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Iglesia

Mié 29 Nov 2017

“Iglesia debe hacer una pastoral de infancia centrada en realidad del país”

Así lo resaltó la doctora Ilva Myriam Hoyos Castañeda, Asesora jurídica en temas de vida, familia y libertad religiosa, durante su intervención en el Congreso Nacional de Infancia y Niñez, que se desarrolló en la sede de la Conferencia Episcopal. “Difícilmente podemos hacer una pastoral que no parta de la problemática existente en el país, tiene que ser una pastoral prepositiva involucrando a muchos sectores de la sociedad, pero especialmente a la familia de los niños”, aseguró la doctora Hoyos. La pastoral de la infancia y la niñez –continuó – ha de partir del reconocimiento de una problemática y los compromisos que se deben tener con los niños, no solamente desde unos derechos fundamentales, sino que la justicia social a la cual está llamada la Iglesia como misión, tenga como centro la preocupación y situación de los niños en el país. Hoyos Castañeda reconoció que se han dado logros importantes en garantías y protección de los derechos fundamentales de los niños, pero fue enfática en decir que aún son insuficientes estos esfuerzos. “Es una injusticia que clama al cielo, lo que los medios nos muestran en relación a la vulnerabilidad de los derechos de los niños, temas como el abuso sexual y la violencia intrafamiliar, si bien hay que reconocer que hoy día hay un mayor número de denuncias, aún resultan insuficientes los mecanismos que se han establecido para tratar de evitar la violencia en los menores”, aseveró Por su parte, Elvira González Rodríguez, representante de la pastoral de la Infancia por la arquidiócesis de Ibagué y quien participó durante el Congreso, compartió su experiencia de trabajo en este campo. Expresó que esta Iglesia particular, actualmente se encuentra trabajando en apoyar a la población de madres gestantes y niños de 0 a 6 años en situaciones de vulnerabilidad, prestando un acompañamiento en el campo religioso y capacitando a las madres para que a futuro puedan tener un desarrollo integral como personas. Así mismo, la Hermana Astrid Oviedo, de la Comunidad Hijas de la Inmaculada, asistente al Congreso en representación de la diócesis de Duitama, aseguró irse muy contenta luego de este encuentro, donde logró profundizar en conocimientos y compartir las experiencias que otras jurisdicciones adelantan en el cuidado y protección de los menores. La religiosa afirmó que el proceso de la Nueva Evangelización que se sigue en la diócesis de Duitama, tiene proyectos muy claros que llevan al cuidado y protección de los niños y las madres gestantes. Frente a los últimos hechos denunciados a la opinión pública sobre las irregularidades en los programas de alimentación escolar de los niños, la religiosa hizo un llamado para “que el Estado haga una supervisión más cercana de cómo se está realizando la programación y ejecución de los recursos que se destinan para la infancia, porque no es justo que se utilicen de otra manera y que se canalicen hacia personas inescrupulosas que los utilizan en lo que no es”.

