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evangelio

Vie 23 Abr 2021

La voz del Pastor | 25 de abril de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Juan 10,11-18

Vie 16 Abr 2021

La voz del Pastor | 18 de abril de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 24,35-48

Vie 16 Abr 2021

"Así está escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día"

TERCER DOMINGO DE PASCUA Abril 18 de 2021 Primera Lectura: Hch 3,13-15.17-19 Salmo: 4,2.4.7.9(R. cf. 7b) Segunda Lectura: 1Jn 2,1-5a Evangelio: Lc 24,35-48 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de este domingo nos, presenta, entre otros, tres temas para orientar nuestra reflexión: • Identificación del Dios de Israel, como el Dios de nuestros padres, quien es el mismo Dios de Jesús, a quien resucito: “El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres” (Hch 3,13). • El testimonio de quienes fueron testigos de la pasión, muerte y resurrección del Santo y del Justo, el autor de la vida, quien murió por nuestros pecados y los del mundo entero; a quien Dios resucitó de entre los muertos y quien es el Mesías, que está presente en nuestro caminar y nos invita a creer y a trabajar con amor y esperanza en la construcción de caminos de conversión y perdón, de esperanza y encuentro, de convivencia humana y caridad. • San Lucas identifica al discípulo misionero quien reconoce a Jesús y tiene un estilo de vida: de paz y alegría, de conversión y perdón, de encuentro y testimonio; cree que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios venido en cuerpo humano; obedece la Palabra de Dios; y vive la paz y ama, perdona y sirve a los hermanos. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En los Hechos, escuchamos que Pedro inicia su mensaje identificando al Dios de Israel, como el Dios de nuestros padres, quien es el mismo Dios de Jesús, a quien resucito: “El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres” (griego: patearon). E identifica a Dios con estos patriarcas para recordarnos que Abraham, Isaac, y Jacob son los progenitores, “padres”, la fuente originaria, la semilla fundante, del pueblo de Israel. Su siervo Jesús, Cristo, a quien el Dios de Israel “ha glorificado, como lo había prometido a su Hijo amado, Jesús”. Gloria que se refiere al señorío y la majestad de Dios. Gloria de Dios, revelada a la humanidad, principalmente de tres formas: En el tabernáculo y en el templo, a través de la presencia Divina; en obras mesiánicas de Salvación; y en el juicio. Gloria que Dios comparte con Jesús. Gloria de Dios y gloria de Cristo quien revela su presencia en nosotros y en la comunidad, en su obra salvadora y en el juicio. Pedro le habla al pueblo de Jesús de forma categórica: “Dios… ha glorificado a su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y de quien renegaron ante Pilato, cuando había decidido soltarlo”, para mostrar que Jesús ha sido traicionado, entregado en manos de pecadores y matado como un criminal. Así deja claro ante la multitud que ellos fueron los responsables de la muerte de Jesús, el Mesías, al exigir que Pilato soltara a un asesino, Barrabás, y condenara a Jesús. Pero Pedro abre la puerta del perdón y advierte “más ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo hicieron, igual que sus autoridades”, con lo que pasa del juicio a la gracia. Por lo que se concluye: Juicio sin gracia destruye, y, a la vez, gracia sin juicio es ‘gracia barata’, “el enemigo asesino de nuestra iglesia” (Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Discipleship). Necesitamos el perdón de Dios y nuestro arrepentimiento. El Salmo 4, es una oración de la tarde, con invocación al “Dios de mi justicia” por quien “en paz me acuesto”, con la insistencia en que "Dios es el único necesario". La "confianza" en Dios está en abandonarse en el sueño, en el silencio de esta muerte aparente con la seguridad que vamos a despertar. San Juan, en su primera carta, nos presenta a Jesucristo, sacrificado por nuestros pecados, quien había advertido su muerte para “que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos…”, había invitado a guardar sus mandamientos, a ser fieles, como signo de que lo conocemos, y a amar y alabar a Dios con sentimientos de gratitud. San Lucas identifica al discípulo misionero, quien reconoce a Jesús y tiene un estilo de vida: de paz y alegría, de conversión y perdón, de encuentro y testimonio; diferente al mundo, que sigue el sistema anti-Dios, por lo que rechaza permanecer en Él y vivir como Él, como señales del auténtico cristiano, que cree que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios venido en cuerpo humano; obedece la Palabra de Dios; y que vive la paz y ama, perdona y sirve a los hermanos. Hasta a los mismos discípulos se les dificulta aceptar los acontecimientos de la pasión y muerte, creen que todo había terminado con la muerte del Señor; pero se encuentran con la sorpresa de Dios, al resucitar a Jesús, quien se les manifiesta en el camino de Emaús, en el cenáculo y otros lugares donde irrumpe para quitar el miedo y la pesadumbre e impulsarlos a ser testigos y anunciadores de la nueva verdad: ¡el Señor resucitó! Él quiere reconfortar a los suyos en la fe y que se tome conciencia de su presencia, de su compañía, por eso los invita a que lo toquen, a que le palpen sus heridas y le den comida. Come con ellos y les recuerda los momentos vividos para que se cumpliesen las Escrituras. