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evangelio

Jue 24 Mayo 2018

Dios en su esencia misma es comunión

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Jue 10 Mayo 2018

Seamos instrumento de Dios y hagamos visible su presencia salvadora

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Jue 15 Mar 2018

La obediencia es un valor para construir paz

La obediencia es un valor o cualidad que no se recibe automáticamente, hay que aprenderlo. El valor refleja la aceptación, el compromiso frente a la realidad histórica. Obedecer es bueno para las buenas relaciones, convivencia, para la paz, la armonía con los demás. Tarea: - Analizar cómo está la aceptación de la obediencia frente a la autoridad de los demás, incluida la autoridad de Dios. - Inculcar en su comportamiento y en el comportamiento de los demás una sana obediencia. - Haz el compromiso de obedecer amorosamente a tus padres esta semana.

Sáb 10 Mar 2018

Sólo en Jesucristo hay Salvación

Por: Mons. Omar Mejía Giraldo - El evangelio de hoy es la continuidad del inicio del capítulo tercero del evangelio de San Juan, donde se narra, la visita que Nicodemo una noche, le hace a Jesús, en un lugar indeterminado de Jerusalén. Es bueno saber quién era Nicodemo, para entender la importancia del texto. Se trata de un fariseo, miembro del tribunal supremo judío, quien seguramente estaba impresionado por los asombrosos milagros que realizaba Jesús, el Señor. Éste hombre quiere saber acerca de Jesús y lo visita de noche probablemente por miedo a ser visto por otros líderes judíos y con ello se manche su reputación. Otro detalle interesante: Nicodemo significa “conquistador del pueblo.” Nicodemo es un líder judío, quien tiene la misión de ser conquistador del pueblo para que no se subleve contra el poder romano. Este hombre es ahora impresionado por Jesús, el Señor y está empezando a pasar de ser conquistador a ser conquistado. ¿Qué tal hermanos, ya nos hemos dejado conquistar por Jesús, o aún nos creemos conquistadores? El texto nos habla de un encuentro personal de Nicodemo con Jesús. Éste hombre tiene la iniciativa de buscar a Jesús y en la conversación le realiza la siguiente pregunta: "Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (Jn 3,2). La respuesta de Jesús es sencilla: Debes nacer de nuevo (Cfr Jn 3,3), en otras palabras: conviértase y crea en la Buena Noticia; es decir, tienes que creer que lo que estás viendo y escuchando viene de Dios. Dios ya está actuando en medio su pueblo… El evangelio de hoy comienza en el versículo 14, pero es consecuencia de la pregunta de Nicodemo; además, es la explicación de la manera cómo se debe nacer de nuevo. Para nacer de nuevo es necesario creer en la Vida Eterna, aún más, es necesario creer para ser poseído por la Vida Eterna. El único que posee la Vida Eterna en sí misma es Jesucristo, nosotros para ser poseídos por la Vida Eterna tenemos que acercarnos a Jesucristo. Jesucristo mismo es Dios, Él mismo es la Vida Eterna. Sólo en Jesús podemos vivir para la Vida Eterna. La Vida Eterna se asume en potencia y en acto; la asumimos en potencia cuando caminamos hacía ella, dice San Agustín: “Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón vive inquieto hasta que descansa en ti”; y la asumimos en acto, cuando celebramos los sacramentos, porque recibimos al mismo Señor, quien nos ha dicho: “He venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia.” Sólo en Jesucristo podemos vivir en potencia y en acto la Vida Eterna. Sólo en Jesucristo le encontramos realmente sentido a la vida. Sin fe la vida se queda sin sentido. Jesucristo nos ha traído la Salvación, recordemos lo que meditábamos el primer domingo de cuaresma: “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca” (Mc 1,15), Jesús vino al mundo para mostrar que las promesas