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Iglesia

Vie 9 Ago 2019

Capurganá y Sapzurro, con el dolor a cuestas de migrantes del mundo

Capurganá es un corregimiento del municipio de Acandí, del departamento del Chocó, cercano a la frontera colombo – panameña. Es un pueblo remoto y no cuenta con vías terrestres, sólo se puede acceder allí por vía aérea o marítima. Tiene alrededor de 2.000 habitantes, una bahía circular y colindante con grandes bosques. Sapzurro está más al norte, en el área del golfo de Urabá, la habitan unos 570 personas, muy visitada por turistas extranjeros, especialmente europeos. Con una ensenada con una formación coralina y aguas cristalinas, bordeada de pequeños cerros, donde termina la Serranía del Darién. Es conocida como la esquina de América del Sur. Ambas poblaciones turísticas tienen en común un flagelo, llevan a cuestas el dolor de muchos migrantes de América Latina, el Caribe y extracontinentales (África y Asia), se convierten en el paso de la muerte de todos aquellos que intentan atravesar las selvas para llegar a Panamá y continuar su recorrido hasta llegar a los EEUU. Es el paso más peligroso de Colombia. Crónica de un naufragio Aurelio Moncada es el párroco de estos dos corregimientos, luego que Monseñor Hugo Alberto Torres, obispo de Apartadó, jurisdicción eclesial a la que pertenece Acandí, le encomendara la tarea especial de acompañar a los migrantes “en tránsito” y a pescadores desde el 23 de enero de 2019, su vida ha cambiado. Han sido más de 6 meses intensos, porque precisamente a sólo 5 días de su llegada, el 28 de enero ocurrió un naufragio, en el que viajaban migrantes africanos, y de 30 personas solo sobrevivieron 10. “Esta embarcación llevaba sobrecupo y exceso de equipaje, no cargaban chalecos salvavidas, el conductor de la embarcación y ayudantes estaban en estado de embriaguez, además que iban a mucha velocidad, eran 4 embarcaciones y una de ellas fue la que naufragó”, recordó el sacerdote. A raíz del naufragio, se acercaron a la parroquia algunos de los sobrevivientes a pedir ayuda, entre ellos una señora de la República Democrática del Congo, quien había perdido a cuatro de sus hijos y a su marido y otra mujer de Angola que perdió a tres de sus hijos y sobrevivió solo uno llamado Manasés, su marido había quedado en Brasil. “Con ellos grabé unos videos para los noticieros pidiendo a los gobiernos panameño y colombiano atender esta situación y ayudar a esta población en el traslado por otros medios, ya que acababan de sufrir el naufragio”, mencionó. La tan esperada respuesta nunca llegó, incluso con el paso de los días el gobierno no tenía tampoco un protocolo para atender este tipo de situaciones, de allí que se estableció un comité de seguridad en el que el sacerdote participó y se comenzó con la búsqueda de los cuerpos, los cuales durante 8 días posteriores fueron apareciendo. Un camposanto entre Colombia y Panamá La mayoría de los migrantes en tránsito no conocen lo que se encontrarán en la frontera colombo - panameña, específicamente en el tapón del Darién – un área selvática y pantanosa – porque “tienen la falsa percepción que el paso entre Colombia y Panamá es algo muy sencillo, cuando al contrario es una zona muy intrincada, peligrosa, bordeadas de selvas y cerros con profundos acantilados”, indicó el padre Moncada. “Quiero decir que las trochas, que es el camino por donde pasan los migrantes, hay que declararlo