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papa francisco

Vie 15 Sep 2017

Gracias Papa Francisco por tanto

Por: Ismael José González Guzmán - Durante estos cinco días de visita y peregrinaje del papa Francisco por Colombia, hemos sido testigos de la gratuidad del amor de Dios, al escuchar del sucesor de Pedro, un mensaje que nos invita como sociedad a dar ese primer paso hacia una autentica cultura del encuentro, donde sea posible construir puentes que nos ayuden a experimentar desde la perspectiva del evangelio, la alegría, la esperanza, la paz, el perdón y la reconciliación entre todos los colombianos. El Papa nos ha recordado que el principio de la alegría, es saber que Dios nos ama con amor de padre, que no es selectivo y no excluye a nadie, porque todos somos importantes y necesarios para Él. Con esta consigna, no debemos tenerle miedo al futuro, tampoco a volar alto y soñar grande. Es momento de romper con esa atmosfera del relativismo y no acostumbrarnos al dolor y sufrimiento del otro, porque todos somos parte de algo grande que no une y nos trasciende; la sociedad. Es hora de comprometernos a descubrir esa Colombia que se esconde detrás de las montañas, la cual se constituye en una riqueza por la calidad humana de su gente, de aquellos hombres y mujeres de espíritu acogedor y bondadoso a los cuales les han robado la fe, la esperanza y la alegría a causa de la injusticia social. Nuestra historia de violencia, dolor, muerte y sufrimiento, bien puede ser leída desde el Cristo crucificado de Bojayá, mutilado y herido, pero con un rostro que nos mira y enseña, que el Señor no es ajeno al sufrimiento de su pueblo y que el odio no tiene la última palabra, porque el amor es más fuerte que la muerte y la violencia. Esto debe motivarnos a caminar juntos y transformar el dolor en fuente de vida y resurrección, para que junto al Señor aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor. Es hora de romper con el ciclo perverso que ha engendrado violencia, odio y muerte en Colombia. Esto sólo es posible, a través del perdón, la reconciliación y sobre todo con la verdad, compañera inseparable de la justicia y de la misericordia para construir la paz. La verdad no debe conducir a la venganza, sino más bien a contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Es confesar qué pasó con los menores de edad reclutados por los actores violentos. Es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos. Siempre es rico incorporar en nuestros procesos de paz la experiencia de sectores que, en muchas ocasiones, han sido invisibilizados, para que sean precisamente las comunidades quienes coloreen los procesos de memoria colectiva. En el encuentro entre nosotros redescubrimos nuestros derechos, recreamos la vida para que vuelva a ser auténticamente humana. En efecto, la casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre una recta comprensión de la fraternidad universal y sobre el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de los pobres, de los ancianos, de los niños, de los enfermos, de los no nacidos, de los abandonados, de los que se juzgan descartables porque no se los considera más que números de una u otra estadística. La casa común de todos los hombres debe también edificarse sobre la comprensión de una cierta sacralidad de la naturaleza creada. La historia nos pide asumir un compromiso definitivo en defensa de los derechos humanos y dar el primer paso es, salir al encuentro de los demás con Cristo, el Señor. Él nos pide siempre dar un paso decidido y seguro hacia los hermanos, renunciando a la pretensión de ser perdonados sin perdonar, de ser amados sin amar. Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar urgentemente un paso en esta dirección, que es aquella del bien común, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza humana y de sus exigencias. Gracias papa Francisco por tanto, ahora nos corresponde a nosotros los colombianos, acoger su mensaje y construir juntos aquellos puentes que nos permitan vivir en una Colombia en paz, reconciliada, unida y esperanzadora en el mañana. Ismael José González Guzmán, PhD (c) Director Ejecutivo del Centro Estratégico de Investigación, Discernimiento y Proyección Pastoral de la Conferencia Episcopal de Colombia [email protected][email protected] Twitter: @cenestrategico

Vie 15 Sep 2017

Adquiere las homilías y discursos del Papa en Colombia

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), Editorial San Pablo y Paulinas ponen a disposición de todos los fieles católicos el texto oficial de los discursos y homilías que el Papa Francisco entregó en cada una de las celebraciones y encuentros que tuvieron lugar durante los días de la Visita Apostólica a Colombia que se realizó entre el 6 y 10 de septiembre. El texto ofrece: Mensaje del Papa Francisco al pueblo colombiano antes de la visita apostólica. Homilías y discursos realizados en Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. Mensaje de despedida. Agradecimientos del Papa Francisco al pueblo colombiano – Audiencia General. Encuentra en la Librería de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) en el PBX: 4 37 55 40 Ext. 264 - Celular 313 8808447 o al correo electrónico: [email protected]