Mié 29 Nov 2017

Eutanasia también para los menores

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - La Corte Constitucional ha ordenado recientemente al Ministerio de Salud que presente ante el Congreso, en el plazo de un año, una iniciativa acerca de la aplicación de la eutanasia en mayores y menores de edad; igualmente, solicita al Congreso que, en dos años, emita una ley sobre lo que llama el derecho fundamental de los niños y los adultos a morir dignamente. La Conferencia Episcopal de Colombia se ha pronunciado sobre las preocupantes consecuencias que entrañan estos hechos. Son un paso más en un proceso bien conducido que, entre otros, tiene antecedentes en la sentencia 239 de 1997, en el proyecto de ley 70/2012, en la sentencia 970 de 2014 y en la resolución 1216 del Ministerio de Salud de abril de 2015. Sin seguir el debido ordenamiento y sin hacer el necesario debate público, para obedecer a proyectos internacionales con intereses ideológicos, políticos y económicos, se insiste en esta conjura contra la vida humana. Se quiere imponer una decisión que compromete convicciones profundas de la mayoría de los colombianos con verdades parciales que, con tinte de cientificidad o de “piedad”, se difunden a través de los medios de comunicación y desconciertan a algunos legisladores, al personal sanitario y a la opinión pública. Es así como se genera confusión para discernir justamente apreciaciones jurídicas, conductas legales y actuaciones éticas, sobre todo en situaciones complejas donde la compasión por el sufrimiento puede poner en penumbra las implicaciones de atentar contra la vida humana. En esta forma de tomar decisiones y de legislar no se está respetando ni la Constitución de la República ni la separación de poderes que es fundamental en una democracia. No se debe aceptar pasivamente que la Corte dé ordenes al Congrego y al Ejecutivo sobre un tema tan grave, que afectará a millones de personas, como autorizar a los médicos para que ayuden a los pacientes a suicidarse y a los padres de familia para que decidan sobre la vida o la muerte de sus hijos. Estamos dejando pasar decisiones peligrosas que destruyen el orden moral y aun la estructura social y política del Estado. El Estado está para proteger a los ciudadanos y especialmente a los más indefensos; por tanto, los niños y los adolescentes merecen algo mejor que autorizar su sentencia de muerte. En un sistema de salud tan frágil y permeado de corrupción como el nuestro, es de temer que las autorizaciones para el homicidio muy pronto serán la única “opción de tratamiento” para los más vulnerables y la alternativa más “eficiente” y económica. Bajo el disfraz de humanidad se quiere presentar la eutanasia como una “muerte digna”. La prioridad sería legislar y trabajar para que la gente tenga, no una muerte, sino una vida digna. La corrupción también se apodera del lenguaje para esconder la deshonestidad de la actuación, pues lo que se quiere legalizar no es una ayuda para morir, sino el permiso para matar a otro ser humano. Está mal un país cuando, en lugar de pensar en que todos los ciudadanos tengan acceso a una atención médica de calidad, piensa en eliminar a los más débiles. Ciertamente, se pueden encontrar formas compasivas para dar tratamientos adecuados, mitigar el dolor y preparar la muerte sin caer en encarnizamientos terapéuticos y sin llegar tampoco a la aprobación de la “muerte por pedido”. En un momento en que buscamos acabar con la violencia, es un contrasentido legalizar la forma de matar con facilidad a los indefensos y a los que sufren; el orden moral de una sociedad en la que los asesinatos son frecuentes no se construye creando instrumentos jurídicos para nuevos asesinatos y abriendo la puerta para que otros, por los motivos que quieran, exijan o se apropien el mismo “derecho”. En medio de tanta confusión y de tantos intereses egoístas, la Iglesia Católica defiende con valentía y coherencia la vida y la dignidad de toda persona humana. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Mar 28 Nov 2017

