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Liturgia

Jue 15 Jul 2021

Andaban como ovejas que no tienen pastor

DECIMOSEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Julio 18 de 2021 Primera lectura: Jr 23,1-6 Salmo: Sal 23(22),1-3a.3b-4.5-6 (R. 1) Segunda lectura: Ef 2,13-18 Evangelio: Mc 6,30-34 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Los pastores que no siguen el camino de Dios dejan de ser principio de unidad para el rebaño y se convierten en foco de dispersión. Las ovejas, el pueblo de Dios, sólo se dejan conducir por los pastores cuya voz recuerda la del Señor. El profeta amonesta a los pastores porque el pueblo se encuentra disperso y sin esperanza; sin embargo, el fallo de los pastores no aleja el amor de Dios, quien siempre buscará pastores que apacienten el rebaño. Dios dará un nuevo pastor que restaure y una a su pueblo. San Pablo declara a los efesios que el plan misterioso de Dios se ha revelado ya en Cristo, comenzando en él a vivir un hombre nuevo capaz de unir con un mismo Espíritu a judíos y gentiles. Se nos ofrece también una de las verdades teológicas más impresionantes del Nuevo Testamento: Él es nuestra paz. Con ello se presenta la obra de Cristo como una restauración de las relaciones amistosas entre Dios y el hombre, rotas por el pecado. El fruto de la reconciliación es la paz y la amistad. La reconciliación es un proceso objetivo y real. Es Cristo mismo el signo y la realidad de esa reconciliación de Dios y la humanidad. El pasaje del evangelio nos muestra un relato de transición, que nos prepara a la primera multiplicación de los panes. A la vuelta de los apóstoles de su primera misión, Jesús escucha sus experiencias y los invita a un tiempo de retiro, descanso y reflexión, en un gesto que manifiesta la delicadeza humana de Cristo, pero la realidad que se impone en forma de muchedumbre ansiosa: “ovejas sin pastor”. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los textos de hoy se refieren, especialmente, a los responsables de la comunidad cristiana: obispos y sacerdotes. Pero se aplican perfectamente a todos los que tienen alguna responsabilidad respecto a personas. Vale la pena observar en las lecturas de este día: * La promesa del Señor de conducir a su Pueblo mediante líderes responsables, dignos, sabios y generosos, según el corazón de Dios. Es Jesús el pastor mesiánico, en quien se cumple lo anunciado por Jeremías. * La pedagogía de Jesús respecto al Reino. Ante el rechazo de Israel, Jesús va concentrando su misión en los Doce, preparándolos para cuando Él muera. * La sabiduría práctica de entrega y descanso que Jesús busca para sí y los suyos; pero que, en definitiva, sólo el amor juzga. Un buen tema de discernimiento, cuando una persona es responsable y, además, vive la responsabilidad incondicionalmente y la fundamenta en el amor incondicional de Jesús, entregando su servicio hasta no tener tiempo ni siquiera para comer. Es difícil discernir cuando la responsabilidad nace de la necesidad de amar y no reservarse. Sin embargo, no siempre el amor es «discreto»; y, fácilmente, la necesidad de no reservarse depende de otra necesidad, la de «estar a la altura» de la situación, de modo que uno no puede permitirse defraudar a los demás ni a la propia conciencia. Parece generosidad, pero no; es amor de libertad interior. El amor de libertad interior nunca se reserva, incluso cuando descansa, pues lo hace para entregarse más y mejor a los demás. Lo que pasa es que la vida obliga en ocasiones a prescindir de análisis, y no tienes otro remedio que olvidarte del todo de ti. Hay un momento en el proceso de crecimiento del amor en que ya no se distingue entre entrega y descanso: «todo es uno». 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Las lecturas nos obligan de nuevo a reflexionar sobre el misterio de Cristo. Si atendemos a la primera lectura, al salmo responsorial y al evangelio, podríamos representarnos a Jesús bajo la figura del Pastor. La primera lo anuncia, el segundo lo canta, el tercero lo constata. Jesús, el Pastor de Dios. Efectivamente, las ovejas que andan descarriadas encuentran en Jesús su auténtico Pastor. Como Pastor tiene lástima de ellas, las reúne en torno a sí, les enseña con calma. El las hace recostar en verdes y jugosas praderas, las abreva en arroyos tranquilos y claros, las conduce con seguridad y aplomo. No espantan las cañadas oscuras, él va delante de ellas; su «cayado» - la Cruz - es cobijo y orientación, por una parte, y, por otra, arma terrible contra los enemigos. La mesa, la copa, el perfume de acción de gracias pueden recordarnos la Eucaristía, alimento