Jue 14 Sep 2017

Iglesia Católica asume con esperanza desafíos que dejó la visita papal

Para la Iglesia católica en Colombia los mensajes y orientaciones que compartió el Papa Francisco durante su visita apostólica al país son un desafío y una hoja de ruta a seguir y así ambientar escenarios de perdón, reconciliación y paz. Así se hizo conocer este miércoles durante una rueda de prensa que se realizó en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) en la que participaron monseñor Ettore Balestrero, Nuncio Apostólico en Colombia, cardenal Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá y Presidente del CELAM, monseñor Oscar Urbina Ortega, Arzobispo de Villavicencio y Presidente del Episcopado, monseñor Fabio Suescún Mutis, Obispo Castrense y Responsable de Organizar la Visita y monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, Obispo Auxiliar de Medellín y Secretario General del Episcopado colombiano. Monseñor Fabio Suescún Mutis resaltó que la visita del Santo Padre dejó al país tres lecciones. En primer lugar, la excelente capacidad de organización que tiene el país; el trabajo previo y durante la visita que realizaron los arzobispos, su presbiterio, los laicos y las autoridades civiles; el trabajo que realizó la Policía y las Fuerzas Militares que mantuvieron el orden con una presencia efectiva y discreta; y la labor de los periodistas y medios de comunicación que animaron e impulsaron la visita con alegría y esperanza. “Supimos responder a este reto maravilloso. Demostramos que Colombia es un país rico, maduro y capaz de brindar seguridad, armonía y convivencia”, afirmó el prelado. En segundo lugar, el obispo castrense destacó la sintonía que el pueblo colombiano tuvo con el Vicario de Cristo. “El pueblo colombiano recibió con ese corazón querendón que tenemos y también fuimos un pueblo que respondió a la entrega del Papa”, afirmó. Finalmente, aseguró que tras la visita a Colombia se debe emprender los siguientes pasos. “El Papa en su enseñanza fue claro, directo, conocedor de nuestra realidad con un mensaje del Evangelio que llegue a la realidad de cada uno de nosotros y del país”, manifestó. Por su parte, monseñor Ettore Balestrero, Nuncio Apostólico en Colombia, afirmó que la visita del Sumo Pontífice deja alegría, entusiasmo, nostalgia, mucha responsabilidad y autorreflexión para los colombianos. El Diplomático precisó que para Colombia fue una alegría encontrarse con el Papa y ello demostró que el país no está solo. “Colombia es un pueblo sufrido, pero muy noble; es un pueblo muy apreciado por el Papa; y es un pueblo que quiere pasar la página para empezar algo nuevo”. Sobre la responsabilidad que tiene Colombia tras la visita, aseguró que es necesario poner en práctica los mensajes que el Papa dejó. “Estas palabras fueron como saetas: contundentes (por ello) tenemos la responsabilidad de acercarnos al otro como a la carne de Cristo”, afirmó el diplomático. Para monseñor Oscar Urbina Ortega la visita papal tiene dos retos: la reconciliación entre los colombianos y la construcción de un orden nuevo. Sobre el primer reto aseguró que Colombia “debe seguir dando pasos para acercarnos a los otros, reconocerlos, mirarlos a la cara y caminar junto a ellos”. Así, manifestó que la reconciliación debe partir de un trabajo serio por y con las víctimas. “El Papa le dio otra calificación (a la reconciliación) con los pobres porque la inequidad genera nuevas violencias”, afirmó. En relación al segundo reto recordó que la construcción de un nuevo orden implica el respeto a la dignidad de la persona, fortalecer la convivencia a través del diálogo y el rescate ético. “Tantos años de violencia nos hicieron pensar que todo vale, que los fines justifican los medios. Eso es lo que ha destruido nuestro corazón, lo ha llenado de violencia, de odios y venganza. La ética va permitir que se regulen las relaciones entre los colombianos”, señaló Urbina Ortega. Finalmente, el cardenal Rubén Salazar Gómez expresó su esperanza de que los colombianos tengan la capacidad de asimilar los mensajes del Papa Francisco. “Ojalá esta vez Colombia, sí escuche al Papa. La experiencia nos ha demostrado que nuestro pueblo tuvo oídos sordos. Necesitamos escuchar al Papa. Es un mensaje claro, transparente, absolutamente convincente y nos muestra como debe ser nuestro caminar como pueblo, familia y como personas”, afirmó. ARTÍCULO RELACIONADO:"QUEDA EN EL CORAZÓN DE TODOS: LA CERCANÍA, BONDAD, FE Y LOS MENSAJES DEL PAPA"