Acoger a migrantes y refugiados, tema de la Jornada Mundial de la Paz 2018

En un mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2018, el Papa Francisco pidió una actitud de acogida, comprensión y generosidad con los migrantes y refugiados que abandonan su patria huyendo de las guerras y la miseria y en busca de una vida digna. En el mensaje, titulado “Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz”, el Santo Padre critica la retórica del miedo difundida con fines políticos en algunos países de acogida y pide que se mire a los migrantes y refugiados como miembros de una misma familia humana. 1.- Un deseo de paz El Pontífice subrayó el gran deseo de paz que hay en la humanidad, y exhortó a que ese deseo sea escuchado. “La paz es una aspiración profunda de todas las personas y de todos los pueblos, especialmente de aquellos que más sufren por su ausencia, y a los que tengo presentes en mi recuerdo y en mi oración”. De entre ellos recordó “a los más de 250 millones de migrantes en el mundo, de los que 22 millones y medio son refugiados”. “Con espíritu de misericordia, abrazamos a todos los que huyen de la guerra y del hambre, o que se ven obligados a abandonar su tierra a causa de la discriminación, la persecución, la pobreza y la degradación ambiental”. Francisco explicó que “acoger al otro exige un compromiso concreto, una cadena de ayuda y de generosidad, una atención vigilante y comprensiva, la gestión responsable de nuevas y complejas situaciones”. En este punto se detuvo en reclamar a los gobiernos unas políticas comprometidas y responsables: “Los gobernantes tienen una responsabilidad concreta con respecto a sus comunidades a las que deben garantizar los derechos que les corresponden en justicia y un desarrollo armónico”. 2.- ¿Por qué hay tantos refugiados y migrantes? El Papa Francisco se refirió a las guerras, a las desigualdades y a las injusticias como principales motivos que empujan a esos millones de personas a abandonar sus hogares y embarcarse en un incierto viaje en busca de una vida digna. “Los conflictos armados y otras formas de violencia organizada siguen provocando el desplazamiento de la población dentro y fuera de las fronteras nacionales”, siguiendo la tendencia iniciada con las guerras mundiales, genocidios y limpiezas étnicas del siglo XX, lamentó el Santo Padre. “Pero las personas también migran por otras razones”, apuntó: “Se ponen en camino para reunirse con sus familias, para encontrar mejores oportunidades de trabajo o de educación: quien no puede disfrutar de estos derechos, no puede vivir en paz”. Por eso, criticó la difusión de retóricas anti migrantes o anti refugiados en algunos países de destino para recoger réditos políticos: “En muchos países de destino se ha difundido ampliamente una retórica que enfatiza los riesgos para la seguridad nacional o el coste de la acogida de los que llegan, despreciando así la dignidad humana que se les ha de reconocer a todos, en cuanto que son hijos e hijas de Dios”. En este sentido advirtió que “los que fomentan el miedo hacia los migrantes, en ocasiones con fines políticos, en lugar de construir la paz siembran violencia, discriminación racial y xenofobia”. Por el contrario, “os invito a contemplar las migraciones con una mirada llena de confianza, como una oportunidad para construir un futuro de paz”. 3.- Una mirada contemplativa Migrantes y población local de los países de acogida forman parte de una misma familia, recordó el Papa. La mirada contemplativa, alimentada por la fe, ayuda a “reconocer que todos, tanto emigrantes como poblaciones locales que los acogen, forman parte de una sola familia, y todos tienen el mismo derecho a gozar de los bienes de la tierra”. Mirando a migrantes y refugiados con esta mirada contemplativa, comprobamos que “no llegan con las manos vacías: traen consigo la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen”. “Esta mirada sabe también descubrir la creatividad, la tenacidad y el espíritu de sacrificio de incontables personas, familias y comunidades que, en todos los rincones del mundo, abren sus puertas y sus corazones a los migrantes y refugiados, incluso cuando los recursos no son abundantes”. Por último, “esta mirada contemplativa sabe guiar el discernimiento de los responsables del bien público, con el fin de impulsar las políticas de acogida al máximo”. 4.- Cuatro piedras angulares para la acción El Obispo de Roma propuso en el mensaje una estrategia para ayudar a los refugiados, migrantes y víctimas de la trata de personas a alcanzar la paz. Esa estrategia debería estar articulada alrededor de cuatro acciones: acoger, proteger, promover e integrar. Acoger: “Recuerda la exigencia de ampliar las posibilidades de entrada legal, no expulsar a los desplazados y a los inmigrantes a lugares donde les espera la persecución y la violencia, y equilibrar la preocupación por la seguridad nacional con la protección de los derechos humanos fundamentales”. Proteger: “Nos recuerda el deber de reconocer y de garantizar la dignidad inviolable de los que huyen de un peligro real en busca de asilo y seguridad, evitando su explotación”. Promover: “Tiene que ver con apoyar el desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados”. Integrar: “Significa trabajar para que los refugiados y los migrantes participen plenamente en la vida de la sociedad que les acoge, en una dinámica de enriquecimiento mutuo y de colaboración fecunda, promoviendo el desarrollo humano integral de las comunidades locales”. 5.- Una propuesta para dos Pactos internacionales El Papa se refirió a los dos pactos mundiales que a lo largo del año 2018 se adoptarán en el seno de las Naciones Unidas: uno para garantizar una migración segura, ordenada y regulada, y el otro sobre refugiados. Estos pactos “es importante que estén inspirados por la compasión, la visión de futuro y la valentía, con el fin de aprovechar cualquier ocasión que permita avanzar en la construcción de la paz: sólo así el necesario realismo de la política internacional no se verá derrotado por el cinismo y la globalización de la indiferencia”. 6.- Por nuestra casa común Por último, el Pontífice recordó las palabras de San Juan Pablo II: “Si son muchos los que comparten el ‘sueño’ de un mundo en paz, y si se valora la aportación de los migrantes y los refugiados, la humanidad puede transformarse cada vez más en familia de todos, y nuestra tierra verdaderamente en ‘casa común’”. Leer mensaje de la Jornada Mundial de la Paz 2018 Fuente: Agencia católica ACIPRENSA Foto: Tomada de Internet

