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evangelio

Vie 8 Feb 2019

Es importante ser discípulo de la Palabra

Primera lectura: Isaías 6,1-2a.3-8 Salmo: 138(137),1-2a.2bc+3.4-5.7cd+8bc (R. 6a) Segunda lectura: 1Corintios 15,1-11 Evangelio: Lucas 5,1-11 Introducción • Las lecturas de la liturgia de hoy, nos presentan un desafío y unas características, que debe tener un misionero comprometido con el anuncio del Reino de Dios: El misionero debe, ante todo, encontrarse e intimar con la palabra, escucharla, y dar respuesta a los llamados personales que Dios le hace en esa reciprocidad de amistad y de diálogo. • Es importante ser discípulo de la Palabra, ser oyente activo de la Palabra, para poder ser, en medio de la realidad, testigo de la misericordia, el amor, el perdón y la humanidad de Dios actuando en nuestras vidas. • Hoy por hoy, frente a tanta indiferencia religiosa, rechazo a los valores del Evangelio, las distintas culturas y antivalores, Jesús también encuentra personas que desean escucharlo y seguirle como la multitud que lo rodea a orillas del lago Genesaret, Él sigue educando, predicando y su Palabra tiene acogida; El evangelio, nos centra en el poder de la Palabra, primero para la multitud de oyentes y luego, de manera particular, para los que serán sus apóstoles. Si queremos ser misioneros de Jesús, reconozcámosle a Él, en su palabra, en las dificultades y miserias de nuestra vida, en la bondad de su cercanía y perdón, en los llamados a aumentar nuestra fe y nuestra esperanza, a fortalecer nuestra disponibilidad para anunciarlo y decir como Jeremías ¡aquí estoy yo, envíame a mí! 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El texto del Evangelio nos sitúa a orillas de un lago, este es el escenario, donde se encuentra un grupo significativo de personas que escuchan a Jesús, entre ellos la presencia de Simón y algunos pescadores. Jesús es el centro de atención, Él está enseñando, pide una barca porque se convierte en dificultad el número de personas que lo rodean. Cuando Jesús termina de hablar invita a Simón a bogar mar a dentro a echar las redes para pescar, a lo que Simón responde que han estado bregando toda la noche, pero que en su nombre lo intentarán de nuevo. Lanzan las redes y la pesca es abundante, se llenan las barcas y piden ayuda porque sentían se hundían por el peso. Jesús elije sus colaboradores en su misión, y lo realiza en medio de un milagro y después de una noche sin resultados, de una noche infructuosa. Son claras las instrucciones de Jesús: remar mar a dentro y echad las redes para… La intervención de Jesús en el texto aparece dos veces, al comienzo le da una orden a Pedro y al final le hace una promesa. Simón también se dirige a Jesús dos veces: Maestro hemos estado bregando toda la noche, pero en tu Palabra echare las redes; en los dos casos el poder de la Palabra es notorio. Para Simón, Jesús no es un desconocido, ya había sido testigo de la curación de su suegra, por eso cree en la Palabra de Jesús, es un llamado a creerle a Dios, a confiar en Él, sin importar que muchas veces sintamos que Él ordena cosas que son imposibles, que aparentemente no tienen esperanza o cosas absurdas según nuestra experiencia humana. Simón ve como una solución a ésta realidad, el alejarse de Jesús, es mejor volver a la comodidad y bienestar que supuestamente estaba viviendo, actitud que muchas veces es la nuestra. La reacción de Jesús no es la de alejarlo ni alejarse del ser humano por su pecado, sino la de acercarse, tenderle la mano, acompañarlo y ponerlo al servicio de su misión: No temas desde ahora serás pescador de hombres., es clara la acogida y el perdón de Dios y la promesa de su amor y su confianza para cimentar sobre él, su Iglesia... Cuando Pedro y sus dos compañeros reconocen y aceptan en su vida a Jesús, su respuesta es radical. Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, lo siguieron, los tres personajes comienzan una nueva vida que se fundamenta en la Palabra, que al mismo tiempo es una promesa de Jesús. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? El episodio de la pesca nos enseña cómo es la relación de Jesús con sus colaboradores. Como Pedro hace todo un proceso de reconocimiento de Jesús, lo llama SEÑOR, cae en cuenta que no es igual a Jesús, que es un pobre pecador. Es importante en un momento dado de nuestra vida, reconocernos equivocados de camino, que hay cosas en nuestra vida que no están bien, que se oponen a la voluntad de Dios... Jesús quiere que todos los hombres lo conozcan, que todos acojan la Buena Nueva de su Salvación, Él quiere abrirnos el corazón, para que entendamos que todos somos llamados a participar en su misión y actuar salvífico. Jesús lo que quiere decirle a Simón, es que debe dejar de lado muchas consideraciones humanas, lo humano, de alguna manera, no asegura el éxito, Pedro era un simple pescador, pero, eso no era nada para el poder que tenía la Palabra de Dios. 3. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Démonos la oportunidad de pensar en las personas, que en éste momento están a la deriva, arrastradas por las olas de la violencia, la pobreza, la injusticia, los antivalores, tantos hombres y mujeres que se debaten entre la vida y la muerte… Estamos llamados a tenderles nuestra mano, a devolverles sus aspiraciones y la dignidad de hijos de Dios y hermanos nuestros. Animémonos a echar las redes en los mares impetuosos de tantas historias de vida, que claman nuestra solidaridad y ayuda, nuestro rescate. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? El motivo que hará inolvidable éste hecho, será la expresión de Jesús a pedro: Desde ahora serás pescador de hombres, misión que recibe fruto del encuentro con Jesús. Mi encuentro con Jesús me lleva a estar y acompañar seres humanos, y por ende a ser signos de salvación para ellos. Por lo tanto, me alienta y anima mucho, aunque eso me pida sacrificar mi vida, mi tiempo, mis cosas para comprometerme con el mundo del Evangelio que es ante todo un servicio. Es gratificante sentir y saber que Jesús es el pescador por excelencia, el sentirse uno pescado por el Señor, sacado de las aguas como Pedro en algún momento de la vida, para ser enviado a una misión sin desconocer que Dios está siempre presente y actuando en nuestras vidas para sacar adelante lo que Él, en su bondad y misericordia, nos confía. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Insistir en las palabras: vocación, misión, misericordia, Palabra, seguimiento. 2. Se sugiere resaltar en este domingo los silencios y la música, como elementos fundamentales de la acción litúrgica. 3. Se sugiere el Prefacio Dominical IX, La acción del Espíritu Santo en la Iglesia, Misal, pág. 391; con la Plegaria Eucarística II. 4. Compromisos para esta semana • Tener un contacto y comunicación con Dios a través de su Palabra. • Fortalecer la fe, desde la oración, el encuentro con la Palabra y la vida sacramental. • Anunciar desde nuestro estilo de vida y testimonio el Reino de Dios. • Estar dispuesto al cambio, para dejar nuestras redes y ponernos en camino para anunciar el amor de Dios, especialmente a los más necesitados. • Ser una expresión del amor, el perdón y la misericordia de Dios al interior de nuestras familias. 5. Recordar que esta semana es la Jornada Mundial del Enfermo, el lunes 11, conmemoración de Nuestra Señora Lourdes. En torno a esta celebración podría ser una fecha oportuna para la celebración de la Eucaristía con la administración de la Unción de los enfermos de la parroquia que están en peligro de muerte por enfermedad o por vejez. Si no, podría elegirse otra fecha pastoralmente oportuna, no recomendable el jueves santo en la mañana, como se explicará allí en su momento.

