensemos en lo que significa el alejamiento de Dios, la crisis de humanidad, la desintegración de la familia, la pérdida de valores y el relativismo ético, los vacíos del sistema educativo etc. señalados en el documento en mención. Pastoralmente significa para la Iglesia, atender también a esta sintomatología e intensificar, por decirlo así, en la pastoral familiar, juvenil y educativa especialmente, acciones pertinentes como respuesta evangelizadora y de acompañamiento humano y espiritual. Con mi fraterno saludo. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Sáb 6 Ago 2016

Para orar, meditar y vivir

Por Monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo - “Ojos y oídos bien abiertos” Para comenzar nuestra meditación de hoy, partamos de cinco máximas que se enseñan en el movimiento scout, en la rama de los lobatos. Se trata de las máximas fundamentales para sobrevivir en la selva, son a su vez las palabras mágicas que debe aprender el niño al inicio de su proceso de formación en el movimiento mencionado. Son máximas tomadas del “libro de la selva”: • El Lobato piensa ante todo en los demás. • El Lobato tiene los ojos y los oídos bien abiertos. • El Lobato es limpio y bien aseado. • El Lobato dice siempre la verdad. • El Lobato es alegre. Continuando nuestro proceso de formación en la escuela de discipulado, escuchemos ahora las máximas o palabras mágicas que Jesús, el Señor dirige a sus discípulos: 1.No temas, pequeño rebaño: porque vuestro Padre ha tenido a bien darles el reino El discípulo no puede ser temeroso. El discípulo sabe en quién ha puesto su confianza. El discípulo sabe que su Padre celestial cuida de él y por eso se confía en Él. El discípulo se reconoce un hijo amado del Padre y por eso no tiene porque temer. Dice la Palabra, salmo 36: “Sea el Señor tu delicia. Él te dará lo que pide tu corazón. Encomienda tu camino al Señor, confía en Él y Él actuará. Descansa en el Señor y espera en Él, los que esperan en el Señor poseerán la tierra. El Señor asegura los pasos del hombre. Se complace en sus caminos, si tropieza, no caerá, porque el Señor lo tiene de la mano. Confía en el Señor, sigue su camino”. El seguidor de Jesús debe vivir sabiendo que el reino del Padre es ya una realidad en él. Su vida goza del cariño, la protección y la seguridad que el Padre otorga. Hermanos, creámosle a la Palabra. Preguntas: ¿Hermanos, vivimos confiando absolutamente en el Padre celestial o vivimos en la desconfianza y en el miedo? ¿Por qué tanto temor al futuro? No temas, pequeño rebaño. Dios nos ama y nos ha prometido la vida eterna, a quiénes creamos en Él. Tengamos en cuanta las siguientes palabras de San Agustín al interpretar el texto: “Si, a pesar de las fatigas diarias, perpetuas y gigantescas, ponen los hombres tanto cuidado en morir lo más tarde posible, ¡cuánto mayor no debe ser el esmero para no morir nunca! Sin embargo en esto nadie quiere pensar”. No temas, pequeño rebaño. Hermanos, pensemos en Dios, pensemos en nuestro futuro con Él y en Él. En nuestra vida cristiana el futuro es ya, porque quien vive en Dios, ya vive en la eternidad. Recordemos las palabras de la Beata Isabel de la Trinidad: “Qué importa estar en el cielo o en la tierra. Vivamos en el amor para glorificar al Amor”. El cristiano, cristiano, el que ha tomado en serio el don de la fe; quién de verdad, verdad, es ya discípulo del Señor vive inserto en el reino de Dios; reiteremos esto nuevamente con el testimonio de la Beata en mención: “Yo he hallado mi cielo en la tierra en mi querida soledad del Carmelo, donde vivo a solas con Dios solo. Todo lo hago con Él. Por eso realizo las cosas con alegría divina. Que barra, trabaje o haga oración, todo me resulta encantador y delicioso porque descubro a mi divino Maestro en todas partes”. 