Mar 28 Nov 2017

Culminó diplomado “Pases de Reconciliación” en Mesetas, Meta

Tras nueve meses de estudio, más de 20 participantes del diplomado “Pases de Reconciliación” que se llevó a cabo cerca al Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Mesetas (Meta), el sábado pasado recibieron sus diplomas. Durante las diferentes sesiones de esta capacitación debatieron sobre enfoques de reconciliación, la memoria histórica de la región y proyectos de futuro a nivel personal y de comunidad. Alejandro Hernández, líder de este proceso de formación, felicitó a todas las personas que lograron seguir con interés y entusiasmo hasta culminar con éxito este diplomado que cuenta con el avál de la Universidad Santo Tomás, la Conferencia Episcopal de Colombia a través de la Comisión de Conciliación Nacional y de la Embajada de Alemania en Colombia; institución que a través de su apoyo económico hizo posible la realización de estos espacios de encuentro. Diego Alea, quién en representación de la Secretaría Técnica de la Comisión de Conciliación Nacional participó de la entrega de los diplomas, agradeció a todas las personas que participaron del diplomado “Pases de Reconciliación”. Durante su discurso, el economista hizo énfasis en la importancia del trabajo de cada uno de los presentes: “Ustedes son los protagonistas de la reconciliación y de estos procesos de paz”. En este año, se realizaron diplomados en áreas cercanas a un total de 6 Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), anteriormente conocidos como Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN), que se constituyeron en espacios de acercamiento, reconocimiento, incidencia, interacción e intervención en regiones históricamente afectadas por el conflicto armado.