Sáb 8 Sep 2018

¿Cómo evangelizar la ciudad hoy?

Por: Mons. Omar Mejía Giraldo - Esta pregunta ha pasado muchas veces por mi corazón de pastor, es además, un interrogante que nos hace “perder” mucho tiempo en nuestras reflexiones pastorales. Al encontrarme con el presente texto y después de compartirlo, orarlo, meditarlo y contemplarlo con un grupo de hermanos sacerdotes, me he dado cuenta una vez más que definitivamente el único modelo evangelizador lo encontramos en Jesús, el Señor. Él es el camino, la verdad y la vida. Jesús, el Señor, es el único modelo que debe inspirar nuestra vida cristiana. El ADN propio del cristiano es la vida misma de Jesús, el Maestro y el Señor. Dice el apóstol Santiago que no podemos ser tan olvidadizos que nos acerquemos al espejo, miremos nuestro rostro y tan pronto salgamos de su presencia nos olvidemos de nuestra imagen (Cf Sant 1,23-24). Les propongo que miremos el precioso texto de hoy como el mejor espejo evangelizador que debe orientar nuestra vida de cristianos. Detengámonos en los detalles del texto. Comencemos por el final, dice la Palabra: “Y en el colmo del asombro decían: Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”. La gente está maravillada, ¿y de qué se maravillan? Observemos los detalles. Jesús, manifiesta su poder sobre la enfermedad, su poder viene de lo alto. Jesús utiliza la pedagogía del encuentro. Escuchemos la Palabra: Él va hacía el mar de Galilea, pero antes pasa por la Decápolis, que significa literalmente diez ciudades. Era una región de diez ciudades al sudeste de Galilea, cuya población era de gente no creyente y marcada por la cultura helenista. Jesús va de camino y la gente de la ciudad recurre a Él. Allí precisamente le presentan un tartamudo sordo que además, apenas, podía hablar. La gente le ruega a Jesús que imponga la mano sobre él. Aparece así un signo precioso que expresa el amor misericordioso de Jesús: toma al enfermo y se lo lleva a un sitio aparte, “a solas”, donde le dedica tiempo para escucharlo, con atención, cuidado, paciencia, compasión, serenidad. Jesús tiene tiempo para el enfermo. Recordemos que el enfermo hablaba con dificultad, sin embargo, Jesús no tiene prisa, invierte su tiempo en escucharlo. Jesús le permite al enfermo que se exprese, que se comunique, que le manifieste su situación, su dolor, sus circunstancias… Luego, Jesús, continúa con otras acciones propias de su personalidad: le mete sus dedos en los oídos y le toca la lengua con su saliva, levanta los ojos al cielo y pronuncia una palabra con tono imperativo, da una orden contundente: “Effetá” – “Ábrete”. Interpretemos la actitud de Jesús frente al enfermo, en nuestra vida personal, familiar, social y comunitaria. Hermanos, necesitamos salir, ir de camino, el Papa nos invita a ser “callejeros de la fe”. Salgamos de nuestro individualismo, compartamos nuestra experiencia de Dios. Vayamos a la calle, a los campos, vayamos de camino, que alguien nos necesita, no nos encerremos en las sacristías, en las oficinas, en nuestro metro cuadrado. Salgamos de las comodidades de nuestras instituciones ancladas en el pasado. Salgamos de nuestras instalaciones físicas, institucionales y existenciales… Hay hermanos que nos necesitan, pero les da pena venir a nosotros, vayamos a ellos, basta de una pequeña iniciativa nuestra y nos dan la oportunidad de servirles en