2.Vendan sus bienes, y den limosna Una vez más se aborda en el evangelio de Lucas el tema del dinero. Es una exhortación continua, en la cual el Señor pretende instruir muy bien a sus discípulos. Quien de verdad opta por ser cristiano seriamente, debe entender que su vida no depende de sus bienes. Los bienes materiales son necesarios, pero no son la vida. El dinero no puede ser el móvil de uno a quien el Padre le ha confiado su reino. 3.Dónde está tu tesoro, allí está tu corazón El corazón para la sagrada escritura es fundamental porque es allí, donde se anidan los sentimientos de bendición o de perdición. El corazón es el centro de las emociones, de las pasiones y de los sentimientos; el corazón es el centro de la “inteligencia emocional”. El corazón es un órgano físicamente esencial para conservar la vida. Igualmente ocurre en la vida espiritual, sin un corazón sano no hay vida espiritualmente sana y no podrá existir una relación sana y trasparente frente a Dios y frente a los hermanos. Sin un corazón sano jamás reconoceremos la presencia de Dios en nuestras vidas. La persona que no posee un corazón sano espiritualmente vive en conflicto con Dios y con los demás. Custodia tu corazón dice el Papa Francisco. Custodia tu corazón es lo que le dice el Señor a sus discípulos, porque “dónde está tu tesoro allí está tu corazón”. Hermanos: ¿Cuál es el tesoro de nuestra vida? ¿A qué o a quienes le hemos endosado nuestro corazón? ¿Cuál es la razón de ser de nuestra vida? ¿Tenemos una razón por la cual luchar? ¿Esa razón por la cual luchamos es realmente importante, es trascendental o pasajera? Para custodiar nuestro corazón es fundamental: Orar; estudiar la Palabra; el amor al hermano; respetar y amar la naturaleza; conocer nuestra fe (formación); anunciar el reino, esto nos enriquece y nos ayuda a ser custodios de nuestra fe. 4.Estén siempre en vela Dice el Señor a sus discípulos en el huerto de los olivos: “Estén en vela y en oración para que no caigan en la tentación, porque la carne es débil y el espíritu es fuerte”. El Señor continua formando a sus discípulos y Él sabe de la debilidad de cada uno de ellos, por eso, los invita a estar en actitud vigilante. Estén despiertos, atentos, cuídense de no caer en la tentación. Sin vigilancia no hay perseverancia y sin perseverancia es imposible la fidelidad. Para permanecer en la fe es necesario mantener los “ojos y los oídos bien abiertos”. San Pedro dice: “Estén sobrios y vigilantes, porque el diablo, como león rugiente anda buscando a quién devorar, resistan firmes en la fe(1 Pe 5,8). Por los sentidos externos entran a nuestro corazón los buenos o los malos deseos. 5. Ser administradores fieles y solícitos Frente al Señor cada uno deber dar a la medida de sus capacidades. Dice San Agustín: “¿Qué tienes que no lo hayas recibido del Señor?” La vida es un don, la fe es un don, los bienes que se poseen son dones que Dios nos ha dado. Pedro le pregunta al Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos? Él le responde con otra parábola que termina con la siguiente máxima: “Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá”. Es decir, cada uno debe dar en cuanto ha recibido. Hemos recibido el don de la fe y de la esperanza, tenemos que dar fe y esperanza, el cristiano no puede ser una persona derrotada. No podemos enterrar nuestros talentos, debemos ponerlos a producir. “Cada ser obra de acuerdo a lo que es su ser”. Somos discípulos del Señor, debemos entonces pensar, obrar y vivir como discípulos del Señor. El evangelio nos invita a ser proactivos a ser misioneros y difusivos. La Palabra de Dios nos convoca a gastar nuestra existencia con responsabilidad y buscando siempre producir frutos de eternidad, de paz y de fraternidad. Tarea: Continuar con la lectura del libro de los proverbios.