Lun 27 Nov 2017

La vivencia espiritual del Adviento

Por: P. Jorge Enrique Bustamante Mora - La Iglesia nos invita a recorrer el camino de la vida cristiana en el Año Litúrgico, que inicia con el Adviento, un tiempo de espera, de preparación, de conversión, de vigilancia, de fidelidad, de alegría y de confianza. ¿Cómo vivirlos espiritualmente? Pues al hablar de conversión, inmediatamente pensamos “que hay que hacer”; así le preguntaron a Juan el Bautista después de su discurso sobre la conversión, “¿Qué debemos hacer?”, fue la misma pregunta de la gente, de los maestros de la ley y de los soldados (cf. Lc 3, 10-14). Todos querían una indicación clara de “tareas”. El tiempo del Adviento marcado ya por la presencia de Jesús en medio de nosotros, es tiempo de conversión, pero no en las dimensiones del “que tengo que hacer” sino en la comprensión de la espiritualidad cristiana. Jesús inició su actividad pública con un llamado a la conversión: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1,14); esta es la actitud espiritual del adviento: remarcar la plenitud del tiempo, la cercanía del Reino, la conversión y la fe en la Buena Nueva. Cuatro elementos claros para vivir el Adviento. El tiempo se ha cumplido Reconocer la importancia de la Encarnación de Jesús como inicio de la Plenitud del tiempo. La espiritualidad de este tiempo debe producir una explosión de gracia, de alegría, de luz. El Año Litúrgico nos debe ayudar a comprender este misterio como una espiral en crecimiento, cada año una espera más intensa y ardiente, y por tanto una experiencia del Señor cada día más profunda y definitiva. Hay que ir más allá de las luces, las fiestas, los regalos para entrar no solo en el recuerdo de algo pasado, sino en la contemplación del misterio de la Encarnación. La presencia real de Jesús en la vida, en la Iglesia, en la historia. El Reino de Dios está cerca…. Está aquí. La actitud fundamental para vivir el Adviento es la disposición de recibir, de vivir, de acoger, de disfrutar, de dejarse tocar, de dejarse transformar. El crecimiento espiritual no acontece por sus propios esfuerzos del creyente, sino por la gracia – gratuita –de Dios. Conviértanse Este anuncio remarca un cambio, no se trata de “hacer” sino de “recibir”, es una gracia, un don, una oferta gratuita de Dios. No son los hombres los que “hacen” algo para acercarse a Dios, o producir la conversión, es Dios quien “hace todo” para acercarse al hombre y convertirlo. El interrogante de los cristianos, en el tiempo de Adviento, no es “¿Qué tengo que hacer?”, más bien, se trata de colocarnos delante del anuncio de la Buena Nueva e interrogarnos: ¿Qué quieres Tú, Señor, hacer en mí, para mí o a través de mí, en este momento? La conversión es reconocer la debilidad, las limitaciones, y que ellas se conviertan en la oportunidad para descubrir la necesidad de dejarse encontrar y transformar por Dios. Aceptar que la conversión está en las coordenadas del amor de Dios que nos perdona siempre, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón, como nos lo ha recordado el Papa Francisco. Crean en la Buena Nueva El Adviento es un tiempo para descubrir que es Dios quien se acerca a mí, que me ama apasionada y amorosamente, y este amor es una invitación a dejarme encontrar por Él. Como lo recuerda el papa Francisco en su lenguaje en Evangelii Gaudium “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso” (EG 3). El Adviento, tiempo de conversión, de espera, de aceptación del Reino, y aceptar la Buena Nueva, pide descubrir en nuestra vida aquello que el Señor quiere hacer de manera concreta. Por tanto es un tiempo de alto valor “vocacional” cristiano, a profundizar aquello que da identidad a nuestro ser, la identidad más profunda: hijos de Dios. Se necesita hacer espacio en el corazón, vaciarlo para llenarlo con el mensaje de la Buena Nueva; recordar de manera personal que Dios es mi Padre, todo es gracia de Dios y que Él me ama El Adviento tiempo mariano El Adviento es un hermoso tiempo para vivir la profundidad de la fe, acompañados por María Santísima, verdadera discípula. Ella acogió la gracia ofrecida, ella dice: “hágase en mí su voluntad – su palabra”, ella no dijo: “haré tu voluntad”. Ella recibe la gracia dada por Dios. Vivamos con intenso amor e identidad profunda este tiempo hermoso que nos prepara a la Navidad. Este año, el Adviento inicia el domingo 3 de diciembre, marquemos su inicio con las luces y arreglos en casa y en nuestros ambientes; es importante saber cuándo colocar los arreglos, pue “nos estamos dejando “robar” su verdadero significado por el comercio”. Hay que crear cultura del encuentro, involucrar a los vecinos, a la familia, encontrarse con Dios. Padre Jorge Enrique Bustamante Mora Director de los departamentos de Doctrina y PUD (Promoción de la Unidad y del Diálogo) [email protected]

Lun 27 Nov 2017

Organizaciones Internacionales reafirman apoyo al proceso de paz

En un comunicado de prensa y luego de haberse cumplido un año de la firma del acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno colombiano, el Grupo de Trabajo por Colombia - GTC, integrado por 10 organizaciones de las Cáritas de la Iglesia Católica en Europa y Norte América y la alianza CIDSE de 18 organizaciones de desarrollo católicas europeas y norteamericanas, señalaron que observan con satisfacción los avances dados para la inplementación de este proceso. Así mismo, manifestaron su preocupación por los retos que se tendrán que afrontar para brindar mayores garantías de seguridad y protección de algunos territorios, que en su momento fueron tomados por las Farc y ahora están siendo ocupados por otros grupos armados. “La paz territorial, el trámite de las prioridades de implementación normativa, legislativa y administrativa como la JEP, las circunscripciones especiales para la paz y la reincorporación a la vida civil de los /as excombatientes, estos temas impactan directamente en la construcción de la paz y la reconciliación en los territorios y en la vida de las comunidades”, indica el mensaje. Por otra parte, alertaron por el alto riesgo en los que “están los y las líderes sociales que están trabajando en el fortalecimiento de sus comunidades y que dedican sus esfuerzos en hacer posible una participación democrática en los diferentes procesos del país se convierte en algo que mina la confianza en el proceso”. Recordaron que para la consolidación de la paz permanente y duradera se ha de requerir la presencia integral del Estado en las regiones, donde se respete los derechos humanos de las comunidades. Por último ratificaron como comunidad internacional GTC el apoyo al proceso de paz en Colombia, teniendo como centro a las víctimas. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar documento[/icon]

