Pasar al contenido principal

papa francisco

Jue 24 Ago 2017

Trasladan reliquias del padre Pedro María Ramírez Ramos

En una procesión presidida por el arzobispo de Ibagué, Monseñor Flavio Calle Zapata, cientos de feligreses, siguieron desde el cementerio central hasta el templo de San Sebastián de La Plata, Huila, el camino de traslado de las reliquias del “Mártir de Armero”, Pedro María Ramírez Ramos. La procesión del cofre que contiene las reliquias del padre Pedro María Ramírez Ramos pasó por el parque principal del municipio a las 9:30 de la mañana, donde se realizó la catequesis sobre la causa de Beatificación. Finalmente se llevó a cabo la ceremonia de entronización de las reliquias en el templo. El cuerpo del padre Pedro María Ramírez estaba en el cementerio en un mausoleo de la familia Ramírez Ramos desde el 7 de mayo de 1948, es de recordar que el martirio del padre Pedro María fue el 10 de abril de 1948. Su cuerpo pasó por Armero, Ibagué, El Espinal, Neiva, Rivera, Garzón y los municipios de El Pital, El Agrado, hasta llegar finalmente a La Plata, departamento del Huila. Al respecto el Padre Jorge Bustamante, director de doctrina y animación bíblica de la Conferencia Episcopal de Colombia, explicó de forma heroica el momento de la muerte de este mártir en su biografía: “El sábado 10 de abril de 1948, hacia las 4:40 p.m. en la esquina de la plaza de Armero germinaba la palma victoriosa del Martirio; el suelo se tiñó de rojo con la sangre del mártir, que en su grito agónico como últimas palabras, y no habiendo pronunciado ninguna maldición, dijo: ‘¡Padre, perdónalos!, ¡Todo por Cristo!’ ¨” Descargar editorial De esta manera la comunidad de la zona se viene preparando para la Beatificación del padre Pedro María Ramírez Ramos, en ceremonia que será presidida por el Papa Francisco el próximo 8 de septiembre en Villavicencio y donde también se beatificará al obispo de Arauca, monseñor Jesús Emilio Jaramillo. Reliquias es el nombre que se da a los restos sagrados de un difunto en proceso de Canonización. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar biografía[/icon] Fotos y audio: Cortesía of. comunicaciones diócesis de Garzón Homilía: Monseñor Flavio Calle Zapata, arzobispo de Ibagué Catequesis: Mons. Fabio Duque Jaramillo, obispo de Garzón

Jue 24 Ago 2017

¿Quién fue el Mártir de Armero?