Vie 5 Ago 2016

La bandera de la verdad, en defensa de la verdadera educación

Por Monseñor Víctor Ochoa Cavid - Hay valores y realidades que, por la grandeza de su significado y por la trascendencia que tienen en la vida concreta de las personas, no pueden quedar a la deriva, ni quedar a merced de las opiniones y posiciones tan variables que hoy se proponen. Muchos quieren implantar sus modelos de pensamiento, que de una parte son respetables, pero que como católicos no podemos compartir, pues tocan el ser mismo de la dignidad de la persona humana. Hace ya algunos años, el Papa Benedicto XVI, en una famosa intervención ante algunos políticos europeos, recogiendo la experiencia milenaria de la Iglesia, Maestra en humanidad, declaró que ni la vida humana, ni la familia, ni la educación son principios negociables (Benedicto XVI, 30 de marzo 2006). El Papa en su momento nos recordó cómo la vida humana es sagrada desde su inicio mismo, desde el instante de la concepción hasta su fin natural. Claramente no está en juego, no se puede exponer un don tan grande a las ideas de quienes, por culpable ignorancia, pretenden dejarla a disposición de aquellos que la quieran impedir, interrumpir o truncar, siguiendo los criterios de un humanismo disfrazado en el que la visión del hombre queda recortada a su utilidad. La familia, célula fundamental de la comunidad humana, tampoco es negociable. Obviamente que se habla de la forma natural y original de la familia, con todo lo que representa la grandeza de la unión de un hombre y una mujer, que abiertos a la vida, quieren encontrarse para conformar un espacio de amor y de comunión (espiritual, corporal, de convivencia), que se refleja en los hijos, en la descendencia que expresa la calidad del amor que la engendra y la fidelidad al mandato divino que, más que prolongar una especie, busca hacer del mundo el hogar de pequeñas comunidades humanas en las que no faltarán las limitaciones. Es una comunidad de vida, en la cual el hombre y la mujer, unidos por el amor y bendecidos por Dios, regalan el don de la vida. Por ello, todo lo que se refiera a la familia debe estar marcado por el respeto a su identidad, por la salvaguarda de sus derechos, por el afán de custodiar lo que con razón avalada, por la sabiduría de la experiencia iluminada por la voz misma de Dios, se ha querido llamar Santuario de la Vida en el que, si bien hay dolorosas y complicadas situaciones, no puede cambiarse lo que la misma creación hace evidente y lo que genere un desarrollo armónico de la persona y de la comunidad humana. Entre las cosas que no podemos negociar está la Educación, tanto la forma como los contenidos, pues es el lugar y el espacio donde formamos y modelamos al hombre, desde su infancia. Educar está mucho más allá de generar y ofrecer información, no es solo la metodología y la forma. Educar es formar la persona, mostrarle horizontes claros, poner en el corazón de todos verdades estables y claras, no informaciones confusas, valores auténticos, que sean capaces de vencer el relativismo de las cosas sin sentido y de las posiciones parciales que se quieren imponer como verdades definitivas. La educación es algo muy complejo y exigente. No es una organización que transmite datos es una experiencia que modela seres maduros y equilibrados, capaces de decidir, de vivir a plenitud, de acoger con respeto y colmar de esperanza el corazón de todos. La educación no es una caprichosa actividad que ensaya pedagogías dudosas y favorece ideas oscuras que deforman al ser humano o lo encasillan en modos y costumbres parcializadas. Es generar libertad en el precioso significado de la expresión que está muy lejos de ser caos y desorden, para indicarnos que es armonía y bondad, belleza y paz que nos permiten seres humanos, que más que informados, han sido modelados por la sabiduría de siglos de verdad y de bondad. Con presuntos criterios de modernidad, de aparente libertad, se van imponiendo modelos educativos y contenidos, incluso en el campo moral que son inaceptables para la Iglesia Católica. Tenemos que defender al hombre y los contenidos que generen una verdadera formación. No podemos dejar pasar ideas que no forman en la verdad y en los sanos principios del bien y de la trascendencia que Dios quiere para el hombre. La educación no es la academia del relativismo. No puede estar sujeta a principios fútiles y pasajeros y depender de la voluntad de un funcionario o de una simple moda o defensa de una propia condición. La educación tiene que estar fundada en el santuario de verdades tan claras y luminosas que, como las que ilumina la fe, le dan al ser humano su altura y su grandeza y lo distancian del caos, del desorden, de la violencia y de la inmoralidad. Principios y valores morales no pueden depender de la volatilidad de momentos y de actitudes que pretenden fortalecer posiciones que no corresponden al sentimiento de todos los miembros de la comunidad, especialmente en momentos que son fundamentales para la persona humana (niñez, adolescencia, juventud). Estas batallas tenemos que afrontarlas con claridad y verdad, con respeto por las personas humanas, por su condición natural y por su diversidad. Pero tenemos que afirmar la verdad y los principios que no son negociables. La Iglesia de frente a estas propuestas toma la bandera de la verdad y de la defensa de los altos principios que constituyen a la persona humana. ¡Alabado sea Jesucristo! Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta (Colombia)