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El Señor Jesús ayuda a los discípulos a superar el miedo y terror, el espanto y la incredulidad. Les muestra las manos y los pies, diciendo: “¡Soy yo!”, y manda palpar el cuerpo, diciendo: “Porque un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.” Muestra sus manos y sus pies, porque en ellos están las marcas de los clavos. Cristo resucitado es Jesús de Nazaret, el mismo que fue muerto en la Cruz, y no un Cristo fantasma como imaginaban los discípulos viéndolo. Les pide palpar su cuerpo, porque la resurrección es resurrección de la persona toda, cuerpo y alma. Nada que ver con los griegos y la teoría de inmortalidad del alma o con la reencarnación. Dios, de forma maravillosa, cumplió en Jesús, su designio. Jesús, el enviado, desarrolló la mayor parte de su vida pública en la tierra, con sus discípulos, y les había anunciado todo lo relacionado con Él en las Escrituras, por eso ahora al hablarles les abrió el entendimiento y comprendieron lo sucedido. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El Señor Jesús está presente entre nosotros, pero hoy encontramos opiniones diversas y contradictorias acerca del testimonio que damos los cristianos. Están los que dicen que estamos lejos de ser testigos, que nuestro comportamiento en lugar de ser buena noticia, por ser portadores de la Palabra de Dios, es muy dudoso, temeroso y tímido. Otros opinan que necesitamos experimentar su presencia resucitada para convertirnos y renovarnos, porque nos falta fe. Y están los que afirman que en la medida que reconocemos que su amor actúa en nuestras vidas y nos dejamos llenar de su Espíritu, podemos caminar día a día siendo testimonios vivos para otros hermanos. Este reconocer en nuestro camino al Resucitado, experimentarlo en nuestra vida, nos da el poder ser testigos, ser lámparas y senderos para anunciarlo, como el Mesías. Se trata, por tanto, de invitar a reconocerlo y confiar en su misericordia de Hijo de Dios; dejar las dudas y terror y, por el contrario, verlo y escucharlo en quienes esperan compasión; comprender las Escrituras y tener actitudes de misericordia en la oración y la acción, en la palabra y la vida y en la acogida y el trato; convertirnos y a agradecer el regalo de la salvación con una vida fraterna y solidaria, de perdón y paz; ser apóstoles de misericordia y hacer de los mandamientos vida que nos lleve a amar y servir a los otros y nos prepare para el encuentro definitivo con el Señor, y a vivir de fe y amor para tener fortaleza en la lucha y consuelo en las dificultades. Como la incredulidad y la duda se anidan en nuestro corazón, nos debilitan espiritualmente y nos confunden en las certezas de la fe, necesitamos colocar nuestra vida ante la presencia de Dios y su Hijo Resucitado, que es quien nos ayuda a superar todas las sombras, los vacíos y las fragilidades humanas, nos renueva con su poder y nos impulsa a ser testigos del amor revelado y a asumir nuestra misión como discípulos misioneros suyos. Uno de los modos de encuentro con Jesucristo, y que la celebración Eucarística debe fortalecer en nosotros, son los pobres. El Papa Francisco, en su visita a Colombia y concretamente en su intervención en el ángelus, en Cartagena, nos anima a descubrir cómo el Señor nos enseña y nos habla a través del ejemplo de los sencillos y de los que menos cuentan: “Son los pobres, los humildes, los que contemplan la presencia de Dios, a quienes se revela el misterio del amor de Dios con mayor nitidez”. (Ángelus y visita a la casa santuario de san Pedro Claver, Cartagena, 10 de septiembre 2017). II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos, nos disponemos a celebrar la Eucaristía en la que el Señor Jesús, que ha resucitado, se hace presente entre nosotros y nos invita a escuchar su Palabra, a compartir el pan y el vino, símbolos de unidad, para disfrutar de su paz y ser testigos de su resurrección, que nos motiva a vivir la vida nueva en Él y con Él. Participemos con fe y alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de este domingo nos presenta el testimonio de quienes fueron testigos de la pasión, muerte y resurrección del Santo y del Justo, el autor de la vida, quien murió por nuestros pecados y los del mundo entero; a quien Dios resucitó de entre los muertos y quien es el Mesías, que está presente en nuestro caminar y nos invita a trabajar con amor y esperanza en la construcción de caminos de conversión y perdón, de esperanza y encuentro. Escuchemos con fe Oración Universal o de los Fieles Presidente: confiados en la presencia del Señor Resucitado y en su amor generoso, oremos a nuestro Padre, diciendo: R. Padre, hazme testigo fiel de fe y amor 1. Dios Padre, que, por medio de tu Hijo Jesucristo, nos llamaste a ser una sola familia, superando toda duda y división, bendice al Santo Padre Francisco y con él a toda la Iglesia, para que unidos sirvamos a los que nos envías. Oremos. 2. Bendice, Padre, a las autoridades, para que sepan solucionar los conflictos, no con la fuerza de las armas, sino con el diálogo constructivo: Oremos 3. Acompaña con tu misericordia, Padre, a los desplazados, los migrantes, los perseguidos a causa de la justicia, para que todos logren el respeto de sus vidas y sus derechos. Oremos 4. Padre, bendice las familias, presencia de tu amor y signo de la unidad en Iglesia, para que tengan espacios de oración común y, unidas en la fe y la caridad, hagan de sus hogares ambientes de acogida fraterna. Oremos. 5. Señor, bendícenos a nosotros, aquí presentes, que hemos escuchado: “Mujer, qué grande es tu fe, que se cumpla lo que deseas”, para que seamos solidarios con los excluidos y los discriminados. Oremos En un momento de silencio presentemos nuestras intenciones personales Oración conclusiva Señor, tu nos dijiste “pedid y se os dará”, Escucha, pues, las súplicas de tu pueblo y fortalécelo con tus bendiciones. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Sáb 3 Abr 2021