Por: P. Jorge Enrique Bustamante Mora - Los datos aquí compartidos del futuro beato colombiano, Mártir de Armero, están tomados de los diversos folletos escritos sobre él y especialmente la biografía escrita por el Padre jesuita, Daniel Restrepo, y que lleva por título El Mártir de Armero, la vida y el sacrificio del padre Pedro María Ramírez Ramos, que tiene el valor de haber sido escrita a tan solo 4 años de los hechos gloriosos de su martirio y después de una rica y profunda investigación. Nuestro personaje, nació en el hogar de don Ramón Ramírez y doña Isabel Ramos, el 23 de octubre de 1899, en el municipio de la Plata Huila, a las afueras del pueblo en una hacienda llamada “Zapatero”; cuando sus padres hacia poco habían celebrado su quinto aniversario de casados (2 de Junio de 1894); es el cuarto hijo de siete: Susana, Julia, Luis Antonio, Nuestro beato, Eliécer, Pablo Emilio y Leonardo. Susana, la primera, murió de meses de nacida, por lo cual algunos autores hablan de seis hijos. El beato cuenta con otros numerosos hermanos nacidos en el primer matrimonio de su padre con doña Candelaria García. Fue bautizado con el nombre de PEDRO MARÍA, al otro día de su nacimiento, el 24 de octubre. Quedó huérfano de padre a los diez años, 3 de noviembre de 1909. Su madre celebró su pascua el 19 de febrero de 1943, un poco más de 5 años antes de la palma gloriosa de Pedro María; al dejarla en la tumba, expresó: “Pronto vendré a acompañarte madre mía”; palabras que encontraron un cierto cumplimiento, pues efectivamente fue sepultado en la tumba de al lado el 7 de mayo de 1948, casi al mes de haber vivido el martirio. Veamos algunos datos de nuestro mártir, la vida a grandes saltos entre el bautismo y su pascua. Nació en un hogar y familia de profunda vivencia de la fe católica, que contó con la bendición de dos hijos llamados a la gracia del sacerdocio, Pedro María y el menor, Leonardo, “el mártir y el jesuita”. A la fecha de su llamada a la Casa del Padre contaba con varios sobrinos en formación sacerdotal, algunos en la compañía de Jesús, jesuitas, y uno con los salesianos. De los cuales, tres hijos de su hermano Pablo Emilio. Sus estudios elementales los realizó en la escuela pública de La Plata; a los doce años entró al Seminario Menor de la Mesa de Elías (hoy Elías), donde realizó sus estudios de secundaria junto con su hermano Luis Antonio; ingresó, luego, al Seminario Mayor de Garzón el 4 de octubre de 1915, que a ese tiempo funcionaba con el calendario “tipo europeo” iniciando octubre y finalizando en julio, adelantó aquí estudios de filosofía y teología retirándose por voluntad propia en 1920, con la intención clara de discernir mejor su llamada y respuesta a la vocación sacerdotal, al respecto, su director espiritual el padre Víctor Félix Silva anota: “se retiró para probar bien su vocación por todos los medios posibles”. De 1920 a 1928, cuando retomó sus estudios eclesiásticos, vivió la experiencia del trabajo. Al inicio de este tiempo, por menos de dos años fue secretario y director del coro parroquial en Anolaima Cundinamarca, donde era párroco el padre Pedro María Rodríguez Andrade, huilense y quien después será el segundo obispo de Ibagué, bajo cuyo episcopado vivió su vida sacerdotal nuestro mártir. Luego se dedicó al magisterio: desde 1922 se desempeñó como profesor de “secundaria” en el colegio donde había estudiado, Seminario Menor de La Mesa de Elías; más tarde fue nombrado Director de la Escuela Urbana de San Mateo –hoy Rivera; luego con el mismo cargo pasó a la Escuela Urbana de Colombia – Huila; de este último lugar fue trasladado como Director de la Escuela de Alpujarra – Tolima, aquí combinó fructíferamente su responsabilidad con la colaboración en la vida parroquial; allí lo encontró su “amigo y anterior superior”, en esta ocasión ya obispo, Mons. Pedro María Rodríguez Andrade, quien lo invitó a continuar sus estudios para responder al llamado sacerdotal. Retomó su preparación al sacerdocio en 1928, ingresando al Seminario Mayor María Inmaculada, en la ciudad de Ibagué, al habitar en este magnífico lugar expresaba con efusividad: “Vengo a entregarme totalmente a Dios”. Fue ordenado sacerdote el 21 de junio de 1931. Ejerció su sacerdocio en cuatro parroquias de la diócesis de Ibagué Tolima: durante tres años, Vicario cooperador en Chaparral (1931-1934); párroco de Cunday por 9 años (1934-1943); después de estas dos parroquias en el sur del Tolima lo esperan dos en las tierras del norte: Párroco de El Fresno en un espacio de tres años (1943-1946); y finalmente casi dos años, párroco de Armero (1946-1948) donde lo alcanzó el amor definitivo de Dios. El sábado 10 de abril de 1948, hacia las 4:40 p.m. en la esquina de la plaza de Armero germinaba la palma victoriosa del Martirio; el suelo se tiñó de rojo con la sangre del mártir, que en su grito agónico como últimas palabras, y no habiendo pronunciado ninguna maldición, dijo: “¡Padre, perdónalos!, ¡Todo por Cristo!”

Jue 24 Ago 2017

Parque Bicentenario será epicentro de la Vigilia a la espera del Papa

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y el Comité Teológico Pastoral de la Visita Apostólica, invita a todos los fieles a participar de la vigilia de oración por la llegada del Papa Francisco a Colombia. La Vigilia será en el parque Bicentenario el 5 de septiembre de 5 a 8 pm. El parque está ubicado en la Calle 26 #6A-79 (Bogotá). “Queremos invitar a todos los fieles de Bogotá a participar de la Vigilia con el corazón y el espíritu lleno de esperanza y fe a la espera del Vicario de Cristo”, afirmó el padre Juan Álvaro Zapata, miembro del Comité Teológico Pastoral de la Visita Apostólica. Todos los colombianos están invitados a participar de la Vigilia y esperar al Papa con fe y esperanza.