camposanto por la gran cantidad de fallecidos, tratando de cruzar el tapón de Darién, aunque no se tiene registro de ello, podemos decir que son innumerables”, señaló el presbítero. Han sido situaciones dramáticas cuenta el padre. Sucedió con un joven cubano, robusto y fuerte, quien murió infartado subiendo uno de los cerros, “entonces las probabilidades de supervivencia pueden ser escasas para cualquier tipo de persona”, advierte Moncada. Otro capítulo triste, camino al tapón de Darién, es el de una madre cubana que iba subiendo el cerro y su hijo cayó por un barranco, la mujer cuando baja a auxiliarlo se encuentra que su niño había muerto y en su desesperación ella se quita la vida también. “Imagínense entonces la situación psicológica por la que pasan estas personas, que se encuentran en medio de la selva en este camino tan peligroso”, ha dicho el padre visiblemente conmovido. A todas estas ¿de quién es la responsabilidad que la gente muera por ese paso? A juicio del presbítero “aquí hay una responsabilidad muy grande” en las autoridades de los dos países, en estas rutas no hay ningún tipo de cuerpos de seguridad, “todas estas personas van por allí sin ningún tipo de protección, esto hay que considerarlo y a la vez denunciarlo porque es muy lamentable dejar solas a estas personas”. De la mano de Cáritas Colombia puede tener todas las herramientas para cerrar ese paso y buscar otros protocolos de protección y evitar historias lamentables en el tapón de Darién. Es en este punto cuando el cura explica que desde su llegada la atención a los migrantes la ha llevado gracias al apoyo de Cáritas Luxemburgo y Puentes de Solidaridad, a través de Cáritas colombiana, bajo el cargo de trabajador social. “Me han involucrado en este proyecto para atender a la población migrante de tránsito, no atiendo a refugiados, porque los que pasan por Capurganá son extracontinentales o vienen de Chile o Brasil. También he atendido personas de Bangladesh, la India, africanos, haitianos y cubanos, estos últimos ya han bajado en afluencia porque Nicaragua le abrió fronteras”, ha explicado. Por ahora no cuenta con un equipo de trabajo, pero está aunando esfuerzos en ese sentido, en este contexto el apoyo recibido desde Cáritas Luxemburgo y Puentes de Solidaridad ha sido clave, sobre todo porque cada día “están llegando muchas familias haitianas y africanas con niños en brazos, mujeres en embarazo, padres con 4 y 5 niños”. Cuenta que se han dado casos como el de un cubano que sufrió fractura de tibia y peroné, o el de una haitiana con problemas de rodilla. Muchos de estos casos en Colombia son difíciles de atender por el difícil acceso al sistema de salud, más aún en zonas como Capurganá, donde no existen siquiera agencias bancarias o de consignación. A esto se suma que ni las autoridades gubernamentales ni las organizaciones de ayuda humanitaria pueden ayudarlos a hacer tránsito a Panamá, pues representaría un delito. De allí que llega a la conclusión que en esta frontera colombo – panameña urge la necesidad de crear un corredor humanitario para atender este tipo de situaciones. “Las autoridades de ambos países lo saben, pero se hacen la vista gorda”, denuncia el sacerdote. Él sigue en pie, en su labor profética de anunciar el Evangelio y denunciar estas injusticias, con Cáritas y toda la Iglesia colombiana dispuestos a seguir apostando por la cultura del encuentro. Fuente: Secretariado Nacional de Pastoral Social