Mar 2 Ago 2016

Homofobia. ¿Estamos siendo homofóbicos?

Cuando asociaciones homosexuales se topan con argumentaciones que no pueden discutir, el argumento de propaganda más utilizado es el de la homofobia, una palabra fetiches que impide cualquier reflexión y estigmatiza a quien piensa distinto sobre la homosexualidad. Por Pbro.Daniel Bustmante - Lan Wathey y Craig Faunch, una pareja gay, de las primeras en convertirse en “padres” adoptivos en Inglaterra, había logrado obtener en custodia 18 niños en sólo 15 meses, entre 2006 y 2007. La orientación sexual de los “educadores” jamás fue cuestionada como motivo significativo para pensar lo impensable. Pero sucedió algo, una vecina se dio cuenta que las cosas no marchaban bien en la casa de Wathey y Faunch. Lo equivalente al Instituto de Binestar Familiar visitó esta pareja, y no se mostraron contentos con las explicaciones de la pareja, incluso con el modo como trataron el síndrome de Asperger de uno de los “hijos” de catorce años, con dosis de pornografía gay. Pero no era lo único. Había abusos sexuales. En noviembre de 2007, ya en el proceso jurídico, salió a la luz que los asistentes sociales de la ciudad de Wakefield no movieron un dedo por miedo a ser tachados de homófobos. De hecho, los diarios británicos como Times, Telegraph, Daily Mail o la BBC, prefirieron ignorar el suceso y dejar pasar cualquier reporte sobre la nota. Desde los años sesenta la reivindicación homosexual se ha ido afianzado mediante movimientos y organizaciones que han tratado de hacer pasar como normal esta orientación y de darle un estatuto social. Hoy, con el pretexto del “derecho a la diferencia”, o la “igualdad de derechos” grupos de presión con frecuencia muy poderosos, reivindican la homosexualidad. ¿Cuál es su argumento? El de la homofobia, un término aparecido por vez primera en 1985 para estigmatizar a los que cuestionan o no están de acuerdo con la “normalización” de la homosexualidad, o los que no son simpatizantes de la Ideología de Género. De esta manera toda crítica o reflexión se convierte en blasfemia contra lo políticamente correcto sobre este tema. Buena parte de la comunidad gay pide respeto, pero ¿ellos lo dan? Se habla de homofobia pero tal parece que el término se ha convertido en escudo que justifica cualquier acción por parte de estas personas. En días pasados, tras conocer las declaraciones de la diputada por Santander, Ángela Hernández Álvarez, el senador Armando Benedetti, copresidente del Partido de la U al que pertenece Hernández, solicitó al Comité de Ética de su colectivo “abrir una investigación disciplinaria pues sus declaraciones reflejan una conducta contraria a los principios”. Estas declaraciones han desatado un fuerte debate en Colombia tras denunciar que la ministra de Educación, Gina Parody, que es lesbiana, propone una “colonización homosexual” en los colegios del país imponiendo la ideología LGTBI. Las marchas gais que se realizan alrededor del mundo se definen ya no sólo por su cariz vulgar sino por la agresión anti-católica. Numerosos participantes van vestidos de sacerdotes, obispos o monjas y portan anuncios que incitan al odio y agreden con ofensas. Es posible que un ciudadano levante la voz ante semejante atropello? La respuesta es no, porque inmediatamente es tachado de homofóbico. Los lobbys gay están presentes en las políticas internas de varios países y organizaciones, incluso el nuestro, y promueve la caza de brujas. Ejemplo de ello la agenda homosexual en las prioridades de Amnistía Internacional (AI). Después de anunciar que AI defendería el “derecho” al aborto, la organización se ha volcado en presiones hacia gobiernos que no “amparan” los “derechos” de los homosexuales. En septiembre de 2007 AI organizó manifestaciones