Mié 23 Ago 2017

Vivir la alegría del amor familiar, el primer paso para la reconciliación

A menos de dos semanas y media de la llegada del Papa Francisco a Colombia, académicos, religiosos y ciudadanos del común se reunieron este 19 de agosto en el Simposio Nacional “La alegría del amor familiar reconcilia”, organizado por la Universitaria Agustiniana y la Conferencia Episcopal de Colombia, evento que contó con la participación de más de 2.500 personas. La necesidad de proteger a la institución familiar, de promover el amor, el encuentro y la fraternidad, así como educar sobre la belleza del matrimonio, fueron algunos de los temas abordados por expertos nacionales e internacionales, a partir del estudio y análisis de Amoris Laetitia («La alegría del amor» en latín), exhortación apostólica postsinodal del Papa Francisco sobre el amor en la familia. En palabras de los expertos, si el matrimonio y la familia renuevan el sentido de compromiso y unidad, se daría el primer paso para alcanzar la reconciliación personal, con el prójimo y con Dios. Además, sería el camino más seguro para construir el país que todos deseamos. De esta forma Colombia se sigue preparando para la visita apostólica del Papa Francisco a Colombia.

Mié 23 Ago 2017

Iglesia invita a realizar novena de preparación por la llegada del Papa

Con el fin de preparar los corazones y los espíritus de los colombianos, la Conferencia Episcopal de Colombia y el Comité Teológico Pastoral de la Visita Apostólica, invitan a todos los fieles a realizar desde el 28 de agosto la Novena de preparación a la llegada del Papa Francisco. El Padre Juan Álvaro Zapata, miembro del comité pastoral, explicó que la novena aborda diferentes valores y virtudes cristianas que los colombianos necesitamos fortalecer, por ello, recomendó realizarla en el ámbito familiar. Como su nombre lo indica, la novena, debe realizarse nueve días antes de la llegada del Papa a Colombia, es decir; se debe iniciar el día 28 de agosto hasta el 5 de septiembre. Todos los colombianos están invitados a participar de la novena, hacerla en familia y así prepararse para recibir al Santo Padre. DESCARGA FOLLETO IBOOKLET