Jue 8 Ago 2019

Encuentro con el Resucitado | Agosto 11 de 2019

"Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos" (Lc 12,33) TAREAS: 1.Pregúntate cómo consolidas tu fe. ¡Lee el Catecismo de la Iglesia Católica! 2. Practica las obras de caridad 3. Apréndete de memoria las Obras de Misericordia Ir a lista de descargas

Jue 8 Ago 2019

El servicio como Evangelio

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía -“La Verdad te hizo libre, para que el amor te haga esclavo”, escribió el gran San Agustín. Para servir como Jesús, necesitamos ser liberados, tener desatados el corazón, los pies y las manos. A mayor libertad en el corazón y en las condiciones de vida, mayor capacidad para amar y darse a los demás. Podremos ser “servidores del Evangelio” solamente si nos transforma “el Evangelio del servicio”. Y éste no es otro que la persona de Jesús, “Siervo de Yahvé” y “servidor de todos”. Jesús es el enviado del Padre y el Buen Samaritano de la humanidad que sufre: de las víctimas por la discriminación de género (mujer samaritana), por la violencia de los ladrones (parábola del samaritano) y por la degradación y la exclusión (leproso samaritano). Esta “trilogía samaritana” del Evangelio, marca la ruta del servicio al Dios Único, al prójimo victimizado y al Cuerpo de Cristo (comunidad eclesial), saliendo de la “lepra” egocéntrica, que despedaza y excluye. Jesús no solamente se compadece de todo ser humano, sino que asume en su pasión, en su cruz y muerte violenta, todo el dolor causado por la inhumanidad y por los antihumanos de la historia. Es el Siervo que sufre y el Servidor a quien le dan vinagre en su sed. “Yo doy mi vida...nadie me la quita”, podrá decir ante los lobos que asedian al pastor y a su rebaño (Jn10, 17.18). “Él dio su vida por nosotros para que también nosotros demos nuestras vidas por los hermanos” (1Jn3,16). Este es el kerigma, el Evangelio del servicio que dará como fruto la conversión pastoral del ministerio apostólico (obispos, presbíteros y diáconos), para que, dando testimonio de quien “está entre nosotros como el que sirve”, podamos conformar la Asamblea de Servidores en cada parroquia, inicio del Plan Pastoral. Recibir esta gracia del kerigma y anunciarlo, personalmente, cada uno de los párrocos, marcará el comienzo de la renovación de la parroquia, del paso de una Iglesia clericalizada a una comunidad y cuerpo de servidores, que se conforma desde el Altar del Sacrificio, desde la asamblea eucarística. Este comienzo significa hoy el fin del clericalismo y de su exclusión de los laicos, hombres y mujeres, del abandono a los esposos y familias, del inexcusable e intolerable abuso a menores, abuso sexual, de autoridad y de la conciencia débil ante la figura religiosa. Desde los inicios, la Eucaristía, sacramento del sacrificio de sí mismo que ofrece el Siervo-Servidor, Jesús, estuvo esencialmente unida al “lavatorio de los pies”, como sacramento de su diakonía o servicio en el mundo. La comunidad creyente de Juan, el apóstol y autor del cuarto evangelio, sitúa este gesto de Jesús en el Cenáculo de la institución eucarística y del mandamiento nuevo del amor fraterno. En el seno de la comunidad creyente, el servicio como Evangelio adquirió categoría de ministerio apostólico, como lo tiene hoy, en proceso de restauración, la Iglesia del Vaticano II, en el Diaconado Permanente (Lumen Gentium, 29). Este ministerio identifica la vocación de todo creyente, de toda comunidad eclesial y de todo ministerio, a vivir la vida como servicio a Cristo, a Dios y a la humanidad. En sintonía con la reorganización de la Santa Sede, que recoge en un nuevo dicasterio todas las obras e instituciones eclesiales para el servicio al desarrollo humano integral, la Arquidiocesis de Cali iniciará, también, una articulación de la obra de pastoral social o evangelización de las diversas realidades sociales. Será la nueva vicaría episcopal para el servicio al desarrollo humano integral. Desde la Escuela Diaconal Paulo VI y la parroquia de Nuestra Señora de Los Remedios, Jesús Siervo de Yahvé y María Sierva del Señor, Remedio para los enfermos y pobres, emprenderemos esta nueva etapa de la “pastoral de la sociedad” o pastoral social. El Evangelio del servicio, el ministerio de los servidores o diáconos permanentes y la Vicaría del Servicio al DHI, nos permitan a todos avanzar hacia la madurez de los “servidores buenos y fieles”, que deberá ser la vocación y misión de todos en la Iglesia. Sustentados en esta comprensión de la vida humana como servicio a Cristo y al prójimo en la comunidad de la Iglesia, se ilumine también el valor ético del existir humano, personal y cultural. La Iglesia “servidora de la humanidad”, anime así a nuestros pueblos a construir la vida y la política, la autoridad y las responsabilidades sociales, sobre el perfil de todo ser humano como servidor. Haciéndonos servidores unos de otros, podremos desmontar la inhumana cultura del abuso, de la opresión y explotación, de la depredación y trata de personas, de tantas formas de violaciones y violencias. El servicio de Cristo sea la verdad que nos libera de los pasos mal dados en la vida y de las culpas acumuladas (lavatorio de los pies), para que, con Él, el amor nos vuelva esclavos unosde otros en la entrega por los demás. +Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Jue 8 Ago 2019