Jue 14 Sep 2017

"Queda en el corazón de todos la cercanía, bondad, fe y los mensajes del Papa"

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) expresó su alegría y agradecimiento por la Visita Apostólica del Papa Francisco a Colombia. Así lo hizo saber en una rueda de prensa realizada este jueves. "Han sido días de gracia y bendición para nuestro país, que hemos vivido con inmensa alegría. Quedan en el corazón de todos los colombianos la cercanía, la bondad, el testimonio de fe y los mensajes del Sucesor de Pedro. Él mismo lo ha afirmado en su Audiencia general del día de ayer: “con mi visita quise bendecir el esfuerzo de ese pueblo, confirmarlo en la fe y en la esperanza, y recibir su testimonio, que es riqueza para mi ministerio y para toda la Iglesia”. DESCARGA EL COMUNICADO

Jue 14 Sep 2017

Las penitenciarias de Barranquilla vivirán catedratón

Obedeciendo a las palabras del Papa Francisco: "que cada colombiano pueda dar cada día el primer paso hacia su hermano y hermana, y así construir juntos, día a día, la paz en el amor, en la justicia y en la verdad”, el viernes 15 de septiembre, la solidaridad y Catedratón llegan a los centros penitenciarios de Barranquilla: La Modelo, El Bosque y El Buen Pastor. Durante estas visitas no hay otra intención que brindarles a las personas privadas de la libertad un espacio de encuentro con Dios en medio de alabanzas, música, predicación de la Palabra de Dios, y sano esparcimiento, regalándoles así una experiencia de fe. Además de voluntarios y servidores Catedratón ha invitado para este evento a ministerios católicos y a los cantantes seculares José Navas y los Hermanos Lora, intérpretes del género vallenato. La arquidiócesis de Barranquilla invita además para el próximo domingo 24 de septiembre, en el Salón Jumbo del Country Club, desde las 10:00 a.m. hasta las 07:00 p.m., al evento central de Catedratón 2017. Fuente: Of. comunicaciones arquidiócesis de Barranquilla

Jue 14 Sep 2017

“Dignidad de la Persona y Derechos Humanos”