el nombre del Señor y con su poder. Si estamos necesitados también salgamos, dejémonos ayudar de los demás, nuestros líderes no son adivinos, hay que contarles de nuestras necesidades, de nuestras prioridades y motivaciones. El tartamudo sordo, no fue por sí mismo a Jesús, dice la Palabra que la gente le pide a Jesús que le imponga la mano. Un grupo de personas se interesó por la situación del enfermo y lo llevan a Jesús, interceden ante Él para que lo cure. Hermanos, todos, estamos necesitados, todos necesitamos de Dios y necesitamos de los demás, no nos encerremos, comuniquemos nuestras necesidades. Con prudencia y respeto, comuniquemos las necesidades de los nuestros hermanos para que sean ayudados. Otro detalle: contemos nuestras necesidades y las necesidades de los hermanos a las personas indicadas; los problemas y las dificultades personales y familiares no hay que ir pregonándolos por todas partes, cuando necesitemos ayuda, busquemos las personas adecuadas y preparadas para que nos orienten. Del evangelio de hoy podemos aprender también la importancia de la oración de intercesión. Madres, padres, maestros, sacerdotes, religiosas, amigos…, cuando veamos un pecado, una enfermedad…, en alguien de nuestra comunidad, no seamos imprudentes, no vayamos señalando a nuestros hermanos, y menos a través de las redes sociales. Cuando hayan errores entre nosotros, lo primero que debemos hacer es comunicar a Jesús, el Señor, la necesidad de nuestro hermano, estemos seguros que Él, con su amor, misericordioso le devolverá la salud. El evangelio de hoy nos enseña unas virtudes que nos pueden servir para mejorar nuestra manera de comportarnos y relacionarnos tanto en el campo como en la ciudad: Estar en actitud de salida, ir hacía los demás, apertura…, no encerrarnos, ir por los campos, pueblos y ciudad con menos prisa, con mayor apertura a observar y escuchar a los demás. Generar la cultura del encuentro, posibilitarle a los demás la oportunidad para que se acerquen, no nos encerrarnos, todos necesitamos de todos… Solidaridad, escuchar las necesidades de los hermanos, invertir tiempo en los demás, escuchar, “acariciar”. Nuestras manos son para bendecir y hacer el bien… Con nuestra lengua (comentarios), hablar bien, siempre bendecir, jamás maldecir… Ir más allá de nuestras fronteras, si Jesús visitó uno pueblos no creyentes, también nosotros debemos estar abiertos a coger a todos, sin distinción de raza o credo social… Escuchar para poder hablar, escuchemos antes de hablar, seamos prudentes para hablar. Pidámosle a Dios que nos conceda la gracia de sanarnos de nuestra sordera y de nuestra manera de hablar. Hablemos bien unos de otros… Oremos levantando los ojos al cielo, clamemos a Dios pidiendo la salud física, espiritual, mental y emocional de nuestros hermanos. La gente dice de Jesús: “Todo lo ha hecho bien”. Pregunta: ¿Si hoy me muriera, será que nuestra gente podría decir de mi: “todo lo ha hecho bien”? Máxima: “hacer el bien y evitar el mal”. Marcos 7, 31-37 En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano. Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: Effetá (esto es, «ábrete). Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos. Tarea: - Leer la exhortación del Papa Gaudete et exsultate, números del 86 a 92. - Durante la semana vamos a proponernos a acercar alguien nuevamente a Dios.