de Dios se habían cumplido, para decirnos que Dios es fiel que en su boca y en su actuar no hay engaño. Todo lo que Dios promete lo cumple, la plenitud de las promesas divinas es Jesús, el Señor; también desde ahí tenemos que entender el Reino, porque el Reino es Jesús mismo. De nuestra parte tenemos dos tares: Convertirnos y creer en la Buena Nueva. Debemos insistir que conversión es cambiar de mentalidad, ¿será esa la intención de Nicodemo al buscar a Jesús?, no lo sabemos; lo que si estamos seguros es que este fariseo, miembro del sanedrín quedó inquieto y por lo menos intuimos que después del encuentro con Jesús y frente a las respuestas contundentes del Maestro debe haberse ido con mucha necesidad de cambiar. Jesús le dice: Tienes que nacer de nuevo y para que puedas ser poseído por la Vida Eterna tienes que creer en la Buena Nueva. Si no somos poseídos por el amor de Dios no nos podemos transformar desde dentro. Si no somos poseídos por la misericordia de Dios, podemos cambiar de moral, pero no de mentalidad; es decir, podemos cambiar los actos externos, pero no de mente y de corazón. Si no somos poseídos por el poder sanador del Señor, no podemos obrar según Dios. Si no somos poseídos por el Espíritu de Dios, podemos cambiar después de un retiro, después de una convivencia, después de un consejo, después de una conferencia, después de una cuaresma, después de…, pero no podemos cambiar para el resto de la vida. Si no cambiamos la manera de pensar, nuestros “cambios” son superficiales… “Tienes que nacer de nuevo”, le dice Jesús a Nicodemo, es decir, desde ya debemos saber que la ley no es la Salvación, la Salvación es don de Dios; la Salvación es gratuita, pero tenemos que clamar Salvación, tenemos que creer que Jesús es la Vida Eterna; tenemos que saber que Jesús, el Señor, el mesías, el Hijo de Dios, es el Camino la Verdad y la Vida; tenemos que entender de una vez por todas, que en ningún ser humano, por poderoso que sea vamos a encontrar la Salvación. No hay Mesías humanos, el Mesías es Jesús, el Señor. Él ya nos ha salvado, a nosotros nos corresponde: Convertirnos y creer en la Buena Noticia, para vivir en la novedad del Evangelio y no en la necedad del mundo. Otro detalle más, la dinámica de la Vida Eterna es el amor, Dice la Palabra: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan Vida Eterna.” El detalle certero es no perecer, no morir, Jesús, el Cristo, nos trae la Vida Eterna, por eso, sólo en Jesús hay Salvación. ¿Queremos vivir para siempre? Tenemos que creer en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos que creer en su Palabra, tenemos que creer en su poder, dice la Palabra: “Nadie va al Padre sino por mi” (Jn 14,6). Hermanos entendamos una cosa: Necesitamos del mundo, claro, estamos en él, aún más, nosotros mismos somos mundo, pero comprendamos lo siguiente: Las cosas del mundo son útiles “tanto cuanto” nos acerquen a Dios, si nos alejan de Dios no nos pueden ser útiles. (Cfr. Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola). Para terminar permítanme plantear unas preguntas personales (para mi el primero): Mi familia, me acerca a Dios? ¿Yo acerco mi familia a Dios? ¿Mi esposo (a), me acerca a Dios? ¿Yo acerco mi esposo (a) a Dios? ¿Mis propiedades me acercan a Dios? ¿Mi cargo me acerca a Dios? ¿Tengo la valentía de Nicodemo de sacar un espacio en mi vida para visitar a Jesús, el Señor, o me avergüenzo, me da miedo del qué dirán? ¿Soy valiente para confesar mi fe o lo hago a escondidas, para supuestamente, no quedar en ridículo? + Omar Mejía Giraldo Obispo de Florencia Juan 3,14-21 En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios. Tarea: 1. Continuemos la lectura del evangelio de San Marcos: Capítulos del 7 al 14. 2. Durante la semana saquemos, todos los días, unos minutos para visitar al Señor.