Reflexión a partir de la homilía del Papa Francisco en la Misa celebrada en Cartagena, el 10 de septiembre de 2017. El Papa comienza haciendo una contextualización: Cartagena de Indias es en Colombia la sede de los Derechos Humanos porque aquí como pueblo se valora que, gracias al equipo misionero formado por los sacerdotes jesuitas Pedro Claver y compañeros, nació la preocupación por aliviar la situación de los oprimidos de la época, en especial la de los esclavos, por quienes clamaron por el buen trato y la libertad. Luego, hace alusión al evangelio, ubicando literaria y contextualmente el relato, con la perícopa anterior, que habla de inclusión para juntarla con la del día, que habla de comunidad: “El texto que precede es el del pastor bueno que deja las 99 ovejas para ir tras la perdida, y ese aroma perfuma todo el discurso: no hay nadie lo suficientemente perdido que no merezca nuestra solicitud, nuestra cercanía y nuestro perdón. Desde esta perspectiva, se entiende entonces que una falta, un pecado cometido por uno, nos interpele a todos pero involucra, en primer lugar, a la víctima del pecado del hermano; ese está llamado a tomar la iniciativa para que quien lo dañó´ no se pierda”. Palabras como “perdido”, “perdón”, “víctima”, “iniciativa” aluden claramente a los actores que involucran el proceso de paz que vive Colombia. Pero es la actitud de Jesús en el evangelio. Consiguientemente, retoma los testimonios de las víctimas que escuchó en días pasados, testimonios de personas que han salido al encuentro de personas que les habían dañado, que demuestran que sí es posible este perdón. Y refiriéndose al lema que ha acompañado esta visita (el cual retoma al final), habla de los que han dado el “primer paso” en un camino distinto a los ya recorridos. Caminos que tienen que llevar al encuentro personal entre las partes. Pero, ¿quiénes son esas partes que intervienen en este acuerdo? Sectores que, en muchas ocasiones, han sido invisibilizados, las comunidades que aportan en procesos de memoria colectiva. El sujeto histórico que es la gente y su cultura, no una clase, una fracción, un grupo o una élite. No es un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural. Y, por supuesto, cada uno de nosotros también podemos hacer un gran aporte a este paso nuevo que quiere dar Colombia. En este complejo proceso de paz, el Papa aporta dando algunas claves o pistas: Este camino de reinserción en la comunidad comienza con un diálogo de a dos. Nada podrá reemplazar ese encuentro reparador. Ningún proceso colectivo exime del desafío de encontrarnos, de clarificar, perdonar. Las heridas hondas de la historia precisan necesariamente de instancias donde se haga justicia, se dé posibilidad a las víctimas de conocer la verdad. Que el daño sea convenientemente reparado y haya acciones claras para evitar que se repitan esos crímenes. Generar «desde abajo» un cambio cultural: a la cultura de la muerte, de la violencia, respondemos con la cultura de la vida, del encuentro. «Este desastre cultural no se remedia ni con plomo ni con plata, sino con una educación para la paz, construida con amor sobre los escombros de un país enardecido donde nos levantamos temprano para seguirnos matándonos los unos a los otros... una legítima revolución de paz que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante casi dos siglos hemos usado para destruirnos y que reivindique y enaltezca el predominio de la imaginación» (citando a Gabriel García Márquez, Mensaje sobre la paz, 1998) Y nos interpela a los creyentes: A preguntarnos ¿Cuánto hemos accionado en favor del encuentro, de la paz? ¿Cuánto hemos omitido, permitiendo que la barbarie se hiciera carne en la vida de nuestro pueblo? A que ¡nuestra voz se alce y nuestras manos acusen proféticamente! A iniciar, como san Pedro Claver, una corriente contracultural de encuentro y restaurar, como lo hizo él, la dignidad y la esperanza de centenares de millares de negros y de esclavos que llegaban en condiciones absolutamente inhumanas, llenos de pavor, con todas sus esperanzas perdidas. Como santa María Bernarda Butler, a dedicar la vida al servicio de pobres y marginados. Y retomando el tema del encuentro, habla de la dignidad de la sacralidad de cada vida humana, entendiendo: Cada hombre Cada mujer Los pobres Los ancianos Los niños Los enfermos Los no nacidos Los desocupados Los abandonados Los que se juzgan descartables La naturaleza creada. Como conclusión, señala que no se puede negar que hay personas que persisten en pecados que hieren la convivencia y la comunidad: El drama lacerante de la droga La devastación de los recursos naturales La contaminación La tragedia de la explotación laboral El blanqueo ilícito de dinero La especulación financiera La prostitución que cada día cosecha víctimas inocentes La abominable trata de seres humanos Los delitos y abusos contra los menores La esclavitud que todavía difunde su horror en muchas partes del mundo La tragedia frecuentemente desatendida de los emigrantes con los que se especula indignamente en la ilegalidad. Finalmente, nos invita a que recemos juntos; aunque con matices personales y distintas acentuaciones, pero que alce de modo conjunto un mismo clamor. Rezamos para cumplir con el lema de esta visita: « ¡Demos el primer paso!», y que este primer paso sea en una dirección común.Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar urgentemente un paso en esta dirección, que es aquella del bien común, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza humana y de sus exigencias. En definitiva, la exigencia es construir la paz, hablando no con la lengua sino con manos y obras y levantando juntos los ojos al cielo: “Él es capaz de desatar aquello que para nosotros pareciera imposible, Él ha prometido acompañarnos hasta el fin de los tiempos, Él no dejará estéril tanto esfuerzo.