fuera de las embajadas de Nicaragua en países como Canadá, Islandia, Chile, México, Suecia, Paraguay y Taiwán. Nicaragua mantiene penada la sodomía desde 1992 en el artículo 204 del Código Penal. En abril de este año, el Ministerio de Educación Nacional (“MEN”) junto con el Fondo de Población de Naciones Unidas y Colombia Diversa, solicitó a los colegios realizar un “Taller” de revisión de los manuales de convivencia respecto de la “Formación para el ejercicio de derechos humanos, sexuales y reproductivos”, con preguntas como: “¿Su manual de convivencia establece tratos diferenciales o roles distintos entre niños y niñas? (roles y estereotipos de género), ¿En el manual de convivencia considera como falta disciplinaria las identidades de género y orientaciones sexuales no hegemónicas (LGBTI)?, ¿Restringe las demostraciones de afecto entre parejas heterosexuales o entre parejas del mismo sexo?, ¿Permite que estudiantes usen el uniforme que les hace sentirse a gusto con su identidad de género?, ¿Establece restricciones para que estudiantes o docentes luzcan como deseen?”, Todo esto para que por medio de la educación en Colombia sea gay, y el adoctrinamiento en Ideología de Género se cumpla. Tal vez uno de los mayores daños y perjuicios para la sociedad, y especialmente para los niños y jóvenes de nuestra nación que sufren el influjo de esta nueva ideología sea el silencio. Pero posiblemente uno de los perjuicios que más se silencian sea el de los daños y riesgos en la salud. Según datos del The Journal of the American Medical Association (JAMA), los casos de contagio por VIH en los últimos 5 años, en varones homosexuales de menos de 30 años, se incrementaron un 32%, mientras que jóvenes de entre 13 y 19 años doblaron el porcentaje. El aumento del VIH en hombres jóvenes, especialmente negros e hispanos, es preocupante. Fue la promiscuidad entre gays jóvenes la que hizo saltar la alarma en enero de 2008 cuando investigadores de la Universidad de California advirtieron que una super-bacteria se estaba extendiendo en la comunidad gay estadounidense. Los medios de comunicación son un espacio que los gays han sabido tomar para proseguir en su proyecto de implementación del homosexualismo político. Pero obviamente todo viene orquestado con dinero del exterior ya que sin una fuente de recursos no hay posibilidad de llevar adelante el proyecto de reingeniería social. La American Family Association dio a conocer los resultados de una investigación sobre las empresas que brindan su apoyo al activismo homosexual. ¿Cuáles son? McDonalds, IBM, Procter&Gamble, Motorola, Intel, American Airlines, American Express, Microsft, L´Oreal, Xerox, Kodak, Toyota, etc. (datos obtenidos del estudio de AFA y la revista Fortune 30-11-06). Buena parte de ellas son incluso miembros de la Cámara de Comercio de Gays y Lesbianas de los Estados Unidos en calidad de fundadoras, socios corporativos o aliados y empresas “gay friendly”. Como reportó NoticiasGlobales.com, “no se trata de empresas que evitan cualquier discriminación injusta de los homosexuales, sino que activamente se dedican a impulsar un modo de vida contrario a la naturaleza”. Sin embargo, la homosexualidad se ha convertido en un envite político y sus designios una prioridad. Cuando asociaciones homosexuales se topan con argumentaciones que no pueden discutir, el argumento de propaganda más utilizado es el de la homofobia, una palabra fetiches que impide cualquier reflexión y estigmatiza a quien piensa distinto sobre la homosexualidad. No está de sobra reflexionar en cuántas injusticias se han cometido desde hace tantos años en nombre de la homofobia. Daniel Bustamante Goyeneche Pbro. Director Departamento de Matrimonio Y Familia Conferencia Episcopal de Colombia