Jue 8 Mar 2018

Dediquemos nuestro tiempo a las buenas obras

El que obra perversamente detesta la luz y prefiere las tinieblas. Las obras tienen un efecto en las personas y la sociedad. Dediquemos nuestro tiempo a hacer buenas obras, para eso nos creo Dios. Una buena obra genera paz, alegría, fraternidad, solidaridad y la cultura del encuentro. Gastemos el tiempo y la vida que el Señor nos da en buenas obras. Tareas: - Frente a Jesús reconoce si tienes en tu vida obras de tinieblas y conviértete. - Didica tu vida a hacer buenas obras y que no pase un día sin haber hecho una buena obra que alegre tu vida, la de tu familia o la de la comunidad. - Comparte este video como una buena obra para evangelizar.

Jue 8 Mar 2018

Conversión desde el amor de Dios

Primera lectura: 2Cro 36,14-16.19-23 Salmo Sal 137(136), 1-2.3.4-5.6 (R. 6a) Segunda lectura: Ef 2,4-10 Evangelio: Jn 3,14-21 Introducción Las lecturas de este cuarto domingo de cuaresma coinciden en demostrarnos que el relato del pecado e infidelidad del hombre a Dios es paralelo a la historia del perdón y amor de Dios al hombre (primera lectura), manifestados en su Hijo, Jesucristo (segunda lectura), a quien el Padre entregó al mundo para salvación de cuantos creen en él (evangelio). Este cuarto domingo de Cuaresma, se llama “Laetare", por la antífona de entrada de la Misa, tomada del libro del Profeta Isaías: “¡Alégrate, Jerusalén! Que se congreguen todos los que te aman; que se regocijen con júbilo los que estuvieron tristes; que exulten y se sacien de su maternal consolación”. (Is. 66, 10-11). Como se ve, la liturgia de este Domingo propone como reflexión el tema de la alegría, pues se acerca el tiempo de vivir nuevamente los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo; por eso se rompe el esquema litúrgico de la Cuaresma, predominando el carácter alegre (litúrgicamente hablando), manifestado en el color rosado de los ornamentos, las flores para adornar el altar y los instrumentos musicales para la Misa. Si se toman como elección las lecturas del Ciclo A, para este domingo, llamado Laetare (alegraos), tenemos para la reflexión el tema de la luz. En efecto, la relación entre el Misterio Pascual, que nos disponemos a celebrar, el bautismo y la luz, viene acogida por un versículo de la segunda lectura: “Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz”; idea que se desarrollará más en el prefacio del ciego de nacimiento, correspondiente para esta celebración: “Cristo, por el misterio de la encarnación, condujo a la claridad de la fe al género humano que caminaba en tinieblas, y por el Bautismo transformó en hijos de adopción a quienes nacían esclavos del pecado”. Esta iluminación, inaugurada en el Bautismo, se fortalece cada vez que recibimos la sagrada Eucaristía. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Las tres lecturas de hoy coinciden en demostrarnos que el relato del pecado e infidelidad del hombre a Dios es paralela a la historia del perdón y del amor de Dios al hombre. En efecto, el pasaje de la primera lectura que leemos, es una síntesis del mensaje fundamental de que hay que ser fiel a Dios para no ser destruido y una mirada esperanzada hacia el futuro, en donde el edicto de Ciro, Rey de Persia, permitiendo el retorno, viene a ser como un nuevo compromiso de Dios en favor de su pueblo; un compromiso que comportará la llamada a ser fiel a la Alianza, tantas veces traicionada por el pueblo escogido. Por su parte, en la segunda lectura, el designio de perdón y de amor de Dios, mantenido y escondido por siglos, en Jesucristo se ha realizado y se ha manifestado a todos los pueblos. Este designio supone la reconciliación del mundo entero, manifestada en la ruptura de la barrera que separaba al pueblo de Israel del resto de la humanidad. Así, la Iglesia es el nuevo pueblo que nace de este designio amoroso y salvador de Dios. Finalmente, en el Evangelio, contemplamos cómo Dios por medio de su Jesucristo, ha hecho pasar a la humanidad de la muerte a la vida para salvación de cuantos creen en él. En la entrevista de Jesús con Nicodemo, podemos destacar: La oferta de vida y salvación por Dios para todo el que cree en su Hijo, unigénito. Esta oferta de salvación Dios la