Él había de resucitar de entre los muertos

DOMINGO DE PASCUA EN LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR Abril 4 de 2021 Primera Lectura: Hch 10, 34a.37-43 Salmo: 118(117),1-2. 15c+16a+17.22-23 (R. 24) Segunda Lectura: Col 3,1-4 o 1Co 5,6b-8 Evangelio: Jn 20,1-9 I. Orientaciones para la Predicación Introducción De los textos de este domingo de resurrección podemos extraer algunas ideas: • Cristo Resucitado, es nuestra esperanza. • Portadores de la noticia de la resurrección y de la esperanza. • Todos somos testigos de la resurrección por la fe y la palabra. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Una de las situaciones reales del hombre de ayer y de hoy, es que no sabe cómo confrontar su propia existencia no sabe a qué atenerse y tampoco en quien poner su esperanza, pero sobre todo en la vida más allá de la muerte. Estamos en una sociedad materialista que cada día va decayendo esa esperanza en la vida eterna y suele vivirse una vida sin sentido. La preocupación del hombre de la vida más allá de la muerte lo ha llevado pensar que sólo existe esta vida y no hay otra, debido a que nadie ha regresado después de la muerte, esto es una gran crisis que ha afectado a algunos hombres y mujeres que adolecen de una fe sólida y no saben en qué poner su propia esperanza, no saben vivir la vida, como si la vida no tuviera ningún sentido. En la humanidad no todo es oscuro, hay de todo, los que creen y los que no creen. A los que no creen les hace falta una experiencia con Cristo Resucitado y victorioso, en la palabra, los sacramento y en la Eucaristía. Por eso carecen de esperanza y no pueden ver a futuro la luz de la resurrección. Hay que salir corriendo como Juan y Pedro al encuentro con Cristo resucitado, saliendo de las incógnitas y dejando que Jesús quite las oscuridades del pensamiento y del corazón que no permiten verle, hay que ir la a tumba vacía, ver, creer y contemplar. La fe y verdadera contemplación nacen del misterio de la resurrección, es la resurrección de Jesús en donde se aclaran todas las dudas y quedan resueltas de tal manera que el hombre sin fe pasa a ser un hombre de esperanza y futuro, convirtiéndose en testigo del milagro de la resurrección, en ser anunciador de Cristo, nuestra esperanza. En los textos proclamados, la Iglesia, nos presenta al ser Resucitado, colocando como testimonio la tumba vacía, a unos testigos, a María Magdalena sumida en el dolor, a Juan el discípulo amado y a Pedro, convirtiéndose en portadores de la gran noticia de la resurrección. Creyentes, se puede caer en la actitud de algunos de los personajes antes mencionados al sumirse en el dolor que no permite ver la gloria y la grandeza de la resurrección o el correr y cansarse o el temor que no deja entender o comprender este misterio. Es en el encuentro personal con Cristo en donde salimos de las dudas, cansancios, miedos, y llegamos anticipadamente a participar de la vida nueva como don del resucitado. Todo lo anteriormente dicho hace pensar que, de una manera u otra, se comienza ser testigo de Cristo Resucitado por la palabra anunciada y el don de la fe que se ha recibido, por eso, se es testigo como Pedro para dar testimonio de la resurrección y como Pablo ser hombres buscadores de los bienes del cielo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Cristo ha resucitado, en verdad ha resucitado. Esta es la noticia que se anuncia y se proclama en toda la iglesia, es un día de alegría y gozo porque nuestras esperanzas muertas recobran vida. Como bautizados y testigos de Cristo, no podemos vivir una vida como si Cristo no hubiese resucitado, Cristo está vivo y nuestra vida es nueva. Los textos de este domingo de resurrección me invitan a dejar mi pasado y a vivir mi hoy con la novedad de vida que trae Cristo, siendo conscientes que Él es Señor, que Él es mi Señor. Debo tener los deseos de María Magdalena o los apóstoles de buscar a Cristo hoy en la Palabra, los Sacramentos y de manera especial en el de la Eucaristía. Hoy también nosotros podemos ver, escuchar y contemplar al Resucitado que no es un mito y tampoco un fantasma, él es real y está vivo y quiere trasformar mi vida y me compromete a compartir la alegría de la resurrección. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor, tus palabras son espíritu y vida, enséñanos a descubrirte en la palabra proclamada y anunciada, permítenos dejarnos contagiar de la alegría y el gozo que produce encontrarnos contigo en la Palabra. Ayúdanos a acercarnos a tu santa Palabra sin miedo y temores, sino que se despejen las dudas del pensamiento y del corazón para que siendo tus testigos te anunciemos en los hermanos que viven sin esperanza. Amén. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa ¡Cristo ha resucitado, en verdad resucito! Hermanos, nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía en este domingo de Resurrección, en el cual escucharemos con toda la Iglesia la alegría pascual de Cristo Resucitado y glorioso, que es nuestra pascua. Con mucha fe, alegría y gozo iniciemos nuestra celebración eucarística. Monición a la Liturgia de la Palabra Todos los textos que se proclamarán en la liturgia de este día nos anuncian la alegría de la Pascua: este es el día en que actuó el Señor sea nuestra alegría y nuestro gozo. El Evangelio, nos presenta la tumba vacía como testimonio de la resurrección de Cristo para que creyendo y escuchando tengamos fe y anunciemos a los hermanos que Él está vivo siendo sus testigos. Escuchemos atentos la palabra de Dios y dejémonos nutrir de su pan de vida. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Alegres por la resurrección de Cristo, con corazón purificado y espíritu renovado, dirijamos al Señor nuestras súplicas diciendo: R. Señor de la vida, escúchanos 1. Para que la Iglesia, renovada en la esperanza, pueda anunciar al mundo a Cristo Resucitado, Roguemos al Señor. 2. Por los que se han bautizado en la noche de Pascua y comenzaron a formar parte de nuestra Iglesia, para que, renacidos del agua y del Espíritu, se hayan revestido de Cristo, perseveren en la fe y la esperanza. Roguemos al Señor. 3. Por los gobernantes de la nación, de los departamentos y municipios, para que administren legalmente los bienes de la nación, ayuden al progreso y desarrollo de la sociedad. Roguemos al Señor. 4. Por los sufren en el alma y el cuerpo, para que, el Señor Jesús, alivie sus dolores y aflicciones, aumente la fe y la esperanza en la liberación de todos sus males, Roguemos al Señor. 5. Por nosotros, que celebramos esta Pascua de Resurrección; para que, con Cristo, vida y esperanza nuestra, algún día aparezcamos juntamente con Él en gloria, Roguemos al Señor. En un momento de silencio presentemos al Padre, nuestras intenciones personales Oración conclusiva Padre, que por la resurrección de Jesús llenas de gozo y esperanza nuestro caminar, acoge con bondad estas súplicas que te presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén

Sáb 3 Abr 2021

Jesús el Nazareno, el crucificado, ha resucitado

VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA Abril 3 de 2021 Lecturas del Antiguo Testamento 1ª lectura: Gn 1,1 - 2,2 (forma larga) o Gn 1,1. 26-31a (forma breve) Salmo: Sal 104(103), 1-2a.5-6.10+12.13-14ab.24+35c (R. cf. 30) o Sal 33(32),4-5.6-7.12-13.20+22 (R. 5a). 2ª lectura: Gn 22,1-18 (forma larga) o Gn 22, 1-2.9a.10-13.15-18 (forma breve) Salmo: Sal 16(15), 5+8.9-10.11 (R. 1) 3ª lectura: Éx 14,15 - 15,1 (nunca se puede omitir) Salmo: Sal Éx 15,1-2ab.2cd.3-4. 5-6.17-18 (R. 1a). 4ª lectura: Is 54,5-14 Salmo: Sal 30(29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a) 5ª lectura: Is 55,1-11 Salmo: Sal Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R. 3) 6ª lectura: Ba 3,9-15.32 - 4,4 Salmo: 19(18),8. 9.10.11 (R. Jn 6,68c) 7ª lectura: Ez 36,16-17a.18-28 / Sal 42(41),3. 5bcd; 43(42),3.4 o, cuando se celebra el Bautismo Salmo: Sal 51(50), 12-13.14-15.18-19 (R. 12a) o Sal Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R. 3) Lecturas del Nuevo Testamento Lectura: Rm 6,3-11 Salmo: Sal 118 (117),1-2.15c+16a+17.22-23 Evangelio: Mc 16,1-7 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Vigilia Pascual (VP) está caracterizada por la abundancia de los signos de la creación: la luz, en el rito de la bendición del fuego nuevo y el valor teológico del Cirio Pascual; el Gloria, el Aleluya, el agua, elemento natural con el cual la Iglesia materializa la grandeza del bautismo; la Eucaristía y una característica esencial de esta celebración es llevar a la comunidad a un encuentro orante con la Palabra de Dios. La liturgia de la Palabra nos presenta una visión amplia de la historia de la salvación y de manera progresiva introduce a la comunidad de fe a la contemplación de los principales acontecimientos. Las etapas de la historia de la salvación presentes en la Pascua del Señor se convierten en Pascua de la Iglesia (Rom 6,3-11) en el sacramento del Bautismo y, en la celebración Eucarística. (Augé Matías, a través del año litúrgico, 169). Las oraciones que se dicen después de las lecturas del Antiguo Testamento interpretan los pasajes bíblicos proclamados en clave: cristológica, eclesial y sacramental. Las lecturas que la Iglesia proclama en la Vigilia Pascual, se pueden distribuir, por razones pedagógicas, en tres bloques: a) Creación e historia de la salvación; b) anuncios proféticos; c) la palabra se cumple en la persona de Cristo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? A. Creación e historia de la salvación Gn 1,1 – 2,2 La acción creadora de Dios tiene como centro de su amor al hombre quien es constituido sagrario de la confianza divina. Una expresión de la misericordia de Dios es asociar al ser humano a la obra de la creación. La misión del hombre en la creación es parte del proyecto de Dios. La figura literaria del “jardín del Edén” tiene un valor profundamente teológico, con ella se expresan aspectos fundamentales: El bienestar por excelencia, la felicidad, la comunión misteriosa de Dios con el hombre donde él es el soberano de la historia. Gn 22,1-18 o Gn 22, 1-2.9a.10-13.15-18 El llamado de Dios a Abrahán está marcado por la dimensión de universalidad, lo que acontece en él, sus dudas, temores, fatigas, son el camino que debe recorrer para hacer la opción por el Dios de la promesa y constituirse en padre y modelo de la fe para la humanidad. La columna vertebral de esta narración se encuentra en el texto “toma a tu hijo único, a Isaac, ve a la zona de Moriá y sacrifícalo en mi honor, en el monte que te voy a indicar”. Nos ayuda a entender la presencia de este texto en la vigilia pascual el hecho que Isaac es figura de Jesús, “el predilecto, el amado del Padre” (Jn 3,16; Rom 8,32), Aquel a quien reconocemos como el “sacramento de nuestra fe”. Éx 14,15 - 15,1 Esta lectura contiene la narración de la acción liberadora de Dios sobre su pueblo. En este texto se pueden identificar dos momentos: La acción de Moisés que pone en alto su bastón, extiende su mano y el mar se divide y el resultado de esta acción es el paso del pueblo a la libertad (Ex 14,16). La obediencia de Moisés a Yahvé es sino de fe. El segundo momento es la angustia y el temor del pueblo que se enfrenta a Moisés que los exhorta a permanecer y a contemplar el signo de la nube que los cobija y los “oculta” de la mirada de los egipcios. La acción de Yahvé no se hace esperar: levanta el viento, acción que va más allá de lo natural y genera asombro y pánico entre el ejército egipcio que perece. Dios obra a favor de su pueblo como soberano y Señor y el pueblo confirmó su fe en Él (Ex 14,31). B. Anuncios proféticos y esperanza cierta Is 54,5-14 Sal 30(29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a). Isaías presenta la figura del esposo y la esposa para significar la relación entre Dios y el pueblo. Dios como el esposo fiel y el pueblo como la esposa infiel a quien Dios-esposo ha creado y a pesar de la infidelidad, la vuelve a llamar y a tomar como propiedad. La manera de ser de Dios rompe la lógica de la tradición israelita sobre la fidelidad que era considerada sagrada y quebrantarla traía consigo graves castigos. El profeta expresa que el poder de Dios supera esa realidad y él se mantiene fiel a su palabra de salvación. El trasfondo de este texto es la Alianza de Dios con su pueblo. Is 55,1-11Sal Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R. 3). Dios soberano dirige la historia de todos los pueblos e invita a participar de los dones de la nueva Alianza. En la figura de la lluvia que cae sobre la tierra se desvela una sana dependencia en la cual la promesa de una tierra no solo la da Dios, sino que es Él quien la riega, la cuida y cultiva. Apertura a la novedad de Dios. La acción misericordiosa de Dios es un llamado permanente a modificar conductas, a entrar en el sagrario de la propia conciencia y confrontarse con la Alianza. Contemplar los planes de Dios. En la expresión “mis planes no son vuestros planes, el lector debe fijar su mirada en un Dios que es universal, espiritual y salvador; su grandeza no le impide ser cercano, providente, misericordioso y bueno. Ba 3,9-15.32 - 4,4Sal 19(18),8. 9.10.11 (R. Jn 6,68). El texto de Baruc centra su mensaje en el pueblo que fue exiliado y se encuentra en Babilonia. Su predicación describe lo que significa para el pueblo la ciudad santa de Jerusalén, que con su templo y prácticas religiosas es el fundamento de su identidad y anuncia que ese amor por la tierra santa provocará el regreso y la restauración definitiva. Destacamos dos ideas: El profeta con sutileza confronta al pueblo con su realidad. El dolor de saberse fuera de su tierra es la consecuencia de haber suplantado el camino de Dios y trasgredido la Alianza. El profeta le sugiere al pueblo caminar en el esplendor de Dios y debe hacer memorial de las enseñanzas de la ley de la cual emerge la luz; los exiliados deben hacer conciencia que su mayor gloria es Dios, que están llamados a ser ejemplo para los otros pueblos y deben asumir su misión desde la Palabra del Señor. Ez 36,16-17a.18-28 / Sal 42(41),3. 