Mié 13 Sep 2017

Colombia, alegre, sufrida y con esperanza

El Papa Francisco aseguró que Colombia “es un pueblo alegre, con mucho sufrimiento, pero con esperanza”. Así lo manifestó este miércoles durante la Audicencia General en el Vaticano al realizar un breve balance de su visita. El Pontífice señaló que en este viaje sintió una "continuidad" con las visitas del Beato Pablo VI en 1968 y San Juan Pablo II en 1986. "Una continuidad fuertemente animada por el Espíritu, que guía los pasos del pueblo de Dios sobre el camino de la historia”. Destacó los esfuerzos del pueblo colombiano para lograr la reconciliación. “Colombia, como la mayor parte de los países latinoamericanos –señaló–, es un país en el que existen unas fortísimas raíces cristianas. Y si este hecho hace todavía más agudo el dolor por la tragedia que la guerra ha causado, al mismo tiempo constituye la garantía de la paz, la base firme para su reconstrucción, el sustento de su invencible esperanza”. El Pontífice repasó algunos de los momentos de su viaje. De forma especial, recordó la jornada dedicada a la reconciliación en Villavicencio, “momento culminante de todo el viaje”. El Papa destacó la beatificación de los mártires Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, Obispo, y de Pedro María Ramírez Ramos, sacerdote. “La beatificación de esos dos mártires recordó plásticamente que la paz se sustenta también, quizás sobre todo, en la sangre de tantos testigos del amor, de la verdad, de la justicia, y también en los verdaderos mártires asesinados por la fe, como los dos citados”. “Escuchar sus biografías ha sido conmovedor hasta las lágrimas: lágrimas de dolor y, al mismo tiempo, de alegría. Delante de sus reliquias y delante de sus rostros, el santo pueblo fiel de Dios ha sentido la fuerza de su santidad, con dolor, pensando en tantas, demasiadas, víctimas, y con alegría, por la misericordia de Dios”. Francisco también destacó la impresión que le produjo celebrar la Misa ante el Cristo de Bojayá, “sin brazos y sin piernas, mutilado como su pueblo”. En Medellín, “el tema era la vida cristiana como discipulado: la vocación y la misión. Cuando los cristianos se empeñan a fondo en el camino de Jesucristo, se vuelven verdaderamente sal, luz y levadura en el mundo, y los frutos se vuelven abundantes”. Uno de estos frutos “son los ‘Hogares’, las casas donde niños y jóvenes heridos de la vida pueden encontrar una nueva familia donde son amados, escuchados, protegidos y acompañados. Y otros frutos abundantes: son las vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada que he podido bendecir y animar con alegría en un inolvidable encuentro con los consagrados y con sus familiares”. “Y, finalmente, en Cartagena, la ciudad de San Pedro Claver, apóstol de los esclavos, el foco se situó sobre la promoción de la persona humana y de sus derechos fundamentales. San Pedro Claver, como más recientemente Santa María Bernarda Bütler, dio la vida por los más pobres y marginados, y así han mostrado la vida de la verdadera revolución, la evangélica, no la ideológica, que libera verdaderamente a la persona y a la sociedad de la esclavitud de ayer y, sobre todo, también de la de hoy”. “En este caso, ‘dar el primer paso’, el lema del viaje, significa acercarse, inclinarse, tocar la carne del hermano herido y abandonado”, concluyó.

Mié 13 Sep 2017

Remembranzas del Angelus del Papa en Cartagena

Por: Liliana Franco Echeverri, ODN:En la ciudad de Cartagena, tierra de contrastes, en la que las olas del mar golpean las murallas y las estructuras injustas menguan la vida de los más pobres, la voz del Papa resonó con fuerza a las 12:00 del día. Miles de personas se reunieron a las afueras de la tradicional Iglesia de San Pedro Claver. Desde allí el eco del Angelus alcanzó al mundo entero. De manera sencilla y con la profundidad que lo caracteriza, el Papa recordó dos historias: la de la Virgen de Chiquinquirá y la de San Pedro Claver. Historias que hablan de una opción decidida y total por los más pobres, por aquellos a quienes la sociedad y el sistema les niegan toda esperanza. En la Virgen de Chiquinquirá los más pobres siempre han encontrado la madre que abriga, consuela y dignifica y, en San Pedro Claver, al defensor de los derechos de los más vulnerados de la sociedad: los esclavos. Con firmeza el Papa expresó: “Todavía hoy, en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad, un momento de ternura, se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y por sus propios derechos”, insistió en su discurso antes de la oración en silencio. Con radicalidad evangélica expresó: “Son los pobres, los humildes, los que contemplan la presencia de Dios, a quienes se revela el misterio del amor de Dios con mayor nitidez”. Insistió que el amor de Dios se hace concreto, se hace cotidiano y manifestó que los gestos reales de compromiso y servicio, evidencian la calidad del amor. Invitó a poner la mirada en aquellos que trabajan por recuperar la dignidad de las personas, quienes curan las heridas o atienden las necesidades básicas de los más pobres. La voz del Papa, hizo recordar la necesidad de orar y de trabajar para ayudar a todos los seres humanos a recuperar el esplendor de hijos de Dios. El Papa oró por todos los países latinoamericanos e hizo especial mención del hermano pueblo venezolano. Manifestó su cercanía “a los hijos e hijas de esa nación, como también a los que han encontrado en tierra colombiana un lugar de acogida.” Desde Cartagena, cede de los derechos humanos hizo un llamado, para “que se rechace todo tipo de violencia en la vida política y se encuentre una solución a la grave crisis”. Desde ese entrañable claustro, el Papa rezó el Angelus y oró en silencio en presencia de san Pedro Claver. Liliana Franco Echeverri odn