Vie 29 Jul 2016

El matrimonio, compromiso eterno

Por: Mons. Fabio Suescún Mutis - Creer en el matrimonio como forma de realizar la vida, siendo el uno para el otro. Creer en la familia porque así lo han aprendido en sus propios hogares, como comunidad de vida y amor, fuente de seguridad afectiva y ámbitos con calor de hogar que abriga el mutuo compartir, orienta y acompaña el desarrollo de las personas en la calidez del hogar. En su reciente exhortación sobre la familia el Papa Francisco habla de la alegría del amor. Fortalece así nuestro espíritu en la fe sobre la relación entre amor y felicidad. La fiesta de amor es testimonio de que sigue vigente el impulso del hombre y la mujer para darle a su vida un entusiasmo y una razón para vivir en plenitud. Los fracasos en el intento de amar, la falta de madurez psicológica y afectiva, el egoísmo y la soberbia que han apagado la promesa de compromiso, no pueden ensombrecer la voluntad original de Dios de que hombre y mujer en la entrega mutua sean felices. No falta la ignorancia sobre la esencia del amor humano. Un mismo término tiene diversas interpretaciones. En unos casos se usa para encubrir la propia satisfacción, en otros se confunde con la inicial y valiosa atracción o con el aspecto físico, cosa importante pero efímera de romanticismo transitorio. El amor como lo enseña Jesús, el Maestro del amor, es una decisión consciente que nace de la libre voluntad. La alianza con que se unen un hombre y una mujer, es una decisión firme de entrega y aceptación. Él le prometerá dar lo mejor de sí para hacerla feliz a ella. A su vez ella acogerá a su esposo y le expresará su propósito de entregarse para hacerlo feliz. Es su determinación. Se sienten alegres y en su corazón hay fiesta. Las personas maduras saben que tener una ilusión no los separa de nuestra condición humana llena de buenas intenciones pero necesitada de ayuda en la imperfección. Los novios que se unen tienen un proyecto para su matrimonio y familia. Saben que su aplicación y ejecución depende de los dos y es obra de todos los días. Acuden a Jesús para que Él, que hizo inolvidable la fiesta de los novios en Caná de Galilea, les conceda siempre el vino de la mejor calidad, cambiando con su ternura y dedicación el agua insípida de la rutina que causa y pierde el gusto diario de la unión. Una pareja que decide aceptar la vocación del matrimonio, decide prolongar ese día sacramental todos y cada uno de los días. Los novios van a prometerse el uno al otro que estarán atentos a que esta llama no se apague, sino que crezca con el correr del tiempo, y en medio de los momentos gratos y también cuando la crudeza de la vida pueda aparecer en su existencia. Al construir todos los días los dos su relación, la que inician cogidos de la mano, sientan la compañía y la seguridad de estar juntos para crecer en medio de las circunstancias de la vida, siempre juntos. + Fabio Suescún Mutis Obispo Castrense