de las ovejas. Sin temor a errar caminan hacia la Casa del Padre. El Espíritu del Señor va con ellas. Las ovejas forman un rebaño, uno solo, por más que por un tiempo estuvieran dispersas. Dos pueblos separados forman uno. No hay judío ni griego, ni señor ni esclavo. Todos hermanos en el Señor. Urge, hoy día, fomentar el sentimiento de hermandad que debe caracterizar al rebaño del Pastor. Las separaciones impuestas por la historia, por la raza, por intereses personales o nacionales, no tiene ya sentido. Jesús nos ha hermanado a todos en su sangre de una vez para siempre. ¿No suspira hoy el mundo entero por la unidad y la comprensión? ¿Dónde quiere encontrarlo? Ahí está el Pastor de la humanidad, no hay otro. El rebaño debe dar señales de ello. Jesús, Pastor, trae la paz. ¿Qué más desea el mundo que la paz? Jesús es la paz. Paz con Dios, paz de unos con otros. Él da la vida por sus ovejas. Jesús nos lleva a Dios. ¿Qué más puede desear el hombre que alcanzar a Dios? Jesús nos conduce a él. ¿Qué decir de los malos pastores? ¡Ay de ellos! ¿Somos buenos pastores? ¿Qué buscamos en el ejercicio de nuestra pastoral? ¿A nosotros mismos? ¿Ahuyentamos, desperdigamos, abandonamos el rebaño? ¡Ay de nosotros! ¿Somos la paz? ¿Creamos la paz? ¿Vivimos la hermandad? ¿Nos dejamos llevar por el Espíritu de Cristo en ver los demás hermanos en Cristo? ¿Qué papel desempeña en nuestra vida nuestra nación, nuestra provincia, nuestro pueblo? ¿Separa, disgrega, destroza? Hay un solo pueblo, un solo rebaño. Por ello murió Cristo. ¿Somos buenas ovejas? ¿Nos dejamos conducir? ¿Sabemos derribar con nuestra vida el odio, la envidia, el rencor de siglos que tiene separada la humanidad? ¿Confiamos en el Señor? ¿Es en realidad nuestro Pastor? ¿O son quizás los líderes políticos los que nos apasionan más que Cristo? Pensemos, meditemos y actuemos en consecuencia. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La misericordia o el amor de Cristo a los hombres como razón íntima de su apostolado, y la necesidad del reposo, de la soledad, en medio de la actividad misionera. La misericordia del Padre es una faceta de su amor y es una de las primeras experiencias salvíficas que ha tenido la humanidad. Jesús es la plena experiencia de esta misericordia: la ofrece repetidas veces; la pone como pieza clave en su enseñanza y es el secreto íntimo de toda su actividad misionera. El descanso y la soledad están relacionados con el «discipulado» de los Apóstoles: es el tiempo necesario para vivir bajo el influjo directo de la Palabra de Jesús, puesto que han de ser embajadores suyos. Toda actividad apostólica cristiana deberá ser aprendida en soledad, en contacto personal con el Señor, y partir de una experiencia de la misericordia del Padre, que ha de ser su móvil auténtico. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa El Señor, que es el Buen Pastor, nos convoca y reúne cada domingo como una sola familia, como un solo pueblo miembros de un mismo Cuerpo, para que celebremos este Banquete Pascual de su amor. Participemos con mucha fe y renovemos en esta Eucaristía nuestro compromiso cristiano de ayudar a toda la humanidad a encontrar los caminos de paz y verdadero progreso; de verdad y felicidad. Monición a la Liturgia de la Palabra El Señor reconoce la necesidad de su pueblo y viéndolo desorientado nos enseña con sus acciones la tarea y misión de un verdadero pastor. ¿Cómo lo hace? ¿A qué nos invita? Escuchemos con atención la palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Unidos en oración, como una sola familia y como un solo rebaño que reconoce a Jesús, como pastor y paz verdadera, elevemos nuestras oraciones y súplicas a Dios Padre, diciendo: R. Padre misericordioso, escúchanos 1. Pidamos por la Iglesia Universal, por sus ministros ordenados, sus religiosos y fieles laicos; que todos tengan el corazón compasivo de Jesús. 2. Pidamos por quienes son responsables del gobierno de las naciones; que mantengan vivo su empeño por alcanzar la paz y la justicia. 3. Pidamos por todos aquellos que tienen dificultades o problemas y por cuantos sufren; que la presencia de Jesús los conforte y reanime. 4. Pidamos por todos los que nos encontramos participando de esta Eucaristía; que trabajemos a ejemplo de Jesús, Buen Pastor buscando la unidad de los pueblos: instruyendo, enseñando, acompañando, pero sobre todo sembrando paz. En un momento de silencio presentemos nuestras intenciones personales… Oración conclusiva Dios de bondad y misericordia, que te compadeces continuamente de nosotros, oye los ruegos de tu familia santa para alcanzar un día la paz. Por Cristo nuestro Señor. R. Amén.