5bcd; 43(42),3.4 o, cuando se celebra el Bautismo, Sal 51(50), 12-13.14-15.18-19 (R. 12a) o Sal Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R. 3). El profeta Ezequiel invita a entender la Palabra de Yahvé que ilumina e interpreta la historia de su pueblo, y en medio del sufrimiento quiere sacarlo de su realidad de víctima y permitirle, ya no solamente desde una culpa colectiva, sino individual, ser sobreviviente en la nueva Alianza. La esperanza ocupa el centro del mensaje que busca hacer una lectura de las causas que originaron el exilio del pueblo elegido e identificar los caminos para volver a Dios. Entre las causas está la inclinación a la idolatría que generó una conducta social contraria al fundamento de la Alianza, “no tendrás otro Dios fuera de mi” (Ex 20,1-6). El comportamiento equivocado del pueblo ha profanado el nombre de Yahvé, han olvidado que Dios comprometió su nombre, y por la dignidad de su nombre devuelve la esperanza al pueblo. El honor del nombre de Yahvé es la salvación de su pueblo. La reunificación del pueblo en Jerusalén es la nueva esperanza; una nueva creación donde se infunde un espíritu nuevo que es figura de Cristo resucitado que sopla sobre los apóstoles y les confía la misión de la nueva creación. C. La Palabra se cumple en la persona de Cristo Rm 6,3-11 / Sal 118 (117),1-2.15c+16a+17.22-23 La salvación y la vida son el centro del texto. La Participación en la vida y la salvación obrada por Cristo, el apóstol la presenta en dos momentos: a. Participamos en el misterio de la pasión, muerte y resurrección del Señor por la gracia del Bautismo. Somos redimidos sumergiéndonos en la vida sacramental, en la cual muere el hombre viejo y emerge la nueva vida. ¡He aquí! la razón de la liturgia Bautismal en esta noche santa. b. El hecho que Cristo haya asumido nuestro pecado en el Misterio Pascual es la mayor expresión de la solidaridad de Dios con la humanidad Mc 16,1-7 La estructura de este pasaje del evangelio ofrece cuatros momentos: a. El signo de encontrar la piedra corrida y la evidencia del sepulcro vacío expresan la realidad de la Resurrección, pero exigen la experiencia personal y comunitaria del Cristo vivo para identificar al Resucitado con el Crucificado. b. La realidad del sepulcro vacío genera fascinación, temores, dudas, admiración, se está ante la presencia de lo divino. Algo que trasciende la materialidad está sucediendo y los signos externos pasan a un segundo lugar y lo que se debe privilegiar es el contenido del mensaje que nos da la razón por la cual el sepulcro está vacío. c. ¡Cristo ha Resucitado! La Resurrección lo es todo, la víctima de la Cruz es el sobreviviente por excelencia, es la nueva vida. d. Es imposible estar en la presencia de Dios y guardarse para sí lo vivido. Las tinieblas del miedo y de la duda se han disipado con la realidad de la resurrección; el testimonio de las mujeres llena de nuevo contenido y significado la creación entera e introduce a la humanidad en el misterio de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Enseña el Papa Francisco “el predicador debe ser el primero en tener una familiaridad personal con la Palabra de Dios…necesita acercarse a la Palabra con un corazón dócil y orante antes de preparar concretamente lo que uno va a decir en la predicación, primero tiene que aceptar ser herido por esa Palabra que es viva y eficaz…” (EG 149-150). Confrontemos nuestra vida y ministerio. a. La obra de la creación también ha sido entregada a mi cuidado, en ella, Dios actúa la salvación para mí. Como miembro de ese nuevo pueblo estoy llamado a la fidelidad y a una vida coherente que refleje mi opción por Cristo. b. El pecado original del pueblo de Israel fue su inclinación a la Idolatría. Es importante que podamos identificar esos nuevos ídolos que nos apartan de la Nueva Alianza en Cristo. c. Como consagrados hemos sido revestidos del sacerdocio de Cristo, somos un nuevo Moisés que debe escuchar la Palabra de Dios para llevar la acción liberadora de Dios. Esto exige obediencia, contemplación, momentos de presencia en el sepulcro vacío para admirarnos, dejarnos seducir por la presencia del Resucitado; un tomar en serio la conversión pastoral para glorificar el nombre de Dios en el servicio oblativo a los Hermanos. d. Los Sacerdotes y consagrados tenemos la tentación de pensar que tenemos claridad teológica y espiritual frente al Misterio Pascual y su presencia en los sacramentos que celebramos. Hoy es una oportunidad para preguntarse qué sé del Bautismo, pero más aún, ¿cómo vivo mi propio Bautismo? e. Mi proceso de conversión personal, me permite en esta Vigilia Pascual afirmar realmente con la secuencia: “Sabemos que Cristo verdaderamente ha resucitado de entre los muertos” y ¿vive planamente en mí? Igualmente, nos dice el papa Francisco: “Un predicador es un contemplativo de la Palabra y también un contemplativo del pueblo” (EG 154). Compartimos lo contemplado con la comunidad. a. Reconocer el señorío de Dios sobre la historia de la humanidad. Él hace presencia de manera silenciosa pero eficaz y requiere del discípulo una vigilancia permanente para contemplar el paso de la providencia de Dios por su propia vida, por la historia y la cultura. El Papa Francisco nos enseña: “Colombia es una nación bendecida de muchísimas maneras: la naturaleza pródiga no sólo permite la admiración por su belleza, sino que también invita a un cuidadoso respeto por su biodiversidad...Colombia es rica por la calidad humana de sus gentes…” (Encuentro con las autoridades, Bogotá, 7 de septiembre de 2017). b. Caminar es la actividad que debe realizar toda quien se siente llamado a cooperar con Dios en el cuidado de la creación y en la promoción integral de las de los pueblos. Pero caminar no de cualquier manera, sino en plena libertad, y como Abraham, tener la certeza que “lo acompaña el don de la fe y la esperanza que palpita en el corazón de su pueblo y su cultura”. “los pasos dados hacen crecer la esperanza, en la convicción que la búsqueda de la paz es un trabajo siempre abierto… y que exige el compromiso de todos…” (Papa Francisco, Visita Apostólica a Colombia, encuentro con las autoridades, Bogotá, 7 de septiembre de 2017). c. Escuchar como Moisés la Palabra de Dios que tiene poder para transformar el miedo, la persecución, la muerte, la injusticia, la esclavitud en una oportunidad de nueva vida. Tenemos un trabajo por hacer “que nos pide no decaer en el esfuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstáculos, diferencias y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro que exigen colocar en el centro