Mié 27 Jul 2016

Hoy por tí mañana por mí

Por Pbro José Elver Rojas - Estamos frente a uno de los dichos populares más usados en el nororiente colombiano y que por estos días cobra especial vigencia: Hoy por ti mañana por mí. Miles de venezolanos cruzan la frontera para entrar a Cúcuta a provisionarse de alimentos y medicinas que escasean en el país bolivariano por razones conocidas y que no viene al caso mencionar en este artículo. Si bien los cucuteños se mueven como pez en agua cuando de comercio se trata, la invitación es que ante la situación tan dolorosa de nuestros hermanos venezolanos, aprovechen la oportunidad para ejercer la solidaridad y fortalecer los lazos familiares que por siglos nos han mantenido unidos. Más allá de los cierres de frontera o de algunas discordias que suelen presentarse entre vecinos, lo cierto es que ante cualquier emergencia, siempre corremos hacia el que tenemos más cerca. Vamos en busca de ayuda, con la ilusión de encontrar al vecino comprensivo, hospitalario y generoso que sale al encuentro de mis necesidades. Ante la situación económica del momento, muchas son las ideas que llegan al pensamiento de los comerciantes, pero si algo caracteriza a un buen comerciante es que no hace negocios con quien está fracasado, abatido y en desigualdad de condiciones. El buen comerciante sabe que, lejos de aprovecharse de los más pobres y necesitados, su generosidad es recibida como un acto de justicia y una ofrenda agradable a Dios, quien bendice al que da con alegría. Hombres, mujeres y niños de estos dos países hermanos, contarán a las futuras generaciones que en el año de la Misericordia, entraron por la puerta santa, donde se encontraron con acciones caritativas o las bien llamadas obras de misericordias: dar de comer al hambriento, beber al sediento, hospedar al peregrino, vestir al desnudo y consolar al triste. Con las obras de misericordia hacemos la voluntad de Dios, damos algo nuestro a los demás y el Señor nos promete que nos dará también a nosotros lo que necesitemos, “Dad, y se os dará" (Lc. 6, 38). El mejor negocio que puede hacer un cristiano es atesorar tesoros en el cielo, donde nuestra vida se llena de gozo ante la voz de quién nos dice: venid benditos de mi Padre a heredar el Reino preparado para ustedes, porque cada vez que practicaron la misericordia con uno de estos hermanos míos, los más pobres y necesitados, lo hicieron conmigo (Mt. 25, 31 -46). Por muchas décadas, huyendo de la violencia y de otros factores que golpean a la zona de frontera, tanto los cucuteños como otros hermanos colombianos, han atravesado la frontera para ir a Venezuela a buscar ayuda y la han encontrado. Hoy por ti, mañana por mí. Padre José Elver Rojas Herrera Director Departamento de Comunicaciones Conferencia Episcopal de Colombia