Jue 15 Jul 2021

La voz del Pastor | 18 de julio de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnMarcos 6,30-34

Mié 7 Jul 2021

Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo

DECIMOQUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Julio 11 de 2021 Primera lectura: Am 7,12-15 Salmo: Sal 85(84),9ab+10.11-12.13-14 (R. cf. 9b) Segunda lectura: Ef 1,3-14 (forma larga) o Ef 1, 3-10 (forma breve) Evangelio: Mc 6,7-13 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios en consideración nos presente tres temas que iluminan nuestra oración: • El envío, como parte importante de la vocación, tiene una motivación base: escuchar la voz de Dios y querer anunciarla. • Sentirse enviado es tomar conciencia del compromiso evangelizador que se tiene en favor de los hermanos. • Enviados a todos, sin exclusivismos, así como el Padre desde siempre ha elegido y enviado a su Hijo a toda la humanidad. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La misión del Hijo se va desarrollando según el querer del Padre y ésta se multiplica por doce en la persona de sus discípulos. Descubramos en este domingo a Jesús como el misionero del Padre que nos llama y envía a todos. Amós, trabajador del campo y pastor de ovejas, inicia su misión profética en un ambiente de rechazo, porque debe hablar a quienes no desean escucharlo. Desde su tierra natal, Técoa, debe ir a profetizar a Betel invitando a cambiar las estructuras, la manera de ver a los pobres, a quienes sufren; así ataca las enormes diferencias sociales, los abusos de poder y la pérdida de fraternidad. En medio de todas las dificultades, donde la justicia y el derecho se ven resquebrajados, el salmista apela a la misericordia de lo alto: Dios anuncia a los suyos la paz. Es una promesa cumplida, es bendición venida del cielo, como lluvia que empapa la tierra. Para san Pablo toda la humanidad, sin distinción alguna, está en Cristo. Por él todos son elegidos, destinados a ser hijos en el Hijo, sentir la misericordia de Dios y caminar como hermanos hacia Cristo, fin de todo el plan divino. El Evangelio de san Marcos presentado el domingo anterior culminaba con la presentación de Jesús predicando en los pueblos de alrededor de Nazaret, su tierra. Hoy, los discípulos, llamados a estar con él, están invitados a asumir el estilo de vida de Jesús. Por ello el punto de partida de este camino es el envío de los doce. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El envío es la esencia de la vocación. Jesús llama a los doce, los envía y les da poder para efectuar la misión. Jesús no pierde la centralidad del relato: él llama hacia él y envía. También hoy, a nosotros, en medio de las circunstancias que vivimos, Jesús nos llama a “estar con él” y “nos envía a predicar”. Hay que tener muy presente y dimensionar lo que significan ambas facetas del seguimiento: se trata de estar con él, es decir, ser sus discípulos, aprender de él, compartir con él, permanecer en él; y, en segunda instancia, se trata de predicarlo, anunciarlo y testimoniarlo. También significa que, como discípulos y enviados no vamos en nombre propio, sino como testigos de una experiencia discipular, como testigos de un anuncio recibido. El mensaje de Aparecida ha querido resaltar para toda la Iglesia latinoamericana esa doble condición que nos hace de verdad cristianos: discípulos y misioneros. Hoy también, escuchando las instrucciones de Jesús para la misión, nos podemos preguntar: ¿qué llevar para el camino? ¿Cómo debe ser la reacción frente al éxito o fracaso misionero? La misión debe ser itinerante, no sedentaria, es decir, deberá estimular a caminar de nuevo, a encontrarse de nuevo, al desapego de los resultados, a la libertad interior y exterior. Ser enviados, es decir, ir de camino, significa que no nos está permitido instalarnos en comodidades. Si el enviado acumula y se llena de seguridades pasajeras, pierde el ritmo del camino, no ve el