hace por puro amor: «tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único para que el mundo sea salvado por él». La finalidad de Dios con el hombre es su salvación y no su perdición o su condenación. Dios da otra oportunidad, no nos trata como merecemos por nuestros pecados. Dios no quiere que perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Dios ama al hombre y porque lo ama lo ha perdonado. Respuesta libre del hombre a Dios: aceptación o rechazo, opción por la fe o la incredulidad, la luz o las tinieblas. El hombre responde a Dios con la fe o con la incredulidad: «el que cree en el Hijo de Dios no será condenado; el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios». La fe es el criterio último de vida y salvación, como se afirma en la primera conclusión del cuarto evangelio, «escrito para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre». Podemos subrayar que las lecturas de este domingo insisten en que Jesucristo es el signo de esa gratuidad, amor y ternura de Dios para con el hombre, que no quiere su perdición sino su vida. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? La Palabra de Dios nos invita a mirar más allá de la triste realidad de nuestro pecado, mirando a Dios, quien es fuente de infinita Misericordia y quien nos devuelve la alegría de la salvación. Es una nueva invitación a convertirnos de corazón hacia Dios, para amarlo y cumplir sus preceptos, que nos hacen libre. La realidad es que todo proviene de Dios, todo es obra de su gracia y no mérito humano alguno; esta obra de amor y reconciliación Dios la ha realizado uniéndonos a Jesucristo en su evento de muerte y resurrección, de este modo, nos hace vivir todo cuanto Él ha vivido, nos ha resucitado en su Hijo. Este amor y reconciliación de Dios, la obra de su gracia y misericordia en nosotros, nuestra unión con Jesucristo, se notará en nuestro modo de vivir, en nuestras buenas obras. ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decirle a la comunidad? El mensaje concreto para nosotros hoy es: Dios nos ha creado en Cristo Jesús para que nos dediquemos a las buenas obras que él mismo determinó que practicáramos. Así lo concluye san Pablo en la segunda lectura. No podemos alegar méritos propios, pero no se excluyen las buenas obras, pues, aunque estas no salvan por sí solas, son el fruto necesario y el signo fehaciente de esa salvación de Dios. No basta sólo una fe teórica e inactiva, es necesario un compromiso de cada uno de nosotros desde las buenas obras. Un cristiano convencido en su fe evita toda obra mala que lo conduzca al camino del egoísmo y a lo que la Sagrada Escritura ha llamado las obras de la carne: la fornicación, la impureza, la idolatría, las enemistades, los celos, los rencores, las orgias y cosas por el estilo. En cambio, siempre se deja guiar por lo que son las obras del Espíritu: el amor, la alegría, la paz, la mansedumbre, el perdón, la comprensión, el servicio, la bondad, la lealtad, la amabilidad y el dominio de sí. Nos enseña el Papa Francisco, en la homilía de la Misa, en Medellín, que para responder a la invitación que el Señor nos hace en la realidad concreta que estamos viviendo en Colombia, es preciso la renovación que supone sacrificio y valentía ante “tantas situaciones que reclaman de los discípulos el estilo de vida de Jesús, particularmente el amor convertido en hechos de no violencia, de reconciliación y de paz”. (Homilía, Aeropuerto Enrique Olaya Herrera, Medellín, 9 de septiembre de 2017). Cada uno debe hacer una revisión de vida personal, comunitaria, ¿cómo estoy llevando mi compromiso de bautizado, de hombre transformado por Cristo? ¿Cómo va mi proceso de conversión en esta Cuaresma? ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Celebramos hoy el domingo de la alegría cuaresmal. Es esta una celebración marcada por el gozo de prepararnos a vivir próximamente el Misterio Pascual de Cristo en toda su plenitud. Sentimos el gozo de sabernos perdonados por Dios y salvados por su amor; escuchamos su llamado para estar más cerca de él, y a la vez somos conscientes que él espera nuestra respuesta generosa. La liturgia es presencia viva de Cristo en medio de la comunidad. >>> DESCARGA LA PREDICACIÓN ORANTE