Jue 9 Ago 2018

El Señor Jesús se nos ofrece como “el pan vivo que ha bajado del cielo.”

Primera lectura: 1R 19,4-8 Salmo Sal 34(33),2-3.4-5.6-7.8-9 (R. cf. 9a) Segunda lectura: Ef 4,30–5,2 Evangelio: Jn 6,41-51 Introducción La vida de fe del cristiano se manifiesta mediante el testimonio de su palabra que acoge y perdona; mediante sus actitudes de bondad, misericordia y compasión y mediante el seguimiento del Señor con espíritu de fidelidad. Las luchas, angustias y dolores, que acompañan a todo ser humano, nos impulsan a confiar más en Dios, quién es el único capaz de vencer el mal y hasta la muerte. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro primero de los reyes nos relata cómo Dios acompaña al profeta Elías en su huida por el desierto y lo sostiene con pan y agua para que reconforte sus fuerzas cuando siente que va a desfallecer y quiere claudicar. San Pablo en carta a los Efesios, nos invita imitar a Dios quien nos perdona, nos salva, nos tolera y nos ama sin medida, hasta entregar a su Hijo en sacrificio por nosotros. En los domingos que hemos transcurrido y en los siguientes venimos escuchando, amasando y gustando el pan del cielo que nos presenta al Señor Jesús y nos comunica felicidad y vida eterna. La afirmación “‘Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo”, indica la persona de Jesús que es el centro de la vida histórica y trascendente de todo ser humano. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Al decir el Señor Jesús “Yo soy el pan de la vida…”, nos invita a reconocerlo como centro de nuestra vida toda: presente y futura; de toda vida humana; a ver que en Él están las respuestas a todas nuestras necesidades auténticas, tanto materiales como espirituales, a sentir cómo en el Señor Jesús se cumplen nuestros grandes anhelos y deseos humanos: la felicidad y la paz en plenitud. La mayor misericordia de Dios se manifiesta en el regalo que nos ofrece y que recibimos del Señor Jesús: su propio Cuerpo y Sangre en la Eucaristía donde se nos da como perdón y salvación, como alimento y comunión con Dios y con la comunidad. Por lo que nuestro primer sentimiento es exclamar: ¡Gracias Señor, qué bueno eres! Es maravilloso disfrutar de la misericordia y la bondad de Dios. Él siempre nos da y siempre quiere lo mejor para todos sus hijos: nos creó, nos liberó, nos salvó y se ha quedado con nosotros en el insondable misterio del pan y vino, su Cuerpo y su Sangre, que nos alimenta para la vida y la Vida eterna. Por eso cantamos con regocijo: “Eucaristía milagro de amor, Eucaristía presencia del Señor” 3. ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decirle a la comunidad? Jesús nos ha hablado ya de los que comieron de los cinco panes y de los dos peces hasta saciarse; ahora nos encamina para que nos encontremos con otro alimento más necesario y valioso: el Pan que da vida eterna a todo el que crea en Él y lo reciba. Es el Señor Jesús quien le da gusto y sentido a nuestra vida y nos fortalece en los momentos de desánimo y de desierto, de desilusión y desencanto. Nuestra vida limitada e histórica, en la que nos asaltan constantemente el dolor, la violencia y la tragedia, cuando buscamos la paz y la justicia, cuando anhelamos compasión y verdad, sólo encuentra con Él y en Él plenitud, Él la convierte en vida definitiva, plena y feliz. Recordemos que el Santo Padre Francisco, en su visita a Colombia, en el Parque Las Malocas, en Villavicencio, hacía alusión a esta realidad, decía: “Estoy conmovido. Son historias de sufrimiento y de amargura, pero también y, sobre todo, historias de amor y perdón que nos hablan de vida y esperanza; no dejar que el odio y, la venganza o el dolor se apoderen de nuestro corazón.” Y mencionaba el salmo 85, enfatizándolo en cuanto oráculo final: “El amor y la verdad se encontrarán, la justicia y la paz se abrazarán…” Siempre hay una esperanza, una humilde y valiente palabra de vida. Si volvemos nuestra mirada a los profetas vemos que anunciaban desgracias, que llegaron; pero también anunciaban una esperanza de vida y salvación. Por tanto vivamos en la presencia de quien nos ha dado la Vida, nos la sostiene y nos promete llevarnos a la vida eterna. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? El encuentro con el Señor Jesucristo me impulsa a disfrutar de la bondad del Señor, a saciarme de su presencia que nos garantiza que está en y con nosotros y que con Él y en Él ya hemos comenzado nuestra vida definitiva: Él es el Pan y es el Camino que nos lleva a “una vida más plena y feliz.”