sentido de éste y puede declinar de su misión. La libertad, manifestada en el texto en no llevar alimentos, ni dinero, ni alforja, supone la total disponibilidad para compartir la experiencia de Cristo. Si el misionero viene en son de paz, desprendido de bienes, encontrará la benévola acogida de quienes lo escuchan; de este modo se acompaña el inicio del camino de fe de quienes acogen al enviado, para que luego estos hermanos divulguen con su palabra y obra, el encuentro que se ha tenido con el maestro. La orden expresa de Jesús: “Al entrar en una casa, quédense allí…” (6,10) lleva a reflexionar en el verdadero sentido del envío que deja, en los destinatarios, al mismo Jesús; es él quien entra, quien permanece, quien debe quedar. Y en esta experiencia sembrada en el corazón de los otros, se funda el verdadero sentido de formar comunidad. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Nuestra plegaria se eleva a Dios para dar gracias porque nos ha llamado a estar con él y porque nos prepara para enviarnos desde la experiencia de encuentro y amor con él. Pero también le pedimos que aparte a sus enviados de los caminos fáciles y acomodados, para que así puedan reconocer en los rostros de los hermanos el rostro de Dios amor. Que el envío que tantos asumen hacia los hermanos haga vida siempre aquello a lo que la oración colecta de este domingo nos ha invitado: que muchos descubran a Jesús, luz verdadera, y vuelvan al camino. Que el testimonio de vida de los discípulos lleve a quienes los escuchan a rechazar todo aquello indigno del ser cristiano y asumir la llamada del Señor a ir a tantos que no lo conocen. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a esta celebración eucarística, hoy en el día del Señor. La Eucaristía, es el centro de la vida cristiana, ella nos nutre y llena de esperanza. En este Domingo, se nos invita a reflexionar acerca de nuestra vocación cristiana, que nos impulsa a llevar la Palabra de Dios, y que nos constituye como profetas y enviados a predicar su Reino a los que están a nuestro alrededor. Que el Espíritu Santo nos llene de gozo para celebrar el nombre del Señor y hablar en su nombre a toda criatura. Participemos con fe y alegría de esta celebración. Monición a la Liturgia de la Palabra Dios nos ha elegido por pura iniciativa suya para ser sus hijos; por esta razón él nos envía para proclamar su mensaje en medio de nuestros hermanos, los cercanos y lejanos. Escuchemos con atención la palabra de Dios, que es vigor para nuestra misión evangelizadora. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Elevemos nuestras súplicas al Padre del Cielo, que es rico en misericordia, quien en Cristo nos invita a todos a participar en este memorial y en la entrega del Cuerpo y la Sangre de su Hijo como alimento que nos fortalece en la vida divina. Digamos con fe: R. Dios de bondad, escúchanos 1. Por la Iglesia, para que, movida por la fuerza de tu Palabra, siga ayudando a los enfermos, lleve consuelo a los corazones agobiados y, con espíritu profético, sea manifestación de tu Reino entre los hombres. Oremos. 2. Por los gobernantes, para que, inspirados en la justicia y la paz, trabajen incansablemente por el bien de sus hermanos. Oremos. 3. Por los más necesitados, especialmente por aquellos que no conocen la Palabra de Dios y viven sin esperanza, y sin ilusión, para que en este día se sientan abrazados por el amor de Dios y la fraternidad del prójimo. Oremos. 4. Por nosotros, para que iluminados con la Palabra y fortalecidos por el banquete eucarístico, seamos verdaderos discípulos y misioneros, y participemos activamente en la tarea evangelizadora de la Iglesia. Oremos. En un momento de silencio presentemos al Padre, nuestras intenciones personales Oración conclusiva ¡Oh Dios! Que nos envías para dar a conocer tu Palabra, escucha bondadoso las plegarias que te presentamos. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén

Vie 2 Jul 2021

La voz del Pastor | 04 de julio de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnMarcos 6,1-6

Jue 1 Jul 2021

No desprecian a un profeta más que en su tierra

DECIMOCUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Julio 4 de 2021 Primera lectura: Ez 2,2-5 Salmo: Sal 123 (122),1-2a.2bcd.3-4(R. 2d) Segunda lectura: 2Co 12,7b-10 Evangelio: Mc 6,1-6 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios que se nos ofrece para esta celebración nos presente tes ideas temáticas para nuestra escucha y reflexión: • Por el bautismo hemos sido constituidos “profetas”, para hablar, anunciar y denunciar, la Palabra de Dios. • No se puede vivir la vocación profética sin que ésta se fundamente en una experiencia viva de Cristo en nuestra vida, a través de la escucha de la Palabra y de la oración. • Estamos invitados a reconocer a Cristo y su mensaje en las realidades cotidianas de nuestra vida: familia, trabajo, estudio… 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? A partir del Evangelio, el mensaje de la Palabra en este domingo se centra en Cristo como profeta, quien, aún en medio de la incomprensión y el cuestionamiento de sus “paisanos”, anuncia la salvación de Dios. La breve lectura de Ezequiel, profeta que vivió su vocación en un contexto histórico muy complejo, pues el pueblo estaba en pleno destierro, da cuenta de la dificultad que entraña el anuncio de la palabra del Señor, especialmente por la testarudez o rebeldía del pueblo. No obstante, el llamado de Dios al profeta es un imperativo misionero para que este pueblo sepa que hay un profeta en medio de él. San Pablo, escribiendo a la comunidad de Corinto, nos presenta esta realidad desde otro punto de vista: el apóstol o el profeta experimenta también la fragilidad personal. Frente a esta conciencia de debilidad, el apóstol hace una profesión de fe en el Señor que le dice: “mi gracia te basta; la fuerza se realiza en la debilidad”. Con plena confianza en la gracia del Señor, el apóstol afirma: “vivo contento en medio de las debilidades”; y extiende esta certeza a todas las demás dificultades que puedan aparecer en el ejercicio de su misión: “insultos, privaciones, persecuciones y todas las dificultades sufridas por Cristo”. El pasaje del Evangelio nos permite contemplar a Cristo, que resulta motivo de escándalo para sus conciudadanos a causa, justamente, de la enseñanza y de los milagros que realiza. En el texto paralelo de San Mateo se lee que sus paisanos “desconfiaban de él” (13,57). El escándalo o la desconfianza se convierten en un obstáculo para que Jesús haga los milagros, porque demuestran la falta de fe. No obstante, el trozo del Evangelio asegura que el Señor continúa la misión evangelizadora: “recorría los pueblos de alrededor enseñando”. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El mensaje de la palabra hoy, para todos nosotros, lo podemos enfatizar en tres invitaciones: * Una experiencia más viva de Cristo en nuestra vida: se trata de propiciar un encuentro personal y una relación más estrecha con Dios, a través de la oración, de la escucha de su Palabra, de la gracia de los sacramentos, en fin, de la más plena conciencia de ser hijos de Dios y testigos de su amor. Hay que tener presente que nuestra vida cristiana no será realmente testimonio, si no se fundamenta en esta experiencia de Cristo, pues es la garantía de “autenticidad” profética. Si no es así, nuestras palabras y obras corren el riesgo de ser vacías e infructuosas. * Ser profetas, aunque encontremos oposición: como bien lo sabemos el profeta no es un adivino, sino uno que habla en nombre del Señor y que transmite la propia experiencia de su amor. Como bautizados, todos somos profetas; es necesario que asumamos con valentía esta misión: hablar, anunciar y denunciar, ofrecer un testimonio público de nuestra fe. Como para Jesús y para los profetas del Antiguo Testamento, también hoy se nos presenta oposición, rechazo