Campaña 'Lidera la Vida' es una muestra de humanidad, solidaridad y esperanza

La iniciativa reúne diversos sectores del país, incluida la Iglesia Católica, en el propósito de trabajar conjuntamente por la protección de la vida de los líderes y las lideresas sociales en Colombia. Durante el lanzamiento de la campaña en Montería, el 1 de agosto, monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS), se refirió a tres aspectos que destaca sobre el proceso de desarrollo e implementación de la campaña. En primer lugar, explicó que “la campaña 'Lidera la Vida' nos ha demostrado que hay una sociedad, un conjunto de organizaciones sociales que se resiste a perder el sentido de humanidad (...) a pesar de las amenazas, de los asesinatos, del clima de miedo y de incertidumbre que se quiere implantar en el país”. Otro factos importante “es que las organizaciones mantienen su capacidad de indignación y de dolor ante el crimen, ante la violencia que se ejerce contra mujeres y contra todas las personas. No hemos perdido la capacidad de indignación, de dolor, y eso es clave en este proceso”. Finalmente se destaca el mantener en alto la esperanza. "Hay un ambiente de esperanza, de querer construir, de seguir buscando alternativas y caminos, de continuar constantemente en la búsqueda de nuevos horizontes que permitan consolidar el gran proceso de reconciliación y paz en el país”. “Se ha dicho que hay que 'seguir construyendo acuerdos sobre lo mínimo', eso significa seguir trabajando incansablemente para que nos sintamos todos humanidad. Hay que recuperar en muchas personas este sentido (...) Hay que hacer que eche raíces en toda la sociedad, hacer que no claudiquemos ante esta capacidad de sentirnos todos parte de una humanidad y esto significa aprender a convivir, a reconocer los valores que hay en nuestra sociedad y que representan los líderes y lideresas sociales", agregó. De otra parte precisó que "ante el asesinato de líderes, las amenazas, el ambiente de violencia y miedo, tenemos que actuar con solidaridad y aquí se han planteado muchos caminos. Se ha dicho que tenemos que dar fuerza a ciertos imperativos para los que somos creyentes como el amar a los demás, amar al prójimo como a sí mismo. El imperativo de identificar y amar la dignidad humana en cada persona, en cada ser que está a nuestro lado. Ser capaces de llegar a tocar lo profundo de esa raíz". "Nos viene una tarea muy grande de fortalecer la solidaridad local. Hay que seguir trabajando en que nuestras comunidades, nuestros municipios, profundicen en esa solidaridad. Hay que manejar más el dialogo social. Esta campaña es un ejemplo de ese ejercicio de dialogo social múltiple, donde hay actores de muchos niveles que hemos sido capaces de sentarnos entre nosotros, con perspectivas muy diversas". Por último, el sacerdote afirmó que "este diálogo social tiene que continuar, hay que profundizarlo, es la mejor manera de garantizar seguridad" . Es importe, precisó, "ser capaces de sentarnos con aquellos que consideramos bien diversos y distintos". "El 26 de julio, aquí mismo en Montería, se firmó el acuerdo por la no violencia en la campaña política, entre todos los aspirantes a la Gobernación. Es un hecho muy importante y también se hizo en Arauca. Se está programando un evento nacional con todos los jefes de los partidos políticos para excluir la violencia, para reafirmar la democracia, para que sea posible generar política sin miedo y sin descalificaciones injustas, sin llegar a un clima de total incertidumbre". "Quiero entonces terminar diciendo que todo esto nos encamina hacia un punto que se tomó hoy aquí: hay que seguir trabajando hacia la política pública en entorno al plan de acciones en Derechos Humanos; la política pública que se está discutiendo de paz y reconciliación del país; las políticas públicas que tendrán que adoptar gobernadores y alcaldes en el próximo periodo. Les agradezco las lecciones que nos han dado hoy. Al país le quedan grandes lecciones, lecciones muy profundas de sentido de humanidad, de capacidad de reconocimiento que tenemos, de no dejarnos llevar de la desilusión, no dejarnos llevar por el amedrentamiento, de ser capaces de mantener la capacidad de indignación y dolor ante todos los sitios de violencia y, ante todo, mantener la esperanza". Fuente información y foto: Of. de comunicaciones SNPS

Vie 2 Ago 2019

"La raíz de todos los males es la codicia"