Mié 8 Ago 2018

Evangelizadores, anunciando a Jesucristo hoy

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - El anuncio que realiza la Iglesia del Señor está fundamentado en Jesucristo, que es presentado al mundo entero como Salvador y Redentor. Toda la acción, la palabra, el testimonio de la Iglesia se fundamenta en el Divino Maestro, no es obra de la propia voluntad o de la propia decisión. Es Jesucristo quien está profundamente en cada una de las palabras que transmitimos a los hombres y mujeres de todos los tiempos, para que ellos libremente encuentren el camino de la verdad, que no es otro que el camino de la salvación y de la vida eterna. Este fundamento, Cristo, es el contenido al que no podemos renunciar en nuestra acción evangelizadora. (Beato Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, n25). Nuestros tiempos están cambiando profundamente gracias a los nuevos desarrollos y capacidades tecnológicas que el hombre ha creado con sus capacidades intelectuales, en apenas un siglo hemos pasado del gran desarrollo de la tipografía, a los medios hablados, escritos, televisivos, las redes sociales. Es tan fuerte el cambio de la comunicación que estamos perdiendo la interacción personal entre los hombres, muchos de los intercambios son meramente tecnológicos (El tema de las redes sociales e internet). Es allí, en esos nuevos medios y lugares donde debemos llevar a Cristo para que toque la vida de cada uno de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para que sea una experiencia de vida cercana y accesible a cada uno de nosotros, para que el Evangelio se convierta en vida diaria y en experiencia de una vida de fe en la comunidad, en la Iglesia de Cristo. Dice el Maestro, “he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia...” (Jn 10, 10). El anuncio de Cristo tiene que ser un anuncio claro, explícito, seguro, ordenado en sus contenidos y en sus acciones concretas y que tengan incidencia en la vida. No es un anuncio alejado de la vida y de la experiencia de la sociedad que tienen quienes lo reciben. Esta es una de las grandes contradicciones que tienen hoy los creyentes: su forma de vida esta distante de cuanto profesan y creen. El evangelio no toca la vida de comodidad, de bienestar, de desarrollo tecnológico de que disponen. El Evangelio de Cristo, es una Palabra cierta, verdadera, que toca la existencia de los hombres, los toca con la riqueza de su fuerza, como un gran fuego que hace arder de amor la existencia de muchos, este Evangelio toca dimensiones diversas y precisas de la existencia del hombre: su dimensión personal en primer lugar, las relaciones que establece con la familia y la comunidad de otros que viven el Evangelio, la interacción con otros hombres y comunidades (Beato Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, 29). No hay contradicción entre Evangelio y vida humana. En el anuncio de Jesucristo, la humanidad encuentra el camino para fortalecer su existencia y hacer resplandecer el hombre en todas sus mejores dimensiones. El hombre es el camino del Evangelio, en la predicación del mensaje del Evangelio, en la predicación de la salvación que Cristo ofrece, se encuentra el verdadero camino de la Iglesia y del hombre (San Juan Pablo II, Redemptor hominis). No hay contradicción entre fe y ciencia, entre la fe en Cristo y el desarrollo del mundo actual. Uno de los grandes retos de la humanidad en los últimos decenios, es el desarrollo de sus capacidades y conocimientos, que han hecho posible que el hombre tenga en sus manos muchas capacidades y elementos para desarrollar su bienestar. Para muchos parece una contradicción entre estas capacidades y la opción de vida que acepta a Jesucristo. Aceptar a Jesucristo, es aceptar la esperanza, el camino de una vida nueva, donde damos testimonio del amor y de la caridad en medio de la comunidad humana. El siglo pasado presentó un modelo de lectura de la comunidad humana basado solamente en los temas de la economía y de las relaciones sociales (Marxismo, comunismo, colectivización), modelos que no tienen esperanza y que destruyen la vida del hombre quitando sus derechos y sus capacidades de realización personal. El tema de la evangelización, del anuncio de Cristo es fundamental para la Iglesia, en esta novedad se encuentra su vitalidad y su dinamismo. Cada vez que es fiel a este mandato del Señor, “Id al mundo entero y predicad del evangelio” (Mc 16, 15). La Iglesia se renueva y se fortalece, hace resurgir el fuego de su vitalidad y de la novedad de su vida, que ha cautivado a los santos y a los hombres a lo largo de la historia. Abramos el corazón a la evangelización, y después de aceptar en nuestras vidas a Jesucristo, dediquemos lo mejor de nuestro ser a la evangelización para que Cristo sea conocido, amado y servido por muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo. De esta riqueza vive la Iglesia y de ella se fortalecen nuestras comunidades eclesiales en este tiempo que nos ha regalado Dios para evangelizar: llevar la buena noticia de Jesucristo a todos los hombres. Esta es la invitación para nuestra Iglesia diocesana, a ser fieles a este mandato evangelizador de Cristo, llevar la buena noticia a todos, y ponerle a Él en el corazón y en la vida de cada uno de los hombres y mujeres de nuestra comunidad. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta

Jue 28 Jun 2018

El Señor escucha los sufrimientos y preocupaciones de la gente

Primera lectura: Sb 1,13-15;2,23-24 Salmo Sal 30 (29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a) Segunda lectura: 2Co 8,7.9.13-15 Evangelio: Mc 5, 21- 43 (forma larga) ó Mc 21-24.35b-43 (forma breve). Introducción La Palabra de Dios para este XIII Domingo del tiempo ordinario nos sugiere considerar estos tres temas. La resurrección de la hija de Jairo. La curación de la mujer hemorroísa. La generosidad en la colecta que sostiene a la comunidad ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Reflexionemos sobre la resurrección de la hija de Jairo; aproximándonos al camino de la Palabra desde la visión de los personajes que actúan en este episodio bíblico: Jesús, Jairo (jefe de la sinagoga), la hija enferma, los apóstoles, especialmente los tres: Pedro, Santiago y Juan, y la gente. Las actitudes de nuestro Señor Jesucristo son: escuchar los sufrimientos y preocupaciones de la gente; caminar, con quienes padecen las preocupaciones y sufrimientos de la gente; sanar las heridas y curar las enfermedades, convirtiendo la tristeza en gozo (sal 29) y transformando la muerte en vida (Sab 1, 13-15). Jesús, como en muchos episodios bíblicos, se hace el compañero de camino, está atento a las necesidades de las personas, fortalece la fe, inflama el corazón, llena de esperanza y sana a pesar de las contrariedades que se presentan en el camino de la vida. Observemos la actitud de Jairo, jefe de la sinagoga, que se postra a los pies de Jesús. Se podría relacionar este gesto de inclinación con el de la mujer que con su cabellera se postra ante Jesús para ungirle con perfume los pies. Llama la atención que un judío se postre ante el Señor como gesto de adoración y reconocimiento de la divinidad. En la solicitud de Jairo a Jesús, se adicionan tres gestos más de confianza y fe: invitar al Señor a su casa, poner las manos y la seguridad que con su presencia su hija recuperará la salud y será salva. De hecho, la sanación en términos latinos combina las dos significaciones, sanación física y salvación espiritual. Tanto Jairo, jefe de la sinagoga, como la mujer hemorroísa, se llenan de miedo frente a la preocupación de la enfermedad. Buscan, hablan, actúan, piden y confían en el Señor. A partir de esta experiencia de precariedad en la salud, se fortalecen en la fe y la espera en el Señor. Los apóstoles, como la multitud, caminan en medio de las incertidumbres de la vida. Aparecen como actores, que ignoran o desconocen lo que vaya a suceder. Se sorprenden frente a la manifestación del Dios de la vida, que vence la muerte con la Resurrección.

Vie 22 Jun 2018

Vencer nuestros miedos de la mano del Señor

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Vie 15 Jun 2018

Abramos el corazón al Señor

<p><span style="line-height: 20.8px;">[icon class='fa fa-youtube fa-2x' link='']&nbsp;</span><span style="font-size: 16px;"><a href="https://www.youtube.com/playlist?list=PLiRhrEMKay2QXvr9j-EOb5FrDuRjWTprh" target="_blank">Ir a lista de reproducción</a>&nbsp;</span><span style="line-height: 20.8px;">[/icon]</span></p> <hr /> <p><a class="twitter-timeline" href="https://twitter.com/cardenalruben">Tweets by cardenalruben</a></p>

Vie 1 Jun 2018

En la Eucaristía recibimos el fruto salvador

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