y crítica, pero contamos con la gracia del Señor que nos fortalece y hace fecunda la misión. * Conciencia de las propias debilidades y confianza en la gracia de Dios: quizás un freno a la vocación profética son nuestras propias faltas y debilidades; por eso la palabra también tiene un llamado a la confianza en la fuerza del Señor y a la conversión a partir de ella. La conversión del profeta, además de ser un imperativo, es también un signo de la aplicación del mensaje a la propia vida y de la eficacia de la gracia del Señor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Las palabras del profeta Ezequiel, escuchadas en la primera lectura de nuestra asamblea dominical, nos invitan a alabar a Dios porque está en medio de nosotros, en los vaivenes de la vida cristiana, familiar, social, laboral… él siempre está animándonos y su palabra nos respalda: “Hijo de Adán, yo te envió…” Es bueno dar gracias a Dios por aquellos hombres y mujeres, bautizados, que hablan de Dios con sus palabras y obras a los suyos. Que nuestra oración se extienda también por quienes los escuchan, para que, abiertos a la fe, valoren y vean en ellos a un Dios cercano, que habla en lo cotidiano de la vida. Que el Espíritu Santo anime en cada momento nuestro profetismo, para vivir en la santa alegría de reconocer a Jesús, el profeta del Padre, y ser, en medio de los nuestros y de los lejanos, signo de Dios. Que nuestra plegaria llegue a Dios, en quien tenemos puesta nuestra fe, esperando su misericordia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos, nos congregamos como Iglesia para celebrar el memorial de la Nueva Alianza, en la cual hemos sido salvados. Así pues, levantemos nuestros ojos al Señor, implorando su infinita misericordia, para que, nos dé la fuerza en la debilidad y la gracia en los momentos más difíciles, para salir victoriosos y fortalecidos en la lucha para implantar su reinado entre nosotros. Con estas disposiciones, y con el corazón lleno de gozo, participemos con fe y alegría de esta celebración eucarística. Monición a la Liturgia de la Palabra El Señor, a través de su Palabra, nos hace un llamado de atención como humanidad, nos llama a levantar de nuevo nuestros ojos a Él e implorar su misericordia, que es infinita e inagotable. También, nos invita a confiar en su gracia que nos basta y que obra en nosotros, y a ser “profetas” de su amor en medio de un mundo que parece olvidarse del Señor. Con el corazón lleno de gozo por saber que tenemos un Dios misericordioso, escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: La experiencia con Cristo fortalece el amor y la entrega solidaria al otro; elevemos nuestra oración para que, nuestro clamor humilde y sincero, sea escuchado por Dios Padre, supliquémosle diciendo: R. Dios de misericordia, escúchanos 1. Por el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes y diáconos, que han aceptado la misión profética, para que vivan con fidelidad y en todo momento sientan la gracia de Dios que los acompaña en su tarea misionera. 2. Por los gobernantes y los encargados de legislar en bien de las personas, para que en todo busquen el bien común y promuevan leyes justas a favor de la vida de las personas. 3. Por los que sufren en el alma y en el cuerpo, para que comprendan que en su debilidad triunfa el poder de Cristo, que los fortalece en su cuerpo y en su espíritu. 4. Por los que participamos en esta Eucaristía, para que mantengamos encendida la llama de la fe, y vivamos la vocación profética que hemos recibido en el bautismo, y estemos siempre dispuestos a seguir a Cristo que es nuestra fuerza. En un momento de silencio presentemos al Padre, nuestras intenciones personales Oración conclusiva Escucha, Padre misericordioso, las oraciones que, ilumínanos con la luz de tu Espíritu, te hemos presentado con fe. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén

Dom 27 Jun 2021

"¿quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?"