Primera lectura: Qo 1,2; 2,21-23 Salmo: Sal 39(38),5-6ab. 6c-7.12.13ade-14 (R. 5a) Segunda lectura: Col 3,1-5. 9-11 Evangelio: Lc 12,13-21 Introducción De la Palabra que se nos proclama en este día podemos considerar tres ideas temáticas: • Dar respuesta a la pregunta ¿Dónde está la verdadera sabiduría? • Cristo es la síntesis de todo y está en todo. • La felicidad verdadera consiste en evitar toda codicia porque la vida no está asegurada en los bienes. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En el Evangelio, a Jesús alguien le pide ayuda sobre la distribución de una herencia. De la petición misma, se deduce que un hombre no quiere repartir la herencia con su hermano. Jesús interviene, no para dar la solución particular al hecho mismo, sino para ayudar a ver la raíz del problema, el cual tipifica todos los demás problemas similares: La raíz de todos los males es la codicia. El problema de estos dos hermanos no deriva ni de la justicia ni de la equidad, sino de la codicia. Podemos decir que “el interés” acalla todo sentimiento y hace perder la humanidad frente al otro. Esta realidad de la existencia está muy unida a la que plantea el libro del Eclesiastés: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Eclesiastés es la traducción griega del nombre hebreo “Qohélet”, cuyo significado dice relación con asamblea. Sería “el predicador”, un israelita que dedicó su vida a buscar la sabiduría y ejerció de maestro, investigando y comunicando sus hallazgos al pueblo: “Qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol? La misma sagrada Escritura nos hace caer en la cuenta de que la existencia en la tierra es breve: “Setenta años dura nuestra vida y hasta ochenta llegan los más fuertes; pero sus afanes son fatiga inútil, pues pasan pronto, y desaparecemos (Sal 90,10): “El hombre es como un soplo; sus días, como sombra que no deja huella” (Sal 144,4). Es por esto por lo que en el Salmo 89 el orante clama al Señor: “Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato”. Tiene lugar aquí preguntarnos entonces: ¿Hay alguna vía de salida ante el “todo es vanidad? ¿Es posible encontrar sentido ante el “sin sentido” que ha concluido el Qohélet? La escritura misma nos abre la esperanza del “sí”. Jesús nos enseña que ante la vaciedad del “vanidad de vanidades”, existe el “enriquecerse ante Dios”. Así lo explica en el mismo evangelio de san Lucas: “Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Lc 12, 33-34). El hombre que derribó los graneros y construyó otros más grandes, para asegurarse la vida almacenando el grano y toda la cosecha, es un necio, pues esta noche le será pedida la vida, y lo acumulado ¿de quién será?; es la misma situación planteada por el Qohélet cuando afirma: “Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado: también esto es vanidad”. La perenne enseñanza de Jesús emerge con esplendor: “Aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes”. Llegar a vivir esta “luz” en la existencia cotidiana, implica una renovación de mente y de criterios, como lo pide la carta a los colosenses: “Dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría”. No sigáis engañándoos unos a otros. Despojaos de la vieja condición humana, con sus obras, y revestíos de la nueva condición, que ya se va renovando como imagen de su creador, hasta llegar a conocerlo”. Ya está disponible en la librería de la Conferencia Episcopal Predicación Orante de la Palabra. II De la Santísima Trinidad a Cristo Rey | Ciclo C . 2019 [icon class='fa fa-download fa-2x']MÁS INFORMACI{ON[/icon]

Vie 2 Ago 2019

Encuentro con el Resucitado | Agosto 04 de 2019

"¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad¡" (Eclesiastés 1,2) TAREAS: 1. Reflexiona en qué gastas tu vida.y tu tiempo 2. ¡Atesora para el cielo! Revisa qué tiempo dedicas a la oración y a las obras de caridad 3. Preocúpate de hacer un taller bíblico o de oración [icon class='fa fa-download fa-2x']Ir a lista de descargas[/icon]