Lun 27 Nov 2017

"Llegué feliz y así me voy": Mons. Jaramillo Monsalve

En la mañana del sábado 25 de noviembre, en la Catedral Metropolitana María Reina, atlanticenses celebraron Eucaristía en Acción de Gracias por la vida episcopal de Monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Barranquilla. En el marco de la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, se concluyó para la Iglesia Universal el año litúrgico, y para Monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, su ciclo en el Departamento del Atlántico luego de siete años de intenso ministerio episcopal. Monseñor Jaramillo Monsalve, nació en Antioquia pero ha sido tanto el cariño recibido en este Departamento que se siente un hijo adoptivo de Barranquilla. Desde el inicio de su episcopado, el 10 de diciembre de 2010, dejó ver su preferencia por los pobres, no escatimó esfuerzos para contribuir a procesos de transformación social, impulsar la educación y continuar el fortalecimiento de la vida pastoral en el territorio atlanticense. Durante su homilía el prelado expresó “muchas gracias por su fraternidad y cercanía, les pido que reciban a Monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz como me han recibido a mí, que estén unidos siempre a él”; Así mismo, reiteró que llegó a Barranquilla feliz y que se va feliz, porque obedecer es cumplir la voluntad de Dios. El Administrador Apostólico recordó el compromiso adquirido con los hermanos vecinos de Venezuela “Le he pedido a los párrocos que estén atentos a esta necesidad”. Evocó las palabras de Su Santidad, el Papa Francisco diciendo, “el Cristo de la Esperanza de América Latina, tiene rostro femenino; queridas mujeres, ustedes son protagonistas de la Iglesia, son transmisoras de la fe". En signo de gratitud, la Iglesia particular de Barranquilla destacó entre muchos frutos siete signos de su misión episcopal en el Departamento, entre los que se evidenció: el fortalecimiento de la Pastoral Social, la renovación de las Estructuras Pastorales, con el nacimiento de 19 parroquias; el fortalecimiento de la vida religiosa, siendo cofundador de dos experiencias que tienen como cuna esta Iglesia particular, las religiosas Misioneras de la Sagrada Familia y las Hijas Misioneras de la Sagrada Familia; como también recibió, en nombre de la Iglesia, los votos perpetuos de la comunidad de la Sociedad de Cristo. Se destacó además el fruto de laicos mejor formados para el servicio con el nacimiento del Centro Arquidiocesano de Formación para Laicos, Formalaicos. La ordenación de 16 sacerdotes durante su siete años de servicio y el fortalecimiento de la Educación Católica con el acompañamiento a la Fundación Arquidiocesana de Educación, Funade, la Fundación San Carlos Borromeo y la naciente Universidad Católica del Caribe. En la celebración litúrgica estuvieron presentes el doctor Efraín Cepeda, presidente del Senado de la República junto a su señora esposa, el doctor Eduardo Verano de la Rosa, Gobernador del Atlántico, el Coronel Jeffer Casteblanco, Jefe del Estado Mayor de la Segunda Brigada del Ejército, el Teniente Coronel Jaime Ramírez, Jefe de Planeación de Cacom 3 y el Coronel Raúl Riaño, Comandante de la Policía Nacional. Las Autoridades y la Academia se sumaron a este signo de gratitud; El doctor Eduardo Verano de la Rosa, Gobernador del Atlántico, exaltó al Señor Arzobispo con la Medalla Puerta de Oro de Colombia, máxima distinción de la Gobernación. Por su parte la Universidad Metropolitana de manos de su rector Juan José Osío, concedió la Orden del Gran Pensador en Oro a Monseñor Jaramillo, quien en su misión como Arzobispo hizo parte de la Junta Directiva de esta universidad, debido a que hace 44 años la Arquidiócesis de Barranquilla acogió el llamado del Doctor Gabriel Acosta Bendeck y sus hermanos Eduardo, Alfonso y Jacobo para fundar tan prestigiosa universidad. Finalizada la Eucaristía, la celebración continuó con un almuerzo en el Gran Salón de Comfamiliar sede Norte, donde la sociedad barranquillera, Presbíteros, Laicos y colaboradores de las Instituciones Arquidiocesanas, rindieron homenajes a quien a partir del próximo 9 de diciembre, fecha en la que se posesiona Monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz, será el Arzobispo Emérito de Barranquilla.