SAN PEDRO Y SAN PABLO, APÓSTOLES Junio 29 de 2021 Primera lectura: Hch 12,1-11 Salmo: Sal 34(33),2-3.4-5.6-7.8-9 (R. 5b) Segunda lectura: 2Tm 4,6-8.17-18 Evangelio: Mt 16,13-19 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Tres temas se pueden destacar hoy en la Solemnidad de san Pedro y san Pablo: • La Iglesia, obra del Señor, la Iglesia confesante, • La Iglesia martirial, • La Iglesia de la esperanza. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El texto de los Hechos de los Apóstoles nos relata que aquel momento fue de grave crisis para la comunidad cristiana. Tenían problemas con las autoridades religiosas y con las civiles. Herodes Agripa, nieto de Herodes el Grande, para agradar a los judíos, empezó a perseguir a la Iglesia y, así, había mandado decapitar a Santiago, encarceló a Pedro y todos temían lo peor. La comunidad "oraba insistentemente a Dios por él". Y, en efecto, el ángel lo liberó de un modo milagroso. El mismo Pedro no se lo acababa de creer: "Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme". La de aquella noche fue una gran experiencia para la comunidad. Lucas dice que era la semana de Pascua: en cierto modo, se repetía el acontecimiento del éxodo liberador del pueblo en Egipto y el de la resurrección de Jesús de entre los muertos. En esta ocasión era Pedro el liberado de la cárcel. En la carta a Timoteo esta vez es Pablo el que está en la cárcel, prisionero en Roma, como un malhechor, sintiéndose abandonado de todos, sin hacerse ilusiones sobre cuál va a ser el final de su prisión, la condena a muerte: "El momento de mi partida es inminente". El que se entregó a Cristo a lo largo de sus trabajos apostólicos, está casi deseando unirse a él con la ofrenda de su propia vida, imitando su sacrificio pascual. Mirando hacia atrás, puede sentirse satisfecho de la labor realizada: "He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe". Lo que no le abandona es la confianza en Dios: "Me aguarda la corona merecida: el Señor me ayudó y me dio fuerzas; el Señor seguirá librándome de todo mal". En el evangelio a la pregunta de Jesús "¿quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?", responde impetuoso, como siempre, Pedro, en nombre de los demás. Y recibe por ello no sólo la alabanza de Jesús, sino lo que podríamos llamar "la investidura" en el papel de responsable de la comunidad: le llama Pedro, Piedra (Cefas), y le encomienda las llaves del Reino. Al "tú eres el Mesías" le sigue el "tú eres Pedro". En otras ocasiones le encomendará ser el pastor de la comunidad, o pescador de hombres. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Celebramos hoy, unidos en un entrañable recuerdo, la fiesta de estos dos grandes apóstoles, Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia y testigos -cada uno desde su personalidad propia- de la fe y del amor a Cristo. Pedro era pescador, de Betsaida. Pablo, un judío de Tarso, en la actual Turquía, de la tribu de Benjamín, de formación farisea. Ambos fueron llamados por Cristo Jesús: el uno, junto al lago de Genesaret; el otro, en el camino de Damasco, donde iba para perseguir a los cristianos. Ambos respondieron con prontitud y se convirtieron o murieron juntos. Pedro fue mártir en el circo de la colina del Vaticano, en tiempos de Nerón. Pablo, poco más tarde, en la vía Ostiense, camino del mar. El primero, según una tradición muy antigua, crucificado cabeza abajo, porque no se sentía digno de morir como su Señor y Maestro. El segundo, decapitado. Cada uno de ellos tiene una basílica dedicada en el lugar de su martirio, -en el Vaticano y en la vía Ostiense-, basílicas levantadas en el siglo IV por Constantino, apenas iniciada la era de paz para la Iglesia. La fiesta de hoy nos estimula, ante todo, a aumentar nuestra conciencia de Iglesia y, en concreto, de "Iglesia apostólica". El fundamento de nuestra fe es siempre Cristo Jesús; pero él mismo quiso que Pedro y los demás apóstoles fueran los fundamentos visibles, puntos de referencia de la unidad, de la fe, de la caridad. Como ahora lo sigue siendo el Papa al frente del colegio episcopal, que preside la comunidad desde la caridad y merece nuestro respeto y nuestra aceptación, porque Cristo ha querido una comunidad eclesial apostólica, basada en el ministerio de los apóstoles y sus sucesores. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pedro y Pablo nos enseñan a superar con valentía las dificultades que podamos encontrar en nuestro camino. En nuestra vida de cristianos y de testigos de Cristo, seguro que habrá días nublados, de abatimiento y de ansia. El salmo responsorial lo podemos aplicar a tantos momentos de nuestra historia, eclesial y personal. "El ángel del Señor librará a los que temen a Dios". Como dice con gozosa confianza el salmista: "Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias". Pedro lo experimentó en la noche de la cárcel, en un momento crítico para toda la comunidad. Pablo sintió la ayuda de Dios a lo largo de sus muchas peripecias apostólicas, cuando también él sentía dudas y miedos, y tenía que saltar por encima de obstáculos que parecían insalvables. La Iglesia lo ha podido constatar a lo largo de dos mil años de existencia. Ojalá cada uno de nosotros, que seguramente sabe lo que es pasar por momentos de crisis y angustia, pueda experimentar, al recurrir a Dios, cómo nos alcanza su ayuda y su fuerza salvadora: "Y lo salva de sus angustias: me libró de todas mis ansias". II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Celebramos hoy la solemnidad de los apóstoles San Pedro y San Pablo. Ellos fueron columnas de la Iglesia y heraldos del Evangelio. Hoy recordamos especialmente también al Papa, Obispo de Roma y sucesor de San Pedro y pedimos al Señor que siga velando por su Iglesia. Monición a la Liturgia de la Palabra La liturgia de la Palabra nos muestra hoy que la fidelidad de los apóstoles Pedro y Pablo a su misión les llevó a la cárcel, a la persecución y finalmente al martirio. Ellos han recorrido el mismo camino de amor y dolor que el Señor. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Animados por la fe y por la caridad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, presentemos a Dios Padre nuestras súplicas. Respondamos a cada una diciendo: R. Aumenta, Señor, nuestra fe 1. Para que el Santo Padre, el Papa Francisco, gobierne, con la sabiduría del Espíritu y la firmeza de la fe apostólica, a la Iglesia del Dios vivo. Roguemos al Señor. 2. Para que Dios, que envió́ a Pablo a anunciar el mensaje de salvación a todos los pueblos, envíe hoy también sacerdotes que proclamen el Evangelio en nuestra diócesis y en todo el mundo. Roguemos al Señor. 3. Para que los responsables del gobierno de las naciones, como servidores de Dios, procuren siempre la justicia y el bien de los ciudadanos. Roguemos al Señor. 4. Para que los que sufren persecuciones y están encarcelados a causa de su fe obtengan su libertad por la oración perseverante de la Iglesia. Roguemos al Señor. 5. Para que quienes nos encontramos reunidos hoy aquí́ perseveremos firmemente cimentados en la doctrina apostólica y en la integridad de la fe y anunciemos a Cristo al mundo. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Señor Dios nuestro, por la intercesión de San Pedro y San Pablo, recibe las súplicas que te hemos presentado con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Vie 25 Jun 2021