Mar 22 Ago 2017

Nueva ocasión para impulsar la evangelización

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Dentro de pocos días tendremos con nosotros al Papa Francisco. Es Pedro quien viene a confirmarnos en la fe, a reforzar la unidad y a invitarnos a lanzar las redes. La Visita Apostólica del Santo Padre no es un espectáculo sino un acontecimiento de salvación, que debe hacernos sentir la alegría del Evangelio y la fuerza del Espíritu para anunciar lo que Dios va haciendo entre nosotros. Por tanto, debemos conducir todo para que sea una nueva oportunidad de comprometernos a vivir como auténticos discípulos de Cristo y como mensajeros de la vida en plenitud que él nos trajo. No podemos negar que en los últimos años ha crecido la descristianización de las personas y de la sociedad. La Iglesia viene constatando la necesidad acuciante de una nueva forma de realizar la misión. Desde el Concilio Vaticano II, pasando por el magisterio de los últimos Papas, hasta llegar a la reflexión pastoral que se ha hecho en América Latina, todo apunta a la urgencia de una nueva evangelización en la que nos jugamos la vitalidad y el futuro de la Iglesia. En ese sentido hablan Evangelii Nuntiandi de Pablo VI, Redemptoris Missio de Juan Pablo II, Evangelii Gaudium de Francisco. Aparecida nos puso en estado de misión. Pero una cosa son los grandes documentos y los proyectos que se hacen desde arriba y otra muy distinta lo que se vive a nivel de personas y parroquias, donde no siempre logran concretarse nuevos modos de vivir y anunciar el Evangelio. Hay una serie de factores que impiden un cambio radical de mentalidad y de acción pastoral para lograr lo esencial: volvernos discípulos misioneros de Jesús y transformar desde adentro los criterios y la vida de la humanidad. Sin pretender hacer una lista completa, quiero señalar algunos elementos concretos que nos pueden ayudar a dar pasos en una evangelización nueva y eficaz. 1. Es necesario comenzar siempre por el primer anuncio. Sin él la catequesis no tiene sentido y no se acepta. El kerigma que toca el corazón es indispensable para abrirse a la fe y a la conversión y para iniciar consciente y responsablemente un camino de formación en la fe. 2. Hay que asumir ya nuevas formas de vivir y expresar la fe. La pastoral de conservación es para una sociedad cristiana; por lógica, no sirve para una sociedad descristianizada. Podemos estar desperdiciando el tiempo y las fuerzas en una estructura inoperante. 3. Urge aprender a formar e integrar nuevos evangelizadores. Hay buena voluntad, pero nos vamos quedando los mismos que, agotados por el trabajo y repitiendo lo mismo, no podemos lograr algo distinto. Mientras tanto, la comunidad se debilita. 4. Es muy importante construir y propagar buenos modelos. Si vivimos radicalmente el Evangelio, si damos liderazgo a los laicos y si respondemos a las necesidades de hoy, surgen experiencias de vida cristiana que por sí mismas crecen y se multiplican. 5. Es bueno suscitar un deseo de lo nuevo. Cuando se impone el miedo a lo desconocido y la sospecha frente a lo que no sea “lo de siempre”, no damos el primer paso hacia un nuevo planteamiento en la forma de vivir para Dios y para los demás, siguiendo a Cristo. 6. Es definitivo abrirnos al Espíritu Santo. El Espíritu es quien nos conduce en una relación filial con Dios, nos da testimonio de Jesús, crea comunidad y le da poder a toda nuestra acción evangelizadora. Si le obedecemos, él pone en nosotros vida, unidad, sabiduría y fortaleza apostólica. Los tiempos de cambio cultural y social son los mejores para hacer vida el Evangelio, porque en el Evangelio se ofrece la respuesta a todo lo que no sabemos y necesitamos. La Visita del Papa es una ocasión para reencontrar y asumir la importancia de la nueva evangelización como misión propia y urgente de la Iglesia en el momento que vivimos. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Lun 21 Ago 2017

Esperemos al Papa orando por la Dignidad Humana

Durante su última jornada en Colombia, el Papa Franicisco compartirá algunas reflexiones en torno a la Dignidad Humana. Por ello, el Comité Teológico Pastoral de la Visita pone a disposición de todos la lectio: "A la defensa de la dignidad humana en igualdad y equidad". Esta lectio está centrada en el relato del evangelio de san Lucas 19, 1-10, donde desde la figura de Zaqueo se quiere hacer un llamado, para que en el marco de la visita del papa Francisco a Colombia, trabajemos denodadamente por la dignidad de la persona y los derechos humanos; más aún, en un país donde de muchas formas se han vulnerado estos derechos y se ha degradado la dignidad de la persona con justificaciones de todo tipo. DESCARGA: FOLLETO I BOOKLET Cada vida humana es un don de Dios que debe ser respetada y valorada integralmente, por ello, este tiempo es la oportunidad para ir a buscar a los descartados de la sociedad y devolverles la dignidad que le hemos quitado a causa de una mentalidad de producción o de resultado. Por lo tanto, será el mismo Santo Padre, quien en la ciudad de Cartagena, nos recordará esta tarea que tenemos todos los colombianos si queremos ser verdaderos testigos del Evangelio y artesanos de la paz.