a la persona humana, su altísima dignidad y el respeto por el bien común” (Papa Francisco, Visita Apostólica a Colombia, encuentro con las autoridades, Bogotá, 7 de septiembre de 2017). d. Conversión es un llamado permanente del mensaje profético. El pueblo reconoció su infidelidad, su desobediencia. Colombia, sus regiones, debe reconocer las raíces que alimentan tanta violencia. Una de ellas es “cuando el hombre se aparta de Dios, cuando el corazón humano busca sus fines lejos de Dios, hiriendo, abusando, dominando, destruyendo y ultrajando” (CEC. Artesanos del perdón, la reconciliación y la paz, 21). Convertirnos exige una opción por Cristo resucitado; Él es “el primer paso y es un paso irreversible. Proviene de la libertad de un amor que todo lo precede”. Convertirse es asumir el camino que el Papa Francisco propone: a. el todo es superior a la parte; b. el tiempo superior al espacio; c. la realidad es superior a la idea; d. la unidad es superior al conflicto (EG 217-237). Vivir con el resucitado es tener la certeza que “aquellos que lo reconocen y lo acogen reciben en herencia el don de ser introducidos en la libertad de poder cumplir siempre con Él ese primer paso.” (Papa Francisco, Visita Apostólica a Colombia, encuentro con los Obispos, Bogotá, 7 de septiembre de 2017). e. Orar. La Iglesia atenta a la Palabra de Dios, entiende que el mensaje liberador y salvífico de Dios, contemplado en Cristo Resucitado, requiere una respuesta: La oración para creer y entender que la verdadera paz está entre nosotros. Orar con el resucitado es vivir la grandeza del Bautismo y de la Eucaristía, por eso la Pascua de Cristo es Pascua sacramental de la Iglesia. El resucitado “nos pide que recemos juntos; que nuestra oración sea sinfónica, con matices personales, diversas acentuaciones, pero que alce de modo conjunto un mismo clamor… (Papa Francisco, Visita Apostólica a Colombia, Homilía, Cartagena, 10 de septiembre 2017). f. “Primerear”, es el testimonio de la Magdalena que toma la iniciativa de ir a buscar al Señor; vive la novedad del misterio en el sepulcro vacío y corre a anunciar a los apóstoles lo que ha visto y oído. La Iglesia, iluminada con la luz del Resucitado, sabe que en el pueblo se actualiza el Misterio de la entrega oblativa de Jesús que libera del pecado y, “renunciando a la pretensión de controlar aquello que no es su obra sino la de Dios, permanece con Jesús, aun cuando su nido y su resguardo es la Cruz” (Papa Francisco, Visita Apostólica a Colombia, encuentro con el CELAM, Bogotá, 7 de septiembre de 2017). “Primerear” desde el resucitado es salir, involucrarse, ser testigo del Señor resucitado que nos ha “primereado” en el amor (1Jn 4,10). La comunidad que celebra la Resurrección, descubre su identidad misionera, encarna una espiritualidad de éxodo que conduce a la reconciliación, el perdón y la paz (Papa Francisco, Mensaje jornada mundial de las misiones 2017). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? a. La autenticidad del espíritu misionero del bautizado se anima y fortalece asumiendo la espiritualidad que tiene el Misterio Pascual de Cristo: Conocimiento sublime de Jesucristo (Fip 3,8): Oración, formación, apostolado. b. Ser fuente de auténtica esperanza. Le está prohibido al misionero la “quejumbrosidad”, la esperanza viene de lo alto, el Señor es siempre fiel. c. Hacer el trabajo evangelizador con pasión “poner el corazón en todo lo que hagamos, pasión de joven enamorado y de anciano sabio, pasión que transforma las ideas en utopías viables, pasión en el trabajo de nuestras manos, pasión que nos convierte en continuos peregrinos en la Iglesia”. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Vigilia Apreciada comunidad: Esta noche la Iglesia asume el papel de los criados del evangelio, que, con lámparas encendidas, esperamos y acogemos al Señor resucitado que nos invita a volver a Él y, a sentarnos a su mesa eucarística. Esta noche nos enseña que Cristo resucitado es luz de nuestro diario vivir; proclamamos la Palabra de la salvación que tiene pleno cumplimento en la resurrección del Señor y, actualizamos esta salvación, en la celebración del Bautismo, en la renovación de las promesas bautismales y, en la Eucaristía. Con la alegría de Dar el primer paso con Cristo resucitado, participemos en la solemnidad de la Pascua. Monición introductoria presidencial La monición, que corresponde al Presidente, se encuentra en el Misal, p. 194. Monición a la Liturgia de la Palabra La monición, que corresponde al Presidente, se encuentra en el Misal, p. 204. Monición a la Liturgia bautismal La monición, que corresponde al Presidente, se encuentra en el Misa, pp. 209 o 214 (según haya o no bautizados en la celebración). Monición a la Renovación de los compromisos bautismales La monición, que corresponde al Presidente, se encuentra en el Misal, p. 215. Monición a la Liturgia de la Palabra La liturgia de la Palabra nos presenta la historia de la salvación, el proyecto de Dios para la humanidad y su realización en el Misterio de Jesucristo Resucitado. La Palabra nos permite entender, en esta noche, el sentido de los sacramentos pascuales. Tendremos un dialogo con Dios que nos habla y nosotros que le respondemos con los salmos y las oraciones después de cada lectura. La clave para entender las lecturas la ofreció Jesús a los peregrinos de Emaús, "todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí, tenía que cumplirse, y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a Él en la Escritura (Lc 24,27). Oración Universal o de los Fieles Presidente: con la alegría de celebrar la Resurrección del Señor, dirijamos a Él nuestra oración, confiados en su fidelidad y misericordia. R. Tu luz nos guíe a la reconciliación, Señor 1. Por la Iglesia de Dios para que, bajo la guía del Papa Francisco, sea en medio de la humanidad, sacramento de unidad, esperanza y caridad. 2. Por los gobernantes de las naciones para que, frente a la opresión, la violencia, los conflictos, la corrupción, respondan con la promoción del amor y respeto por la vida y su dignidad. 3. Por el poder legislativo para inspirados en Cristo resucitado, promulguen leyes con el deseo de resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia. 4. Por quienes creemos en Cristo resucitado, para que, fijando la mirada en los pobres, excluidos y marginados de la sociedad, promovamos la construcción de una cultura del encuentro donde no nos olvidemos de los pobres. 5. Por nosotros aquí reunidos para que, en el seguimiento de Cristo resucitado, seamos constructores de la paz, promotores de la vida y apasionados defensores de la dignidad de la familia. Oración conclusiva Padre todopoderoso, que en tu Hijo muerto y resucitado nos has salvado escucha las súplicas que la Iglesia te presenta en esta noche santa, Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén

Jue 1 Abr 2021

La voz del Pastor | 04 de abril de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Juan 20,1-9

Vie 26 Mar 2021

Andaban buscando cómo prender a Jesús a traición y darle muerte

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR Marzo 28 de 2021 Primera Lectura: Is 50,4-7 Salmo: 22(21),8-9.17-18a.19-20. 23-24 (R. 2a) Segunda Lectura: Flp 2,6-11 Evangelio: Mc 14,1 - 15,47 (forma larga) o Mc 15,1-39 (forma breve) I. Orientaciones para la Predicación Introducción Este Domingo de Ramos, domingo de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo hagamos tres contemplaciones mediante tres figuras que brotan de la Palabra: • Contemplar a Jesucristo, discípulo. El Profeta Isaías presenta la figura del discípulo, en algunas traducciones la del iniciado; es decir, la persona que obedece, sigue y aprende la voluntad de Dios en su vida, y en el seguimiento se convierte en testigo fiel. • Contemplar a Jesucristo, esclavo. El apóstol san Pablo en la carta a los filipenses muestra la figura del esclavo con estas connotaciones: tomó la condición de esclavo, pasó por uno de tantos, como un hombre cualquiera, se rebajó a una muerte de cruz, se convierte en testigo de humildad. • Contemplar a Jesucristo, su cuerpo crucificado. El profeta Isaías, el salmista y el relato del Evangelio según san Marcos van describiendo las partes del cuerpo de una persona que se entrega, y en el abandono de las partes de su cuerpo, traspasa los sentidos para que, a través de ellos, contemplemos al Hombre, ser de la tierra que es glorificado en la resurrección, adquiriendo un cuerpo de luz, un cuerpo glorificado, mostrando así, que el destino del hombre no es la sepultura sino la Gloria de la vida eterna. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Isaías hablando de la misión del hombre que presenta destaca las partes del cuerpo como el oído, la lengua, el rostro, la barba, la espalda y la mejilla; mientras que el salmista resalta la cabeza, las manos, los pies y los huesos; mientras que san Pablo orienta la mirada a la contemplación del hombre en su humanidad, y mencionando la rodilla y la lengua como instrumentos para glorificar a Dios. En la Pasión según san Marcos se va progresivamente describiendo el Misterio de la Pasión, Muerte y Crucifixión de Nuestro señor Jesucristo, evidenciando las partes de su cuerpo que fueron objeto de humillación y escarnio, pero que han servido a la propia humanidad para contemplarse y reflejarse como esa imagen y semejanza sufrida, doliente y escarnecida, como una humanidad que peregrina en el espacio y el tiempo y como una solo cuerpo que va buscando superar los dolores y sufrimientos hasta llegar a contemplar al Cristo crucificado y resucitado que por sus heridas en su cuerpo lacerado nos ha redimido, nos ha salvado. Detengámonos en oración y contemplación, en aquellas partes del cuerpo que resalta el autor sagrado, para que, mirando nuestra propia humanidad, meditemos en el cuerpo de tantas personas que hoy día sufren las vejaciones y el maltrato en tantas formas sutiles de martirio, crucifixión y muerte. En la narración del evangelista San Marcos se destaca el frasco de nardo que derrama una mujer en la cabeza de Jesús, junto a la corona de espinas y los golpes que le daban en su cabeza; al igual que su rostro escupido, abofeteado por los soldados romanos. Jesús mismo alude a su cuerpo embalsamado para la sepultura, pero solicitado por José de Arimatea para para poderlo enterrar; al mismo tiempo que en el momento de la última cena, alude al cuerpo de la Eucaristía: esto es mi Cuerpo y a la sangre, como sangre de la alianza. Se encuentran en el texto evangélico otras partes del cuerpo que no se refieren directamente a Jesús como los labios que lo besan, la oreja del criado que es cercenada y el muchacho que huye desnudo después que apresasen a Jesús. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Todo ser humano posee un cuerpo que constituido por su naturaleza por muchas partes que unidas forman un todo. El cuerpo de Cristo humano, trascienda la naturaleza humana en un cuerpo divino resucitado; este mismo cuerpo va a trascender y a permanecer en el cuerpo de la Eucaristía; pero este mismo cuerpo va a constituirse en el cuerpo de la Iglesia, que somos todos los bautizados, cuya cabeza es Cristo. La Iglesia como cuerpo de Cristo cuya cabeza es Cristo, sufre en sus partes cuando un miembro de su comunidad sufre, pero está llamado a que todo su cuerpo junto con sus miembros resucite trascendiendo la humanidad frágil y débil de la carne, para que el alma arropada de la inmortalidad resucite. Toda la creación (humanidad), dice el apóstol san pablo (Cfr. Rom 8, 18-25), gime como con dolores de parto, hasta que alcance a liberarse de la esclavitud de la corrupción para entrar en la libertad gloriosa de la salvación de los hijos de Dios. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Suplicamos al Señor que contemplando su pasión, Muerte y resurrección en este domingo de Ramos podamos sentir compasión de tantos hermanos y hermanas que sufren en el cuerpo y en el alma; tanto enfermos, ancianos desahuciados, niños, niñas, adolescentes abusados, maltratados, explotados, que usa sus cuerpo para el comercio y tráfico de órganos, son asesinados, explotados y abusado sexualmente, vendidos usados como herramientas de comercialización, sin contemplar los dolores y sufrimientos de su humanidad y sin sentido trascendental de sus almas. Tantas víctimas de la violencia de la pandemia, fallecidos sin que sus cuerpos hayan tenido cristiana sepultura. También el cuerpo de la Iglesia sufre cuando uno de sus hijos y de sus partes no son honradas y respetados en su dignidad debidamente. En tantos seres humanos, Cristo sigue siendo maltratado y crucificado en su cuerpo. Contemplemos en el cuerpo de la Iglesia cuya cabeza es Cristo, el rostro de la humanidad doliente y sufrientes; también en la Eucaristía el cuerpo de Cristo que entra en nuestro cuerpo para configurarnos con él, y el cuerpo de tantos hermanos y hermanos que son abandonados y olvidados, para que desde el cuerpo de la Iglesia y de la Eucaristía oremos por sus vidas y por su salvación. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, con el Domingo de Ramos, que recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén para vivir la Pascua, la Iglesia inicia esta semana santa que nos invita a cada uno, como hijos de Dios en el bautismo, a vivir estas celebraciones litúrgicas como un solo cuerpo que es la Iglesia, llamada a transformar el dolor y los sufrimientos de nuestros propios cuerpos, el cuerpo de la Iglesia y de la humanidad en un cuerpo pascual que a través la Pasión, Crucifixión y Muerte de Jesucristo sirva de instrumento de salvación para la humanidad que peregrina hacia la Resurrección. Participemos con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos invita a disponer nuestros sentidos, ojos y oídos para que contemplemos y escuchemos los misterios de la redención sucedidos en el cuerpo de Jesucristo, por quien hemos sido salvados en nuestro cuerpo y en nuestra alma como cuerpo místico que es la Iglesia. Escuchemos con atención para vivamos con compromiso. Oración Universal o de los Fieles. Presidente: Supliquemos al Dios de la vida que, en la entrega de su Hijo, nos demuestra la abundancia de su amor para con la humanidad, y dirijamos nuestras oraciones a Él como fuente de vida y digamos con humildad: R. Escucha Señor nuestra oración 1. Por el cuerpo de la Iglesia: el papa, obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos; para que como miembros del cuerpo místico de la Iglesia formemos una unidad que peregrine hacia la redención en la vida eterna. Roguemos al Señor. 2. Por el cuerpo de gobernantes: presidente, gobernadores, alcaldes, militares, servidores públicos; para que en el ejercicio de sus funcione sirvan a los demás protegiendo la vida de todos los ciudadanos. Roguemos al Señor. 3. Por el cuerpo de salud: médicos, enfermeras, servidores en hospitales y clínicas; para cuiden el cuerpo de Cristo en los enfermos, vulnerables y olvidados de la sociedad. Roguemos al Señor. 4. Por el cuerpo docente: rectores, profesores, estudiantes y personal administrativos para que formen en los valores éticos, morales y espirituales los niños y jóvenes profesionales para que ayuden y protejan a los más vulnerables de la sociedad. Roguemos al Señor. 5. Por el cuerpo legislativo y administrativo: magistrados, doctores, abogados, profesionales, administrativos y servidores públicos, para que propendan leyes justas que protejan y defiendan la vida y dignidad de todos los seres humanos, especialmente de los abandonados y olvidados. Roguemos al Señor. 6. Por el cuerpo de los agonizantes, desahuciados y fallecidos, para que les brindemos cristiana sepultura, y honremos su memoria como parte de la Iglesia que peregrina hacia la vida eterna. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Dios Padre Misericordioso, que en Cristo cabeza del Cuerpo de la Iglesia, nos has dado la Eucaristía, atiende benigno todas estas súplicas. Por Jesucristo Señor nuestro. R. Amén

Vie 26 Mar 2021

La voz del Pastor | 28 de marzo de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 11,1-10