Lun 25 Jul 2016

El resultado de la Asamblea 101

Por Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro - Hace apenas una semana concluyó la CI Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano. Al terminar las sesiones, con el título “Artesanos de la paz”, los obispos colombianos presentamos a los católicos, también a hombres y mujeres de buena voluntad un comunicado relacionado con la realidad de nuestra nación. Considero que es muy importante definir qué dice y qué no dice el episcopado colombiano en su comunicado. Lo que el comunicado no dice El contenido del documento eclesial desmarca la posición cristiana sobre la paz, de cualquier lectura que vaya en la línea de las posturas que tienen polarizado al país. Por esta razón es necesario evitar leer el mensaje de los obispos colombianos desde orillas polarizadas sobre este tema. Lamentablemente hablar de paz hoy se volvió antipático para muchos, pues inmediatamente se remite al manejo mediático, ideológico y político que se ha dado al tema. Desde el pensamiento cristiano, la paz no es capital de unos pocos, sino que ha de ser un compromiso de todos. No puede ser que ver con esperanza un país reconciliado y en paz, automáticamente sea ocasión para ubicar a alguien en un lado ideológico o político. Que la Iglesia vea con esperanza cualquier avance en favor de un país que se adentre por senderos de paz, no nos hace ingenuos ante los riesgos y las medidas que deben tomarse para erradicar los problemas estructurales que han alimentado históricamente los conflictos de nuestra nación. Para todos es claro, lo es para los Obispos, que la negociación que adelantan el gobierno y las FARC en La Habana no son toda la paz para el país, pues alcanzar una convivencia pacífica y un proyecto de nación en esa línea requiere verdaderas decisiones profundas para atacar los problemas estructurales históricos que han originado y alimentando los conflictos. Durante la Asamblea se sentía cómo afuera nuestros feligreses esperaban una palabra de sus pastores acerca del panorama y las opciones que deben tomarse delante de un eventual acuerdo final entre el gobierno y las FARC y el mecanismo de refrendación popular por el cual se opte para que el pueblo se exprese sobre esto. Al invitar al pueblo colombiano “a participar en la consulta sobre los Acuerdos de La Habana, de manera responsable, con un voto informado y a conciencia, que exprese libremente su opinión”, el episcopado no está “bendiciendo” anticipadamente unos eventuales acuerdos; tampoco está tomando posición por un “sí” o un “no”. Simplemente, y fiel a una convicción de que la actuación coherente de los demócratas es la expresión en las urnas, se invita a participar, pero a hacerlo con plena libertad, responsabilidad y consciencia. Lo que del comunicado sí dice En el comunicado, el episcopado colombiano sí dice claramente que su compromiso con el país es buscar una nación reconciliada y en paz, al tiempo que recuerda que en esta tarea la Iglesia ha estado involucrada siempre, facilitando espacios que favorezcan el emprendimiento de salidas negociadas y pacíficas a los conflictos que históricamente ha vivido Colombia. El documento también afirma sin ambages que “esta hora de la historia colombiana conlleva serios desafíos, que es necesario asumir con valentía, responsabilidad y compromiso de todos, si queremos que la semilla de la paz encuentre buen terreno y produzca fruto”. El episcopado no desconoce los grandes retos que tiene nuestro país; de hecho, identifica las que considera raíces principales de las violencias en nuestra patria: alejamiento de Dios, crisis de humanidad, desintegración de la familia, pérdida de valores y relativismo ético, vacíos del sistema educativo, ausencia del Estado o debilidad institucional, inequidad social y corrupción. Incluso, en los números 3.1 al 3.8 del mensaje, los Obispos asumen lo que a la Iglesia le corresponda para ayudar en la erradicación de estas raíces. Sobre las mencionadas raíces, los Obispos de Colombia piden un gran pacto nacional para erradicarlas y generar las condiciones que hagan posible construir una patria que finalmente pueda ofrecer oportunidades a todos, donde el desarrollo comience por poner en el centro la dignidad inviolable de la persona humana en todas sus etapas y en sus más diversas condiciones: culturales, étnicas, económicas, ideológicas y religiosas. Haciendo eco a las enseñanzas del Papa Francisco, el comunicado proclama el compromiso del episcopado en el trabajo por una “paz social integral” y cita textualmente al Romano Pontífice en la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (n. 219): “La paz social no puede entenderse como un irenismo o como una mera ausencia de violencia lograda por la imposición de un sector sobre los otros. También sería una falsa paz aquella que sirva como excusa para justificar una organización social que silencia o tranquilice a los más pobres, de manera que aquellos que gozan de los mayores beneficios puedan sostener su estilo de vida sin sobresaltos mientras los demás sobreviven como pueden”. Un sentimiento muy personal El revuelo que genera todo lo que se refiere al tema de la paz, desde todas las orillas, pero particularmente el lenguaje exaltado y podría decir que hasta agresivo y venenoso, me llena de temor al pensar en el futuro de una Colombia que pueda finalmente encontrar la ruta que la conduzca por el camino de la convivencia pacífica. Alguna vez escuché a alguien decir que lo primero que necesitábamos hacer los colombianos era “desarmar la palabra”, pero yo diría que lo primero es “desarmar el corazón”. El reto de una nación reconciliada pasa por el gigantesco desafío de que cada colombiano asuma su propia misión de “desarmar su espíritu” y creer que es posible comenzar de nuevo. Soy un irremediable convencido de que el diálogo es el camino, de que los argumentos racionales y razonables, ofrecidos en el marco del respeto, deben ser la mejor manera para debatir las ideas y superar las diferencias en la búsqueda de consensos y entendimientos. Pero mientras cualquier discusión se base en la descalificación del otro, en la agresión personal, y hasta en la mentira o exposición de argumentos falaces, el camino por recorrer será bastante largo y tortuoso. No obstante lo anterior, sigo creyendo que es posible y que el mejor aporte que le podemos hacer a Colombia es no rendirnos por buscar un mejor país. + Juan Carlos Cárdenas Toro. Obispo Auxiliar de Cali