Vie 2 Ago 2019

Bicentenario

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - El siete de agosto se conmemoran los 200 años de la Batalla de Boyacá, según la historia, fecha de culminación del proceso de emancipación de Colombia del imperio español e inicio de su vida como nación soberana. Por tal razón en este tiempo se realizan diversos actos conmemorativos. Pero igualmente, es una ocasión para discernir lo que ha significado para la vida de los ciudadanos y para la configuración de la identidad de nuestra patria, estas dos centurias de historia. Luces y sombras, como en todos los eventos humanos, se pueden descubrir y su reconocimiento honesto y objetivo, como también crítico, debe ayudarnos en esta hora, a interpretar lo que pudiéramos llamar “indicadores de logro” o de “frustración” en el camino recorrido. Por definición, poder vivir en libertad, con autodeterminación, es un valor, sobre todo si se reconocía entonces, el menoscabo a la dignidad humana y al real bien común y equidad de los habitantes originarios de Colombia, condición de la que se querían liberar, para sembrar un orden nuevo, un proyecto de Nación y de Estado justo para todos. Pero el valor de la libertad, si no va acompañado de la justicia, la equidad y solidaridad y del propósito genuino y trasparente para construir la paz, queda trunco. Es lo que continúa como agenda retrasada en los intentos de darle la condición estable y sostenible a la construcción de un nuevo país. El Papa Francisco con su Encíclica programática “La Alegría del Evangelio” (Evangelli Gaudium”), nos puede ayudar indudablemente en el discernimiento sobre la patria real de hoy que compartimos, aplicando los cuatro criterios o principios que identifica en la búsqueda del bien común y la paz social, “para avanzar en la construcción de un pueblo en paz, justicia y fraternidad” (221) a saber: “El tiempo es superior al espacio”, lo cual nos permite reconocer las tensiones coyunturales del momento presente pero sin perder el horizonte futuro para realizar el proyecto de nación que deseamos; ojalá las polarizaciones, por ejemplo, puedan ceder sensatamente, para caminar hacia la unidad deseada por todos, que no es uniformidad. Y aquí se enlaza el segundo principio: “la unidad prevalece sobre el conflicto”, lo cual significa, no ignorar el conflicto, pues debe ser asumido, sin dejarnos atrapar por él, como pareciera que está sucediendo actualmente en nuestro país, sino “aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso” (227). La tercera dimensión es “la realidad es más importante que la idea”; la realidad es, la idea se elabora, pero debe haber un diálogo constante entre las dos, de lo contrario se puede caer en idealismo que ocultar la realidad. Es muy frecuente escuchar discursos y programas políticos elaborados sin compromiso con la situación concreta de nuestro pueblo. Y finalmente, el cuarto criterio “el todo es superior a la parte”. Se produce una tensión entre lo global y lo local. Es necesario mirar el bosque para encontrar el árbol; pero es preciso también reconocer que el árbol forma parte del bosque juntamente con otros árboles. Gran tarea construir una Colombia con autenticidad, identidad propia e independencia pero sin desconocer las condiciones y la trama de la compleja marea de un mundo globalizado. Pidamos a nuestro Dios y Padre que podamos construir un país en reconciliación, unidad y paz. Con mi fraterno saludo. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Mié 31 Jul 2019

XXXII Curso Internacional de Actualización Teológica en Barranquilla

Cada año el Departamento de Teología de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de La Sabana, organiza el Curso Internacional de Actualización Teológica (CIAT), que para esta ocasión llega a su versión XXXII. Para descentralizar la realización del Curso de Actualización, la Universidad de la Sabana y la Arquidiócesis de Barranquilla se han unido para desarrollar del 20 al 22 de agosto de 2019, este encuentro de formación. El curso tendrá como tema de estudio: ‘Moral, formación y afectividad en el mundo de hoy’ y será dictado por el profesor Julio Diéguez, Doctor en Teología, Profesor de Teología Moral de la Universidad de la Santa Cruz (Roma). Amplia experiencia como Rector de Seminarios. El curso pretende transmitir algunos de los temas principales de la Moral Fundamental con un enfoque formativo. Es decir, qué incidencia tiene en la formación de una persona un adecuado sentido de conceptos como razón práctica, fin último, ley moral, obligación, libertad, acto moral, virtud, conciencia, pecado. Los objetivos del Curso son: Promover una visión positiva de la moral, reflexionando sobre cómo presentarla para que se vea como una ayuda en la vida de una persona y no como un peso; Repasar brevemente algunos momentos clave de la historia de la Teología Moral, de modo que se aprecie la incidencia especialmente del voluntarismo en la comprensión actual de algunos conceptos; Advertir la importancia de defender el papel de la razón en el gobierno de la propia vida para promover esa visión positiva de la moral; Reflexionar especialmente sobre el concepto de virtud como punto central de esta concepción de la moral, extrayendo de él consecuencias importantes para la formación propia y ajena; Considerar la importancia de la libertad para la formación, sabiendo distinguir un correcto concepto de libertad de uno falso. Más información (1) 8616666 Ext. 29103 / [email protected]