La voz del Pastor | 27 de junio de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Marcos 5,21-24.35b-43

Mié 23 Jun 2021

“No temas; basta que tengas fe”

DECIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Junio 27 de 2021 Primera lectura: Sb 1,13-15;2,23-24 Salmo: Sal 30 (29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a) Segunda lectura: 2Co 8, 7.9.13-15 Evangelio: Mc 5,21-43 (forma larga) ó Mc 21-24.35b-43 (forma breve) I. Orientaciones para la Predicación Introducción En este domingo se nos ofrecen tres ideas fundamentales en el Evangelio de san Marcos: Cristo resucita a los difuntos, la muerte es transformada por Cristo y la esperanza de los cielos nuevos y de la tierra nueva. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Algunas ideas fundamentales de las lecturas de este domingo que nos ayudan en la preparación de la predicación orante son: El libro de la Sabiduría, que es un canto a la sabiduría verdadera según la mentalidad de Dios, nos ofrece hoy una página sobre la razón de ser de la muerte, uno de los interrogantes que siempre ha preocupado a la humanidad. El tema ha sido escogido hoy como primera lectura, para preparar el gran milagro de Jesús que resucita a la hija de Jairo. En la misma línea el salmista expresa su confianza en esa voluntad salvadora de Dios, a pesar de la muerte: "sacaste mi vida del abismo... cambiaste mi luto en danzas". Por eso alaba a Dios: "te ensalzaré, Señor, porque me has librado". La segunda carta a los corintios nos habla hoy de la colecta por la Iglesia de Jerusalén, que se hallaba en situación de estrechez. Pablo se dedicaba en esta época a recoger dinero para aquella comunidad, y ahora escribe a los de Corinto para decirles que pronto vendrán unos enviados suyos a recoger su aporte: en el texto de hoy les exhorta a ser generosos. Y en el evangelio de Marcos se nos narra dos milagros de Jesús, intercalados el uno en el otro, y los dos realizados a beneficio de dos mujeres. El jefe de la sinagoga, Jairo, le pide humildemente que cure a su hija. Cuando va camino de la casa de Jairo, se le acerca una mujer que sufre hemorragias incurables, y queda curada "inmediatamente" con sólo tocarle el borde de su vestido. Jesús le alaba la fe que ha mostrado. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Las dos escenas del evangelio de hoy son muy expresivas del poder salvador de Jesús sobre la enfermedad y la muerte, dos realidades muy presentes en nuestra historia y que nos preocupan notablemente. La enfermedad es la experiencia de nuestros límites, y muchas veces, además del dolor, nos hace experimentar la soledad, la impotencia, el tener que depender de los demás, perder, junto con la salud física, también las fuerzas espirituales y la ilusión. Pero sobre todo nos preocupa el enigma de la muerte, ante el que caben reacciones de desesperación o fatalismo, de rebelión o de aceptación progresiva. Ante el gran interrogante de todos los tiempos, ¿por qué la muerte?, las lecturas de hoy no nos proporcionan la solución, por mucha fe que tengamos en Cristo Jesús, pero sí nos iluminan para que sepamos aceptarla desde la fe en Dios. Es importante cómo el evangelio nos da una perspectiva más esperanzadora. Cristo ha venido a dar vida: "para que tengan vida, y la tengan en abundancia". Muestra su poder sobre la enfermedad humana, curando a la mujer, y su poder sobre la muerte resucitando a la hija de Jairo. Desde la perspectiva de Cristo, la muerte no es definitiva: "la niña está dormida". Es una muerte transitoria. En el plan de Dios la muerte no es la última palabra, sino el paso a la existencia definitiva. El mismo, Jesús, resucitará del sepulcro a una nueva vida. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Nos dice el papa Francisco: “Jesús se inclina ante el sufrimiento humano y cura el cuerpo; y el espiritual: Jesús vino a sanar el corazón del hombre, a dar la salvación y pide fe en él. En el primer episodio, ante la noticia de que la hija de Jairo había muerto, Jesús le dice al jefe de la sinagoga: “No temas; basta que tengas fe”, lo lleva con él donde estaba la niña y exclama: “Contigo hablo, niña, levántate”. Y esta se levantó y se puso a caminar. San Jerónimo comenta estas palabras, subrayando el poder salvífico de Jesús: ‘Niña, levántate por mí: no por mérito tuyo, sino por mi gracia. Por tanto, levántate por mí: el hecho de haber sido curada no depende de tus virtudes’”. El Cristo que curó a la mujer con sólo su contacto, el Cristo que tendió́ la mano a la niña y la devolvió́ a la vida, es el mismo Cristo que en su Pascua triunfó de la muerte, experimentándola en su propia carne. Es el mismo que ahora sigue, desde su existencia gloriosa, estando a nuestro lado para que tanto en los momentos de debilidad y dolor como en el trance de la muerte sepamos dar a ambas experiencias un sentido pascual, incorporándonos a él en su dolor y en su destino de victoria y vida. También nuestra Iglesia debe ser "dadora de vida" y transmisora de esperanza, cuidando a los enfermos, como ha hecho a lo largo de la historia, poniendo remedio a la incultura y defendiendo la vida contra todos los posibles ataques del hambre, de las guerras, de las escandalosas injusticias de este mundo, del terrorismo, así́ como de las perspectivas radicales del aborto o de la eutanasia o de la pena de muerte. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos todos a esta casa de oración y a la celebración de la eucaristía dominical. Esta es la fiesta de Jesús. Nos convoca a todos para hacernos partícipes de su amor y su perdón. Venimos a tocar y ser tocados por el poder sanador de Jesucristo. Celebremos con fe esta reunión de hermanos. Monición a la Liturgia de la Palabra La vida, la salud, levantar a los débiles son muestra de la generosidad de Dios. Dios es autor de la vida y se complace en ella, en la vida de sus criaturas. Escuchemos la voz de nuestro Dios y acudamos con fe a Él. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos a Dios autor de la vida y presentemos nuestras necesidades diciendo: R. Dios de la vida, atiende nuestras súplicas 1. Oremos por la Iglesia, sus pastores y sus fieles, para que todos vivamos la vida en actitud agradecida y generosa. 2. Oremos por los gobernantes de las naciones para que trabajen por la paz del mundo y no olviden a los más perseguidos y desfavorecidos de la sociedad. 3. Oremos por los ancianos, los enfermos, los que se sienten solos, los que nadie visita, para que Dios les dé su paz y consuelo. 4. Oremos por nuestra comunidad de fe, para que fijos los ojos en el autor de la vida, contribuya con la obra de creación y salvación de las vidas que nos son encomendadas en nuestros hermanos y en nuestra casa común. 5. Oremos por los difuntos de nuestras familias y de la parroquia para que, tocados por el amor poderoso de Dios, vivan en la paz y en la alegría de la vida eterna. Oración conclusiva Escucha, Padre, nuestra oración, y míranos con amor, porque somos débiles y sin ti nada podemos. Te lo pedimos de todo corazón, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén R. Amén.