Vie 18 Ago 2017

Mantener vivo el recuerdo

Por: Mons. Juan Carlos Ramírez Rojas - El próximo 8 de septiembre, en la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen, el Papa Francisco, en su visita apostólica a la ciudad de Villavicencio, beatificará al Excelentísimo Monseñor, Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, quien fue asesinado en el territorio de su diócesis, Arauca, el 2 de octubre de 1989; y al Sacerdote diocesano, Pedro María Ramírez Ramos, asesinado el 10 de abril de 1948, en el municipio de Armero Tolima. La historia registra las múltiples causas sistémicas que han desencadenado el conflicto y posibilitado su persistencia en Colombia. Causas estructurales: Políticas, socioeconómicas, institucionales, sicológicas, culturales y raciales que rodearon el ministerio pastoral y profético de los nuevos Beatos y que ellos asumieron e iluminaron con su propia vida, encarnando el Martirio como supremo testimonio del amor. San Juan Pablo II, en la Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente (37), nos enseña que “no hay que olvidar el testimonio de los mártires…los mártires pertenecen a la Iglesia. Son su parte mejor porque de la manera más coherente, manifiestan el amor que se entrega sin pedir nada a cambio”. En consecuencia, es incompleta y algunas veces mal intencionada la lectura sociologista que algunos hacen del servicio pastoral de los nuevos beatos. ¿Por qué los beatifica la Iglesia? 1.- Porque en el martirio estos dos Levitas dieron testimonio de fe en Jesucristo, único Salvador. En los siglos XX-XXI la mayoría de los mártires han muerto no solo a causa de la profesión de la fe, como en los primeros siglos de la Iglesia, sino también resignados a aceptar la confrontación con las ideologías y los sistemas políticos del tiempo que les correspondió vivir y asumieron la oblatividad de su propia vida con plena libertad cuando al reclamar por la paz, por el respeto a la persona humana y el derecho a la vida eran conscientes que sufrirían la muerte por amor a los pobres y oprimidos. 2.- Porque la Iglesia con el acto administrativo y litúrgico, declarando Beatos al mártir de Arauca y al mártir de Armero, “garantiza que no ha sido una muerte más, dentro de la absurda violencia que padecemos, sino una muerte especialmente configurada con la de Cristo”. 3.- Porque en “el martirio, en el que el discípulo se asemeja al Maestro, que aceptó libremente la muerte por la salvación del mundo, y se conforma a Él en la efusión de su sangre, es estimado por la Iglesia como un don eximio y la suprema prueba de amor” (LG 42). 4.- Porque los Sacerdotes mártires de Arauca y de Armero, nos dan testimonio de haber tomado seriamente en consideración la vocación cristiana y sacerdotal, en la cual el martirio es una posibilidad anunciada ya por la Revelación, y sabían que no podían excluir esta perspectiva en su propio horizonte existencial, “fuerte como la muerte es el amor” afirmaba san Agustín al comentar el salmo 47; es decir, así como la muerte es violenta para cortar la existencia, el amor es violentísimo para salvarla. 5.- Porque como enseña el doctor angélico “la causa del martirio es la verdad de la fe”, y la verdad de la fe no implica solamente el acto interno de creer, sino también la profesión externa y esta, no acontece solo con la palabra sino también por medio de las acciones con las cuales se da testimonio de la fe (St 2,18). La vida y la obra de los nuevos Beatos suscitó contradicción y persecución y su martirio es expresión de una vida donada por la verdad de la fe con la efusión de la sangre. 6.- Porque los mártires se caracterizan por tener una fuerte dimensión cristológica. Ellos, a ejemplo de Cristo son testigos de la verdad. El amor a sus comunidades los aferró a la defensa testimonial de la verdad (Jn 18,37) y conservar la fe significa permanecer en el Señor y en la verdad del evangelio. La sangre de los mártires grita al cielo no solo por la injusticia que han sufrido, sino también porque contradice al materialismo y a la falta de testimonio. 7.- Porque en la vida de los nuevos Beatos se armoniza la contemplación y la acción apostólica: Supieron integrar maravillosamente la vida espiritual y el fervor misionero, la vida contemplativa y la vida activa. Su vida puede calificarse de martirial, en el sentido de que “su glorioso martirio no hizo más que sellar con sangre su preciosa vida”. Por estas y muchas razones más, el Papa Francisco nos regala en la Beatificación de Monseñor, Jesús Emilio Jaramillo Monsalve y del P. Pedro María Ramírez Ramos, una sublime bendición al pueblo colombiano y nos exhorta a contemplar en ellos, “la voz del testigo que da la vida por lo que ama y por lo que cree…tomar en serio el Evangelio”. Debemos mantener vivo su recuerdo. Mons. Juan Carlos Ramírez Rojas Ecónomo-Director financiero Conferencia Episcopal de Colombia