Sáb 17 Feb 2018

La identidad de los hijos de Dios

Por: Monseñor Omar Mejía Giraldo - San Marcos escribe su evangelio fundamentalmente para darnos a conocer la identidad de Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador. Todo el texto de San Marcos es en el fondo la radiografía perfecta de la figura de Jesús. El escritor sagrado pretende que pongamos la mirada únicamente en Jesús, el Señor, su amor, su salvador. Marcos quiere compartir la experiencia de amor que él ha vivido a partir del momento en que conoció a Jesús, su Señor. Con todo esto, Marcos conoce el impulso y la fuerza del mal, que en la Sagrada Escritura se ve personalizada en el Satán, quien como dice el texto de Job, tiene la osadía de presentarse junto con los hijos de Dios (Jb 1,6; 2,1; 38,7). Marcos sabe que es en el corazón mismo de la persona, de la familia, de la comunidad…, donde se siembra y se camufla el Satán, con el objetivo de ser el adversario del mismo Dios y de las intenciones y las obras buenas que quieran emprender los hijos de Dios, por eso se incuba al interior de ellos (2 Sam 19,23; 1 Re 5,18; 11,14. 23.25). El Satán es el acusador y por eso es el que está continuamente sembrando cizaña con el fin de dividir para que no se de la unidad entre los hijos de Dios (Sal 109,6; 1 Cro 21,1). El Satán es tan terco y le interesa tanto sembrar la división, que incluso al mismo Jesús, el Señor, se atrevió a tentarlo. La misión de Jesús es presentar la identidad del Padre, mantener la unidad entre Dios y los hombres, y la unidad entre los hijos de Dios. Jesús debe conducir la humanidad al Reino de Dios, por eso, continuamente está en diálogo con su Padre. Precisamente el Satán aprovecha la oportunidad del desierto, que es signo de cansancio, de esterilidad, de sequedad, para lanzar su propuesta, que finalmente no es otra que desalentar o desanimar a Jesús frente a la misión tan compleja y retadora que posee. El Satán pretende convencer a Jesús que sembrar la unidad entre los hijos de Dios es imposible. Traigamos la imagen del Satán a las escenas prácticas de nuestra vida, pensemos por ejemplo en nuestras relaciones: conmigo mismo, con la familia, con los compañeros de trabajo, con la pareja, con la comunidad…, ¿cuáles son los instrumentos más peligrosos que utiliza el Satán, para mantenernos divididos?, sencillo: la ira, la pereza, la crítica, los celos, el resentimiento, el odio; si no puede con ninguno de éstos instrumentos trae el desanimo o desaliento. Se da por el cansancio (imaginémonos a Jesús en el desierto, su cansancio), por las crisis personales, familiares, de pareja y sociales. Pensemos en el desaliento de la actualidad…; contemplemos un ejemplo práctico: el desorden moral de la actualidad, estamos desalentados por asesinatos, robos, corrupción, violaciones, infanticidios, homicidios, suicidios, insultos, micrográfico, señalamientos en las redes sociales… Frente a rodo esto ¿qué podemos hacer o qué estamos haciendo?, después de las noticias terribles del momento salen nuestros candidatos a curules… a decir: pena de muerte, cadena perpetua, no seamos ingenuos, vivimos en una sociedad de doble moral. Queridos candidatos hagan propuestas serias de educación a la niñez y a la juventud…, inviertan bien los recursos en formaciones serías que eduquen en virtudes y valores…; pongo un ejemplo: no repartamos más condones, eduquemos para la castidad…; no hagamos más leyes contra la corrupción, el mal está en el corazón del hombre, volvamos a educar para la honestidad desde el hogar y volvamos a las cátedras de educación en virtudes y valores en nuestras instituciones educativas, en las redes sociales y medios de comunicación… El Satán nos engaña haciéndonos sentir importantes para que cuando nos demos cuenta que solos no podemos, entonces venga el desaliento o el desanimo y no encontremos salida y así comencemos a señalarnos los unos contra los otros. ¿Cuál es el camino hermanos?, sencillísimo: Volver la mirada a Dios, contemplar la vida de Jesús, acercarnos al Hijo de Dios, convertirnos, aprender del evangelio, mantener la esperanza, continuo discernimiento … Tenemos que orar más para amar más; no podemos perder la confianza en Dios y desde luego entre nosotros. En el Caquetá tenemos que luchar por la unidad institucional, para poder enfrentar los grandes desafíos y retos del momento actual, solos no podemos, aislados no llegamos a ninguna parte. Cada uno luchando por su propia imagen, termina en el desaliento y en el desanimo, acaba por perder la esperanza. ¿Cómo es posible que esté en crisis una institución tan importante como el hospital María Inmaculada, quiénes tendrán intereses secundarios? Unidad, unidad…; si en nuestras familias y en nuestras instituciones no vivimos la unidad, la región se queda sin futuro. Para que Colombia salga de la crisis que vivimos en la actualidad necesitamos pedirle a Dios el don de la unidad, tenemos que orar más, meditar más para hacer opciones rectas y honestas el día de dar nuestro voto. No permitamos que el Satán nos divida y nos haga perder el norte. Jesús vence las tentaciones del maligno, con Él todos, durante nuestra vida y de manera especial en la cuaresma, estamos invitados a fortalecernos en tres virtudes, valores o actitudes: Oración, ayuno, caridad, a través de éstas virtudes nos encontramos con Jesús y Él nos dará la fortaleza necesaria para vencer el maligno. Como sociedad tenemos que asumir el presente con honestidad y rectitud de corazón, no podemos permitir que el Satán siembre cizaña entre nosotros. Si queremos construir una sociedad fraterna y que sea casa para todos y no sólo para unos cuantos privilegiados, debemos rechazar las mil tentaciones que el Satán todos los días siembra en lo profundo de nuestros corazones y en el centro de nuestras relaciones familiares e institucionales. Ánimo, si se puede, porque para Dios nada es imposible, con la fuerza de lo alto todo es posible (Cfr Lc 1,37). + Omar Mejía Giraldo Obispo de Florencia Marcos 1, 12-15 En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia. Tarea: Ahora mismo, pensemos en tres propósitos para la presente cuaresma y durante la semana, tratemos de ponerlos en práctica.

Vie 2 Feb 2018

El Señor puede curar a todos

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