Sáb 25 Nov 2017

Rey con actitud de pastor

Por: Monseñor Omar de Jesús Mejía - Para terminar el año litúrgico en el cual nuestro tema central ha sido el “Reino de los Cielos”, el escritor sagrado nos presenta una figura bien simpática: “Un Rey con actitud de pastor.” Jesucristo es Rey. Recordemos lo que dice la Palabra: “Pilato entonces le dijo: ¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz” (Jn 18,37). A la luz del mundo el rey está sentado en un trono dando órdenes y ejerciendo un poder según las leyes y la justicia humana. En el evangelio de hoy existe algo muy particular, Jesucristo es Rey, pero es a la vez pastor. El texto puntualiza el reinado de Dios en el mundo, pero a su vez presenta al mismo Dios con actitud de pastor. Recordemos la Palabra: “Yo soy el buen pastor” (Jn 10, 11), “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Cfr Jn 10, 10). Jesucristo como Rey posee el derecho de juzgar, aún más, Él es el único que tiene la autoridad de juzgar; dice la Palabra. “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra” (Mt 28, 16-20). Jesús, el Señor, es el “Buen Pastor”. Como Rey y Pastor, viene continuamente y vendrá definitivamente en el último día para hacer justicia en la tierra. El único punto de referencia a través del cual un cristiano se juzga a sí mismo y juzga a los demás es desde la misma persona de Jesús. El evangelio es claro, dice: “Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.” El único que posee el derecho de hacerle juicio a nuestras obras es el mismo Dios y con la rectitud que recibimos de Dios, es desde donde debemos juzgar nuestros actos y los actos de los demás. Si vivimos según la ley de Dios no tiene porque existir miedo frente a Él. El miedo al juicio de todos los días (examen de conciencia) y el miedo al juicio final delante de Dios debe perderse con la imagen del Pastor, quien representa siempre cuidado, atención y amor con su rebaño. “El separará a unos de otros.” La separación del Rey con actitud de Pastor es una invitación para revisar nuestra elección. El criterio central es el amor: “Cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron” y lo mismo acontece en forma negativa: “Cuanto dejaron de hacer a estos pequeños a mi me lo dejaron de hacer.” “Los justos contestaron ¿cuándo te vimos con hambre…?,” y al final el texto dice: “los justos irán a la vida eterna.” La Palabra de Dios y la solemnidad litúrgica de hoy nos están invitando a confrontar nuestra vida de cara a Dios mismo, de cara a su justicia. La Palabra dice: “Ningún hombre es justo frente a Dios.” Según la Sagrada Escritura, justa es aquélla persona que “obra con rectitud y procura el bien”. En clave de vida cristiana es inseparable la santidad de la justicia, ambas se correlacionan, no puede darse la una sin la otra. La persona justa tiene la mente en Cristo, sus pensamientos son rectos y puros, tiene una meta sobria. Los justos no están esperando recompensa, obran con justicia, porque esa es la actitud normal. Los justos se acostumbran a obrar con justicia, porque la virtud de la justicia la han incorporado en su mismo ser. Los justos no son tramposos, no poseen una doble agenda, los justos son transparentes y asumen una vida integra… Los justos viven por la fe, es la fe la que les permite reconocer las maravillas de Dios y a su vez es la fe la que les da la posibilidad de ver las necesidades de los demás. Las personas justas, no se afirman así mismas, ni confían en su propia justicia, sino que viven bajo la justicia que ha traído Cristo, que no es otra que la opción por la vida en el amor. Recordemos lo que nos dice San Juan de la Cruz: “Al atardecer de la vida seremos juzgados sobre el amor” “y el amor debe ser probado, verificado en sus motivos internos. Por eso el evangelio de hoy está en términos de juicio, de evaluación. Por un momento nos transportamos hasta el final de la vida, el encuentro cara a cara con Jesús para responder por nuestras acciones y por aquellas inconclusas o eludidas.” (Meditación del evangelio, P. Fidel Oñoro). En este último domingo hermanos los invito para que confrontemos nuestra vida de cara a Dios, Él debe ser para nosotros nuestro único punto de referencia, Él es el que nos debe haber inspirado durante todo el año litúrgico a obrar el bien. Él será quien en última instancia juzgará definitivamente nuestra existencia, a Él no le podemos esconder absolutamente nada; Él nos conoce por dentro y por fuera, Él sí conoce realmente con qué intención hemos obrado. El único que conoce de verdad la intención de nuestro amor es Dios. Entendamos una cosa, el amor de Dios es más que un simple consuelo, el amor de Dios es una confrontación, el amor de Dios es concreto y objetivo. El amor de Dios tiene que inspirar el amor entre nosotros de los contrario el amor se queda en discurso, en teoría, en filosofía, en poesía y a lo sumo en buenas intenciones. Según el evangelio de hoy el amor de Dios se vive en lo concreto. El amor de Dios, cuando es verdadero y cuando realmente nos hemos dejado transformar por éste amor, se convierte en la respuesta a las precariedades concretas de la vida. El evangelio que estamos meditando nos presenta seis situaciones en las cuales ponemos en práctica el amor, práctica que a su vez nos conduce a la vida eterna. Se trata de situaciones comunes para todo mortal. Precariedades que de una u otra manera todos hemos experimentado alguna vez de nuestra vida y por lo tanto deberían hacernos sensibles para obrar siempre con rectitud y en nuestro actuar procurar siempre hacerle el bien al hermano. Esas precariedades son: El hambre, la sed, la necesidad de techo, la desnudez, la enfermedad, la pérdida de la libertad en una cárcel. Éstas precariedades y muchas otras con las cuales tenemos que aprender a convivir y que nos hacen entender que finalmente todos somos frágiles, limitados, “vulnerables” deberían hacernos comprender que los imperativos de la vida cristiana se centran en: 1. Compartir la mesa (danos hoy nuestro pan de cada día). Si compartiéramos más, habría menos hambre en el mundo. Si no compartimos corremos el riesgo de ir al fuego eterno… La virtud del compartir se convierte en las llaves del cielo en las manos del otro. Cuando alguien se me presenta para que lo ayude, me está ofreciendo las llaves del cielo para recibir la vida eterna. “Vengan benditos de mi Padre” 2. Acoger con el doble abrigo de la casa y del vestido propio al hermano necesitado. Miremos nuestras ostentaciones y observemos a nuestro lado, para que nos demos cuenta qué es urgente acoger a los más necesitados. Si no acogemos corremos el riesgo de ir al castigo eterno. El Papa nos habla de la “cultura del encuentro.” 3. Salir de la comodidad para buscar a uno que está solo y que, humillado, no puede valerse por sí mismo. ¿Cuántos desvalidos hay a nuestro lado, los observamos, o somos ciegos, frente al necesitado? Cuidado hermanos nuestra ceguera nos puede lleva al castigo eterno. ¿Vemos las necesidades de nuestros hermanos o nos hacemos los ciegos, para no desinstalarnos de nuestras comodidades? En una sola palabra podríamos sintetizar el mensaje de la Palabra de Dios hoy: “Integridad de vida.” + Omar de Jesús Mejía Obispo de Florencia Mateo 25,31-46 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga en su gloria el Hijo del Hombre y todos los ángeles con él se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. Entonces los justos le contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les dirá: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Y entonces dirá a los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también éstos contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él replicará: Os aseguró que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos. los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo. Y éstos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna. Tarea: Recordemos las obras de misericordia e intentemos practicarlas, durante la presente semana, al menos pongamos en práctica una obra corporal y otra espiritual. Obras de misericordia corporales 1. Visitar a los enfermos 2. Dar de comer al hambriento 3. Dar de beber al sediento 4. Dar posada al peregrino 5. Vestir al desnudo 6. Visitar a los presos 7. Enterrar a los difuntos Obras de misericordia espirituales 1. Enseñar al que no sabe 2. Dar buen consejo al que lo necesita 3. Corregir al que se equivoca 4. Perdonar al que nos ofende 5. Consolar al triste 6. Sufrir con paciencia los defectos del prójimo 7. Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.